2. Índice
Vida del autor
Contexto de la obra
Características de “El Buscón”
Fragmentos de la obra
Fragmentos de adaptaciones y parodias
3. Vida del autor
Francisco de Quevedo (Madrid, 14 de septiembre de 1580– Villanueva de
los Infantes, 8 de septiembre de 1645), fue un escritor español del Siglo de
Oro. Se trata de uno de los autores más destacados de la historia de la
literatura española.
La obra poética de Quevedo está constituida por alrededor de unos 875
poemas, además de otras pocas obras en prosa.
4. Contexto de la época
Durante el siglo XVII, la expresión literaria fue dominada por los
movimientos estéticos del conceptismo y del culteranismo, expresado el
primero en la poesía de Francisco de Quevedo y el segundo en la lírica
de Luis de Góngora.
El Barroco fue un período de la historia en la cultura occidental que
produjo obras en numerosos campos artísticos, abarcando
cronológicamente todo el siglo XVII y principios del XVIII, dependiendo
de cada país su mayor o menor prolongación en el tiempo.
El siglo XVII fue por lo general una época de depresión económica,
consecuencia de la prolongada expansión del siglo anterior propiciada
principalmente por el descubrimiento de América.
5. Características de la obra:
El libro
“La vida del Buscón” es una novela picaresca en castellano, la única escrita por su
autor, Francisco de Quevedo.
La obra se divide en tres libros.
El libro se publicó por primera vez en 1626, aunque Quevedo nunca reconoció
haberlo escrito. Su silencio sobre esta obra, pese a estar la autoría fuera de toda
duda, ha incrementado los problemas en la datación de su composición.
6. Características de la obra:
Estilo
Ante todo, busca lograr un intenso efecto de comicidad. Quevedo no
pretende destacar que ciertas acciones son éticamente condenables y que
traen como consecuencia el castigo sino, en primer lugar, reír y hacer reír
con ellas. Aparecen muchas malas acciones que quedan sin castigo. No hay
digresiones moralizadoras, salvo la moraleja final: «nunca mejora su estado
quien muda solamente de lugar y no de vida y costumbres».
La sátira se exagera en esta obra hasta el punto de ser
una caricatura sangrienta.
7. Fragmentos:
“ -Quien no hurta en el mundo, no vive. ¿Por qué piensas que los alguaciles y jueces nos
aborrecen tanto? Unas veces nos destierran, otras nos azotan y otras nos cuelgan..., no lo
puedo decir sin lágrimas (lloraba como un niño el buen viejo, acordándose de las que le
habían batanado las costillas). Porque no querrían que donde están hubiese otros ladrones
sino ellos y sus ministros. Mas de todo nos libró la buena astucia. En mi mocedad siempre
andaba por las iglesias, y no de puro buen cristiano. Muchas veces me hubieran llorado en
el asno si hubiera cantado en el potro. Nunca confesé sino cuando lo mandaba la Santa
Madre Iglesia. Preso estuve por pedigüeño en caminos y a pique de que me esteraran el
tragar y de acabar todos mis negocios con diez y seis maravedís: diez de soga y seis de
cáñamo. Mas de todo me ha sacado el punto en boca, el chitón y los nones. Y con esto y mi
oficio, he sustentado a tu madre lo más honradamente que he podido.
-¿Cómo a mí sustentado? -dijo ella con grande cólera. Yo os he sustentado a vos, y sacádoos de las
cárceles con industria y mantenídoos en ellas con dinero. Si no confesábades, ¿Era por vuestro
ánimo o por las bebidas que yo os daba? ¡Gracias a mis botes! Y si no temiera que me habían de
oír en la calle, yo dijera lo de cuando entré por la chimenea y os saqué por el tejado. "