La noche extendía su manto de sombras a través de la luna que luchaba por reemplazar las penumbras con rayos débiles y fríos. Todo se tornaba de un color azulado gélido mientras la escarcha crujía bajo los pasos de un gnomo que caminaba aprisa hacia su morada tibia. Pedro, un elfo, ayudó a una luciérnaga llamada Luzia durante una tormenta, llevándola a un lugar seguro en su bolsa mientras cantaba para calmar su miedo.
1. 1)_
A Q E T U O P Ñ J G F I A
F L G Y J U K O M N T N S
X C U F D R G T Y H J F K
S X F M G C O L E G I O Y
J U I A N L Ñ O P C D R Z
S D F T B O N M K C V M R
Q W C E B G T Y H I L A G
T Y B R F D H J U I M T Ñ
Ñ L O I N G L E S R T I B
X S F A G T Y R E W V C G
F G H U Y R A P R O B A R
F R T G T H F V B N M H J
D F D A S I S T E N C I A
5)_
La noche estiraba su manto de sombras, a juncos que crecían al borde del río, se hamacaban hasta
través de la luna que luchaba por reemplazar las penumbras tocar las aguas, cubiertas de hilachas heladas, que el viento
por diáfanos rayos. Cada vez más débiles y fríos. Todo se hacía volar como un viejo sombrero de alas muy anchas que
iba tornando de un color azulado cobalto, gélido. La se metían en los ojos de Pedro.
escarcha se oía crujir bajo el peso mínimo de un gnomo de Éste apuró el paso y logró cruzar el río que roncaba
barbas tan blancas como rojo su bonete, que caminaba caudaloso, debajo de la escarcha. Comenzó a subir la cuesta
ansioso por llegar al fin, a su morada tibia. Aún cuando los con fatiga. Escuchaba a lo lejos el aullar de los lobos, junto
gnomos, no sienten frío, ni temor, ni se enferman, ni tosen, al rugir de la borrasca. Igual siguió su camino. No
ni cuando pisan el suelo congelado se le enfrían los pies. desconocía los peligros, tampoco los ignoraba, pero era
Ellos son duendes y a los duendes les está permitido vagar valiente nuestro pequeño héroe.
por el mundo, llevando alegría, cuentos, fantasías a todos los Cuando al pasar por unas matas vio a una luciérnaga que
chicos. Éste se llamaba Pedro, igual que las piedras, que luchaba por sobrevivir al vendaval. Bajó la bolsa y la invitó
pisaba. subir a ella. “Si quieres sube y entra en mi bolsa, te llevaré a
En el río siempre hay piedras y al esquivarlas o saltar sobre un lugar seguro”... encendió, ella su pequeña lucecita y sintió
ellas... Pedro se divertía tanto! Que los demás duendes que si no aceptaba la amabilidad de Pedro, moriría allí
amigos le decían, que el era una piedra, también. nomás, de un salto subió a la talega de Pedro y éste volvió al
Miedo tampoco tenía, pero sí, estaba cansado. Había camino. Mientras ella lo iluminaba, él cantó una hermosa
recorrido el bosque en busca de frutos rojos y sabrosos que canción, para que a Luzia, se le pasara el susto. Esto pasó
quería compartir con los suyos y la bolsa echada al hombro una noche, hace tiempo, ya.
pesaba mucho. Así nació una hermosa amistad, entre Pedro, el elfo,
De pronto la noche le ganó a la luna y en extraño sortilegio generoso y trabajador y Luzia, la luciérnaga agradecida, que
desató una tormenta, rara, para esa época del año. Los prestó su luz a cambio de abrigo en una noche de tormenta...
8)_
2. 10)_
La noche estiraba su manto de sombras, a través de
la luna que luchaba por reemplazar las penumbras
por diáfanos rayos. Cada vez más débiles y fríos.
Todo se iba tornando de un color azulado cobalto,
gélido. La escarcha se oía crujir bajo el peso mínimo
de un gnomo de barbas tan blancas como rojo su
bonete, que caminaba ansioso por llegar al fin, a su
morada tibia. Aún cuando los gnomos, no sienten
frío, ni temor, ni se enferman, ni tosen, ni cuando
pisan el suelo congelado se le enfrían los pies. Ellos
son duendes y a los duendes les está permitido
vagar por el mundo, llevando alegría, cuentos,
fantasías a todos los chicos.
11)_
La noche estiraba su manto de sombras, a través de la luna que
luchaba por reemplazar las penumbras por diáfanos rayos. Cada vez más
débiles y fríos. Todo se iba tornando de un color azulado cobalto, gélido. La
escarcha se oía crujir bajo el peso mínimo de un gnomo de barbas tan
blancas como rojo su bonete, que caminaba ansioso por llegar al fin, a
su morada tibia. Aun cuando los gnomos, no sienten frío, ni temor, ni se
enferman, ni tosen, ni cuando pisan el suelo congelado se le enfrían los
pies. Ellos son duendes y a los duendes les está permitido vagar por el
mundo, llevando alegría, cuentos, fantasías a todos los chicos.
Cuando al pasar por unas matas vio a una luciérnaga que luchaba por sobrevivir al vendaval. Bajó la bolsa y la invitó subir a ella.
“Si quieres sube y entra en mi bolsa, te llevaré a un lugar seguro”... encendió, ella su pequeña lucecita y sintió que si no aceptaba
la amabilidad de Pedro, moriría allí nomás, de un salto subió a la talega de Pedro y éste volvió al camino. Mientras ella lo iluminaba,
él cantó una hermosa canción, para que a Luzia, se le pasara el susto. Esto pasó una noche, hace tiempo, ya.
12)_