Para tener una ventaja competitiva, una empresa debe desarrollar una oferta que sea importante para los clientes, distintiva de la competencia, y superior a otras ofertas similares. Además, la ventaja debe ser comunicable a los clientes, única, asequible para los clientes, y beneficiosa para la empresa. Una empresa alcanza una ventaja competitiva al desarrollar una oferta basada en sus propias capacidades, las necesidades de los clientes, y la competencia.