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Fallido amor
Noches en vela, días perdidos, porque
hoy tú no estás aquí
conmigo.
Horas amargas, minutos errantes, porque
las cosas jamás serán
como antes.
Y, de qué vale el futuro si no estás a mi lado;
fallido
amor, te pido perdón... por culpa de celos y una
traición, herí
tu corazón que sin guardar rencor de mí se ha
olvidado.
Humanidad deshumanizada
La humanidad ha dejado de sentir porque se deshumaniza… Más vale la vida de un perro, que
camina por las lujosas
calles del primer mundo, que la felicidad de un niño del tercero. Ellos, los que clasifican, no se dan
cuenta que no hay primer mundo ni tercero. Solo riqueza y pobreza en un mismo punto azul
perplejo. Pies y cabeza de un mismo cuerpo,
que ha de sentir lo que sufre cualquiera de sus extremos o ¡acaso hay otro lugar donde podamos
escapar y esconder nuestras miserias! De poco sirve dividir el mundo
en primeros y terceros cuando sólo hay uno, llamado Tierra, que sufre todo el mal que le hacemos.
La suerte
La suerte no existe, ocurre el azar. Y, aquella que consideras
buena o mala, tarde o temprano, te ha de alcanzar. Pero, nunca lo
olvides, nada es casual...
Las mentes preparadas mejor suerte tendrán.
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Aquella que amé y aún amo
Fuiste mi gran amor, ese que nunca se olvida;
rosa perfumada de jardín, aquella a la que entregué
mi vida.
Fuiste mi gran ilusión, que se hizo real cada día;
sueño placentero al dormir y al despertar
mejor todavía.
Fuiste aquella que amé y aún amo. Porque
amores como el nuestro no abundan, porque
amores como este son raros.
Lágrimas
Y, al ver las lágrimas que se resbalaban hasta alcanzar su mejilla rosada, supo enseguida que era al
él y a nadie más a quien ella amaba.
Haiku "Su piel"
Miradas,
pensamientos y un deseo
su piel.
La perfección no es imposible
La perfección no es imposible, la podemos
alcanzar; apreciarla un instante y en la memoria preservar.
Ese breve momento, que nos dio felicidad, fue un
intervalo perfecto que jamás se olvidará.
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El garabato
Garabato ilegible en pedazo de papel
que revive mis recuerdos y me transporta
a la niñez.
Para un niño todo un mundo, un adulto
nada ve...es la visión de la inocencia
que perdemos al crecer.
Bien lo remembró Saint-Exupèry, en su
obra: El Principito. Hay cosas que sin
dudas se ven distintas si eres crío.
Hoy miro el garabato, ese embrollo sin sentido…
quizás fue mi primer poema, no lo sé
pues ya he crecido.
Dedicado a Sherlyn Adele, quien con su inocencia y trazado, que apreciamos en la imagen, inspiró este escrito.
Sólo espero que esta imagen y letras digitalizadas perduren lo suficiente, hasta que seas un poco mayor y
puedas entenderlas. Con todo el amor del mundo, tu papi. 06/08/2015.
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Momentos
Un momento mágico:
la primera mirada.
Un momento inolvidable:
el primer beso.
Un momento indescriptible:
juntos en el altar.
Un momento de pasión:
aquella luna que pasamos juntos, donde fuiste
por primera vez mía y yo fui tuyo.
Serenar la soledad
Quiero disfrutar de su mirada, de esa paz
que ella me da. Estar a su lado cada mañana,
ser su amante al despertar.
En las buenas y en las malas a esa musa
acompañar; deseo intenso que siente el alma
de serenar la soledad.
¡Ay de aquél que anda solo!, sin un querer
que pueda amar, ¡ay de aquél que sólo abraza la soledad y nada más!
Como lobo solitario
La memoria no me conforta, y pensar que la tuve entre mis brazos…
Como lobo solitario que aúlla a la Luna,
así lloro, pero en silencio, el recuerdo de un amor.
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Amor de marinero
Marinero que navega en barquito de papel,
remembrando fantasías va surcando por
su piel.
De su boca sale el soplo, que le empuja
a sotavento; eso a él poco le importa pues
en su barco va dispuesto.
A ella, para nada le interesa un veterano capitán;
él en ese puerto ha decidido atracar.
Navegando bajo luna, ha llegado hasta su playa. Ella,
sin saberlo, está siendo conquistada.
La mañana es testigo del esfuerzo compensado;
el astuto marinero en nuevo puerto ha atracado.
Tan sólo una mirada
Y, después de perder su amor, comprendí lo mucho que la amaba…
Como perro vagabundo que se conforma con migajas,
así me conformaría yo si tuviera de ella tan sólo una mirada.
Dos gotas de agua
Dos gotas de agua cayeron al mar;
una tarde sin lluvia, serena y fugaz.
Dos gotas radiantes, cual fino cristal,
llegaron al mundo para hacerlo brillar.
Esas gotas gemelas, prendas de zar;
son: gemas, diamantes, tesoros sin par.
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La felicidad no tiene precio
Una vez alguien me dijo:
Que de poesía no viviría, que
hambre pasaría, que dejara de escribir.
Que era una pérdida de tiempo, que cultivara
otro talento, algo que pudiera servir.
Y, después de escucharle atentamente,
amablemente respondí:
No vivo sólo de comida, necesito poesía
para poder vivir. No pasé hambre ni penurias; escribo
porque me gusta, porque así yo soy feliz.
La felicidad no tiene precio, es el más grande tesoro
que alguien puede conseguir.
Quiero probar
En tus ojos pude ver todo el amor que existe en ti;
el deseo de tu cuerpo que grita: quiero salir.
Quiero probar el dulce de tus besos, explorar todo tu cuerpo;
belleza de mujer.
Quiero sentir tu piel junto a la mía, calmando este deseo
que no conoce fin.
Y
aferrarme a tu almohada, abrazar toda tu esencia; dibujar
en tu silueta paisajes con mi piel.
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Mi pluma
Mi pluma no tiene la trascendencia de la de
Neruda o la de Machado, pero escribe versos
tal cual enamorado.
Mi pluma no aspira a su prosa hacer sentir,
sólo expresar lo que el corazón le dicta decir.
Mi pluma no busca fama ni gloria, pues le basta
que su letra quede impregnada en la memoria de la
musa que le inspira escribir.
Sueño de paz
Anoche soñé con paloma blanca;
anoche soñé con libertad;
anoche sentí que las personas se amaban y
que el mundo, ¡al fin!, respiraba paz.
Juventud eterna
Juventud de mis ensueños que no quiero ver
pasar; una eterna primavera quisiera
disfrutar.
Aire fresco de montaña una y mil veces respirar;
el colorido de las flores eternamente
contemplar.
Y el canto del jilguero, que alegra mi estar,
me recuerda los amores que he querido
conquistar.
Pero, el otoño llega y pienso que
mi anhelo no es real. La juventud es un tesoro, muy
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efímero y fugaz; y aunque mi alma no lo sienta
lo senil ha de llegar.
Viajeros somos
Bifurcaciones encontramos a cada paso
en el camino; decisiones y tropiezos que forjan el destino.
El destino no está escrito, se hace al caminar; quien aprende de sus errores a buen puerto ha de
llegar.
Caminante ve y camina, no tengas miedo de andar; viajeros somos en esta vida que se hace al
caminar.
Guerra sin sentido
Qué pasó, qué sucedió… cuándo murió nuestra pasión.
Nos odiamos sin razón, hicimos la guerra en vez del amor.
Si yo te quise y tú me amabas, por qué nuestra alcoba es
un campo de batalla; palabras hirientes, como mortales granadas,
cayeron y destruyeron lo poco que quedaba.
Nuestros hijos sufren la devastación causada; en acorazados bunkeres
se refugian de nuestras potentes armas… mientras, tú y yo, los culpables, continuamos esta guerra
sin sentido que aún no acaba.
Habrá alguien
Mientras los amantes se besen y declaren su amor ante una luna llena;
mientras las estrellas brillen e iluminen las laderas; mientras los pájaros trinen
en las mañanas de primavera; habrá alguien en el mundo
que escribirá poemas.
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Dejé mi huella
Dejé mi huella en la arena y pronto se
desvaneció; la plasmé sobre la arcilla y algún tiempo perduró… pero, en tu corazón, donde
finalmente se adhirió, permaneció toda la vida muy juntita con mi amor.
Huellas de amor
Sacrificaste todo por tenerme, incluso tu belleza.
Cicatrices permanentes quedan de aquel día de nobleza.
El mundo ve horror en tus huellas, no se dan cuenta que
son: cicatrices de guerrera. De una mujer que ama y
se entrega de la forma más sincera.
Tus cicatrices no son horrores, son evidencias muy certeras…
Amor de madre hay uno solo y en tu vientre está la prueba.
El cazador y el rey león
Caminando por la selva se encontraba un cazador,
que al llegar a una ladera gran sorpresa se llevó.
Allí, en el declive había un majestuoso rey león…
que al sentirse amenazado un gran rugido le brindó.
El cazador, algo asustado, su gran rifle empuñó…
y al mirar por la mirilla una lágrima observó.
Aunque era fiero y bravo, sintió miedo el gran león…
El cazador que lo advirtió no le disparó, colocó el rifle
en su espalda y tranquilo se alejó.
Por su notable altruismo fue premiado el cazador. En
cabaña había dejado una enferma y frágil flor; al llegar
a la chozuela, un milagro resultó al encontrar la flor frondosa
y radiante como el Sol.
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El 100
El primero de tres cifras que para
un niño es inmenso, ese número sin dudas
es un número pequeño.
Cuando aprendemos a contar es un logro
llegar a él; tiene un uno sin ser uno, también
ceros como ven.
Ese número grandioso, el cuadrado es
de diez; un compuesto majestuoso
que nos gusta llamar cien.
Polvo estelar
De materia inerte se forjó la vida
que hace palpitar cada corazón.
De una flamante estrella en agonía, de sus
cenizas, brotó tal formación.
Caos y orden, muerte para dar vida. Del polvo estelar
vinimos para polvo estelar volver a ser.
Esta noche
Esta noche de frío te daré calor,
abrazos, ternuras, caricias de amor.
Esta noche estrellada, miraremos
el firmamento y sellaremos
un pacto al juntar nuestros cuerpos.
Esta noche de amantes estaré junto a
ti; para custodiar tu cuerpo,
para hacerte feliz.
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Luna de queso
Una noche un ratón miraba hacia el cielo, y más allá de
las nubes figuró un gran queso.
La Luna en lo alto resplandecía, mientras el ratón ilusionado
sólo un queso veía.
- Qué animal tan tonto, ese ratón; con un enorme
queso la Luna confundió. - Fueron las palabras de otro roedor.
Con entusiasmo el ratón emprendió la aventura, y sin nada más,
persiguió la gran Luna.
Anduvo y anduvo, estaba cansado. Pero, por su esfuerzo fue recompensado.
Al final el ratón no alcanzó la Luna, pero su aspiración le quitó gran
hambruna. En una quesería término el ratón y allí muchos
años alegre vivió.
Sueños
Sueños fallidos de ilusiones rotas,
porque jamás conseguí poder besar tu boca.
Sueños frustrados de sensaciones muertas,
porque jamás conseguí poder abrir tu puerta.
Sueños truncados de amores pendientes,
porque en mi soledad jamás pude tenerte.
Sueños infelices de noches frías,
porque tu alma jamás estuvo con la mía.
Sueños desvalidos que se desvanecieron;
porque, al final, sólo eso fueron:
deseos de amores que jamás existieron.
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Hombres de ciencias
Mentes inquietas buscan respuestas, tratan de comprender todo;
ansias y agonías, todo por saber: ¿quiénes somos? o ¿de dónde venimos?...
¿Quién podrá responder?
Aciaga es la ignorancia que, por más que intenta, no alcanza el conocimiento
infinito.
¡Oh, mortales que tratan de comprender lo incomprensible!
con sus pretensiones de saber se olvidan de ser felices…
Y al final, descubrieron en las palabras un remanso que brindó quietud
a sus sentidos; pues no todo en la vida consiste en preguntar...
Hombres de ciencias, ¡quién diría que en las letras
encontrarían paz!
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José Acevedo Jiménez, nació en la ciudad de La Vega, Rep. Dominicana, veinticuatro años
después de la muerte del poeta alemán Hans Carossa. Es el mayor de los hijos del Sr. José Acevedo
y la Sra. Mercedes María Jiménez. Sus progenitores ejercieron la docencia por más de 15 años. Su
madre, fue la primera profesora graduada, en ciencias matemáticas, del pueblo donde Acevedo
Jiménez dio sus primeros pasos, El Santo Cerro. En dicho lugar inició sus estudios primarios en el
colegio oficial Nuestras Sra. de las Mercedes hasta cursar el cuarto año. A los 8 años de edad se
muda junto a sus padres a la ciudad de Santiago de los Caballeros. Después de permanecer un año
en aquella ciudad, retorna al Santo Cerro; allí vive, durante tres años, en casa de sus abuelos
maternos. Luego regresa a Santiago, ciudad donde se radica de forma permanente. En 1994 cursa
sus estudios secundarios en el liceo Ulises Francisco Espaillat (UFE) y cinco años más tarde ingresa
a la Universidad Tecnológica de Santiago (UTESA) donde obtiene el título de ingeniero en
electrónica. En el 2010, Acevedo Jiménez contrae nupcias con la Sra. Danilka Hernández. Fruto de
esta unión nacieron sus hijas: Shirley Idhalina y Sherlyn Adele. En su adolescencia el joven
Acevedo Jiménez se interesó por la escritura, desde entonces ha mantenido viva su pasión que
combina con su afición por los números, de ahí que gran parte de sus poemas y escritos tratan
sobre temas relacionados con las matemáticas. Entre sus escritos se encuentran: El marfil, Juicio
al números cero, Yugo de bueyes, La pared azul cielo, Regalo de navidad: una larga espera, Mi
maestra y la genial idea de Babbage, Mi maestra y el polaco que destronó la Tierra, Esmeralda en el
jardín de la fantasía, entre muchos otros.