Para ser maestro en la época descrita se requería demostrar pureza de sangre, provenir de buena familia, tener una vida ejemplar, habilidades y conocimientos, y estabilidad económica. Los maestros tenían privilegios como portar armas y tener esclavos, y su trabajo consistía en proveer materiales para la escritura de los alumnos y escoger una pluma para cada uno. Las clases se impartían en lugares pequeños y usaban las paredes para que los estudiantes practicaran la escritura.