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© Contraloría General de la República - 2013
C o n t r a l o r í a G e n e r a l d e l a R e p ú b l i c a • E d i c i ó n 3 4 0 • N o v i e m b r e - D i c i e m b r e 2 0 1 3 • I S S N 0 1 2 0 4 9 9 8
Territorios de diferencia: la ontología política de los
“derechos al territorio”	9
Arturo Escobar
Guerra del gran capital contra la naturaleza y la humanidad	 21
Hugo Blanco
Mucha gente, poca tierra
-Sobre el paradigma Chino en la crisis global-	 29
Rafael Poch-de-Feliu
Fallas de redistribucción y exclusión del campesinado
impiden mayor participación y decisión	 36	
Edilia Mendoza
Estado del arte sobre los enfoques recientes
en torno al desarrollo rural	 41
Carlos Salgado Araméndez
Leyes que privatizan el uso de las semillas
y criminalizan las semillas criollas	 56
Grupo Semillas
Situación de crisis humanitaria de los pueblos
indígenas en Colombia	63
Luis Carlos Pichón Gómez
Martha Natividad Romero Julio
Juan Pablo Sandoval Castaño
Francis Vargas Díaz
Esther Emilse Perdomo Vargas
Finca San Rafael: más que una problemática
inter-étnica en el norte del Cauca	 73
Mónica C. Valderrama González
Indemnización a víctimas, sostenibilidad
fiscal y política macroeconómica	 78
Néstor Rubiano Páez
Editorial
La política rural y el camino hacia la paz	 5
Contenido
Riesgos, retos
y perspectivas
Política rural:
Ley de víctimas
y restitución
de tierras
Contenido(viene de la página anterior)
Temas
de coyuntura
Reparación colectiva, postconflicto y democracia:
el gran reto de la Ley de Víctimas y Restitución de tierras	 93	
Francis Vargas Díaz
Juan Pablo Sandoval
Auditorías a las políticas públicas: del reto a la realidad	 105
Sonia Gaviria Santacruz
El proceso de Restitución de Tierras desde dos estudios de caso	 115
Henry Duarte Serrano
Mauricio Alejandro Díaz Uribe
Formación, generación de empleo, de ingresos y estabilización
socio económica: Un marco de política por construir 	 123
Gisela Colegial Gutierrez
Fernando Feijoo Rivera
Mercedes Ortiz Cañon
Prevención de violaciones de derechos
humanos e infracciones al DIH.
Una política necesaria en construcción 	 135
Liliana Rodríguez Sánchez
Mercedes Ortiz Cañón
Educación: un reto de la articulación Nación-territorio
para la atención de las víctimas	 147
Martha Lucia Mesa Rodríguez
Mercedes Ortiz Cañón
Los bienes baldíos y el daño patrimonial al Estado 	 163
Fernando Vargas Valencia
Wilson René González Cortés
Elementos del decreto 2193 sobre paraísos fiscales	 182
Jorge Enrique Espitia Z.
E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 5
Editorial
Desde hace poco más de tres años, la Contraloría General de la Repú-
blica ha dedicado esfuerzos para construir con y para el ciudadano una
estrategia innovadora de seguimiento a las políticas públicas, como parte
de su gestión misional. Ese esfuerzo se materializó en dos líneas de ac-
ción: la visión del sector agropecuario y el examen de la realidad de las
víctimas del conflicto armado, frente a la implementación de la Ley 1448
de 2011, conocida como “Ley de Víctimas y Restitución de Tierras”, que
constituyen los temas centrales de la presente edición de la revista Econo-
mía Colombiana. Por eso, su contenido entraña un verdadero ejercicio de
participación efectiva y está orientado por el compromiso de acercamiento
a la ciudadanía desde la gestión de lo público.
En el caso del sector agropecuario, el análisis de las políticas secto-
riales y subsectoriales en desarrollo del control fiscal macro, así como los
resultados del ejercicio auditor adelantado en cumplimiento del control
fiscal micro, y el seguimiento en tiempo real a la ejecución de las políticas
agropecuarias, indican que se requiere una mejor formulación de la polí-
tica -soportada técnica y participativamente-, acompañada de planes de
acción a corto, mediano y largo plazo, en los que se plasme el verdadero
interés del Estado por este sector.
La voluntad política de esa formulación debe manifestarse en una asig-
nación presupuestal más fuerte, no solamente en cuanto al monto, sino
también en la priorización de acciones que propendan por su verdadero
impulso y por el beneficio de la población vinculada al campo, especial-
mente aquella que se encuentra en condiciones desfavorables y de grave
vulnerabilidad.
Estos dos elementos son fundamentales para convertir al sector agro-
pecuario en una verdadera locomotora, en tanto sus logros contribuirán a
la solución del conflicto social y político del país. En la medida en que se
resuelvan los problemas por la tenencia de la tierra, se dispondrá de recur-
sos para la seguridad y la soberanía alimentaria y se habrá avanzado en la
construcción de la paz y la equidad necesarias para el desarrollo.
Así puede inferirse del propio diagnóstico del Gobierno Nacional: “El
sector agropecuario tiene una importancia estratégica en el desarrollo
La política rural	
y el camino hacia la paz
6 3 4 0 . E C O N O M Í A C O L O M B I A N A
Política rural: riesgos, retos y perspectivas
Editorial
económico y social de Colombia debido a
su participación en el PIB, su incidencia en
las condiciones de vida de la población ru-
ral, y por su importancia como proveedor
de alimentos para la población e insumos
para la industria. Asimismo, es un sector
clave para el éxito de las políticas e ini-
ciativas del Gobierno relacionadas con la
restitución de tierras y la reparación a las
víctimas del desplazamiento forzado por
causa de la violencia. Así como el retorno
de los campesinos a sus tierras fomentará
el crecimiento y desarrollo del sector agro-
pecuario, las estrategias para promover el
crecimiento de este sector también facili-
tarán la implementación y el éxito de las
políticas de restitución y reparación”1
.
Para precisar los desafíos que en este
contexto enfrenta el Sector, la Contralo-
ría Delegada para el sector Agropecuario
realizó el foro internacional “Política ru-
ral: riesgos, retos y perspectivas”, que con-
tó con la participación de los campesinos
procedentes de las distintas regiones del
país que sufren la problemática coyuntu-
ral y estructural del sector, así como de
académicos nacionales e internacionales
cuyas ponencias ayudan a dimensionar los
retos y a proponer soluciones, y también
de sectores amplios de la ciudadanía.
En la primera parte de esta edición se
presentan algunas de esas ponencias, cuyo
contenido de un alto rigor académico nos
inducen a incentivar su juiciosa lectura,
toda vez que ellas se traducen en intere-
santes propuestas y diagnósticos. Sus au-
tores nos acercan a diferentes temáticas
y perspectivas. Encontraremos reflexiones
sobre “sentipensar con la tierra”, “la gue-
rra del gran capital contra la naturaleza”,
“mucha gente, poca tierra” y “la exclu-
sión del campesinado en Colombia”, que
constituyen enfoques recientes en torno a
temas estructurales y coyunturales. Asimis-
mo, se abordarán temas que tienen que ver
con el modelo de desarrollo agropecuario,
semillas y producción, o el asunto, no me-
nos trascendental, de los bienes baldíos y
el daño patrimonial al Estado.
De otro lado, la Contraloría General de
la República debió adecuar sus procedi-
mientos, en especial, el del Control Fiscal
Participativo, para asumir la responsabi-
lidad de efectuar seguimiento al diseño,
implementación, ejecución y cumplimien-
to de las medidas contempladas en la Ley
1448 de 2011, tal como lo ordena su ar-
tículo 201. Se requirió diseñar estrategias
de interacción con los grupos poblaciona-
les, quienes por los efectos de los hechos
victimizantes requieren de un tratamiento
preferente y especial.
A partir de un diagnóstico sobre las ne-
cesidades de los ciudadanos, construido
con su participación activa, en terreno, se
diseñan planes de intervención en los que
se involucran a los actores institucionales,
según su responsabilidad en la oferta de los
bienes y servicios requeridos. De esta ma-
nera, la labor de control y seguimiento se
orienta hacia los compromisos asumidos por
las distintas entidades en los citados planes.
El propósito de nuestra entidad es
coadyuvar en la superación de varias di-
ficultades que enfrenta la implementación
de la ley 1448, de modo que pueda hacerse
real y palpable en favor de quienes son su
razón de ser: los millones de colombianos
afectados por el conflicto armado interno.
Estas barreras tienen que ver con diversos
aspectos. Por un lado, la falta de participa-
ción efectiva de las víctimas; y de otro, la
insuficiente coordinación y el desequilibrio
de corresponsabilidad entre las entidades
del orden nacional y las del orden terri-
1 Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014 “Prosperidad para
Todos”. Pag. 206, a propósito de “las Locomotoras para el
crecimiento y la generación de ingresos”
E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 7
Política rural: riesgos, retos y perspectivas
Editorial
torial. Y, debe advertirse, la escasa eficacia en la aplicación
y ejecución de las políticas sectoriales. Estos temas han pre-
ocupado a este organismo de control desde el inicio de su
seguimiento, como se constata en publicaciones anteriores.
Por esa razón, se ha decidido promover una participación más
proactiva en la búsqueda de soluciones.
En ese sentido se orientan los temas objeto de análisis en
la sección correspondiente de la presente edición. En efecto,
además del examen a la implementación de la Ley de Vícti-
mas y Restitución de Tierras, en componentes como educa-
ción y prevención, se encuentra el análisis sobre la crisis de
los pueblos indígenas. Igualmente se aborda un asunto, no
menos complejo, como el de la indemnización frente a su
sostenibilidad fiscal. O temas como la reparación, posconflic-
to y democracia. O la restitución de tierras, auscultada desde
dos estudios de caso: uno en el Departamento de Córdoba, y
otro en la región del Catatumbo, en Norte de Santander; y en
este seguimiento en terreno a los hechos victimizantes, mos-
tramos el tránsito del reto a la realidad, evaluado en el ejer-
cicio auditor. Igualmente, en la misma línea de importancia
dentro de las temáticas incluidas en la revista, recomendamos
el diseño de la política de formación, empleo, generación de
ingresos y estabilización socioeconómica para las víctimas.
Esperamos que las diversas temáticas abordadas en la pre-
sente edición de la revista Economía Colombiana, contribu-
yan al debate necesario para construir escenarios en los que
las aspiraciones de alcanzar una nación en paz, se conviertan
en realidad. Estamos convencidos de la necesidad de transfor-
mar la realidad de la Colombia rural, como vía expedita para
alcanzar este propósito nacional.
Política rural:
riesgos, retos
y perspectivas
E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 9
Política rural:
Territorios de diferencia:
El 24 de Noviembre de 1999, el Consejo Comunitario del Territorio Ancestral del río
Yurumanguí, en el municipio de Buenaventura, en el Pacífico sur colombiano (pobla-
ción: 6.000 habitantes, la gran mayoría afrodescendientes), recibió su titulo colectivo por
52,144 hectáreas ocupando más del 82% de la cuenca del rio y abarcando 13 veredas.
Aunque la asamblea comunitaria para la entrega pública del título por parte del
Gobierno tendría que esperar muchos meses, las organizaciones del rio venían preparán-
dose para este evento por un buen número de años. La entrega del título, sin duda, no
fue el último paso en una historia que hoy ya cuenta con un final feliz. Sin embargo,
ejemplifica las luchas de las comunidades negras y sus organizaciones en la defensa de
sus territorios y cultura.
Para el año 2000, por un lado, la mayoría de los territorios colectivos de afrodescen-
dientes en el Pacífico había pasado a ser parte del escenario de la guerra. En el Yuruman-
guí, la incursión del ejército y grupos paramilitares y la intimidación y amenazas a líderes
y personas de la comunidad se hizo más común a partir de esta época.
En los ríos aledaños (como el Cajambre, Naya, y Raposo del municipio de Buena-
ventura), la entrada de actores armados de todo tipo (ejército, paramilitares, guerrilla,
narcos) así como los desplazamientos de cientos de familias y el asesinato y masacre de
líderes se tornaron cada vez más comunes, creando una verdadera “geografía del terror”
en la región (Oslender 2008). En este contexto, líderes de comunidades como las del
rio Yurumanguí comienzan a plantearse estrategias para fortalecer el control sobre el
territorio, la prevención del desplazamiento, y el derecho a la paz, la libertad y la vida en
los territorios colectivos. Entre las estrategias desarrolladas a partir del 2000 se contaron
la recuperación del cultivo de arroz, la producción de endulzante de caña de azúcar, la
autonomía alimentaria, la promoción de saberes y prácticas tradicionales, y el fortaleci-
miento de las organizaciones étnico-territoriales (PCN c.2004).
la ontología política
Arturo Escobar*
riesgos, retos y perspectivas
* Universidad de Carolina del Norte, Chapel Hill y Grupo Nación/Cultura, Memoria, Universidad del Valle.
de los “derechos al territorio”
10 3 4 0 . E C O N O M Í A C O L O M B I A N A
Política rural: riesgos, retos y perspectivas
Este y muchos otros testimonios similares nos
refieren a una dimensión más fundamental que
la del capital y de los derechos (sin sugerir que
estas no sean importantes), y que en gran medida
las subyace: la defensa de la vida. Cómo pensa-
mos esta defensa de la vida? El pensamiento de
los movimientos sociales contemporáneos nos da
pautas para abordar esta pregunta. Al hablar de
cosmovision, por ejemplo, o al afirmar que la crisis
ecológica y social actual es una crisis de modelo
civilizatorio, al apostarle a la diferencia, o al refe-
rirse a la identidad y, especialmente y como vere-
mos en la próxima sección, al insistir en el ‘ejerci-
cio de su autonomía –en todas estas expresiones
encontramos que muchos de los movimientos
denominados étnico-territoriales (en Colombia,
principalmente afrocolombianos y de pueblos
indígenas; quizás a estos podríamos agregar al-
gunos movimientos campesinos y ecologistas) se-
ñalan esa otra dimensión, la dimensión de la vida,
o dimensión ontológica. Podemos enunciar el ar-
gumento de este trabajo en su forma más general:
La perseverancia de las comunidades y movi-
mientos de base étnico-territorial involucran
resistencia, oposición, defensa y afirmación,
pero con frecuencia puede ser descrita de
forma más radical como ontológica. Igual-
mente, aunque la ocupación de territorios
colectivos usualmente involucra aspectos
armados, económicos, territoriales, tecnoló-
gicos, culturales, y ecológicos, su dimensión
más importante es la ontológica. En este
marco, lo que ‘ocupa’ es el proyecto moderno
de Un Mundo que busca convertir a los mu-
chos mundos existentes en uno solo; lo que
persevera es la afirmación de una multiplici-
dad de mundos. Al interrumpir el proyecto
globalizador neoliberal de construir Un Mun-
do, muchas comunidades indígenas, afrodes-
cendientes, y campesinas pueden ser vistas
como adelantando luchas ontológicas.
En otras palabras: subyacente a la máquina
de devastación que se cierne sobre los territo-
rios de los pueblos hay toda una forma de existir
que se ha ido consolidando a partir de lo que
usualmente llamamos “modernidad’. En su for-
ma dominante, esta modernidad --capitalista,
liberal y secular—ha extendido su campo de in-
fluencia a la mayoría de rincones del mundo des-
de el colonialismo. Basada en lo que llamaremos
una ‘ontología dualista’ (que separa lo humano y
lo no humano, naturaleza y cultura, individuo y
comunidad, ‘nosotros’ y ‘ellos’, mente y cuerpo,
lo secular y lo sagrado, razón y emoción, etc.),
esta modernidad se ha arrogado el derecho de
ser “el mundo” (civilizado, libre, racional), a cos-
ta de otros mundos existentes o posibles. En el
transcurso histórico, este proyecto de consolidarse
como Un Mundo -que hoy llega a su máxima ex-
presión con la llamada globalización neoliberal de
corte capitalista, individualista, y siguiendo cierta
racionalidad- ha conllevado la erosión sistemática
de la base ontológica-territorial de muchos otros
grupos sociales, particularmente aquellos donde
priman concepciones del mundo no dualistas, es
decir, no basadas en las separaciones indicadas.
A estas otras experiencias las llamaremos
mundos u ontologías relacionales. Aunque es-
tas ontologías caracterizan a muchos pueblos
étnico-territoriales, no se encuentran limitadas a
estos (de hecho, dentro de la misma experiencia
de la modernidad occidental hay expresiones de
mundos relacionales no dominantes). Lo impor-
tante a señalar, desde nuestra perspectiva, es que
la presión sobre los territorios que se está eviden-
ciando hoy en día a nivel mundial -especialmente
para la minería y los agrocombustibles- puede ser
vista como una verdadera guerra contra los mun-
dos relacionales, y un intento más de desmantelar
todo lo colectivo. Dentro de esta compleja situa-
ción, las luchas por los territorios se convierten en
lucha por la defensa de los muchos mundos que
habitan el planeta. En palabras del pensamiento
zapatista, se trata de luchas por Un Mundo en el
que quepan muchos mundos, es decir, luchas por
la defensa del pluriverso.
La sabiduría de los y las compañeras zapatis-
tas nos da una clave para la segunda parte del
argumento de este trabajo:
Dichas luchas pueden ser interpretadas
como contribuciones importantes a las transi-
ciones ecológicas y culturales hacia el pluriver-
so. Estas transiciones son necesarias para en-
frentar las múltiples crisis ecológicas y sociales
producidas por la ontología Uni-Mundista y
sus concomitantes narrativas y prácticas. Las
luchas afrodescendientes en regiones como el
E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 11
Política rural: riesgos, retos y perspectivas
Pacífico colombiano, particularmente la radicalización de estas
luchas por el territorio y la diferencia y contra la avalancha
desarrollista, armada, y extractivista de la última década, están
de este modo en la avanzada de las luchas por otros modelos
de vida, de economía, y de sociedad.
Al hablar de transiciones (como dirían muchos activistas: a
otros modelos civilizatorios verdaderamente sustentables y plu-
rales), estamos relievando la dimensión planetaria de las luchas
locales, especialmente frente al cambio climático global. Para el
caso del rio Yurumanguí, esto ha significado una estrategia con
cuatro componentes: conceptualizar y potenciar el proyecto de
vida de las comunidades, basado en prácticas y valores propios de
su cosmovision; la defensa del territorio como espacio que sustenta
el proyecto de vida, desde la perspectiva étnico-territorial (en el
marco de la Ley 70 de 1993); la dinámica organizativa en torno a
la apropiación y control social del territorio, base de la seguridad
alimentaria y la autonomía; y la participación en estrategias de
transformación más amplias, especialmente a través de su vincula-
ción con organizaciones étnico-territoriales afrocolombianas y con
redes transnacionales de solidaridad (PCN c.2004: 38-40). Todas
estas con aspectos importantes de lo que en este trabajo llamare-
mos práctica política ontológica.
Territorios de diferencia: 					
territorio, territorialidad, y territorialización
Este artículo se inscribe en el espíritu de celebración de los
veinte años de la Ley 70, promulgada el 27 de agosto de 1993. No
es este el lugar para describir y discutir la ley más allá de mencionar
sus aspectos esenciales: reconoce a las comunidades negras de
Colombia como grupo étnico con derechos colectivos a sus terri-
torios y a su identidad cultural; identifica aquellos asentamientos
ancestrales que han mantenido ocupación colectiva, y crea los me-
canismos para la titulación colectiva de dichos territorios; establece
parámetros para el uso de los territorios y la protección del medio
ambiente, de acuerdo a las prácticas tradicionales de agricultura,
caza y pesca, minería artesanal y otras; crea mecanismos para la
protección y desarrollo de la identidad cultural de las comunida-
des; y compromete al Estado a adoptar “medidas para garantizarle
a las comunidades negras de que trata esta ley el derecho a desa-
rrollarse económica y socialmente atendiendo los elementos de su
cultura autónoma” (artículo 47), incluyendo sus propias formas de
economía (ej., artículo 52). Veinte años más tarde, y a pesar del
carácter inconcluso de la ley, tanto en sus aspectos legales como
prácticos, la mayoría de las organizaciones afrodescendientes re-
saltan su crucial importancia y están dispuestas a seguir dando la
batalla por su total implementación.
Para algunas organizaciones de comunidades negras, las diná-
micas territoriales comienzan con el proyecto histórico libertario
12 3 4 0 . E C O N O M Í A C O L O M B I A N A
Política rural: riesgos, retos y perspectivas
del cimarronaje y continúan en el presente con la resistencia cultural al mercado y la
economía capitalista. Es decir, la territorialidad tiene raíces profundas en el proceso de
esclavización y de resistencia a él. Como lo enuncia un texto reciente del Proceso de
Comunidades Negras,
“Las comunidades negras hemos construido históricamente, durante 500 años,
territorios ancestrales a partir de las luchas de nuestros ancestros por librarse de la
esclavitud y manteniendo la memoria recreada por la gente negra traída del África.
En estos territorios hemos recreado nuestras culturas, hemos resignificado nuestras
creencias, hemos logrado la reproducción de nuestras vidas. La constitución de
1991 y la posterior expedición de la Ley 70 del 93 representaron un avance, aunque
limitado, en nuestras aspiraciones por el reconocimiento de nuestra ancestralidad y
nuestras raíces culturales étnicas”. (PCN 2012: 3).
Para algunos críticos de la ley, estas concepciones buscan mantener a la comunidad
en el pasado; más aun, dicen las voces críticas de hoy, junto a mecanismos tales como
la consulta previa y el consentimiento previo, libre e informado, la ley hace que las
comunidades y los territorios colectivos se conviertan en un “obstáculo para el desarro-
llo”. Este es un debate activo en Colombia que no alcanzo a reseñar en estas páginas.
Por lo tanto, es importante explicar bien por qué la concepción étnico-territorial de
autonomía y de diferencia cultural encarnada en la Ley 70 y, con mayor claridad aun,
en la concepción y práctica de algunas manifestaciones de los movimientos sociales
afrocolombianos e indígenas no solo no se queda en el pasado, ni es “romántica” o
irreal, ni constituye una “piedra en el zapato” de aquellos proyectos del Estado que
buscan “el progreso”, sino todo lo contrario: está anclada en un entendimiento profun-
do de la vida (como explicaremos: como fundamentada en la relacionalidad); pone en
funcionamiento una estrategia política de avanzada en el contexto regional y nacional
en muchas áreas (por ejemplo, frente a los derechos de los grupos étnicos, la consulta
previa, las actividades extractivas, y el proceso de paz actual); evidencia una aguda
conciencia de la coyuntura planetaria cada vez mas ineludible y amenazante por la que
atravesamos (cambio climático global, y la destrucción acelerada de la biodiversidad),
frente a la cual se imponen cambios radicales en el modelo de economía y desarro-
llo (que en América Latina algunos llaman ‘transiciones al post-extractivismo’, otros
como ‘cambio de modelo civilizatorio’); y manifiesta un sentido de utopía realista con
relación a la gran multiplicidad de entramados humano-naturales que tendremos que
seguir cultivando los humanos desde lugares específicos del planeta para promover las
transiciones a ‘un mundo donde quepan muchos mundos’.
El resto de este trabajo está dedicado a explicar en detalle algunos de los elemen-
tos de esta proposición, particularmente la relacionalidad, los entramados humano-
naturales, y las transiciones al post-extractivismo y al pluriverso. Al final de la exposi-
ción estaremos en capacidad de entender la noción de práctica política ontológica con
la cual cerráramos la primera sección.
Comenzaremos esta tarea apoyándonos en el trabajo del geógrafo brasilero Carlos
Walter Porto Gonçalves. Para este intelectual, el interés por el ‘territorio’ que sur-
ge a finales de los 80s y comienzos de los 90s en muchas partes de América Latina
--aquel que por primera vez enarbola el estandarte de ‘no queremos tierra, queremos
territorio’-ocurre gracias a los grupos sociales indígenas, campesinos, y afrodescen-
dientes en países como Bolivia, Ecuador, Perú, Colombia y Brasil, los cuales introducen
E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 13
Política rural: riesgos, retos y perspectivas
por primera vez el tema en los
debates teórico-políticos, impo-
niendo así una gran re-signifi-
cación al debate sobre tierras y
territorio en el continente.
Es durante estos años que
estos grupos empiezan a mo-
vilizarse en grandes números,
formulando las posturas más
de avanzada de la época sobre
temas tales como el estado, el
poder, la naturaleza, y las iden-
tidades. Algunos de estos te-
mas ya estaban circulando en
diversos discursos globales pero
fueron capaces de rearticularlos
de la forma más efectiva; tal fue
el caso de lo ambiental, que vio
una radical resignificación de
temas tales como la conserva-
ción, los bosques, y los derechos
de propiedad intelectual, todo
esto desde perspectivas territo-
riales-culturales.
Fue este un momento de
fortaleza y visibilidad de las
propuestas político-epistémicas
de los movimientos, al cual
también contribuyó grande-
mente el movimiento zapatista
con su visión de la relación en-
tre dignidad y territorio, la cual
resalta el hecho básico de que
sin las condiciones materiales
y culturales para la reproduc-
ción de la vida (el territorio) no
hay dignidad. Y aunque estas
posiciones desde la ecuación
territorio-cultura –desde lo que
hemos llamado territorios de
diferencia- se hayan banalizado
por los intentos de apropiación
del Banco Mundial y los esta-
dos neoliberales, siguen siendo
propuestas históricamente im-
portantes, las cuales se siguen
renovando al calor de las luchas
y los debates, como veremos
más adelante. Continuaremos
con una presentación muy breve de la perspectiva étnico-territorial
del PCN, antes de concluir esta sección regresando a la distinción
sugerida por Porto Gonçalves entre territorio, territorialidad, y te-
rritorialización.
La ecología política del PCN de Colombia
A lo largo de los últimos 20 años, el PCN ha elaborado toda
una conceptualización y pensamiento político, ecológico, y cultural
como base de su estrategia. Este pensamiento se ha desarrollado de
una forma dinámica en el encuentro con las comunidades, con el
Estado, la academia, ONGs, y otros movimientos, pero siempre con
la intención de producir un pensamiento propio desde la autonomía
(ver PCN e Investigadores Académicos 2007; Escobar 2010).La pri-
mera piedra angular de esta conceptualización fue el enunciado de
cinco principios básicos en su II Asamblea en 1993. A lo largo de
los 90, se desarrolló toda la propuesta territorial, de conservación y
desarrollo propio, centrada en el concepto de “territorio-región”. A
partir del 2001, los temas centrales de elaboración teórico-política
han incluido los derechos económicos, sociales, y culturales (DESC);
la memoria y reparación colectiva; los censos de población y las
identidades negras; el racismo y la discriminación; y la consulta
previa y el consentimiento previo, libre e informado (CP y CPLI).
Aunque las cuestiones territoriales dejan de ser tan centrales como
en la década anterior, no desaparecen sino que se trabajan desde
estos otros ángulos.
El referente crucial de todo análisis y estrategia política de PCN
son los principios con los cuales comenzaremos esta breve exposi-
ción, a ser seguida por la presentación del marco territorial. Estos
principios son los siguientes (resalto en negrilla aquellos aspectos
más directamente ligados a expresiones de ontología política, a ser
discutidas en la próxima sección): 1. La afirmación y reafirmación
del ser: el derecho a ser negros, a ser comunidades negras (derecho
a la identidad); 2. El “derecho a un espacio para ser (Derecho al
Territorio); 3. El derecho el ejercicio del ser (Autonomía, Orga-
nización y Participación); y 4. El “Derecho a una visión propia
de futuro; se trata de construir una visión propia de desarrollo
ecológico, económico y social, partiendo de nuestra visión cultural,
de nuestras formas tradicionales de producción y de organización
social. El territorio es definido “como espacio colectivo, compuesto
por todo el lugar necesario e indispensable donde hombres y muje-
res, jóvenes y adultos, crean y recrean sus vidas”. Es un “espacio de
vida donde se garantiza la supervivencia étnica, histórica y cultural”.
Por su parte, “el Territorio-Región del Pacífico es una unidad
geográfica desde la propiedad y continuidad de los territorios co-
lectivos de las comunidades negras e Indígenas, como concepción
y práctica en la definición de una estrategia de defensa social, cul-
tural y ambiental del espacio de vida, hacia la estructuración de
una región autónoma, que propenda por una opción de desarrollo
14 3 4 0 . E C O N O M Í A C O L O M B I A N A
Política rural: riesgos, retos y perspectivas
compatible con su entorno ambiental y las relaciones que en él tra-
dicionalmente han mantenido las comunidades” (ver Escobar 2010
para una explicación exhaustiva de la ecología política del PCN).
Ontologías relacionales: 				
perspectivas territoriales, más allá de ‘la cultura’
Sintetizando alguno de los puntos centrales de trabajos anterio-
res (Blaser, de la Cadena y Escobar 2009; de la Cadena 2008; Blaser
2010; Escobar 2012b), resaltamos dos aspectos claves de muchas on-
tologías relacionales: el territorio como condición de posibilidad, y
las diversas lógicas comunales que con frecuencia las subyacen, aun-
que solo discutiremos el primero en este texto por razones de espacio
(Escobar 2012c). En estas ontologías, los territorios son espacios-
tiempos vitales de toda comunidad de hombres y mujeres. Pero no
sólo es eso, sino también es el espacio-tiempo de interrelación con el
mundo natural que circunda y es parte constitutivo de él. Es decir, la
interrelación genera escenarios de sinergia y de complementariedad
tanto para el mundo de los hombres-mujeres, como para la repro-
ducción del resto de los otros mundos que circundan al mundo hu-
mano. Dentro de muchos mundos indígenas y en algunas comuni-
dades afrodescendientes de América Latina, esos espacios materiales
se manifiestan como montañas o lagos, que se entiende tienen vida
o son espacios animados.
E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 15
Política rural: riesgos, retos y perspectivas
El territorio se concibe como más que una
base material para la reproducción de la comu-
nidad humana y sus prácticas. Para poder captar
ese algo más, el atender a las diferencias onto-
lógicas es crucial. Cuando se está hablando de
la montaña como ancestro o como entidad sin-
tiente, se está referenciando una relación social,
no una relación de sujeto a objeto. Cada relación
social con no-humanos puede tener sus protoco-
los específicos, pero no son (o no solo) relacio-
nes instrumentales y de uso. Así, el concepto de
comunidad, en principio centrado en los huma-
nos, se expande para incluir a no-humanos (que
pueden ir desde animales a montañas y pasando
por espíritus, todo dependiendo de los territorios
específicos). Consecuentemente, el terreno de la
política se abre a los no-humanos. ¿Qué impacto
tiene para la concepción moderna de la política
cuando esta no queda restringida a los humanos?
(de la Cadena 2008, 2010, en imprenta).
La forma en que los humanos y los no-huma-
nos manejan sus relaciones sociales y su comu-
nicación en un determinado territorio varía, pero
en cada caso la participación de no-humanos es
un aspecto (relativamente) ‘normal’ de la política
relacional. Esto no es así en la política represen-
tacional que prevalece en cierto tipo de moder-
nidad, donde la oposición a un proyecto minero
en términos de ‘el cerro es un ser sensible y no se
lo puede destruir’, solo puede ser aceptada como
una demanda cultural en términos de ‘creencias’.
Es posible que se dé alguna consideración a estas
‘creencias’, pero lo que cuenta en última instan-
cia es la ‘realidad (verdadera),’ y esta solo nos la
da la ciencia (o cuando menos el sentido común
moderno que nos dice que el cerro es una for-
mación rocosa inerte y nada más). Al proceder de
esta manera, como veremos en la última sección,
estamos ignorando la naturaleza ontológica del
conflicto en cuestión.
La premisa de que en última instancia todos
vivimos dentro de una misma realidad -un mundo
que se considera constituido por Un Solo Mundo
(Law 2011), y no por muchos mundos, como nos
lo sugieren tanto los zapatistas como los filósofos
de la multiplicidad y la diferencia y los investiga-
dores de los estudios sociales de la ciencia- ex-
cluye la posibilidad de ontologías múltiples, ya
que se asume que las diferencias son entre ‘pers-
pectivas’ de una sola realidad ‘objetiva’. Pero qué
pasa si cuestionamos esta premisa fundacional del
occidente racional moderno? Para Blaser (2010,
en imprenta), este cuestionamiento crea la posi-
bilidad de todo un campo de ontología política
como única salida para evitar ser capturados en
la trampa epistémica de la visión dominante de
la modernidad. La ontología política, como vi-
mos, toma como punto de partida la existencia
de múltiples mundos los cuales, aunque entreve-
rados, no pueden ser completamente reducidos
los unos a los otros (por ejemplo, no pueden ser
explicados por ninguna ‘ciencia universal’ como
perspectivas diferentes sobre Un Mismo Mundo).
Cada mundo es enactuado por sus prácticas es-
pecíficas, sin duda en contextos de poder tanto
a su interior como con respecto a otros mundos.
Estos mundos constituyen un pluriverso, es de-
cir, un conjunto de mundos en conexión parcial
los unos con los otros, y todos enactuándose y
desenvolviéndose sin cesar. Como lo demuestra
la perseverancia de mundos relacionales, siempre
hay algo en todos estos mundos que ‘excede’ la
influencia de lo moderno; este ‘exceso’ que resiste
definición y reducción a lo moderno, es también
un fundamento importante de la ontología po-
lítica y de la práctica política ontológica (de la
Cadena en imprenta).
La ontología política es, entonces, el análisis
de mundos y de los procesos por medio de los
cuales se constituyen como tales; esto aplica, ob-
viamente, a la modernidad misma. La ontolo-
gía política re-sitúa al mundo moderno como un
mundo entre muchos otros mundos. Esta es una
tarea teórico-política fundamental que se está
abordando desde las academias críticas y desde
ciertos movimientos sociales. Desde estas pers-
pectivas, no solo no puede haber un Solo Mundo
(un universo), sino que no puede haber un solo
principio o conjunto de principios al cual pue-
dan referirse todos estos mundos; como sabemos,
usualmente estos principios son los de la tradi-
ción liberal y secular europea. Si bien todos los
mundos del planeta viven bajo la sombra de la
expansión del liberalismo como sistema político y
cultural capitalista y secular --con sus principios
de democracia, mercados, individuos, orden, y ra-
cionalidad, a ser impuestos por la fuerza a otras
sociedades si es necesario, como intenta hacerlo
Estados Unidos con frecuencia- no pueden ser
16 3 4 0 . E C O N O M Í A C O L O M B I A N A
Política rural: riesgos, retos y perspectivas
explicados en su integridad en términos de estos principios. Haciendo eco a la socio-
logía de las ausencias y las emergencias propuesta por Boaventura de Sousa Santos
(2007), la ontología política busca visibilizar las múltiples formas de ‘mundificar’ la
vida, mientras que la práctica política ontológica contribuye a defender activamente
estos mundos en sus propios términos. Como apunta Blaser (en imprenta), estos mun-
dos donde se albergan formas de diferencia radical continúan existiendo en frente de
nuestras narices; el hecho de que con frecuencia involucren prácticas modernas y el
uso de la ciencia y la tecnología (como el internet, por supuesto) no los invalida como
mundos diferentes a lo que llamamos modernidad.
Quisiera sugerir las siguientes posibilidades de lectura como conclusión provisional,
para la discusión:
1. Muchos de los movimientos sociales étnico-territoriales en América Latina son
espacios vitales de producción de conocimiento y estrategias sobre las identidades y
la vida. Desde muchas perspectivas, se puede decir que constituyen una propuesta de
avanzada frente a la coyuntura de crisis social y ecológica de los territorios.
2. El concepto y prácticas de ‘territorio’ va mucho más allá de la base material
para la reproducción de la vida; es el espacio –biofísico y epistémico al mismo tiempo-
donde la vida misma se enactúa de acuerdo a una ontología particular, donde la vida
por así decirlo, se mundifica o se hace ‘mundo’. En las ontologías relacionales, huma-
nos y no-humanos (lo orgánico, lo no-orgánico, y lo sobrenatural o espiritual) forman
parte integral de estos mundos en sus múltiples interrelaciones como seres sensibles.
3. Para algunos movimientos étnico-territoriales, la autonomía surge como con-
cepto clave de su práctica política ontológica. La autonomía se refiere a la creación de
las condiciones que permitan cambiar las normas de un mundo desde adentro. Puede
incorporar la defensa de algunas prácticas, la transformación de otras, y la invención
de nuevas prácticas. Como nos lo recuerdan los zapatistas, la autonomía implica la
condición de ser comunal: “nuestro método de gobierno autónomo proviene de va-
rios siglos de resistencia autónoma, así como de la propia experiencia zapatista. Es el
auto-gobierno de las comunidades” (Sexta Declaración 2005). Cuando el PCN habla
de articular el proyecto de vida de las comunidades (su proyecto ontológico de cons-
trucción de mundos) con el proyecto político del movimiento, está desarrollando una
práctica política ontológica.
4. Repensar el ‘desarrollo’ y ‘la economía’ surgen como tareas igualmente impor-
tantes para la ontología política, especialmente en el contexto del avance de formas
de entender el individuo, la economía, y lo real que cada vez erosionan más el sistema
de interrelaciones que hacen posibles los mundos relacionales. Las múltiples búsque-
das por alternativas al desarrollo y ‘otras economías’ pueden de esta manera ser vistas
como ingredientes cruciales para una ontología política de los territorios. Otro enun-
ciado posible de estas metas es la visibilización y fomento de formas no-capitalistas y
no-liberales de organizar los entramados humano-naturales.
5. Los territorios no son estáticos, como tampoco lo son los mundos, y nunca lo
han sido. Lo ‘moderno’ de hecho se encuentra más estancado en su pasado que los
otros mundos, pues sigue pensando en ‘locomotoras del desarrollo’ en pleno siglo XXI,
mientras que muchos grupos subalternos se abren necesariamente a la relación con
lo moderno. Al proponer que los territorios de las comunidades negras, “constituyen
E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 17
Política rural: riesgos, retos y perspectivas
una red compleja de relaciones en las cuales se desarrolla una pro-
puesta político-organizativa que busca contribuir a la conservación
de la vida, la consolidación de la democracia a partir del derecho
a la diferencia, y la construcción alternativa de sociedad”, el PCN
(PCN e Investigadores 2007: 48) no solamente está demostrando
claridad conceptual y política con respecto a la historia y las co-
yunturas actuales; está proporcionando un marco para las relacio-
nes entre mundos –una propuesta para la inter-culturalidad, si se
quiere. Sectores del Estado, gracias a la presión de los movimientos,
intentan reconocer la negociación inter-mundos como una posibi-
lidad históricamente viable.
6. Tanto desde la perspectiva de ciertos movimientos étnico-te-
rritoriales en América Latina hoy en día, como desde algunas pers-
pectivas académicas aprendemos que los mundos se geografizan en
su historia: buscan las condiciones para la re-existencia a través de
la apropiación social de sus territorios de forma efectiva.
7. En términos generales, los mundos se entreveran los unos
con los otros, se co-producen y afectan, todo esto sobre la base de
conexiones parciales que no los agota en su inter-relación. De aquí
surge una de las preguntas más cruciales de la ontología política:
¿Cómo diseñar encuentros a través de la diferencia ontológica, es
decir, encuentros entre mundos (ej., Law 2011, Blaser 2010, de la
Cadena en imprenta)? El contexto para ello no es nada fácil, siem-
pre y cuando prima una concepción de la globalización como uni-
versalization de la modernidad. Pero si la interpretación que hemos
presentado en este texto tiene alguna validez, se abre la posibilidad
histórica de otro gran proyecto: la globalidad como estrategia para
preservar y fomentar el pluriverso (Blaser 2010). A esta estrategia
la llamamos la activación política de la relacionalidad (Blaser, de la
Cadena y Escobar 2009).
A manera de conclusión: 				
Ocupaciones, perseverancias, transiciones
Es poco sabido internacionalmente que Colombia ocupa el pri-
mer lugar a nivel mundial en el desplazamiento forzoso, con más
de 5 millones de desplazados internos; un número desproporcio-
nado de ellos son afrodescendientes. Ya discutimos los motivos y
algunas de las dinámicas en los breves recuentos de Yurumanguí
y Curvaradó y Jiguamiandó. La situación de la palma ha sido bien
estudiada por misiones internacionales, en uno de cuyos reportes se
lee que “la misión determinó que el impacto más preocupante de
la expansión palmera es la pérdida de autodeterminación territo-
rial por parte de las comunidades” (Misión Internacional 2009: 4).
En muchas zonas, “las empresas palmicultores han llevado a cabo
un proceso de desterritorialización, invadiendo los territorios de las
comunidades o en algunas casos rodeándolas y confinándolas” (p.
7), práctica esta llamada ‘emplazamiento’ por las organizaciones.
Algo similar ha ocurrido con la caña de azúcar en algunas regiones
18 3 4 0 . E C O N O M Í A C O L O M B I A N A
Política rural: riesgos, retos y perspectivas
como el Norte del Cauca, y amenaza con ocurrir con la minería (caso La Toma). Los
medios utilizados para la expansión ilícita de las operaciones extractivas van desde
la intimidación hasta las amenazadas y los asesinatos, pasando por la cooptación de
líderes locales y el reemplazo de gente local por trabajadores de otras regiones. Los
efectos son devastadores para las comunidades y ecosistemas locales. Así, el bosque
tropical diverso que existe en relación con comunidades, ríos, esteros y manglares -el
mundo relacional enactuado por las comunidad del río Guapi, es destruido para dar
paso a la monotonía de la plantación moderna, a cuyo servicio se subordina el entra-
mado relacional de humanos y no-humanos, cuya base ontológica se va erosionando.
Proponemos que los derechos de los pueblos indígenas, afrodescendientes, y cam-
pesinos a sus territorios puede ser vistos en términos de tres procesos entrelazados:
ocupaciones, perseverancias, y transiciones. Aunque la ‘ocupación’ de territorios co-
lectivos usualmente involucra aspectos armados, territoriales, tecnológicos, culturales,
y ecológicos, su dimensión más importante es la ontológica. Las ‘perseverancias’, de
igual manera, involucran resistencias, oposición, defensa, y afirmación, aunque con
frecuencia pueden ser descritas de forma más radical como ontológicas. En este
marco, lo que ‘ocupa’ es el proyecto moderno de Un Mundo que busca convertir a los
muchos mundos existentes en uno solo; lo que persevera es la afirmación de una mul-
tiplicidad de mundos. Al interrumpir el proyecto globalizador neoliberal de construir
Un Mundo, muchas comunidades indígenas, afrodescendientes, y campesinas, como
hemos intentado demostrar, pueden ser vistas como efectuando luchas ontológicas.
Dichas luchas pueden ser interpretadas como contribuciones importantes a las tran-
siciones ecológicas y culturales hacia el pluriverso. Estas transiciones son necesarias
para enfrentar las múltiples crisis ecológicas y sociales producidas por la ontología
Uni-Mundista y sus concomitantes narrativas, prácticas, y enacciones.
Hace ya casi dos décadas las organizaciones étnico-territoriales de comunidades
afrodescendientes declararon a sus comunidades como territorios de vida, alegría,
esperanza y libertad. Desde entonces se invoca y se refrenda este acuerdo en muchas
reuniones, declaraciones, reportes y denuncias. Esta es una buena fórmula para las
transiciones al pluriverso.
E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 19
Política rural: riesgos, retos y perspectivas
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E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 21
Política rural:
contra la naturaleza y la humanidad
Ahora el mundo está gobernado por las grandes empresas transnacionales. Los go-
biernos, con excepción de Cuba, en mayor o menor grado, son sólo servidores de ellas,
que también tienen a su servicio los parlamentos, los poderes judiciales, los ejércitos, las
policías y los grandes medios de comunicación.
Los regímenes denominados “democráticos” están acomodados para permitir la li-
bertad de prensa, pero a través del gran capital la prensa libre es arrinconada. En las
elecciones permiten que sean elegidos parlamentarios que llevan la voz del pueblo, pero
siempre en minoría, de modo que sus propuestas quedan en ínfima minoría frente a la
mayoría defensora del sistema.
Las transnacionales tienen un principio supremo, al cumplimiento del cual, sacrifican
todo: “Obtener la mayor cantidad de dinero posible en el menor tiempo posible”.
Si en cumplimiento de ese principio tienen que agredir a la naturaleza y a la huma-
nidad, lo hacen.
Los avances de la ciencia y de la técnica, tienen como objetivo servir ese principio.
Por supuesto, los grandes medios de comunicación en sus manos embellecen el pa-
norama hablándonos de “progreso” y “desarrollo”.
Los ataques son muchos. Sólo hablaremos de algunos
Calentamiento global
En mi opinión es el peor ataque, consiste en el calentamiento del aire por la emisión
de los llamados gases de efecto invernadero como el CO2 que retienen el calor solar.
Estos gases son producidos por los carros y las fábricas.
Guerra del gran capital
Hugo Blanco*
riesgos, retos y perspectivas
A primera vista, como en el Perú, afortunadamente, ya no existe guerra armada entre el gobierno y
el grupo armado “Sendero Luminoso”, no me correspondería hablar sobre el tema. Sin embargo,
es correcto hablar de paz ante la terrible guerra de exterminio desarrollada mundialmente por el
gran capital contra la naturaleza y, por lo tanto, contra la humanidad en general.
22 3 4 0 . E C O N O M Í A C O L O M B I A N A
Política rural: riesgos, retos y perspectivas
Su principal efecto es el
derretimiento de los cascos
polares y los nevados. Esto au-
menta el nivel del mar, que ya
se tragó una isla entre la India
y Paquistán y formó otra se-
parándola de Groenlandia. Son
afectadas y amenazadas mu-
chas ciudades costeras, entre
ellas las centroamericanas.
Están despareciendo mu-
chos manantiales y los ríos
se están adelgazando, lo que
afecta gravemente a las comu-
nidades rurales.
Además, el calentamiento
global altera el clima, provoca
inviernos más fríos y verano más
calientes, provoca lluvias fuera
de temporada. Por una parte,
genera inundaciones por abun-
dancia de lluvias y por otra, se-
quías. Esto, naturalmente, per-
judica a toda la población, pero
es mortal para las comunidades
rurales, dañando centralmente
su trabajo agrícola y afectando
también la ganadería.
También producen huraca-
nes como el Katrina que asoló
Nueva Orleans y el Sandy que
afectó a Colombia y a Venezue-
la y, en mayor medida, a Haití,
República Dominicana, Jamai-
ca, Cuba,Bahamas, Bermudas,
Estados Unidos y Canadá,
Como ya es innegable el
calentamiento, el organismo
mundial oficial del sistema, la
ONU, ha tenido que organizar
reuniones de los regímenes de
los países más calentadores
para tratar el tema.
En Kioto acordaron ba-
jar un poco el calentamiento,
pero esto no funcionó porque
los países más calentadores, EEUU y China, no quisieron acatar
el acuerdo. A partir de entonces, en las reuniones posteriores se
constata que el calentamiento aumenta cada día más, pero no se
acuerda bajar el calentamiento, se toman acuerdos sobre cómo
sacarle beneficio lucrativo al problema.
Deforestación
El gran capital ataca ferozmente bosques y selvas; es depri-
mente ver desde el aire la depredación del pulmón del mundo, la
selva amazónica.
Los objetivos son, además del saqueo de la madera, la insta-
lación de plantaciones de agro-combustibles para alimentar a los
carros, como caña de azúcar, soja transgénica, maíz transgénico,
palma aceitera, etc.
Otra causa de la depredación de selvas es la crianza de ganado.
Otra es la construcción de vías rápidas de comunicación, que a
su vez favorecen las otras razones de la depredación.
Minería a cielo abierto
En el Perú, mi país, y en otros de América Latina, el principal
ataque es la minería a cielo abierto.
La minería practicada antes de la invasión europea no era per-
judicial, pues se encontraban vetas de oro, plata, cobre, se las ex-
traía y fundía. Luego los invasores que a diferencia de nuestros
pueblos originales, adoraban el oro y la plata, usaron el mercurio,
que es nocivo.
Actualmente, como ya no hay vetas, el progreso de la técnica
moderna hace que se explosionen 4 toneladas de roca para extraer
de los escombros un gramo de oro, usando para ello gran cantidad
de agua y sustancias químicas venenosas cono cianuro y mercurio.
Esta actividad, además de los destrozos del medio ambiente,
envenena el agua, la tierra y el aire. Lo que es criminal para las
poblaciones rurales, indígenas y no indígenas, a las que les deja sin
agua para beber y para ejercer su trabajo agropecuario.
El departamento más pobre del Perú es Huancavelica, donde
se practicó la minería desde la época de los españoles. El segundo
departamento más pobre es Cajamarca, que ha sido asolado por
la minería moderna y que ahora está amenazado por el proyecto
Conga. Como el campesinado cajamarquino ya sabe lo que signi-
fica dicha minería, dice que prefiere morir de un balazo que sin
agua, hasta ahora ya murieron así cinco defensores del agua.
A esto se llama “progreso” y “desarrollo”.
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Política rural: riesgos, retos y perspectivas
Extracción de hidrocarburos
Es otro de los ataques de la modernidad. La extracción de gas
y petróleo envenena fundamentalmente las aguas, que además de
servir para beber, para la agricultura y la ganadería, en la selva son
aprovisionadores de un fundamental alimento nativo, los peces.
En este momento acabo de leer un artículo de Amy Goodman,
célebre periodista norteamericana, entre otras cosas dice: “El pe-
tróleo es fuente de mucho dolor en el mundo. En cada lugar del
planeta en donde se extrae petróleo, la población sufre todo tipo
de daños, desde golpes de Estado y dictaduras, hasta contamina-
ción, desplazamiento y muerte. Los oleoductos tienen fugas, las
refinerías pueden explotar, los buques petroleros se averían y en
las plataformas petroleras de aguas profundas se pueden producir
explosiones. La sed de petróleo altera la democracia y el clima”
La población de EE.UU ahora sufre dos formas de extracción
con una técnica más avanzada: la conducción por tuberías de are-
nas alquitranadas (bituminosas) de Canadá y el “fracking”.
Las arenas bituminosas contaminan tierra, agua y aire con pro-
ductos químicos venenosos.
Se denomina “fracking” al proceso por el cual se bombea agua
y sustancias químicas en las rocas de esquisto para extraer gas
natural.
Las sustancias químicas llevadas por el agua son conducidas
por ésta y vertidas a las fuentes subterráneas de agua potable que
es usada por la población.
Es un ejemplo de cómo el “progreso” sirve para atacar peor al
medio ambiente.
Represas
Hechas fundamentalmente para la instalación de centrales hi-
droeléctricas, principalmente para la minería y otros usos industria-
les, pero también para robar el agua de los pequeños campesinos
y aprovisionar a la agroindustria. Desplazan a grandes extensiones
cultivadas de pequeños campesinos y alteran el clima.
Significan un ataque a la salud por la proliferación de zancu-
dos y otros pequeños animales que producen la proliferación de
diversas enfermedades como paludismo o malaria, dengue, fiebre
amarilla, leishmaniasis, esquistomiasis, enfermedades de la piel,
alergias respiratorias.
Los indígenas dicen que el agua es como nuestra sangre, que
cualquier alteración de su circulación natural, daña.
24 3 4 0 . E C O N O M Í A C O L O M B I A N A
Política rural: riesgos, retos y perspectivas
Agroindustria
Es un ataque al pequeño campesino porque le arrebata la tierra cultivable.
Además, es un ataque al suelo cultivable por practicar el monocultivo, pues siem-
bra la variedad económica más productiva de determinada especie, año tras año. En
cambio el campesinado practica la rotación de cultivos y la asociación de cultivos, lo
que es saludable para el suelo.
Otro ataque al suelo es el uso intensivo de agroquímicos: fertilizantes, insecticidas
y herbicidas. Esto, además, constituye una fuerte agresión al medio ambiente por
muchas razones: ataca la biodiversidad, al matar a los insectos mueren las aves que se
alimentan de ellos, hay mortandad de abejas, las fumigaciones han matado muchas
personas, otras han muerto por ingerir alimentos contaminados por los fertilizantes.
Transgénicos
Merecen un capítulo aparte.
Los más grandes genetistas del mundo han sido los campesinos de todo el plane-
ta que han creado no sólo variedades, sino especies nuevas de las plantas útiles. Las
variedades y especies fueron creadas con distintos objetivos al servicio de la humani-
dad: adaptación a diversos climas, resistentes a parásitos y enfermedades, diferentes
usos culinarios, etc. Naturalmente, los genetistas de profesión también aportaron.
Con el avance de la ciencia se llegó a la biogenética que consiste en crear varieda-
des nuevas por manipulación de los genes (partículas de un cromosoma que contiene
información sobre las características hereditarias del ser vivo).
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Política rural: riesgos, retos y perspectivas
Es a ellas que se denomina transgénicos.
Desgraciadamente, este avance, como no es-
taba en manos de los campesinos sino del gran
capital, no fue usado en beneficio de la huma-
nidad como fueron hasta entonces las nuevas
variedades.
Fueron usadas para aumentar los ingresos
económicos de las grandes empresas, sin im-
portar el daño que hicieran a la naturaleza y a
la humanidad. Una muestra de esto es el lla-
mado “terminator”, es la creación de semillas
que no sirven para la reproducción, que es la
característica inherente a la semilla. Otra mues-
tra es el uso de genes de peces polares para
crear una variedad de planta resistente a bajas
temperaturas. Los transgénicos se esparcen por
el mundo sin que se haya demostrado su ino-
cuidad, muchos efectos nocivos a la salud han
sido denunciados.
Patentes
Otro avance de la “civilización”. Consiste en
hacer que las variedades e inclusive las especies,
sean “patentadas”, lo que las convierte en pro-
piedad privada. Y no sólo son patentadas las va-
riedades transgénicas creadas, sino variedades y
especies que usa la humanidad desde hace siglos,
son “patentadas por sus descubridores”. Esto sir-
ve para atacar a la agricultura que nos alimenta,
aumentando los ingresos del gran capital.
Son célebres los casos de los agricultores nor-
teamericanos procesados por Monsanto debido
a que el polen de sus cultivos transgénicos fue
llevado por el viento y polinizó cultivos que no
usaron ni querían usar el transgénico fabricado
por Monsanto. Otro ejemplo es el decomiso de
semillas a los campesinos en Colombia por hacer
lo que todos los campesinos del mundo hacen
con las semillas.
Vías rápidas de comunicación
Las transnacionales en su afán de ganancia
necesitan velocidad en el transporte.
En procura de eso, construyen aeropuertos,
ferrocarriles y carreteras, asolando la naturaleza,
muchas veces afectan reservas naturales, pueblos
indígenas y poblaciones agrícolas.
Sirven para facilitar la depredación de las
selvas. Exterminan especies animales. Ejemplos:
carretera por el Tipnis en Bolivia, Tren de alta
velocidad (TAV) en el norte de Italia. Aeropuerto
en Atenco, México. Vía transoceánica Brasil-Perú.
Otros
Hay infinidad de otros ataques: energía ató-
mica, desechos industriales, depredación pesque-
ra, prospección de petróleo submarina, desechos
plásticos, etc.
Conclusión
Como hemos visto, el avance de la técnica
y la ciencia están al servicio del gran capital y
contra la humanidad: La bomba atómica, el gas
naranja, los gases lacrimógenos, los transgénicos,
las vías rápidas de comunicación para trasladar
inútilmente productos de un continente a otro,
prospección submarina de petróleo dañando el
medio ambiente, etc.
Gobiernos que anteriormente representaban
parcialmente a sociedades en vías al socialismo,
han sido convertidos por sus respectivas buro-
cracias, en parte del sistema, como Rusia, don-
de abiertamente se ha privatizado la economía
o China que está gobernada por una burocracia
que forma parte del dominio de las transnaciona-
les; que utiliza su poder, por ejemplo, para usar a
los estudiantes como trabajadores gratuitos para
el gran capital.
A todo esto, el sistema, denomina “progreso”
y “desarrollo”.
Consumismo. El gran capital ha implantado
el principio ético de que cuanto más consuma
una persona, es más importante. Otro principio
es la “moda”, que lleva a gastar dinero en cosas o
actividades innecesarias, por ejemplo, comprar el
carro de último modelo o asistir a una exhibición
que está “de moda”.
Otro derivado del consumismo es que se usa
energía mental en crear productos perecederos,
26 3 4 0 . E C O N O M Í A C O L O M B I A N A
Política rural: riesgos, retos y perspectivas
que no duren mucho, para
obligar a los consumidores a
que vuelvan a comprar.
El consumismo conlleva el
negocio de la publicidad, en la
que se desperdicia gran capital
y mucha energía humana, física
e intelectual.
Discriminación. El sistema
impuesto por el gran capital
usa a una parte de la huma-
nidad para combatir a la otra:
ejército, policía, funcionarios,
científicos, periodistas, etc.
Impulsa la división de la
humanidad fomentando pre-
juicios contra partes de ella:
el machismo, la homofobia, el
racismo, las víctimas de enfer-
medades como el sida, etc.
Resistencia. Ante al ataque
a la humanidad, naturalmente
ella debe defenderse, rechazar
el ataque en sus diversas mani-
festaciones.
Pueblos Indígenas. Aunque
el ataque a la naturaleza afecta
a toda la humanidad, quienes
más sienten ese ataque y re-
sisten con mayor energía son
las poblaciones indígenas del
mundo, quienes, en todos los
continentes, son resabios de la
organización y la ética de los
principios de la humanidad.
Donde hay indígenas hay co-
munidad, organización demo-
crática, en que quien manda es
el colectivo y no el individuo,
en que la función pública es
para servir a la colectividad, no
para servirse de ella como en el
sistema actual. Como los indí-
genas están más ligados que
otros sectores a la naturaleza y
disfrutan menos de los avances
de la civilización, sienten más los ataques a dicha naturaleza como
ataques a ellos y los rechazan con energía. Precisamente por eso
vemos la emergencia de ellos cada día más y, por lo tanto, quienes
en el resto de la sociedad entienden y rechazan el ataque a la na-
turaleza, simpatizan y apoyan la resistencia indígena.
Otra característica de las poblaciones indígenas es que son muy
afectados por el consumismo, entienden que la felicidad no es el
tener más dinero sino vivir satisfactoriamente.
Estas características son más fuertes en los pueblos más primi-
tivos, menos contaminados por el sistema del capitalismo neolibe-
ral que gobierna el mundo.
La población rural no indígena. También está muy ligada a la
naturaleza, depende directamente de ella para su trabajo agrope-
cuario, por eso siente directa y fuertemente el ataque al agua, al
suelo cultivable, al patentado de las semillas, al traslado de produc-
tos del exterior que compiten con los suyos, etc.
Población urbana. Muchas veces es afectada directamente por
el “desarrollo” y “progreso” neoliberales, por ejemplo, la contami-
nación del agua que bebe y el aire que respira. Además, el ataque
a la pequeña agricultura y ganadería es también un ataque a ella,
ya que la arroja en los brazos de la alimentación transgénica y con
contaminación química que le provee la agroindustria a través de
los supermercados.
Además, la crisis del sistema es descargada por quienes lo diri-
gen, sobre los hombros de las poblaciones también urbanas, fun-
damentalmente las de menor nivel económico, como vemos ahora
en Europa y Estados Unidos.
¿Qué hacer?
Naturalmente que lo primero es rechazar todas las formas de
ataque a la naturaleza y, por lo tanto, a la humanidad y también
los dirigidos contra la población.
Vemos que la lucha es exitosa cuando es multitudinaria y no la
acción de pequeños grupos que se consideran salvadores.
Eso vemos por todas partes: la lucha en diversos países contra
la minería a cielo abierto, contra la extracción de hidrocarburos,
contra las represas, la lucha en Colombia por las reivindicaciones
agrícolas, etc.
La primavera árabe. Europa contra las medidas económicas
anti-populares, Brasil luchando por la rebaja de los pasajes. Los
empleados públicos en Perú luchando en defensa de la estabilidad
laboral, etc.
E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 27
Política rural: riesgos, retos y perspectivas
Pero eso no basta. Vemos que la crisis del sistema es múltiple:
crisis económica, ecológica, política, ética, etc. Vemos que es cada
día mayor, que el sistema se derrumba y que en su derrumbe arras-
trará a toda la humanidad.
Frente a eso es nuestra obligación luchar por la sobrevivencia
de la especie. Comenzar a construir hoy otro sistema, que el mundo
deje se estar dirigido por los intereses de la grandes empresas, que
esté dirigido en beneficio global de la humanidad.
Esto sólo se logrará si esa humanidad en su conjunto toma en
sus manos la dirección de su futuro.
Esto está comenzando a hacerse, lo nuevo se gesta en el inte-
rior de lo viejo:
Las comunidades indígenas dan el ejemplo de cómo debe orga-
nizarse la sociedad, donde manda la colectividad y no el individuo.
Más aún, en algunas partes hay comunidad de comunidades, como
en el Cauca en Colombia, los Kuna en Panamá, los mayas de la
zona zapatista de Chiapas, donde vemos una democracia a nivel
supracomunal.
Esta democracia comunal, que es característica eminentemen-
te indígena, vemos extenderse a poblaciones no indígenas, como
los obreros de las fábricas recuperadas en Argentina, el movimien-
to 15 M de España, el movimiento “Ocupa Wall Street de Estados
Unidos y otros.
Hay otros sectores que, conscientemente o no, están constru-
yendo poder alternativo: cooperativas de productores agrícolas eco-
lógicos conectados con redes de consumidores de esos productos.
Los criadores de semillas, empeñados en la conservación y difusión
de variedades naturales de las semillas. Los impulsores de la me-
dicina alternativa contra la medicina natural, cuyo objetivo no es
cuidar la salud, sino enriquecer más a los grandes laboratorios. Los
proyectos educativos populares contrarios a la educación oficial en
el servilismo. Las redes de ayuda mutua ante la crisis, surgidas en
España. La emisión de monedas alternativas como el Túmin en Ve-
racruz (México) y en varias partes en España, que no sirven para ser
acumuladas sino para el intercambio entre pobres. La práctica del
trueque del que se enorgullecen los indígenas del Cauca.
La lucha contra el tren de alta velocidad (TAV) en el norte de
Italia ha servido para crear una organización social democrática.
La muestra más avanzada de creación de poder alternativo
la constituyen las poblaciones indígenas de la zona zapatista en
Chiapas, México. Allí, el mando de la comunidad de comunidades
es absoluto, no relativo como lo son en los casos del Cauca y de
los Kuna, por lo tanto, ejercen la democracia sin contaminación. El
28 3 4 0 . E C O N O M Í A C O L O M B I A N A
Política rural: riesgos, retos y perspectivas
gobierno mexicano no contribuye con un solo centavo para educación, salud u otros
servicios, su única participación es la preparación de bandas paramilitares que atacan
a las poblaciones zapatista e intentan sobornar a éstos con acciones asistenciales
que ellos orgullosamente rechazan.
Allí, los indígenas mayas mostraron a 1,700 alumnos que fuimos a la escuelita
zapatista, que, con equivocaciones y tropiezos, están construyendo un mundo nue-
vo: trabajan en parcelas individuales y colectivas, agricultura y ganadería. Agricultura
orgánica sin transgénicos ni químicos. Desarrollan un sistema de salud, que, dando
preferencia a la medicina natural, no desprecia la otra medicina y ha construido
muchas clínicas donde los zapatistas se atienden gratuitamente y los no zapatistas,
ante la miseria del servicio de salud oficial, deben pagar una módica suma. Desarro-
llan un sistema educativo bicultural, donde se sobrentiende que el maestro no es un
sabelotodo, sino un guía en el aprendizaje.
Hay tres niveles de gobierno: Los pueblos, los municipios y los cinco caracoles,
que están formados por un conjunto de municipios. A todos los niveles se practica el
mandar obedeciendo, que consiste en que la autoridad máxima es la asamblea y los
cargos directivos son electos, rotativos y no ganan ni un centavo.
Ese tipo de organización es el que debe sustituir a la dictadura del gran capital
que emprende una guerra despiadada contra la naturaleza y contra la humanidad. Si
no lo conseguimos, no sólo no lograremos la paz, sino que el ataque del gran capital
a la naturaleza por su insaciable voracidad de ganancias, conducirá a la extinción de
la especie. Habremos perdido la guerra.
E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 29
Política rural:
Sobre el paradigma Chino en la crisis global
Les voy a hablar de una China desconocida y distante, pero que está cada vez más
presente entre nosotros como factor a tener en cuenta. China es un país muy grande
en todos los sentidos, es un país-mundo, un continente. Por eso para hablar de ella me
parece que hay que ponerla en relación con el mundo en su totalidad, ir muy a lo general
y poner, por así decirlo, la lente de nuestro anteojo en posición amplia, de gran angular.
Voy a exponer dos o tres ideas.
La primera es que aunque los medios de comunicación tienden a recrear la imagen
de una China pujante en vías de convertirse en la nueva superpotencia mundial, la rea-
lidad es que sigue siendo un país en desarrollo cuyo éxito es más bien el de una hábil
administración de su debilidad en la globalización.
La segunda es que China es el país del mundo que más concentra los dilemas de la
crisis global en términos de sostenibilidad y que su principal problema en ese contexto
-lo que lo determina todo- es la combinación de una enorme población y poca tierra
cultivable para sostenerla.
Sobre la potencia China
Los medios de comunicación recrean la imagen de una China pujante, emergente y
hasta amenazante, que avanza posiciones en el mundo. Se dice, por ejemplo, que China
ha superado a Alemania como primer exportador mundial, que su PIB ya es el segundo
del mundo por delante de Japón, que tres bancos chinos ocupan los primeros puestos
mundiales en capitalización, y que las empresas chinas están aprovechando la crisis y sus
fabulosas reservas de divisas de 2,3 billones de dólares –las mayores del mundo- para
comprarlo todo.
Es cierto que el peso mundial de China está creciendo. También lo es que el país ha
vuelto a ser lo que siempre fue: la potencia regional de Asia Oriental. Y también es ver-
dad que China es una gran potencia exportadora. Pero su posición en la globalización
sigue siendo muy débil. Algunos ejemplos:
•	 Entre las 1.400 empresas más punteras del mundo, las de la tríada compuesta por
Estados Unidos, Japón y Europa, forman el 80%.
Mucha gente, poca tierra
Rafael Poch-de-Feliu*
riesgos, retos y perspectivas
30 3 4 0 . E C O N O M Í A C O L O M B I A N A
Política rural: riesgos, retos y perspectivas
•	 Es verdad que sus reservas
de divisas son las mayores
del mundo, pero si se re-
parten per cápita, resultan
1800 dólares (Corea 5.600 /
Japón 8.400). Solo las diez
principales empresas de Es-
tados Unidos ya superan
en capital de mercado esa
suma de 2,3 billones que
tanto se cita sobre China.
•	 Y los 500 principales admi-
nistradores de activos -de
los que el 96% pertenecen a
la tríada- manejan 64 billo-
nes de dólares, es decir 27
veces más que el capital de
la reserva china.
Más datos también muy
significativos: China apenas
tiene empresas globales. Los
bancos chinos son grandes,
pero tampoco están en el mun-
do: no figura ni un solo banco
chino entre los 50 principales
por su presencia mundial. La
inversión china en los países
desarrollados ascendió en 2009
a 17.500 millones de dólares.
Eso es menos del 5% de lo que
la propia China recibe en inver-
siones extranjeras directas -la
mayoría proceden de la tríada
y de países de Asia Oriental. Es
decir: las transnacionales están
muy metidas en China, pero las
empresas chinas NO existen en
el mundo desarrollado.
En el campo de la propa-
ganda se puede decir algo pa-
recido: el aparato chino ha me-
jorado mucho. Hoy la televisión
china tiene emisiones globales
en chino, inglés y español, pero
los menús informativos y el
mundo de Internet están estric-
tamente controlados y determi-
nados por el mundo anglosajón
(lo que explica, entre otras co-
sas la distorsionada imagen de
China, su potencial amenaza,
etc. que domina en el mundo).
Con la cultura y la seudo-
cultura (las pautas de consumo,
lo que representa Hollywood y
todo eso) pasa lo mismo: es un
rancho anglosajón. Todo eso se
suma al poder económico, lo
viste y lo consolida.
Así que la conclusión sigue
siendo la de que el contexto del
éxito de crecimiento de China
en las últimas décadas es el de
una hábil administración de su
debilidad en la globalización.
Por su condición de país en
desarrollo, por su debilidad en
la globalización y por los costos
humanos y en medio ambien-
te que acarrean, todos estos
éxitos de crecimiento deben
ser considerados éxitos en la
crisis, más que victorias en un
proceso que conducirá inexo-
rablemente hacia el estatuto de
superpotencia. Éxitos dentro de
una mundialización cuya viabi-
lidad es muy cuestionable.
Me parece que esa es la vi-
sión sobria que el propio gru-
po dirigente chino tiene de
la situación. Los gobernantes
chinos comparan su acción de
gobierno con el caminar sobre
cáscaras de huevo, con una
sensación de pisar terreno frágil
y quebradizo.
Hace poco estuvo en Mu-
nich el Ministro de exteriores
chino y dio algunos datos para
explicar lo que parece el pun-
to esencial: que China, que ya
no es solo un país en desarro-
llo, continúa siéndolo. Explicó
que China no es solo los es-
pectaculares rascacielos de Pe-
kín, Shanghai o Cantón, sino
también, esos 135 millones
de chinos viviendo con menos
de un dólar diario (el 18% de
los 750 millones que hay en
el mundo en esa categoría), o
los 400 millones (más del 30%
de la población que viven con
menos de dos dólares diarios, o
los 10 millones que carecen de
electricidad.
El ministro también dijo que
hará falta “una docena de ge-
neraciones” para que China deje
atrás todo eso (no dijo que el
país tiene 7 de las 10 ciudades
más contaminadas del mundo,
pero lo podría haber añadido).
En todo caso su intervención
fue una admirable lección de
humildad y realismo1
.
Sobre la centralidad de
China en la crisis global
China y su agricultura están
en el centro de la crisis global
en la que la tarea existencial
de alimentar a una humanidad
que va a seguir creciendo hasta
mediados de siglo se compli-
ca sobremanera. Se complica
a causa de la combinación de
tres grandes factores que son
el aumento de la temperatura
(que va a tener consecuencias
en la reducción de los rendi-
mientos agrícolas en amplias
zonas del planeta), la sobre-
explotación y agotamiento de
aguas subterráneas, y la erosión
de los suelos.
1 Peter Nolan expone la mayoría de
estos datos en; New Left Review, sep-
tiembre, 2010.
E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 31
Política rural: riesgos, retos y perspectivas
Esos son problemas que en última instancia
afectan a todos, pero no a todos por igual.
La fusión de los glaciares se observa igual en
los Andes que en los Alpes, pero tiene en el Hima-
laya su escenario más amenazante. Es ahí don-
de nacen los grandes ríos de China e India, los
dos países con mayor población del mundo, cuya
agricultura depende en gran medida de la irriga-
ción fluvial. En China, especialmente en el Norte,
hay 130 millones de personas que se alimentan
con grano irrigado con aguas subterráneas men-
guantes. En India la cifra es 190 millones.
La pronosticada disminución de rendimientos
agrícolas ocasionada por el calentamiento, en un
contexto de sobreexplotación de aguas subterrá-
neas, coincide con un dinámico cambio de hábi-
tos alimentarios (comer más carne), que supone
un incremento rampante del consumo de grano
(particularmente soya) que alimenta al ganado
del que se obtienen los productos cárnicos.
Hasta 1995 China fue autosuficiente en soya:
producía los 14 millones de toneladas que con-
sumía al año. Actualmente su producción sigue
siendo la misma, pero su consumo se ha multipli-
cado por cinco, así que debe importar 56 millo-
nes de toneladas anuales. Eso ha provocado una
restructuración de la agricultura en el hemisferio
occidental, con la agricultura intensiva domina-
da por las multinacionales que ustedes conocen
bien en America Latina y que han arruinado la
agricultura campesina tradicional, mucho más
respetuosa con el medio, en amplias zonas de
Brasil, Argentina y Paraguay. El grueso de esa
producción de soya va a China.
(Ayer un panelista enunció esta situación de
la soya con la fórmula “un negocio de 26.000 mi-
llones anuales”. También puso a Nueva Zelanda
como modelo. Se le olvidó mencionar el perjuicio
que la soya ocasiona a la economía agropecuaria
tradicional de la región, su diversidad y sosteni-
bilidad, así como el precio energético que supone
mantener ese prodigio de exportar leche y man-
tequilla a medio mundo desde las antípodas… )
Y paralelamente a esos cambios, parece que
ya no hay que confiar en aumentos de la pro-
ductividad y que tanto en arroz como en trigo y
maíz, se ha tocado techo.
Así que en un mundo amenazado de crisis
alimentaria, los problemas de la sostenibili-
dad del consumo chino no son un “problema
de China”, sino un problema del actual siste-
ma mundial, que no inventaron, ni controlan,
los chinos, sino las naciones occidentales más
desarrolladas, y que parece que conduce a un
callejón sin salida2
.
Sobre los dilemas agrarios de China
El primer problema de la agricultura China
se enuncia en cuatro caracteres chinos: “mucha
gente, poca tierra” (“ren duo- tian shao”).
Mucha gente quiere decir lo siguiente: Hoy
tienen 1.300 millones de habitantes. A media-
dos de siglo se estabilizarán en alrededor de los
1.500 millones, muy cerca de los 1.600 millones
que la Academia de Ciencias China estima sería
el techo de población que el país puede sostener
con sus recursos.
2 Lester Brown, expone desde hace años los cambios de Chi-
na y su contexto mundial desde su Earth Policy Institute.
32 3 4 0 . E C O N O M Í A C O L O M B I A N A
Política rural: riesgos, retos y perspectivas
Pese a la gran urbanización en curso (300 o 400 millones más de
campesinos urbanizados en 20 años), la población campesina seguirá
siendo enorme a mediados de siglo, 800 millones, aunque su propor-
ción haya bajado del 60% del total a quizás un 40%. Es decir, China
seguirá teniendo una enorme población agraria a mediados de siglo
que la urbanización, por exitosa que sea, no va a absorber.
Poca tierra: quiere decir que con solo el 6% de la tierra cultivable
del mundo, China da de comer al 22% de la población mundial. Quie-
re decir una ridícula proporción de tierra cultivable per cápita (0,093
hectáreas –media hectárea por explotación), es decir, menos del 40%
de la media mundial, diez veces menos que la media rusa, ocho veces
menos que la de Estados Unidos y la mitad que en India.
Unido a la particular geografía (este/oeste) y al desigual reparto
de recursos hídricos (Norte/Sur), todo ello redunda en un delicado
equilibrio.
(Recordemos que gran parte del territorio de China –si se traza una
diagonal desde el noreste hacia el suroeste, desde la frontera con Co-
rea hasta Yunnan, es inapropiado a la agricultura; desierto, altiplano
y cordillera, y que en la zona costera oriental del país, donde se en-
cuentran las tierras más fértiles hay una abundancia extraordinaria de
montañas. Respecto a los recursos hídricos, están muy mal repartidos,
con crónicas sequías en el Norte y crónicas inundaciones en el Sur…)
Este delicado equilibrio se ha mantenido sobre el principio -in-
mutable durante setenta años- de que la tierra no es instrumento
de producción sino de supervivencia, y que su escasez se compensa
mediante la igualdad y proporcionalidad del reparto. Es un sistema
original chino que distingue entre el derecho de usufructo -que es
privado/familiar- y la propiedad, que es colectiva.
E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 33
Política rural: riesgos, retos y perspectivas
En lo esencial ese siste-
ma no ha cambiado. Con Mao
tuvo unas formas determina-
das y desde Deng Xiao Ping
tiene otras, pero lo esencial se
mantiene e impide calificar a
China como “capitalista”: la
tierra, el medio de producción
de la mitad de la población no
es propiedad privada. Y encima,
los ricos no dominan al Esta-
do, sino que es el Estado el que
domina a los ricos. Eso pueden
llamarlo como quieran –yo lo
llamo un “sistema chino” inser-
tado en la globalización capita-
lista- pero no encaja muy bien
con nuestros “ismos” –desde
luego, tampoco es socialismo.
En cualquier caso, ese sis-
tema ha sostenido gran parte
de la estabilidad social de Chi-
na hasta el día de hoy y expli-
ca el milagro de que, pese a su
desventaja objetiva, la cuestión
rural en China saliera mejor li-
brada que en la mayoría de los
grandes países en desarrollo.
Históricamente eso fue un
resultado de la Revolución Chi-
na, pero no olvidemos que la
revolución tuvo precios huma-
nos terribles (seguramente la
mayor hambruna del siglo XX,
el “Gran Salto Adelante”, una
mezcla de errores políticos vo-
luntaristas y de catástrofes na-
turales), e incluyó no solo en-
tusiasmos sino también grandes
servidumbres y represiones, con
el campesino atado a la tierra
e imposibilitado a emigrar a las
ciudades hasta los años 80 –y
aún entonces con importantes
restricciones. Es decir, que no
fue un cuento de color de rosa,
pero el resultado está a la vis-
ta, por ejemplo si se compara
la China rural con el escenario
correspondiente en India, donde en medio siglo ha habido más
muertes “naturales” (por hambre, miseria y enfermedades) que las
que produjo el “Gran Salto Adelante”…
Dicho esto, ese delicado equilibrio está hoy comprometido por
varias amenazas:
La primera es la urbanización (es decir, el mayor proceso de
urbanización de la historia) que está eliminando mucha tierra de
cultivo a ese delicado marco de poca tierra. Eso ocurre a causa de
la ampliación de las ciudades; de las grandes ciudades y también
de las ciudades medianas y pequeñas; de la creación de ciuda-
des nuevas; de la proliferación de polígonos industriales, de una
extraordinaria explosión de infraestructuras: carreteras, autopistas,
vías férreas, aeropuertos. Se han construido más de 60.000 km. de
autopista en 20 años, una red mayor que la de Estados Unidos. Y
cada nuevo kilómetro de autopista son 4 hectáreas menos de tierra
cultivable, según la estimación de una ONG ecologista de Pekín.
Así, en una sola década 8 millones de hectáreas han sido res-
tadas a la agricultura, con más de 30 millones de afectados en
expropiaciones. (8 millones de hectáreas es la tercera parte de la
superficie agraria de España y alrededor del 18% de la superficie
agropecuaria colombiana).
La segunda amenaza es el conglomerado de corrupción y finan-
ciación local. Hasta 1994, China fue un país administrativamente
centralizado. La liberalización de Deng Xiaoping incluyó una des-
centralización administrativa que transfirió a las provincias y distritos
su financiación y la capacidad impositiva. La suma de la autonomía
financiera de los gobiernos locales y del boom constructor dio lugar
a un concepto conocido como “financiación del territorio” que re-
suelve los problemas de liquidez del funcionariado local y dispara
la corrupción y la burbuja inmobiliaria: construir para financiarse y
enriquecerse a base de expropiaciones y comisiones repartidas entre
funcionarios y parientes de funcionarios metidos a promotores (un
cáncer también muy español). En algunas provincias y distritos esta
“financiación” representa entre el 40% y el 60% de los presupuestos.
El gobierno Chino intenta luchar contra esto por diversos medios,
pero los resultados son complejos y ambiguos. Por ejemplo, se inten-
ta siempre que los jefes de provincia no sean nativos de esa provincia
y que vayan rotando para complicar la construcción de redes corrup-
tas y clientelistas. También hay purgas y campañas periódicas contra
la corrupción, etc. Puede que todo eso sirva de algo, pero parece muy
poca cosa al lado del problema que representa la inexistencia de un
sistema judicial poderoso e independiente que pueda ser temido por
los funcionarios y sus parientes metidos a negociantes.
Dentro de este conglomerado de urbanización rampante y co-
rrupción, se practican expropiaciones: un estudio de 2005 esti-
34 3 4 0 . E C O N O M Í A C O L O M B I A N A
Política rural: riesgos, retos y perspectivas
maba que solo el 10% del más de medio billón
de dólares que toda esa obra realizada en China
durante una década pagó en indemnizaciones
a precios de mercado, llegó a los campesinos:
el resto fue robado por promotores, empresa-
rios y funcionarios. Eso es una fortuna colosal:
450.000 millones de $ en una década.
En consecuencia, se advierte una cifra de
protestas sociales en claro aumento: los llamados
“incidentes de masas”, frecuentemente relacio-
nados con expropiaciones de tierra o con proble-
mas medioambientales o laborales, se doblaron
entre 2006 y 2010, alcanzando 180.000 casos en
ese año. Las protestas son muy vivas y rebeldes,
pero siempre puntuales y locales, nunca coordi-
nadas y generales.
La tercera y principal amenaza es la soste-
nibilidad. La actual urbanización no es capaz
de absorber a la gran masa rural china de una
forma similar a la que en el pasado se practicó
en Occidente sin crear problemas y desequilibrios
aún más críticos que los que pretende solucionar.
Cuatro palabras de contexto sobre urbani-
zación.
Uno de los grandes especialistas en urbaniza-
ción nos explicó en los años ochenta algo muy
esencial sobre la urbanización en el Occidente de-
sarrollado. Aquel éxodo del campo a la ciudad se
acometió en condiciones de desarrollo económi-
co, industrialización y mayor productividad agrí-
cola. En el mundo en desarrollo la urbanización
comienza, a partir de 1920, en ausencia de todo
eso. Por eso ese especialista explicaba que en el
mundo en desarrollo la urbanización contribuyó
al subdesarrollo y a incrementar la desigualdad.
A partir de los años cincuenta, justo después
de su revolución, China experimentó otro mo-
delo: una industrialización sin urbanización en
el que el campesinado, atado a la tierra, impo-
sibilitado administrativamente de emigrar y que
representaba más del 80% de la población del
país, aportó la acumulación de capital necesaria
para la industrialización.
Hoy, el mayor de estos problemas tiene que
ver con el modelo de desarrollo del mundo ac-
tual, con la crematística en su doble sentido de
creación de riqueza y combustión de recursos fó-
siles que calientan el planeta. Y lo comprenderán
enseguida con un ejemplo:
Cada nuevo chino urbano consume tres veces
y media más energía que su antecesor rural. En
los últimos veinte años 200 millones de chinos
han sido urbanizados y en los próximos veinte se
quiere hacer otro tanto. Y China ya quema tres
veces más carbón que Estados Unidos.
Es el primer emisor mundial de CO2 (no per
cápita y, cuidado, casi el 30% de esas emisiones
son resultado de la fabricación de productos que
se consumen en Estados Unidos y la Unión Euro-
pea.) Hasta el 2020 el consumo mundial de car-
bón aumentará casi un 3% anual. El 70% de ese
incremento se deberá a China, que también será
responsable de casi una tercera parte del creci-
miento de emisiones globales que se espera….
Esto es mucho más que un problema chino:
es un paradigma mundial. En todo el mundo hay
3000 millones de seres humanos que empujan
para “vivir mejor y prosperar”. Pero resulta que la
receta para conseguir eso -lo que se llama desa-
rrollo y habría que llamar de otra manera- es la
del modelo crematístico-occidental basado en la
desigualdad, social y Norte/Sur, y viene envene-
nada en su sentido más literal.
En esta conferencia se ha hablado de los pro-
blemas del pequeño campesino colombiano en la
globalización. ¿Qué ocurriría si China asumiera
de puertas adentro el sistema agrario de compe-
titividad global y privatización de su particular
sistema de tenencia de la tierra, que se propugna
para ella desde el modelo desarrollista occidental?
Según ese modelo las grandes explotaciones
deben destruir a las pequeñas si quieren ser com-
petitivas. Eso ya arruinó al pequeño agricultor en
Estados Unidos y en América Latina, y en China
no hay agricultor que no sea pequeño. Y son 800
millones. En ese modelo 150 millones se pueden
mantener en el campo y bastarían para una agri-
cultura petrolera-competitiva, pero ¿y el resto? Si
China optara por esa vía de desarrollo agrario, la
base de su estabilidad se quebraría. Por eso el
gobierno Chino no sabe muy bien qué hacer y
E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 35
Política rural: riesgos, retos y perspectivas
se debate entre la receta clásica occidental y las propuestas para
mantener la economía campesina tradicional mejorando las condi-
ciones de vida en el campo.
Ese modelo de sustituir la economía campesina tradicional por
una agricultura intensiva dominada por multinacionales y a cargo
de un número muy reducido de agricultores, fue posible en Occi-
dente a base de un gran consumo de energía e (históricamente,
en Europa) exportando excedentes demográficos al Nuevo Mundo.
Ahora no hay ni recursos energéticos disponibles para algo así, ni
tampoco nuevos mundos. Así que: Lo que China nos muestra es
que, simplemente, el modelo económico occidental, es inviable.
Y si es inviable para China, lo es también para India (léase
también, Brasil, Indonesia, etc.), es decir: inviable para la mayoría
de la población mundial. Y si no funciona para la mayoría quiere
decir que no sirve para el mundo integrado y sostenible que nece-
sitamos en este siglo XXI confrontado con amenazas existenciales
para toda la humanidad.
Si quiere evitar el colapso y continuar eludiendo –como se ha
hecho hasta ahora en China- la urbanización desordenada, con
enormes bolsas de pobreza urbana características de las grandes
metrópolis africanas, indias o latinoamericanas, China debe in-
ventar un nuevo modelo de economía agraria que mantenga en
el campo a gran parte de su actual población campesina en una
relación armoniosa con el medio ambiente y con un sistema de
sanidad y educación satisfactorios que acabe con el sueño de la
ciudad y mantenga a la gente satisfecha en el campo. Una vez más:
ese no es un problema chino, sino de la humanidad.
Este foro ha destacado para Colombia una lista de problemas
y constato que el resultado es una lista de cuestiones comunes y
universales:
•	 Necesidad de una nueva política agraria.
•	 La tierra no es una mercancía, sino el principio y fin de todo.
•	 Tierra arrebatada a los más débiles, por doquier; en China, en
India y en Colombia en nombre de la especulación y el extrac-
tivismo.
•	 Incompatibilidad del agro con los TLC.
Así que si China lo consigue –si consigue inventar un nuevo
modelo de desarrollo en las adversas condiciones de mucha gente
y poca tierra que son las suyas- quiere decir que todos pueden
conseguirlo. Por eso China es paradigma de la crisis global3
.
3 Rafael Poch-de-Feliu en La actualidad de China. Un mundo en crisis, una sociedad
en gestación. Planeta. Crítica, 2009.
36 3 4 0 . E C O N O M Í A C O L O M B I A N A
* Anuc-UR, Mesa Nacional de Unidad Agraria y mesa incidencia política de mujeres rurales colombianas.
Política rural:
Fallas de redistribucción y exclusión
impiden mayor participación y decisión
Edilia Mendoza*
riesgos, retos y perspectivas
del campesinado
El campesinado o movimiento campesino, son conceptos que hacen referencia a un
actor y sujeto histórico-político, a un actor económico, social y cultural.
Nuestro sector aglutina a un 32% de la población colombiana, somos aproximada-
mente 14 millones de personas, de las cuales los indígenas y afros tienen algunas ga-
rantías, reconocimiento político, pero aun así sus territorios igualmente son afectados
y despojados.
Las mujeres campesinas representamos el 48 % de población rural, somos discrimi-
nadas y sometidas por vivir en el campo, por ser mujeres, por la violencia y por la deuda
de género, social y rural, al igual que los jóvenes rurales.
Colombia aun no sale de su asombro pues durante varias décadas se dieron tantas
barbaries y se impuso el silencio sobre las diversas situaciones que vivió el campo colom-
biano; solo cuando los despojadores, los violentos y los políticos, entre otros, han sido
investigados ha salido a la luz pública esta verdad.
Un país que a su interior no responde y defiende la producción nacional, su soberanía
nacional y, en especial, la vida de sus ciudadanos y ciudadanas, tiende a depender de
otros para su subsistencia así tengan territorio, pero no autonomía, cultura y pertenencia.
Por ello es necesario que hablemos de la inversión, de la adquisición de maquinaria
y equipos nuevos, de la generación de nuevos empleos para el campo colombiano,
de la tecnificación del campo y prioridad a los predios trabajados por los pequeños y
medianos campesinos. Esta situación no ha tenido avances significativos en las últimas
décadas y el empleo ha disminuido, lo que se traduce en que los recursos de inversión se
han ido hacia otras actividades, principalmente hacia el sector financiero y a las manos
de los caza-rentas.
E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 37
Política rural: riesgos, retos y perspectivas
Riesgos para el campo colombiano
•	 El territorio urbano y rural se encuentran sin legalizar aproximadamente en un
50%.
•	 Las comunidades rurales debemos definir y planificar sobre el uso, control y
desarrollo del suelo colombiano.
•	 Existe un plan de desalojo para hacer zonas francas.
•	 Dinámicas de desigualdad y de exclusión, una falla de redistribución e inversión
en el sector agropecuario y voluntad política de los gobernantes que usufruc-
túan de él, pero no vuelven los ojos al campo para fortalecerlo.
•	 La globalización económica, los tratados de libre comercio y las directrices mul-
tilaterales y promoción de convenios por la vía administrativa.
•	 Territorios arrebatados forzadamente, esto resulta en una reconfiguración y con-
centración obligada.
•	 Militarización y control social de las tierras y los territorios, zonas de consolida-
ción, zonas de acuerdos de AUC, zonas de exclusión social, zonas de mega-pro-
yectos, zonas de TLC, restitución de tierras, zonas de extranjerización de tierras,
zonas cocaleras, zonas ambientales, bases militares hacen parte de la estrategia.
•	 Se están apropiando de las tierras por vía administrativa para el montaje de las
bases militares del Gobierno para apoyar y proteger los megaproyectos.
•	 Exclusión y desconocimiento del campesinado, de las mujeres y los jóvenes
rurales como actores políticos y sujetos de derechos integrales
•	 Políticas públicas que conllevan a un despojo y exterminio de la economía agra-
ria campesina, indígena y afrocolombiana. Esto resulta en la vulneración de los
derechos económicos, sociales, culturales, ambientales y de género.
•	 La legislación del despojo y desplazamiento y refundación del Estado. (Acuerdo
de Ralito, Chivolo y Pivijay, Curumani).
•	 El modelo de desarrollo económico actual solo favorece el gran capital. De esta
manera destruye la economía agraria a pequeña escala y permite la inversión
de capitales para la creación de megaproyectos a través de la cooperación bila-
teral la cual es funcional a la inversión de capital. La cooperación se traduce en
subsidios asistencialistas y proyectos de desarrollo en lugares considerados como
reservas y resguardos de propiedad colectiva.
•	 Recrudecimiento del conflicto social y armado que destruye el tejido social y,
en consecuencia, con su degradación conlleva a una falta de garantías para la
participación y la democracia.
•	 Apropiación y destrucción del conocimiento propio y ancestral.
•	 Desplazamiento forzado (retorno y reubicación)
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Política rural: riesgos, retos y perspectivas #340

  • 1. Directora Sandra Morelli Rico Subdirectora Ligia Helena Borrero Restrepo Consejo Editorial Sandra Morelli Rico Antonio Hernández Gamarra Álvaro Tirado Mejía Emilio Echeverry Mejía Jorge Hernán Cárdenas Santamaría Víctor Beltrán Martínez Editor General Oscar Alarcón Núñez Coordinación editorial Jaime Viana Saldarriaga Javier Ayala Álvarez Directora Oficina de Comunicaciones y Publicaciones Alexandra Avila Rincón (E) Preparación editorial Oficina de Comunicaciones y Publicaciones Diseño de portada y búsqueda fotográfica Magda Briceño Muñoz Diseño, diagramación y edición fotográfica Yenny Liliana Pérez Guzmán Andrea Artunduaga Acosta Colaboración fotográfica Google, Incoder, agroinformacion.com, panamatravelit.cr Suscripciones y distribución Avenida La Esperanza Cra 63, costado Norte Edificio Gran Estación II PBX 6477000 e-mail: revista_economia@contraloriagen.gov.co Impresión Imprenta Nacional © Contraloría General de la República - 2013 C o n t r a l o r í a G e n e r a l d e l a R e p ú b l i c a • E d i c i ó n 3 4 0 • N o v i e m b r e - D i c i e m b r e 2 0 1 3 • I S S N 0 1 2 0 4 9 9 8
  • 2.
  • 3. Territorios de diferencia: la ontología política de los “derechos al territorio” 9 Arturo Escobar Guerra del gran capital contra la naturaleza y la humanidad 21 Hugo Blanco Mucha gente, poca tierra -Sobre el paradigma Chino en la crisis global- 29 Rafael Poch-de-Feliu Fallas de redistribucción y exclusión del campesinado impiden mayor participación y decisión 36 Edilia Mendoza Estado del arte sobre los enfoques recientes en torno al desarrollo rural 41 Carlos Salgado Araméndez Leyes que privatizan el uso de las semillas y criminalizan las semillas criollas 56 Grupo Semillas Situación de crisis humanitaria de los pueblos indígenas en Colombia 63 Luis Carlos Pichón Gómez Martha Natividad Romero Julio Juan Pablo Sandoval Castaño Francis Vargas Díaz Esther Emilse Perdomo Vargas Finca San Rafael: más que una problemática inter-étnica en el norte del Cauca 73 Mónica C. Valderrama González Indemnización a víctimas, sostenibilidad fiscal y política macroeconómica 78 Néstor Rubiano Páez Editorial La política rural y el camino hacia la paz 5 Contenido Riesgos, retos y perspectivas Política rural: Ley de víctimas y restitución de tierras
  • 4. Contenido(viene de la página anterior) Temas de coyuntura Reparación colectiva, postconflicto y democracia: el gran reto de la Ley de Víctimas y Restitución de tierras 93 Francis Vargas Díaz Juan Pablo Sandoval Auditorías a las políticas públicas: del reto a la realidad 105 Sonia Gaviria Santacruz El proceso de Restitución de Tierras desde dos estudios de caso 115 Henry Duarte Serrano Mauricio Alejandro Díaz Uribe Formación, generación de empleo, de ingresos y estabilización socio económica: Un marco de política por construir 123 Gisela Colegial Gutierrez Fernando Feijoo Rivera Mercedes Ortiz Cañon Prevención de violaciones de derechos humanos e infracciones al DIH. Una política necesaria en construcción 135 Liliana Rodríguez Sánchez Mercedes Ortiz Cañón Educación: un reto de la articulación Nación-territorio para la atención de las víctimas 147 Martha Lucia Mesa Rodríguez Mercedes Ortiz Cañón Los bienes baldíos y el daño patrimonial al Estado 163 Fernando Vargas Valencia Wilson René González Cortés Elementos del decreto 2193 sobre paraísos fiscales 182 Jorge Enrique Espitia Z.
  • 5. E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 5 Editorial Desde hace poco más de tres años, la Contraloría General de la Repú- blica ha dedicado esfuerzos para construir con y para el ciudadano una estrategia innovadora de seguimiento a las políticas públicas, como parte de su gestión misional. Ese esfuerzo se materializó en dos líneas de ac- ción: la visión del sector agropecuario y el examen de la realidad de las víctimas del conflicto armado, frente a la implementación de la Ley 1448 de 2011, conocida como “Ley de Víctimas y Restitución de Tierras”, que constituyen los temas centrales de la presente edición de la revista Econo- mía Colombiana. Por eso, su contenido entraña un verdadero ejercicio de participación efectiva y está orientado por el compromiso de acercamiento a la ciudadanía desde la gestión de lo público. En el caso del sector agropecuario, el análisis de las políticas secto- riales y subsectoriales en desarrollo del control fiscal macro, así como los resultados del ejercicio auditor adelantado en cumplimiento del control fiscal micro, y el seguimiento en tiempo real a la ejecución de las políticas agropecuarias, indican que se requiere una mejor formulación de la polí- tica -soportada técnica y participativamente-, acompañada de planes de acción a corto, mediano y largo plazo, en los que se plasme el verdadero interés del Estado por este sector. La voluntad política de esa formulación debe manifestarse en una asig- nación presupuestal más fuerte, no solamente en cuanto al monto, sino también en la priorización de acciones que propendan por su verdadero impulso y por el beneficio de la población vinculada al campo, especial- mente aquella que se encuentra en condiciones desfavorables y de grave vulnerabilidad. Estos dos elementos son fundamentales para convertir al sector agro- pecuario en una verdadera locomotora, en tanto sus logros contribuirán a la solución del conflicto social y político del país. En la medida en que se resuelvan los problemas por la tenencia de la tierra, se dispondrá de recur- sos para la seguridad y la soberanía alimentaria y se habrá avanzado en la construcción de la paz y la equidad necesarias para el desarrollo. Así puede inferirse del propio diagnóstico del Gobierno Nacional: “El sector agropecuario tiene una importancia estratégica en el desarrollo La política rural y el camino hacia la paz
  • 6. 6 3 4 0 . E C O N O M Í A C O L O M B I A N A Política rural: riesgos, retos y perspectivas Editorial económico y social de Colombia debido a su participación en el PIB, su incidencia en las condiciones de vida de la población ru- ral, y por su importancia como proveedor de alimentos para la población e insumos para la industria. Asimismo, es un sector clave para el éxito de las políticas e ini- ciativas del Gobierno relacionadas con la restitución de tierras y la reparación a las víctimas del desplazamiento forzado por causa de la violencia. Así como el retorno de los campesinos a sus tierras fomentará el crecimiento y desarrollo del sector agro- pecuario, las estrategias para promover el crecimiento de este sector también facili- tarán la implementación y el éxito de las políticas de restitución y reparación”1 . Para precisar los desafíos que en este contexto enfrenta el Sector, la Contralo- ría Delegada para el sector Agropecuario realizó el foro internacional “Política ru- ral: riesgos, retos y perspectivas”, que con- tó con la participación de los campesinos procedentes de las distintas regiones del país que sufren la problemática coyuntu- ral y estructural del sector, así como de académicos nacionales e internacionales cuyas ponencias ayudan a dimensionar los retos y a proponer soluciones, y también de sectores amplios de la ciudadanía. En la primera parte de esta edición se presentan algunas de esas ponencias, cuyo contenido de un alto rigor académico nos inducen a incentivar su juiciosa lectura, toda vez que ellas se traducen en intere- santes propuestas y diagnósticos. Sus au- tores nos acercan a diferentes temáticas y perspectivas. Encontraremos reflexiones sobre “sentipensar con la tierra”, “la gue- rra del gran capital contra la naturaleza”, “mucha gente, poca tierra” y “la exclu- sión del campesinado en Colombia”, que constituyen enfoques recientes en torno a temas estructurales y coyunturales. Asimis- mo, se abordarán temas que tienen que ver con el modelo de desarrollo agropecuario, semillas y producción, o el asunto, no me- nos trascendental, de los bienes baldíos y el daño patrimonial al Estado. De otro lado, la Contraloría General de la República debió adecuar sus procedi- mientos, en especial, el del Control Fiscal Participativo, para asumir la responsabi- lidad de efectuar seguimiento al diseño, implementación, ejecución y cumplimien- to de las medidas contempladas en la Ley 1448 de 2011, tal como lo ordena su ar- tículo 201. Se requirió diseñar estrategias de interacción con los grupos poblaciona- les, quienes por los efectos de los hechos victimizantes requieren de un tratamiento preferente y especial. A partir de un diagnóstico sobre las ne- cesidades de los ciudadanos, construido con su participación activa, en terreno, se diseñan planes de intervención en los que se involucran a los actores institucionales, según su responsabilidad en la oferta de los bienes y servicios requeridos. De esta ma- nera, la labor de control y seguimiento se orienta hacia los compromisos asumidos por las distintas entidades en los citados planes. El propósito de nuestra entidad es coadyuvar en la superación de varias di- ficultades que enfrenta la implementación de la ley 1448, de modo que pueda hacerse real y palpable en favor de quienes son su razón de ser: los millones de colombianos afectados por el conflicto armado interno. Estas barreras tienen que ver con diversos aspectos. Por un lado, la falta de participa- ción efectiva de las víctimas; y de otro, la insuficiente coordinación y el desequilibrio de corresponsabilidad entre las entidades del orden nacional y las del orden terri- 1 Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014 “Prosperidad para Todos”. Pag. 206, a propósito de “las Locomotoras para el crecimiento y la generación de ingresos”
  • 7. E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 7 Política rural: riesgos, retos y perspectivas Editorial torial. Y, debe advertirse, la escasa eficacia en la aplicación y ejecución de las políticas sectoriales. Estos temas han pre- ocupado a este organismo de control desde el inicio de su seguimiento, como se constata en publicaciones anteriores. Por esa razón, se ha decidido promover una participación más proactiva en la búsqueda de soluciones. En ese sentido se orientan los temas objeto de análisis en la sección correspondiente de la presente edición. En efecto, además del examen a la implementación de la Ley de Vícti- mas y Restitución de Tierras, en componentes como educa- ción y prevención, se encuentra el análisis sobre la crisis de los pueblos indígenas. Igualmente se aborda un asunto, no menos complejo, como el de la indemnización frente a su sostenibilidad fiscal. O temas como la reparación, posconflic- to y democracia. O la restitución de tierras, auscultada desde dos estudios de caso: uno en el Departamento de Córdoba, y otro en la región del Catatumbo, en Norte de Santander; y en este seguimiento en terreno a los hechos victimizantes, mos- tramos el tránsito del reto a la realidad, evaluado en el ejer- cicio auditor. Igualmente, en la misma línea de importancia dentro de las temáticas incluidas en la revista, recomendamos el diseño de la política de formación, empleo, generación de ingresos y estabilización socioeconómica para las víctimas. Esperamos que las diversas temáticas abordadas en la pre- sente edición de la revista Economía Colombiana, contribu- yan al debate necesario para construir escenarios en los que las aspiraciones de alcanzar una nación en paz, se conviertan en realidad. Estamos convencidos de la necesidad de transfor- mar la realidad de la Colombia rural, como vía expedita para alcanzar este propósito nacional.
  • 9. E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 9 Política rural: Territorios de diferencia: El 24 de Noviembre de 1999, el Consejo Comunitario del Territorio Ancestral del río Yurumanguí, en el municipio de Buenaventura, en el Pacífico sur colombiano (pobla- ción: 6.000 habitantes, la gran mayoría afrodescendientes), recibió su titulo colectivo por 52,144 hectáreas ocupando más del 82% de la cuenca del rio y abarcando 13 veredas. Aunque la asamblea comunitaria para la entrega pública del título por parte del Gobierno tendría que esperar muchos meses, las organizaciones del rio venían preparán- dose para este evento por un buen número de años. La entrega del título, sin duda, no fue el último paso en una historia que hoy ya cuenta con un final feliz. Sin embargo, ejemplifica las luchas de las comunidades negras y sus organizaciones en la defensa de sus territorios y cultura. Para el año 2000, por un lado, la mayoría de los territorios colectivos de afrodescen- dientes en el Pacífico había pasado a ser parte del escenario de la guerra. En el Yuruman- guí, la incursión del ejército y grupos paramilitares y la intimidación y amenazas a líderes y personas de la comunidad se hizo más común a partir de esta época. En los ríos aledaños (como el Cajambre, Naya, y Raposo del municipio de Buena- ventura), la entrada de actores armados de todo tipo (ejército, paramilitares, guerrilla, narcos) así como los desplazamientos de cientos de familias y el asesinato y masacre de líderes se tornaron cada vez más comunes, creando una verdadera “geografía del terror” en la región (Oslender 2008). En este contexto, líderes de comunidades como las del rio Yurumanguí comienzan a plantearse estrategias para fortalecer el control sobre el territorio, la prevención del desplazamiento, y el derecho a la paz, la libertad y la vida en los territorios colectivos. Entre las estrategias desarrolladas a partir del 2000 se contaron la recuperación del cultivo de arroz, la producción de endulzante de caña de azúcar, la autonomía alimentaria, la promoción de saberes y prácticas tradicionales, y el fortaleci- miento de las organizaciones étnico-territoriales (PCN c.2004). la ontología política Arturo Escobar* riesgos, retos y perspectivas * Universidad de Carolina del Norte, Chapel Hill y Grupo Nación/Cultura, Memoria, Universidad del Valle. de los “derechos al territorio”
  • 10. 10 3 4 0 . E C O N O M Í A C O L O M B I A N A Política rural: riesgos, retos y perspectivas Este y muchos otros testimonios similares nos refieren a una dimensión más fundamental que la del capital y de los derechos (sin sugerir que estas no sean importantes), y que en gran medida las subyace: la defensa de la vida. Cómo pensa- mos esta defensa de la vida? El pensamiento de los movimientos sociales contemporáneos nos da pautas para abordar esta pregunta. Al hablar de cosmovision, por ejemplo, o al afirmar que la crisis ecológica y social actual es una crisis de modelo civilizatorio, al apostarle a la diferencia, o al refe- rirse a la identidad y, especialmente y como vere- mos en la próxima sección, al insistir en el ‘ejerci- cio de su autonomía –en todas estas expresiones encontramos que muchos de los movimientos denominados étnico-territoriales (en Colombia, principalmente afrocolombianos y de pueblos indígenas; quizás a estos podríamos agregar al- gunos movimientos campesinos y ecologistas) se- ñalan esa otra dimensión, la dimensión de la vida, o dimensión ontológica. Podemos enunciar el ar- gumento de este trabajo en su forma más general: La perseverancia de las comunidades y movi- mientos de base étnico-territorial involucran resistencia, oposición, defensa y afirmación, pero con frecuencia puede ser descrita de forma más radical como ontológica. Igual- mente, aunque la ocupación de territorios colectivos usualmente involucra aspectos armados, económicos, territoriales, tecnoló- gicos, culturales, y ecológicos, su dimensión más importante es la ontológica. En este marco, lo que ‘ocupa’ es el proyecto moderno de Un Mundo que busca convertir a los mu- chos mundos existentes en uno solo; lo que persevera es la afirmación de una multiplici- dad de mundos. Al interrumpir el proyecto globalizador neoliberal de construir Un Mun- do, muchas comunidades indígenas, afrodes- cendientes, y campesinas pueden ser vistas como adelantando luchas ontológicas. En otras palabras: subyacente a la máquina de devastación que se cierne sobre los territo- rios de los pueblos hay toda una forma de existir que se ha ido consolidando a partir de lo que usualmente llamamos “modernidad’. En su for- ma dominante, esta modernidad --capitalista, liberal y secular—ha extendido su campo de in- fluencia a la mayoría de rincones del mundo des- de el colonialismo. Basada en lo que llamaremos una ‘ontología dualista’ (que separa lo humano y lo no humano, naturaleza y cultura, individuo y comunidad, ‘nosotros’ y ‘ellos’, mente y cuerpo, lo secular y lo sagrado, razón y emoción, etc.), esta modernidad se ha arrogado el derecho de ser “el mundo” (civilizado, libre, racional), a cos- ta de otros mundos existentes o posibles. En el transcurso histórico, este proyecto de consolidarse como Un Mundo -que hoy llega a su máxima ex- presión con la llamada globalización neoliberal de corte capitalista, individualista, y siguiendo cierta racionalidad- ha conllevado la erosión sistemática de la base ontológica-territorial de muchos otros grupos sociales, particularmente aquellos donde priman concepciones del mundo no dualistas, es decir, no basadas en las separaciones indicadas. A estas otras experiencias las llamaremos mundos u ontologías relacionales. Aunque es- tas ontologías caracterizan a muchos pueblos étnico-territoriales, no se encuentran limitadas a estos (de hecho, dentro de la misma experiencia de la modernidad occidental hay expresiones de mundos relacionales no dominantes). Lo impor- tante a señalar, desde nuestra perspectiva, es que la presión sobre los territorios que se está eviden- ciando hoy en día a nivel mundial -especialmente para la minería y los agrocombustibles- puede ser vista como una verdadera guerra contra los mun- dos relacionales, y un intento más de desmantelar todo lo colectivo. Dentro de esta compleja situa- ción, las luchas por los territorios se convierten en lucha por la defensa de los muchos mundos que habitan el planeta. En palabras del pensamiento zapatista, se trata de luchas por Un Mundo en el que quepan muchos mundos, es decir, luchas por la defensa del pluriverso. La sabiduría de los y las compañeras zapatis- tas nos da una clave para la segunda parte del argumento de este trabajo: Dichas luchas pueden ser interpretadas como contribuciones importantes a las transi- ciones ecológicas y culturales hacia el pluriver- so. Estas transiciones son necesarias para en- frentar las múltiples crisis ecológicas y sociales producidas por la ontología Uni-Mundista y sus concomitantes narrativas y prácticas. Las luchas afrodescendientes en regiones como el
  • 11. E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 11 Política rural: riesgos, retos y perspectivas Pacífico colombiano, particularmente la radicalización de estas luchas por el territorio y la diferencia y contra la avalancha desarrollista, armada, y extractivista de la última década, están de este modo en la avanzada de las luchas por otros modelos de vida, de economía, y de sociedad. Al hablar de transiciones (como dirían muchos activistas: a otros modelos civilizatorios verdaderamente sustentables y plu- rales), estamos relievando la dimensión planetaria de las luchas locales, especialmente frente al cambio climático global. Para el caso del rio Yurumanguí, esto ha significado una estrategia con cuatro componentes: conceptualizar y potenciar el proyecto de vida de las comunidades, basado en prácticas y valores propios de su cosmovision; la defensa del territorio como espacio que sustenta el proyecto de vida, desde la perspectiva étnico-territorial (en el marco de la Ley 70 de 1993); la dinámica organizativa en torno a la apropiación y control social del territorio, base de la seguridad alimentaria y la autonomía; y la participación en estrategias de transformación más amplias, especialmente a través de su vincula- ción con organizaciones étnico-territoriales afrocolombianas y con redes transnacionales de solidaridad (PCN c.2004: 38-40). Todas estas con aspectos importantes de lo que en este trabajo llamare- mos práctica política ontológica. Territorios de diferencia: territorio, territorialidad, y territorialización Este artículo se inscribe en el espíritu de celebración de los veinte años de la Ley 70, promulgada el 27 de agosto de 1993. No es este el lugar para describir y discutir la ley más allá de mencionar sus aspectos esenciales: reconoce a las comunidades negras de Colombia como grupo étnico con derechos colectivos a sus terri- torios y a su identidad cultural; identifica aquellos asentamientos ancestrales que han mantenido ocupación colectiva, y crea los me- canismos para la titulación colectiva de dichos territorios; establece parámetros para el uso de los territorios y la protección del medio ambiente, de acuerdo a las prácticas tradicionales de agricultura, caza y pesca, minería artesanal y otras; crea mecanismos para la protección y desarrollo de la identidad cultural de las comunida- des; y compromete al Estado a adoptar “medidas para garantizarle a las comunidades negras de que trata esta ley el derecho a desa- rrollarse económica y socialmente atendiendo los elementos de su cultura autónoma” (artículo 47), incluyendo sus propias formas de economía (ej., artículo 52). Veinte años más tarde, y a pesar del carácter inconcluso de la ley, tanto en sus aspectos legales como prácticos, la mayoría de las organizaciones afrodescendientes re- saltan su crucial importancia y están dispuestas a seguir dando la batalla por su total implementación. Para algunas organizaciones de comunidades negras, las diná- micas territoriales comienzan con el proyecto histórico libertario
  • 12. 12 3 4 0 . E C O N O M Í A C O L O M B I A N A Política rural: riesgos, retos y perspectivas del cimarronaje y continúan en el presente con la resistencia cultural al mercado y la economía capitalista. Es decir, la territorialidad tiene raíces profundas en el proceso de esclavización y de resistencia a él. Como lo enuncia un texto reciente del Proceso de Comunidades Negras, “Las comunidades negras hemos construido históricamente, durante 500 años, territorios ancestrales a partir de las luchas de nuestros ancestros por librarse de la esclavitud y manteniendo la memoria recreada por la gente negra traída del África. En estos territorios hemos recreado nuestras culturas, hemos resignificado nuestras creencias, hemos logrado la reproducción de nuestras vidas. La constitución de 1991 y la posterior expedición de la Ley 70 del 93 representaron un avance, aunque limitado, en nuestras aspiraciones por el reconocimiento de nuestra ancestralidad y nuestras raíces culturales étnicas”. (PCN 2012: 3). Para algunos críticos de la ley, estas concepciones buscan mantener a la comunidad en el pasado; más aun, dicen las voces críticas de hoy, junto a mecanismos tales como la consulta previa y el consentimiento previo, libre e informado, la ley hace que las comunidades y los territorios colectivos se conviertan en un “obstáculo para el desarro- llo”. Este es un debate activo en Colombia que no alcanzo a reseñar en estas páginas. Por lo tanto, es importante explicar bien por qué la concepción étnico-territorial de autonomía y de diferencia cultural encarnada en la Ley 70 y, con mayor claridad aun, en la concepción y práctica de algunas manifestaciones de los movimientos sociales afrocolombianos e indígenas no solo no se queda en el pasado, ni es “romántica” o irreal, ni constituye una “piedra en el zapato” de aquellos proyectos del Estado que buscan “el progreso”, sino todo lo contrario: está anclada en un entendimiento profun- do de la vida (como explicaremos: como fundamentada en la relacionalidad); pone en funcionamiento una estrategia política de avanzada en el contexto regional y nacional en muchas áreas (por ejemplo, frente a los derechos de los grupos étnicos, la consulta previa, las actividades extractivas, y el proceso de paz actual); evidencia una aguda conciencia de la coyuntura planetaria cada vez mas ineludible y amenazante por la que atravesamos (cambio climático global, y la destrucción acelerada de la biodiversidad), frente a la cual se imponen cambios radicales en el modelo de economía y desarro- llo (que en América Latina algunos llaman ‘transiciones al post-extractivismo’, otros como ‘cambio de modelo civilizatorio’); y manifiesta un sentido de utopía realista con relación a la gran multiplicidad de entramados humano-naturales que tendremos que seguir cultivando los humanos desde lugares específicos del planeta para promover las transiciones a ‘un mundo donde quepan muchos mundos’. El resto de este trabajo está dedicado a explicar en detalle algunos de los elemen- tos de esta proposición, particularmente la relacionalidad, los entramados humano- naturales, y las transiciones al post-extractivismo y al pluriverso. Al final de la exposi- ción estaremos en capacidad de entender la noción de práctica política ontológica con la cual cerráramos la primera sección. Comenzaremos esta tarea apoyándonos en el trabajo del geógrafo brasilero Carlos Walter Porto Gonçalves. Para este intelectual, el interés por el ‘territorio’ que sur- ge a finales de los 80s y comienzos de los 90s en muchas partes de América Latina --aquel que por primera vez enarbola el estandarte de ‘no queremos tierra, queremos territorio’-ocurre gracias a los grupos sociales indígenas, campesinos, y afrodescen- dientes en países como Bolivia, Ecuador, Perú, Colombia y Brasil, los cuales introducen
  • 13. E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 13 Política rural: riesgos, retos y perspectivas por primera vez el tema en los debates teórico-políticos, impo- niendo así una gran re-signifi- cación al debate sobre tierras y territorio en el continente. Es durante estos años que estos grupos empiezan a mo- vilizarse en grandes números, formulando las posturas más de avanzada de la época sobre temas tales como el estado, el poder, la naturaleza, y las iden- tidades. Algunos de estos te- mas ya estaban circulando en diversos discursos globales pero fueron capaces de rearticularlos de la forma más efectiva; tal fue el caso de lo ambiental, que vio una radical resignificación de temas tales como la conserva- ción, los bosques, y los derechos de propiedad intelectual, todo esto desde perspectivas territo- riales-culturales. Fue este un momento de fortaleza y visibilidad de las propuestas político-epistémicas de los movimientos, al cual también contribuyó grande- mente el movimiento zapatista con su visión de la relación en- tre dignidad y territorio, la cual resalta el hecho básico de que sin las condiciones materiales y culturales para la reproduc- ción de la vida (el territorio) no hay dignidad. Y aunque estas posiciones desde la ecuación territorio-cultura –desde lo que hemos llamado territorios de diferencia- se hayan banalizado por los intentos de apropiación del Banco Mundial y los esta- dos neoliberales, siguen siendo propuestas históricamente im- portantes, las cuales se siguen renovando al calor de las luchas y los debates, como veremos más adelante. Continuaremos con una presentación muy breve de la perspectiva étnico-territorial del PCN, antes de concluir esta sección regresando a la distinción sugerida por Porto Gonçalves entre territorio, territorialidad, y te- rritorialización. La ecología política del PCN de Colombia A lo largo de los últimos 20 años, el PCN ha elaborado toda una conceptualización y pensamiento político, ecológico, y cultural como base de su estrategia. Este pensamiento se ha desarrollado de una forma dinámica en el encuentro con las comunidades, con el Estado, la academia, ONGs, y otros movimientos, pero siempre con la intención de producir un pensamiento propio desde la autonomía (ver PCN e Investigadores Académicos 2007; Escobar 2010).La pri- mera piedra angular de esta conceptualización fue el enunciado de cinco principios básicos en su II Asamblea en 1993. A lo largo de los 90, se desarrolló toda la propuesta territorial, de conservación y desarrollo propio, centrada en el concepto de “territorio-región”. A partir del 2001, los temas centrales de elaboración teórico-política han incluido los derechos económicos, sociales, y culturales (DESC); la memoria y reparación colectiva; los censos de población y las identidades negras; el racismo y la discriminación; y la consulta previa y el consentimiento previo, libre e informado (CP y CPLI). Aunque las cuestiones territoriales dejan de ser tan centrales como en la década anterior, no desaparecen sino que se trabajan desde estos otros ángulos. El referente crucial de todo análisis y estrategia política de PCN son los principios con los cuales comenzaremos esta breve exposi- ción, a ser seguida por la presentación del marco territorial. Estos principios son los siguientes (resalto en negrilla aquellos aspectos más directamente ligados a expresiones de ontología política, a ser discutidas en la próxima sección): 1. La afirmación y reafirmación del ser: el derecho a ser negros, a ser comunidades negras (derecho a la identidad); 2. El “derecho a un espacio para ser (Derecho al Territorio); 3. El derecho el ejercicio del ser (Autonomía, Orga- nización y Participación); y 4. El “Derecho a una visión propia de futuro; se trata de construir una visión propia de desarrollo ecológico, económico y social, partiendo de nuestra visión cultural, de nuestras formas tradicionales de producción y de organización social. El territorio es definido “como espacio colectivo, compuesto por todo el lugar necesario e indispensable donde hombres y muje- res, jóvenes y adultos, crean y recrean sus vidas”. Es un “espacio de vida donde se garantiza la supervivencia étnica, histórica y cultural”. Por su parte, “el Territorio-Región del Pacífico es una unidad geográfica desde la propiedad y continuidad de los territorios co- lectivos de las comunidades negras e Indígenas, como concepción y práctica en la definición de una estrategia de defensa social, cul- tural y ambiental del espacio de vida, hacia la estructuración de una región autónoma, que propenda por una opción de desarrollo
  • 14. 14 3 4 0 . E C O N O M Í A C O L O M B I A N A Política rural: riesgos, retos y perspectivas compatible con su entorno ambiental y las relaciones que en él tra- dicionalmente han mantenido las comunidades” (ver Escobar 2010 para una explicación exhaustiva de la ecología política del PCN). Ontologías relacionales: perspectivas territoriales, más allá de ‘la cultura’ Sintetizando alguno de los puntos centrales de trabajos anterio- res (Blaser, de la Cadena y Escobar 2009; de la Cadena 2008; Blaser 2010; Escobar 2012b), resaltamos dos aspectos claves de muchas on- tologías relacionales: el territorio como condición de posibilidad, y las diversas lógicas comunales que con frecuencia las subyacen, aun- que solo discutiremos el primero en este texto por razones de espacio (Escobar 2012c). En estas ontologías, los territorios son espacios- tiempos vitales de toda comunidad de hombres y mujeres. Pero no sólo es eso, sino también es el espacio-tiempo de interrelación con el mundo natural que circunda y es parte constitutivo de él. Es decir, la interrelación genera escenarios de sinergia y de complementariedad tanto para el mundo de los hombres-mujeres, como para la repro- ducción del resto de los otros mundos que circundan al mundo hu- mano. Dentro de muchos mundos indígenas y en algunas comuni- dades afrodescendientes de América Latina, esos espacios materiales se manifiestan como montañas o lagos, que se entiende tienen vida o son espacios animados.
  • 15. E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 15 Política rural: riesgos, retos y perspectivas El territorio se concibe como más que una base material para la reproducción de la comu- nidad humana y sus prácticas. Para poder captar ese algo más, el atender a las diferencias onto- lógicas es crucial. Cuando se está hablando de la montaña como ancestro o como entidad sin- tiente, se está referenciando una relación social, no una relación de sujeto a objeto. Cada relación social con no-humanos puede tener sus protoco- los específicos, pero no son (o no solo) relacio- nes instrumentales y de uso. Así, el concepto de comunidad, en principio centrado en los huma- nos, se expande para incluir a no-humanos (que pueden ir desde animales a montañas y pasando por espíritus, todo dependiendo de los territorios específicos). Consecuentemente, el terreno de la política se abre a los no-humanos. ¿Qué impacto tiene para la concepción moderna de la política cuando esta no queda restringida a los humanos? (de la Cadena 2008, 2010, en imprenta). La forma en que los humanos y los no-huma- nos manejan sus relaciones sociales y su comu- nicación en un determinado territorio varía, pero en cada caso la participación de no-humanos es un aspecto (relativamente) ‘normal’ de la política relacional. Esto no es así en la política represen- tacional que prevalece en cierto tipo de moder- nidad, donde la oposición a un proyecto minero en términos de ‘el cerro es un ser sensible y no se lo puede destruir’, solo puede ser aceptada como una demanda cultural en términos de ‘creencias’. Es posible que se dé alguna consideración a estas ‘creencias’, pero lo que cuenta en última instan- cia es la ‘realidad (verdadera),’ y esta solo nos la da la ciencia (o cuando menos el sentido común moderno que nos dice que el cerro es una for- mación rocosa inerte y nada más). Al proceder de esta manera, como veremos en la última sección, estamos ignorando la naturaleza ontológica del conflicto en cuestión. La premisa de que en última instancia todos vivimos dentro de una misma realidad -un mundo que se considera constituido por Un Solo Mundo (Law 2011), y no por muchos mundos, como nos lo sugieren tanto los zapatistas como los filósofos de la multiplicidad y la diferencia y los investiga- dores de los estudios sociales de la ciencia- ex- cluye la posibilidad de ontologías múltiples, ya que se asume que las diferencias son entre ‘pers- pectivas’ de una sola realidad ‘objetiva’. Pero qué pasa si cuestionamos esta premisa fundacional del occidente racional moderno? Para Blaser (2010, en imprenta), este cuestionamiento crea la posi- bilidad de todo un campo de ontología política como única salida para evitar ser capturados en la trampa epistémica de la visión dominante de la modernidad. La ontología política, como vi- mos, toma como punto de partida la existencia de múltiples mundos los cuales, aunque entreve- rados, no pueden ser completamente reducidos los unos a los otros (por ejemplo, no pueden ser explicados por ninguna ‘ciencia universal’ como perspectivas diferentes sobre Un Mismo Mundo). Cada mundo es enactuado por sus prácticas es- pecíficas, sin duda en contextos de poder tanto a su interior como con respecto a otros mundos. Estos mundos constituyen un pluriverso, es de- cir, un conjunto de mundos en conexión parcial los unos con los otros, y todos enactuándose y desenvolviéndose sin cesar. Como lo demuestra la perseverancia de mundos relacionales, siempre hay algo en todos estos mundos que ‘excede’ la influencia de lo moderno; este ‘exceso’ que resiste definición y reducción a lo moderno, es también un fundamento importante de la ontología po- lítica y de la práctica política ontológica (de la Cadena en imprenta). La ontología política es, entonces, el análisis de mundos y de los procesos por medio de los cuales se constituyen como tales; esto aplica, ob- viamente, a la modernidad misma. La ontolo- gía política re-sitúa al mundo moderno como un mundo entre muchos otros mundos. Esta es una tarea teórico-política fundamental que se está abordando desde las academias críticas y desde ciertos movimientos sociales. Desde estas pers- pectivas, no solo no puede haber un Solo Mundo (un universo), sino que no puede haber un solo principio o conjunto de principios al cual pue- dan referirse todos estos mundos; como sabemos, usualmente estos principios son los de la tradi- ción liberal y secular europea. Si bien todos los mundos del planeta viven bajo la sombra de la expansión del liberalismo como sistema político y cultural capitalista y secular --con sus principios de democracia, mercados, individuos, orden, y ra- cionalidad, a ser impuestos por la fuerza a otras sociedades si es necesario, como intenta hacerlo Estados Unidos con frecuencia- no pueden ser
  • 16. 16 3 4 0 . E C O N O M Í A C O L O M B I A N A Política rural: riesgos, retos y perspectivas explicados en su integridad en términos de estos principios. Haciendo eco a la socio- logía de las ausencias y las emergencias propuesta por Boaventura de Sousa Santos (2007), la ontología política busca visibilizar las múltiples formas de ‘mundificar’ la vida, mientras que la práctica política ontológica contribuye a defender activamente estos mundos en sus propios términos. Como apunta Blaser (en imprenta), estos mun- dos donde se albergan formas de diferencia radical continúan existiendo en frente de nuestras narices; el hecho de que con frecuencia involucren prácticas modernas y el uso de la ciencia y la tecnología (como el internet, por supuesto) no los invalida como mundos diferentes a lo que llamamos modernidad. Quisiera sugerir las siguientes posibilidades de lectura como conclusión provisional, para la discusión: 1. Muchos de los movimientos sociales étnico-territoriales en América Latina son espacios vitales de producción de conocimiento y estrategias sobre las identidades y la vida. Desde muchas perspectivas, se puede decir que constituyen una propuesta de avanzada frente a la coyuntura de crisis social y ecológica de los territorios. 2. El concepto y prácticas de ‘territorio’ va mucho más allá de la base material para la reproducción de la vida; es el espacio –biofísico y epistémico al mismo tiempo- donde la vida misma se enactúa de acuerdo a una ontología particular, donde la vida por así decirlo, se mundifica o se hace ‘mundo’. En las ontologías relacionales, huma- nos y no-humanos (lo orgánico, lo no-orgánico, y lo sobrenatural o espiritual) forman parte integral de estos mundos en sus múltiples interrelaciones como seres sensibles. 3. Para algunos movimientos étnico-territoriales, la autonomía surge como con- cepto clave de su práctica política ontológica. La autonomía se refiere a la creación de las condiciones que permitan cambiar las normas de un mundo desde adentro. Puede incorporar la defensa de algunas prácticas, la transformación de otras, y la invención de nuevas prácticas. Como nos lo recuerdan los zapatistas, la autonomía implica la condición de ser comunal: “nuestro método de gobierno autónomo proviene de va- rios siglos de resistencia autónoma, así como de la propia experiencia zapatista. Es el auto-gobierno de las comunidades” (Sexta Declaración 2005). Cuando el PCN habla de articular el proyecto de vida de las comunidades (su proyecto ontológico de cons- trucción de mundos) con el proyecto político del movimiento, está desarrollando una práctica política ontológica. 4. Repensar el ‘desarrollo’ y ‘la economía’ surgen como tareas igualmente impor- tantes para la ontología política, especialmente en el contexto del avance de formas de entender el individuo, la economía, y lo real que cada vez erosionan más el sistema de interrelaciones que hacen posibles los mundos relacionales. Las múltiples búsque- das por alternativas al desarrollo y ‘otras economías’ pueden de esta manera ser vistas como ingredientes cruciales para una ontología política de los territorios. Otro enun- ciado posible de estas metas es la visibilización y fomento de formas no-capitalistas y no-liberales de organizar los entramados humano-naturales. 5. Los territorios no son estáticos, como tampoco lo son los mundos, y nunca lo han sido. Lo ‘moderno’ de hecho se encuentra más estancado en su pasado que los otros mundos, pues sigue pensando en ‘locomotoras del desarrollo’ en pleno siglo XXI, mientras que muchos grupos subalternos se abren necesariamente a la relación con lo moderno. Al proponer que los territorios de las comunidades negras, “constituyen
  • 17. E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 17 Política rural: riesgos, retos y perspectivas una red compleja de relaciones en las cuales se desarrolla una pro- puesta político-organizativa que busca contribuir a la conservación de la vida, la consolidación de la democracia a partir del derecho a la diferencia, y la construcción alternativa de sociedad”, el PCN (PCN e Investigadores 2007: 48) no solamente está demostrando claridad conceptual y política con respecto a la historia y las co- yunturas actuales; está proporcionando un marco para las relacio- nes entre mundos –una propuesta para la inter-culturalidad, si se quiere. Sectores del Estado, gracias a la presión de los movimientos, intentan reconocer la negociación inter-mundos como una posibi- lidad históricamente viable. 6. Tanto desde la perspectiva de ciertos movimientos étnico-te- rritoriales en América Latina hoy en día, como desde algunas pers- pectivas académicas aprendemos que los mundos se geografizan en su historia: buscan las condiciones para la re-existencia a través de la apropiación social de sus territorios de forma efectiva. 7. En términos generales, los mundos se entreveran los unos con los otros, se co-producen y afectan, todo esto sobre la base de conexiones parciales que no los agota en su inter-relación. De aquí surge una de las preguntas más cruciales de la ontología política: ¿Cómo diseñar encuentros a través de la diferencia ontológica, es decir, encuentros entre mundos (ej., Law 2011, Blaser 2010, de la Cadena en imprenta)? El contexto para ello no es nada fácil, siem- pre y cuando prima una concepción de la globalización como uni- versalization de la modernidad. Pero si la interpretación que hemos presentado en este texto tiene alguna validez, se abre la posibilidad histórica de otro gran proyecto: la globalidad como estrategia para preservar y fomentar el pluriverso (Blaser 2010). A esta estrategia la llamamos la activación política de la relacionalidad (Blaser, de la Cadena y Escobar 2009). A manera de conclusión: Ocupaciones, perseverancias, transiciones Es poco sabido internacionalmente que Colombia ocupa el pri- mer lugar a nivel mundial en el desplazamiento forzoso, con más de 5 millones de desplazados internos; un número desproporcio- nado de ellos son afrodescendientes. Ya discutimos los motivos y algunas de las dinámicas en los breves recuentos de Yurumanguí y Curvaradó y Jiguamiandó. La situación de la palma ha sido bien estudiada por misiones internacionales, en uno de cuyos reportes se lee que “la misión determinó que el impacto más preocupante de la expansión palmera es la pérdida de autodeterminación territo- rial por parte de las comunidades” (Misión Internacional 2009: 4). En muchas zonas, “las empresas palmicultores han llevado a cabo un proceso de desterritorialización, invadiendo los territorios de las comunidades o en algunas casos rodeándolas y confinándolas” (p. 7), práctica esta llamada ‘emplazamiento’ por las organizaciones. Algo similar ha ocurrido con la caña de azúcar en algunas regiones
  • 18. 18 3 4 0 . E C O N O M Í A C O L O M B I A N A Política rural: riesgos, retos y perspectivas como el Norte del Cauca, y amenaza con ocurrir con la minería (caso La Toma). Los medios utilizados para la expansión ilícita de las operaciones extractivas van desde la intimidación hasta las amenazadas y los asesinatos, pasando por la cooptación de líderes locales y el reemplazo de gente local por trabajadores de otras regiones. Los efectos son devastadores para las comunidades y ecosistemas locales. Así, el bosque tropical diverso que existe en relación con comunidades, ríos, esteros y manglares -el mundo relacional enactuado por las comunidad del río Guapi, es destruido para dar paso a la monotonía de la plantación moderna, a cuyo servicio se subordina el entra- mado relacional de humanos y no-humanos, cuya base ontológica se va erosionando. Proponemos que los derechos de los pueblos indígenas, afrodescendientes, y cam- pesinos a sus territorios puede ser vistos en términos de tres procesos entrelazados: ocupaciones, perseverancias, y transiciones. Aunque la ‘ocupación’ de territorios co- lectivos usualmente involucra aspectos armados, territoriales, tecnológicos, culturales, y ecológicos, su dimensión más importante es la ontológica. Las ‘perseverancias’, de igual manera, involucran resistencias, oposición, defensa, y afirmación, aunque con frecuencia pueden ser descritas de forma más radical como ontológicas. En este marco, lo que ‘ocupa’ es el proyecto moderno de Un Mundo que busca convertir a los muchos mundos existentes en uno solo; lo que persevera es la afirmación de una mul- tiplicidad de mundos. Al interrumpir el proyecto globalizador neoliberal de construir Un Mundo, muchas comunidades indígenas, afrodescendientes, y campesinas, como hemos intentado demostrar, pueden ser vistas como efectuando luchas ontológicas. Dichas luchas pueden ser interpretadas como contribuciones importantes a las tran- siciones ecológicas y culturales hacia el pluriverso. Estas transiciones son necesarias para enfrentar las múltiples crisis ecológicas y sociales producidas por la ontología Uni-Mundista y sus concomitantes narrativas, prácticas, y enacciones. Hace ya casi dos décadas las organizaciones étnico-territoriales de comunidades afrodescendientes declararon a sus comunidades como territorios de vida, alegría, esperanza y libertad. Desde entonces se invoca y se refrenda este acuerdo en muchas reuniones, declaraciones, reportes y denuncias. Esta es una buena fórmula para las transiciones al pluriverso.
  • 19. E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 19 Política rural: riesgos, retos y perspectivas Referencias Acosta, Alberto. 2012. “El buen vivir en la senda del posdesarrollo.” En Renunciar al bien común. Extractivismo y (pos)desarrollo en América Latina. Gabrila Massuh, ed. Pp. 283-305. Buenos Aires: Mardulce. Blaser, Mario. En imprenta. “Ontological; Conflicts and the Stories of People In Spite of Europe: Towards a Conversation on Political On- tology”. Current Anthropology Blaser, Mario. 2010. Storytelling Globalization from the Chaco and Beyond. Durham: Duke University Press. Blaser, Mario, Marisol de la Cadena, y Arturo Escobar. 2009. Con- vocatoria a la conferencia Política más allá de “la Política”. (Propuesta para conferencia, sin publicar) de la Cadena, Marisol. En imprenta. When Worlds Meet: Making Excess Fit in the Andes. Durham; Duke University Press. de la Cadena, Marisol. 2010. “Indigenous Cosmopolitics in the An- des: Conceptual Reflections Beyond Politics”. Cultural Anthropology 25(2): 334-370 Escobar, A. 2012a. Prefacio a la Segunda Edición. La invención del desarrollo (2ª Ed.). Popayán: Universidad del Cauca. Escobar, Arturo. 2012b. “Cultura y diferencia: La ontología política del campo de Cultura y Desarrollo”. Revista Walekeru No. 2, http:// edu-library.com/es/walekeru Escobar, Arturo. 2012c. “El desarrollo de nuevo en cuestión”. Carta Latinoamericana CLAES. Montevideo (de próxima aparición). Escobar, Arturo. 2010. Territorios de diferencia. Lugar, movimiento, vida, redes. Popayán: Envión. Esteva, Gustavo. 2005. “Celebration of Zapatismo,” Humboldt Journal of Social Relations 29(1): 127-167. Grueso, Libia. 2003. “Territorios de vida, alegría y libertad: Una opción cultual frente al conflicto en el Territorio-Región del Pacifico colombiano”. Cali: PCN. Gudynas, Eduardo. 2012. “Hay vida después del extractivismo. Al- ternativas a la sobreexplotación de los recursos naturales”. En: Pobreza, desigualdad y desarrollo en el Perú/ Informe OXFAM Perú 20122/2012. Pp. 45-53. Lima: Oxfam. Gudynas, Eduardo. 2011. “Más allá del nuevo extractivismo: tran- siciones sostenibles y alternativas al desarrollo”. En: El desarrollo en cuestión. Reflexiones desde América Latina”. Ivonne Farah y Fernanda
  • 20. 20 3 4 0 . E C O N O M Í A C O L O M B I A N A Política rural: riesgos, retos y perspectivas PCN. 2012. “La paz desde la perspectiva del Proceso de Comunidades Negras. Primer borra- dor”. Bogotá: PCN. PCN (Proceso de Comunidades Negras). c.2004. Construyendo Buen Vivir en las Comu- nidades Negras del rio Yurumanguí y en Pílamo, Cauca.Cali: PCN-Solsticio. PCN. 2000. Fortalecimiento de las dinámicas organizativas del PCN en el Pacifico sur colombia- no, en torno al ejercicio de los derechos étnicos y territoriales. Proyecto PCN-Solsticio, Segundo in- forme técnico trimestral. Buenaventura: PCN Porto Gonçalves, Carlos Walter. 2002. “Da Geografía ás geografías. Um mundo em busca de novas territorialidades”. En Ceceña, Ana, y Emir Sader (Comps.) La guerra infinita: hegemonía y terror mundial. Pp. 217-256. Buenos Aires: CLACSO. Santos, Boaventura. 2007. The Rise of the Global Left. The World Social Forum and Beyond. London: Zed Books. Wanderley (Coord.) Pp. 379-410. CIDES UMSA, La Paz, Bolivia. http://www.gudynas.com/publicaciones/Gu- dynasExtractivismoTransicionesCides11.pdf Gudynas, Eduardo. y Acosta, Alberto. 2011. “La renovación de la crítica al desarrollo y el buen vivir como alternativa”. Utopía y Praxis Latinoa- mericana 16 (53): 71 - 83, Venezuela, 2011. http://www.gudynas.com/publicaciones/Gu- dynasAcostaCriticaDesarrolloBVivirUtopia11.pdf Law, John. 2011. “What’s Wrong with a One-World World.” Presented to the Center for the Humanities, Wesleyan University, September 19. Published by heterogeneities on September 25, www.heterogeneities.net/publications/Law 2111WhatsWrongWithAOneWprldWorld.pdf Oslender, Ulrich. 2008. Comunidades negras y espacio en el Pacífico colombiano: hacia un giro geográfico en el estudio de los movimientos so- ciales. Bogotá: ICANH
  • 21. E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 21 Política rural: contra la naturaleza y la humanidad Ahora el mundo está gobernado por las grandes empresas transnacionales. Los go- biernos, con excepción de Cuba, en mayor o menor grado, son sólo servidores de ellas, que también tienen a su servicio los parlamentos, los poderes judiciales, los ejércitos, las policías y los grandes medios de comunicación. Los regímenes denominados “democráticos” están acomodados para permitir la li- bertad de prensa, pero a través del gran capital la prensa libre es arrinconada. En las elecciones permiten que sean elegidos parlamentarios que llevan la voz del pueblo, pero siempre en minoría, de modo que sus propuestas quedan en ínfima minoría frente a la mayoría defensora del sistema. Las transnacionales tienen un principio supremo, al cumplimiento del cual, sacrifican todo: “Obtener la mayor cantidad de dinero posible en el menor tiempo posible”. Si en cumplimiento de ese principio tienen que agredir a la naturaleza y a la huma- nidad, lo hacen. Los avances de la ciencia y de la técnica, tienen como objetivo servir ese principio. Por supuesto, los grandes medios de comunicación en sus manos embellecen el pa- norama hablándonos de “progreso” y “desarrollo”. Los ataques son muchos. Sólo hablaremos de algunos Calentamiento global En mi opinión es el peor ataque, consiste en el calentamiento del aire por la emisión de los llamados gases de efecto invernadero como el CO2 que retienen el calor solar. Estos gases son producidos por los carros y las fábricas. Guerra del gran capital Hugo Blanco* riesgos, retos y perspectivas A primera vista, como en el Perú, afortunadamente, ya no existe guerra armada entre el gobierno y el grupo armado “Sendero Luminoso”, no me correspondería hablar sobre el tema. Sin embargo, es correcto hablar de paz ante la terrible guerra de exterminio desarrollada mundialmente por el gran capital contra la naturaleza y, por lo tanto, contra la humanidad en general.
  • 22. 22 3 4 0 . E C O N O M Í A C O L O M B I A N A Política rural: riesgos, retos y perspectivas Su principal efecto es el derretimiento de los cascos polares y los nevados. Esto au- menta el nivel del mar, que ya se tragó una isla entre la India y Paquistán y formó otra se- parándola de Groenlandia. Son afectadas y amenazadas mu- chas ciudades costeras, entre ellas las centroamericanas. Están despareciendo mu- chos manantiales y los ríos se están adelgazando, lo que afecta gravemente a las comu- nidades rurales. Además, el calentamiento global altera el clima, provoca inviernos más fríos y verano más calientes, provoca lluvias fuera de temporada. Por una parte, genera inundaciones por abun- dancia de lluvias y por otra, se- quías. Esto, naturalmente, per- judica a toda la población, pero es mortal para las comunidades rurales, dañando centralmente su trabajo agrícola y afectando también la ganadería. También producen huraca- nes como el Katrina que asoló Nueva Orleans y el Sandy que afectó a Colombia y a Venezue- la y, en mayor medida, a Haití, República Dominicana, Jamai- ca, Cuba,Bahamas, Bermudas, Estados Unidos y Canadá, Como ya es innegable el calentamiento, el organismo mundial oficial del sistema, la ONU, ha tenido que organizar reuniones de los regímenes de los países más calentadores para tratar el tema. En Kioto acordaron ba- jar un poco el calentamiento, pero esto no funcionó porque los países más calentadores, EEUU y China, no quisieron acatar el acuerdo. A partir de entonces, en las reuniones posteriores se constata que el calentamiento aumenta cada día más, pero no se acuerda bajar el calentamiento, se toman acuerdos sobre cómo sacarle beneficio lucrativo al problema. Deforestación El gran capital ataca ferozmente bosques y selvas; es depri- mente ver desde el aire la depredación del pulmón del mundo, la selva amazónica. Los objetivos son, además del saqueo de la madera, la insta- lación de plantaciones de agro-combustibles para alimentar a los carros, como caña de azúcar, soja transgénica, maíz transgénico, palma aceitera, etc. Otra causa de la depredación de selvas es la crianza de ganado. Otra es la construcción de vías rápidas de comunicación, que a su vez favorecen las otras razones de la depredación. Minería a cielo abierto En el Perú, mi país, y en otros de América Latina, el principal ataque es la minería a cielo abierto. La minería practicada antes de la invasión europea no era per- judicial, pues se encontraban vetas de oro, plata, cobre, se las ex- traía y fundía. Luego los invasores que a diferencia de nuestros pueblos originales, adoraban el oro y la plata, usaron el mercurio, que es nocivo. Actualmente, como ya no hay vetas, el progreso de la técnica moderna hace que se explosionen 4 toneladas de roca para extraer de los escombros un gramo de oro, usando para ello gran cantidad de agua y sustancias químicas venenosas cono cianuro y mercurio. Esta actividad, además de los destrozos del medio ambiente, envenena el agua, la tierra y el aire. Lo que es criminal para las poblaciones rurales, indígenas y no indígenas, a las que les deja sin agua para beber y para ejercer su trabajo agropecuario. El departamento más pobre del Perú es Huancavelica, donde se practicó la minería desde la época de los españoles. El segundo departamento más pobre es Cajamarca, que ha sido asolado por la minería moderna y que ahora está amenazado por el proyecto Conga. Como el campesinado cajamarquino ya sabe lo que signi- fica dicha minería, dice que prefiere morir de un balazo que sin agua, hasta ahora ya murieron así cinco defensores del agua. A esto se llama “progreso” y “desarrollo”.
  • 23. E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 23 Política rural: riesgos, retos y perspectivas Extracción de hidrocarburos Es otro de los ataques de la modernidad. La extracción de gas y petróleo envenena fundamentalmente las aguas, que además de servir para beber, para la agricultura y la ganadería, en la selva son aprovisionadores de un fundamental alimento nativo, los peces. En este momento acabo de leer un artículo de Amy Goodman, célebre periodista norteamericana, entre otras cosas dice: “El pe- tróleo es fuente de mucho dolor en el mundo. En cada lugar del planeta en donde se extrae petróleo, la población sufre todo tipo de daños, desde golpes de Estado y dictaduras, hasta contamina- ción, desplazamiento y muerte. Los oleoductos tienen fugas, las refinerías pueden explotar, los buques petroleros se averían y en las plataformas petroleras de aguas profundas se pueden producir explosiones. La sed de petróleo altera la democracia y el clima” La población de EE.UU ahora sufre dos formas de extracción con una técnica más avanzada: la conducción por tuberías de are- nas alquitranadas (bituminosas) de Canadá y el “fracking”. Las arenas bituminosas contaminan tierra, agua y aire con pro- ductos químicos venenosos. Se denomina “fracking” al proceso por el cual se bombea agua y sustancias químicas en las rocas de esquisto para extraer gas natural. Las sustancias químicas llevadas por el agua son conducidas por ésta y vertidas a las fuentes subterráneas de agua potable que es usada por la población. Es un ejemplo de cómo el “progreso” sirve para atacar peor al medio ambiente. Represas Hechas fundamentalmente para la instalación de centrales hi- droeléctricas, principalmente para la minería y otros usos industria- les, pero también para robar el agua de los pequeños campesinos y aprovisionar a la agroindustria. Desplazan a grandes extensiones cultivadas de pequeños campesinos y alteran el clima. Significan un ataque a la salud por la proliferación de zancu- dos y otros pequeños animales que producen la proliferación de diversas enfermedades como paludismo o malaria, dengue, fiebre amarilla, leishmaniasis, esquistomiasis, enfermedades de la piel, alergias respiratorias. Los indígenas dicen que el agua es como nuestra sangre, que cualquier alteración de su circulación natural, daña.
  • 24. 24 3 4 0 . E C O N O M Í A C O L O M B I A N A Política rural: riesgos, retos y perspectivas Agroindustria Es un ataque al pequeño campesino porque le arrebata la tierra cultivable. Además, es un ataque al suelo cultivable por practicar el monocultivo, pues siem- bra la variedad económica más productiva de determinada especie, año tras año. En cambio el campesinado practica la rotación de cultivos y la asociación de cultivos, lo que es saludable para el suelo. Otro ataque al suelo es el uso intensivo de agroquímicos: fertilizantes, insecticidas y herbicidas. Esto, además, constituye una fuerte agresión al medio ambiente por muchas razones: ataca la biodiversidad, al matar a los insectos mueren las aves que se alimentan de ellos, hay mortandad de abejas, las fumigaciones han matado muchas personas, otras han muerto por ingerir alimentos contaminados por los fertilizantes. Transgénicos Merecen un capítulo aparte. Los más grandes genetistas del mundo han sido los campesinos de todo el plane- ta que han creado no sólo variedades, sino especies nuevas de las plantas útiles. Las variedades y especies fueron creadas con distintos objetivos al servicio de la humani- dad: adaptación a diversos climas, resistentes a parásitos y enfermedades, diferentes usos culinarios, etc. Naturalmente, los genetistas de profesión también aportaron. Con el avance de la ciencia se llegó a la biogenética que consiste en crear varieda- des nuevas por manipulación de los genes (partículas de un cromosoma que contiene información sobre las características hereditarias del ser vivo).
  • 25. E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 25 Política rural: riesgos, retos y perspectivas Es a ellas que se denomina transgénicos. Desgraciadamente, este avance, como no es- taba en manos de los campesinos sino del gran capital, no fue usado en beneficio de la huma- nidad como fueron hasta entonces las nuevas variedades. Fueron usadas para aumentar los ingresos económicos de las grandes empresas, sin im- portar el daño que hicieran a la naturaleza y a la humanidad. Una muestra de esto es el lla- mado “terminator”, es la creación de semillas que no sirven para la reproducción, que es la característica inherente a la semilla. Otra mues- tra es el uso de genes de peces polares para crear una variedad de planta resistente a bajas temperaturas. Los transgénicos se esparcen por el mundo sin que se haya demostrado su ino- cuidad, muchos efectos nocivos a la salud han sido denunciados. Patentes Otro avance de la “civilización”. Consiste en hacer que las variedades e inclusive las especies, sean “patentadas”, lo que las convierte en pro- piedad privada. Y no sólo son patentadas las va- riedades transgénicas creadas, sino variedades y especies que usa la humanidad desde hace siglos, son “patentadas por sus descubridores”. Esto sir- ve para atacar a la agricultura que nos alimenta, aumentando los ingresos del gran capital. Son célebres los casos de los agricultores nor- teamericanos procesados por Monsanto debido a que el polen de sus cultivos transgénicos fue llevado por el viento y polinizó cultivos que no usaron ni querían usar el transgénico fabricado por Monsanto. Otro ejemplo es el decomiso de semillas a los campesinos en Colombia por hacer lo que todos los campesinos del mundo hacen con las semillas. Vías rápidas de comunicación Las transnacionales en su afán de ganancia necesitan velocidad en el transporte. En procura de eso, construyen aeropuertos, ferrocarriles y carreteras, asolando la naturaleza, muchas veces afectan reservas naturales, pueblos indígenas y poblaciones agrícolas. Sirven para facilitar la depredación de las selvas. Exterminan especies animales. Ejemplos: carretera por el Tipnis en Bolivia, Tren de alta velocidad (TAV) en el norte de Italia. Aeropuerto en Atenco, México. Vía transoceánica Brasil-Perú. Otros Hay infinidad de otros ataques: energía ató- mica, desechos industriales, depredación pesque- ra, prospección de petróleo submarina, desechos plásticos, etc. Conclusión Como hemos visto, el avance de la técnica y la ciencia están al servicio del gran capital y contra la humanidad: La bomba atómica, el gas naranja, los gases lacrimógenos, los transgénicos, las vías rápidas de comunicación para trasladar inútilmente productos de un continente a otro, prospección submarina de petróleo dañando el medio ambiente, etc. Gobiernos que anteriormente representaban parcialmente a sociedades en vías al socialismo, han sido convertidos por sus respectivas buro- cracias, en parte del sistema, como Rusia, don- de abiertamente se ha privatizado la economía o China que está gobernada por una burocracia que forma parte del dominio de las transnaciona- les; que utiliza su poder, por ejemplo, para usar a los estudiantes como trabajadores gratuitos para el gran capital. A todo esto, el sistema, denomina “progreso” y “desarrollo”. Consumismo. El gran capital ha implantado el principio ético de que cuanto más consuma una persona, es más importante. Otro principio es la “moda”, que lleva a gastar dinero en cosas o actividades innecesarias, por ejemplo, comprar el carro de último modelo o asistir a una exhibición que está “de moda”. Otro derivado del consumismo es que se usa energía mental en crear productos perecederos,
  • 26. 26 3 4 0 . E C O N O M Í A C O L O M B I A N A Política rural: riesgos, retos y perspectivas que no duren mucho, para obligar a los consumidores a que vuelvan a comprar. El consumismo conlleva el negocio de la publicidad, en la que se desperdicia gran capital y mucha energía humana, física e intelectual. Discriminación. El sistema impuesto por el gran capital usa a una parte de la huma- nidad para combatir a la otra: ejército, policía, funcionarios, científicos, periodistas, etc. Impulsa la división de la humanidad fomentando pre- juicios contra partes de ella: el machismo, la homofobia, el racismo, las víctimas de enfer- medades como el sida, etc. Resistencia. Ante al ataque a la humanidad, naturalmente ella debe defenderse, rechazar el ataque en sus diversas mani- festaciones. Pueblos Indígenas. Aunque el ataque a la naturaleza afecta a toda la humanidad, quienes más sienten ese ataque y re- sisten con mayor energía son las poblaciones indígenas del mundo, quienes, en todos los continentes, son resabios de la organización y la ética de los principios de la humanidad. Donde hay indígenas hay co- munidad, organización demo- crática, en que quien manda es el colectivo y no el individuo, en que la función pública es para servir a la colectividad, no para servirse de ella como en el sistema actual. Como los indí- genas están más ligados que otros sectores a la naturaleza y disfrutan menos de los avances de la civilización, sienten más los ataques a dicha naturaleza como ataques a ellos y los rechazan con energía. Precisamente por eso vemos la emergencia de ellos cada día más y, por lo tanto, quienes en el resto de la sociedad entienden y rechazan el ataque a la na- turaleza, simpatizan y apoyan la resistencia indígena. Otra característica de las poblaciones indígenas es que son muy afectados por el consumismo, entienden que la felicidad no es el tener más dinero sino vivir satisfactoriamente. Estas características son más fuertes en los pueblos más primi- tivos, menos contaminados por el sistema del capitalismo neolibe- ral que gobierna el mundo. La población rural no indígena. También está muy ligada a la naturaleza, depende directamente de ella para su trabajo agrope- cuario, por eso siente directa y fuertemente el ataque al agua, al suelo cultivable, al patentado de las semillas, al traslado de produc- tos del exterior que compiten con los suyos, etc. Población urbana. Muchas veces es afectada directamente por el “desarrollo” y “progreso” neoliberales, por ejemplo, la contami- nación del agua que bebe y el aire que respira. Además, el ataque a la pequeña agricultura y ganadería es también un ataque a ella, ya que la arroja en los brazos de la alimentación transgénica y con contaminación química que le provee la agroindustria a través de los supermercados. Además, la crisis del sistema es descargada por quienes lo diri- gen, sobre los hombros de las poblaciones también urbanas, fun- damentalmente las de menor nivel económico, como vemos ahora en Europa y Estados Unidos. ¿Qué hacer? Naturalmente que lo primero es rechazar todas las formas de ataque a la naturaleza y, por lo tanto, a la humanidad y también los dirigidos contra la población. Vemos que la lucha es exitosa cuando es multitudinaria y no la acción de pequeños grupos que se consideran salvadores. Eso vemos por todas partes: la lucha en diversos países contra la minería a cielo abierto, contra la extracción de hidrocarburos, contra las represas, la lucha en Colombia por las reivindicaciones agrícolas, etc. La primavera árabe. Europa contra las medidas económicas anti-populares, Brasil luchando por la rebaja de los pasajes. Los empleados públicos en Perú luchando en defensa de la estabilidad laboral, etc.
  • 27. E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 27 Política rural: riesgos, retos y perspectivas Pero eso no basta. Vemos que la crisis del sistema es múltiple: crisis económica, ecológica, política, ética, etc. Vemos que es cada día mayor, que el sistema se derrumba y que en su derrumbe arras- trará a toda la humanidad. Frente a eso es nuestra obligación luchar por la sobrevivencia de la especie. Comenzar a construir hoy otro sistema, que el mundo deje se estar dirigido por los intereses de la grandes empresas, que esté dirigido en beneficio global de la humanidad. Esto sólo se logrará si esa humanidad en su conjunto toma en sus manos la dirección de su futuro. Esto está comenzando a hacerse, lo nuevo se gesta en el inte- rior de lo viejo: Las comunidades indígenas dan el ejemplo de cómo debe orga- nizarse la sociedad, donde manda la colectividad y no el individuo. Más aún, en algunas partes hay comunidad de comunidades, como en el Cauca en Colombia, los Kuna en Panamá, los mayas de la zona zapatista de Chiapas, donde vemos una democracia a nivel supracomunal. Esta democracia comunal, que es característica eminentemen- te indígena, vemos extenderse a poblaciones no indígenas, como los obreros de las fábricas recuperadas en Argentina, el movimien- to 15 M de España, el movimiento “Ocupa Wall Street de Estados Unidos y otros. Hay otros sectores que, conscientemente o no, están constru- yendo poder alternativo: cooperativas de productores agrícolas eco- lógicos conectados con redes de consumidores de esos productos. Los criadores de semillas, empeñados en la conservación y difusión de variedades naturales de las semillas. Los impulsores de la me- dicina alternativa contra la medicina natural, cuyo objetivo no es cuidar la salud, sino enriquecer más a los grandes laboratorios. Los proyectos educativos populares contrarios a la educación oficial en el servilismo. Las redes de ayuda mutua ante la crisis, surgidas en España. La emisión de monedas alternativas como el Túmin en Ve- racruz (México) y en varias partes en España, que no sirven para ser acumuladas sino para el intercambio entre pobres. La práctica del trueque del que se enorgullecen los indígenas del Cauca. La lucha contra el tren de alta velocidad (TAV) en el norte de Italia ha servido para crear una organización social democrática. La muestra más avanzada de creación de poder alternativo la constituyen las poblaciones indígenas de la zona zapatista en Chiapas, México. Allí, el mando de la comunidad de comunidades es absoluto, no relativo como lo son en los casos del Cauca y de los Kuna, por lo tanto, ejercen la democracia sin contaminación. El
  • 28. 28 3 4 0 . E C O N O M Í A C O L O M B I A N A Política rural: riesgos, retos y perspectivas gobierno mexicano no contribuye con un solo centavo para educación, salud u otros servicios, su única participación es la preparación de bandas paramilitares que atacan a las poblaciones zapatista e intentan sobornar a éstos con acciones asistenciales que ellos orgullosamente rechazan. Allí, los indígenas mayas mostraron a 1,700 alumnos que fuimos a la escuelita zapatista, que, con equivocaciones y tropiezos, están construyendo un mundo nue- vo: trabajan en parcelas individuales y colectivas, agricultura y ganadería. Agricultura orgánica sin transgénicos ni químicos. Desarrollan un sistema de salud, que, dando preferencia a la medicina natural, no desprecia la otra medicina y ha construido muchas clínicas donde los zapatistas se atienden gratuitamente y los no zapatistas, ante la miseria del servicio de salud oficial, deben pagar una módica suma. Desarro- llan un sistema educativo bicultural, donde se sobrentiende que el maestro no es un sabelotodo, sino un guía en el aprendizaje. Hay tres niveles de gobierno: Los pueblos, los municipios y los cinco caracoles, que están formados por un conjunto de municipios. A todos los niveles se practica el mandar obedeciendo, que consiste en que la autoridad máxima es la asamblea y los cargos directivos son electos, rotativos y no ganan ni un centavo. Ese tipo de organización es el que debe sustituir a la dictadura del gran capital que emprende una guerra despiadada contra la naturaleza y contra la humanidad. Si no lo conseguimos, no sólo no lograremos la paz, sino que el ataque del gran capital a la naturaleza por su insaciable voracidad de ganancias, conducirá a la extinción de la especie. Habremos perdido la guerra.
  • 29. E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 29 Política rural: Sobre el paradigma Chino en la crisis global Les voy a hablar de una China desconocida y distante, pero que está cada vez más presente entre nosotros como factor a tener en cuenta. China es un país muy grande en todos los sentidos, es un país-mundo, un continente. Por eso para hablar de ella me parece que hay que ponerla en relación con el mundo en su totalidad, ir muy a lo general y poner, por así decirlo, la lente de nuestro anteojo en posición amplia, de gran angular. Voy a exponer dos o tres ideas. La primera es que aunque los medios de comunicación tienden a recrear la imagen de una China pujante en vías de convertirse en la nueva superpotencia mundial, la rea- lidad es que sigue siendo un país en desarrollo cuyo éxito es más bien el de una hábil administración de su debilidad en la globalización. La segunda es que China es el país del mundo que más concentra los dilemas de la crisis global en términos de sostenibilidad y que su principal problema en ese contexto -lo que lo determina todo- es la combinación de una enorme población y poca tierra cultivable para sostenerla. Sobre la potencia China Los medios de comunicación recrean la imagen de una China pujante, emergente y hasta amenazante, que avanza posiciones en el mundo. Se dice, por ejemplo, que China ha superado a Alemania como primer exportador mundial, que su PIB ya es el segundo del mundo por delante de Japón, que tres bancos chinos ocupan los primeros puestos mundiales en capitalización, y que las empresas chinas están aprovechando la crisis y sus fabulosas reservas de divisas de 2,3 billones de dólares –las mayores del mundo- para comprarlo todo. Es cierto que el peso mundial de China está creciendo. También lo es que el país ha vuelto a ser lo que siempre fue: la potencia regional de Asia Oriental. Y también es ver- dad que China es una gran potencia exportadora. Pero su posición en la globalización sigue siendo muy débil. Algunos ejemplos: • Entre las 1.400 empresas más punteras del mundo, las de la tríada compuesta por Estados Unidos, Japón y Europa, forman el 80%. Mucha gente, poca tierra Rafael Poch-de-Feliu* riesgos, retos y perspectivas
  • 30. 30 3 4 0 . E C O N O M Í A C O L O M B I A N A Política rural: riesgos, retos y perspectivas • Es verdad que sus reservas de divisas son las mayores del mundo, pero si se re- parten per cápita, resultan 1800 dólares (Corea 5.600 / Japón 8.400). Solo las diez principales empresas de Es- tados Unidos ya superan en capital de mercado esa suma de 2,3 billones que tanto se cita sobre China. • Y los 500 principales admi- nistradores de activos -de los que el 96% pertenecen a la tríada- manejan 64 billo- nes de dólares, es decir 27 veces más que el capital de la reserva china. Más datos también muy significativos: China apenas tiene empresas globales. Los bancos chinos son grandes, pero tampoco están en el mun- do: no figura ni un solo banco chino entre los 50 principales por su presencia mundial. La inversión china en los países desarrollados ascendió en 2009 a 17.500 millones de dólares. Eso es menos del 5% de lo que la propia China recibe en inver- siones extranjeras directas -la mayoría proceden de la tríada y de países de Asia Oriental. Es decir: las transnacionales están muy metidas en China, pero las empresas chinas NO existen en el mundo desarrollado. En el campo de la propa- ganda se puede decir algo pa- recido: el aparato chino ha me- jorado mucho. Hoy la televisión china tiene emisiones globales en chino, inglés y español, pero los menús informativos y el mundo de Internet están estric- tamente controlados y determi- nados por el mundo anglosajón (lo que explica, entre otras co- sas la distorsionada imagen de China, su potencial amenaza, etc. que domina en el mundo). Con la cultura y la seudo- cultura (las pautas de consumo, lo que representa Hollywood y todo eso) pasa lo mismo: es un rancho anglosajón. Todo eso se suma al poder económico, lo viste y lo consolida. Así que la conclusión sigue siendo la de que el contexto del éxito de crecimiento de China en las últimas décadas es el de una hábil administración de su debilidad en la globalización. Por su condición de país en desarrollo, por su debilidad en la globalización y por los costos humanos y en medio ambien- te que acarrean, todos estos éxitos de crecimiento deben ser considerados éxitos en la crisis, más que victorias en un proceso que conducirá inexo- rablemente hacia el estatuto de superpotencia. Éxitos dentro de una mundialización cuya viabi- lidad es muy cuestionable. Me parece que esa es la vi- sión sobria que el propio gru- po dirigente chino tiene de la situación. Los gobernantes chinos comparan su acción de gobierno con el caminar sobre cáscaras de huevo, con una sensación de pisar terreno frágil y quebradizo. Hace poco estuvo en Mu- nich el Ministro de exteriores chino y dio algunos datos para explicar lo que parece el pun- to esencial: que China, que ya no es solo un país en desarro- llo, continúa siéndolo. Explicó que China no es solo los es- pectaculares rascacielos de Pe- kín, Shanghai o Cantón, sino también, esos 135 millones de chinos viviendo con menos de un dólar diario (el 18% de los 750 millones que hay en el mundo en esa categoría), o los 400 millones (más del 30% de la población que viven con menos de dos dólares diarios, o los 10 millones que carecen de electricidad. El ministro también dijo que hará falta “una docena de ge- neraciones” para que China deje atrás todo eso (no dijo que el país tiene 7 de las 10 ciudades más contaminadas del mundo, pero lo podría haber añadido). En todo caso su intervención fue una admirable lección de humildad y realismo1 . Sobre la centralidad de China en la crisis global China y su agricultura están en el centro de la crisis global en la que la tarea existencial de alimentar a una humanidad que va a seguir creciendo hasta mediados de siglo se compli- ca sobremanera. Se complica a causa de la combinación de tres grandes factores que son el aumento de la temperatura (que va a tener consecuencias en la reducción de los rendi- mientos agrícolas en amplias zonas del planeta), la sobre- explotación y agotamiento de aguas subterráneas, y la erosión de los suelos. 1 Peter Nolan expone la mayoría de estos datos en; New Left Review, sep- tiembre, 2010.
  • 31. E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 31 Política rural: riesgos, retos y perspectivas Esos son problemas que en última instancia afectan a todos, pero no a todos por igual. La fusión de los glaciares se observa igual en los Andes que en los Alpes, pero tiene en el Hima- laya su escenario más amenazante. Es ahí don- de nacen los grandes ríos de China e India, los dos países con mayor población del mundo, cuya agricultura depende en gran medida de la irriga- ción fluvial. En China, especialmente en el Norte, hay 130 millones de personas que se alimentan con grano irrigado con aguas subterráneas men- guantes. En India la cifra es 190 millones. La pronosticada disminución de rendimientos agrícolas ocasionada por el calentamiento, en un contexto de sobreexplotación de aguas subterrá- neas, coincide con un dinámico cambio de hábi- tos alimentarios (comer más carne), que supone un incremento rampante del consumo de grano (particularmente soya) que alimenta al ganado del que se obtienen los productos cárnicos. Hasta 1995 China fue autosuficiente en soya: producía los 14 millones de toneladas que con- sumía al año. Actualmente su producción sigue siendo la misma, pero su consumo se ha multipli- cado por cinco, así que debe importar 56 millo- nes de toneladas anuales. Eso ha provocado una restructuración de la agricultura en el hemisferio occidental, con la agricultura intensiva domina- da por las multinacionales que ustedes conocen bien en America Latina y que han arruinado la agricultura campesina tradicional, mucho más respetuosa con el medio, en amplias zonas de Brasil, Argentina y Paraguay. El grueso de esa producción de soya va a China. (Ayer un panelista enunció esta situación de la soya con la fórmula “un negocio de 26.000 mi- llones anuales”. También puso a Nueva Zelanda como modelo. Se le olvidó mencionar el perjuicio que la soya ocasiona a la economía agropecuaria tradicional de la región, su diversidad y sosteni- bilidad, así como el precio energético que supone mantener ese prodigio de exportar leche y man- tequilla a medio mundo desde las antípodas… ) Y paralelamente a esos cambios, parece que ya no hay que confiar en aumentos de la pro- ductividad y que tanto en arroz como en trigo y maíz, se ha tocado techo. Así que en un mundo amenazado de crisis alimentaria, los problemas de la sostenibili- dad del consumo chino no son un “problema de China”, sino un problema del actual siste- ma mundial, que no inventaron, ni controlan, los chinos, sino las naciones occidentales más desarrolladas, y que parece que conduce a un callejón sin salida2 . Sobre los dilemas agrarios de China El primer problema de la agricultura China se enuncia en cuatro caracteres chinos: “mucha gente, poca tierra” (“ren duo- tian shao”). Mucha gente quiere decir lo siguiente: Hoy tienen 1.300 millones de habitantes. A media- dos de siglo se estabilizarán en alrededor de los 1.500 millones, muy cerca de los 1.600 millones que la Academia de Ciencias China estima sería el techo de población que el país puede sostener con sus recursos. 2 Lester Brown, expone desde hace años los cambios de Chi- na y su contexto mundial desde su Earth Policy Institute.
  • 32. 32 3 4 0 . E C O N O M Í A C O L O M B I A N A Política rural: riesgos, retos y perspectivas Pese a la gran urbanización en curso (300 o 400 millones más de campesinos urbanizados en 20 años), la población campesina seguirá siendo enorme a mediados de siglo, 800 millones, aunque su propor- ción haya bajado del 60% del total a quizás un 40%. Es decir, China seguirá teniendo una enorme población agraria a mediados de siglo que la urbanización, por exitosa que sea, no va a absorber. Poca tierra: quiere decir que con solo el 6% de la tierra cultivable del mundo, China da de comer al 22% de la población mundial. Quie- re decir una ridícula proporción de tierra cultivable per cápita (0,093 hectáreas –media hectárea por explotación), es decir, menos del 40% de la media mundial, diez veces menos que la media rusa, ocho veces menos que la de Estados Unidos y la mitad que en India. Unido a la particular geografía (este/oeste) y al desigual reparto de recursos hídricos (Norte/Sur), todo ello redunda en un delicado equilibrio. (Recordemos que gran parte del territorio de China –si se traza una diagonal desde el noreste hacia el suroeste, desde la frontera con Co- rea hasta Yunnan, es inapropiado a la agricultura; desierto, altiplano y cordillera, y que en la zona costera oriental del país, donde se en- cuentran las tierras más fértiles hay una abundancia extraordinaria de montañas. Respecto a los recursos hídricos, están muy mal repartidos, con crónicas sequías en el Norte y crónicas inundaciones en el Sur…) Este delicado equilibrio se ha mantenido sobre el principio -in- mutable durante setenta años- de que la tierra no es instrumento de producción sino de supervivencia, y que su escasez se compensa mediante la igualdad y proporcionalidad del reparto. Es un sistema original chino que distingue entre el derecho de usufructo -que es privado/familiar- y la propiedad, que es colectiva.
  • 33. E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 33 Política rural: riesgos, retos y perspectivas En lo esencial ese siste- ma no ha cambiado. Con Mao tuvo unas formas determina- das y desde Deng Xiao Ping tiene otras, pero lo esencial se mantiene e impide calificar a China como “capitalista”: la tierra, el medio de producción de la mitad de la población no es propiedad privada. Y encima, los ricos no dominan al Esta- do, sino que es el Estado el que domina a los ricos. Eso pueden llamarlo como quieran –yo lo llamo un “sistema chino” inser- tado en la globalización capita- lista- pero no encaja muy bien con nuestros “ismos” –desde luego, tampoco es socialismo. En cualquier caso, ese sis- tema ha sostenido gran parte de la estabilidad social de Chi- na hasta el día de hoy y expli- ca el milagro de que, pese a su desventaja objetiva, la cuestión rural en China saliera mejor li- brada que en la mayoría de los grandes países en desarrollo. Históricamente eso fue un resultado de la Revolución Chi- na, pero no olvidemos que la revolución tuvo precios huma- nos terribles (seguramente la mayor hambruna del siglo XX, el “Gran Salto Adelante”, una mezcla de errores políticos vo- luntaristas y de catástrofes na- turales), e incluyó no solo en- tusiasmos sino también grandes servidumbres y represiones, con el campesino atado a la tierra e imposibilitado a emigrar a las ciudades hasta los años 80 –y aún entonces con importantes restricciones. Es decir, que no fue un cuento de color de rosa, pero el resultado está a la vis- ta, por ejemplo si se compara la China rural con el escenario correspondiente en India, donde en medio siglo ha habido más muertes “naturales” (por hambre, miseria y enfermedades) que las que produjo el “Gran Salto Adelante”… Dicho esto, ese delicado equilibrio está hoy comprometido por varias amenazas: La primera es la urbanización (es decir, el mayor proceso de urbanización de la historia) que está eliminando mucha tierra de cultivo a ese delicado marco de poca tierra. Eso ocurre a causa de la ampliación de las ciudades; de las grandes ciudades y también de las ciudades medianas y pequeñas; de la creación de ciuda- des nuevas; de la proliferación de polígonos industriales, de una extraordinaria explosión de infraestructuras: carreteras, autopistas, vías férreas, aeropuertos. Se han construido más de 60.000 km. de autopista en 20 años, una red mayor que la de Estados Unidos. Y cada nuevo kilómetro de autopista son 4 hectáreas menos de tierra cultivable, según la estimación de una ONG ecologista de Pekín. Así, en una sola década 8 millones de hectáreas han sido res- tadas a la agricultura, con más de 30 millones de afectados en expropiaciones. (8 millones de hectáreas es la tercera parte de la superficie agraria de España y alrededor del 18% de la superficie agropecuaria colombiana). La segunda amenaza es el conglomerado de corrupción y finan- ciación local. Hasta 1994, China fue un país administrativamente centralizado. La liberalización de Deng Xiaoping incluyó una des- centralización administrativa que transfirió a las provincias y distritos su financiación y la capacidad impositiva. La suma de la autonomía financiera de los gobiernos locales y del boom constructor dio lugar a un concepto conocido como “financiación del territorio” que re- suelve los problemas de liquidez del funcionariado local y dispara la corrupción y la burbuja inmobiliaria: construir para financiarse y enriquecerse a base de expropiaciones y comisiones repartidas entre funcionarios y parientes de funcionarios metidos a promotores (un cáncer también muy español). En algunas provincias y distritos esta “financiación” representa entre el 40% y el 60% de los presupuestos. El gobierno Chino intenta luchar contra esto por diversos medios, pero los resultados son complejos y ambiguos. Por ejemplo, se inten- ta siempre que los jefes de provincia no sean nativos de esa provincia y que vayan rotando para complicar la construcción de redes corrup- tas y clientelistas. También hay purgas y campañas periódicas contra la corrupción, etc. Puede que todo eso sirva de algo, pero parece muy poca cosa al lado del problema que representa la inexistencia de un sistema judicial poderoso e independiente que pueda ser temido por los funcionarios y sus parientes metidos a negociantes. Dentro de este conglomerado de urbanización rampante y co- rrupción, se practican expropiaciones: un estudio de 2005 esti-
  • 34. 34 3 4 0 . E C O N O M Í A C O L O M B I A N A Política rural: riesgos, retos y perspectivas maba que solo el 10% del más de medio billón de dólares que toda esa obra realizada en China durante una década pagó en indemnizaciones a precios de mercado, llegó a los campesinos: el resto fue robado por promotores, empresa- rios y funcionarios. Eso es una fortuna colosal: 450.000 millones de $ en una década. En consecuencia, se advierte una cifra de protestas sociales en claro aumento: los llamados “incidentes de masas”, frecuentemente relacio- nados con expropiaciones de tierra o con proble- mas medioambientales o laborales, se doblaron entre 2006 y 2010, alcanzando 180.000 casos en ese año. Las protestas son muy vivas y rebeldes, pero siempre puntuales y locales, nunca coordi- nadas y generales. La tercera y principal amenaza es la soste- nibilidad. La actual urbanización no es capaz de absorber a la gran masa rural china de una forma similar a la que en el pasado se practicó en Occidente sin crear problemas y desequilibrios aún más críticos que los que pretende solucionar. Cuatro palabras de contexto sobre urbani- zación. Uno de los grandes especialistas en urbaniza- ción nos explicó en los años ochenta algo muy esencial sobre la urbanización en el Occidente de- sarrollado. Aquel éxodo del campo a la ciudad se acometió en condiciones de desarrollo económi- co, industrialización y mayor productividad agrí- cola. En el mundo en desarrollo la urbanización comienza, a partir de 1920, en ausencia de todo eso. Por eso ese especialista explicaba que en el mundo en desarrollo la urbanización contribuyó al subdesarrollo y a incrementar la desigualdad. A partir de los años cincuenta, justo después de su revolución, China experimentó otro mo- delo: una industrialización sin urbanización en el que el campesinado, atado a la tierra, impo- sibilitado administrativamente de emigrar y que representaba más del 80% de la población del país, aportó la acumulación de capital necesaria para la industrialización. Hoy, el mayor de estos problemas tiene que ver con el modelo de desarrollo del mundo ac- tual, con la crematística en su doble sentido de creación de riqueza y combustión de recursos fó- siles que calientan el planeta. Y lo comprenderán enseguida con un ejemplo: Cada nuevo chino urbano consume tres veces y media más energía que su antecesor rural. En los últimos veinte años 200 millones de chinos han sido urbanizados y en los próximos veinte se quiere hacer otro tanto. Y China ya quema tres veces más carbón que Estados Unidos. Es el primer emisor mundial de CO2 (no per cápita y, cuidado, casi el 30% de esas emisiones son resultado de la fabricación de productos que se consumen en Estados Unidos y la Unión Euro- pea.) Hasta el 2020 el consumo mundial de car- bón aumentará casi un 3% anual. El 70% de ese incremento se deberá a China, que también será responsable de casi una tercera parte del creci- miento de emisiones globales que se espera…. Esto es mucho más que un problema chino: es un paradigma mundial. En todo el mundo hay 3000 millones de seres humanos que empujan para “vivir mejor y prosperar”. Pero resulta que la receta para conseguir eso -lo que se llama desa- rrollo y habría que llamar de otra manera- es la del modelo crematístico-occidental basado en la desigualdad, social y Norte/Sur, y viene envene- nada en su sentido más literal. En esta conferencia se ha hablado de los pro- blemas del pequeño campesino colombiano en la globalización. ¿Qué ocurriría si China asumiera de puertas adentro el sistema agrario de compe- titividad global y privatización de su particular sistema de tenencia de la tierra, que se propugna para ella desde el modelo desarrollista occidental? Según ese modelo las grandes explotaciones deben destruir a las pequeñas si quieren ser com- petitivas. Eso ya arruinó al pequeño agricultor en Estados Unidos y en América Latina, y en China no hay agricultor que no sea pequeño. Y son 800 millones. En ese modelo 150 millones se pueden mantener en el campo y bastarían para una agri- cultura petrolera-competitiva, pero ¿y el resto? Si China optara por esa vía de desarrollo agrario, la base de su estabilidad se quebraría. Por eso el gobierno Chino no sabe muy bien qué hacer y
  • 35. E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 35 Política rural: riesgos, retos y perspectivas se debate entre la receta clásica occidental y las propuestas para mantener la economía campesina tradicional mejorando las condi- ciones de vida en el campo. Ese modelo de sustituir la economía campesina tradicional por una agricultura intensiva dominada por multinacionales y a cargo de un número muy reducido de agricultores, fue posible en Occi- dente a base de un gran consumo de energía e (históricamente, en Europa) exportando excedentes demográficos al Nuevo Mundo. Ahora no hay ni recursos energéticos disponibles para algo así, ni tampoco nuevos mundos. Así que: Lo que China nos muestra es que, simplemente, el modelo económico occidental, es inviable. Y si es inviable para China, lo es también para India (léase también, Brasil, Indonesia, etc.), es decir: inviable para la mayoría de la población mundial. Y si no funciona para la mayoría quiere decir que no sirve para el mundo integrado y sostenible que nece- sitamos en este siglo XXI confrontado con amenazas existenciales para toda la humanidad. Si quiere evitar el colapso y continuar eludiendo –como se ha hecho hasta ahora en China- la urbanización desordenada, con enormes bolsas de pobreza urbana características de las grandes metrópolis africanas, indias o latinoamericanas, China debe in- ventar un nuevo modelo de economía agraria que mantenga en el campo a gran parte de su actual población campesina en una relación armoniosa con el medio ambiente y con un sistema de sanidad y educación satisfactorios que acabe con el sueño de la ciudad y mantenga a la gente satisfecha en el campo. Una vez más: ese no es un problema chino, sino de la humanidad. Este foro ha destacado para Colombia una lista de problemas y constato que el resultado es una lista de cuestiones comunes y universales: • Necesidad de una nueva política agraria. • La tierra no es una mercancía, sino el principio y fin de todo. • Tierra arrebatada a los más débiles, por doquier; en China, en India y en Colombia en nombre de la especulación y el extrac- tivismo. • Incompatibilidad del agro con los TLC. Así que si China lo consigue –si consigue inventar un nuevo modelo de desarrollo en las adversas condiciones de mucha gente y poca tierra que son las suyas- quiere decir que todos pueden conseguirlo. Por eso China es paradigma de la crisis global3 . 3 Rafael Poch-de-Feliu en La actualidad de China. Un mundo en crisis, una sociedad en gestación. Planeta. Crítica, 2009.
  • 36. 36 3 4 0 . E C O N O M Í A C O L O M B I A N A * Anuc-UR, Mesa Nacional de Unidad Agraria y mesa incidencia política de mujeres rurales colombianas. Política rural: Fallas de redistribucción y exclusión impiden mayor participación y decisión Edilia Mendoza* riesgos, retos y perspectivas del campesinado El campesinado o movimiento campesino, son conceptos que hacen referencia a un actor y sujeto histórico-político, a un actor económico, social y cultural. Nuestro sector aglutina a un 32% de la población colombiana, somos aproximada- mente 14 millones de personas, de las cuales los indígenas y afros tienen algunas ga- rantías, reconocimiento político, pero aun así sus territorios igualmente son afectados y despojados. Las mujeres campesinas representamos el 48 % de población rural, somos discrimi- nadas y sometidas por vivir en el campo, por ser mujeres, por la violencia y por la deuda de género, social y rural, al igual que los jóvenes rurales. Colombia aun no sale de su asombro pues durante varias décadas se dieron tantas barbaries y se impuso el silencio sobre las diversas situaciones que vivió el campo colom- biano; solo cuando los despojadores, los violentos y los políticos, entre otros, han sido investigados ha salido a la luz pública esta verdad. Un país que a su interior no responde y defiende la producción nacional, su soberanía nacional y, en especial, la vida de sus ciudadanos y ciudadanas, tiende a depender de otros para su subsistencia así tengan territorio, pero no autonomía, cultura y pertenencia. Por ello es necesario que hablemos de la inversión, de la adquisición de maquinaria y equipos nuevos, de la generación de nuevos empleos para el campo colombiano, de la tecnificación del campo y prioridad a los predios trabajados por los pequeños y medianos campesinos. Esta situación no ha tenido avances significativos en las últimas décadas y el empleo ha disminuido, lo que se traduce en que los recursos de inversión se han ido hacia otras actividades, principalmente hacia el sector financiero y a las manos de los caza-rentas.
  • 37. E C O N O M Í A C O L O M B I A N A . 3 4 0 37 Política rural: riesgos, retos y perspectivas Riesgos para el campo colombiano • El territorio urbano y rural se encuentran sin legalizar aproximadamente en un 50%. • Las comunidades rurales debemos definir y planificar sobre el uso, control y desarrollo del suelo colombiano. • Existe un plan de desalojo para hacer zonas francas. • Dinámicas de desigualdad y de exclusión, una falla de redistribución e inversión en el sector agropecuario y voluntad política de los gobernantes que usufruc- túan de él, pero no vuelven los ojos al campo para fortalecerlo. • La globalización económica, los tratados de libre comercio y las directrices mul- tilaterales y promoción de convenios por la vía administrativa. • Territorios arrebatados forzadamente, esto resulta en una reconfiguración y con- centración obligada. • Militarización y control social de las tierras y los territorios, zonas de consolida- ción, zonas de acuerdos de AUC, zonas de exclusión social, zonas de mega-pro- yectos, zonas de TLC, restitución de tierras, zonas de extranjerización de tierras, zonas cocaleras, zonas ambientales, bases militares hacen parte de la estrategia. • Se están apropiando de las tierras por vía administrativa para el montaje de las bases militares del Gobierno para apoyar y proteger los megaproyectos. • Exclusión y desconocimiento del campesinado, de las mujeres y los jóvenes rurales como actores políticos y sujetos de derechos integrales • Políticas públicas que conllevan a un despojo y exterminio de la economía agra- ria campesina, indígena y afrocolombiana. Esto resulta en la vulneración de los derechos económicos, sociales, culturales, ambientales y de género. • La legislación del despojo y desplazamiento y refundación del Estado. (Acuerdo de Ralito, Chivolo y Pivijay, Curumani). • El modelo de desarrollo económico actual solo favorece el gran capital. De esta manera destruye la economía agraria a pequeña escala y permite la inversión de capitales para la creación de megaproyectos a través de la cooperación bila- teral la cual es funcional a la inversión de capital. La cooperación se traduce en subsidios asistencialistas y proyectos de desarrollo en lugares considerados como reservas y resguardos de propiedad colectiva. • Recrudecimiento del conflicto social y armado que destruye el tejido social y, en consecuencia, con su degradación conlleva a una falta de garantías para la participación y la democracia. • Apropiación y destrucción del conocimiento propio y ancestral. • Desplazamiento forzado (retorno y reubicación)