Queridos hermanos, de la mano de los asociados Eudistas de la Provincia Minuto de Dios, les invitamos a reflexionar con el siguiente subsidio que nos permitirá adentrarnos en el amor de Dios durante los próximos días en preparación a la navidad.
Sabemos que será un instrumento maravilloso para compartir en ejercicio misionero que algunos realizarán o para reflexionar en familia, de la mano con la novena al niño Jesús.
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Subsidio navidad cjm
1. NUEVE DÍAS HACIA
EL AMOR
Textos de San Juan Eudes y reflexiones de los Asociados Eudistas de la
Provincia Minuto de Dios
Subsidio Eudista para reflexionar en
preparación a la Navidad
2. Llega la celebración de Navidad y, con ella, Dios nos vuelve a revelar, en su
Corazón, la magnitud de su amor. Con la pedagogía y las enseñanzas de san Juan
Eudes y del Siervo de Dios Rafael García Herreros, en este año jubilar eudista del
Corazón de Jesús nos preparamos espiritualmente al nacimiento del Señor en
nuestras vidas y nos disponemos para que viva y reine en nosotros y nos
encienda en el fuego de su amor, a fin de colaborar con Él en la obra de inflamar
de amor los corazones, los hogares y las comunidades.
Introducción
Las oraciones son tomadas del “Oremos con san Juan Eudes” y de “El divino Corazón de
Jesús”, de san Juan Eudes. Los textos eudistas y las preguntas son tomados de “Tú sabes
que te amo” y “Navidad, primera venida de Jesús”, del Siervo de Dios Rafael García
Herreros.
3. Oración
Corazón de Jesús, fuego que ardes sin consumirte, amor sin cesar ferviente:
enciéndeme por entero para que te ame con todo mi ser. Dios todopoderoso: te
pedimos que infundas en nuestros corazones el Espíritu y el Corazón de Jesús, tu
Hijo amantísimo, para que teniendo con Él un solo Espíritu y un solo Corazón,
merezcamos sacrificarte nuestra vida y cuanto nos pertenece. Amén.
Texto eudista
Debemos entrar en el espíritu de Navidad. El espíritu de Navidad es un espíritu
de alegría, un espíritu de amor y un espíritu de fe. En los días de Navidad
debemos dejar penetrar en nuestro corazón la alegría. La alegría que inunda al
mundo cristiano por la llegada de Cristo al mundo, por la llegada del Salvador […].
La venida del Salvador nos debe llenar de alegría. No hay tristeza que no se rinda
ante esta palabra: Cristo, el Salvador, viene a la Tierra. Todo el Antiguo
Testamento lo aguardó; todos los pueblos primitivos aguardaron al Salvador; y
apareció en Belén, como estaba profetizado por Miqueas. La alegría nos viene de
arriba; la alegría nos viene de la fe de que Jesús es Dios, de que Jesús es el
Mesías, de que Jesús nos salva. Eso es el origen de nuestra alegría navideña.
Estos son días para la alegría y para el amor. Sin amor no se puede tener alegría.
Propongámonos estos días un gran perdón. Propongámonos desterrar
totalmente cualquier odio. Propongámonos implantar el amor en nuestra vida.
Reflexión
La cotidianidad nos envuelve en múltiples actividades, afanes y esfuerzos y la
cultura imperante nos invita a acomodarnos en el bienestar. Volver al Corazón de
Jesús, con ocasión de la Navidad, es sacudir todo lastre y el pecado que nos
asedia (Heb 12, 1) y abrirnos al Amor.
Primer Día
Alegría, amor y fe
Alegría, amor y fe
4. Preguntas
¿Hemos dado la medida de amor que debíamos dar?
¿Hemos tenido momentos de profunda intimidad con Cristo y de un rendimiento
total de nuestra existencia a Él?
Compromiso
Brindar a Jesús, que nace, la oportunidad de darme su Corazón, para recuperar o
acrecentar, en mi vida, el amor, la alegría y la fe.
5. Oración
Dios, Padre de las misericordias, que con bondad sin medida nos has dado el
Corazón amantísimo de tu Hijo unigénito, te suplicamos nos concedas que,
viviendo unidos entre nosotros y con Él, en intensa caridad, podamos amarte con
amor perfecto. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Texto eudista
Lo que sucedió en Belén aconteció en un profundo silencio. Todas las llegadas de
Jesucristo son silenciosas. Cuando vino en Belén, era conmovedor el silencio.
Cuando venga al fin del mundo, a juzgar la historia y a juzgarnos particularmente
a nosotros, será aterrador y denso el silencio que lo rodee. Y cuando viene al
corazón del hombre, a tomar posesión de nosotros, lo hace siempre en silencio
[…].
Ustedes llénense de alegría por el hecho inmenso del nacimiento de Jesucristo.
Propicien ustedes, desde ahora, momentos maravillosos de alegría, de paz, de
éxtasis, de adoración, en vista de que el Hijo de Dios vino al mundo. Prepárense
con mucha meditación, con mucha adoración, al infinito acontecimiento de la
venida del Salvador al mundo.
Reflexión
Cuando la relación con Dios se vuelve costumbre, deja de sorprendernos el
misterio de la encarnación del Verbo. Volver al Corazón de Jesús, en esta
Navidad, es conmovernos profundamente al tomar conciencia que "Tanto amó
Dios al mundo, que dio a su Hijo único para que todo el que crea en Él no perezca, sino
que tenga vida eterna" (Jn 3, 16)
Segundo Día
Silencio, adoración y amor
Silencio, adoración y amor
6. Preguntas
¿Por qué camino debo avanzar para encontrarte, Señor?
¿Qué condición me pones para lograr tu amor?
Compromiso
Tener momentos de silencio, de contemplación para dejarme interpelar por el
amor de Dios, revelado en el Corazón de Jesús, Verbo encarnado.
7. Oración
Jesús, Rey legítimo y soberano de todos los corazones: sé Tú el Rey de mi
corazón. Que yo sea todo corazón y amor por ti, como Tú eres todo corazón y
amor por mí. Tú me has colmado de tus gracias y favores; que todos los actos de
mi corazón sean amor y alabanza a Ti. Amén.
Texto eudista
Es verdad que Belén pasó. Ya no hay más Jesús que viene a ningún pesebre. Pero
sí viene al corazón del hombre. Ese es nuestro 24 de diciembre: la expectativa de
una venida renovada de Jesucristo a nosotros, a través del Espíritu Santo.
Yo quiero invitarlos a ustedes, en los días de preparación a la Navidad, a una fe
absoluta en Jesucristo. Llénense de alegría de saber que Él, el adorable, el infinito,
el magnífico, el omnipotente, el bello Jesucristo vino al mundo[…]. Alégrense por
el hecho de que Jesucristo nos ama y quiere venir a nuestro corazón y quiere
hacernos nuevas creaturas y quiere cambiarnos de tal modo que nos
encontremos perfectos para su llegada al fin de nuestra vida y al fin del tiempo.
[…]. Cristo viene al corazón del hombre por el bautismo y por distintas presencias
del Espíritu Santo, que son como un aroma divino que llega a nuestra vida.
Reflexión
La interacción con Cristo puede llegar a ser funcional e interesada. Volver al
Corazón de Jesús en esta Navidad es permitirle al Señor, como recomienda san
Juan Eudes, que viva en mí del tal manera que yo pueda repetir con el apóstol
Pablo: Es Cristo quien vive en mí (Gál. 2, 20), pues el Señor quiere que su alma viva
en mi alma, su Corazón en mi corazón y su Espíritu en mi espíritu.
Tercer Día
Jesús viene al corazón
Jesús viene al corazón
8. Preguntas
¿Estoy deseoso de Jesucristo?
¿Es mi encuentro personal con Jesucristo un acontecimiento tan íntimo, tan
silencioso, tan extraordinario, tan personal, que es absolutamente deseable y
absolutamente inolvidable?
Compromiso
Identificar, propiciar y cuidar los momentos y situaciones en que Jesús se acerca
a mi corazón (Cuando estamos en silencio, cuando amamos, cuando servimos,
cuando comulgamos, Él se acerca a nuestro corazón)
9. Oración
Corazón de Jesús: el Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, al darme
a Jesús, me ha dado tu Corazón para que sea mi corazón: ama por mí todo lo que
debo amar y de la manera como Dios quiere que yo ame. Escúchame Corazón,
hoguera de amor. Amén.
Texto eudista
Hay una palabra, en el evangelio de san Juan, inmensamente conmovedora, que
conturba hondamente la historia del hombre y que hace agonizar al cristiano
creyente que la reflexione. Esta palabra es la que brotó de los labios de Cristo:
"Como mi Padre me amó, así yo los amo a ustedes. Permanezcan en mi amor" (Jn 15,
9). (…) Este amor infinito de Cristo hacia nosotros se llama Corazón de Jesús. Es
su amor, su ternura, su solicitud, su bondad, su pensamiento fijo en nosotros, su
eucaristía, su redención, su muerte, su lanzada en el corazón.
El cristiano no puede en ningún momento olvidar este amor abrasador de Cristo
hacia Él. Este amor nos debe inquietar, nos debe presionar, debe penetrar
nuestra vida, debe llenar nuestros momentos, nos debe consolar, nos debe
estimular a una respuesta de amor total y de permanencia en Jesucristo.
Permanezcan en mi amor.
Reflexión
El pesebre nos habla de la encarnación y el nacimiento de Jesús por amor. Volver
al Corazón de Jesús en esta Navidad es asumir en la propia vida que, a pesar de
nuestras diarias caídas, infidelidades, injusticias e, incluso, a pesar de nuestro
gran olvido de Dios, Él nos ama continuamente, sin condiciones y La esperanza no
falla porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu
Santo que nos ha sido dado (Rom 5, 8).
Cuarto Día
Creer y permanecer
Creer y permanecer
10. Preguntas
¿Qué es permanecer en Cristo?
¿Qué es que Cristo permanezca en usted?
Compromiso
Abrirme al Espíritu Santo para llenar mi vida del amor de Dios, revelado en
Jesucristo, y romper así con la mediocridad, la tibieza y el pecado en mi vida,
respondiendo con amor al infinito amor del Salvador.
11. Oración
Corazón de Jesús y de María, hoguera de amor, en Ti se sumerja nuestro corazón,
se consuma en tus llamas, para que por siempre se identifique con el Corazón de
Jesús y María. Amén.
Texto eudista
Hay una palabra, en el evangelio de san Mateo, que ha conmovido a todos los
hombres, desde la época de Jesús, cuando fue pronunciada, y los conmoverá
hasta la tarde del último día. Dice así: "Vengan a mí todos los que están trabajados y
cargados, y yo les haré descansar. Lleven mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí que
soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para sus almas, porque mi yugo
es fácil y ligera mi carga" (Mt 11, 28-30). El ser humano se siente siempre
insatisfecho. Posiblemente no hay nadie que esté satisfecho totalmente. Jesús
sabía que nada de lo humano tranquiliza al hombre; Jesús bien sabe que nada da
contento definitivo.
El hombre es un misterio y un abismo insondable y siempre insatisfecho. Siempre
hay campo para la tristeza en el corazón del hombre. Solo Jesucristo puede
decirnos: Vengan a mí todos los que están cansados y fatigados, que yo los aliviaré
[…] En las navidades, busque usted la felicidad y búsquela donde es: en el amor,
no en el sexo. Intentemos todos el camino del verdadero amor. Si usted quiere
ser feliz de veras, dé; dé mucho. Si usted es rico, dé por primera vez algo que
valga la pena y encontrará el secreto, oculto hasta ahora, de la felicidad.
Reflexión
El Verbo de Dios, que se hace hombre en Belén, nos revela la esencia del amor.
Volver al Corazón de Jesús en esta Navidad es llegarnos a Él para que inunde de
su amor la propia vida, los hogares, las comunidades. Asumiendo su Palabra, que
a
Quinto Día
Descansar en el Corazón de Jesús
Descansar en el Corazón de Jesús
12. que es el gozo y la alegría de nuestro corazón (cf Jer 15, 16) puede Él aliviar
nuestras cargas, darnos nuevas fuerzas, imaginación y creatividad para responder
a los problemas personales y sociales.
Preguntas
Jesús, como a los ciegos, me pregunta: ¿Crees que puedo hacerlo? (Mt 9, 28).
¿Creo que Jesús puede abrir mi corazón, penetrar en lo más íntimo de mi ser,
llevarme al puro amor de Dios, liberarme de mis egoísmos y capacitarme para
servir?
Compromiso
Renovar la asiduidad a la Palabra del Señor y realizar ejercicios de fe y confianza
en el amor poderoso y misericordioso de Dios.
13. Oración
Dios y Padre mío: Tú has hecho vivir y reinar a tu Hijo unigénito en el Corazón de
la Virgen Madre. Te rogamos nos concedas proclamar la vida santísima de Jesús y
María en un solo Corazón; vivir entre nosotros y con ellos en íntima unión de
caridad y cumplir en todo tu voluntad, con generosidad y decisión, para llevar así
en nosotros la semejanza de tu propio Corazón. Amén.
Texto eudista
En los días próximos al nacimiento de Cristo, debemos pensar en la Virgen María;
su misterio se llama expectación del parto. María esperaba el nacimiento de
Jesús. Ella había leído muchas veces aquellas palabras: “He aquí que vendrá el
deseado de las naciones, está cerca el día del Señor”. En su corazón veía que
todas las profecías se habían cumplido. “He aquí que lo concebirá una Virgen y
será su nombre Emmanuel”. Hacía nueve meses el ángel Gabriel le había traído el
mensaje admirable en Nazaret. En todo ese tiempo, la Virgen había vivido en
silencio de adoración. Las estrellas y las flores habían sido creadas por Aquel que
ella llevaba en su seno.
El pueblo de Israel la rodeaba sin saber que el prodigio esperado por miles de
años se había realizado. María no tenía la misión de hablar, y callaba; su misión
era el silencio, la adoración y la humildad. A nadie dijo que Aquel que ella
esperaba era el esperado de toda la creación.
Reflexión
María y José, expectantes ante el nacimiento de Jesús en el portal de Belén, nos
hablan de precariedad y dificultades y también de amor y fe. Volver al Corazón
de Jesús en esta Navidad es recordar, como propone san Juan Eudes, que el
Corazón de María es Jesús, que vela por ella (y por nosotros) cuando dice: “Yo
duermo, pero mi Corazón está en vela” (Cant 5, 2).
Sexto Día
Aprender de María
Aprender de María
14. Preguntas
¿Cuáles sentimientos llenaban el Corazón de María en esta situación adorable
que le aconteció?
¿Comparto esos sentimientos?
Compromiso
Realizar actos de profunda humildad y amor, consagrando el corazón a Jesús y
María y pidiendo la gracia de tener con ellos un solo Corazón, para alabar y
bendecir a ese Dios que se encarna.
15. Oración
Jesús, tu Corazón es el principio de la vida de todos los hijos de Dios, pues,
siendo el principio de la vida de la cabeza, lo es también de la de sus miembros…
Por eso miro y honro tu Corazón bondadoso como principio y origen de todos los
buenos pensamientos de todo cristiano, de toda palabra santa que profieran sus
labios, de toda acción piadosa que ejecute, de toda virtud que practique y de
todos los trabajos que cristiana y santamente sufra por amor a Dios. ¡Oh,
Salvador mío!, que todo esto se convierta en un himno de alabanza inmortal a tu
divino Corazón. ¡Oh, Jesús, puesto que me has dado este mismo corazón para
que sea el principio de mi vida, haz, te lo ruego, que sea también el principio
único de todos mis sentimientos y afectos, de todas las funciones de las
facultades de mi alma, de mi espíritu, y el corazón de mi corazón!
Texto eudista
Estamos queriendo tener los sentimientos que le hubieran debido ofrecer a su
nuestro Salvador en las vísperas de su llegada a la Tierra. Nuestro primer
sentimiento es de fe. Fe en el misterio. Creer aunque nos abrume. Creer aunque
nos agobie. Creer aunque nos parezca imposible, creer que el Creador universal,
que el Creador del casi infinito universo, está a punto de nacer de una Virgen
judía, en Belén de Judea, como estaba profetizado por Miqueas.
Creer y amar. Creer y hacer brotar de nuestro corazón lo más puro, lo más
genuino, lo más limpio para ofrecérselo a Jesucristo que llega a la Tierra. (…) ¿Qué
puede hacer el hombre que cree y se siente totalmente impotente para
responder al milagro de la encarnación? El hombre puede amar y servir a los
hombres. El cristiano puede ayudar. El cristiano puede comprometerse en
grandes o pequeños servicios.
Séptimo Día
Responder
Responder
16. Reflexión
El nacimiento del Hijo de Dios nos lleva a adorar, reconociéndonos creaturas
frágiles. Volver al Corazón de Jesús en esta Navidad es abrirnos al milagro de que
Jesús se forme y viva en nosotros, con su Espíritu, que es su Corazón, sabiendo
que tiene poder para realizar todas las cosas incomparablemente mejor de lo que
podemos pedir o pensar, conforme al poder que actúa en nosotros (Ef. 3, 20).
Preguntas
¿Qué excusas antepongo al poder de Dios en mi vida?
¿Cómo se relaciona mi fe en Jesús hecho hombre con mi comportamiento con las
demás personas?
Compromiso
Presentar, a Jesús que nace, los regalos que Él quiere y espera: acciones y
servicios a favor de los humildes, de los pobres, de los que sufren.
17. Oración
Reina de los ángeles, jamás te complaciste en algo distinto de lo divino. Solo Dios
poseía tu Corazón y nada te contentaba fuera de lo que procedía de Él y a Él te
llevaba. Tuviste el gozo de verte Madre de Dios, de llevarlo en tus benditas
entrañas, de verlo nacido y adorado por ángeles, pastores y reyes, de verlo
descansar en tu sagrado pecho y de alimentarlo con tu leche virginal; de servirle
con tus purísimas manos.
Texto eudista
Ha sido una ley de la Providencia, de la economía divina que, así como Cristo
vino al mundo por medio de María, así también cada vez que Cristo brota en un
corazón por la fe y por el amor, esto se realiza por medio de la santísima Virgen.
Debemos volvernos a sentir niños en el regazo maternal de María. Debemos
dejar que ella pase su mano blanca y virginal sobre nuestros ojos azorados por la
lucha por la vida, siempre abiertos y temerosos, y que solo pueden estar cerrados
cuando se duermen en su regazo materno. Regresemos a María… En nuestras
penas, en nuestros peligros, en nuestras preocupaciones, en nuestros proyectos,
en nuestras esperanzas, en nuestra soledad y en nuestro amor.
Acuérdate de los hogares que ha despedazado el crimen o arruinado la
infidelidad o entristecido la muerte o visitado el dolor… Acuérdate de los hogares
que no tienen techo… que no tienen pan… que no tienen alegría… Sobre todo,
acuérdate de los corazones que no tienen amor… Tú puedes hacer brotar otra
vez el amor. Sé Madre de todos los huérfanos, de todos los que se sienten solos,
de todos los que son víctimas de injusticias… y que no saben a quién acudir, sino
solamente a Ti.
Octavo Día
María, madre
María, madre
18. Reflexión
San Juan Eudes nos recuerda que María sabe que es Madre del que es nuestra
Cabeza y que, por consiguiente, somos sus miembros. Volver al Corazón de Jesús
en esta Navidad es volver al regazo maternal de María, la Madre de la
Misericordia, pues Jesús es su Corazón y “nuestro Salvador, desde la cruz, en el
exceso de su amor, nos ha dado a su divina Madre en calidad de hijos” (cf Jn 19,
25-27).
Preguntas
¿Cuándo acudo a la Virgen María como mi madre?
¿Me considero y actúo como miembro del Cuerpo de Cristo, miembro de la
Iglesia?
Compromiso
Hacer actos de amor a Jesús, a través de María y a través del servicio a mis
hermanos de comunidad y miembros de la Iglesia.
19. Oración
Oh Jesús, te adoro en tu nacimiento eterno y en la divina residencia que desde
toda la eternidad tienes en el seno del Padre; te adoro también en la concepción
temporal en el seno de la purísima Virgen, en tu permanencia por nueve meses
en sus purísimas entrañas, y tu nacimiento a la luz. Adoro, venero todas las
maravillas inefables que en Ti tuvieron lugar en esos misterios… Adoro, amo,
bendigo con todo mi corazón tus adoraciones, tus amores, tus bendiciones, tus
alabanzas, tus oblaciones y tu íntima relación con el Padre en estos misterios.
Oh Jesús, Hijo de Dios e hijo del hombre… Te adoro en tu nacimiento eterno y
temporal. Te doy gracias infinitas por toda la gloria que al Padre has rendido…
Adoro los pensamientos que sobre mí te has dignado tener desde entonces,
porque desde entonces tuviste el designio de formar en mí un retrato perfecto
de tu nacimiento y de tu vida. Esa vida divina e inmortal que tu Padre te
comunicó, esa imagen perfecta que eres de tu Padre deseas comunicárnosla.
¿Quién podrá agradecerte tales favores?
Texto eudista
Jesucristo, el único consuelo, la única solución, ante quien no hay palabras, ante
quien solo el silencio es digno, ante quien hay que gritar y hay que clamar y hay
que callar.
Jesucristo, de quien, estamos seguros, nunca hablaremos suficientemente. El
único que el mundo necesita. El que va a durar para siempre, el que estará a
nuestro lado a la hora mortal.
Jesucristo, el único que puede resolver el problema del mundo, el problema del
desamor, el problema de la injusticia, el problema de la melancolía, el problema
de
Noveno Día
Adoración a Jesús
Adoración a Jesús
20. de la soledad. Jesucristo, a quien el mundo moderno no ha descubierto, lo perdió
de vista y cayó en el abismo y cayó en la oscuridad.
Jesucristo, cuyo amor plasmó las mejores almas de la historia. Jesucristo, cuya
ausencia entristeció a muchos hombres. Jesucristo, cuya negación produjo el
caos actual, produjo la guerra, produjo los odios, produjo a los grandes ricos y a
los grandes pobres.
Jesucristo, amor nunca amado suficientemente. La obra del Espíritu en el alma es
descubrirte, es encender el amor hacia Ti, es paralizar al hombre, abrazándote;
paralizarlo al pecado y al mal y al odio, y encenderlo en todo amor y en todo
entusiasmo.
Jesucristo, el supremo Hombre del universo, el inefable Verbo, el gran Hijo, el
Hijo de Dios y el Hijo de María. Jesucristo, el que te acunaste en el regazo
palpitante y virginal de María.
Cristo, que nos dejas tristes a los hombres por no amarte, y que nos dejas
consolados con la seguridad de que nos sumiremos en Ti. Jesucristo, en quien
creemos absolutamente, a pesar de que el mundo duda; y de quien hablamos sin
cansarnos, a pesar de que el mundo ha decidido callar de Ti.
Reflexión
Jesús nace en Belén y quiere nacer de nuevo en cada corazón. Volver al Corazón
de Jesús en esta Navidad es adorarlo en su encarnación, contemplando sus
sentimientos de amor, alabanza y glorificación al Padre y sus sentimientos y
afectos hacia su Madre, la Virgen María. Es también permitirle que me haga
partícipe de ese amor de hijo, hacia Dios y hacia la Virgen Madre. Es adorar a
Jesús y agradecerle su amor hacia mí y su designio de darme su Corazón y de
prolongar en mí su encarnación, uniéndome al misterio de su persona. Es recibir
su Espíritu para poder llevar en mi vida su imagen y continuar y completar su vida
en mí (cfr. Col 1, 24).
21. Preguntas
¿En qué áreas o aspectos de mi vida Jesús no es Rey y Señor?
¿Soy testigo del amor de Dios, con obras y palabras?
Compromiso
Renovar mi entrega al Corazón de Jesús, por el poder de su Espíritu, para que Él
sea mi corazón y para comunicar el fuego de su Amor a todas las personas con
las que interactúo.
22. ¡Oh, Amor inmenso!, me pierdo y me abismo en las llamas y ardores que llenan
todo ser creado, para amar a mi Dios y a mi Salvador en todo lugar y en toda
criatura. ¡Oh, Jesús!, te ofrezco todo el amor inmenso de tu Corazón adorable y el
del Corazón de tu Padre, junto con el del Corazón de tu amantísima Madre, y con
el de todos los corazones que te aman en el cielo y en la tierra y deseo
ardientemente que todas las criaturas del universo se conviertan en una sola
hoguera gigantesca de amor a Ti. Amén.
Oración final para todos los días