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Conceptos clave del capítulo 3
89
¿Qué es la sensación y cómo la estudian los psi-
cólogos? ● ¿Cuál es la relación entre un estímu-
lo físico y los tipos de respuestas sensoriales que
se derivan de éste?
¿Qué procesos básicos subyacen al sentido
de la vista? ● ¿Cómo vemos los colores?
¿Qué función desempeña el oído en las sensa-
ciones del sonido, el movimiento y el equili-
brio? ● ¿Cómo funcionan el olfato y el gusto?
● ¿Cuáles son los sentidos cutáneos y cómo
se relacionan con la experiencia del dolor?
¿Qué principios subyacen a nuestra organización
del mundo visual y nos permiten dar sentido a
nuestro ambiente? ● ¿Cómo podemos percibir
el mundo en tres dimensiones si nuestra retina
es capaz de registrar sólo imágenes de dos
dimensiones? ● ¿Qué claves nos dan las ilusio-
nes visuales sobre nuestra comprensión de los
mecanismos perceptuales generales?
Conceptos clave del capítulo 3
M Ó D U L O 8
Cómo sentimos el mundo que
nos rodea
Umbrales absolutos: cómo
detectamos lo que está afuera
Umbrales diferenciales: cómo
distinguimos las diferencias entre los
estímulos
Adaptación sensorial: cómo
reducimos nuestras respuestas
M Ó D U L O 9
La visión: arrojar luces sobre la
visión
Revelar la estructura del ojo
Visión cromática y discromatopsia: el
espectro de los siete millones de
colores
Aplicación de la psicología en el siglo
XXI: repaso de la visión: cómo
devolverle la vista al ciego
M Ó D U L O 1 0
El oído y los otros sentidos
Percepción del sonido
Olfato y gusto
Los sentidos cutáneos: contacto,
presión, temperatura y dolor
Para ser un consumidor informado
de la psicología: cómo manejar el
dolor
Cómo interactúan nuestros sentidos
M Ó D U L O 1 1
Organización perceptual: cómo
elaboramos nuestra visión del
mundo
Las leyes gestálticas de la organización
Procesamiento descendente y
ascendente
Constancia perceptual
Percepción de la profundidad:
traducción de 2-D a 3-D
Percepción del movimiento: cómo
gira el mundo
Ilusiones perceptuales: los engaños de
la percepción
Exploración de la diversidad: cultura y
percepción
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Quienes sufren prosopagnosia, como Duncan Mitchell, por
supuesto que ven los rostros, ven las partes que integran una
configuración facial: una forma ovalada con dos ojos, una
nariz y una boca. Sin embargo, carecen de la capacidad de
procesamiento especializada que la mayoría de nosotros da
por sentada y que nos permite detectar las diferencias sutiles
que hacen que el semblante de cada individuo sea único.
Aunque detectan con facilidad la información relacionada
con los rostros, tienen dificultades para dar sentido a dicha
información, para ver el rostro como amigo o enemigo.
Los trastornos de este tipo ilustran qué tanto depende-
mos de nuestros sentidos para funcionar en forma normal;
éstos nos ofrecen una ventana al mundo, no sólo proporcio-
nándonos una conciencia, una comprensión y una aprecia-
ción de la belleza del mundo, sino también alertándonos de
sus peligros. Nuestros sentidos nos permiten percibir la sua-
vidad de la brisa, ver luces centellantes a millas de distancia y
oír el suave murmullo de aves cantoras distantes.
En los siguientes cuatro módulos, nos concentraremos en
el campo de la psicología que se ocupa de cómo recibe nues-
tro cuerpo la información a través de los sentidos y las formas
en que la interpretamos. Exploraremos tanto la sensación
como la percepción: la sensación abarca los procesos
mediante los cuales nuestros órganos sensoriales reciben la
información del ambiente, mientras que la percepción es la
clasificación, interpretación, análisis e integración que el
cerebro y los órganos sensoriales hacen de los estímulos.
Aunque la percepción representa claramente un paso
más allá de la sensación, en la práctica a veces resulta difícil
hallar el límite preciso entre ambas. En efecto, los psicólogos
—y también los filósofos— han discutido durante años sobre
la distinción entre ambas. La principal diferencia es que la
sensación puede concebirse como el primer encuentro del
organismo con un estímulo sensorial en bruto, mientras que
la percepción es el proceso por el cual se interpreta, analiza e
integra ese estímulo con otra información sensorial.
Por ejemplo, si consideráramos la sensación, nos pregun-
taríamos sobre el volumen de una alarma contra incendios
activada; si consideráramos la percepción, nos preguntaría-
mos si alguien reconoce ese sonido como una alarma e iden-
tifica su significado.
Para un psicólogo interesado en entender las causas del
comportamiento, la sensación y la percepción son temas fun-
damentales, pues buena parte de nuestra conducta es reflejo
de la forma en que reaccionamos e interpretamos los estímu-
los del mundo que nos rodea. En los ámbitos de la sensación
y la percepción, se abordan diversas preguntas, entre éstas:
¿cómo respondemos a las características de los estímulos físi-
cos?, ¿qué procesos nos permiten ver, oír y experimentar el
dolor?, ¿por qué las ilusiones visuales nos engañan?, y ¿cómo
distinguimos a una persona de otra? Al explorar estos aspec-
tos, veremos cómo funcionan los sentidos en conjunto para
ofrecernos una visión y una comprensión integrales del
mundo.
Hace varios años, cuando Margaret Mitchell recogió a su hijo
Duncan en su escuela en Seattle, él la vio con curiosidad y le
preguntó: “¿eres mi mami?”
La señora Mitchell, que acababa de recibirse de abogada,
quedó desconcertada. Cuando le respondió, “sí, soy tu mami”,
él reconoció su voz y se tranquilizó.
Poco tiempo después, a Duncan, entonces de cuatro años
de edad, se le diagnosticó prosopagnosia, una afección selec-
tiva del desarrollo a la que suele conocerse por la dificultad
para reconocer los rostros de los demás. Aunque su vista está
perfectamente bien, no siempre puede identificar a las perso-
nas por su cara. En la escuela, por ejemplo, Duncan tenía pro-
blemas para relacionar los rostros y los nombres de maestros y
alumnos.
Como muchos otros que sufren prosopagnosia, Duncan,
ahora de ocho años, tiene una memoria que funciona normal-
mente en otros sentidos. Distingue visualmente entre autos,
casas y juguetes; conoce a su perro y gato, así como a otras
mascotas del vecindario. Es un niño sociable y le gusta estar
rodeado de personas, pero la frustración de no ser capaz de
discernir los rostros ha hecho que cada día de su vida, desde
asistir a la escuela hasta hacer amistades, sea insoportable-
mente difícil. Sus padres planearon buena parte de su vida
social haciendo invitaciones individuales a otros niños para
jugar, con la finalidad de que trate de recordar a sus compañe-
ros de clases (Tesoriero, 2007, p A1).
Prólogo Sólo rostros blancos
Perspectiva
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M Ó D U L O 8
Cómo sentimos el mundo
que nos rodea
Sensación: activación de los
órganos sensoriales por
parte de una fuente de ener-
gía física.
Percepción: clasificación,
interpretación, análisis e
integración de los estímulos
por parte de los órganos
sensoriales y el cerebro.
Estímulo: energía que pro-
duce una respuesta en un
órgano sensorial.
Psicofísica: estudio de la
relación entre las propieda-
des físicas de los estímulos
y nuestra experiencia psico-
lógica de ellos.
Conceptos clave
¿Qué es la sensación y
cómo la estudian los psi-
cólogos?
¿Cuál es la relación entre
un estímulo físico y los
tipos de respuestas sen-
soriales que se derivan
de éste?
Cuando Isabel se sentó para la cena de acción de gracias, su padre llevaba el pavo en una cha-
rola y lo colocó directamente en el centro de la mesa. El nivel de ruido, ya elevado por la plá-
tica y las risas de los miembros de la familia, creció aún más. Cuando Isabel levantó el
tenedor, le llegó el aroma del pavo y sintió como su estómago rugía de hambre. Ver y oír a su
familia alrededor de la mesa, junto con los olores y sabores de la comida festiva, hicieron que
Isabel se sintiera más relajada de lo que se había sentido desde que iniciaron las clases en
otoño.
Ubíquese en este escenario y considere lo diferente que sería si no funcionara alguno de
sus sentidos. ¿Qué pasaría si usted fuera ciego e incapaz de ver los rostros de los miembros
de su familia o la grata forma del pavo dorado? ¿Qué sucedería si usted careciera del sen-
tido del oído y no pudiera escuchar las conversaciones de los miembros de su familia, o
fuera incapaz de sentir cómo ruge su estómago, oler la cena o saborear el alimento? Sin
duda, experimentaría la cena en forma muy distinta de alguien cuyo aparato sensorial
estuviese intacto.
Además, las sensaciones que mencionamos arriba apenas rasgan la superficie de la
experiencia sensorial. Aunque posiblemente usted pensaba, como lo hacía yo antes, que
sólo hay cinco sentidos —vista, oído, gusto, olfato y tacto—, esa enumeración es muy
modesta, ya que las capacidades sensoriales humanas van mucho más allá de los cinco
sentidos básicos. Por ejemplo, somos sensibles no sólo al tacto, sino a un conjunto de estí-
mulos considerablemente mucho más amplio: dolor, presión, temperatura y vibración, por
mencionar sólo unos cuantos. Además, la vista posee dos subsistemas —relacionados con
la visión diurna y nocturna— y el oído es sensible a información que nos permite no sólo
oír, sino también mantener el equilibrio.
Para considerar cómo entienden los psicólogos los sentidos y, en forma más general, la
sensación y la percepción, primero necesitamos un vocabulario funcional básico. En térmi-
nos formales, la sensación es la activación de los órganos sensoriales por parte de una
fuente de energía física, mientras que la percepción es la clasificación, interpretación, aná-
lisis e integración de los estímulos que realizan los órganos sensoriales y el cerebro; por
otra parte, un estímulo es cualquier fuente de energía que al pasar produce una respuesta
en un órgano sensorial.
Los estímulos varían en cuanto a tipo e intensidad, y según el tipo de estímulo de que
se trate, se activan distintos órganos sensoriales. Por ejemplo, podemos diferenciar los
estímulos luminosos (que activan el sentido de la vista y nos permiten ver los colores de
un árbol en el otoño) de los estímulos sonoros (que mediante el sentido del oído, nos per-
miten oír los sonidos de una orquesta). Además, los estímulos difieren en intensidad, lo
cual se relaciona con qué tan fuerte necesita ser un estímulo para poder detectarlo.
Las propiedades relacionadas con el tipo y la intensidad de los estímulos se analizan
en una rama de la psicología conocida como psicofísica. La psicofísica estudia también la
relación entre las propiedades físicas de los estímulos y nuestra experiencia psicológica de
ellos. Esta ciencia desempeñó una función medular en el desarrollo del campo de la psico-
logía, y muchos de los primeros psicólogos estudiaban aspectos asociados con la psicofísi-
ca (Chechile, 2003; Gardner, 2005; Hock y Ploeger, 2006).
! ALERTA DE
estudio
Recuerde que la sensación se
refiere a la activación de los
órganos sensoriales (una
respuesta física), mientras
que la percepción alude a la
forma en que se interpretan
los estímulos (una respuesta
psicológica).
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92 Capítulo 3 Sensación y percepción
Umbrales absolutos: cómo detectamos
lo que está afuera
¿Cuándo se vuelve lo suficientemente fuerte un estímulo como para que nues-
tros órganos sensoriales puedan detectarlo? La respuesta a esta pregunta exige
una comprensión del concepto de umbral absoluto. Un umbral absoluto es la
menor intensidad que debe presentar un estímulo para que pueda detectarse
(Aazh y Moore, 2007).
Nuestros sentidos son sumamente sensibles a los estímulos. Por ejemplo,
el sentido del tacto es tan sensible que podemos sentir el ala de una abeja en
nuestra mejilla cuando cae desde una distancia de un centímetro. Ponga a
prueba sus conocimientos sobre los umbrales absolutos de otros sentidos lle-
nando el cuestionario de la figura 1.
De hecho, nuestros sentidos son tan finos que tendríamos problemas si
fueran más sensibles. Por ejemplo, si nuestros oídos fueran ligeramente más
agudos, escucharíamos el sonido de las moléculas del aire cuando golpean
contra el martillo en nuestros oídos; fenómeno que sin duda nos distraería y
hasta nos impediría oír los sonidos que se dan fuera de nuestro cuerpo.
Por supuesto, los umbrales absolutos que hemos estado analizando se
miden en condiciones ideales. Normalmente nuestros sentidos no detectan la
estimulación tan bien por la presencia del ruido. El ruido, como se define en
la psicofísica, es la estimulación de fondo que interfiere en la percepción de
otros estímulos; por tanto, el ruido alude no sólo a los estímulos auditivos,
como indica la palabra, sino también a los estímulos inesperados que interfie-
ren con otros sentidos.
Por ejemplo, imagínese a un grupo de personas que charlan apiñadas en una habita-
ción pequeña, llena de personas y de humo en una fiesta. El barullo de la muchedumbre
hace que resulte difícil oír las voces en lo individual, y el humo hace que sea difícil ver o,
incluso, saborear el alimento. En este caso, el humo y las condiciones de hacinamiento se
considerarían ruido, pues impiden la sensación en niveles más refinados.
Umbral absoluto: la menor
intensidad que debe presen-
tar un estímulo para que
pueda detectarse.
Las condiciones de hacinamiento,
los sonidos y las imágenes que
vemos pueden considerarse
como ruido, pues interfieren en la
sensación. ¿Se le ocurren otros
ejemplos de ruido que no sean de
naturaleza auditiva?
FIGURA1 Esta prueba puede
arrojar luces sobre lo sensibles
que son los sentidos humanos.
(Fuente: Galanter, 1962.)
¿Qué tan sensible es usted?
Para poner a prueba sus conocimientos sobre las capacidades de sus sentidos, responda a las
siguientes preguntas:
1. ¿Desde qué distancia puede verse la llama de una vela en una noche clara y oscura?
a) Desde una distancia de 10 millas (16.1 km)
b) Desde una distancia de 30 millas (48.2 km)
2. ¿Desde qué distancia puede oírse el tictac de un reloj en condiciones silenciosas?
a) Desde una distancia de cinco pies (1.5 m)
b) Desde una distancia de 20 pies (6.1 m)
3. ¿Cuánta azúcar se necesita para poder detectarla al disolverla en dos galones (7.5 l) de
agua?
a) Dos cucharadas
b) Una cucharada
4. ¿Sobre qué área puede detectarse una gota de perfume??
a) Un área de 5 × 5 pies (1.5 × 1.5 m)
b) En un departamento de tres habitaciones
Puntuación: En
cada
caso
la
respuesta
es
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que
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la
enorme
sensibilidad
de
nuestros
sentidos.
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93
Módulo 8 Cómo sentimos el mundo que nos rodea
Umbrales diferenciales:
cómo distinguimos las diferencias
entre los estímulos
Suponga que desea elegir las seis mejores manzanas en la sección de frutas de un super-
mercado; las más grandes, rojas y dulces. Un método sería comparar una manzana con
otra en forma sistemática hasta quedarse con unas cuantas tan similares que no pueda
notar la diferencia entre ellas. En ese momento, no importaría cuáles eligiera.
Los psicólogos han analizado este problema de comparación en términos del umbral
diferencial, el menor nivel de estimulación agregada (o reducida) necesario para sentir
que ha ocurrido un cambio en la estimulación. Por tanto, el umbral diferencial es el cambio
mínimo en la estimulación necesario para detectar la diferencia entre dos estímulos, y por
tanto también se le llama diferencia apenas perceptible (Nittrouer y Lowenstein, 2007).
El valor del estímulo que constituye una diferencia apenas perceptible depende de la
intensidad inicial del estímulo. La relación entre los cambios en el valor original de un
estímulo y el grado en que se advierte un cambio, constituye una de las leyes básicas de la
psicofísica: la ley de Weber. La ley de Weber establece que una diferencia apenas percep-
tible está en proporción constante con la intensidad de un estímulo inicial.
Por ejemplo, Weber descubrió que la diferencia apenas perceptible del peso es de
1:50. En consecuencia, se necesita un aumento de una onza en un peso de 50 onzas (1.5 l)
para producir una diferencia perceptible, y se necesitaría un aumento de 10 onzas (296
ml) para producir una diferencia perceptible si el peso inicial fuera de 500 onzas (14.7 l).
En ambos casos, se necesita el mismo aumento proporcional para producir una diferencia
apenas perceptible (1:50 = 10:500). De igual modo, la diferencia apenas perceptible que
distingue los cambios en el volumen entre los sonidos, es mayor en el caso de los sonidos
que son inicialmente fuertes, que en el de los sonidos que son inicialmente suaves, pero
el aumento proporcional sigue siendo el mismo.
La ley de Weber ayuda a explicar por qué a una persona en una habitación silenciosa
la sobresalta con mayor facilidad el timbre del teléfono, que a una persona en una habita-
ción ruidosa. Para producir la misma cantidad de reacción en una habitación ruidosa, el
timbre del teléfono tendría que aproximarse al volumen de las campanadas de una cate-
dral. De igual modo, cuando la luna es visible ya entrada la tarde, parece relativamente
tenue; sin embargo, contra el cielo de una noche oscura, parece muy brillante.
Adaptación sensorial: cómo reducimos
nuestras respuestas
Entra usted a una sala de cine, y el olor a palomitas de maíz está por doquiera. Sin embar-
go, unos cuantos minutos después, apenas si advierte el olor. La razón por la que se acli-
mató al olor es la adaptación sensorial. La adaptación es un ajuste en la capacidad sensorial
tras una exposición prolongada a estímulos inmutables. La adaptación se da cuando las
personas se acostumbran a un estímulo y modifican su marco de referencia. En cierto sen-
tido, nuestro cerebro baja en la mente el volumen de la estimulación que se está experimen-
tando (Calin-Jageman y Fischer, 2007).
Un ejemplo de adaptación es la disminución en la sensibilidad que ocurre después de
una exposición repetida a un estímulo fuerte. Si tuviera que oír usted un sonido fuerte una
y otra vez, a la larga éste comenzaría a sonar mucho más suave. De igual modo, aunque
sumergirse en un lago helado sería temporalmente desagradable, a la larga probablemente
se acostumbraría a la temperatura.
Esta aparente disminución en la sensibilidad a los estímulos sensoriales, se debe a la
incapacidad de los receptores del nervio sensorial para apagar los mensajes que llegan inde-
Umbral diferencial (dife-
rencia apenas perceptible):
el menor nivel de estimula-
ción agregada o reducida
necesario para sentir que ha
ocurrido un cambio en la
estimulación.
Ley de Weber: ley básica de
la psicofísica según la cual
una diferencia apenas per-
ceptible está en proporción
constante con la intensidad
de un estímulo inicial.
Adaptación: ajuste en la
capacidad sensorial tras una
exposición prolongada a
estímulos inmutables.
! ALERTA DE
estudio
Recuerde que la ley de
Weber se aplica a cualquier
tipo de estímulo sensorial:
visión, sonido, gusto,
etcétera.
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94 Capítulo 3 Sensación y percepción
finidamente al cerebro. Dado que estas células receptoras son más sensibles a los cambios en
la estimulación, la estimulación constante no es eficaz para producir una reacción sostenida.
En los juicios sobre los estímulos sensoriales también influye el contexto en que éstos
se hacen. Así sucede porque los juicios no se hacen en forma aislada de otros estímulos,
sino en términos de la experiencia sensorial precedente. Usted puede demostrar esto por
su cuenta probando con un experimento sencillo:
Tome dos sobres, uno grande y otro pequeño, y ponga 15 monedas de cinco centavos
en cada uno. Ahora levante el sobre grande y bájelo; luego levante el pequeño. ¿Cuál pare-
ce pesar más? La mayoría de la gente manifiesta que el pequeño es mucho más pesado,
aunque, como usted sabe, los pesos son casi idénticos. La razón de este error es que el
contexto visual del sobre interfiere en la experiencia sensorial del peso. La adaptación
al contexto de un estímulo (el tamaño del sobre) altera las respuestas a otro estímulo (el
peso del sobre) (Coren y Ward, 2004).
RECAPITULACIÓN/EVALUACIÓN/RECONSIDERACIÓN
RECAPITULACIÓN
¿Qué es la sensación y cómo la estudian los psicólogos?
• La sensación es la activación de los órganos sensoria-
les por parte de cualquier fuente de energía física. En
contraste, la percepción es el proceso por el cual cla-
sificamos, interpretamos, analizamos e integramos
los estímulos a los que están expuestos nuestros sen-
tidos. (p. 91)
¿Cuál es la relación entre un estímulo físico y la clase de
respuestas sensoriales que se derivan de éste?
• La psicofísica estudia la relación entre la naturaleza
física de los estímulos y las respuestas sensoriales
que provocan. (p. 91)
• El umbral absoluto es la menor cantidad de intensi-
dad física a la que puede detectarse un estímulo. En
condiciones ideales, los umbrales absolutos son
extraordinariamente sensibles, pero la presencia de
ruido (estímulos de fondo que interfieren con otros
estímulos) reduce las capacidades de detección. (p. 92)
• El umbral diferencial, o diferencia apenas percepti-
ble, es el menor cambio en el nivel de estimulación
necesario para percibir que ha ocurrido un cambio.
Según la ley de Weber, una diferencia apenas percep-
tible está en proporción constante de la intensidad
de un estímulo inicial. (p. 93)
• La adaptación sensorial ocurre cuando nos acostum-
bramos a un estímulo constante y cambiamos nues-
tra evaluación de éste. La exposición repetida a un
estímulo genera una aparente disminución en la sen-
sibilidad a éste. (p. 93)
EVALUACIÓN
1. La ___________ es la estimulación de los órganos
sensoriales; la ___________ es la clasificación, inter-
pretación, análisis e integración de los estímulos por
parte de los órganos sensoriales y el cerebro.
2. El término umbral absoluto se refiere a la ___________
intensidad que debe presentar un estímulo para que
pueda detectarse.
3. Weber descubrió que para que sea perceptible
la diferencia entre dos estímulos, los estímulos deben
diferir al menos en una proporción ___________.
4. Después de realizar un ascenso muy difícil por un
peñasco en la mañana, Carmella descubrió que el
ascenso por la tarde resultó más fácil. Este caso ilus-
tra el fenómeno de la ___________.
RECONSIDERACIÓN
1. ¿Cree que es posible experimentar una sensación sin
percepción?
2. Desde la perspectiva de un fabricante: ¿Cómo se debe
considerar la psicofísica al desarrollar nuevos pro-
ductos o al modificar los ya existentes?
Respuestas a las preguntas de evaluación
1.
sensación;
percepción;
2.
menor;
3.
constante;
4.
adaptación
adaptación, p. 93
estímulo, p. 91
ley de Weber, p. 93
percepción, p. 91
psicofísica, p. 91
sensación, p. 91
umbral absoluto, p. 92
umbral diferencial (diferencia
apenas perceptible), p. 93
TÉRMINOS BÁSICOS
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Conceptos clave
¿Qué procesos básicos
subyacen al sentido de
la vista?
¿Cómo vemos los colo-
res?
M Ó D U L O 9
La visión: arrojar luces
sobre la visión
Si los ojos, como dicen los poetas, son la ventana del alma, también son la ventana al
mundo. Nuestras capacidades visuales nos permiten admirar y reaccionar a escenas que
van desde la belleza de una puesta de sol, hasta la configuración del rostro del amante y
las palabras escritas en las páginas de un libro.
La visión comienza con la luz, la energía física que estimula al ojo. La luz es una forma
de onda de radiación electromagnética que, como se aprecia en la figura 1, se mide en
longitudes de onda. El tamaño de las longitudes de onda corresponde a diferentes tipos de
energía. El rango de longitudes de onda al que los seres humanos son sensibles —llamado
espectro visual— es relativamente pequeño. Muchas especies animales poseen capacidades
diferentes. Por ejemplo, algunos reptiles y peces perciben energías de longitudes de onda
muchos más largas que los seres humanos, y ciertos insectos perciben energías de longitu-
des de onda mucho más cortas que los seres humanos.
Las ondas de luz que provienen de algún objeto fuera del cuerpo (como el árbol de la
figura 2) las percibe el único órgano que es capaz de responder al espectro visible: el ojo.
Nuestros ojos convierten la luz en una forma que pueden utilizar las neuronas que sirven
como mensajeros para el cerebro. Las neuronas mismas ocupan un porcentaje relativamen-
te pequeño de la totalidad del ojo. La mayor parte del ojo es un dispositivo mecánico
similar en muchos aspectos a una cámara no eléctrica que utiliza película, como se aprecia
en la figura 2.
Pese a las semejanzas entre el ojo y una cámara, la visión abarca procesos que son
mucho más complejos y sofisticados que los de cualquier cámara. Además, una vez que la
imagen llega a los receptores neuronales del ojo, termina la analogía entre ojo y cámara,
puesto que el procesamiento de la imagen visual en el cerebro se parece más a una compu-
tadora que a una cámara.
Rayos
gama Rayos X
Rayos
ultravioletas Rayos
infrarrojos
Radar FM TV
Onda corta
AM ca
electricidad
Longitud de onda en metros
10–14 10–12 10–10 10–4 10–2 101 102 108
104 106
10–6
10–8
400 500 600 700
Violeta Azul Verde Amarillo Rojo
Longitud de onda en nanómetros (billonésimas de metro)
Luz visible
FIGURA 1 El espectro visible —el rango de longitudes de onda al que son sensibles las personas— es sólo
una pequeña parte de los tipos de longitudes de onda presentes en nuestro ambiente. ¿Es un beneficio
o una desventaja para nuestra vida cotidiana que no seamos más sensibles a un rango mucho más amplio
de estímulos visuales? ¿Por qué?
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96 Capítulo 3 Sensación y percepción
Revelar la estructura del ojo
El rayo de luz que refleja el árbol en la figura 2 viaja primero por la córnea, una ventana
protectora transparente. La córnea, debido a su curvatura, dobla (o refracta) la luz cuando
ésta atraviesa para enfocarla en forma más nítida. Después de pasar por la córnea, la luz
atraviesa la pupila. La pupila es un orificio oscuro en el centro del iris, la parte coloreada del
ojo, que en los seres humanos va desde un azul claro hasta un café oscuro. El tamaño de la
apertura de la pupila depende de la cantidad de luz que haya en el ambiente. Cuanto menos
iluminado esté el entorno, más se abre la pupila para permitir que entre más luz.
¿Por qué la pupila no debe abrirse completamente todo el tiempo, permitiendo que
entre la mayor cantidad de luz en el ojo? La respuesta se relaciona con la física básica de la
luz. Una pupila pequeña aumenta mucho el rango de distancias a las que se enfocan los
objetos. Con una pupila completamente abierta, el rango es relativamente pequeño, y
resulta mucho más difícil distinguir los detalles. El ojo aprovecha la luz brillante disminu-
La lente de una cámara enfoca
la imagen invertida en la película
del mismo modo en que el
cristalino del ojo enfoca las
imágenes en la retina.
Nervio óptico
Fóvea
Retina
Células no
sensoriales
de la retina
Iris
Córnea
Pupila
Cristalino
Punto ciego
FIGURA 2 Aunque la visión humana es mucho más complicada que la cámara más sofisticada, en
algunos sentidos los procesos visuales básicos son análogos a los utilizados en la fotografía. Como el
sistema de iluminación automático de una cámara tradicional, no digital, el ojo humano se dilata
para dejar que entre más luz y se contrae para bloquear la luz.
Como el diafragma que se abre o
cierra automáticamente en una
cámara, la pupila del ojo humano
se expande para dejar que entre
más luz (izquierda) y se contrae
para bloquear la luz (derecha).
¿Los seres humanos pueden ajus-
tar de manera similar sus oídos
para dejar que entre más o menos
sonido?
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Módulo 9 La visión: arrojar luces sobre la visión
yendo el tamaño de la pupila y así logra distinguir mejor los detalles; en condiciones de
escasa iluminación, la pupila se expande para permitirnos ver mejor la situación, pero a
expensas de los detalles visuales (tal vez una de las razones por las que se considera que
las cenas a la luz de las velas son románticas, es porque las condiciones de escasa ilumina-
ción impiden que uno vea los defectos físicos de la pareja).
Una vez que la luz atraviesa la pupila, entra en el cristalino, que está directamente detrás
de la pupila. El cristalino refracta los rayos de luz para que estén apropiadamente enfocados
en la parte posterior del ojo. El cristalino enfoca la luz modificando su propio grosor, pro-
ceso denominado acomodación. Se vuelve mucho más plano al ver objetos distantes y mucho
más redondo al ver objetos más cercanos.
PARA LLEGAR A LA RETINA
Luego de haber recorrido la pupila y el cristalino, la imagen del árbol llega finalmente a su
destino final en el ojo: la retina. Aquí la energía electromagnética de la luz se convierte en
impulsos eléctricos para su transmisión al cerebro. Es importante apuntar que en virtud de
las propiedades físicas de la luz, la imagen se ha invertido al recorrer el cristalino y llega
a la retina de cabeza (en relación con su posición original). Aunque podría parecer que esta
inversión ocasionaría dificultades para entender y desplazarse por el mundo, no sucede
así. El cerebro interpreta la imagen en términos de su posición original.
La retina consta de una capa delgada de células nerviosas en la parte posterior del
globo ocular (véase la figura 3). Hay dos tipos de células receptoras sensibles a la luz en la
retina. Los nombres que se les han dado describen su forma: bastones y conos. Los basto-
nes son células receptoras delgadas y cilíndricas sumamente sensibles a la luz. Los conos
son las células receptoras cónicas sensibles a la luz que se encargan del enfoque fino y la
percepción del color, sobre todo en condiciones de luz brillante. Los bastones y los conos
se distribuyen en forma dispareja por la retina. Los conos se concentran en la parte de la
retina llamada fóvea. Ésta es una región particularmente sensible de la retina. Si usted
desea enfocar algo de particular interés, automáticamente tratará de centrar la imagen en
la fóvea para verlo más claramente.
Los bastones y los conos no sólo son estructuralmente disímiles, sino que también
desempeñan funciones claramente diferentes en la visión. Los conos son responsables
principalmente de la percepción focal nítida del color, sobre todo en situaciones de ilumi-
nación bastante brillantes; los bastones se relacionan con la visión en situaciones de esca-
sa iluminación y son bastante insensibles al color y a los detalles tan nítidos que son
capaces de reconocer los conos. Los bastones desempeñan una función medular en la
visión periférica —los objetos que están fuera del centro de enfoque principal— y en
la visión nocturna.
Los bastones y los conos también tienen que ver con la adaptación a la oscuridad, el fenó-
meno consistente en adecuarse a las condiciones de escasa iluminación tras haber estado
en condiciones de luz brillante (piense en la experiencia de entrar en una sala de cine oscu-
ra y andar a tientas hasta encontrar un asiento, pero pocos minutos después ver los asien-
tos muy claramente). La velocidad a la que ocurre la adaptación a la oscuridad es
resultado de la tasa de cambio en la composición química de bastones y conos. Aunque los
conos alcanzan su máximo nivel de adaptación en unos cuantos minutos, a los bastones les
lleva entre 20 y 30 minutos llegar al máximo nivel. El fenómeno contrario —la adaptación a
la luz, o el proceso consistente en adecuarse a la luz brillante después de la exposición a
condiciones de escasa iluminación— ocurre mucho más rápidamente, pues se lleva sólo un
minuto más o menos.
TRANSMISIÓN DEL MENSAJE DEL OJO AL CEREBRO
Cuando la energía luminosa llega a los bastones y conos, se inicia una cadena de sucesos
que transforman la luz en impulsos nerviosos que pueden comunicarse al cerebro. Sin
embargo, incluso antes de que llegue el mensaje nervioso al cerebro, se da cierta codifica-
ción inicial de la información visual.
! ALERTA DE
estudio
Recuerde que los conos se
relacionan con la visión
cromática.
Retina: parte del ojo que
convierte la energía electro-
magnética de la luz en
impulsos eléctricos para su
transmisión al cerebro.
Bastones: células receptoras
delgadas y cilíndricas en la
retina que son sumamente
sensibles a la luz.
Conos: células receptoras
cónicas sensibles a la luz
que son responsables del
enfoque fino y la percepción
del color, sobre todo en con-
diciones de luz brillante.
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98 Capítulo 3 Sensación y percepción
Lo que pasa cuando la energía luminosa llega a la retina depende en parte de si
encuentra un bastón o un cono. Los bastones contienen rodopsina, una sustancia compleja
de color púrpura rojiza cuya composición cambia químicamente cuando la energiza la
luz. La sustancia en los receptores de los conos es diferente, pero los principios son simila-
res. La estimulación de las células nerviosas en el ojo desencadena una respuesta nerviosa
que se transmite a otras células nerviosas en la retina llamadas células bipolares y células
ganglionares.
Las células bipolares reciben directamente la información de los bastones y los conos y
la comunican a las células ganglionares. Las células ganglionares reúnen y resumen la
información visual, la cual después se transfiere a la parte posterior del globo ocular y se
envía al cerebro por medio de un haz de axones ganglionares llamado nervio óptico.
Dado que la apertura para el nervio óptico atraviesa la retina, no hay bastones o conos
en el área, y eso crea un punto ciego. Normalmente, sin embargo, esta ausencia de células
nerviosas no interfiere en la visión, pues usted compensa automáticamente la parte faltan-
te de su campo visual. (Para encontrar el punto ciego, véase la figura 4.)
Una vez fuera del ojo mismo, los impulsos nerviosos relacionados con la imagen se
desplazan por el nervio óptico. Cuando el nervio óptico abandona el globo ocular, su tra-
yectoria no sigue la ruta más directa a la parte del cerebro justo atrás del ojo. Los nervios
ópticos de cada ojo se unen más bien en un punto aproximadamente entre ambos ojos
—llamado quiasma óptico— donde se divide entonces cada nervio óptico.
Córnea
Fóvea
Cristalino
Retina
Ondas luminosas
Ondas
de luz
Parte
anterior
del ojo
Parte
posterior
del ojo
Fibras nerviosas
Célula ganglionar
Capa de conexión de neuronas
Impulsos al
nervio óptico
Retina
Células receptoras
Célula bipolar Cono Bastón
FIGURA 3 Células básicas del ojo. La luz que entra en el ojo viaja por las células ganglionares y bipolares y llega
a los bastones y conos sensibles a la luz localizados en la parte posterior del ojo. Los bastones y conos transmiten
entonces los impulsos nerviosos al cerebro por medio de las células bipolares y ganglionares. (Fuente: Shier, Butler y
Lewis, 2000.)
Nervio óptico: haz de axo-
nes ganglionares que trans-
miten información visual al
cerebro.
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Módulo 9 La visión: arrojar luces sobre la visión
Cuando esto ocurre, los impulsos nerviosos que llegan de la mitad derecha de cada
retina se envían al lado derecho del cerebro, y los impulsos que llegan de la mitad izquier-
da de cada retina se envían al lado izquierdo del cerebro. Sin embargo, como la imagen en
la retina está invertida y de cabeza, las imágenes que llegan de la mitad derecha de cada
retina en realidad se originaron en el campo visual de la izquierda de la persona, y las
imágenes provenientes de la mitad izquierda de cada retina se originaron en el campo
visual de la derecha de la persona (véase la figura 5).
PROCESAMIENTO DEL MENSAJE VISUAL
Cuando un mensaje visual llega al cerebro, ha pasado por varias etapas de procesamiento.
Uno de los sitios iniciales son las células ganglionares. Cada célula ganglionar recaba infor-
mación de un grupo de bastones y conos en una determinada área del ojo y compara la
cantidad de luz que entra en el centro del área con la cantidad de luz en el área circundan-
te. Algunas células ganglionares se activan por la luz en el centro (y la oscuridad en el área
circundante); otras, cuando hay oscuridad en el centro y luz en las áreas circundantes. El
resultado de este proceso es maximizar la detección de variaciones en la luz y la oscuridad.
La imagen que se transite al cerebro, entonces, es una versión mejorada del estímulo visual
real fuera del cuerpo (Kubovy, Epstein y Gepshtein, 2003; Pearson y Clifford, 2005;
Lascaratos et al., 2007).
El procesamiento final de las imágenes visuales ocurre en la corteza visual del cerebro,
y es aquí en donde ocurren las modalidades de procesamiento más complejas. Los psicó-
logos David Hubel y Torsten Wiesel ganaron el premio Nóbel en 1981 por su descubri-
miento de que muchas neuronas en la corteza están extraordinariamente especializadas, ya
que se activan sólo por medio de estímulos de una forma y patrón particulares, proceso
conocido como detección de rasgos. Descubrieron que algunas células se activan solamen-
te por medio de líneas de una anchura, forma u orientación determinadas. Otras células se
activan únicamente por medio de estímulos en movimiento, en contraposición a estaciona-
rios (Hubel y Wiesel, 2004; Pelli et al., 2006).
Algunos trabajos más recientes se han sumado a nuestros conocimientos sobre las com-
plejas formas en que se combina y procesa la información visual proveniente de las neu-
ronas en lo individual. Diferentes partes del cerebro procesan simultáneamente los impulsos
nerviosos en varios sistemas individuales. Por ejemplo, hay un sistema que se relaciona con
las formas, otro con los colores, y otros más con el movimiento, la ubicación y la profundi-
dad. Además, diferentes partes del cerebro participan en la percepción de determinados
tipos de estímulos, con lo que muestra distinciones, por ejemplo, entre la percepción de
rostros humanos, animales y estímulos inanimados (Nuala, Campbell y Flaherty, 2005;
Werblin y Roska, 2007; Winston et al., 2007).
FIGURA 4 Para encontrar su punto ciego, cierre el ojo derecho y vea la casa embrujada con el ojo izquier-
do. Verá el fantasma en la periferia de su visión. Luego, al ver la casa, mueva la página hacia usted. Cuando
el libro esté aproximadamente a un pie (30 cm) de su ojo, el fantasma desaparecerá. En ese momento, la
imagen del fantasma, entrará en su punto ciego.
Pero observe también cómo, cuando la página esté a esa distancia, el fantasma no sólo parece desva-
necerse, sino que la línea parece correr en forma continua a través del área en que solía estar el fantasma.
Este experimento sencillo demuestra cómo compensamos automáticamente la información faltante recu-
rriendo a material cercano para completar lo que no se ve. Ésta es la razón por la que uno nunca observa el
punto ciego. Lo que falta se sustituye con lo que se ve junto al punto ciego. ¿Se le ocurren cuáles podrían
ser las ventajas de esta tendencia a ofrecer información faltante para los seres humanos como especie?
Detección de rasgos: activa-
ción de neuronas en la cor-
teza por medio de estímulos
visuales de formas y patro-
nes específicos.
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100 Capítulo 3 Sensación y percepción
Si existen sistemas nerviosos separados para procesar información sobre aspectos
específicos del mundo visual, ¿cómo integra el cerebro estos datos? El cerebro hace uso de
información referente a la frecuencia, el ritmo y el momento del disparo de determinadas
series de células nerviosas. Además, la integración que hace el cerebro de la información
visual no ocurre en un solo paso o ubicación en el cerebro, sino más bien en un proceso que
se da en varios niveles simultáneamente. El resultado final, sin embargo, es indiscutible:
una visión del mundo que nos rodea (De Gelder, 2000; Macaluso, Frith y Driver, 2000;
Werner, Pinna y Spillmann, 2007).
Visión cromática y discromatopsia:
el espectro de los siete millones
de colores
Aunque es relativamente estrecho el rango de longitudes de onda a las que los seres huma-
nos son sensibles, al menos en comparación con todo el espectro electromagnético, la parte
a la que somos capaces de responder nos permite una gran flexibilidad para percibir el
mundo. En ninguna otra parte es más claro esto que en términos de la cantidad de colores
que podemos distinguir. Una persona con una visión cromática normal distingue no menos
de siete millones de colores diferentes (Bruce, Green y Georgeson, 1997; Rabin, 2004).
Si bien es vasta la variedad de colores que las personas generalmente son capaces de
distinguir, hay ciertos individuos cuya capacidad para percibir el color es muy limitada:
quienes sufren discromatopsia. Curiosamente, la afección de estos individuos ha propor-
cionado algunas de las claves más importantes para entender el funcionamiento de la
visión cromática (Neitz, Neitz y Kainz, 1996; Bonnardel, 2006).
Aproximadamente 7% de los hombres y 4% de las mujeres sufren discromatopsia. Para
la mayoría de quienes padecen este trastorno de la visión, el mundo se ve bastante apagado
(véase la figura 6). Los coches de bomberos rojos aparecen de color amarillo, el pasto verde
Conducto óptico
Quiasma óptico
Nervio óptico
Campo
visual derecho Campo visual izquierdo
Área visual primaria
de la corteza cerebral
FIGURA 5 Dado que el nervio
óptico que llega desde cada ojo
se divide en el quiasma óptico, la
imagen en el lado derecho de la
persona se envía al lado izquierdo
del cerebro y la imagen a la
izquierda de la persona se trans-
mite al lado derecho del cerebro.
(Fuente: Mader, 2000.)
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Módulo 9 La visión: arrojar luces sobre la visión
parece amarillo y los tres colores de los semáforos se ven todos amarillos. De hecho, en la
forma más común de discromatopsia, todos los objetos rojos y verdes se ven amarillos. Hay
otras formas de discromatopsia también, pero son muy raras. En la discromatopsia en que
se confunde el amarillo y el azul, las personas son incapaces de indicar la diferencia entre
ambos colores, y en el caso más extremo el individuo no percibe color en absoluto. Para una
persona así el mundo se ve como la imagen de un televisor en blanco y negro.
EXPLICACIÓN DE LA VISIÓN CROMÁTICA
Para entender por qué algunas personas tienen discromatopsia, necesitamos considerar los
fundamentos de la visión cromática. Hay dos procesos relacionados. El primer proceso lo
explica la teoría tricromática de la visión cromática. Según esta teoría, hay tres tipos de
conos en la retina, cada uno de los cuales responde principalmente a un rango específico
de longitudes de onda. Uno es más sensible a los colores azul-violeta, otro al verde y el
tercero al amarillo-rojo (Brown y Wald, 1964). Según la teoría tricromática, en la percepción
del color influye la fuerza relativa con que se activa cada uno de los tres tipos de conos. Si
vemos un cielo azul, se activan principalmente los conos azul-violeta, y los otros muestran
una menor actividad.
Sin embargo, hay aspectos de la visión cromática que la teoría tricromática no explica
tan claramente. Por ejemplo, la teoría no explica lo que pasaría después de que usted viera
algo como el ejemplo que se ilustra en la figura 7 durante un minuto aproximadamente. Al
seguir las indicaciones, usted vería una imagen tradicional de la bandera de Estados
Unidos, en rojo, blanco y azul. Donde había amarillo, verá azul, y donde había verde y
negro, verá rojo y blanco.
Al fenómeno que acaba de experimentar se le denomina postimagen y ocurre porque la
actividad en la retina continúa cuando ya no está viendo la imagen original. Sin embargo,
también demuestra que la teoría tricromática no explica completamente la visión cromáti-
ca. ¿Por qué los colores en la postimagen deberían ser diferentes de los del original?
Dado que los procesos tricromáticos no ofrecen una explicación completa de la visión
cromática, se han propuesto explicaciones alternas. Según la teoría del proceso oponente de
la visión cromática, las células receptoras se asocian por pares que trabajan en oposición
Teoría tricromática de la
visión cromática: teoría
según la cual hay tres tipos
de conos en la retina, cada
uno de los cuales responde
principalmente a un rango
específico de longitudes de
onda.
FIGURA 6 Aunque la imagen que se
presenta aquí está en blanco y
negro, imagínese el lector que para
quien tiene una visión normal, el
globo aerostático en el primer plano
aparece con regiones de color rojo,
anaranjado, amarillo, verde, azul y
violeta muy puros, lo mismo que de
color hueso; y el globo de la parte
posterior es una sombra brillante de
color anaranjado rojizo. Una persona
con discromatopsia que confunde el
rojo y el verde vería la escena en
tonos de azul y amarillo. Una perso-
na con discromatopsia que confun-
da el azul y el amarillo, por el
contrario, la vería en tonos de rojo y
verde.
Teoría del proceso oponen-
te de la visión cromática:
teoría según la cual las célu-
las receptoras del color se
asocian por pares que traba-
jan en oposición unos con
otros.
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102 Capítulo 3 Sensación y percepción
unos con otros. En concreto, hay pares de azul-amarillo, pares de verde-rojo y pares de
negro-blanco. Si un objeto refleja luz que contiene más azul que amarillo, estimulará la acti-
vación de las células sensibles al azul, desalentando o inhibiendo simultáneamente la
activación de las células receptoras sensibles al amarillo, y el objeto aparecerá azul. Si, en
contraste, una luz contiene más amarillo que azul, las células que responden al amarillo se
estimularán para activarse mientras que se inhibirán las azules, y el objeto aparecerá ama-
rillo (Robinson, 2007).
La teoría del proceso oponente ofrece una buena explicación de las postimágenes.
Cuando vemos el amarillo en la figura, por ejemplo, nuestras células receptoras del com-
ponente amarillo del par amarillo-azul se fatigan y están en menores posibilidades de
responder a los estímulos amarillos. En contraste, las células receptoras de la parte azul del
par no se debilitan, porque no han sido estimuladas. Cuando vemos una superficie blanca,
la luz que de ésta se refleja normalmente estimularía por igual tanto a los receptores del
amarillo como a los del azul. Pero la fatiga de los receptores del amarillo impide que esto
suceda. Temporalmente no responden al amarillo, lo que hace que la luz blanca parezca ser
azul. Dado que los otros colores en la figura hacen lo mismo en relación con sus oponentes
específicos, la postimagen produce los colores opuestos, durante un rato. La postimagen
dura sólo un breve periodo, debido a que la fatiga de los receptores al amarillo se supera
pronto, y la luz blanca comienza a percibirse en forma más precisa.
Así pues, operan tanto procesos oponentes como mecanismos tricromáticos, pero en
partes distintas del sistema de percepción visual. Los procesos tricromáticos trabajan den-
tro de la retina misma, mientras que los mecanismos oponentes operan tanto en la retina
como en las etapas posteriores del procesamiento neuronal (Chen, Zhou y Gong, 2004;
Gegenfurtner, 2003; Baraas et al., 2006).
A medida que ha ido aumentando nuestra comprensión de los procesos que nos per-
miten ver, algunos psicólogos han comenzado a desarrollar nuevas técnicas para ayudar a
quienes padecen problemas graves de visión —personas con deterioros visuales y con
ceguera total— a superar sus deficiencias. En el recuadro de Aplicación de la psicología en el
siglo XXI, se analiza uno de los dispositivos más prometedores.
FIGURA 7 Imagine que la imagen que aquí se presenta tiene rayas verdes y negras, así como estrellas
negras sobre un fondo amarillo. Al observar el punto que aparece en esta bandera durante un minuto
aproximadamente y luego ver una hoja de papel en blanco. ¿Qué vería? La mayoría de la gente vería
una postimagen que convierte los colores que aparecen en la figura en la bandera tradicional de
Estados Unidos en rojo, blanco y azul.
! ALERTA DE
estudio
Tenga presente que hay dos
explicaciones para la visión
cromática: la teoría tricromá-
tica y la teoría de los proce-
sos oponentes.
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Repaso de la visión: cómo
devolverle la vista al ciego
Linda M. se dio cuenta por primera vez
que tenía un problema con la vista cuan-
do no podía hallar las cosas que se le
caían. Ella manifestaba los primeros sín-
tomas de la retinitis pigmentosa (RP),
una enfermedad incurable que ataca a
las células en la retina y que, a la larga,
destruiría su vista, posiblemente en unos
10 años. Ella sólo tenía 21 años en ese
entonces (Casey, 2006, p. 21).
La visión de Linda empeoró progresi-
vamente hasta que se quedó completamen-
te ciega a los 50 años de edad. Diez años
antes de eso, ocurrió un suceso aparente-
mente milagroso: Linda empezó a ver
patrones de luz que correspondían a obje-
tos en el mundo físico que la rodeaba. No
fue un milagro, su RP no había desapareci-
do en forma espontánea. Aunque parece de
ciencia ficción, los investigadores habían
implantado quirúrgicamente un dispositi-
vo electrónico experimental llamado retina
artificial en uno de los ojos de Linda.
Aun cuando los bastones y los conos
en la retina de las personas con enfermeda-
des como la de Linda se degradan hasta
producir ceguera, siguen funcionando
algunos fotorreceptores; cuando se le esti-
mula artificialmente con un electrodo, el
paciente puede ver destellos de luz.
Además, dado que los pacientes como
Linda han experimentado alguna vez la
visión normal, pueden localizar con exacti-
tud el destello en la ubicación correspon-
diente de la retina que se estimuló.
El descubrimiento de esta capacidad a
mediados de la década de 1990 dio a los
investigadores la primera esperanza tenta-
dora de descubrir algún día un dispositivo
prostético que pudiera devolverles parte
de la vista a los ciegos. El desarrollo de la
tecnología llevó algún tiempo en concretar-
se, pero muchos dispositivos experimenta-
les entraron en el escenario de pruebas con
seres humanos en los últimos años, inclui-
do el que se le implantó a Linda (Humayun
et al., 1996; Weiland y Humayun, 2006;
Yanai et al., 2007).
Las retinas artificiales, como la de
Linda, son dispositivos electrónicos com-
plejos que dependen de una cámara de
video externa montada en unos lentes y
que permiten “ver” el ambiente del pacien-
te. Las señales de la cámara se envían a una
unidad de procesamiento de video que el
paciente lleva puesta; esta unidad simplifi-
ca electrónicamente la imagen que la cáma-
ra ve y la pone en una forma que el
dispositivo prostético transmite a la retina
del paciente. Esta información visual bas-
tante simplificada se transmite inalámbri-
camente a un receptor electrónico que está
detrás de la oreja del paciente, desde donde
los cables corren a una serie de diminutos
electrodos que están implantados directa-
mente en la retina del paciente. Los electro-
dos estimulan a las células fotorreceptoras
en la retina para reproducir los patrones
simplificados de información visual que
capta la cámara.
Se han probado también otros diseños.
En uno de éstos se omite por completo la
cámara externa, pues se implantan chips
sensibles a la luz directamente sobre la
retina (véase la figura 8). Tales chips detec-
tan la luz que entra al ojo y llega hasta ellos;
luego éstos envían impulsos eléctricos a las
células ganglionares que normalmente
transmiten la información visual de la reti-
na al sistema nervioso. Por tanto, funcionan
en buena medida del mismo modo que los
fotorreceptores naturales, aunque la infor-
mación visual que captan y transmiten al
cerebro se limita aún a patrones simples
formados por puntos de luz (Wickelgren,
2006).
Estos dispositivos y otros similares aún
no permiten ni de cerca que el ciego vea de
nuevo como quienes gozan de una vista
normal. Las sutilezas de la textura, el color
y la intensidad que damos por sentadas
son, por ahora, demasiado complejas como
para que las pueda captar cualquier dispo-
sitivo de visión artificial. Ni siquiera captan
los suficientes detalles como para que los
pacientes reconozcan rostros o para que
lean textos impresos, por lo menos no toda-
vía. Pero con entrenamiento y práctica, los
pacientes pueden interpretar los patrones
en bruto de los destellos luminosos que
producen estos dispositivos para localizar
y contar objetos, diferenciar formas sim-
ples, comprender la forma y orientación de
letras impresas e indicar que un objeto se
mueve (y en qué dirección). Aunque acaso
éstas nos parezcan proezas visuales decep-
cionantemente rudimentarias, abren nue-
vos mundos de posibilidades para quienes
no podían ver nada en absoluto (Yanai et
al., 2007).
• Aunque los destinatarios de las retinas
artificiales pueden ver los patrones de
destellos luminosos inmediatamente
después de que se recuperan de la ciru-
gía, se requieren meses y hasta años de
experiencia para poder utilizar esta
información visual al máximo. ¿Por qué
sucede así?
• Las retinas artificiales sólo ayudan a los
ciegos que otrora tuvieron una vista
normal que se deterioró por una enfer-
medad degenerativa. ¿Por qué conside-
ra usted que las retinas artificiales no
ayudan a quienes son ciegos de naci-
miento?
APLICACIÓN DE LA PSICOLOGÍA EN EL SIGLO XXI
FIGURA 8 Este chip sensible a la luz se implan-
ta en la retina del ojo y es capaz de transmitir
información visual a las células ganglionares y,
finalmente, al cerebro. (Fuente: Adaptada con auto-
rización de IEEE Engineering and Medicine and Biology,
25:15, 2005.)
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104 Capítulo 3 Sensación y percepción
RECAPITULACIÓN/EVALUACIÓN/RECONSIDERACIÓN
RECAPITULACIÓN
¿Qué procesos básicos subyacen al sentido de la vista?
• La vista depende de la sensibilidad a la luz, ondas
electromagnéticas en la parte visible del espectro que
se reflejan de los objetos o se producen por medio
de una fuente de energía. El ojo da forma a la luz en
una imagen que se transforma en impulsos nervio-
sos y que el cerebro interpreta. (p. 95)
• La luz entra en el ojo, atraviesa la córnea, la pupila y
el cristalino y, finalmente, llega a la retina, donde la
energía electromagnética de la luz se convierte en
impulsos nerviosos para su transmisión al cerebro.
Estos impulsos salen del ojo por el nervio óptico.
(p. 96)
• La información visual reunida por los bastones y los
conos se transfiere por medio de las células ganglio-
nares y bipolares a través del nervio óptico, que con-
duce al quiasma óptico, el punto donde se divide el
nervio óptico. (p. 99)
¿Cómo vemos los colores?
• La visión cromática al parecer se basa en dos proce-
sos descritos por las teorías tricromática y de los pro-
cesos oponentes. (p. 101)
• La teoría tricromática señala que hay tres tipos de
conos en la retina, cada uno de los cuales es sensible
a cierto rango de colores. La teoría del proceso opo-
nente supone que hay pares de diferentes tipos de
células en el ojo que trabajan en oposición unas con
otras. (p. 102)
EVALUACIÓN
1. La luz que entra en el ojo atraviesa primero la
_________, una especie de ventana protectora.
2. La estructura que convierte la luz en mensajes ner-
viosos útiles se llama _________.
3. Podría decirse que una mujer de ojos azules tiene un
pigmento azul en su _________.
4. ¿Cuál es el proceso por el cual el grosor del cristalino
se modifica a fin de enfocar apropiadamente la luz?
5. La secuencia adecuada de las estructuras que la luz
atraviesa en los ojos es el _________, _________,
_________, y _________.
6. Relacione cada tipo de receptor visual con su fun-
ción.
a) Bastones 1. Se utiliza para las condi-
ciones de escasa ilumina-
ción, es insensible en
buena medida al color.
b) Conos 2. Detecta el color, funciona
en condiciones de luz bri-
llante.
7. La teoría _________ establece que hay tres tipos de
conos en la retina, cada uno de los cuales responde
principalmente a un color diferente.
RECONSIDERACIÓN
1. Si el ojo tuviera un segundo cristalino que “desinvir-
tiera” la imagen que llega a la retina, ¿considera
usted que habría cambios en la forma en que las per-
sonas perciben el mundo?
2. Desde la óptica de un especialista en publicidad: ¿comer-
cializaría sus productos de manera similar o diferen-
te con quienes sufren discromatopsia en
comparación con quienes tienen una vista normal?
Respuestas a las preguntas de evaluación
1.
córnea;
2.
retina;
3.
iris;
4.
acomodación;
5.
córnea,
pupila,
cristalino,
retina;
6.
a)-1,
b)-2;
7.
tricromática
bastones, p. 97
conos, p. 97
detección de rasgos, p. 99
nervio óptico, p. 98
retina, p. 97
teoría del proceso opo-
nente de la visión cro-
mática, p. 102
teoría tricromática de la
visión cromática,
p. 101
TÉRMINOS BÁSICOS
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Conceptos clave
¿Qué función desempe-
ña el oído en las sensa-
ciones del sonido, el
movimiento y el equili-
brio?
¿Cómo funcionan el olfa-
to y el gusto?
¿Cuáles son los sentidos
cutáneos y cómo se rela-
cionan con la experien-
cia del dolor?
M Ó D U L O 1 0
El oído y los otros sentidos
El despegue fue sencillo en comparación con lo que el astronauta estaba experimentando ahora:
el mareo espacial. Las náuseas y el vómito constantes eran suficientes para hacer que se pre-
guntara por qué se había esmerado tanto en volverse astronauta. Aunque se le había advertido
que había dos terceras partes de probabilidades de que su primera experiencia en el espacio le
ocasionara estos síntomas, él no estaba preparado para lo terriblemente mal que se sentía en
realidad.
Al margen de si el astronauta deseaba o no regresar de inmediato a la tierra, su experiencia,
un problema importante para los viajeros espaciales, se relaciona con un proceso sensorial
básico: el sentido del movimiento y el equilibrio. Este sentido permite que las personas
conduzcan su cuerpo por el mundo y las mantiene erguidas sin caer. Junto con la audición
—el proceso por el cual las ondas sonoras se traducen en formas comprensibles y signifi-
cativas—, el sentido del movimiento y el equilibrio reside en el oído.
Percepción del sonido
Aunque muchos de nosotros pensamos principalmente en la oreja cuando hablamos del
oído, esa estructura es sólo una parte simple del conjunto. La oreja actúa como un magne-
tófono invertido, diseñado para captar y llevar los sonidos a las partes internas del oído
(véase la figura 1). La ubicación de las orejas en diferentes lados de la cabeza ayuda en la
localización del sonido, el proceso por el cual identificamos la dirección de la que proviene
un sonido. Los patrones de onda en el aire entran en cada oído en un tiempo ligeramente
diferente, y el cerebro utiliza la discrepancia como clave para determinar el punto de ori-
gen del sonido. Además, las dos orejas transmiten o amplifican los sonidos de determina-
das frecuencias en grados diferentes.
El sonido es el movimiento de las moléculas del aire generadas por una fuente de
vibración. Los sonidos viajan por el aire en patrones de onda similares en cuanto a su
forma a las ondas que se forman en el agua cuando se lanza una piedra en un estanque
tranquilo. Los sonidos, que llegan a la oreja en forma de vibraciones parecidas a las de una
ola, se encauzan por el canal auditivo, un pasaje tubular que conduce al tímpano. El tímpa-
no opera como un tambor en miniatura que vibra cuando las ondas sonoras inciden en él.
Cuanto más intenso es el sonido, más vibra el tímpano. Estas vibraciones se transfieren
después al oído medio, una diminuta cámara que contiene tres huesesillos (el martillo, el
yunque y el estribo) que transmiten las vibraciones a la ventana oval, una delgada membra-
na que conduce al oído interno. Dado que el martillo, el yunque y el estribo actúan como
un conjunto de palancas, no sólo transmiten vibraciones, sino que aumentan su fuerza.
Además, dado que la apertura en el oído medio (el tímpano) es considerablemente más
grande que la apertura que parte de éste (la ventana oval), se amplifica la fuerza de las
ondas sonoras en la ventana oval. El oído medio, entonces, actúa como un diminuto ampli-
ficador mecánico.
El oído interno es la parte del oído que modifica las vibraciones sonoras de tal forma que
pueden transmitirse al cerebro. (Como verá, también contiene los órganos que nos permi-
ten ubicar nuestra posición y determinar cómo nos desplazamos por el espacio.) Cuando
el sonido entra en el oído interno por la ventana oval, se mueve a la cóclea, un conducto
en forma de espiral parecido a un caracol que está lleno de un líquido que vibra en res-
puesta al sonido. Dentro de la cóclea, se halla la membrana basilar, una estructura que
Sonido: movimiento de las
moléculas del aire genera-
das por una fuente de vibra-
ción.
Tímpano: parte del oído
que vibra cuando las ondas
sonoras inciden en él.
Cóclea: conducto en forma
de espiral que está en el
oído lleno de un líquido que
vibra en respuesta al soni-
do.
Membrana basilar: estruc-
tura vibrante que corre por
el centro de la cóclea, divi-
diéndola en una cámara
superior y una cámara infe-
rior, y que contiene recepto-
res sensoriales para el
sonido.
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106 Capítulo 3 Sensación y percepción
corre por el centro de la cóclea, dividiéndola en una cámara superior y una cámara inferior.
La membrana basilar está cubierta de células pilosas. Cuando éstas se doblan por las
vibraciones que entran en la cóclea, envían un mensaje nervioso al cerebro (Cho, 2000;
Zhou, Liu y Davis, 2005).
ASPECTOS FÍSICOS DEL SONIDO
Como ya dijimos, lo que denominamos sonido es en realidad el movimiento físico de las
moléculas del aire en patrones en forma de onda regulares generados por una fuente de
vibración. En ocasiones, incluso es posible ver estas vibraciones. Si alguna vez ha visto una
bocina sin la caja, sabe que, al menos cuando se emiten las notas más graves, puede verse
cómo la bocina se mueve hacia adentro y hacia fuera. Lo que es menos obvio es lo que
sucede después: la bocina compacta las moléculas del aire para que formen ondas con el
mismo patrón de movimiento. Estos patrones de onda llegan pronto al oído, aunque su
fuerza se reduce en forma considerable durante su trayectoria. Todas las demás fuentes
que producen sonido funcionan esencialmente del mismo modo, pues establecen patrones
de onda que se desplazan por el aire hasta el oído. Se necesita el aire —u otro medio, como
el agua— para que las vibraciones de los objetos lleguen a nosotros. Esto explica por qué
no puede haber sonido en el vacío.
Podemos ver cómo se mueve la bocina cuando se emiten las notas graves debido a una
característica primaria del sonido llamada frecuencia. La frecuencia es la cantidad de ciclos
de onda que ocurren en un segundo. En las frecuencias muy bajas, hay relativamente
pocos ciclos de onda por segundo (véase la figura 2). Estos ciclos son visibles para el ojo
como las vibraciones de la bocina. Las frecuencias bajas se traducen en un sonido que es
muy bajo en tono. (El tono es la característica que hace que el sonido parezca “alto” o
“bajo”.) Por ejemplo, la frecuencia más baja que los seres humanos son capaces de oír es
de 20 ciclos por segundo. Las frecuencias más altas se oyen como sonidos de tono más alto.
En el extremo superior del espectro sonoro, la gente puede detectar sonidos con frecuen-
cias de hasta 20 000 ciclos por segundo.
Tímpano
Oreja
Oído
medio
Oído
interno
Pabellón
Canal auditivo
Trompa de
Eustaquio
Estribo
Yunque
Martillo
Hueso del
cráneo
Canales
semicirculares
Sistema vestibular
Nervio
auditivo
Cóclea
Ventana oval
Ventana oval
(bajo el estribo)
Trompa de
Eustaquio
Cóclea
“desenrollada”
Células pilosas: células
diminutas que cubren la
membrana basilar y que, al
doblarse por las vibraciones
que entran en la cóclea,
transmiten mensajes nervio-
sos al cerebro.
FIGURA 1 Principales partes del oído. (Fuente: Broker et al., 2008, fig. 45.6).
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Módulo 10 El oído y los otros sentidos
La amplitud es la característica de los patrones de onda que nos permite distinguir entre
sonidos fuertes y suaves. La amplitud es el rango entre los picos y valles altos y bajos de
la presión del aire en una onda sonora cuando ésta viaja por el aire. Las ondas con picos y
valles pequeños producen sonidos suaves; las que tienen picos y valles relativamente gran-
des producen sonidos fuertes (véase la figura 2).
Los seres humanos somos sensibles a variaciones amplias en las amplitudes sonoras.
Los sonidos más fuertes que somos capaces de oír son aproximadamente un billón de
veces más intensos que el sonido más débil que podemos oír. Este rango se mide en deci-
beles. Cuando los sonidos son superiores a los 120 decibeles, se vuelven dolorosos para el
oído humano.
Organización de las teorías del sonido. ¿Cómo es capaz nuestro cerebro de ordenar las
longitudes de onda de diferentes frecuencias e intensidades? Una pista proviene de estudios
sobre la membrana basilar, el área en la cóclea que traduce las vibraciones físicas en impulsos
nerviosos. Resulta que los sonidos influyen en diferentes áreas de la membrana basilar,
dependiendo de la frecuencia de la onda sonora. La parte de la membrana basilar más cer-
cana a la ventana oval es más sensible a los sonidos de alta frecuencia, y la parte más próxi-
ma al extremo interno de la cóclea es más sensible a los sonidos de baja frecuencia. Este
hallazgo condujo a la teoría del lugar de la audición, según la cual diferentes áreas de la
membrana basilar responden a frecuencias distintas.
Sin embargo, la teoría del lugar no nos da el argumento completo de la audición, ya
que los sonidos de muy baja frecuencia activan neuronas en un área tan amplia de la mem-
brana basilar que no participa un sitio exclusivamente. En consecuencia, se propuso una
explicación adicional de la audición: la teoría de la frecuencia. La teoría de la frecuencia
de la audición señala que toda la membrana basilar actúa como un micrófono, vibrando
en su conjunto en respuesta a un sonido. Según esta explicación, los receptores nerviosos
envían señales que se ligan directamente con la frecuencia (la cantidad de crestas de onda
por segundo) de los sonidos a los que nos exponemos, y la cantidad de impulsos nerviosos
está en función directa de la frecuencia del sonido. Por tanto, cuando más alto es el tono
del sonido (y, por ende, mayor es la frecuencia de sus crestas de onda), mayor es la canti-
dad de impulsos nerviosos que se transmiten ascendentemente al nervio auditivo del
cerebro.
Ni la teoría del lugar ni la teoría de la frecuencia ofrecen una explicación completa de
la audición. La teoría del lugar constituye una mejor explicación de la sensación de los
sonidos de alta frecuencia, mientras que la teoría de la frecuencia explica lo que sucede
cuando se encuentran los sonidos de baja frecuencia. Los sonidos de frecuencia intermedia
incorporan ambos procesos (Hirsh y Watson, 1996; Hudspeth, 2000).
Después de que el mensaje auditivo abandona el oído, se transmite a la corteza auditiva
del cerebro mediante una serie compleja de interconexiones nerviosas. Durante la transmi-
sión del mensaje, éste se comunica por medio de neuronas que responden a tipos específicos
de sonidos. Dentro de la corteza auditiva misma, hay neuronas que responden en forma
selectiva a tipos muy específicos de características sonoras, como los chasquidos y los silbi-
Frecuencia más baja
(tono más bajo)
Tiempo
Amplitud Frecuencia más alta
(tono más alto)
FIGURA 2 Las ondas sonoras
producidas por diferentes estímu-
los se transmiten —por lo general
a través del aire— en patrones
diferentes, con menores frecuen-
cias indicadas por menores picos
y valles por segundo.
(Fuente: Seeley, Stephens y Tate, 2000).
Teoría del lugar de la audi-
ción: teoría según la cual
diferentes áreas de la mem-
brana basilar responden a
frecuencias distintas.
Teoría de la frecuencia de
la audición: teoría según la
cual toda la membrana basi-
lar actúa como un micrófo-
no, vibrando en su conjunto
en respuesta a un sonido.
! ALERTA DE
estudio
Asegúrese de entender las
diferencias entre las teorías
del lugar y de la frecuencia
de la audición.
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108 Capítulo 3 Sensación y percepción
dos. Algunas neuronas responden solamente a un determinado patrón de sonidos, como
sería un tono sostenido, pero no a uno intermitente. Además, determinadas neuronas trans-
fieren información sobre la ubicación de un sonido mediante su patrón de disparo particu-
lar (Middlebrooks et al., 2005; Wang, Lu, Zinder, Liang, 2005; Tervaniemi et al., 2006).
Si analizáramos la configuración de las células en la corteza auditiva, descubriríamos que
las células vecinas son sensibles a frecuencias similares. La corteza auditiva, entonces, nos
proporciona un “mapa” de las frecuencias sonoras, del mismo modo en que la corteza visual
suministra una representación del campo visual. Además, debido a la asimetría en los dos
hemisferios del cerebro (que analizamos en el último capítulo), los oídos izquierdo y derecho
procesan en forma distinta el sonido. El oído derecho reacciona más al habla, mientras que
el oído izquierdo responde más a la música (Sininger y Cone-Wesson, 2004, 2006).
Equilibrio: los altibajos de la vida. Hay varias estructuras del oído que se relacionan más
con nuestro sentido del equilibrio que con nuestra audición. Los canales semicirculares
del oído interno (remítase a figura 1) consisten en tres conductos que contienen un líquido
que chapotea a través de ellos cuando se mueve la cabeza, lo que le indica al cerebro si se
trata de un movimiento rotacional o angular. El jalón en nuestro cuerpo ocasionado por la
aceleración de movimiento hacia delante y hacia atrás o ascendente y descendente, lo
mismo que el jalón constante de la gravedad, es percibido por los otolitos, diminutos cris-
tales sensibles al movimiento que hay en los canales semicirculares. Cuando nos movemos,
estos cristales cambian como arenas en una playa con ventisca. La inexperiencia del cere-
bro para interpretar los mensajes de los otolitos sin peso es la causa del mareo espacial que
experimentan comúnmente dos terceras partes de los viajeros espaciales, aspecto que men-
cionamos al comienzo de este módulo (Flam, 1991; Stern y Koch, 1996).
Olfato y gusto
Hasta que mordió un pedazo de repollo crudo esa tarde de febrero […] Raymond Fowler no
había pensado mucho en el sentido del gusto. El repollo, parte de un plato de pasta que estaba
preparando para la cena de su familia, tenía un sabor rancio y quemante, pero él no le prestó
demasiada atención. Unos minutos después, su hija le dio un vaso de refresco de cola, y él se
tomó un trago. “Era como ácido sulfúrico” —dijo Fowler-. “Era la cosa más caliente que pudie-
ras imaginar perforándote la boca” (Goode, 1999b, pp. D1-D2).
Era evidente que algo andaba muy mal con el sentido del gusto de Fowler. Luego de
exámenes exhaustivos, quedó claro que tenía dañados los nervios relacionados con el sen-
Canales semicirculares: tres
estructuras tubulares del
oído interno que contienen
un líquido que chapotea a
través de ellas cuando se
mueve la cabeza, lo que le
indica al cerebro si se trata
de un movimiento rotacio-
nal o angular.
Otolitos: diminutos cristales
sensibles al movimiento
dentro de los canales semi-
circulares que perciben la
aceleración del cuerpo.
La ingravidez del otolito del oído
produce mareo espacial en la
mayoría de los astronautas.
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Módulo 10 El oído y los otros sentidos
tido del gusto, probablemente por una infección viral o un medicamento que había
estado consumiendo; por fortuna para él, unos cuantos meses después su sentido
del gusto regresó a la normalidad.
Incluso sin alteraciones en nuestra capacidad para percibir el mundo como las
que experimentara Fowler, todos sabemos las importantes funciones que desempe-
ñan el gusto y el olfato. A continuación, consideraremos estos dos sentidos.
OLFATO
Aunque muchos animales tienen capacidades más agudas para detectar olores que
nosotros, el sentido humano del olfato nos permite detectar más de 10 000 olores
diferentes. También tenemos una buena memoria para los olores, y sucesos olvida-
dos hace mucho y recuerdos —buenos y malos— pueden evocarse con el mero tufo
de un olor asociado con un recuerdo (DiLorenzo y Youngentob, 2003; Stevenson y
Case, 2005; Willander y Larsson, 2006).
Los resultados de “pruebas de olor” han demostrado que las mujeres en general
tienen un mejor sentido del olfato que los hombres (Engen, 1987). La gente también
posee la capacidad para distinguir a hombres de mujeres sobre la base del olor
mismo. En un experimento, algunos estudiantes con los ojos vendados a quienes se les
pidió que olieran el aliento de un voluntario mujer u hombre que estaba oculto a la vista,
pudieron distinguir el género del voluntario mejor que en condiciones de azar. La gente
también distingue emociones de felicidad y de tristeza al advertir los olores de las axilas,
y las mujeres son capaces de identificar a sus bebés exclusivamente por el olor apenas unas
horas después del parto (Doty et al., 1982; Haviland-Jones y Chen, 1999).
El sentido del olfato se activa cuando las moléculas de una sustancia ingresan en los
pasajes nasales y se encuentran con las células olfatorias, las neuronas receptoras de la nariz
que se extienden por la cavidad nasal. En esas células, se han identificado hasta ahora más
de 1000 tipos diferentes de receptores. Cada uno de estos receptores está tan especializado
que responde sólo a una pequeña gama de olores diferentes. Las respuestas de las células
olfatorias separadas se transmiten después al cerebro, donde se combinan para el recono-
cimiento de un determinado olor (Murphy et al., 2004; Zhou y Buck, 2006; Marshall et al.,
2006).
El olfato posiblemente también actúe como un medio de comunicación oculto para los
seres humanos. Desde hace mucho, se sabe que los animales liberan feromonas, sustancias
químicas que secretan en el ambiente y que producen una reacción en los demás miembros
de la misma especie, lo que permite la transmisión de mensajes como la disponibilidad
sexual. Por ejemplo, las secreciones vaginales de las hembras de los monos contienen fero-
monas que estimulan el interés sexual de los monos machos (Holy, Dulac y Meister, 2000;
Touhara, 2007).
GUSTO
El sentido del gusto comprende células receptoras que responden a cua-
tro cualidades estimulantes básicas: dulce, agrio, salado y amargo.
También existe una sexta categoría, un sabor llamado umami, aunque
existe la controversia de si éste califica como sabor fundamental. Umami
es una palabra japonesa difícil de traducir, aunque el término “olor a
carne” se le acerca mucho. Químicamente, el umami comprende estímu-
los alimentarios que contienen aminoácidos (las sustancias que forman
las proteínas) (Shi, Huang y Zhang, 2005; McCabe y Rolls, 2007).
Aunque la especialización de las células receptoras las hace respon-
der más fuertemente a un determinado tipo de sabor, también pueden
responder a otros sabores. En última instancia, cada sabor es simple-
mente una combinación de las cualidades básicas del sabor, en el mismo
sentido en que los colores primarios se funden en una variedad vasta de
sombras y tonos (Dilorenzo y Youngentob, 2003; Yeomans et al., 2007).
Más de 1000 células receptoras,
conocidas como células olfatorias,
se extienden por la cavidad nasal.
Las células se especializan en
reaccionar a determinados olores.
¿Considera usted que es posible
“entrenar”a la nariz para captar
una mayor cantidad de olores?
Hay 10000 papilas gustativas en la lengua y otras partes
de la boca. Las papilas se gastan y sustituyen cada 10
días. ¿Qué sucedería si las papilas gustativas no se rege-
neraran?
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110 Capítulo 3 Sensación y percepción
Las células receptoras del gusto se localizan aproximadamente en 10 000 papilas gusta-
tivas, las cuales se distribuyen por la lengua y otras partes de la boca y la garganta. Las
papilas se gastan y reemplazan cada 10 días más o menos. Esto es algo bueno, pues si
nuestras papilas gustativas no se reprodujeran constantemente, perderíamos la capacidad
del gusto después de habernos quemado accidentalmente la lengua.
El sentido del gusto difiere considerablemente de una persona a otra, en buena medida
por factores genéticos. Algunas personas, con una elevada capacidad gustativa, son suma-
mente sensibles al sabor; cuentan con el doble de receptores gustativos que quienes tienen
una mala capacidad gustativa, quienes son relativamente insensibles al sabor. A quienes
tienen una alta capacidad gustativa (que, por razones desconocidas, es más probable que
sean mujeres que hombres) los dulces les resultan mucho más dulces, la crema más cremo-
sa, los platillos con especias mucho más condimentados y las concentraciones de sabor
más débiles son suficientes para satisfacer cualquier antojo que tengan. En contraste, los
que tienen una mala capacidad gustativa, como no son tan sensibles al sabor, posiblemen-
te busquen alimentos relativamente más dulces y grasos para maximizar el sabor. En con-
secuencia, pueden ser propensos a la obesidad (Bartoshuk, 2000; Snyder, Fast y Bartoshuk,
2004; Pickering y Gordon, 2006).
¿Usted tiene una alta capacidad gustativa? Para averiguarlo, llene el cuestionario de la
figura 3.
FIGURA 3 No todas las lenguas
son iguales, según las investiga-
doras del sentido del gusto Linda
Bartoshuk y Laurie Lucchina. Por
el contrario, señalan que los ante-
cedentes genéticos de una perso-
na determinan con qué
intensidad experimenta un sabor.
Esta prueba gustativa puede ayu-
dar a determinar si usted tiene
una capacidad gustativa mala,
promedio o buena. (Fuente:
Bartoshuk y Lucchina, 1997.)
ESCALADESABOR
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
Apenas
detectable
Débil
Moderado
Fuerte Muy fuerte
La sensación más
fuerte imaginable
Hágase una prueba gustativa
1. Conteo de papilas gustativas
Haga un orificio con una perforadora de papel estándar en un cuadrado de papel encerado. Pinte
la parte frontal de su lengua con una gasa de algodón humedecida en colorante para alimentos
azul. Ponga papel encerado en la punta de su lengua desde la derecha hacia el centro. Con una
linterna y una lupa, cuente la cantidad de círculos rosáceos, no teñidos de tinta. Éstos contienen
las papilas gustativas.
2. Sabor dulce
Enjuáguese la boca con agua antes de probar cada muestra. Ponga ½ taza de azúcar en una taza
de medir y luego agregue el agua suficiente hasta llenar la taza. Mezcle. Cubra la mitad frontal de
su lengua, incluida la punta, con una gasa de algodón humedecida en la solución.Aguarde unos
momentos. Califique la dulzura según la escala que se aprecia abajo.
3. Sabor salado
Ponga 2 cucharaditas de sal en una taza de medir y agregue el agua suficiente hasta llenar la taza.
Repita los pasos anteriores, calificando qué tan salada es la solución.
4. Sabor picante
Agregue 1 cucharadita de salsaTabasco a 1 taza de agua. Con una gasa de algodón humedecida
en esta solución aplique la sustancia a la primera media pulgada (1.3 cm) de su lengua, incluida la
punta. Mantenga la lengua fuera de la boca hasta que el picante alcance un punto máximo; luego
califique el picante según la escala.
ELEVADA CAPACIDAD GUSTATIVA BAJA CAPACIDAD GUSTATIVA
No. de papilas gustativas 25 en promedio 10
Calificación de dulce 56 en promedio 32
Tabasco 64 en promedio 31
Quienes tienen una capacidad gustativa promedio se hallan entre los de elevada capacidad gustativa
y los de baja capacidad gustativa. Bartoshuk y Lucchina carecen de datos en este momento para
calificar confiablemente lo salado, pero usted puede comparar sus resultados con los de otros que
se sometan a la prueba.
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Módulo 10 El oído y los otros sentidos
Los sentidos cutáneos: contacto,
presión, temperatura y dolor
Todo empezó inocentemente cuando Jennifer Darling se lastimó la muñeca derecha durante la
clase de gimnasia. Al principio, parecía como un simple esguince. Pero aunque la lesión inicial
sanó, el atroz y quemante dolor que la acompañaba no desapareció, sino que se extendió a su
otro brazo y luego a sus piernas. El dolor, que Jennifer describía como algo similar a un hierro
candente en el brazo, era insoportable y no terminaba.
La fuente del dolor de Darling resultó ser una extraña afección conocida como síndro-
me de distrofia simpática refleja, o SDSR para resumir. Para una víctima de SDSR, un
estímulo tan leve como una suave brisa o el contacto de una pluma produce agonía. Hasta
la luz brillante del sol o un ruido fuerte desencadenan un dolor intenso.
Un dolor como el de Darling puede ser devastador, pero la falta de dolor es igualmen-
te problemática. Si usted no experimentara dolor nunca, por ejemplo, no podría advertir
que su brazo rozó una cacerola caliente y sufriría una quemadura grave. De igual modo,
sin el síntoma de advertencia del dolor abdominal que suele acompañar una inflamación
del apéndice, su apéndice terminaría por reventar, diseminando una infección mortal por
todo su cuerpo.
De hecho, todos nuestros sentidos cutáneos —tacto, presión, temperatura y dolor—
desempeñan una función crucial en la supervivencia, pues nos hacen conscientes del peli-
gro potencial para nuestro cuerpo. La mayor parte de estos sentidos operan mediante
células receptoras nerviosas que se localizan a varias profundidades por toda la piel, dis-
tribuidas uniformemente por todo el cuerpo. Por ejemplo, algunas áreas como las yemas
de los dedos, cuentan con más células receptoras sensibles al tacto y en consecuencia son
notablemente más sensibles que otras áreas del cuerpo (Gardner y Kandel, 2000; véase la
figura 4).
Probablemente el sentido cutáneo que se investiga en forma más generalizada sea el
dolor, y por buenas razones: la gente consulta a los médicos y toma medicamentos para
el dolor más que para cualquier otro síntoma o afección. El dolor cuesta 100 mil millones
de dólares tan sólo en Estados Unidos (Kalb, 2003; Pesmen, 2006).
El dolor es una respuesta a diversos tipos de estímulos. Una luz demasiado brillante
puede producir dolor, y un sonido demasiado fuerte puede resultar doloroso. Una expli-
cación es que el dolor es producto de una lesión celular; cuando se daña una célula, al
margen de la fuente del daño, ésta libera una sustancia química llamada sustancia P que
transmite mensajes de dolor al cerebro.
Algunas personas son más susceptibles al dolor que otras. Por ejemplo, las mujeres
experimentan más intensamente los estímulos dolorosos que los hombres. Estas diferen-
cias de género se asocian con la producción de las hormonas relacionadas con los ciclos
menstruales. Además, ciertos genes se relacionan con la experiencia del dolor, de modo
que podemos heredar nuestra sensibilidad al dolor (Apkarian et al., 2005; Edwards y
Fillingim, 2007).
Pero la experiencia del dolor no la determinan solamente los factores biológicos. Por
ejemplo, las mujeres manifiestan que el dolor que se experimenta en el parto es moderado
en cierto grado por la naturaleza regocijante de la situación. En contraste, hasta un estímu-
lo menor puede producir la percepción de un dolor fuerte si a éste lo acompaña una ansie-
dad (como sería una visita al dentista). Sin duda, pues, el dolor es una respuesta perceptual
que depende mucho de nuestras emociones y pensamientos (Hadjistavropoulos, Craig y
Fuchs-Lacelle, 2004; Rollman, 2004; Lang et al., 2006).
Según la teoría de la puerta de entrada del dolor, determinados receptores nerviosos
en la médula espinal conducen a áreas específicas del cerebro relacionadas con el dolor.
Cuando estos receptores se activan debido a una lesión o problema con una parte del cuer-
po, una “puerta” al cerebro se abre, lo que nos permite experimentar la sensación del dolor
(Melzack y Katz, 2004).
Sentidos cutáneos: sentidos
del tacto, la presión, la tem-
peratura y el dolor.
Teoría de la puerta de
entrada del dolor: teoría
según la cual determinados
receptores nerviosos en la
médula espinal conducen a
áreas específicas del cerebro
relacionadas con el dolor.
! ALERTA DE
estudio
Recuerde que hay varios
sentidos cutáneos, incluido
el tacto, la presión, la tempe-
ratura y el dolor.
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112 Capítulo 3 Sensación y percepción
Sin embargo, otro conjunto de receptores nerviosos puede cerrar, cuando se les estimu-
la, la “puerta” del cerebro, reduciendo así la experiencia del dolor. La puerta puede cerrar-
se en dos formas diferentes. En primer lugar, otros impulsos pueden saturar las rutas
nerviosas relacionadas con el dolor, las cuales se extienden por todo el cerebro. En este
caso, los estímulos no dolorosos compiten con el mensaje nervioso del dolor, desplazándo-
lo en ocasiones, y eliminan así el estímulo doloroso; esto explica por qué el hecho de sobar-
se la piel alrededor de una lesión (o incluso al escuchar música distractora) ayuda a aliviar
el dolor. Los estímulos que compiten pueden superar a los dolorosos (Villemure, Stotnick
y Bushnell, 2003).
Los factores psicológicos explican la segunda forma en que
puede cerrarse una puerta de dolor. Dependiendo de las emo-
ciones actuales del individuo, su interpretación de los sucesos y
su experiencia previa, el cerebro puede cerrar una puerta
enviando un mensaje por la médula espinal al área lesionada
para que se produzca una reducción del dolor o alivio de éste.
Es posible que a esto se deba que los soldados que se lesionan
en batalla no experimenten dolor, situación sorpresiva en más
de la mitad de todas las lesiones en combate. La falta de dolor
probablemente ocurra porque el soldado experimenta tal alivio
de seguir aún con vida que el cerebro envía una señal al sitio de
la herida para que cierre la puerta del dolor (Turk, 1994; Gatchel
y Weisberg, 2000; Pincus y Morley, 2001).
Es posible que la teoría de la puerta de control también
explique las diferencias culturales en la experiencia del dolor.
Algunas de estas variaciones son asombrosas. Por ejemplo, en
la India, quienes participan en el ritual de los “ganchos oscilan-
tes” para celebrar los poderes de los dioses, se hacen insertar
Umbral promedio (mm)
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50
Frente
Nariz
Mejilla
Labio superior
Hombro
Brazo
Antebrazo
Pecho
Palma
Pulgar
1
2
3
4
Espalda
Vientre
Muslo
Pantorrilla
Planta del pie
Dedo gordo
Dedos
FIGURA 4 Sensibilidad de la piel
en varias áreas del cuerpo. Cuanto
menor es el umbral promedio,
más sensible es una parte del
cuerpo. Los dedos y el pulgar, los
labios, la nariz, las mejillas y el
dedo gordo del pie son los más
sensibles. ¿Por qué considera
usted que ciertas áreas son más
sensibles que otras?
(Fuente: Kenshalo, The Skin Senses,
1968. Cortesía de Charles C. Thomas,
Publisher, Ltd., Springfield, Illinois.)
La antigua práctica de la acupuntura aún se utiliza en el siglo XXI.
¿Cómo explica la teoría de la puerta de control del dolor el funcio-
namiento de la acupuntura?
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113
Módulo 10 El oído y los otros sentidos
ganchos bajo la piel y los músculos de la espalda. Durante el ritual, se balancean de un
poste suspendidos de los ganchos. Lo que probablemente parecería inducir un dolor atroz,
produce en cambio un estado de celebración casi eufórico. De hecho, cuando se retiran
posteriormente los ganchos, las heridas sanan rápidamente, y al cabo de dos semanas no
quedan casi marcas visibles (Kosambi, 1967; Melzack y Wall, 2001).
La teoría de la puerta de control señala que la falta de dolor se debe a un mensaje del
cerebro del participante que desactiva las rutas del dolor. La teoría de la puerta de control
posiblemente también explique la efectividad de la acupuntura, una antigua técnica china
en la que se insertan agujas muy finas en varias partes del cuerpo. La sensación de las
agujas posiblemente cierre la puerta al cerebro, reduciendo así la experiencia del dolor.
También es posible que los analgésicos propios del cuerpo —llamados endorfinas—, lo
mismo que las emociones positivas y negativas, desempeñen una función importante en la
apertura y el cierre de la puerta del dolor (Daitz, 2002; Fee et al., 2002; Witt et al., 2006).
De acuerdo con la OMS, una de cada cinco personas
en el mundo sufre de dolor crónico, ¿es usted una de
ellas? Los psicólogos y los especialistas médicos han
ideado varias estrategias para combatir el dolor. Entre
los métodos más importantes se hallan los siguientes:
• Medicación. Los fármacos analgésicos son el tra-
tamiento más popular para combatir el dolor.
Los medicamentos van desde los que tratan directamente la fuente del dolor —como
reducir la inflamación en articulaciones adoloridas—, hasta los que actúan sobre los
síntomas. La medicación puede ser en forma de píldoras, parches, inyecciones o
líquidos. En una innovación reciente, se bombean medicamentos directamente por la
médula espinal (Kalb, 2003; Pesmen, 2006).
• Estimulación nerviosa y cerebral. El dolor a veces puede aliviarse cuando se transmite
una corriente eléctrica de bajo voltaje a través de la parte específica del cuerpo que
sufre dolor. En casos aún más graves, pueden implantarse en forma quirúrgica elec-
trodos directamente en el cerebro, o un paquete con una batería manual puede esti-
mular las células nerviosas para ofrecer un alivio directo (Ross, 2000; Campbell y
Ditto, 2002; Tugay et al., 2007).
• Terapia de luz. Una de las formas más recientes de reducción del dolor, supone la
exposición a longitudes de onda específicas de luz roja o infrarroja. Ciertos tipos de
luz aumentan la producción de enzimas que pueden fomentar el alivio (Underwood,
2003; Evcik et al., 2007).
• Hipnosis. En el caso de quienes son susceptibles a la hipnosis, ésta puede aliviar
mucho el dolor (Patterson, 2004; Neron y Stephenson, 2007).
• Técnicas de biorrealimentación y relajación. Al recurrir a la biorrealimentación, la gente
aprende a controlar funciones “involuntarias” como el ritmo cardiaco y la respira-
ción. Si el dolor tiene que ver con los músculos, como en los dolores de cabeza o el
dolor de espalda por tensión, a los afectados puede entrenárseles para que relajen su
cuerpo en forma sistemática (Vitiello, Bonello y Pollard, 2007).
• Cirugía. En uno de los métodos más extremos, pueden cortarse quirúrgicamente las
fibras nerviosas que transmiten mensajes de dolor. Sin embargo, debido al peligro de
que se vean afectadas otras funciones corporales, la cirugía es un tratamiento de últi-
mo recurso, que se utiliza con mayor frecuencia en el caso de pacientes moribundos
(Cullinane, Chu y Mamelak, 2002).
• Reestructuración cognitiva. Los tratamientos cognitivos son eficaces para quienes se
dicen continuamente: “este dolor no parará nunca”, “el dolor me está arruinando la
vida” o “ya no lo soporto”, y tienen probabilidades de hacer que su dolor sea aún
peor. Al cambiar a formas de pensar más positivas, la gente aumenta su sensación de
control, y en realidad reduce el dolor que experimenta (Spanos, Barber y Lang, 2005;
Bogart et al., 2007).
PARA SER UN
CONSUMIDOR INFORMADO
de la psicología
Cómo manejar el dolor
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114 Capítulo 3 Sensación y percepción
Cómo interactúan nuestros sentidos
Cuando Matthew Blakeslee forma las hamburguesas con las manos, experimenta un vívido
gusto amargo. Esmeralda Jones (un pseudónimo) ve azul al escuchar la nota do sostenido en el
piano; otras notas le evocan diferentes matices; tanto que las teclas del piano están codificadas
con colores, lo que a ella le facilita recordar y tocar las escalas musicales (Ramachandran y
Hubbard, 2004, p. 53)
¿Cuál es la explicación? Estas dos personas tienen una afección inusual conocida como
sinestesia, en la cual la exposición a una sensación (como sería un sonido) evoca otra (como
sería una visión).
Los orígenes de la sinestesia son un misterio. Es posible que quienes tienen sinestesia
tengan vínculos nerviosos inusualmente densos entre las diferentes áreas sensoriales del
cerebro. Otra hipótesis es que carecen de los controles nerviosos que suelen inhibir las
conexiones entre las áreas sensoriales (Ramachandran y Hubbard, 2001; Shannon, 2003;
Ramachandran, 2004; Pearce, 2007).
Cualquiera que sea la razón de la sinestesia, se trata de una afección extraña. (Para
revisar este fenómeno, véase la figura 5). Aún así, los sentidos de todos nosotros interac-
túan y se integran de diversos modos. Por ejemplo, en el sabor del alimento influye su
textura y temperatura. Percibimos el alimento que está tanto caliente como dulce (piense
en el dulzor del chocolate caliente lleno de vapor en comparación con un licuado de cho-
colate frío). Los alimentos muy condimentados o picantes estimulan algunos de los mis-
mos receptores del dolor a los que estimula el calor. Por ejemplo, la palabra hot en inglés
significa “caliente”, y también se usa para describir precisamente el sabor picante o muy
condimentado (Cruz y Green, 2000; Green y George, 2004; Balaban, McBurney y
Affeltranger, 2005).
Es importante, entonces, pensar que nuestros sentidos interactúan entre sí. Por ejem-
plo, las evidencias cada vez más numerosas de los estudios de imagenología cerebral
demuestran que los sentidos trabajan simultáneamente en la comprensión que nos hace-
mos del mundo que nos rodea (véase la figura 6; Macaluso y Driver, 2005).
Además, pese al hecho de que algunos estímulos de muy diversos tipos activan nues-
tros sentidos en lo individual, todos reaccionan según los mismos principios básicos que
analizamos al comienzo de este capítulo. Por ejemplo, nuestras respuestas a los estímulos
visuales, auditivos y gustativos siguen la ley de Weber, lo que habla de nuestra sensibili-
dad a los cambios en la fuerza de los estímulos.
En resumen, en algunas formas nuestros sentidos son más similares que diferentes
unos de otros. Cada uno de ellos está diseñado para captar información del ambiente y
traducirla en información útil. Además, nuestros sentidos nos ayudan a entender indivi-
dual y colectivamente las complejidades del mundo que nos rodea, lo que nos permite
navegar por el mundo en forma eficaz e inteligente.
a) b)
FIGURA 5 Trate de captar los números 2 que aparecen
en el cuadro a). A la mayoría de la gente le lleva varios
segundos hallarlos escondidos entre las S y ver que los 2
forman un triángulo. Sin embargo, para quienes tienen
cierta forma de sinestesia, es sencillo, porque perciben
los diferentes números en colores contrastantes, como
en b). (Fuente: De “Hearing Colors, Tasting Shapes”, Vilayanur S.
Ramachandran y Edward M. Hubbard. Copyright © 2003,
Scientific American, Inc. Reservados todos los derechos.)
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  • 1. Conceptos clave del capítulo 3 89 ¿Qué es la sensación y cómo la estudian los psi- cólogos? ● ¿Cuál es la relación entre un estímu- lo físico y los tipos de respuestas sensoriales que se derivan de éste? ¿Qué procesos básicos subyacen al sentido de la vista? ● ¿Cómo vemos los colores? ¿Qué función desempeña el oído en las sensa- ciones del sonido, el movimiento y el equili- brio? ● ¿Cómo funcionan el olfato y el gusto? ● ¿Cuáles son los sentidos cutáneos y cómo se relacionan con la experiencia del dolor? ¿Qué principios subyacen a nuestra organización del mundo visual y nos permiten dar sentido a nuestro ambiente? ● ¿Cómo podemos percibir el mundo en tres dimensiones si nuestra retina es capaz de registrar sólo imágenes de dos dimensiones? ● ¿Qué claves nos dan las ilusio- nes visuales sobre nuestra comprensión de los mecanismos perceptuales generales? Conceptos clave del capítulo 3 M Ó D U L O 8 Cómo sentimos el mundo que nos rodea Umbrales absolutos: cómo detectamos lo que está afuera Umbrales diferenciales: cómo distinguimos las diferencias entre los estímulos Adaptación sensorial: cómo reducimos nuestras respuestas M Ó D U L O 9 La visión: arrojar luces sobre la visión Revelar la estructura del ojo Visión cromática y discromatopsia: el espectro de los siete millones de colores Aplicación de la psicología en el siglo XXI: repaso de la visión: cómo devolverle la vista al ciego M Ó D U L O 1 0 El oído y los otros sentidos Percepción del sonido Olfato y gusto Los sentidos cutáneos: contacto, presión, temperatura y dolor Para ser un consumidor informado de la psicología: cómo manejar el dolor Cómo interactúan nuestros sentidos M Ó D U L O 1 1 Organización perceptual: cómo elaboramos nuestra visión del mundo Las leyes gestálticas de la organización Procesamiento descendente y ascendente Constancia perceptual Percepción de la profundidad: traducción de 2-D a 3-D Percepción del movimiento: cómo gira el mundo Ilusiones perceptuales: los engaños de la percepción Exploración de la diversidad: cultura y percepción 03 FELDMAN 3.indd 89 03 FELDMAN 3.indd 89 10/6/09 6:07:49 PM 10/6/09 6:07:49 PM
  • 2. Quienes sufren prosopagnosia, como Duncan Mitchell, por supuesto que ven los rostros, ven las partes que integran una configuración facial: una forma ovalada con dos ojos, una nariz y una boca. Sin embargo, carecen de la capacidad de procesamiento especializada que la mayoría de nosotros da por sentada y que nos permite detectar las diferencias sutiles que hacen que el semblante de cada individuo sea único. Aunque detectan con facilidad la información relacionada con los rostros, tienen dificultades para dar sentido a dicha información, para ver el rostro como amigo o enemigo. Los trastornos de este tipo ilustran qué tanto depende- mos de nuestros sentidos para funcionar en forma normal; éstos nos ofrecen una ventana al mundo, no sólo proporcio- nándonos una conciencia, una comprensión y una aprecia- ción de la belleza del mundo, sino también alertándonos de sus peligros. Nuestros sentidos nos permiten percibir la sua- vidad de la brisa, ver luces centellantes a millas de distancia y oír el suave murmullo de aves cantoras distantes. En los siguientes cuatro módulos, nos concentraremos en el campo de la psicología que se ocupa de cómo recibe nues- tro cuerpo la información a través de los sentidos y las formas en que la interpretamos. Exploraremos tanto la sensación como la percepción: la sensación abarca los procesos mediante los cuales nuestros órganos sensoriales reciben la información del ambiente, mientras que la percepción es la clasificación, interpretación, análisis e integración que el cerebro y los órganos sensoriales hacen de los estímulos. Aunque la percepción representa claramente un paso más allá de la sensación, en la práctica a veces resulta difícil hallar el límite preciso entre ambas. En efecto, los psicólogos —y también los filósofos— han discutido durante años sobre la distinción entre ambas. La principal diferencia es que la sensación puede concebirse como el primer encuentro del organismo con un estímulo sensorial en bruto, mientras que la percepción es el proceso por el cual se interpreta, analiza e integra ese estímulo con otra información sensorial. Por ejemplo, si consideráramos la sensación, nos pregun- taríamos sobre el volumen de una alarma contra incendios activada; si consideráramos la percepción, nos preguntaría- mos si alguien reconoce ese sonido como una alarma e iden- tifica su significado. Para un psicólogo interesado en entender las causas del comportamiento, la sensación y la percepción son temas fun- damentales, pues buena parte de nuestra conducta es reflejo de la forma en que reaccionamos e interpretamos los estímu- los del mundo que nos rodea. En los ámbitos de la sensación y la percepción, se abordan diversas preguntas, entre éstas: ¿cómo respondemos a las características de los estímulos físi- cos?, ¿qué procesos nos permiten ver, oír y experimentar el dolor?, ¿por qué las ilusiones visuales nos engañan?, y ¿cómo distinguimos a una persona de otra? Al explorar estos aspec- tos, veremos cómo funcionan los sentidos en conjunto para ofrecernos una visión y una comprensión integrales del mundo. Hace varios años, cuando Margaret Mitchell recogió a su hijo Duncan en su escuela en Seattle, él la vio con curiosidad y le preguntó: “¿eres mi mami?” La señora Mitchell, que acababa de recibirse de abogada, quedó desconcertada. Cuando le respondió, “sí, soy tu mami”, él reconoció su voz y se tranquilizó. Poco tiempo después, a Duncan, entonces de cuatro años de edad, se le diagnosticó prosopagnosia, una afección selec- tiva del desarrollo a la que suele conocerse por la dificultad para reconocer los rostros de los demás. Aunque su vista está perfectamente bien, no siempre puede identificar a las perso- nas por su cara. En la escuela, por ejemplo, Duncan tenía pro- blemas para relacionar los rostros y los nombres de maestros y alumnos. Como muchos otros que sufren prosopagnosia, Duncan, ahora de ocho años, tiene una memoria que funciona normal- mente en otros sentidos. Distingue visualmente entre autos, casas y juguetes; conoce a su perro y gato, así como a otras mascotas del vecindario. Es un niño sociable y le gusta estar rodeado de personas, pero la frustración de no ser capaz de discernir los rostros ha hecho que cada día de su vida, desde asistir a la escuela hasta hacer amistades, sea insoportable- mente difícil. Sus padres planearon buena parte de su vida social haciendo invitaciones individuales a otros niños para jugar, con la finalidad de que trate de recordar a sus compañe- ros de clases (Tesoriero, 2007, p A1). Prólogo Sólo rostros blancos Perspectiva n p pro ro roso so so so opa p p p p p gnosia a a a a a a, , , , , , , , , , , co c c c c c c c c c c mo Duncan M ven los ros str tr tr tr tr tr tr tr tros o o o o o o o o o , ven las partes que fa fa fa fa fa fa fa aci ci ci ci ci ci ci c al al al al al al al a : una forma l d de rec sc sc sc sc sc sc sc sc sc c sc sc sc sc sc con on on on on on on on o on o on on on on on n once ce ce ce ce ce ce ce ce ce ce ce e ce ce ce ce cert rt rt rt rt rt rt rt rt rt rt rt rt rt rt t t tada. Cuando le respondió ció su voz y se t t t t t t t t t t t t t t t t t tra ra ra ra ra ra ra ra ra ra ra ra ra ra ra ra ra anq n uilizó. iempo después, a D D D D D D D D D D D D D D D D D Dun u u un un u un un un un un un u un un un u u can, entonc e le diagnosticó p p p prosopa pa pa pa pa pa pa pa pa pa pa pa a pa a a agn g g g g g g g g g g g osia, u esarrollo a la que sue ue ue ue ue ue ele con on on on on on on on on on on on on on on on n onocerse ocer los rostros de los de d d d d d d d d má á á á á á á á á á á á á á á á á ás. s s s s s s s s s s s s s s s s s Aun ente bien, no siempre pue ue ue ue ue ue ue ue ue ue ede i i i i i i i i i i ide d d d d d d d d d d d d d d d d d nt cara. En la escuela, por ejem em em e em em em em em em em em em emplo, o, o, o, o, o, o, o, o o, o o, o, o, o, o, o o D a relacionar los rostros y los n nom m m m m m m m m m mbr b b b b b b b b b b b b b b 03 FELDMAN 3.indd 90 03 FELDMAN 3.indd 90 10/6/09 6:07:52 PM 10/6/09 6:07:52 PM
  • 3. 91 M Ó D U L O 8 Cómo sentimos el mundo que nos rodea Sensación: activación de los órganos sensoriales por parte de una fuente de ener- gía física. Percepción: clasificación, interpretación, análisis e integración de los estímulos por parte de los órganos sensoriales y el cerebro. Estímulo: energía que pro- duce una respuesta en un órgano sensorial. Psicofísica: estudio de la relación entre las propieda- des físicas de los estímulos y nuestra experiencia psico- lógica de ellos. Conceptos clave ¿Qué es la sensación y cómo la estudian los psi- cólogos? ¿Cuál es la relación entre un estímulo físico y los tipos de respuestas sen- soriales que se derivan de éste? Cuando Isabel se sentó para la cena de acción de gracias, su padre llevaba el pavo en una cha- rola y lo colocó directamente en el centro de la mesa. El nivel de ruido, ya elevado por la plá- tica y las risas de los miembros de la familia, creció aún más. Cuando Isabel levantó el tenedor, le llegó el aroma del pavo y sintió como su estómago rugía de hambre. Ver y oír a su familia alrededor de la mesa, junto con los olores y sabores de la comida festiva, hicieron que Isabel se sintiera más relajada de lo que se había sentido desde que iniciaron las clases en otoño. Ubíquese en este escenario y considere lo diferente que sería si no funcionara alguno de sus sentidos. ¿Qué pasaría si usted fuera ciego e incapaz de ver los rostros de los miembros de su familia o la grata forma del pavo dorado? ¿Qué sucedería si usted careciera del sen- tido del oído y no pudiera escuchar las conversaciones de los miembros de su familia, o fuera incapaz de sentir cómo ruge su estómago, oler la cena o saborear el alimento? Sin duda, experimentaría la cena en forma muy distinta de alguien cuyo aparato sensorial estuviese intacto. Además, las sensaciones que mencionamos arriba apenas rasgan la superficie de la experiencia sensorial. Aunque posiblemente usted pensaba, como lo hacía yo antes, que sólo hay cinco sentidos —vista, oído, gusto, olfato y tacto—, esa enumeración es muy modesta, ya que las capacidades sensoriales humanas van mucho más allá de los cinco sentidos básicos. Por ejemplo, somos sensibles no sólo al tacto, sino a un conjunto de estí- mulos considerablemente mucho más amplio: dolor, presión, temperatura y vibración, por mencionar sólo unos cuantos. Además, la vista posee dos subsistemas —relacionados con la visión diurna y nocturna— y el oído es sensible a información que nos permite no sólo oír, sino también mantener el equilibrio. Para considerar cómo entienden los psicólogos los sentidos y, en forma más general, la sensación y la percepción, primero necesitamos un vocabulario funcional básico. En térmi- nos formales, la sensación es la activación de los órganos sensoriales por parte de una fuente de energía física, mientras que la percepción es la clasificación, interpretación, aná- lisis e integración de los estímulos que realizan los órganos sensoriales y el cerebro; por otra parte, un estímulo es cualquier fuente de energía que al pasar produce una respuesta en un órgano sensorial. Los estímulos varían en cuanto a tipo e intensidad, y según el tipo de estímulo de que se trate, se activan distintos órganos sensoriales. Por ejemplo, podemos diferenciar los estímulos luminosos (que activan el sentido de la vista y nos permiten ver los colores de un árbol en el otoño) de los estímulos sonoros (que mediante el sentido del oído, nos per- miten oír los sonidos de una orquesta). Además, los estímulos difieren en intensidad, lo cual se relaciona con qué tan fuerte necesita ser un estímulo para poder detectarlo. Las propiedades relacionadas con el tipo y la intensidad de los estímulos se analizan en una rama de la psicología conocida como psicofísica. La psicofísica estudia también la relación entre las propiedades físicas de los estímulos y nuestra experiencia psicológica de ellos. Esta ciencia desempeñó una función medular en el desarrollo del campo de la psico- logía, y muchos de los primeros psicólogos estudiaban aspectos asociados con la psicofísi- ca (Chechile, 2003; Gardner, 2005; Hock y Ploeger, 2006). ! ALERTA DE estudio Recuerde que la sensación se refiere a la activación de los órganos sensoriales (una respuesta física), mientras que la percepción alude a la forma en que se interpretan los estímulos (una respuesta psicológica). 03 FELDMAN 3.indd 91 03 FELDMAN 3.indd 91 10/6/09 6:07:54 PM 10/6/09 6:07:54 PM
  • 4. 92 Capítulo 3 Sensación y percepción Umbrales absolutos: cómo detectamos lo que está afuera ¿Cuándo se vuelve lo suficientemente fuerte un estímulo como para que nues- tros órganos sensoriales puedan detectarlo? La respuesta a esta pregunta exige una comprensión del concepto de umbral absoluto. Un umbral absoluto es la menor intensidad que debe presentar un estímulo para que pueda detectarse (Aazh y Moore, 2007). Nuestros sentidos son sumamente sensibles a los estímulos. Por ejemplo, el sentido del tacto es tan sensible que podemos sentir el ala de una abeja en nuestra mejilla cuando cae desde una distancia de un centímetro. Ponga a prueba sus conocimientos sobre los umbrales absolutos de otros sentidos lle- nando el cuestionario de la figura 1. De hecho, nuestros sentidos son tan finos que tendríamos problemas si fueran más sensibles. Por ejemplo, si nuestros oídos fueran ligeramente más agudos, escucharíamos el sonido de las moléculas del aire cuando golpean contra el martillo en nuestros oídos; fenómeno que sin duda nos distraería y hasta nos impediría oír los sonidos que se dan fuera de nuestro cuerpo. Por supuesto, los umbrales absolutos que hemos estado analizando se miden en condiciones ideales. Normalmente nuestros sentidos no detectan la estimulación tan bien por la presencia del ruido. El ruido, como se define en la psicofísica, es la estimulación de fondo que interfiere en la percepción de otros estímulos; por tanto, el ruido alude no sólo a los estímulos auditivos, como indica la palabra, sino también a los estímulos inesperados que interfie- ren con otros sentidos. Por ejemplo, imagínese a un grupo de personas que charlan apiñadas en una habita- ción pequeña, llena de personas y de humo en una fiesta. El barullo de la muchedumbre hace que resulte difícil oír las voces en lo individual, y el humo hace que sea difícil ver o, incluso, saborear el alimento. En este caso, el humo y las condiciones de hacinamiento se considerarían ruido, pues impiden la sensación en niveles más refinados. Umbral absoluto: la menor intensidad que debe presen- tar un estímulo para que pueda detectarse. Las condiciones de hacinamiento, los sonidos y las imágenes que vemos pueden considerarse como ruido, pues interfieren en la sensación. ¿Se le ocurren otros ejemplos de ruido que no sean de naturaleza auditiva? FIGURA1 Esta prueba puede arrojar luces sobre lo sensibles que son los sentidos humanos. (Fuente: Galanter, 1962.) ¿Qué tan sensible es usted? Para poner a prueba sus conocimientos sobre las capacidades de sus sentidos, responda a las siguientes preguntas: 1. ¿Desde qué distancia puede verse la llama de una vela en una noche clara y oscura? a) Desde una distancia de 10 millas (16.1 km) b) Desde una distancia de 30 millas (48.2 km) 2. ¿Desde qué distancia puede oírse el tictac de un reloj en condiciones silenciosas? a) Desde una distancia de cinco pies (1.5 m) b) Desde una distancia de 20 pies (6.1 m) 3. ¿Cuánta azúcar se necesita para poder detectarla al disolverla en dos galones (7.5 l) de agua? a) Dos cucharadas b) Una cucharada 4. ¿Sobre qué área puede detectarse una gota de perfume?? a) Un área de 5 × 5 pies (1.5 × 1.5 m) b) En un departamento de tres habitaciones Puntuación: En cada caso la respuesta es b), lo que ilustra la enorme sensibilidad de nuestros sentidos. 03 FELDMAN 3.indd 92 03 FELDMAN 3.indd 92 10/6/09 6:07:54 PM 10/6/09 6:07:54 PM
  • 5. 93 Módulo 8 Cómo sentimos el mundo que nos rodea Umbrales diferenciales: cómo distinguimos las diferencias entre los estímulos Suponga que desea elegir las seis mejores manzanas en la sección de frutas de un super- mercado; las más grandes, rojas y dulces. Un método sería comparar una manzana con otra en forma sistemática hasta quedarse con unas cuantas tan similares que no pueda notar la diferencia entre ellas. En ese momento, no importaría cuáles eligiera. Los psicólogos han analizado este problema de comparación en términos del umbral diferencial, el menor nivel de estimulación agregada (o reducida) necesario para sentir que ha ocurrido un cambio en la estimulación. Por tanto, el umbral diferencial es el cambio mínimo en la estimulación necesario para detectar la diferencia entre dos estímulos, y por tanto también se le llama diferencia apenas perceptible (Nittrouer y Lowenstein, 2007). El valor del estímulo que constituye una diferencia apenas perceptible depende de la intensidad inicial del estímulo. La relación entre los cambios en el valor original de un estímulo y el grado en que se advierte un cambio, constituye una de las leyes básicas de la psicofísica: la ley de Weber. La ley de Weber establece que una diferencia apenas percep- tible está en proporción constante con la intensidad de un estímulo inicial. Por ejemplo, Weber descubrió que la diferencia apenas perceptible del peso es de 1:50. En consecuencia, se necesita un aumento de una onza en un peso de 50 onzas (1.5 l) para producir una diferencia perceptible, y se necesitaría un aumento de 10 onzas (296 ml) para producir una diferencia perceptible si el peso inicial fuera de 500 onzas (14.7 l). En ambos casos, se necesita el mismo aumento proporcional para producir una diferencia apenas perceptible (1:50 = 10:500). De igual modo, la diferencia apenas perceptible que distingue los cambios en el volumen entre los sonidos, es mayor en el caso de los sonidos que son inicialmente fuertes, que en el de los sonidos que son inicialmente suaves, pero el aumento proporcional sigue siendo el mismo. La ley de Weber ayuda a explicar por qué a una persona en una habitación silenciosa la sobresalta con mayor facilidad el timbre del teléfono, que a una persona en una habita- ción ruidosa. Para producir la misma cantidad de reacción en una habitación ruidosa, el timbre del teléfono tendría que aproximarse al volumen de las campanadas de una cate- dral. De igual modo, cuando la luna es visible ya entrada la tarde, parece relativamente tenue; sin embargo, contra el cielo de una noche oscura, parece muy brillante. Adaptación sensorial: cómo reducimos nuestras respuestas Entra usted a una sala de cine, y el olor a palomitas de maíz está por doquiera. Sin embar- go, unos cuantos minutos después, apenas si advierte el olor. La razón por la que se acli- mató al olor es la adaptación sensorial. La adaptación es un ajuste en la capacidad sensorial tras una exposición prolongada a estímulos inmutables. La adaptación se da cuando las personas se acostumbran a un estímulo y modifican su marco de referencia. En cierto sen- tido, nuestro cerebro baja en la mente el volumen de la estimulación que se está experimen- tando (Calin-Jageman y Fischer, 2007). Un ejemplo de adaptación es la disminución en la sensibilidad que ocurre después de una exposición repetida a un estímulo fuerte. Si tuviera que oír usted un sonido fuerte una y otra vez, a la larga éste comenzaría a sonar mucho más suave. De igual modo, aunque sumergirse en un lago helado sería temporalmente desagradable, a la larga probablemente se acostumbraría a la temperatura. Esta aparente disminución en la sensibilidad a los estímulos sensoriales, se debe a la incapacidad de los receptores del nervio sensorial para apagar los mensajes que llegan inde- Umbral diferencial (dife- rencia apenas perceptible): el menor nivel de estimula- ción agregada o reducida necesario para sentir que ha ocurrido un cambio en la estimulación. Ley de Weber: ley básica de la psicofísica según la cual una diferencia apenas per- ceptible está en proporción constante con la intensidad de un estímulo inicial. Adaptación: ajuste en la capacidad sensorial tras una exposición prolongada a estímulos inmutables. ! ALERTA DE estudio Recuerde que la ley de Weber se aplica a cualquier tipo de estímulo sensorial: visión, sonido, gusto, etcétera. 03 FELDMAN 3.indd 93 03 FELDMAN 3.indd 93 10/6/09 6:07:54 PM 10/6/09 6:07:54 PM
  • 6. 94 Capítulo 3 Sensación y percepción finidamente al cerebro. Dado que estas células receptoras son más sensibles a los cambios en la estimulación, la estimulación constante no es eficaz para producir una reacción sostenida. En los juicios sobre los estímulos sensoriales también influye el contexto en que éstos se hacen. Así sucede porque los juicios no se hacen en forma aislada de otros estímulos, sino en términos de la experiencia sensorial precedente. Usted puede demostrar esto por su cuenta probando con un experimento sencillo: Tome dos sobres, uno grande y otro pequeño, y ponga 15 monedas de cinco centavos en cada uno. Ahora levante el sobre grande y bájelo; luego levante el pequeño. ¿Cuál pare- ce pesar más? La mayoría de la gente manifiesta que el pequeño es mucho más pesado, aunque, como usted sabe, los pesos son casi idénticos. La razón de este error es que el contexto visual del sobre interfiere en la experiencia sensorial del peso. La adaptación al contexto de un estímulo (el tamaño del sobre) altera las respuestas a otro estímulo (el peso del sobre) (Coren y Ward, 2004). RECAPITULACIÓN/EVALUACIÓN/RECONSIDERACIÓN RECAPITULACIÓN ¿Qué es la sensación y cómo la estudian los psicólogos? • La sensación es la activación de los órganos sensoria- les por parte de cualquier fuente de energía física. En contraste, la percepción es el proceso por el cual cla- sificamos, interpretamos, analizamos e integramos los estímulos a los que están expuestos nuestros sen- tidos. (p. 91) ¿Cuál es la relación entre un estímulo físico y la clase de respuestas sensoriales que se derivan de éste? • La psicofísica estudia la relación entre la naturaleza física de los estímulos y las respuestas sensoriales que provocan. (p. 91) • El umbral absoluto es la menor cantidad de intensi- dad física a la que puede detectarse un estímulo. En condiciones ideales, los umbrales absolutos son extraordinariamente sensibles, pero la presencia de ruido (estímulos de fondo que interfieren con otros estímulos) reduce las capacidades de detección. (p. 92) • El umbral diferencial, o diferencia apenas percepti- ble, es el menor cambio en el nivel de estimulación necesario para percibir que ha ocurrido un cambio. Según la ley de Weber, una diferencia apenas percep- tible está en proporción constante de la intensidad de un estímulo inicial. (p. 93) • La adaptación sensorial ocurre cuando nos acostum- bramos a un estímulo constante y cambiamos nues- tra evaluación de éste. La exposición repetida a un estímulo genera una aparente disminución en la sen- sibilidad a éste. (p. 93) EVALUACIÓN 1. La ___________ es la estimulación de los órganos sensoriales; la ___________ es la clasificación, inter- pretación, análisis e integración de los estímulos por parte de los órganos sensoriales y el cerebro. 2. El término umbral absoluto se refiere a la ___________ intensidad que debe presentar un estímulo para que pueda detectarse. 3. Weber descubrió que para que sea perceptible la diferencia entre dos estímulos, los estímulos deben diferir al menos en una proporción ___________. 4. Después de realizar un ascenso muy difícil por un peñasco en la mañana, Carmella descubrió que el ascenso por la tarde resultó más fácil. Este caso ilus- tra el fenómeno de la ___________. RECONSIDERACIÓN 1. ¿Cree que es posible experimentar una sensación sin percepción? 2. Desde la perspectiva de un fabricante: ¿Cómo se debe considerar la psicofísica al desarrollar nuevos pro- ductos o al modificar los ya existentes? Respuestas a las preguntas de evaluación 1. sensación; percepción; 2. menor; 3. constante; 4. adaptación adaptación, p. 93 estímulo, p. 91 ley de Weber, p. 93 percepción, p. 91 psicofísica, p. 91 sensación, p. 91 umbral absoluto, p. 92 umbral diferencial (diferencia apenas perceptible), p. 93 TÉRMINOS BÁSICOS 03 FELDMAN 3.indd 94 03 FELDMAN 3.indd 94 10/6/09 6:07:54 PM 10/6/09 6:07:54 PM
  • 7. 95 Conceptos clave ¿Qué procesos básicos subyacen al sentido de la vista? ¿Cómo vemos los colo- res? M Ó D U L O 9 La visión: arrojar luces sobre la visión Si los ojos, como dicen los poetas, son la ventana del alma, también son la ventana al mundo. Nuestras capacidades visuales nos permiten admirar y reaccionar a escenas que van desde la belleza de una puesta de sol, hasta la configuración del rostro del amante y las palabras escritas en las páginas de un libro. La visión comienza con la luz, la energía física que estimula al ojo. La luz es una forma de onda de radiación electromagnética que, como se aprecia en la figura 1, se mide en longitudes de onda. El tamaño de las longitudes de onda corresponde a diferentes tipos de energía. El rango de longitudes de onda al que los seres humanos son sensibles —llamado espectro visual— es relativamente pequeño. Muchas especies animales poseen capacidades diferentes. Por ejemplo, algunos reptiles y peces perciben energías de longitudes de onda muchos más largas que los seres humanos, y ciertos insectos perciben energías de longitu- des de onda mucho más cortas que los seres humanos. Las ondas de luz que provienen de algún objeto fuera del cuerpo (como el árbol de la figura 2) las percibe el único órgano que es capaz de responder al espectro visible: el ojo. Nuestros ojos convierten la luz en una forma que pueden utilizar las neuronas que sirven como mensajeros para el cerebro. Las neuronas mismas ocupan un porcentaje relativamen- te pequeño de la totalidad del ojo. La mayor parte del ojo es un dispositivo mecánico similar en muchos aspectos a una cámara no eléctrica que utiliza película, como se aprecia en la figura 2. Pese a las semejanzas entre el ojo y una cámara, la visión abarca procesos que son mucho más complejos y sofisticados que los de cualquier cámara. Además, una vez que la imagen llega a los receptores neuronales del ojo, termina la analogía entre ojo y cámara, puesto que el procesamiento de la imagen visual en el cerebro se parece más a una compu- tadora que a una cámara. Rayos gama Rayos X Rayos ultravioletas Rayos infrarrojos Radar FM TV Onda corta AM ca electricidad Longitud de onda en metros 10–14 10–12 10–10 10–4 10–2 101 102 108 104 106 10–6 10–8 400 500 600 700 Violeta Azul Verde Amarillo Rojo Longitud de onda en nanómetros (billonésimas de metro) Luz visible FIGURA 1 El espectro visible —el rango de longitudes de onda al que son sensibles las personas— es sólo una pequeña parte de los tipos de longitudes de onda presentes en nuestro ambiente. ¿Es un beneficio o una desventaja para nuestra vida cotidiana que no seamos más sensibles a un rango mucho más amplio de estímulos visuales? ¿Por qué? 03 FELDMAN 3.indd 95 03 FELDMAN 3.indd 95 10/6/09 6:07:54 PM 10/6/09 6:07:54 PM
  • 8. 96 Capítulo 3 Sensación y percepción Revelar la estructura del ojo El rayo de luz que refleja el árbol en la figura 2 viaja primero por la córnea, una ventana protectora transparente. La córnea, debido a su curvatura, dobla (o refracta) la luz cuando ésta atraviesa para enfocarla en forma más nítida. Después de pasar por la córnea, la luz atraviesa la pupila. La pupila es un orificio oscuro en el centro del iris, la parte coloreada del ojo, que en los seres humanos va desde un azul claro hasta un café oscuro. El tamaño de la apertura de la pupila depende de la cantidad de luz que haya en el ambiente. Cuanto menos iluminado esté el entorno, más se abre la pupila para permitir que entre más luz. ¿Por qué la pupila no debe abrirse completamente todo el tiempo, permitiendo que entre la mayor cantidad de luz en el ojo? La respuesta se relaciona con la física básica de la luz. Una pupila pequeña aumenta mucho el rango de distancias a las que se enfocan los objetos. Con una pupila completamente abierta, el rango es relativamente pequeño, y resulta mucho más difícil distinguir los detalles. El ojo aprovecha la luz brillante disminu- La lente de una cámara enfoca la imagen invertida en la película del mismo modo en que el cristalino del ojo enfoca las imágenes en la retina. Nervio óptico Fóvea Retina Células no sensoriales de la retina Iris Córnea Pupila Cristalino Punto ciego FIGURA 2 Aunque la visión humana es mucho más complicada que la cámara más sofisticada, en algunos sentidos los procesos visuales básicos son análogos a los utilizados en la fotografía. Como el sistema de iluminación automático de una cámara tradicional, no digital, el ojo humano se dilata para dejar que entre más luz y se contrae para bloquear la luz. Como el diafragma que se abre o cierra automáticamente en una cámara, la pupila del ojo humano se expande para dejar que entre más luz (izquierda) y se contrae para bloquear la luz (derecha). ¿Los seres humanos pueden ajus- tar de manera similar sus oídos para dejar que entre más o menos sonido? 03 FELDMAN 3.indd 96 03 FELDMAN 3.indd 96 10/6/09 6:07:54 PM 10/6/09 6:07:54 PM
  • 9. 97 Módulo 9 La visión: arrojar luces sobre la visión yendo el tamaño de la pupila y así logra distinguir mejor los detalles; en condiciones de escasa iluminación, la pupila se expande para permitirnos ver mejor la situación, pero a expensas de los detalles visuales (tal vez una de las razones por las que se considera que las cenas a la luz de las velas son románticas, es porque las condiciones de escasa ilumina- ción impiden que uno vea los defectos físicos de la pareja). Una vez que la luz atraviesa la pupila, entra en el cristalino, que está directamente detrás de la pupila. El cristalino refracta los rayos de luz para que estén apropiadamente enfocados en la parte posterior del ojo. El cristalino enfoca la luz modificando su propio grosor, pro- ceso denominado acomodación. Se vuelve mucho más plano al ver objetos distantes y mucho más redondo al ver objetos más cercanos. PARA LLEGAR A LA RETINA Luego de haber recorrido la pupila y el cristalino, la imagen del árbol llega finalmente a su destino final en el ojo: la retina. Aquí la energía electromagnética de la luz se convierte en impulsos eléctricos para su transmisión al cerebro. Es importante apuntar que en virtud de las propiedades físicas de la luz, la imagen se ha invertido al recorrer el cristalino y llega a la retina de cabeza (en relación con su posición original). Aunque podría parecer que esta inversión ocasionaría dificultades para entender y desplazarse por el mundo, no sucede así. El cerebro interpreta la imagen en términos de su posición original. La retina consta de una capa delgada de células nerviosas en la parte posterior del globo ocular (véase la figura 3). Hay dos tipos de células receptoras sensibles a la luz en la retina. Los nombres que se les han dado describen su forma: bastones y conos. Los basto- nes son células receptoras delgadas y cilíndricas sumamente sensibles a la luz. Los conos son las células receptoras cónicas sensibles a la luz que se encargan del enfoque fino y la percepción del color, sobre todo en condiciones de luz brillante. Los bastones y los conos se distribuyen en forma dispareja por la retina. Los conos se concentran en la parte de la retina llamada fóvea. Ésta es una región particularmente sensible de la retina. Si usted desea enfocar algo de particular interés, automáticamente tratará de centrar la imagen en la fóvea para verlo más claramente. Los bastones y los conos no sólo son estructuralmente disímiles, sino que también desempeñan funciones claramente diferentes en la visión. Los conos son responsables principalmente de la percepción focal nítida del color, sobre todo en situaciones de ilumi- nación bastante brillantes; los bastones se relacionan con la visión en situaciones de esca- sa iluminación y son bastante insensibles al color y a los detalles tan nítidos que son capaces de reconocer los conos. Los bastones desempeñan una función medular en la visión periférica —los objetos que están fuera del centro de enfoque principal— y en la visión nocturna. Los bastones y los conos también tienen que ver con la adaptación a la oscuridad, el fenó- meno consistente en adecuarse a las condiciones de escasa iluminación tras haber estado en condiciones de luz brillante (piense en la experiencia de entrar en una sala de cine oscu- ra y andar a tientas hasta encontrar un asiento, pero pocos minutos después ver los asien- tos muy claramente). La velocidad a la que ocurre la adaptación a la oscuridad es resultado de la tasa de cambio en la composición química de bastones y conos. Aunque los conos alcanzan su máximo nivel de adaptación en unos cuantos minutos, a los bastones les lleva entre 20 y 30 minutos llegar al máximo nivel. El fenómeno contrario —la adaptación a la luz, o el proceso consistente en adecuarse a la luz brillante después de la exposición a condiciones de escasa iluminación— ocurre mucho más rápidamente, pues se lleva sólo un minuto más o menos. TRANSMISIÓN DEL MENSAJE DEL OJO AL CEREBRO Cuando la energía luminosa llega a los bastones y conos, se inicia una cadena de sucesos que transforman la luz en impulsos nerviosos que pueden comunicarse al cerebro. Sin embargo, incluso antes de que llegue el mensaje nervioso al cerebro, se da cierta codifica- ción inicial de la información visual. ! ALERTA DE estudio Recuerde que los conos se relacionan con la visión cromática. Retina: parte del ojo que convierte la energía electro- magnética de la luz en impulsos eléctricos para su transmisión al cerebro. Bastones: células receptoras delgadas y cilíndricas en la retina que son sumamente sensibles a la luz. Conos: células receptoras cónicas sensibles a la luz que son responsables del enfoque fino y la percepción del color, sobre todo en con- diciones de luz brillante. 03 FELDMAN 3.indd 97 03 FELDMAN 3.indd 97 10/6/09 6:07:55 PM 10/6/09 6:07:55 PM
  • 10. 98 Capítulo 3 Sensación y percepción Lo que pasa cuando la energía luminosa llega a la retina depende en parte de si encuentra un bastón o un cono. Los bastones contienen rodopsina, una sustancia compleja de color púrpura rojiza cuya composición cambia químicamente cuando la energiza la luz. La sustancia en los receptores de los conos es diferente, pero los principios son simila- res. La estimulación de las células nerviosas en el ojo desencadena una respuesta nerviosa que se transmite a otras células nerviosas en la retina llamadas células bipolares y células ganglionares. Las células bipolares reciben directamente la información de los bastones y los conos y la comunican a las células ganglionares. Las células ganglionares reúnen y resumen la información visual, la cual después se transfiere a la parte posterior del globo ocular y se envía al cerebro por medio de un haz de axones ganglionares llamado nervio óptico. Dado que la apertura para el nervio óptico atraviesa la retina, no hay bastones o conos en el área, y eso crea un punto ciego. Normalmente, sin embargo, esta ausencia de células nerviosas no interfiere en la visión, pues usted compensa automáticamente la parte faltan- te de su campo visual. (Para encontrar el punto ciego, véase la figura 4.) Una vez fuera del ojo mismo, los impulsos nerviosos relacionados con la imagen se desplazan por el nervio óptico. Cuando el nervio óptico abandona el globo ocular, su tra- yectoria no sigue la ruta más directa a la parte del cerebro justo atrás del ojo. Los nervios ópticos de cada ojo se unen más bien en un punto aproximadamente entre ambos ojos —llamado quiasma óptico— donde se divide entonces cada nervio óptico. Córnea Fóvea Cristalino Retina Ondas luminosas Ondas de luz Parte anterior del ojo Parte posterior del ojo Fibras nerviosas Célula ganglionar Capa de conexión de neuronas Impulsos al nervio óptico Retina Células receptoras Célula bipolar Cono Bastón FIGURA 3 Células básicas del ojo. La luz que entra en el ojo viaja por las células ganglionares y bipolares y llega a los bastones y conos sensibles a la luz localizados en la parte posterior del ojo. Los bastones y conos transmiten entonces los impulsos nerviosos al cerebro por medio de las células bipolares y ganglionares. (Fuente: Shier, Butler y Lewis, 2000.) Nervio óptico: haz de axo- nes ganglionares que trans- miten información visual al cerebro. 03 FELDMAN 3.indd 98 03 FELDMAN 3.indd 98 10/6/09 6:07:55 PM 10/6/09 6:07:55 PM
  • 11. 99 Módulo 9 La visión: arrojar luces sobre la visión Cuando esto ocurre, los impulsos nerviosos que llegan de la mitad derecha de cada retina se envían al lado derecho del cerebro, y los impulsos que llegan de la mitad izquier- da de cada retina se envían al lado izquierdo del cerebro. Sin embargo, como la imagen en la retina está invertida y de cabeza, las imágenes que llegan de la mitad derecha de cada retina en realidad se originaron en el campo visual de la izquierda de la persona, y las imágenes provenientes de la mitad izquierda de cada retina se originaron en el campo visual de la derecha de la persona (véase la figura 5). PROCESAMIENTO DEL MENSAJE VISUAL Cuando un mensaje visual llega al cerebro, ha pasado por varias etapas de procesamiento. Uno de los sitios iniciales son las células ganglionares. Cada célula ganglionar recaba infor- mación de un grupo de bastones y conos en una determinada área del ojo y compara la cantidad de luz que entra en el centro del área con la cantidad de luz en el área circundan- te. Algunas células ganglionares se activan por la luz en el centro (y la oscuridad en el área circundante); otras, cuando hay oscuridad en el centro y luz en las áreas circundantes. El resultado de este proceso es maximizar la detección de variaciones en la luz y la oscuridad. La imagen que se transite al cerebro, entonces, es una versión mejorada del estímulo visual real fuera del cuerpo (Kubovy, Epstein y Gepshtein, 2003; Pearson y Clifford, 2005; Lascaratos et al., 2007). El procesamiento final de las imágenes visuales ocurre en la corteza visual del cerebro, y es aquí en donde ocurren las modalidades de procesamiento más complejas. Los psicó- logos David Hubel y Torsten Wiesel ganaron el premio Nóbel en 1981 por su descubri- miento de que muchas neuronas en la corteza están extraordinariamente especializadas, ya que se activan sólo por medio de estímulos de una forma y patrón particulares, proceso conocido como detección de rasgos. Descubrieron que algunas células se activan solamen- te por medio de líneas de una anchura, forma u orientación determinadas. Otras células se activan únicamente por medio de estímulos en movimiento, en contraposición a estaciona- rios (Hubel y Wiesel, 2004; Pelli et al., 2006). Algunos trabajos más recientes se han sumado a nuestros conocimientos sobre las com- plejas formas en que se combina y procesa la información visual proveniente de las neu- ronas en lo individual. Diferentes partes del cerebro procesan simultáneamente los impulsos nerviosos en varios sistemas individuales. Por ejemplo, hay un sistema que se relaciona con las formas, otro con los colores, y otros más con el movimiento, la ubicación y la profundi- dad. Además, diferentes partes del cerebro participan en la percepción de determinados tipos de estímulos, con lo que muestra distinciones, por ejemplo, entre la percepción de rostros humanos, animales y estímulos inanimados (Nuala, Campbell y Flaherty, 2005; Werblin y Roska, 2007; Winston et al., 2007). FIGURA 4 Para encontrar su punto ciego, cierre el ojo derecho y vea la casa embrujada con el ojo izquier- do. Verá el fantasma en la periferia de su visión. Luego, al ver la casa, mueva la página hacia usted. Cuando el libro esté aproximadamente a un pie (30 cm) de su ojo, el fantasma desaparecerá. En ese momento, la imagen del fantasma, entrará en su punto ciego. Pero observe también cómo, cuando la página esté a esa distancia, el fantasma no sólo parece desva- necerse, sino que la línea parece correr en forma continua a través del área en que solía estar el fantasma. Este experimento sencillo demuestra cómo compensamos automáticamente la información faltante recu- rriendo a material cercano para completar lo que no se ve. Ésta es la razón por la que uno nunca observa el punto ciego. Lo que falta se sustituye con lo que se ve junto al punto ciego. ¿Se le ocurren cuáles podrían ser las ventajas de esta tendencia a ofrecer información faltante para los seres humanos como especie? Detección de rasgos: activa- ción de neuronas en la cor- teza por medio de estímulos visuales de formas y patro- nes específicos. 03 FELDMAN 3.indd 99 03 FELDMAN 3.indd 99 10/6/09 6:07:55 PM 10/6/09 6:07:55 PM
  • 12. 100 Capítulo 3 Sensación y percepción Si existen sistemas nerviosos separados para procesar información sobre aspectos específicos del mundo visual, ¿cómo integra el cerebro estos datos? El cerebro hace uso de información referente a la frecuencia, el ritmo y el momento del disparo de determinadas series de células nerviosas. Además, la integración que hace el cerebro de la información visual no ocurre en un solo paso o ubicación en el cerebro, sino más bien en un proceso que se da en varios niveles simultáneamente. El resultado final, sin embargo, es indiscutible: una visión del mundo que nos rodea (De Gelder, 2000; Macaluso, Frith y Driver, 2000; Werner, Pinna y Spillmann, 2007). Visión cromática y discromatopsia: el espectro de los siete millones de colores Aunque es relativamente estrecho el rango de longitudes de onda a las que los seres huma- nos son sensibles, al menos en comparación con todo el espectro electromagnético, la parte a la que somos capaces de responder nos permite una gran flexibilidad para percibir el mundo. En ninguna otra parte es más claro esto que en términos de la cantidad de colores que podemos distinguir. Una persona con una visión cromática normal distingue no menos de siete millones de colores diferentes (Bruce, Green y Georgeson, 1997; Rabin, 2004). Si bien es vasta la variedad de colores que las personas generalmente son capaces de distinguir, hay ciertos individuos cuya capacidad para percibir el color es muy limitada: quienes sufren discromatopsia. Curiosamente, la afección de estos individuos ha propor- cionado algunas de las claves más importantes para entender el funcionamiento de la visión cromática (Neitz, Neitz y Kainz, 1996; Bonnardel, 2006). Aproximadamente 7% de los hombres y 4% de las mujeres sufren discromatopsia. Para la mayoría de quienes padecen este trastorno de la visión, el mundo se ve bastante apagado (véase la figura 6). Los coches de bomberos rojos aparecen de color amarillo, el pasto verde Conducto óptico Quiasma óptico Nervio óptico Campo visual derecho Campo visual izquierdo Área visual primaria de la corteza cerebral FIGURA 5 Dado que el nervio óptico que llega desde cada ojo se divide en el quiasma óptico, la imagen en el lado derecho de la persona se envía al lado izquierdo del cerebro y la imagen a la izquierda de la persona se trans- mite al lado derecho del cerebro. (Fuente: Mader, 2000.) 03 FELDMAN 3.indd 100 03 FELDMAN 3.indd 100 10/6/09 6:07:55 PM 10/6/09 6:07:55 PM
  • 13. 101 Módulo 9 La visión: arrojar luces sobre la visión parece amarillo y los tres colores de los semáforos se ven todos amarillos. De hecho, en la forma más común de discromatopsia, todos los objetos rojos y verdes se ven amarillos. Hay otras formas de discromatopsia también, pero son muy raras. En la discromatopsia en que se confunde el amarillo y el azul, las personas son incapaces de indicar la diferencia entre ambos colores, y en el caso más extremo el individuo no percibe color en absoluto. Para una persona así el mundo se ve como la imagen de un televisor en blanco y negro. EXPLICACIÓN DE LA VISIÓN CROMÁTICA Para entender por qué algunas personas tienen discromatopsia, necesitamos considerar los fundamentos de la visión cromática. Hay dos procesos relacionados. El primer proceso lo explica la teoría tricromática de la visión cromática. Según esta teoría, hay tres tipos de conos en la retina, cada uno de los cuales responde principalmente a un rango específico de longitudes de onda. Uno es más sensible a los colores azul-violeta, otro al verde y el tercero al amarillo-rojo (Brown y Wald, 1964). Según la teoría tricromática, en la percepción del color influye la fuerza relativa con que se activa cada uno de los tres tipos de conos. Si vemos un cielo azul, se activan principalmente los conos azul-violeta, y los otros muestran una menor actividad. Sin embargo, hay aspectos de la visión cromática que la teoría tricromática no explica tan claramente. Por ejemplo, la teoría no explica lo que pasaría después de que usted viera algo como el ejemplo que se ilustra en la figura 7 durante un minuto aproximadamente. Al seguir las indicaciones, usted vería una imagen tradicional de la bandera de Estados Unidos, en rojo, blanco y azul. Donde había amarillo, verá azul, y donde había verde y negro, verá rojo y blanco. Al fenómeno que acaba de experimentar se le denomina postimagen y ocurre porque la actividad en la retina continúa cuando ya no está viendo la imagen original. Sin embargo, también demuestra que la teoría tricromática no explica completamente la visión cromáti- ca. ¿Por qué los colores en la postimagen deberían ser diferentes de los del original? Dado que los procesos tricromáticos no ofrecen una explicación completa de la visión cromática, se han propuesto explicaciones alternas. Según la teoría del proceso oponente de la visión cromática, las células receptoras se asocian por pares que trabajan en oposición Teoría tricromática de la visión cromática: teoría según la cual hay tres tipos de conos en la retina, cada uno de los cuales responde principalmente a un rango específico de longitudes de onda. FIGURA 6 Aunque la imagen que se presenta aquí está en blanco y negro, imagínese el lector que para quien tiene una visión normal, el globo aerostático en el primer plano aparece con regiones de color rojo, anaranjado, amarillo, verde, azul y violeta muy puros, lo mismo que de color hueso; y el globo de la parte posterior es una sombra brillante de color anaranjado rojizo. Una persona con discromatopsia que confunde el rojo y el verde vería la escena en tonos de azul y amarillo. Una perso- na con discromatopsia que confun- da el azul y el amarillo, por el contrario, la vería en tonos de rojo y verde. Teoría del proceso oponen- te de la visión cromática: teoría según la cual las célu- las receptoras del color se asocian por pares que traba- jan en oposición unos con otros. 03 FELDMAN 3.indd 101 03 FELDMAN 3.indd 101 10/6/09 6:07:55 PM 10/6/09 6:07:55 PM
  • 14. 102 Capítulo 3 Sensación y percepción unos con otros. En concreto, hay pares de azul-amarillo, pares de verde-rojo y pares de negro-blanco. Si un objeto refleja luz que contiene más azul que amarillo, estimulará la acti- vación de las células sensibles al azul, desalentando o inhibiendo simultáneamente la activación de las células receptoras sensibles al amarillo, y el objeto aparecerá azul. Si, en contraste, una luz contiene más amarillo que azul, las células que responden al amarillo se estimularán para activarse mientras que se inhibirán las azules, y el objeto aparecerá ama- rillo (Robinson, 2007). La teoría del proceso oponente ofrece una buena explicación de las postimágenes. Cuando vemos el amarillo en la figura, por ejemplo, nuestras células receptoras del com- ponente amarillo del par amarillo-azul se fatigan y están en menores posibilidades de responder a los estímulos amarillos. En contraste, las células receptoras de la parte azul del par no se debilitan, porque no han sido estimuladas. Cuando vemos una superficie blanca, la luz que de ésta se refleja normalmente estimularía por igual tanto a los receptores del amarillo como a los del azul. Pero la fatiga de los receptores del amarillo impide que esto suceda. Temporalmente no responden al amarillo, lo que hace que la luz blanca parezca ser azul. Dado que los otros colores en la figura hacen lo mismo en relación con sus oponentes específicos, la postimagen produce los colores opuestos, durante un rato. La postimagen dura sólo un breve periodo, debido a que la fatiga de los receptores al amarillo se supera pronto, y la luz blanca comienza a percibirse en forma más precisa. Así pues, operan tanto procesos oponentes como mecanismos tricromáticos, pero en partes distintas del sistema de percepción visual. Los procesos tricromáticos trabajan den- tro de la retina misma, mientras que los mecanismos oponentes operan tanto en la retina como en las etapas posteriores del procesamiento neuronal (Chen, Zhou y Gong, 2004; Gegenfurtner, 2003; Baraas et al., 2006). A medida que ha ido aumentando nuestra comprensión de los procesos que nos per- miten ver, algunos psicólogos han comenzado a desarrollar nuevas técnicas para ayudar a quienes padecen problemas graves de visión —personas con deterioros visuales y con ceguera total— a superar sus deficiencias. En el recuadro de Aplicación de la psicología en el siglo XXI, se analiza uno de los dispositivos más prometedores. FIGURA 7 Imagine que la imagen que aquí se presenta tiene rayas verdes y negras, así como estrellas negras sobre un fondo amarillo. Al observar el punto que aparece en esta bandera durante un minuto aproximadamente y luego ver una hoja de papel en blanco. ¿Qué vería? La mayoría de la gente vería una postimagen que convierte los colores que aparecen en la figura en la bandera tradicional de Estados Unidos en rojo, blanco y azul. ! ALERTA DE estudio Tenga presente que hay dos explicaciones para la visión cromática: la teoría tricromá- tica y la teoría de los proce- sos oponentes. 03 FELDMAN 3.indd 102 03 FELDMAN 3.indd 102 10/6/09 6:07:55 PM 10/6/09 6:07:55 PM
  • 15. Repaso de la visión: cómo devolverle la vista al ciego Linda M. se dio cuenta por primera vez que tenía un problema con la vista cuan- do no podía hallar las cosas que se le caían. Ella manifestaba los primeros sín- tomas de la retinitis pigmentosa (RP), una enfermedad incurable que ataca a las células en la retina y que, a la larga, destruiría su vista, posiblemente en unos 10 años. Ella sólo tenía 21 años en ese entonces (Casey, 2006, p. 21). La visión de Linda empeoró progresi- vamente hasta que se quedó completamen- te ciega a los 50 años de edad. Diez años antes de eso, ocurrió un suceso aparente- mente milagroso: Linda empezó a ver patrones de luz que correspondían a obje- tos en el mundo físico que la rodeaba. No fue un milagro, su RP no había desapareci- do en forma espontánea. Aunque parece de ciencia ficción, los investigadores habían implantado quirúrgicamente un dispositi- vo electrónico experimental llamado retina artificial en uno de los ojos de Linda. Aun cuando los bastones y los conos en la retina de las personas con enfermeda- des como la de Linda se degradan hasta producir ceguera, siguen funcionando algunos fotorreceptores; cuando se le esti- mula artificialmente con un electrodo, el paciente puede ver destellos de luz. Además, dado que los pacientes como Linda han experimentado alguna vez la visión normal, pueden localizar con exacti- tud el destello en la ubicación correspon- diente de la retina que se estimuló. El descubrimiento de esta capacidad a mediados de la década de 1990 dio a los investigadores la primera esperanza tenta- dora de descubrir algún día un dispositivo prostético que pudiera devolverles parte de la vista a los ciegos. El desarrollo de la tecnología llevó algún tiempo en concretar- se, pero muchos dispositivos experimenta- les entraron en el escenario de pruebas con seres humanos en los últimos años, inclui- do el que se le implantó a Linda (Humayun et al., 1996; Weiland y Humayun, 2006; Yanai et al., 2007). Las retinas artificiales, como la de Linda, son dispositivos electrónicos com- plejos que dependen de una cámara de video externa montada en unos lentes y que permiten “ver” el ambiente del pacien- te. Las señales de la cámara se envían a una unidad de procesamiento de video que el paciente lleva puesta; esta unidad simplifi- ca electrónicamente la imagen que la cáma- ra ve y la pone en una forma que el dispositivo prostético transmite a la retina del paciente. Esta información visual bas- tante simplificada se transmite inalámbri- camente a un receptor electrónico que está detrás de la oreja del paciente, desde donde los cables corren a una serie de diminutos electrodos que están implantados directa- mente en la retina del paciente. Los electro- dos estimulan a las células fotorreceptoras en la retina para reproducir los patrones simplificados de información visual que capta la cámara. Se han probado también otros diseños. En uno de éstos se omite por completo la cámara externa, pues se implantan chips sensibles a la luz directamente sobre la retina (véase la figura 8). Tales chips detec- tan la luz que entra al ojo y llega hasta ellos; luego éstos envían impulsos eléctricos a las células ganglionares que normalmente transmiten la información visual de la reti- na al sistema nervioso. Por tanto, funcionan en buena medida del mismo modo que los fotorreceptores naturales, aunque la infor- mación visual que captan y transmiten al cerebro se limita aún a patrones simples formados por puntos de luz (Wickelgren, 2006). Estos dispositivos y otros similares aún no permiten ni de cerca que el ciego vea de nuevo como quienes gozan de una vista normal. Las sutilezas de la textura, el color y la intensidad que damos por sentadas son, por ahora, demasiado complejas como para que las pueda captar cualquier dispo- sitivo de visión artificial. Ni siquiera captan los suficientes detalles como para que los pacientes reconozcan rostros o para que lean textos impresos, por lo menos no toda- vía. Pero con entrenamiento y práctica, los pacientes pueden interpretar los patrones en bruto de los destellos luminosos que producen estos dispositivos para localizar y contar objetos, diferenciar formas sim- ples, comprender la forma y orientación de letras impresas e indicar que un objeto se mueve (y en qué dirección). Aunque acaso éstas nos parezcan proezas visuales decep- cionantemente rudimentarias, abren nue- vos mundos de posibilidades para quienes no podían ver nada en absoluto (Yanai et al., 2007). • Aunque los destinatarios de las retinas artificiales pueden ver los patrones de destellos luminosos inmediatamente después de que se recuperan de la ciru- gía, se requieren meses y hasta años de experiencia para poder utilizar esta información visual al máximo. ¿Por qué sucede así? • Las retinas artificiales sólo ayudan a los ciegos que otrora tuvieron una vista normal que se deterioró por una enfer- medad degenerativa. ¿Por qué conside- ra usted que las retinas artificiales no ayudan a quienes son ciegos de naci- miento? APLICACIÓN DE LA PSICOLOGÍA EN EL SIGLO XXI FIGURA 8 Este chip sensible a la luz se implan- ta en la retina del ojo y es capaz de transmitir información visual a las células ganglionares y, finalmente, al cerebro. (Fuente: Adaptada con auto- rización de IEEE Engineering and Medicine and Biology, 25:15, 2005.) 103 03 FELDMAN 3.indd 103 03 FELDMAN 3.indd 103 10/6/09 6:07:55 PM 10/6/09 6:07:55 PM
  • 16. 104 Capítulo 3 Sensación y percepción RECAPITULACIÓN/EVALUACIÓN/RECONSIDERACIÓN RECAPITULACIÓN ¿Qué procesos básicos subyacen al sentido de la vista? • La vista depende de la sensibilidad a la luz, ondas electromagnéticas en la parte visible del espectro que se reflejan de los objetos o se producen por medio de una fuente de energía. El ojo da forma a la luz en una imagen que se transforma en impulsos nervio- sos y que el cerebro interpreta. (p. 95) • La luz entra en el ojo, atraviesa la córnea, la pupila y el cristalino y, finalmente, llega a la retina, donde la energía electromagnética de la luz se convierte en impulsos nerviosos para su transmisión al cerebro. Estos impulsos salen del ojo por el nervio óptico. (p. 96) • La información visual reunida por los bastones y los conos se transfiere por medio de las células ganglio- nares y bipolares a través del nervio óptico, que con- duce al quiasma óptico, el punto donde se divide el nervio óptico. (p. 99) ¿Cómo vemos los colores? • La visión cromática al parecer se basa en dos proce- sos descritos por las teorías tricromática y de los pro- cesos oponentes. (p. 101) • La teoría tricromática señala que hay tres tipos de conos en la retina, cada uno de los cuales es sensible a cierto rango de colores. La teoría del proceso opo- nente supone que hay pares de diferentes tipos de células en el ojo que trabajan en oposición unas con otras. (p. 102) EVALUACIÓN 1. La luz que entra en el ojo atraviesa primero la _________, una especie de ventana protectora. 2. La estructura que convierte la luz en mensajes ner- viosos útiles se llama _________. 3. Podría decirse que una mujer de ojos azules tiene un pigmento azul en su _________. 4. ¿Cuál es el proceso por el cual el grosor del cristalino se modifica a fin de enfocar apropiadamente la luz? 5. La secuencia adecuada de las estructuras que la luz atraviesa en los ojos es el _________, _________, _________, y _________. 6. Relacione cada tipo de receptor visual con su fun- ción. a) Bastones 1. Se utiliza para las condi- ciones de escasa ilumina- ción, es insensible en buena medida al color. b) Conos 2. Detecta el color, funciona en condiciones de luz bri- llante. 7. La teoría _________ establece que hay tres tipos de conos en la retina, cada uno de los cuales responde principalmente a un color diferente. RECONSIDERACIÓN 1. Si el ojo tuviera un segundo cristalino que “desinvir- tiera” la imagen que llega a la retina, ¿considera usted que habría cambios en la forma en que las per- sonas perciben el mundo? 2. Desde la óptica de un especialista en publicidad: ¿comer- cializaría sus productos de manera similar o diferen- te con quienes sufren discromatopsia en comparación con quienes tienen una vista normal? Respuestas a las preguntas de evaluación 1. córnea; 2. retina; 3. iris; 4. acomodación; 5. córnea, pupila, cristalino, retina; 6. a)-1, b)-2; 7. tricromática bastones, p. 97 conos, p. 97 detección de rasgos, p. 99 nervio óptico, p. 98 retina, p. 97 teoría del proceso opo- nente de la visión cro- mática, p. 102 teoría tricromática de la visión cromática, p. 101 TÉRMINOS BÁSICOS 03 FELDMAN 3.indd 104 03 FELDMAN 3.indd 104 10/6/09 6:07:55 PM 10/6/09 6:07:55 PM
  • 17. Conceptos clave ¿Qué función desempe- ña el oído en las sensa- ciones del sonido, el movimiento y el equili- brio? ¿Cómo funcionan el olfa- to y el gusto? ¿Cuáles son los sentidos cutáneos y cómo se rela- cionan con la experien- cia del dolor? M Ó D U L O 1 0 El oído y los otros sentidos El despegue fue sencillo en comparación con lo que el astronauta estaba experimentando ahora: el mareo espacial. Las náuseas y el vómito constantes eran suficientes para hacer que se pre- guntara por qué se había esmerado tanto en volverse astronauta. Aunque se le había advertido que había dos terceras partes de probabilidades de que su primera experiencia en el espacio le ocasionara estos síntomas, él no estaba preparado para lo terriblemente mal que se sentía en realidad. Al margen de si el astronauta deseaba o no regresar de inmediato a la tierra, su experiencia, un problema importante para los viajeros espaciales, se relaciona con un proceso sensorial básico: el sentido del movimiento y el equilibrio. Este sentido permite que las personas conduzcan su cuerpo por el mundo y las mantiene erguidas sin caer. Junto con la audición —el proceso por el cual las ondas sonoras se traducen en formas comprensibles y signifi- cativas—, el sentido del movimiento y el equilibrio reside en el oído. Percepción del sonido Aunque muchos de nosotros pensamos principalmente en la oreja cuando hablamos del oído, esa estructura es sólo una parte simple del conjunto. La oreja actúa como un magne- tófono invertido, diseñado para captar y llevar los sonidos a las partes internas del oído (véase la figura 1). La ubicación de las orejas en diferentes lados de la cabeza ayuda en la localización del sonido, el proceso por el cual identificamos la dirección de la que proviene un sonido. Los patrones de onda en el aire entran en cada oído en un tiempo ligeramente diferente, y el cerebro utiliza la discrepancia como clave para determinar el punto de ori- gen del sonido. Además, las dos orejas transmiten o amplifican los sonidos de determina- das frecuencias en grados diferentes. El sonido es el movimiento de las moléculas del aire generadas por una fuente de vibración. Los sonidos viajan por el aire en patrones de onda similares en cuanto a su forma a las ondas que se forman en el agua cuando se lanza una piedra en un estanque tranquilo. Los sonidos, que llegan a la oreja en forma de vibraciones parecidas a las de una ola, se encauzan por el canal auditivo, un pasaje tubular que conduce al tímpano. El tímpa- no opera como un tambor en miniatura que vibra cuando las ondas sonoras inciden en él. Cuanto más intenso es el sonido, más vibra el tímpano. Estas vibraciones se transfieren después al oído medio, una diminuta cámara que contiene tres huesesillos (el martillo, el yunque y el estribo) que transmiten las vibraciones a la ventana oval, una delgada membra- na que conduce al oído interno. Dado que el martillo, el yunque y el estribo actúan como un conjunto de palancas, no sólo transmiten vibraciones, sino que aumentan su fuerza. Además, dado que la apertura en el oído medio (el tímpano) es considerablemente más grande que la apertura que parte de éste (la ventana oval), se amplifica la fuerza de las ondas sonoras en la ventana oval. El oído medio, entonces, actúa como un diminuto ampli- ficador mecánico. El oído interno es la parte del oído que modifica las vibraciones sonoras de tal forma que pueden transmitirse al cerebro. (Como verá, también contiene los órganos que nos permi- ten ubicar nuestra posición y determinar cómo nos desplazamos por el espacio.) Cuando el sonido entra en el oído interno por la ventana oval, se mueve a la cóclea, un conducto en forma de espiral parecido a un caracol que está lleno de un líquido que vibra en res- puesta al sonido. Dentro de la cóclea, se halla la membrana basilar, una estructura que Sonido: movimiento de las moléculas del aire genera- das por una fuente de vibra- ción. Tímpano: parte del oído que vibra cuando las ondas sonoras inciden en él. Cóclea: conducto en forma de espiral que está en el oído lleno de un líquido que vibra en respuesta al soni- do. Membrana basilar: estruc- tura vibrante que corre por el centro de la cóclea, divi- diéndola en una cámara superior y una cámara infe- rior, y que contiene recepto- res sensoriales para el sonido. 03 FELDMAN 3.indd 105 03 FELDMAN 3.indd 105 10/6/09 6:07:55 PM 10/6/09 6:07:55 PM
  • 18. 106 Capítulo 3 Sensación y percepción corre por el centro de la cóclea, dividiéndola en una cámara superior y una cámara inferior. La membrana basilar está cubierta de células pilosas. Cuando éstas se doblan por las vibraciones que entran en la cóclea, envían un mensaje nervioso al cerebro (Cho, 2000; Zhou, Liu y Davis, 2005). ASPECTOS FÍSICOS DEL SONIDO Como ya dijimos, lo que denominamos sonido es en realidad el movimiento físico de las moléculas del aire en patrones en forma de onda regulares generados por una fuente de vibración. En ocasiones, incluso es posible ver estas vibraciones. Si alguna vez ha visto una bocina sin la caja, sabe que, al menos cuando se emiten las notas más graves, puede verse cómo la bocina se mueve hacia adentro y hacia fuera. Lo que es menos obvio es lo que sucede después: la bocina compacta las moléculas del aire para que formen ondas con el mismo patrón de movimiento. Estos patrones de onda llegan pronto al oído, aunque su fuerza se reduce en forma considerable durante su trayectoria. Todas las demás fuentes que producen sonido funcionan esencialmente del mismo modo, pues establecen patrones de onda que se desplazan por el aire hasta el oído. Se necesita el aire —u otro medio, como el agua— para que las vibraciones de los objetos lleguen a nosotros. Esto explica por qué no puede haber sonido en el vacío. Podemos ver cómo se mueve la bocina cuando se emiten las notas graves debido a una característica primaria del sonido llamada frecuencia. La frecuencia es la cantidad de ciclos de onda que ocurren en un segundo. En las frecuencias muy bajas, hay relativamente pocos ciclos de onda por segundo (véase la figura 2). Estos ciclos son visibles para el ojo como las vibraciones de la bocina. Las frecuencias bajas se traducen en un sonido que es muy bajo en tono. (El tono es la característica que hace que el sonido parezca “alto” o “bajo”.) Por ejemplo, la frecuencia más baja que los seres humanos son capaces de oír es de 20 ciclos por segundo. Las frecuencias más altas se oyen como sonidos de tono más alto. En el extremo superior del espectro sonoro, la gente puede detectar sonidos con frecuen- cias de hasta 20 000 ciclos por segundo. Tímpano Oreja Oído medio Oído interno Pabellón Canal auditivo Trompa de Eustaquio Estribo Yunque Martillo Hueso del cráneo Canales semicirculares Sistema vestibular Nervio auditivo Cóclea Ventana oval Ventana oval (bajo el estribo) Trompa de Eustaquio Cóclea “desenrollada” Células pilosas: células diminutas que cubren la membrana basilar y que, al doblarse por las vibraciones que entran en la cóclea, transmiten mensajes nervio- sos al cerebro. FIGURA 1 Principales partes del oído. (Fuente: Broker et al., 2008, fig. 45.6). 03 FELDMAN 3.indd 106 03 FELDMAN 3.indd 106 10/6/09 6:07:55 PM 10/6/09 6:07:55 PM
  • 19. 107 Módulo 10 El oído y los otros sentidos La amplitud es la característica de los patrones de onda que nos permite distinguir entre sonidos fuertes y suaves. La amplitud es el rango entre los picos y valles altos y bajos de la presión del aire en una onda sonora cuando ésta viaja por el aire. Las ondas con picos y valles pequeños producen sonidos suaves; las que tienen picos y valles relativamente gran- des producen sonidos fuertes (véase la figura 2). Los seres humanos somos sensibles a variaciones amplias en las amplitudes sonoras. Los sonidos más fuertes que somos capaces de oír son aproximadamente un billón de veces más intensos que el sonido más débil que podemos oír. Este rango se mide en deci- beles. Cuando los sonidos son superiores a los 120 decibeles, se vuelven dolorosos para el oído humano. Organización de las teorías del sonido. ¿Cómo es capaz nuestro cerebro de ordenar las longitudes de onda de diferentes frecuencias e intensidades? Una pista proviene de estudios sobre la membrana basilar, el área en la cóclea que traduce las vibraciones físicas en impulsos nerviosos. Resulta que los sonidos influyen en diferentes áreas de la membrana basilar, dependiendo de la frecuencia de la onda sonora. La parte de la membrana basilar más cer- cana a la ventana oval es más sensible a los sonidos de alta frecuencia, y la parte más próxi- ma al extremo interno de la cóclea es más sensible a los sonidos de baja frecuencia. Este hallazgo condujo a la teoría del lugar de la audición, según la cual diferentes áreas de la membrana basilar responden a frecuencias distintas. Sin embargo, la teoría del lugar no nos da el argumento completo de la audición, ya que los sonidos de muy baja frecuencia activan neuronas en un área tan amplia de la mem- brana basilar que no participa un sitio exclusivamente. En consecuencia, se propuso una explicación adicional de la audición: la teoría de la frecuencia. La teoría de la frecuencia de la audición señala que toda la membrana basilar actúa como un micrófono, vibrando en su conjunto en respuesta a un sonido. Según esta explicación, los receptores nerviosos envían señales que se ligan directamente con la frecuencia (la cantidad de crestas de onda por segundo) de los sonidos a los que nos exponemos, y la cantidad de impulsos nerviosos está en función directa de la frecuencia del sonido. Por tanto, cuando más alto es el tono del sonido (y, por ende, mayor es la frecuencia de sus crestas de onda), mayor es la canti- dad de impulsos nerviosos que se transmiten ascendentemente al nervio auditivo del cerebro. Ni la teoría del lugar ni la teoría de la frecuencia ofrecen una explicación completa de la audición. La teoría del lugar constituye una mejor explicación de la sensación de los sonidos de alta frecuencia, mientras que la teoría de la frecuencia explica lo que sucede cuando se encuentran los sonidos de baja frecuencia. Los sonidos de frecuencia intermedia incorporan ambos procesos (Hirsh y Watson, 1996; Hudspeth, 2000). Después de que el mensaje auditivo abandona el oído, se transmite a la corteza auditiva del cerebro mediante una serie compleja de interconexiones nerviosas. Durante la transmi- sión del mensaje, éste se comunica por medio de neuronas que responden a tipos específicos de sonidos. Dentro de la corteza auditiva misma, hay neuronas que responden en forma selectiva a tipos muy específicos de características sonoras, como los chasquidos y los silbi- Frecuencia más baja (tono más bajo) Tiempo Amplitud Frecuencia más alta (tono más alto) FIGURA 2 Las ondas sonoras producidas por diferentes estímu- los se transmiten —por lo general a través del aire— en patrones diferentes, con menores frecuen- cias indicadas por menores picos y valles por segundo. (Fuente: Seeley, Stephens y Tate, 2000). Teoría del lugar de la audi- ción: teoría según la cual diferentes áreas de la mem- brana basilar responden a frecuencias distintas. Teoría de la frecuencia de la audición: teoría según la cual toda la membrana basi- lar actúa como un micrófo- no, vibrando en su conjunto en respuesta a un sonido. ! ALERTA DE estudio Asegúrese de entender las diferencias entre las teorías del lugar y de la frecuencia de la audición. 03 FELDMAN 3.indd 107 03 FELDMAN 3.indd 107 10/6/09 6:07:55 PM 10/6/09 6:07:55 PM
  • 20. 108 Capítulo 3 Sensación y percepción dos. Algunas neuronas responden solamente a un determinado patrón de sonidos, como sería un tono sostenido, pero no a uno intermitente. Además, determinadas neuronas trans- fieren información sobre la ubicación de un sonido mediante su patrón de disparo particu- lar (Middlebrooks et al., 2005; Wang, Lu, Zinder, Liang, 2005; Tervaniemi et al., 2006). Si analizáramos la configuración de las células en la corteza auditiva, descubriríamos que las células vecinas son sensibles a frecuencias similares. La corteza auditiva, entonces, nos proporciona un “mapa” de las frecuencias sonoras, del mismo modo en que la corteza visual suministra una representación del campo visual. Además, debido a la asimetría en los dos hemisferios del cerebro (que analizamos en el último capítulo), los oídos izquierdo y derecho procesan en forma distinta el sonido. El oído derecho reacciona más al habla, mientras que el oído izquierdo responde más a la música (Sininger y Cone-Wesson, 2004, 2006). Equilibrio: los altibajos de la vida. Hay varias estructuras del oído que se relacionan más con nuestro sentido del equilibrio que con nuestra audición. Los canales semicirculares del oído interno (remítase a figura 1) consisten en tres conductos que contienen un líquido que chapotea a través de ellos cuando se mueve la cabeza, lo que le indica al cerebro si se trata de un movimiento rotacional o angular. El jalón en nuestro cuerpo ocasionado por la aceleración de movimiento hacia delante y hacia atrás o ascendente y descendente, lo mismo que el jalón constante de la gravedad, es percibido por los otolitos, diminutos cris- tales sensibles al movimiento que hay en los canales semicirculares. Cuando nos movemos, estos cristales cambian como arenas en una playa con ventisca. La inexperiencia del cere- bro para interpretar los mensajes de los otolitos sin peso es la causa del mareo espacial que experimentan comúnmente dos terceras partes de los viajeros espaciales, aspecto que men- cionamos al comienzo de este módulo (Flam, 1991; Stern y Koch, 1996). Olfato y gusto Hasta que mordió un pedazo de repollo crudo esa tarde de febrero […] Raymond Fowler no había pensado mucho en el sentido del gusto. El repollo, parte de un plato de pasta que estaba preparando para la cena de su familia, tenía un sabor rancio y quemante, pero él no le prestó demasiada atención. Unos minutos después, su hija le dio un vaso de refresco de cola, y él se tomó un trago. “Era como ácido sulfúrico” —dijo Fowler-. “Era la cosa más caliente que pudie- ras imaginar perforándote la boca” (Goode, 1999b, pp. D1-D2). Era evidente que algo andaba muy mal con el sentido del gusto de Fowler. Luego de exámenes exhaustivos, quedó claro que tenía dañados los nervios relacionados con el sen- Canales semicirculares: tres estructuras tubulares del oído interno que contienen un líquido que chapotea a través de ellas cuando se mueve la cabeza, lo que le indica al cerebro si se trata de un movimiento rotacio- nal o angular. Otolitos: diminutos cristales sensibles al movimiento dentro de los canales semi- circulares que perciben la aceleración del cuerpo. La ingravidez del otolito del oído produce mareo espacial en la mayoría de los astronautas. 03 FELDMAN 3.indd 108 03 FELDMAN 3.indd 108 10/6/09 6:07:55 PM 10/6/09 6:07:55 PM
  • 21. 109 Módulo 10 El oído y los otros sentidos tido del gusto, probablemente por una infección viral o un medicamento que había estado consumiendo; por fortuna para él, unos cuantos meses después su sentido del gusto regresó a la normalidad. Incluso sin alteraciones en nuestra capacidad para percibir el mundo como las que experimentara Fowler, todos sabemos las importantes funciones que desempe- ñan el gusto y el olfato. A continuación, consideraremos estos dos sentidos. OLFATO Aunque muchos animales tienen capacidades más agudas para detectar olores que nosotros, el sentido humano del olfato nos permite detectar más de 10 000 olores diferentes. También tenemos una buena memoria para los olores, y sucesos olvida- dos hace mucho y recuerdos —buenos y malos— pueden evocarse con el mero tufo de un olor asociado con un recuerdo (DiLorenzo y Youngentob, 2003; Stevenson y Case, 2005; Willander y Larsson, 2006). Los resultados de “pruebas de olor” han demostrado que las mujeres en general tienen un mejor sentido del olfato que los hombres (Engen, 1987). La gente también posee la capacidad para distinguir a hombres de mujeres sobre la base del olor mismo. En un experimento, algunos estudiantes con los ojos vendados a quienes se les pidió que olieran el aliento de un voluntario mujer u hombre que estaba oculto a la vista, pudieron distinguir el género del voluntario mejor que en condiciones de azar. La gente también distingue emociones de felicidad y de tristeza al advertir los olores de las axilas, y las mujeres son capaces de identificar a sus bebés exclusivamente por el olor apenas unas horas después del parto (Doty et al., 1982; Haviland-Jones y Chen, 1999). El sentido del olfato se activa cuando las moléculas de una sustancia ingresan en los pasajes nasales y se encuentran con las células olfatorias, las neuronas receptoras de la nariz que se extienden por la cavidad nasal. En esas células, se han identificado hasta ahora más de 1000 tipos diferentes de receptores. Cada uno de estos receptores está tan especializado que responde sólo a una pequeña gama de olores diferentes. Las respuestas de las células olfatorias separadas se transmiten después al cerebro, donde se combinan para el recono- cimiento de un determinado olor (Murphy et al., 2004; Zhou y Buck, 2006; Marshall et al., 2006). El olfato posiblemente también actúe como un medio de comunicación oculto para los seres humanos. Desde hace mucho, se sabe que los animales liberan feromonas, sustancias químicas que secretan en el ambiente y que producen una reacción en los demás miembros de la misma especie, lo que permite la transmisión de mensajes como la disponibilidad sexual. Por ejemplo, las secreciones vaginales de las hembras de los monos contienen fero- monas que estimulan el interés sexual de los monos machos (Holy, Dulac y Meister, 2000; Touhara, 2007). GUSTO El sentido del gusto comprende células receptoras que responden a cua- tro cualidades estimulantes básicas: dulce, agrio, salado y amargo. También existe una sexta categoría, un sabor llamado umami, aunque existe la controversia de si éste califica como sabor fundamental. Umami es una palabra japonesa difícil de traducir, aunque el término “olor a carne” se le acerca mucho. Químicamente, el umami comprende estímu- los alimentarios que contienen aminoácidos (las sustancias que forman las proteínas) (Shi, Huang y Zhang, 2005; McCabe y Rolls, 2007). Aunque la especialización de las células receptoras las hace respon- der más fuertemente a un determinado tipo de sabor, también pueden responder a otros sabores. En última instancia, cada sabor es simple- mente una combinación de las cualidades básicas del sabor, en el mismo sentido en que los colores primarios se funden en una variedad vasta de sombras y tonos (Dilorenzo y Youngentob, 2003; Yeomans et al., 2007). Más de 1000 células receptoras, conocidas como células olfatorias, se extienden por la cavidad nasal. Las células se especializan en reaccionar a determinados olores. ¿Considera usted que es posible “entrenar”a la nariz para captar una mayor cantidad de olores? Hay 10000 papilas gustativas en la lengua y otras partes de la boca. Las papilas se gastan y sustituyen cada 10 días. ¿Qué sucedería si las papilas gustativas no se rege- neraran? 03 FELDMAN 3.indd 109 03 FELDMAN 3.indd 109 10/6/09 6:07:55 PM 10/6/09 6:07:55 PM
  • 22. 110 Capítulo 3 Sensación y percepción Las células receptoras del gusto se localizan aproximadamente en 10 000 papilas gusta- tivas, las cuales se distribuyen por la lengua y otras partes de la boca y la garganta. Las papilas se gastan y reemplazan cada 10 días más o menos. Esto es algo bueno, pues si nuestras papilas gustativas no se reprodujeran constantemente, perderíamos la capacidad del gusto después de habernos quemado accidentalmente la lengua. El sentido del gusto difiere considerablemente de una persona a otra, en buena medida por factores genéticos. Algunas personas, con una elevada capacidad gustativa, son suma- mente sensibles al sabor; cuentan con el doble de receptores gustativos que quienes tienen una mala capacidad gustativa, quienes son relativamente insensibles al sabor. A quienes tienen una alta capacidad gustativa (que, por razones desconocidas, es más probable que sean mujeres que hombres) los dulces les resultan mucho más dulces, la crema más cremo- sa, los platillos con especias mucho más condimentados y las concentraciones de sabor más débiles son suficientes para satisfacer cualquier antojo que tengan. En contraste, los que tienen una mala capacidad gustativa, como no son tan sensibles al sabor, posiblemen- te busquen alimentos relativamente más dulces y grasos para maximizar el sabor. En con- secuencia, pueden ser propensos a la obesidad (Bartoshuk, 2000; Snyder, Fast y Bartoshuk, 2004; Pickering y Gordon, 2006). ¿Usted tiene una alta capacidad gustativa? Para averiguarlo, llene el cuestionario de la figura 3. FIGURA 3 No todas las lenguas son iguales, según las investiga- doras del sentido del gusto Linda Bartoshuk y Laurie Lucchina. Por el contrario, señalan que los ante- cedentes genéticos de una perso- na determinan con qué intensidad experimenta un sabor. Esta prueba gustativa puede ayu- dar a determinar si usted tiene una capacidad gustativa mala, promedio o buena. (Fuente: Bartoshuk y Lucchina, 1997.) ESCALADESABOR 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 Apenas detectable Débil Moderado Fuerte Muy fuerte La sensación más fuerte imaginable Hágase una prueba gustativa 1. Conteo de papilas gustativas Haga un orificio con una perforadora de papel estándar en un cuadrado de papel encerado. Pinte la parte frontal de su lengua con una gasa de algodón humedecida en colorante para alimentos azul. Ponga papel encerado en la punta de su lengua desde la derecha hacia el centro. Con una linterna y una lupa, cuente la cantidad de círculos rosáceos, no teñidos de tinta. Éstos contienen las papilas gustativas. 2. Sabor dulce Enjuáguese la boca con agua antes de probar cada muestra. Ponga ½ taza de azúcar en una taza de medir y luego agregue el agua suficiente hasta llenar la taza. Mezcle. Cubra la mitad frontal de su lengua, incluida la punta, con una gasa de algodón humedecida en la solución.Aguarde unos momentos. Califique la dulzura según la escala que se aprecia abajo. 3. Sabor salado Ponga 2 cucharaditas de sal en una taza de medir y agregue el agua suficiente hasta llenar la taza. Repita los pasos anteriores, calificando qué tan salada es la solución. 4. Sabor picante Agregue 1 cucharadita de salsaTabasco a 1 taza de agua. Con una gasa de algodón humedecida en esta solución aplique la sustancia a la primera media pulgada (1.3 cm) de su lengua, incluida la punta. Mantenga la lengua fuera de la boca hasta que el picante alcance un punto máximo; luego califique el picante según la escala. ELEVADA CAPACIDAD GUSTATIVA BAJA CAPACIDAD GUSTATIVA No. de papilas gustativas 25 en promedio 10 Calificación de dulce 56 en promedio 32 Tabasco 64 en promedio 31 Quienes tienen una capacidad gustativa promedio se hallan entre los de elevada capacidad gustativa y los de baja capacidad gustativa. Bartoshuk y Lucchina carecen de datos en este momento para calificar confiablemente lo salado, pero usted puede comparar sus resultados con los de otros que se sometan a la prueba. 03 FELDMAN 3.indd 110 03 FELDMAN 3.indd 110 10/6/09 6:07:56 PM 10/6/09 6:07:56 PM
  • 23. 111 Módulo 10 El oído y los otros sentidos Los sentidos cutáneos: contacto, presión, temperatura y dolor Todo empezó inocentemente cuando Jennifer Darling se lastimó la muñeca derecha durante la clase de gimnasia. Al principio, parecía como un simple esguince. Pero aunque la lesión inicial sanó, el atroz y quemante dolor que la acompañaba no desapareció, sino que se extendió a su otro brazo y luego a sus piernas. El dolor, que Jennifer describía como algo similar a un hierro candente en el brazo, era insoportable y no terminaba. La fuente del dolor de Darling resultó ser una extraña afección conocida como síndro- me de distrofia simpática refleja, o SDSR para resumir. Para una víctima de SDSR, un estímulo tan leve como una suave brisa o el contacto de una pluma produce agonía. Hasta la luz brillante del sol o un ruido fuerte desencadenan un dolor intenso. Un dolor como el de Darling puede ser devastador, pero la falta de dolor es igualmen- te problemática. Si usted no experimentara dolor nunca, por ejemplo, no podría advertir que su brazo rozó una cacerola caliente y sufriría una quemadura grave. De igual modo, sin el síntoma de advertencia del dolor abdominal que suele acompañar una inflamación del apéndice, su apéndice terminaría por reventar, diseminando una infección mortal por todo su cuerpo. De hecho, todos nuestros sentidos cutáneos —tacto, presión, temperatura y dolor— desempeñan una función crucial en la supervivencia, pues nos hacen conscientes del peli- gro potencial para nuestro cuerpo. La mayor parte de estos sentidos operan mediante células receptoras nerviosas que se localizan a varias profundidades por toda la piel, dis- tribuidas uniformemente por todo el cuerpo. Por ejemplo, algunas áreas como las yemas de los dedos, cuentan con más células receptoras sensibles al tacto y en consecuencia son notablemente más sensibles que otras áreas del cuerpo (Gardner y Kandel, 2000; véase la figura 4). Probablemente el sentido cutáneo que se investiga en forma más generalizada sea el dolor, y por buenas razones: la gente consulta a los médicos y toma medicamentos para el dolor más que para cualquier otro síntoma o afección. El dolor cuesta 100 mil millones de dólares tan sólo en Estados Unidos (Kalb, 2003; Pesmen, 2006). El dolor es una respuesta a diversos tipos de estímulos. Una luz demasiado brillante puede producir dolor, y un sonido demasiado fuerte puede resultar doloroso. Una expli- cación es que el dolor es producto de una lesión celular; cuando se daña una célula, al margen de la fuente del daño, ésta libera una sustancia química llamada sustancia P que transmite mensajes de dolor al cerebro. Algunas personas son más susceptibles al dolor que otras. Por ejemplo, las mujeres experimentan más intensamente los estímulos dolorosos que los hombres. Estas diferen- cias de género se asocian con la producción de las hormonas relacionadas con los ciclos menstruales. Además, ciertos genes se relacionan con la experiencia del dolor, de modo que podemos heredar nuestra sensibilidad al dolor (Apkarian et al., 2005; Edwards y Fillingim, 2007). Pero la experiencia del dolor no la determinan solamente los factores biológicos. Por ejemplo, las mujeres manifiestan que el dolor que se experimenta en el parto es moderado en cierto grado por la naturaleza regocijante de la situación. En contraste, hasta un estímu- lo menor puede producir la percepción de un dolor fuerte si a éste lo acompaña una ansie- dad (como sería una visita al dentista). Sin duda, pues, el dolor es una respuesta perceptual que depende mucho de nuestras emociones y pensamientos (Hadjistavropoulos, Craig y Fuchs-Lacelle, 2004; Rollman, 2004; Lang et al., 2006). Según la teoría de la puerta de entrada del dolor, determinados receptores nerviosos en la médula espinal conducen a áreas específicas del cerebro relacionadas con el dolor. Cuando estos receptores se activan debido a una lesión o problema con una parte del cuer- po, una “puerta” al cerebro se abre, lo que nos permite experimentar la sensación del dolor (Melzack y Katz, 2004). Sentidos cutáneos: sentidos del tacto, la presión, la tem- peratura y el dolor. Teoría de la puerta de entrada del dolor: teoría según la cual determinados receptores nerviosos en la médula espinal conducen a áreas específicas del cerebro relacionadas con el dolor. ! ALERTA DE estudio Recuerde que hay varios sentidos cutáneos, incluido el tacto, la presión, la tempe- ratura y el dolor. 03 FELDMAN 3.indd 111 03 FELDMAN 3.indd 111 10/6/09 6:07:56 PM 10/6/09 6:07:56 PM
  • 24. 112 Capítulo 3 Sensación y percepción Sin embargo, otro conjunto de receptores nerviosos puede cerrar, cuando se les estimu- la, la “puerta” del cerebro, reduciendo así la experiencia del dolor. La puerta puede cerrar- se en dos formas diferentes. En primer lugar, otros impulsos pueden saturar las rutas nerviosas relacionadas con el dolor, las cuales se extienden por todo el cerebro. En este caso, los estímulos no dolorosos compiten con el mensaje nervioso del dolor, desplazándo- lo en ocasiones, y eliminan así el estímulo doloroso; esto explica por qué el hecho de sobar- se la piel alrededor de una lesión (o incluso al escuchar música distractora) ayuda a aliviar el dolor. Los estímulos que compiten pueden superar a los dolorosos (Villemure, Stotnick y Bushnell, 2003). Los factores psicológicos explican la segunda forma en que puede cerrarse una puerta de dolor. Dependiendo de las emo- ciones actuales del individuo, su interpretación de los sucesos y su experiencia previa, el cerebro puede cerrar una puerta enviando un mensaje por la médula espinal al área lesionada para que se produzca una reducción del dolor o alivio de éste. Es posible que a esto se deba que los soldados que se lesionan en batalla no experimenten dolor, situación sorpresiva en más de la mitad de todas las lesiones en combate. La falta de dolor probablemente ocurra porque el soldado experimenta tal alivio de seguir aún con vida que el cerebro envía una señal al sitio de la herida para que cierre la puerta del dolor (Turk, 1994; Gatchel y Weisberg, 2000; Pincus y Morley, 2001). Es posible que la teoría de la puerta de control también explique las diferencias culturales en la experiencia del dolor. Algunas de estas variaciones son asombrosas. Por ejemplo, en la India, quienes participan en el ritual de los “ganchos oscilan- tes” para celebrar los poderes de los dioses, se hacen insertar Umbral promedio (mm) 0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 Frente Nariz Mejilla Labio superior Hombro Brazo Antebrazo Pecho Palma Pulgar 1 2 3 4 Espalda Vientre Muslo Pantorrilla Planta del pie Dedo gordo Dedos FIGURA 4 Sensibilidad de la piel en varias áreas del cuerpo. Cuanto menor es el umbral promedio, más sensible es una parte del cuerpo. Los dedos y el pulgar, los labios, la nariz, las mejillas y el dedo gordo del pie son los más sensibles. ¿Por qué considera usted que ciertas áreas son más sensibles que otras? (Fuente: Kenshalo, The Skin Senses, 1968. Cortesía de Charles C. Thomas, Publisher, Ltd., Springfield, Illinois.) La antigua práctica de la acupuntura aún se utiliza en el siglo XXI. ¿Cómo explica la teoría de la puerta de control del dolor el funcio- namiento de la acupuntura? 03 FELDMAN 3.indd 112 03 FELDMAN 3.indd 112 10/6/09 6:07:56 PM 10/6/09 6:07:56 PM
  • 25. 113 Módulo 10 El oído y los otros sentidos ganchos bajo la piel y los músculos de la espalda. Durante el ritual, se balancean de un poste suspendidos de los ganchos. Lo que probablemente parecería inducir un dolor atroz, produce en cambio un estado de celebración casi eufórico. De hecho, cuando se retiran posteriormente los ganchos, las heridas sanan rápidamente, y al cabo de dos semanas no quedan casi marcas visibles (Kosambi, 1967; Melzack y Wall, 2001). La teoría de la puerta de control señala que la falta de dolor se debe a un mensaje del cerebro del participante que desactiva las rutas del dolor. La teoría de la puerta de control posiblemente también explique la efectividad de la acupuntura, una antigua técnica china en la que se insertan agujas muy finas en varias partes del cuerpo. La sensación de las agujas posiblemente cierre la puerta al cerebro, reduciendo así la experiencia del dolor. También es posible que los analgésicos propios del cuerpo —llamados endorfinas—, lo mismo que las emociones positivas y negativas, desempeñen una función importante en la apertura y el cierre de la puerta del dolor (Daitz, 2002; Fee et al., 2002; Witt et al., 2006). De acuerdo con la OMS, una de cada cinco personas en el mundo sufre de dolor crónico, ¿es usted una de ellas? Los psicólogos y los especialistas médicos han ideado varias estrategias para combatir el dolor. Entre los métodos más importantes se hallan los siguientes: • Medicación. Los fármacos analgésicos son el tra- tamiento más popular para combatir el dolor. Los medicamentos van desde los que tratan directamente la fuente del dolor —como reducir la inflamación en articulaciones adoloridas—, hasta los que actúan sobre los síntomas. La medicación puede ser en forma de píldoras, parches, inyecciones o líquidos. En una innovación reciente, se bombean medicamentos directamente por la médula espinal (Kalb, 2003; Pesmen, 2006). • Estimulación nerviosa y cerebral. El dolor a veces puede aliviarse cuando se transmite una corriente eléctrica de bajo voltaje a través de la parte específica del cuerpo que sufre dolor. En casos aún más graves, pueden implantarse en forma quirúrgica elec- trodos directamente en el cerebro, o un paquete con una batería manual puede esti- mular las células nerviosas para ofrecer un alivio directo (Ross, 2000; Campbell y Ditto, 2002; Tugay et al., 2007). • Terapia de luz. Una de las formas más recientes de reducción del dolor, supone la exposición a longitudes de onda específicas de luz roja o infrarroja. Ciertos tipos de luz aumentan la producción de enzimas que pueden fomentar el alivio (Underwood, 2003; Evcik et al., 2007). • Hipnosis. En el caso de quienes son susceptibles a la hipnosis, ésta puede aliviar mucho el dolor (Patterson, 2004; Neron y Stephenson, 2007). • Técnicas de biorrealimentación y relajación. Al recurrir a la biorrealimentación, la gente aprende a controlar funciones “involuntarias” como el ritmo cardiaco y la respira- ción. Si el dolor tiene que ver con los músculos, como en los dolores de cabeza o el dolor de espalda por tensión, a los afectados puede entrenárseles para que relajen su cuerpo en forma sistemática (Vitiello, Bonello y Pollard, 2007). • Cirugía. En uno de los métodos más extremos, pueden cortarse quirúrgicamente las fibras nerviosas que transmiten mensajes de dolor. Sin embargo, debido al peligro de que se vean afectadas otras funciones corporales, la cirugía es un tratamiento de últi- mo recurso, que se utiliza con mayor frecuencia en el caso de pacientes moribundos (Cullinane, Chu y Mamelak, 2002). • Reestructuración cognitiva. Los tratamientos cognitivos son eficaces para quienes se dicen continuamente: “este dolor no parará nunca”, “el dolor me está arruinando la vida” o “ya no lo soporto”, y tienen probabilidades de hacer que su dolor sea aún peor. Al cambiar a formas de pensar más positivas, la gente aumenta su sensación de control, y en realidad reduce el dolor que experimenta (Spanos, Barber y Lang, 2005; Bogart et al., 2007). PARA SER UN CONSUMIDOR INFORMADO de la psicología Cómo manejar el dolor 03 FELDMAN 3.indd 113 03 FELDMAN 3.indd 113 10/6/09 6:07:56 PM 10/6/09 6:07:56 PM
  • 26. 114 Capítulo 3 Sensación y percepción Cómo interactúan nuestros sentidos Cuando Matthew Blakeslee forma las hamburguesas con las manos, experimenta un vívido gusto amargo. Esmeralda Jones (un pseudónimo) ve azul al escuchar la nota do sostenido en el piano; otras notas le evocan diferentes matices; tanto que las teclas del piano están codificadas con colores, lo que a ella le facilita recordar y tocar las escalas musicales (Ramachandran y Hubbard, 2004, p. 53) ¿Cuál es la explicación? Estas dos personas tienen una afección inusual conocida como sinestesia, en la cual la exposición a una sensación (como sería un sonido) evoca otra (como sería una visión). Los orígenes de la sinestesia son un misterio. Es posible que quienes tienen sinestesia tengan vínculos nerviosos inusualmente densos entre las diferentes áreas sensoriales del cerebro. Otra hipótesis es que carecen de los controles nerviosos que suelen inhibir las conexiones entre las áreas sensoriales (Ramachandran y Hubbard, 2001; Shannon, 2003; Ramachandran, 2004; Pearce, 2007). Cualquiera que sea la razón de la sinestesia, se trata de una afección extraña. (Para revisar este fenómeno, véase la figura 5). Aún así, los sentidos de todos nosotros interac- túan y se integran de diversos modos. Por ejemplo, en el sabor del alimento influye su textura y temperatura. Percibimos el alimento que está tanto caliente como dulce (piense en el dulzor del chocolate caliente lleno de vapor en comparación con un licuado de cho- colate frío). Los alimentos muy condimentados o picantes estimulan algunos de los mis- mos receptores del dolor a los que estimula el calor. Por ejemplo, la palabra hot en inglés significa “caliente”, y también se usa para describir precisamente el sabor picante o muy condimentado (Cruz y Green, 2000; Green y George, 2004; Balaban, McBurney y Affeltranger, 2005). Es importante, entonces, pensar que nuestros sentidos interactúan entre sí. Por ejem- plo, las evidencias cada vez más numerosas de los estudios de imagenología cerebral demuestran que los sentidos trabajan simultáneamente en la comprensión que nos hace- mos del mundo que nos rodea (véase la figura 6; Macaluso y Driver, 2005). Además, pese al hecho de que algunos estímulos de muy diversos tipos activan nues- tros sentidos en lo individual, todos reaccionan según los mismos principios básicos que analizamos al comienzo de este capítulo. Por ejemplo, nuestras respuestas a los estímulos visuales, auditivos y gustativos siguen la ley de Weber, lo que habla de nuestra sensibili- dad a los cambios en la fuerza de los estímulos. En resumen, en algunas formas nuestros sentidos son más similares que diferentes unos de otros. Cada uno de ellos está diseñado para captar información del ambiente y traducirla en información útil. Además, nuestros sentidos nos ayudan a entender indivi- dual y colectivamente las complejidades del mundo que nos rodea, lo que nos permite navegar por el mundo en forma eficaz e inteligente. a) b) FIGURA 5 Trate de captar los números 2 que aparecen en el cuadro a). A la mayoría de la gente le lleva varios segundos hallarlos escondidos entre las S y ver que los 2 forman un triángulo. Sin embargo, para quienes tienen cierta forma de sinestesia, es sencillo, porque perciben los diferentes números en colores contrastantes, como en b). (Fuente: De “Hearing Colors, Tasting Shapes”, Vilayanur S. Ramachandran y Edward M. Hubbard. Copyright © 2003, Scientific American, Inc. Reservados todos los derechos.) 03 FELDMAN 3.indd 114 03 FELDMAN 3.indd 114 10/6/09 6:07:56 PM 10/6/09 6:07:56 PM