1. Nacido en una familia de origen vasco de la
hidalguía criolla venezolana, Simón Bolívar
se formó leyendo a los pensadores de la
Ilustración (Locke, Rousseau, Voltaire,
Montesquieu…) y viajando por Europa. En
París tomó contacto con las ideas de la
Revolución y conoció personalmente a
Napoleón y Humboldt. Afiliado a la
masonería e imbuido de las ideas liberales,
ya en 1805 se juró en Roma que no
descansaría hasta liberar a su país de la
dominación española. Y, aunque carecía de
formación militar, Simón Bolívar llegó a
convertirse en el principal dirigente de la
guerra por la independencia de las colonias
hispanoamericanas; además, suministró al
movimiento una base ideológica mediante
sus propios escritos y discursos.
2. Héroe de la independencia
americana. Hijo de Juan de San
Martín, teniente gobernador de
Corrientes, y de Gregoria Matorras,
fue con Simón Bolívar una de las
personalidades más destacadas de la
guerra de emancipación americana.
En 1784 José de San Martín pasó con
su familia a España, donde inició su
carrera militar en el regimiento de
Murcia (1789), con el cual, a los trece
años, tuvo su bautismo de fuego en
el sitio de Orán (1791). Más tarde
intervino en las guerras del Rosellón
(1793), de las Naranjas (1804) y de
Independencia, que le supusieron
distintos ascensos hasta alcanzar el
grado de teniente coronel.
3. Militar y político hondureño,
último presidente de la
República Federal de las
Provincias Unidas del Centro
de América (Tegucigalpa,
Honduras, 1792 - San José,
Costa Rica, 1842). La unión
centroamericana, formada
por Guatemala, Honduras, El
Salvador, Nicaragua y Costa
Rica, se había formado en
1823, bajo la presidencia del
conservador Manuel J. Arce.
Morazán inició entonces su
carrera política en el Estado
de Honduras, bajo la
protección del presidente
Dionisio Herrera.
4. Político y militar chileno, prócer de
la independencia chilena. Era hijo
natural de Ambrosio O'Higgins y de
una joven criolla, doña Isabel
Riquelme y Mesa. Por
conveniencias sociales, el niño
recién nacido fue llevado a Talca,
donde se crió al cuidado de don
Juan Albano Pereira y de su esposa,
doña Bartolina de la Cruz. Cuando
cumplió once años regresó a su
ciudad natal para seguir estudios en
el colegio de los religiosos
franciscanos, pero no permaneció
mucho tiempo en Chillán, pues su
padre, a la sazón gobernador de
Chile, decidió que completara su
educación en un centro más
selecto, como era el Convictorio de
San Carlos, en Lima, donde
permaneció hasta los 17 años.