El documento es un libro titulado "Descubrimiento y Conquista: En las garras del imperio" por Alfonso Klauer. El libro analiza la historia de España y los antecedentes del descubrimiento de América, así como eventos clave durante la conquista y colonización de México y Perú. El libro también examina temas como el genocidio de los pueblos indígenas, la explotación de los recursos naturales y la imposición del sistema tributario.
6. Los conquistadores
Del nombre Quizá pues para los fenicios habían esta-
do reproduciéndose como “conejos”. Como
de los españoles fuera, los fenicios, en sus incesantes correrías
comerciales, divulgaron por todo el Medite-
rráneo el nombre que habían dado a los po-
Los españoles no son ni el primero ni el bladores de la parte sur del extremo occiden-
único grupo humano que ha terminado deno- tal de Europa: keltoi.
minándose no como él mismo se reconocía y
llamaba sino como lo reconocieron y deno- Y, aunque los bautizados como keltoi
minaron otros pueblos. –cuya autodenominación se desconoce– sólo
eran uno de entre muchos pueblos de la pe-
Entre los primeros extranjeros que lle- nínsula, terminaron dando genéricamente ese
garon a la península ibérica debe contarse a nombre, durante mucho tiempo, a todos los
los fenicios. Éstos, peyorativamente o no, lo pobladores de Iberia.
cierto es que bautizaron a los pobladores de
la península ibérica como “keltoi”, que en Como otros, los griegos asimilaron el
hebreo significa “conejos” 1. nombre. Así, Engel nos recuerda que He-
rodoto denominaba Keltica a la Península
Pero, ¿por qué “conejos”? ¿Quizá por el Ibérica 3. De “keltoi” y “keltica” se derivó la
hecho de que el conejo es un animal muy palabra “celta”, y efectivamente como celtas
abundante en España, al extremo de que –co- se identifico durante mucho tiempo a los ha-
mo lo recuerda Engel– “es un animal típico bitantes de España.
del folklore español” 2.
Pues bien, en la lengua de los celtas,
Sin embargo, concurrentemente, también “span” significa “llave” o “entrada”. “Es ver-
podría haberse debido a otra razón: los feni- dad anota Engel que Iberia es la puerta de
cios, que se sabían un pueblo poco nume- entrada a Europa” 4. Y el historiador español
roso, debieron sorprenderse con la numerosa Américo Castro nos recuerda que los ro-
población ibérica con la que se encontraron, manos llamaban “Hispania” a la Península
principalmente en el sur de la península, en Ibérica 5.
torno a Cádiz, donde se asentaron mayori-
tariamente. Al fin y al cabo, la España de en- Es decir, el “span” de los celtas, quedó
tonces debió ser una de las naciones más nu- convertido en “Hispania”, e “Hispania” fi-
merosas de Europa. nalmente en “España”. Así las cosas, los in-
DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA: En las garras del imperio • Alfonso Klauer 5
7. vasores celtas terminaron dando el nombre a nos llevan hasta un millón de años atrás. Por
los españoles. de pronto –porque nuevos descubrimientos
podrán proporcionar mayor información y
Castro, sin embargo, sorprende cuando nuevas sorpresas–, las evidencias más anti-
recoge de Antonio Tovar la afirmación de guas de población humana en Europa datan
que “no [se] conoce [aparte del español] otro de nada menos que 900 000 años.
caso de aceptación por un pueblo de una de-
nominación no originada en su propio suelo” Y corresponden a los recolectores–caza-
6
. E ilustra la tesis con el caso de los fenicios dores que, migrando desde África, se insta-
que “no aceptaron ese nombre extranjero y se laron en la Sierra de Atapuerca, en Burgos,
daban otro suyo” 7. en el norte de España. Miles de generaciones
se sucedieron ocupando esa área hasta hace
¿Pero qué nombre se daban a sí mismo 100 000 años 12. Probablemente se trataba de
los fenicios? No nos lo dicen. En los textos, grupos numéricamente muy pequeños, entre
sin embargo, se sigue denominando “feni- cuyos miembros aún no existían diferencias
cios” a los fenicios. Es decir, a despecho de jerárquicas.
lo que opinan Castro y Tovar, también los fe-
nicios quedaron finalmente bautizados por o- Hacia la mitad de ese prolongadísimo pe-
tros, que en este caso –como nos lo recuerda ríodo, esto es, hace 500 000 años, los hom-
Asimov–, fueron los griegos 8, que a su vez bres estaban extensamente distribuidos por
fueron bautizados como tales (graikoi) por todas las regiones cálidas y templadas de
los romanos 9. Europa 13, y ciertamente entonces en la penín-
sula ibérica.
Otro tanto estaba ocurriendo casi simul-
táneamente en Francia. En efecto, los habi- Los restos de recolectores–cazadores ha-
tantes de la península itálica venían denomi- llados en la cueva Perneras, en Murcia, en el
nando “galli”, es decir, “gallos”, a los celtas sur este de la península ibérica, constituyen
que ocupaban Francia. “De allí vino la pa- un buen testimonio de ello.
labra Galia” 10 y de ésta se derivó galos, co-
mo hasta hoy se reconoce también a los fran- En muy precarias condiciones, ocupando
ceses. principalmente cuevas próximas a las indis-
pensables e insustituibles fuentes de agua
En realidad, hay más casos de los que e- dulce, rodeados de vegetación silvestre y ani-
rróneamente suponen Castro y Tovar. El his- males salvajes, los grupos humanos de en-
toriador español Claudio Sánchez Albornoz, tonces fueron creciendo muy lentamente, pe-
por ejemplo, nos recuerda que el nombre a ro de manera sostenida.
los “vascos” “parece haberles sido impuesto
por los celtas y significa los orgullosos...” 11. Así, para períodos más recientes del pa-
leolítico ibérico, han sido encontrados restos
“en regiones tan diversas como Cataluña, Va-
lencia, Alicante, Murcia, Andalucía, Castilla,
900 mil años de historia Cantabria y Portugal” 14.
Así, puede razonablemente presumirse
La del Viejo Mundo es, a todas luces, una que por entonces la población en la penínsu-
muy vieja historia. Sus raíces más hondas la ibérica frisaba los 15 000 habitantes 15, en
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8. múltiples y dispersos grupos constituidos, razas y cascos sugiere la existencia de con-
muy probablemente, por cientos de personas flictos constantes. Sea porque sistemática-
entre las que –a partir de los indicios que se mente se presentaban en la península nuevos
ha encontrado–, ya habían distinciones je- inmigrantes llegados del norte de África y del
rárquicas 16. Además de adornos y amuletos, este del Mediterráneo, pero también por el
esas poblaciones han dejado enterramientos, hecho de que habiendo crecido bastante la
hachas y lanzas, puntas de dardos y flechas y población, los diversos grupos pugnaban en-
diversos utensilios. tre sí por las riquezas naturales: manadas sil-
vestres, fuentes de agua dulce, depósitos mi-
Del período neolítico, y básicamente en- nerales, etc.
tre 100 000 y 15 000 años, los vestigios son
tanto o más numerosos. Se les ha encontrado El mundo ibérico primitivo termina con
en Asturias, Galicia, Portugal, Guadalajara, la introducción y uso del hierro. Y corres-
Lérida, Albacete, Almería, Alicante, Murcia, pondió a los griegos y romanos dar las pri-
Málaga y Granada. Para entonces, la vida ya meras informaciones de lo que aconteció en
no se hacía principalmente en cuevas, aunque los siglos siguientes.
muchas de ellas eran todavía ocupadas.
De allí que se haya encontrado diversas
construcciones megalíticas en forma de dól- La iberia fenicia, griega y romana
menes, menhires y cromlechs. Y otro extra-
ordinario cambio estuvo constituido por el
desarrollo de la cerámica (vasos, tinajas, lám- “Aparte otros que se presumen con cierta
paras). Por lo demás, se ha encontrado ha- verosimilitud (asiriocaldeos, egipcios, libios,
chas talladas, martillos, molinos, morteros, etc.), los más antiguos colonizadores de Es-
brazaletes, peines, alfileres, tejidos, objetos paña de que hay noticia segura son los feni-
de oro y ámbar, chozas sobre pilares de ma- cios (...), especialmente dedicados a la nave-
dera, etc., pero también pequeñas piraguas o gación y al comercio” 19.
canoas 17.
Navegando por las proximidades de las
A las postrimerías del neolítico ibérico, costas del norte de África, dominaron casi
de hace 20 000 años, corresponde la sorpren- íntegramente el comercio desde su originaria
dente construcción megalítica de la cueva de Asia Menor, en el este del Mediterráneo, has-
Viera (Málaga), así como las extraordinarias ta el borde del Atlántico, en el oeste. Cru-
pinturas rupestres de la cueva de Altamira zando el estrecho de Gibraltar, en el siglo XI
(Santander), y las de la cueva de la Araña aC 20, se asentaron en la península ibérica,
(Valencia). Ellas retratan un mundo en el que fundamentalmente en el suroeste de Anda-
el hombre alterna cotidianamente con caba- lucía, en Gades (hoy Cádiz), dando singular
llos, toros, ciervos, que lo proveían de carne movimiento a un puerto que siglos más tarde
y abrigo, pero también con abejas que lo a- adquiriría gran notoriedad: Palos.
provisionaban de miel 18.
Se cree que poco después, en el siglo IX
En el período siguiente, la edad de los aC, fundaron Cartago 21 (Túnez de hoy), la
metales, se trabaja el cobre y luego el bronce. más grande colonia fenicia en el norte de Á-
La extraordinaria profusión de hachas, cu- frica, realizando entre ambos puertos un in-
chillos, puñales, espadas, flechas, lanzas, co- tenso tráfico comercial. Introdujeron en la
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9. península su idioma y escritura, así como la Durante siglos fueron importantes las
moneda. Y explotaron en ella yacimientos de colonias griegas de Afrodisia, Emporia,
cobre, plata, plomo y hierro. En Cádiz, “al Tarragona y Sagunto, en el área de Cataluña;
decir de autores antiguos, [los fenicios] cons- Hemoroscopio, en las proximidades de Va-
truyeron (...) un templo suntuoso (...) con lencia; y Mainaca, que más tarde daría nom-
columnas de oro y plata o revestidas de estos bre a Málaga, en el sur.
metales...” 22
Los que serían denominados íberos, apa-
La incursión de los fenicios dio origen a rentemente procedieron de Mesopotamia o
“guerras muy duras” con las poblaciones del norte de África, pareciendo posible afir-
nativas de la península 23. Para contrarrestar mar que hacia el siglo VI aC habitaban ya
los alzamientos independentistas de los na- una parte de la península. Y probablemente
tivos, los fenicios buscaron constantemente el hacia el siglo V aC, ingresando por los
auxilio de sus connacionales cartagineses. Pirineos y desde el centro de Europa, lle-
garon los celtas. “Hallaron (...) gran resisten-
Rivales de los fenicios en el comercio en cia por parte de las tribus que desde fecha
el Mediterráneo, los griegos llegaron a la pe- remota vivían en España” 26. “A pueblos mix-
nínsula, probablemente, hacia el año 630 aC tos que así resultaron dieron los autores an-
“La colonización griega se estableció, com- tiguos el nombre de celtíberos” 27.
pitiendo con la fenicia y no sin choques san-
grientos” 24. Piteas, un viajero griego del si- De los pueblos de la península, se sabe
glo V aC, dio por mar vuelta a la península 25. que “los lusitanos sacrificaban en sus altares
Los griegos habrían sido los primeros en a- animales y hombres (prisioneros de guerra),
cuñar monedas en territorio ibérico. Di- cuyas entrañas examinaban para sacar augu-
fundieron la agricultura, propagando el culti- rios...” 28. En distintos pueblos de la España
vo de la vid y el olivo. de esta época han sido encontradas armas
defensivas (escudos, corazas de lino y malla,
cascos de cuero) y armas ofensivas (lanzas y
Gráfico Nº 1 puñales).
Colonias fenicias, griegas y cartaginesas
en la península Ibérica Según Astrabón, un griego del siglo I aC,
los peninsulares ibéricos, por su arrojo y ex-
Colonia fenicia Francia celentes condiciones militares, eran los “mer-
Colonias griegas
Colonias cartaginesas cenarios preferidos en aquellos tiempos (...)
Afrodisia
R. Ebro
Emporia
en guerras en Sicilia, África, Grecia y, más
Tarragona tarde, Italia” 29.
Sagunto
Celtíberos
A partir del 236 aC, los fenicio–cartagi-
neses, o simplemente cartagineses –también
Hemeroscopio Ibiza
denominados púnicos– iniciaron una nueva
Murcia Mar
pero esta vez masiva incursión en la peníncu-
Mediterráneo la ibérica, dominándola prácticamente hasta
Cartagena
Gades / Agadir el río Ebro, donde presumiblemente, entre
(Cádiz) Mainaca / Málaga otros, encontraron la fuerte resistencia de los
África griego–catalanes. Sus objetivos más impor-
tantes fueron: ampliar su mercado, reclutar
DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA: En las garras del imperio • Alfonso Klauer 8
10. hombres para su ejército y obtener riquezas, íberos y celtas. “Las tribus del este y el sur
“dinero para su hacienda” 30. –dice Rafael Altamira– se sometieron con
bastante facilidad; pero las del centro, norte y
Explotaron activamente las minas de pla- oeste opusieron, por el contrario, gran resis-
ta de Murcia y Andalucía, fomentando la tencia, que duró mucho tiempo. Hasta co-
construcción de carreteras –muy probable- mienzos del siglo I dC no pudieron decir los
mente para facilitar el traslado de esas ri- romanos que eran dueños militarmente de la
quezas hasta los puertos de donde las lle- Península...” 34
varían al norte de África–. La capital fenicio-
cartaginesa en la península fue establecida Basta mirar el Gráfico Nº 1 para darse
en Cartagena (Nueva Cartago o Cartago No- cuenta que las áreas –de “las tribus del este y
va), estableciendo otros centros importantes el sur”– que, por lo menos al principio, me-
en Murcia, Málaga e Ibiza, y reforzando su nor resistencia ofrecieron a la dominación de
ya muy antigua presencia en Cádiz (Gades o los romanos fueron precisamente las que du-
Agadir). rante siglos habían sido objeto de coloniza-
ción y dominación extranjera: fenicia y grie-
Amílcar, Asdrúbal y Aníbal –los nombres ga. En casi todos esos casos, su actividad
fenicio–cartagineses que más ha recogido la predominante era el comercio.
historiografía tradicional–, encontraron una
“furiosa resistencia por parte de los es- Por el contrario, quienes más resistencia
pañoles” 31. opusieron a los romanos, en el centro, norte y
oeste de la península –antiguos extremeños,
Hacia el 218 aC, en el contexto de las castellanos, leoneses, gallegos, asturianos,
Guerras Púnicas que se habían iniciado 50 vascos, etc.–, no sólo eran predominante-
años antes, los romanos, con la finalidad de mente agricultores y ganaderos, sino que lle-
combatir a los cartagineses, desembarcaron vaban siglos de vida absolutamente autóno-
por primera vez en España. ma e independiente.
Así, algunas de las antiguas colonias Los romanos –también dice Altamira–
griegas y fenicias –ya para entonces griego- “cuando hallaban gran resistencia [entre las
catalanas, aquéllas y fenicio–españolas, és- poblaciones de la península] aplicaban pro-
tas– ayudaron a los romanos a expulsar a los cedimientos duros y crueles, desterrando a
fenicio–cartagineses, “mientras que las tri- puntos lejanos grupos enteros de población,
bus españolas se dividían” 32, peleando unas a destruyendo ciudades, exterminando a los
favor de los romanos y otras en favor de los habitantes, mutilando a los jóvenes aptos pa-
fenicio–cartagineses. ra la guerra o vendiéndolos como esclavos 35.
Así, en el 216 aC, Aníbal contó con el a- En la antigüedad, desterrar a los vencidos
poyo de los celtíberos cuando regresó a la pe- era una práctica habitual entre los conquista-
nínsula dando inicio a su espectacular viaje dores. No la habían inventado los romanos.
con elefantes hacia los Alpes y Roma 33. Siglos antes que éstos, los griegos y los per-
sas ya lo hacían, conforme da cuenta de ello
Diez años más tarde, en el 206 aC, los el propio Herodoto 36.
cartagineses fueron total y definitivamente
expulsados de España por los romanos. És-
tos, victoriosos, empezaron a conquistar a los
DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA: En las garras del imperio • Alfonso Klauer 9
11. Primera disquisición: En adelante –en este texto– habremos de
Los desterrados reconocer a este grupo como cartago–espa-
ñoles, aun cuando su residencia en la penín-
sula no se había prolongado sino dos genera-
¿Cuáles fueron las poblaciones más afec- ciones .
tadas con esos destierros masivos que lle-
varon a cabo los conquistadores romanos? Sin duda, pero un siglo más tarde, tam-
¿Y adónde fueron trasladadas esas poblacio- bién fueron objeto de destierro los también
nes que se resistieron a la conquista? derrotados cartagineses africanos, tanto de la
saqueada y destruida Cartago, como de otros
No hemos encontrado respuesta a esas in- territorios del norte de África, y a los que en
terrogantes que, por lo demás, no son pre- adelante reconoceremos como cartago–afri-
guntas superfluas. Y es que –como veremos canos.
más adelante–, todo parece indicar que, ha-
biendo indicios suficientes para respuestas Más a la llegada de los conquistadores ro-
altamente verosímiles a las mismas, ellas po- manos –como se ha dicho–, la península ibé-
drían dar pie a vuelcos sustanciales a las ver- rica estaba ocupada también por fenicios,
siones más difundidas de uno de los más im- principalmente en el sur, en torno a Cádiz, a
portantes episodios de la historia de Occi- los que aquí empezaremos a denominar co-
dente. mo fenicio–españoles.
Por de pronto, tenemos derecho a admitir Pero además la península estaba ocupada
que, así como hoy, también ayer debieron por los descendientes de las viejas colonias
reaccionar de manera distinta frente al griegas de Tarragona, Emporia y Afrodisia 37,
destierro los hombres y mujeres que migra- en la costa este, en el área de Cataluña, con
ban voluntariamente, de aquellos que lo te- hasta 500 años de residencia en la zona, y a
nían que hacer obligados por la fuerza. los que venimos denominando griego–cata-
lanes, porque por su antiguo asentamiento,
Éstos, sin duda, no perdieron nunca de muy probablemente, hablaban más el idioma
vista su propósito de, tarde o temprano, re- del pueblo en el que se habían ubicado que el
gresar a su tierra, el territorio de donde com- idioma de sus antecesores.
pulsivamente habían sido expulsados. Pues
bien –como habremos de ver después–, hay ¿Cómo se comportaron frente a los ro-
indicios suficientes para considerar que efec- manos los fenicio–españoles y los griego–
tivamente algunas de las poblaciones deste- catalanes? Al inicio de la invasión romana
rradas de España por los romanos lograron –ha dicho Altamira–, apoyaron a los nuevos
regresar a la península ibérica, aunque varios invasores comportándose como aliados.
siglos después.
¿Pero acaso siguió siendo esa su conduc-
Por otro lado, de la información que pro- ta, cuando constataron que la invasión roma-
porciona Altamira, bien puede concluirse que na no era una guerra episódica contra los car-
los primeros grupos que desterraron los ro- tagineses, sino una conquista en la que tam-
manos fueron sin duda esos derrotados car- bién ellos perdían sus propias posesiones y
tagineses que en el siglo III aC habían sido privilegios?
encontrados residiendo básicamente en el sur
del territorio español, en Murcia y Andalucía. Podemos pues presumir que algunos gru-
DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA: En las garras del imperio • Alfonso Klauer 10
12. pos de fenicio–españoles y de griego–cata- genas y su afán de acercarse social y políti-
lanes también fueron desterrados al ofrecer camente a los nuevos dominadores, cuyo po-
resistencia a la arremetida romana. Y –como der y cultura les asombraban.” 38 En todo
además veremos– también hay indicios de su caso, Julio César refiere extensamente en sus
retorno a la península al cabo de varios si- crónicas esas ya conocidas y eficaces prácti-
glos. cas de dominación 39.
Mas, ¿adónde fueron desterradas esas po-
blaciones? Tampoco hay respuesta. Debe sin
embargo descartarse la posibilidad de que Segunda disquisición:
fueran expulsadas fuera del territorio que Los “bien acogidos”
hasta ese entonces había alcanzado el Im-
perio Romano.
Muchos historiadores occidentales, aní-
Al fin y al cabo, la élite y los generales mica e ideológicamente ganados por la “gran-
romanos requerían de los brazos de esas po- deza del imperio romano”, han incurrido en
blaciones para colonizar algunas de las vastas graves errores e inconsecuencias, así como
tierras subocupadas y agrícolamente sub- en inaceptables generalizaciones. ¿Podemos,
explotadas del inmenso imperio que día a día por ejemplo, imaginar a un sólo pueblo en la
ampliaba sus fronteras. Francia y el resto de Tierra capaz realmente de acoger de buen
la Europa Central, por el contrario, no sólo grado a quienes los dominan por la fuerza?
eran territorios densamente poblados, sino No, ese tipo de pueblo no existe ni ha existi-
suficientemente próximos a España como do sobre la faz del planeta.
para que siempre hubiera el riesgo de que las
poblaciones transplantadas pudieran fugarse La grave generalización –“eran bien aco-
de regreso. gidos”– ha sido a su vez el resultado de otros
dos errores. En primer lugar, por el hecho de
Así, resulta sensato presumir que las po- no haberse hecho distingo entre “bien acogi-
blaciones desterradas fueron sucesiva y sis- dos” y “táctica o cínicamente bien acogidos”,
temáticamente desplazadas cada vez más ha- que no es lo mismo.
cia el este de Europa. Por último, es también
conocido que los imperios utilizaban a las En efecto, muchísimos pueblos, tanto du-
poblaciones desterradas como carne de ca- rante la conquista romana como durante o-
ñón y como tapón contra la incursión de fuer- tras, “táctica y cínicamente acogían bien” a
zas extranjeras en las fronteras mismas del los conquistadores con el afán de engañarlos.
imperio. Sea para impedir la pérdida de recursos hu-
manos y materiales; para ganar tiempo; o con
Cuando los conquistadores romanos “e- la esperanza de que el conquistador sólo de-
ran bien acogidos –nos sigue diciendo el his- jara un destacamento de conquista pequeño o
toriador español Altamira– celebraban trata- no dejara ninguno.
dos de alianza, reconociendo la independen-
cia de las tribus amigas y respetando sus de- Sin embargo, los conquistadores, a partir
rechos con mayor o menor amplitud, según el de “desiluciones” anteriores, recelaron siem-
grado de amistad y la confianza que les me- pre de los pueblos que los “acogían bien”. E-
recieran, o concediéndoles honores y distin- llos sí sabían que, generalmente, la “buena
ciones que halagaban la vanidad de los indí- acogida” no pasaba de ser un intento de en-
DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA: En las garras del imperio • Alfonso Klauer 11
13. gaño. ¿Cómo sino entender que los romanos tivos del “pueblo” no eran necesariamente
exigían rehenes incluso a los pueblos que en- iguales a los de sus “dirigentes”. En muchos
viaban embajadores de paz que ofrecían su- casos se trataba incluso de intereses y obje-
misión, colaboración y obediencia? Son in- tivos opuestos e irreconciliables.
numerables los pasajes en que César confir-
ma tal dato. Así, resulta increíble que aun cuando las
sociedades estaban jerarquizadas desde hacía
Por otro lado, tiene que haber habido miles de años, los historiadores no hayan te-
pueblos que, con información absolutamente nido en cuenta esas diferencias. Y precisa-
suficiente respecto de los antecedentes del mente con cargo a ellas es que se explica que
nuevo conquistador –sus conquistas previas, muchos “pueblos” fueron grotescamente trai-
la magnitud y tecnología de sus fuerzas, cionados por “dirigentes” ávidos de, a cual-
etc.–, decidieron tácticamente “acoger bien” quier precio, preservar sus privilegios.
al conquistador dado que resultaba absoluta-
mente imposible derrotarlo. Oportunas y es- “Cántabros, Vacceos, Astures y Galaicos
clarecedoras resultan aquí las palabras de un (...) –nos dice esta vez el historiador español
jefe “bárbaro” a Julio César 40: Sánchez Albornoz– hubieron de enfrentar a
los romanos...”.
no somos tan necios como para presumir
que con nuestras fuerzas podemos con- “Fueron duras, largas, sangrientas y he-
trastar las de Roma . roicas las guerras de Roma contra celtas y
celtíberos” 41. “...prefirieron la muerte a la
En efecto, hasta el más insignificante es- esclavitud, a tal punto, que las madres mata-
tratega era capaz de estimar la correlación de ban a sus hijos y los hijos a sus padres para
fuerzas, y deducir si podía o no enfrentar con librarles del cuativerio” 42. Casi seis siglos de
éxito al enemigo, y, en el peor de los casos, barbarie conocieron los pueblos de España
terminar admitiendo sensatamente lo mismo “sometidos por los romanos” 43. “...el Imperio
que Ambiórige, el jefe “bárbaro” al que he- edificó sus ciudades sobre los [campamen-
mos hecho referencia. tos] de sus oponentes...” 44.
Pero tampoco puede desconocerse que, ¿Fueron también los habitantes del centro
aunque de mal grado, muchos pueblos “aco- de la península –antiguos extremeños, caste-
gieron bien” a los conquistadores, cansados y llanos y leoneses– y del extremo norte de ella
exhaustos a consecuencia de las guerras con –antiguos gallegos, asturianos, vascos y, en
sus vecinos. También César da cuenta de e- general, cantábricos–, objeto de destierro?
llo. Y, como lo habían hecho antes y lo harían Presumimos que sí.
también después otros conquistadores, logró
sacar inmejorable partido a esas coyunturas. El imperialismo romano –como lo identi-
fica el historiador franco–peruano Frederic
El segundo error –no menos grave que el Engel 45– extrajo grandes cantidades de oro a
primero–, ha sido el de no hacer distingos en- España. Y la convirtió además, y por espacio
tre los “pueblos” y sus “dirigentes”, que tam- de 560 años, “junto con Egipto y Libia, en
poco son una ni la misma cosa. En muchas uno de los graneros del mundo romano” 46.
sociedades, las diferencias jerárquicas y so-
ciales eran lo suficientemente marcadas co- Desde el principio los pueblos de España
mo para reconocer que los intereses y obje- advirtieron la agresión y el daño que la con-
DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA: En las garras del imperio • Alfonso Klauer 12
14. quista romana habría de significarles, de cara dicotómicamente dividieron a los pueblos en
a la frustración de sus propios intereses y ob- dos grupos: de un lado, ellos, los “helenos”,
jetivos. y del otro, “todos los demás”. En otros tér-
minos, para ellos sólo había helenos y bar-
Con harta razón, entonces, los historiado- baroi. Y “barbaroi”, por cierto, eran todos
res –tanto en los textos de los eruditos, como aquellos que no hablaban el idioma de los ha-
en las versiones de divulgación– recuerdan la bitantes de la Hélade.
“heroica defensa de Numancia, y las dificul-
tades que tuvieron las legiones [romanas] pa- “Barbaroi” –que en castellano pasó a ser
ra reducir el baluarte cantábrico” 47, en el “bárbaros”–, eran pues los “extraños” a los
norte de la península. helenos, los “extranjeros”. Así, en el tiempo
en que en todo el Mediterráneo predominaba
Los conquistadores romanos, como no la cultura y el imperio faraónico, y la Hélade
podía ser de otro modo, fueron odiados por era aún un territorio primitivo y casi desco-
los españoles 48. Cada romano era identifica- nocido, para los helenos también eran “bár-
do como un “feroz cobrador de impuestos” 49. baros” los muy prestigiados y hegemónicos
egipcios. “Bárbaro”, pues, en sus orígenes,
Durante los últimos siglos de dominación era un gentilicio genérico, un sustantivo, no
romana la religión cristiana empezó a ser un adjetivo calificativo.
predicada en España. En el siglo II dC, había
en la península numerosas comunidades cris- Pero cuando al cabo de muchísimos si-
tianas 50. glos los griegos alcanzaron un gran desarro-
llo, y se convirtieron en el centro expansivo y
El cristianismo “no suprimió la esclavi- modelo de la civilización occidental, los
tud, antes al contrario, se amoldó a ella, y así, “bárbaros” ya no sólo eran considerados ex-
poseyeron siervos los sacerdotes (...), la Igle- tranjeros, sino, por comparación, también
sia misma se convirtió en dueña de tierras, “incivilizados”.
ganados y casas (...) y proclamó la teoría de
que los reyes debían ser tutores y no amos de Así, poco a poco el término fue ad-
pueblo 51. quiriendo cada vez más connotaciones pe-
yorativas, hasta, finalmente, denotar sólo ca-
Tras el colapso del Imperio Romano, los lificaciones despectivas. Los romanos di-
pueblos de la península ibérica vieron llegar fundieron y generalizaron aún más el uso del
desde remotas tierras del este europeo a los término, consolidando y agravando su ad-
“bárbaros”: avaros, alanos, suevos y vánda- quirida connotación peyorativa.
los, en el año 409, y a los visigodos a partir
del 414. Estos últimos, en particular, habrían Hoy, llevándose al extremo las connota-
de jugar un papel destacadísimo en la forma- ciones peyorativas del término, entre el co-
ción de la España de los siglos siguientes. mún de los pueblos –siguiendo por ejemplo
al historiador sueco Carl Grimberg–, ya no se
habla sino de “hordas bárbaras” 53.
Tercera disquisición:
¿Quiénes eran y de dónde llegaron hasta
Los pueblos “bárbaros” España los vándalos, alanos, avaros, suevos
y visigodos? Muy extrañamente, la historio-
Como nos lo recuerda Asimov 52, los hoy grafía tradicional es poco precisa a estos res-
denominados griegos, desde muy antiguo, pectos, aun cuando la historia de ésos y otros
DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA: En las garras del imperio • Alfonso Klauer 13
15. Gráfico Nº 2
Los pueblos “bárbaros” y el Imperio Romano
Vístula Dnieper D
2 A E
1
3 6 5
4 B Mar Negro
Rin
5 C
Danubio
Mar Mediterráneo
1 Sajones 4 Lombardos A Suevos D Avaros Roma Adrianópolis
2 Anglos 5 Ostrogodos B Vándalos E Alanos
3 Francos 6 Germanos C Visigodos Constantinopla Cartago
“bárbaros” forma parte, ni más ni menos, que visigodos donde estuvieron los avaros y a és-
de uno de los capítulos estelares de la histo- tos donde estuvieron los ostrogodos.
ria de Occidente: la caída del Imperio Ro-
mano. ¿Por qué, tras larguísimos recorridos, los
avaros, alanos, vándalos, suevos y visigodos,
Por de pronto, con gran liberalidad, en pudiéndose quedar en cientos de distintos es-
muchos textos se confunde e indistintamente pacios de Europa, por igual la atravesaron ín-
se emplea, cual sinónimos, los nombres “vi- tegramente para, cruzando los Pirineos, esta-
sigodo”, “ostrogodo”, “vándalo”, “avaro” y blecerse finalmente en España? ¿Llegaron a
“alano”, y, en general, “godo” –debiendo re- España por accidente? ¿O sería ése su desti-
cordarse que, durante mucho tiempo, se de- no, preestablecido antes de partir? ¿Y por
nominó “godo” al “rico y poderoso” 54. qué habrían podido definir a España como su
destino final?
La confusión historiográfica es tal que, a-
sí como se trasponen los nombres, se traspo- Téngase presente que para responder a
nen los territorios en los que se les ubica. Así, estas interrogantes habremos de recurrir a la
por ejemplo, algunos autores ubican a los información que hemos proporcionado en
DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA: En las garras del imperio • Alfonso Klauer 14
16. nuestra primera disquisición: entre otros, los entonces estos avaros / alanos que desde
romanos habrían desterrado a remotos para- Escitia llegaron a España los descendientes
jes del imperio a los fenicio–españoles, a los de los fenicios que los romanos derrotaron,
cartagineses, a los griego–catalanes, y a gru- conquistaron, esclavizaron y desterraron pre-
pos de diversos pueblos cantábricos –galle- cisamente de España?
gos, astures, vascos– del norte de la penínsu-
la ibérica. Podría objetarse que no, argumentándose
que los avaros de Escitia eran un pueblo libre
Pues bien, para las postrimerías del Im- y vecino y, en consecuencia, ajeno al impe-
perio Romano, Barraclough 55 ubica a los a- rio? Pero serán los propios protagonistas quie-
varos (“D” en el gráfico de la página ante- nes nos aclaren las cosas. “En toda familia
rior) físicamente cerca de los alanos (“E”), acomodada –escribió Sinesio, romano de la
unos y otros a orillas del Mar Negro, colin- época– hay un esclavo escita...” 57. Los ava-
dantes con las dos más remotas y aisladas co- ros de Escita, pues, no eran extraños al impe-
lonias del imperio. rio, sino parte de los pueblos conquistados y
esclavizados por el imperio.
Agréguese a la proximidad física entre e-
llos el hecho de que la similitud fonética de Pues bien, a la mayor parte de los avaros
ambos nombres –alanos / avaros– es indis- o alanos, tras su larguísima caminata, no les
cutible. Todo ello da pie para pensar que e- interesó tanto llegar a España, sino a un rin-
fectivamente ambos nombres correspondían cón muy especial de ella.
a un mismo pueblo que, por añadidura era tam-
bién genéricamente denominado “godo”. Así, una vez en la península, la atravesa-
ron íntegra y terminaron refugiándose en el
¿Qué significa avaro? Pues no otra cosa extremo sur, en general, en las proximidades
que tacaño y usurero, características que, por de Gibraltar, el territorio que los romanos
lo general, también han estado asociados con denominaron Bética o Baética 58; y, en parti-
el “rico y poderoso”, es decir, con el “godo”. cular, en torno a Cádiz.
Por lo demás, es milenaria la asociación que
se ha hecho entre “avaro” y “fenicio”. ¿Se Es decir, exactamente al territorio desde
tratará de una simple coincidencia? donde precisamente habían sido desterrados
los fenicio–españoles. ¿Debemos admitir que
¿Y en qué fecha ubica la historiografía a ésta es sólo una nueva, aunque ya exagerada
estos avaros / alanos asentados en Escitia –al coincidencia, pero que contribuiría a dar ma-
noreste del Mar Negro y en las riberas del yor verosimilitud a nuestra hipótesis?
Dniéper–, es decir, en los límites del extremo
nororiental del imperio, y a tiro de piedra de ¿No es verosímil –como proponemos–,
los persas 56? Pues en el siglo II aC ¿En qué que estos avaros o alanos del Mar Negro
fecha los romanos invadieron España en su fueron descendientes de los fenicio–españo-
lucha contra Cartago, y empezaron a deste- les que habían sido esclavizados y desterra-
rrar a los fenicios –o fenicio–españoles como dos de Cádiz por los conquistadores roma-
los hemos denominado antes– radicados en nos? ¿No habría sido ésa una razón absoluta-
la península? Pues también en el siglo II aC. mente suficiente para que, llegado el momen-
to, quisieran precisamente regresar a España
¿Tenemos que admitir que se trata tam- y dentro de ella a Cádiz, en vez de asentarse
bién de una simple coincidencia? ¿No serían en cualquier otro lugar de Europa?
DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA: En las garras del imperio • Alfonso Klauer 15
17. ¿Por qué a estos avaros o alanos, genéri- La historiografía española afirma que,
camente se les denominó también “godos”? veinte años después del arribo de los avaros
¿Eran acaso también ricos y poderosos? Sin o alanos a España, fueron expulsados de ella
duda, así como había esclavos pobres entre por los visigodos en el año 429. Vale la pena
ellos, había también hombres que habían al- tratar de entender esa violenta conducta de
canzado a ser libres, primero, y ricos y pode- los visigodos o, si se prefiere, tamaña animo-
rosos, después. sidad. Pero lo veremos algo más adelante.
Muchos de estos avaros o alanos –por ¿Cómo y de dónde partieron a su vez los
cuyas venas corría casi impoluta la sangre fe- vándalos, “los más anti–romanos” de los “bár-
nicia–, en el transcurso de los siglos de exilio baros” –como los califica Barraclough 60–?
habían conseguido hacerse ricos controlando
el comercio entre los pueblos persas y los del A la caída del Imperio Romano los ván-
extremo oriental del imperio, tanto en el Mar dalos aparecen ubicados en torno al Danubio
Negro como remontando el Danubio. central, casi en el centro mismo de Europa
–(“B”) en el Gráfico Nº 2–.
Coincidentemente, Sinesio habla de la e-
xistencia de escitas “corruptores de la [burocra- Realizaron la más larga y prolongada de
cia]” 59. ¿Quiénes sino los ricos y poderosos las marchas. Atravesaron íntegramente Fran-
podían corromper a la burocracia romana? cia y España, cruzaron Gibraltar, transitaron
Marruecos y Argelia y se instalaron final-
Los romanos que tomaron la decisión de mente en Cartago.
originalmente recluirlos tan lejos nunca su-
pieron que, además, esas colonias serían las ¿Cómo entender que un pueblo supuesta-
primeras en enterarse, siglos después, de la mente mediterráneo, distante cientos de kiló-
presencia de los hunos que, en oleadas inter- metros del mar, abandone las fértiles riberas
minables, llegaban desde el centro del Asia, del Danubio, desprecie las no menos fértiles
desde miles de kilómetros de distancia. tierras de Italia, Francia y España y termine
instalándose en un territorio agrícolamente
Puede presumirse que las familias ricas pobre, a orillas del mar, al cabo de un pro-
de escitas –avaros o alanos–, para no ver ree- longado y penoso viaje de 6 mil kilómetros?
ditado en ellos el drama de sus antepasados, ¿Y cómo entender ese sorpresivo calificativo
salieron en estampida de las tierras que ocu- de “el más anti–romano” de los pueblos “bár-
paban, tan rápido como divisaron las prime- baros”?
ras y multitudinarias avanzadas de hunos.
En respuesta, y en función al destino al
Habiendo partido casi simultáneamente que arribaron, resulta inevitable que nos ven-
con los visigodos (“C” en el Gráfico Nº 2), ga a la mente la imagen de los 120 años que
aunque desde muchísimo más lejos, llegaron había costado a los romanos –siglos atrás–
a España cinco años antes que éstos, pero derrotar a los cartagineses, triunfo que se-
casi simultáneamente con el primer contin- llaron destruyendo completamente la gran ciu-
gente de vándalos (“B” en el gráfico). No dad de Cartago.
obstante, la conducta de la gran y final olea-
da de vándalos marcaría la real diferencia ¿No resulta verosímil que los romanos
con los avaros o alanos que sólo buscaron hubiesen obligado a los sobrevivientes de
salvar el pellejo. Cartago a desplazarse hasta el Danubio, en la
DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA: En las garras del imperio • Alfonso Klauer 16
18. creencia –ciertamente errónea–, de que así Así, los historiadores han presentado
borraban del mapa y de la historia al pueblo transformados, casi de la noche a la mañana,
cartaginés? ¿Y que más tarde los descen- a expertos agricultores y ganaderos en exper-
dientes de quienes fueron desterrados a la tos navegantes. Aunque insólita y extraordi-
margen derecha del Danubio decidieran es- naria, esa tremenda metamorfosis no ha a-
capar del yugo imperial cruzando –todos o sombrado ni llamado a sospecha a los histo-
muchos de ellos– a la otra orilla del cauda- riadores.
loso río, donde los ubica Barraclough?
Así, sin inmutarse, Grimberg nos presen-
En todo caso, muchos no la cruzaron y si- ta para el año 455 dC –a sólo veinte años de
guieron formando parte de los pueblos sojuz- haber llegado a Cartago– “una flota vándala”
gados por el imperio. La mejor evidencia es surcando la desembocadura del Tíber en ca-
que algunos de ellos, habiendo alcanzado la mino al saqueo de Roma 62.
libertad –quizá en mérito a hazañas milita-
res–, tuvieron descendientes que fueron “ro- La ciudad “sufrió un saqueo aún más ho-
manizándose” cada vez más y escalando en rroroso que el que soportara con los visigo-
la jerarquía social del imperio. dos 45 años antes. Durante dos semanas se
desmandaron las insaciables hordas por la
Quizá el más encumbrado de todos ellos ciudad y se llevaron todo cuanto tenía algún
llegó a ser Estilicón, uno de los más célebres valor”. Y concluye Grimberg: “la nueva Car-
generales de las postrimerías del imperio, tago vengaba a la antigua” 63.
que siendo precisamente de origen vándalo,
llegó a casarse nada menos que con una so- Pero no. En realidad –sostenemos–, fue-
brina del emperador romano Teodosio 61. ron los herederos de la vieja Cartago los que
la vengaron, con procedimientos que –dicho
Ninguno de sus avatares, ni los siglos de sea de paso– no fueron más bárbaros que los
distancia, pudieron borrar de la mente de los que habían empleado los “cultos” romanos
vándalos –que aquí suponemos herederos de cuando arrasaron Cartago.
los fenicio–cartagineses– la historia de sus
antepasados, es decir su propia historia, que ¿No es verosímil que efectivamente en
había pasado de boca en boca, generación mérito a su inolvidable afán de revancha, los
tras generación. herederos de los cartagineses desterrados se
ensañaran tanto contra Roma, dando con su
Así, la memoria de Aníbal les resultaba nombre origen a la palabra “vandalismo”?
imperecedera; el recuerdo de sus glorias ma-
rítimas los jalaba hacia el océano en el que De otro lado, ¿no es digna de sospecha la
habían protagonizado sus hazañas. A su tur- coincidencia de que los vándalos –que pre-
no, el recuerdo de la destrucción de Cartago sumimos herederos de los fenicio–cartagine-
convertía a Roma en el más anhelado objeti- ses–, y los avaros o alanos –que a su vez pre-
vo de su venganza. sumimos herederos de los fenicio–españo-
les–, llegaran simultáneamente a sus respec-
El hecho comprobado es que los vándalos tivos destinos?
mediterráneos del Danubio, tras su marcha
por Europa, sorprendentemente se emplaza- Bien puede suponerse que su común ex-
ron en la no mediterránea sino costera y tirpe fenicia hubiera sido la que motivara una
marítima Cartago. buena y fluida comunicación entre ellos, fa-
DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA: En las garras del imperio • Alfonso Klauer 17
19. cilitada por el Mar Negro y el Danubio –co- berg , y agrega que salieron de ella cargando
mo claramente puede apreciarse en el gráfico “un inmenso botín y un número incontable
ya presentado–. de prisioneros”, entre ellos a la hermana del
emperador 66. Cumplido su objetivo, pudien-
Debe por último recordarse que los feni- do quedarse en Roma, la despreciaron, reini-
cio–españoles, en Cádiz, como los fenicio- ciando el largo viaje a pie que finalmente los
cartagineses, en Málaga y Cartagena, com- llevó hasta España. ¿Por qué ellos también a
partieron en España un mismo territorio: An- España?
dalucía.
Dice la historiografía tradicional que –co-
¿No resulta sorprendente que, al retornar mo los vándalos– los visigodos abandonaron
siglos después, “su nombre (vándalos) –co- sus tierras en el 370 de nuestra era, presiona-
mo lo afirma el propio y erudito Grimberg–, dos por otros “bárbaros” que venían del este
parece hallarse en la etilomogía de la voz huyendo de las huestes de Atila 67.
“Andalucía” (Vandalucía)...” 64.
Y también se nos dice que, ocho años
¿No resulta absolutamente sugerente que más tarde, en el 378 dC, “doblaron las cam-
llegaran precisamente con el nombre del te- panas que anunciaban la muerte del imperio,
rritorio al que arribaron? ¿No habría sido [las legiones romanas habían sido] aniquila-
más lógico que llegaran con el nombre del te- das por el ataque de la caballería visigoda” 68.
rritorio de donde venían? ¿Puede todo ello
tratarse, también, sólo de simples casuali- ¿Resiste el más mínimo análisis que un
dades? Deja por el contrario de ser una sim- pueblo que huye despavorido fuera capaz de
ple casualidad si asumimos que llegaron a “aniquilar a las legiones romanas”? ¿Por qué
Andalucía (Vandalucía) los herederos de los estrategas romanos concentraron su aten-
muchos de los que habían sido precisamente ción en estos prófugos si el gran enemigo,
desterrados de Andalucía. como se nos ha dicho, eran los temibles y nu-
merosísimos hunos?
Los visigodos. por su parte, provenían,
según se ha visto –“C” en el Gráfico Nº 2–, ¿Podemos aceptar que los visigodos fue-
de la ribera norte o margen izquierda del Da- ran tan necios de enfrentar a las legiones ro-
nubio. Y, conforme lo sostiene la historio- manas cuando les pisaban los talones los te-
grafía tradicional, en una marcha de miles de midos hunos? ¿Es que no era más sensato
kilómetros, atravesaron gran parte del territo- desperdigarse por los campos y esconderse
rio de Europa para establecerse y fundar un en los bosques y lagunas inaccesibles –como
“reino” en España. lo habían hecho los pueblos de las Galias
durante la cacería de Julio César?
En el camino, expresamente, se tomaron
el no pequeño esfuerzo de desviarse 500 ki- ¿No era también más razonable cambiar
lómetros de ida y otros tantos de vuelta, para de rumbo para dar paso a que los romanos se
saquear Roma en el año 410 dC. enfrenten directamente y se eliminen con los
hunos? Y por último, como más tarde lo ha-
Su actuación en la capital del imperio rían los ostrogodos, ¿no era más sensato a-
“sacudió al mundo civilizado” –como anota liarse con los romanos para juntos enfrentar
Barraclough 65–. “Saquearon [Roma] durante con mayores posibilidades de éxito a los hu-
tres días y tres noches” dice esta vez Grim- nos, el enemigo común?
DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA: En las garras del imperio • Alfonso Klauer 18
20. Las cosas se nos complican aún más si Rumanía, como se sabe, es el único pue-
–retomando la imagen del Gráfico Nº 2–, ob- blo del este de Europa con lengua de origen
servamos la ubicación de Adrianópolis, allí latino. La historiografía tradicional atribuye
donde los visigodos, a pesar de estar supues- esa característica a la colonización romana,
tamente huyendo en estampida, destrozaron desde la conquista de esos territorios y pue-
a las legiones romanas. ¿Resiste algún análi- blos durante el imperio de Trajano, en el si-
sis imaginar que Adrianópolis –al sureste de glo II dC.
su punto de partida– estuviera en el camino
de su marcha de “huida”? ¿No es evidente Pero si la colonización romana fuera “la
más bien que llegar a Adrianópolis constituía razón” del origen latino del idioma rumano,
un evidente desvío que la historiografía tradi- tanto o más deberían tener esa característica
cional no tiene cómo explicar? los idiomas de Suiza, Bélgica, de los germa-
nos del oeste del Rin, de los austriacos, es-
Pero además, si el triunfo sobre las legio- lovenos y croatas, todos los cuales estuvieron
nes romanas fue allí, e hipotéticamente sólo –hasta físicamente–, más cerca de la influen-
como resultado de un increíble golpe de suer- cia romana que los rumanos, e, incluso, du-
te, qué sentido tendría que, huyendo de los rante un período más prolongado que éstos.
hunos, se hubieran desviado por segunda vez, Tal parece, pues, que necesitamos una razón
en esta nueva ocasión para saquear Roma? más coherente y convincente que ésa.
¿Eran tan necios de arriesgarse a que la ¿A dónde fueron a parar los derrotados,
mancha de hunos les tapone la salida hacia el conquistados y esclavizados griego–catala-
continente y los arroje irremediablemente a nes que habían desterrado los romanos du-
que se ahoguen en el Mediterráneo? Pues rante la conquista de las ricas y pobladas tie-
bien, serán otros datos y otras interrogantes rras del noreste de España (véase Gráfico Nº
las que nos saquen del atolladero. 1, pág. 8)?
Veamos. ¿Por qué pudiéndose quedar en No es difícil imaginarlos –por ejemplo, e
Italia la abandonaron? ¿Por qué pudiendo a- hipotéticamente–, siendo trasladados por o-
demás quedarse en Francia siguieron ade- leadas, durante las primeras décadas de ex-
lante? ¿Qué los llevó también hasta España? pansión imperial, a la Bulgaria de hoy, al sur
Y por último, ¿por qué, como sí hicieron los o margen derecha del Danubio. Tampoco es
vándalos, no cruzaron también Gribaltar y difícil imaginar que, duros e indóciles como
siguieron adelante? habían sido con sus conquistadores romanos,
muchos de ellos atravesaron el Danubio para
¿Será que, como hemos supuesto para los establecerse en el territorio rumano, fuera del
avaros o alanos y para los vándalos, los alcance del yugo imperial.
visigodos tenían también un objetivo preciso
y sólo uno, y que éste era precisamente llegar Allí la masiva presencia griego–catalana
a España y sólo a ella? fue contribuyendo paulatinamente a dar ca-
rácter latino al idioma del pueblo nativo.
El origen de su larga marcha nos da la Debe sin embargo tenerse en cuenta otro as-
pauta para la respuesta. Y es que el “origen” pecto importante.
de los visigodos –“C” en el Gráfico Nº 2– fue
la Dacia romana, esto es, ni más ni menos Las características de la resistencia pe-
que Rumanía actual. ninsular contra los romanos nos permiten i-
DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA: En las garras del imperio • Alfonso Klauer 19
21. maginar a cientos de los más cultos, próspe- No obstante, es verosímil que Trajano hu-
ros y experimentados griego–catalanes sien- biese considerado que la avanzada de pobla-
do expulsados de sus tierras y llevados a esos ción peninsular que de hecho estaba instala-
pobres, poco poblados y poco desarrollados da en la Dacia facilitaría enormemente la
territorios de Bulgaria, de donde huyeron conquista de ese territorio. Y que el idioma
hacia los no menos pobres y poco poblados común entre él y esa avanzada facilitaba tam-
de la vecina Rumanía. bién las cosas. Y no debería extrañarnos que,
por iniciativa del propio Trajano, la conquista
Así, su influencia de todo orden en el te- de la Dacia hubiera reportado grandes bene-
rritorio al que llegaron debió ser relativamen- ficios a más de uno de los refugiados griego-
te grande, asombrando con sus conocimien- catalanes allí asentados.
tos a los nativos rumanos. Ello, sin duda, les
concedió gran ascendiente. Y esto, a su turno, Y hay un aspecto complementario en el
facilitó la dispersión en ese territorio del que generalmente poco se repara, pero que es
idioma que traían. de enorme importancia. Después de los en-
frentamientos de resistencia en la península
Cientos y miles de descendientes de esos ibérica y luego de las represalias de los ro-
griego–catalanes habrían ido naciendo, cre- manos, no debemos estar muy lejos de la ver-
ciendo y multiplicándose en Rumanía, pero dad si estimamos que, en su gran mayoría,
conservando en la mente el orgullo y amor esa población exiliada de griego–catalanes
por su patria de origen y su profunda identi- estuvo conformada mayoritariamente por
ficación como griego–catalanes. mujeres, niños y ancianos. Esa población
trasplantada, a la que nos resistimos a imagi-
Si grupos enteros de población griego- nar autoextinguiéndose, sólo pudo pervivir
catalana habían sido expulsados de su tierra, mezclando su sangre con la de los nativos
no debió ser insignificante –respecto de la rumanos.
población nativa– el número de sus descendi-
entes asentados en Rumanía hacia el siglo II Así, en el siglo III dC, es decir, poco
dC –al cabo de cuatro siglos de estancia–, antes del inicio de la gran marcha de retorno,
cuando Trajano emprendió la conquista de e- ya se habían cumplido cinco siglos de estan-
se territorio y su incorporación al imperio. cia y mestizaje –cultural y étnico– en las ri-
beras del Danubio. Habían pues transcurrido
Rumanía –la Dacia romana– fue una de venticinco generaciones.
las últimas conquistas imperiales. ¿Por qué la
emprendió Trajano y no alguno de sus prede- Todos los descendientes de los primeros
cesores? ¿Sería acaso porque Trajano fue el exiliados, sin excepción, habían nacido allí.
primer hombre que llegó a ser emperador Todos, sin excepción, eran tataranietos de
romano habiendo nacido precisamente en hombres que, a su vez, eran tataranietos de
España y, sin duda, habiendo aprendido de quienes también habían nacido allí. Todos,
niño el idioma de los peninsulares? sin la más mínima duda, tenían en sus venas
sangre de la península ibérica y sangre del
Ello, sin embargo –y en esto de algún mo- Danubio.
do coincidimos con Américo Castro– no le
otorgaba a Trajano el carácter de “español” 69. ¿Con qué gentilicio entonces se identifi-
Trajano, como Séneca, era, simple y llana- caban? Es decir, ¿cómo se designaban a sí
mente, un romano nacido en España. mismos los descendientes de los desterrados
DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA: En las garras del imperio • Alfonso Klauer 20
22. originales? ¿Cómo llamaban éstos a su vez a esos migrantes adquirieron gran prestigio, y
los nativos propiamente dichos? ¿Cómo de- al cabo de muchas generaciones de tener hi-
nominaban los nativos a los migrantes? Y, fi- jos mestizos, terminaran por esta vía, sin pre-
nalmente, ¿cómo denominaban los nativos y tenderlo, endosando “su” nombre a los na-
los migrantes a sus descendientes mestizos? tivos que, casi sin remedio, lo asumieron co-
En un instante retomaremos la idea, porque mo propio. Así, los “invasores” –los he-
su importancia es mayúscula. rederos de los griego–catalanes–, los “inva-
didos” –los nativos de la Dacia–, y sus hijos
Entre tanto, ¿qué caractarísticas tuvo la mestizos, quedaron convertidos en “roma-
conquista romana de la orilla norte del Da- nos”.
nubio –en la Dacia–? No hemos encontrado
información pertinente, mas en el contexto En todo caso, y a este respecto, en re-
que venimos desarrollando, no sería de ex- lación con las palabras “Roma” y “romanos”,
trañar que la conquista romana de Rumanía los lingüistas tiene mucho que decir respecto
hubiera tenido, más que militares, ribetes del origen de las palabras “Románia” –como
político–administrativos. oficialmente y en su propia lengua se llama
hoy ese país– y “rumanos” –su gentilicio en
En todo caso –como anota el historiador castellano–. Sin embargo, parece evidente
español Rafael Altamira–, los visigodos vi- que la palabra “romano” habría dado origen
vieron “mucho tiempo en contacto pacífico al vocablo “rumano”.
con los romanos” 70. Habría pues dado bue-
nos resultados la estrategia de Trajano. En Pues bien, nuestra hipótesis básica de esta
razón de todo ello, la animosidad de los na- parte es, entonces, que los denominados visi-
tivos contra los romanos quizá ni siquiera godos eran los descendientes mestizos de los
existió o, en su defecto, quizá fue menor que griego–catalanes del norte de España, que
la de otros pueblos conquistados. habiendo sido desterrados por los romanos a
Bulgaria, mayoritariamente fugaron y se a-
Ahora sí, relacionando las ideas de ambos sentaron en Rumania.
párrafos, ya no resulta muy difícil entender
que el gentilicio de ambos pueblos –el mi- Y como ya se vio en el caso de los ván-
grante y el anfitrión nativo– terminara siendo dalos y Andalucía, ¿no resulta sorprendente
virtualmente el mismo. Recordemos sin em- también el hecho de que el nombre de los
bargo el contenido de un párrafo anterior: visi–godos parece derivarse de Gotland o
muchos pueblos terminan denominándose tal Gotalaunia, que pertenecen precisa y coinci-
y como otros los llaman. dentemente a la etimología de Cataluña –co-
mo una vez más refiere el historiador sueco
Pues bien, durante cuatro siglos, antes de Carl Grimberg 71–.
la conquista de la Dacia, el nombre que más
se repetía en Europa era “romanos”. Así, no Resulta pues altamente plausible la hi-
es difícil imaginar que los nativos de la Dacia pótesis de que los visigodos que llegaron a
identificaran con ese nombre a los desterra- Cataluña eran efectivamente los herederos de
dos griego–catalanes que habían llegado co- los griego–catalanes que fueron desterrados
mo inmigrantes e invasores: sin duda los de Cataluña y terminaron en Rumanía.
veían como “romanos”.
Sólo nos falta revisar pues el caso de los
Y tampoco es difícil imaginar que cuando suevos. Antes de iniciar su larga marcha ha-
DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA: En las garras del imperio • Alfonso Klauer 21
23. cia la península, Grimberg los ubica en el quierda del bajo Rin, cerca de su desembo-
norte de Europa 72, esto es, al este del Rin, en cadura en el Mar del Norte.
las proximidades de las fronteras del imperio
–“A” en el Gráfico Nº 2–. Desde allí, coexistiendo con los nativos
belgas, muchos habrían huido del poder im-
En el año 409 dC los suevos llegaron al perial refugiándose con la mayor parte de los
norte de España, es decir, a la zona cantábri- pueblos germanos al otro lado del bajo Rin.
ca. Y de los grupos desterrados de España al Así, a la caída del Imperio Romano, encon-
inicio de la conquista romana, coincidente- traron la anhelada ocasión de regresar a las
mente, sólo nos resta hablar de los gallegos, más hospitalarias tierras de sus antepasados.
astures y vascos, es decir, de los pueblos de
origen cantábrico. ¿Se tratará también de Pues bien, cada vez parece más claro que,
otra simple casualidad? por un grave error de generalización, mu-
chos historiadores siguen considerando ger-
En ausencia de mayor información, y esta manos –sin que lo fueran– a muchos de los
vez sin embargo por descarte, nuestra hipóte- pueblos que contribuyeron a la caída del Im-
sis es entonces que los suevos no habrían si- perio Romano.
do pues sino los descendientes de los galle-
gos, astures y vascos trasladados por los ro- Así, se dice que los visigodos, y en ge-
manos a las frías llanuras de la margen iz- neral todos los godos, eran germanos. Grim-
Gráfico Nº 3
Los pueblos “desterrados” y los pueblos “bárbaros”
os
s / avaros - alan
fenicio-españole
Mar Negro
vos
/ sue
s
alo
ánd talanes / visigodos
cos
v
es / ca
ines griego-
ábri
g
arta
cant
c
Mar Mediterráneo
DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA: En las garras del imperio • Alfonso Klauer 22
24. berg incluso afirma que los vándalos estaban fuera y muy lejos de la tierra de la que habían
“emparentados racial e idiomáticamente con sido expulsados sus padres.
los godos” 73, esto es, que también eran ger-
manos. Más aún, afirma que Genserico, el Ellos, nacidos a orillas del Mar Negro, en
rey vándalo de la nueva Cartago que dirigió Rumanía, en el Danubio central o en Ger-
el saqueo de Roma, era “rey germánico” 74. mania, eran españoles, como Trajano y Sé-
neca fueron romanos, aún cuando habían na-
¿Cómo puede sostenerse que había em- cido en España.
parentamiento racial e idiomático entre los
auténticos germanos (del noreste del Rin y Cada uno de los pueblos desterrados salió
norte de Europa) y pueblos tan distintos co- de España con un nombre y, al cabo de si-
mo los vándalos, los visigodos y los avaros, glos, retornó a ella con otro que, como mu-
que durante más de cinco siglos vivieron mu- chas veces ha ocurrido en la historia, lo “in-
tuamente aislados y muy alejados unos de o- ventaron” e impusieron otros pueblos, quizá
tros? aquellos que involuntariamente habían servi-
do de anfitriones.
Puede sostenerse, en cambio, que había
emparentamiento étnico–fenotípico e idio- En el interín, de boca en boca, generación
mático entre los avaros, vándalos, visigodos tras generación, de madres a hijos, todos sin
y suevos, a pesar de las enormes distancias embargo habían mantenido viva su propia
que los separaron durante el destierro, por el historia, sus propios valores, sus aspiracio-
hecho de que todos ellos habrían tenido un o- nes, sus metas y objetivos.
rigen común: la península ibérica, de donde
precisamente habrían sido desarraigados sus Que Roma y los historiadores romanos,
antepasados. en función de sus intereses, hayan centrado
su atención en sí mismos, sin registrar la his-
Así, Grimberg, proponiendo la hipotesis toria y lo que ocurría cotidianamente entre
del “emparentamiento racial e idiomático”, los “bárbaros” y lo que pasaba por la mente
inadvertidamente contribuye a dar mayor ve- de éstos, es otro problema.
rosimilitud a nuestra hipótesis de que los
pueblos “bárbaros” que llegaron a España, no Más lamentable, sin embargo, es que la
fueron sino los descendientes de aquellos que Historia moderna –como si de un asunto in-
habían sido desterrados de ella. trascendente se tratara– haya, en la práctica,
obviado que durante el Imperio Romano pue-
El Gráfico Nº 3, en la página anterior, blos enteros fueron movilizados desde sus
resulta una buena representación de nuestra territorios ancestrales y refundidos en remo-
hipótesis. tos rincones de Europa.
Si a todos los desterrados de España por Y que muchos de ellos, voluntariamente,
los conquistadores romanos –fenicios–espa- buscaron refugio fuera del alcance de los ro-
ñoles, fenicio–cartagineses, griego–catala- manos, prefiriendo el frío, e incluso el ham-
nes y cantábricos– genéricamente podemos bre, antes que el yugo imperial. Habiéndose
denominarlos españoles 75, otro tanto debe- descuidado el dato de esas migraciones, y
mos decir de sus descendientes que, al cabo “perdido” el derrotero y el destino forzado de
de siglos, retornaron a la península: también cada uno de esos pueblos, todos, de improvi-
eran españoles, aún cuando habían nacido so –tanto los historiadores romanos como los
DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA: En las garras del imperio • Alfonso Klauer 23
25. modernos–, se encontraron con “bárbaros” suizos, germanos, etc., pero también cartagi-
por aquí y por allá. neses, egipcios, libios, jordanos, palestinos,
etc.
En ese contexto, virtualmente nadie ha
tratado de indagar si había alguna racionali- Por eso, cuando el momento resultó pro-
dad en el destino por el que optó cada uno de picio, hicieron todo lo necesario para regre-
los pueblos “bárbaros”. sar a “su patria”. Los que emprendieron el
viaje lo lograron. Sin duda, hubo los que, al
Implícitamente se ha dado por sentado cabo de tantas generaciones, decidieron que-
que fue simplemente azaroso y arbitrario el darse en el suelo del destierro al que ya con-
hecho de que anglos y sajones terminaran en sideraban como propio.
las islas británicas; ostrogodos y lombardos,
en Italia; avaros o alanos, en el sur de Es- Ciertamente habrían emprendido el viaje
paña; vándalos, en Cartago; francos, en Fran- de retorno aquéllos en quienes la tradición
cia; suevos, en la Cantabria 76, y; visigodos, había inculcado y mantenido la mayor ani-
fundamentalmente en el norte y centro de mosidad contra el imperio que violentamente
España. los había transplantado.
Pues bien, todos ellos se “sumergieron” Mal podríamos prescindir de considerar
–utilizando la expresión y el criterio de Toyn- que quienes lideraron la larga marcha de re-
bee 77–, mientras pasaba la oleada romana. torno eran ya hombres ricos y poderosos. Por
No desaparecieron. No se extinguieron. Y eso quienes los vieron pasar también los de-
mantuvieron viva su historia. Y sus expecta- nominaron genéricamente como “godos”, y
tivas de regresar allí de donde habían venido otros específicamente como “visi–godos” pe-
sus padres. Para cada uno de esos grupos hu- ro también como “visi–góticos” 78
manos, la de origen era “su patria”. No a-
quella a la que los habían trasladado o aque- Tratemos de comprender el comporta-
lla a la que los habían empujado los romanos. miento de los visigodos que salieron desde el
Danubio con destino a España. Y prescin-
¿Puede entonces seguirse diciendo que e- damos por un instante de la idea de que fue-
sos pueblos eran “bárbaros” o “extranjeros” ron “empujados” por la invasión de los hu-
que, llegando desde fuera, asaltaron y aso- nos. ¿Qué señas habían recibido los visigo-
laron al Imperio Romano? Ciertamente ello dos para suponer que la hora del retorno ha-
es un absurdo: ¡eran parte del imperio! Su ac- bía llegado? Ellos, según se nos ha dicho,
tuación final no fue pues la de invasores que partieron hacia el año 370 dC.
agreden. Fue, más bien, la de pueblos con-
quistados que se rebelaron y liberaron liqui- Pues bien, en el siglo anterior (en el año
dando al imperio que los sojuzgó. 235 aC) el Imperio Persa había invadido el
extremo este del imperio y capturado Antio-
El Imperio Romano no sucumbió pues quía (en Siria), saqueando la que era la ter-
por la supuesta acción demencial de también cera ciudad en importancia del imperio, cap-
supuestas hordas salvajes que llegaron desde turando incluso al propio emperador romano:
el exterior. Sino como resultado de una re- Valeriano.
vuelta generalizada de los pueblos que ha-
bían estado aplastados y sometidos por el im- Por la cercanía física, la noticia llegó
perio: españoles, franceses, ingleses, belgas, pronto a oídos de los visigodos. En la década
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