1. El teatro Barroco
En el siglo XVII el teatro se desarrolla en tres tipos de espacios. Por un lado, el espacio
público, calles y plazas donde se celebran representaciones religiosas. Los misterios
medievales habían dado paso en el Renacimiento a las moralidades, que desde la
segunda mitad del siglo XVI empezaron a llamarse autos sacramentales.
En los siglos XV y XVI abundaba la «escena múltiple», sea en horizontal o en vertical,
que obligaba al espectador a seguir la acción en los distintos cuadros. El lugar escénico
se hizo fijo después de 1580, con la proliferación en las grandes ciudades de Inglaterra y
España de los primeros teatros y corrales de comedia. En origen se trataba de un
escenario ubicado permanentemente en algún patio entre edificios, estructura que se
siguió en la construcción de los primeros teatros isabelinos y corrales de comedia. Al
fondo se situaba el escenario, un tablado elevado unos dos metros sobre el suelo que
tenía tres niveles: balcón, tablas y trampa. El público se distribuía de acuerdo a su
condición social y, en las clases populares, también por sus diferencias de sexo. Frente
al escenario estaba el patio, donde se situaban los denominados «mosqueteros»,
hombres corrientes, un público alborotador. En la pared opuesta al escenario se ubicaba
la «cazuela», lugar donde se colocaban las mujeres. En los laterales, las ventanas y
balcones más bajos, denominados «aposentos», eran el lugar de la nobleza. Había
también un lugar específico para curas, frailes, escritores y otro para las autoridades. El
ambiente era de diversión y fiesta. Comida, bebida, alborotos, gritos y silbidos o incluso
peleas eran actividades relativamente habituales. Las representaciones eran diurnas y
seguían un esquema prefijado: en primer lugar la loa, una presentación en verso que
buscaba conseguir el favor de la audiencia; luego se presentaban las tres jornadas o
actos de la comedia, entre las que se intercalaban pequeñas piezas como entremeses,
bailes o jácaras; se finalizaba con una mojiganga tras la tercera jornada. En los corrales
el decorado solía ser muy simple (algunas cortinas sencillas y un par de piezas de
mobiliario) y los cambios de escena o lugar de la acción se indicaban a través del texto
y se dejaban a la imaginación de los espectadores, como se puede ver en Los embustes
de Fabia, de Lope de Vega.
El teatro moderno comenzó a tomar su forma como una estructura definida y cerrada
durante el Renacimiento italiano, debido al interés en recuperar el clasicismo del teatro
griego. Durante el Barroco se definieron los límites estructurales de la sala; el tablado se
ubicó en la escena, tras el proscenio, diseñada por medio de telones laterales en
perspectiva, estableciéndose una disposición que ha continuado hasta nuestra época. El
propósito de estos cambios era acercar el público a la escena. Se introdujo la utilización
de medios que provenían de la pintura, como telones laterales y bastidores, así como
aparatos mecánicos que buscaban potenciar el componente visual del espectáculo.3
En los corrales de comedia y los teatros isabelinos el escenario no creaba un espacio
ilusionista, sus presupuestos escénicos eran herederos de los Misterios medievales y la
escena no era más que el lugar donde se realiza la representación. Este tipo de teatros
fueron reemplazados pronto por el teatro a la italiana, un espacio cerrado que se acabó
implantando por toda Europa acabó convirtiéndose en el sinónimo de teatro.5 Es un
cambio que refleja un mundo distinto al medieval, donde la obra y lo narrado eran
"revividos" por los actores entre un público que les rodeaba y participaba del ritual. La
2. escena a la italiana responde a un mundo científico que confía en las leyes de la
perspectiva, al tiempo que responde a un nuevo público que deja de participar para
observar, el espectador. El nuevo teatro dejó de ser un ambiente único para dividirse en
dos espacios, la sala y el escenario, separados y comunicados por el proscenio.
Descorrido el telón, el escenario se presenta como una escena ilusoria, una pintura
animada que se apoya en un notable desarrollo de la escenografía. Los profesionales
italianos trabajaron por toda Europa, alcanzando gran sofisticación en la aplicación de la
perspectiva, con complicadísimos juegos de planos y puntos de fuga.
El uso de artificios visuales y decoración transformó la escena, y hacia 1622 apareció
en España el término «invención», para referirse a las representaciones donde
predominaba el espectáculo visual sobre el texto, diferenciándose de la «vulgar
comedia», la comedia de corral; más adelante, las comedias donde el dramaturgo
proporcionaba indicaciones expresas sobre decorado y estructura de la escena se
denominaron «comedias de teatro», género ligado al desarrollo de técnicas y artes,
especialmente el edificio y la maquinaria teatral que se creaba para su representación.
En España, la comedia de teatro tuvo sus albores con la construcción de los primeros
teatros de corte, especialmente el Salón de Comedias del Buen Retiro, comenzado en
1629 por el Conde Duque de Olivares e inaugurado en 1632 o 1633. Arquitectos y
escenógrafos de Italia trabajaron en España bajo el auspicio de Felipe IV; el edificio
teatral, las maquinarias y tramoyas (tramoggie) inventadas por los italianos se llevaron
al resto de países europeos (España, Francia y Austria principalmente).