1. Arzobispado de Arequipa
Jueves 25
diciembre
del 2015
NAVIDAD: FIESTA DE MISERICORDIA
“Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado,
y la soberanía reposará sobre sus hombros”.
Con estas palabras, el profeta Isaías anunció,
con varios siglos de anticipación, la llegada del
Mesías, el nacimiento del Hijo de Dios que
celebramos en cada Navidad. Dios mismo, la
segunda persona de la Santísima Trinidad, se ha
hecho hombre y ha venido al mundo para
librarnos de la esclavitud del pecado y de la
muerte eterna. Como dijo el Papa Francisco en
la Misa de Navidad del año pasado: “La
presencia del Señor en medio de su pueblo
libera del peso de la derrota y de la tristeza de la
esclavitud, e instaura el gozo y la alegría”. La
celebración de la Navidad produce gozo y
alegría en quien abre su corazón a este Niño
Dios que no viene a arrebatarnos nada, como
temía Herodes que le quitara su reino, sino que
viene a hacernos partícipes de su reinado y su
soberanía.
Para muchas personas la celebración de la
Navidad se queda en el plano afectivo. Es cierto
y es bonito que, por lo general, la Navidad está
vinculada a la familia. Es una fiesta familiar y
nos sirve para estrechar los vínculos que nos
unen con las personas que más queremos, para
expresarles nuestro cariño. Es cierto y bonito
también que la contemplación de un niño recién
nacido nos mueve a la ternura y el afecto. Todo
eso está muy bien, pero no sería suficiente
quedarnos sólo en la dimensión afectiva,
sentimental, que muchas veces es incluso
superficial. La Navidad es mucho más que eso.
Marca la llegada de la plenitud de los tiempos y
nos hace presente la paciencia y la misericordia
de Dios para con nosotros. Como también dijo
el Papa, la Navidad “nos revela que Dios es
Padre y que su paciente fidelidad es más fuerte
que las tinieblas y que la corrupción”. Al
hacerse hombre, Dios nos da una prueba
irrefutable de su amor incondicional para con
nosotros. Él asume nuestra fragilidad, nuestros
sufrimientos y angustias, nuestros anhelos y
esperanzas. Dios viene para hacerse uno con
nosotros. Asume nuestra naturaleza humana
para hacernos partícipes de su naturaleza
divina.
Celebramos esta Navidad en el marco del
Jubileo Extraordinario de la Misericordia al que
nos ha convocado el Papa; y así como en cada
diócesis del mundo Dios ha abierto para
nosotros la Puerta de la Misericordia, Él nos
invita a abrir de par en par la puerta de nuestro
corazón a Cristo y a dejarnos amar
gratuitamente por Él. Sólo en la medida en que
nos acojamos a la misericordia de Dios y la
experimentemos en nuestra propia vida,
p o d r e m o s t a m b i é n n o s o t r o s s e r
m i s e r i c o r d i o s o s c o n l o s d e m á s .
“Misericordiosos como el Padre” es el lema que
el Papa nos ha propuesto para el Año Santo que
estamos comenzando. Pidámosle a la Virgen
María y a San José que, así como ellos
acogieron a Jesús y de ese modo lo introdujeron
en el mundo, también nosotros lo acojamos en
esta Navidad y lo introduzcamos, con nuestra
propia vida, en los ambientes en los que
vivimos, haciéndolo presente con nuestras
obras de misericordia especialmente a aquellos
quemássufrenenelcuerpoo enelespíritu.
¡Feliz Navidad para todos!
+ Javier Del Río Alba
Arzobispo de Arequipa
LA ColumnA
De Mons. Javier Del Río Alba