2. EL PACIENTE y LA MOSCA
Cierta vez en un hospital existía un paciente crónico, tenía una
enfermedad que no se la podía quitar.
Un día, mirando a través de la ventana se pone a reflexionar con
respecto a su enfermedad.
“Hoy amanecí mejor que ayer, pero no me siento mejor que ayer,
sin embargo hoy tratare en lo posible de sanarme”
Una vez reflexionado esto se sintió mejor, se acomodó en su cama
y se preparó para dormir un rato.
La habitación era amplia, con mucha luz que entraba por el gran
ventanal, las paredes eran de un color celeste vivo y las cortinas
con flores celestes y fondo blanco, el piso relucía en su limpieza.
El paciente durmió buena parte de la mañana, luego lo
despertaron para su alimento.
Pero cuando despertó no quiso comer aún no tenía hambre, así
que dijo que le dejarán la bandeja en la mesa y que ya comería.
Mientras miraba hacia el exterior, pensaba que llevaba mucho
tiempo en cama y que seria bueno que ya se mejorara para
disfrutar de los días hermosos que veía él por su ventana. Estaba
en esto, cuando escucha que alguien mastica muy sonoramente,
asombrado mira a su alrededor pero a nadie ve, entonces piensa
que el ruido viene de afuera, del pasillo, y vuelve a mirar hacia la
ventana, pero de nuevo se escucha el ruido de alguien comiendo.
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3. Ahora pone más atención para identificar el ruido y luego
uniendo oído y visión, comienza a seguir al ruido y este lo lleva
hacia la mesa en donde está su alimento.
Con sorpresa ve que hay una mosca en su comida y que se come
su comida.
La mosca, está sentada en la orilla del plato comiendo
opíparamente y efectivamente hace mucho ruido para comer.
De pronto se detiene en su labor de alimentarse y mira hacia
todos lados, luego exclama
¿Mmm? Sentía que alguien me observaba, pero al parecer no hay
nadie, seguiré comiendo.
En eso escucha una voz estruendosa que le dice….
- ¡Sal de mi plato mosca #@*…! ¡Que asco, una mosca!
La mosca asombrada, mira al frente y se da cuenta que hay un
ser humano frente a ella, lo sabe porque un día aprendió de la
existencia de ellos.
Entonces, la mosca que había volado hacia la esquina de la mesa,
le dice al paciente…
¿Por qué gritas tanto? No soy sorda, sólo bastaba que me pidieras
salir si tanto te molestaba que probara tu alimento.
El paciente no sólo se asombró al escuchar la mosca, sino que
también se asombró de la patudes de la mosca al reconocer que se
estaba comiendo su comida.
Entonces, furioso le increpa a la mosca…
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4. ¡Ves! Por tu culpa continuo enfermo, porque tu contaminas mi
alimento.
Oh, Oh, detente ahí – le dice la mosca yo no contamino tu
alimento, pues yo no piso tu alimento, ya que tengo cuidado de
apoyarme en el borde del plato y desde allí saco alimento, yo no
soy como otras moscas que se pasean por todo el alimento
chupando aquí y allá, ¡no señor! Yo soy muy ordenada, limpia y
conciente en mí actuar.
El paciente, se la queda mirando asombrado y exclama…
¡Como te atreves a hablarme así! ¿Crees que estoy loco?, no
existen moscas limpias y ordenadas, ¡todas tienen sus patas
sucias!, ¿crees que no las he visto en la basura?
Sí, le dice la mosca, las he visto; pero a mi no me has visto por
allá, sólo aquí.
El paciente se queda pensando y llega a la conclusión que tiene
razón, el no ha visto a “esa” mosca en la basura, entonces
piensa…
“En realidad he sido egoísta con ella, en vez de darle la
bienvenida por su compañía, estoy discutiendo con ella” -
pensando esto - aparta un plato, retirando su contenido, y allí
coloca ahora un trozo de cada cosa y le dice a la mosca….
Ven, acompáñame a almorzar, te he servido un buen plato, ¿crees
que podrás con él?
La mosca mira el plato y le dice…..
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5. Se ve exquisito, veré si puedo con él hoy, sino veremos, veremos,
porque hoy amanecí de buen ánimo, no sé mañana.
Moraleja: comparte siempre tu alimento y olvídate de
los problemas.
Fin
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