Por: Vautrin Morales
Historia de Venezuela- Reseña: Mario Briceño Iragorry
Por: José A. Morales
@Vautrin81
MENSAGE SIN DESTINO
SÍNTESIS
Triste Legado que nuestra historia se haya erigido solo bajo las fauces del poder. Los que
creyendo aportar hechos, solo se lanzan a lamerle las botas al militar o caudillito de turno,
quienes bajo las sombras del libertador buscan cubrir lo opaco y deficitario de nuestra
realidad cívica. Sin la crítica, así ella sea dura e injusta, no habría progreso en ninguno de
los órdenes sociales. Desgraciado el Joven que se limite a alabar servilmente las ideas y las
formas que le legaron sus inmediatos antecesores. Por la tradición hablan los muertos que
se resignan a morir, me refiero a edificadores alejados de la matraca y el fusil; entre ellos,
Carlos Raúl Villanueva, creador de la ciudad universitaria; o quizá al olvidado Lisandro
Alvarado quien recogió el escaso legado Indígena. Por decir dos. Seguir construyendo y
edificando sin ningún miramiento al prójimo aunque piense diferente, es una tarea difícil
cuando algún pseudo Líder proclame que quien no se meta en el partido x no se le
considerará americano. Eso es la aberración absoluta en tiempos globales, donde otras
naciones arañan espacios en el campo de las ciencias con la polémica de la clonación al
frente.
Lo chapucero en los libertadores modernos, es que se niegan a reconocer el poco
enraizamiento cultural que trajeron los colonos echando así un cimiento de cultura, que de
refutarlo a estas alturas de nada serviría, para solo narrar los altercados acaecidos entre
federalistas, restauradores, conservadores y legalistas, reduciendo la historicidad al lastre
del caudillaje marcial que se afincó posterior a la emancipación. Precisamente, fueron esos
días donde la civilidad Venezolana, alcanzó el momento de reflexión cuando en los barcos
negreros los contrabandistas traían revistas y bocetos que de Francia ya incitaban a la
insurgencia. Empezamos nuestra historia cuando los españoles iniciaron la conquista.
Hubiese gustado que los ingleses y los holandeses, pero ese no fue el destino. No solo vale
considerar aquel 19 de Abril de 1.811, si no, tal vez, con la Capitanía General de 1.777
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bajo las Regencias Colonialistas cuando el aire de caciques díscolos ya asomaba el
alzamiento.
De nada vale releer hasta la saciedad mirando cual lechuza mohína sobre los anales de la
historia, sin comprender y asimilar el sentido de lucha que da fisonomía a todo el ideario de
Nación. Lo malo es que, observando los discursitos, Venezuela y otras naciones más, todos
los días se hacen investir con el mote de independencia según el personalismo desgraciado
del momento, en el que sostienen: “Antes de mí era el caos”; -Hoy es bonito. Lo más
lúgubre es imponer la unanimidad de las conciencias. Se debe, en primer lugar, tolerar que
los vencidos se unan para honrar a sus generales muertos, mostrando respeto al
pensamiento y querer ajeno. En la historia debemos buscar el valor creador de las vidas.
Los defectos y vicios deben enterrarse junto al muerto. La libertad es el derecho a la
diferencia.
CONTRASTES
Lo paradójico del venezolano es que nos cuesta honrar a los otros en nuestro propio suelo,
pero basta con las temporadas libres donde los beneficios contractuales se los llevan al
imperio. Por lo contrario, el colombiano, aprendió a honrar la ejemplaridad singular de los
grandes hechos y aportaciones de sus prohombres. Tomás Cipriano de Mosquera, caudillo
de cierta autonomía; Rafael Nuñes, artífice junto con Miguel Antonio Caro, redujeron a
estamento Constitucional aquella compleja federación colombiana. Ellos, con solemnes
efigies broncíneas descansan en el capitolio de Bogotá. Aunque desconozco a fondo su
aporte, son patrimonio de la civilidad granadina. Contrastando nosotros, José Antonio Páez
y Guzmán Blanco, murieron en el exilio, vapuleados por odios políticos del momento. El
centauro feneció en nueva york, sobreviviendo sus últimos días gracias a una pensión
asignada por los Argentinos.
Guzmán Blanco, llegó a compararse con el propio Simón, y se lanzó en una cruzada contra
la casta sacerdotal. Pero dio forma y estilo moderno estimulado por el calco parisino, se
erigieron en su mandato teatros y se leían a Voltaire, Rousseau, Montesquieu y otros sin
recordar. A Páez, le pusieron grilletes cuando llegó a Valencia, y hoy hasta le dicen traidor
y no sé por qué cosa, puesto que fue él quien se enfrentó a los Monagas en el afanoso
intento de restituir la Gran Colombia (Movimiento que por un instante ya no servía, al salir
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de España, pretendieron volvernos colombianitos ajúro), y esa no nos la calamos y la
cosiata que al parecer era un estado Militar dirigido por Bolívar, rompió con el asunto. De
lo contrario, al imaginar una Historia Alterna, hoy tal vez fuésemos Colombianos y los que
abrillantan su rabo en el curul quizás gritarían consigas de Santander, Laureano Gómez o
Rafael Uribe Uribe.
“Nuestro egoísmo Político nos lleva a sentir como favorable a nuestra carrera pública el
descrédito de los venezolanos de ayer y de hoy”. Por decirlo con palabras de Mario Briceño
Iragorry. Es una lástima, después de haber nadado en tantos ríos de sangre y seguir
abandonados al ristre caciquil sobre las bolas que en retórica popular se muestra el más
cotizado, noble y anti yanqui, pero en estadísticas y civilidad está ponchao. A Cristóbal
Mendoza, considerado primigenio ejemplar en Derecho Civil, ni se le nombra por que al
parecer, -complacer a la bota- es la única razón que está moviendo a la ley. Imperdonable
defecto es que a eso que llaman pueblo, no se le ha enseñado estimar el valor de los
hombres que velan por la cultura y tradición intelectual.
Aquí, la calistenia religiosa consiste en inscribirse en un partido y cuando llega la hora de
votar, a gritar duro por ese varón que cree y piensa que amparo, seguridad y derecho,
insulsamente les viene de una palmadita al hombro. Aquel adagio: “Moral y Luces”
parecen el túnel de una sarcofagia moral cuando en las grandes cumbres celebradas en Sur
América, se habla de democracia, patriotismo y libertad, mientras por otro lado se
destrozan entre sí con injerencias proponentes de falsas liberaciones, trasnochadas y
arrimadas a politicastros que nada contrastan con el juego libre de mercados y la iniciativa
privada porque hieden a patacón azufrado o no sé qué mierda por fin. Ninguna enseña
partidista ha dado en el clavo de sobrellevar nuestras diferencias.
MENSAGE SIN DESTINO
La historia en nosotros no ha dejado su verdadera función de cultura, que es crecimiento,
florecimiento de las ciencias… pero que va, la masa siempre se mueve por los resortes
instintivos, perdiendo su valioso tiempo en liturgias de magos mesiánicos que
desenterrando los huesos de Mickey mouse creen traer la gloria evocando hasta el vértigo
figuras del simbolismo nacional. Bolívar, que no era un pata en el suelo, si no un Mantuano
venido de Vizcaya, quien se autofinanciaba para dirigir las misiones, quien hombre como
todos nosotros, tuvo altibajos en su vida emotiva y pasional, y a veces en medio del fragor
de bayonetas, le daba la pepera mental y se iba con su puta -Fanny de Villar´s- a hacer la
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cópula mientras aquí, Páez, Mariño, Piar, Sucre y muchos más guerreaban contra el
régimen colonial.
Sin delirios del Chimborazo, cabe preguntarnos: ¿Qué es lo que se ha hecho del difuso
legado Bolivariano? ¿Qué del valor añadido que aporta la educación y sus millones de
titulaciones desempleadas al trabajo? ¿Por qué en este Estado de cosas orgánicas se
depende de un simple hombre?
DESFIGURACIÓN NACIONAL
La ausencia de categorías puebla esta idiosincrasia tan bonchona donde el menos esperado
se te vende como redentor en cualquier ámbito. En Venezuela nadie está en su puesto. La
magia lógica en la Historia es añadirles valor a los hombres, buscando ampliar la unicidad
nacional. Aquí la igualdad se concibe como el derecho de hacer lo que se venga en gana
según las bolas que tenga el pregonero de turno. Por eso los extranjeros aquí afincados
desde post guerra, miran en nosotros un difuso y caprichoso sentido de igualdad patriotera
y valla que la hemos pagado bien caro, echando a las mayorías nuestro destino, por
conservar odios, no contamos con una minoría egregia fomentadora de un país sano. Todo
ese cause solo ha desembocado en las grutas del fusil para llegar a contar con un orden
retorcido.
Las editoriales o imprentas diarias, en su afán igualitarista, han confundido libertad de
pensamiento con la injuria que ciertos escribientes se lanzan. Craso ejemplar, el periodismo
amarillista quienes fomentan la insolencia y la vulgaridad retratando crímenes y delitos de
espanto monstruosos. ((diario xxx) Eso pudiésemos pasarlo solo de revistas científicas,
aunque la impunidad amarilla olvida que el ejercicio de la libertad de información requiere
disciplina y normas dignas que consagren el juego de derechos sociales. Derechas e
Izquierdas cerriles, se cobijan bajo el ejercicio de sus partidos para desenterrar símbolos y
lanzarse improperios entre vivos y difuntos. Satanistas con calidad y categoría para insultar.
Hemos asimilado la historia como un reducto inherente a pasiones anárquicas. Siempre hay
una nueva revolución y un mesías encarnado en bolívar. Pero, “las revoluciones deben
agregarles saberes a las personas; no confiscarles hasta el alma”. Surgimos gracias a la
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improvisación de sistemas políticos exuberantes en días emancipadores, pero, creyendo
siempre en salvadores, rompimos nuestra resistencia sobre influencias de fuerzas
extranjeras.
ECONOMÍA
Seguimos creyendo en los advenedizos que solo les importa chulear nuestros recursos,
estimulados en consignas de amiguitos, luchando a favor nuestro en contra de un fulano
Imperio, quienes tampoco les vale nuestras jergas internas, por que al final de la jornada su
interés pone el ojo sobre las materias primas que el gigante del Norte las transforma en sus
recintos fabriles y así, devolvérnosla al precio duro de su moneda. ¡Cagatintas! Después no
hay harina pan, agua, aceite, o luz, y le zumban la culpa al sabroso imperio. Esto es lo que
se ha hecho de la resistencia antigua contra banderas invasoras, unos simples aliados
indirectos de los saqueadores promisorios en redención económica. El petróleo, “estiércol
del diablo”, chorrito de revolución, sangre que mana cierta vendimia pero que se va junto a
las deudas con aquello que primero importamos. Todo un presuntuoso balance mercantil
complaciendo la raigambre superficial y presuntuosa de tener y tener, triste saber que al
final culmina en manos de industrias extranjeras, quedando aquí un bastión cadavérico
doloso de lucro forastero. La palabra privada, en tiempos de revolución, parece que priva la
libertad de fabricar al que se niega en chuparle las medias al cacique mayor.
Juan Francisco de León, primer criollo en enfrentarse a la compañía Guipuzcoana, sistema
colonial interesado en la producción exportable pero a tasas estimadas en favor del
tejemaneje colonizante. Tabaco, cacao, añil, y muchos rubros mas, signos de aquella
bonanza primigenia. Hoy, el estado “Bonito”, al parecer adquiere tecnologías yanquis, y
aquí, las venden a la turbamulta ingenua como idea revolucionaria. En el paladar,
connotaciones ajenas, como el de Roast beef (denominación de franquicia Americana) una
mujer con estampa revolucionaria me ofreció por los lados de Puerto la Cruz el almuerzo.
Guardé silencio para evitar polémicas. A lo que Bolívar diría:-Aré en el mar-.
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SALIDA DE EMERGENCIA
Nuestro sentido histórico no debe ser solo para mirar atrás vislumbrando origen y
formación social. Debemos extraer de esa mirada la voluntad de un valor histórico que
permanezca por centurias. El Egipto, de la momia extrajo su valor necrológico, como reto a
lo perecedero. Por algo será que les agradan los varones que mandan por larga temporada.
(Mubarak). Nosotros debemos fundir el valor cultural foráneo con la civilidad como aporte
a nuestro escaso ideario nacional. Algo debieron dejar estas rubricas: Dominici, Carnevali,
Brashi, Adriani, Parilli, Paoli, Jhan, Rohl, Berti, Saluzzo, Pietri, Boulton, Spinetti,
Chiossone, Pellin, Moller, Pardi, Dagnino, Chalbaud, Montauban, Penzini, Leoni, Sardi,
Velutini, Razetti, Pocaterra, Wilson, Pizani, Uslar, Branger, Grisanti, Fabiani, Saturno,
Costa, Murci, etc. A ellos, y a cualquier inmigrante nunca se les ha exigido que se fundan
en el proceso activo de nuestro sincrético criollismo. Los Alemanes establecidos en la
colonia tovar, aparte de sus embutidos exquisitos que nos venden, no se sabe qué le ha
aportado como valor agregado a la nación, culturalmente hablando, sin olvidar que en un
tiempo Venezuela fue vendida a un grupo de banqueros Alemanes de apellido Welser.
Somos unas putas irredimibles de todos menos de nosotros.
Querido lector, no solo el mirar atrás, sino el de aportar un prosecución de valores a la
cultura, sobre todo en esa rancia manía de compararnos que solo engendra un germen de
odio, resentimiento y violencia, y sobre todo, contrarrestar con seria reflexión, esa
capacidad tan mía, tan tuya, tan venezolana, de hacer chiste y burla de cualquier acontecer.
Si el pueblo no ha podido asimilar su pensamiento, así como la realidad integral de su
pasado, puesto que le confiscaron su excelsa vocación de resistencia y contragolpe por
echarse de bruces a lamer los designios glorificantes que nos dejaron aquellos héroes.
Toda cultura maquinal debe favorecer al radio de beneficio humano. Recuerden que existirá
una futura generación que evocará nuestros dolores como presagios de pasadas vergüenzas.
Procuremos entre angustias y paradójicas libertades labrar un horizonte propicio de
clamorosas posibilidades.
José A. Morales/ www.paradeima.blogspot.com