1. Nuevas Tecnologías de Comunicación.
Carmen Gomez MONT
Ficha: Capítulo I. Informatización. Hacia una Cultura Binaria. Cees Hamelink.
Con las Nuevas Tecnologías de la información se dan cambios que Hamelink concibe como
difícilmente revolucionarios, en opuesto al discurso oficial que habla de la revolución
tecnológica.
Es cierto que estamos viviendo un proceso de transición de una sociedad industrial a una
sociedad de la información, se denomina así porque la tecnología de la información es la
infraestructura primaria de toda producción industrial, así como también de la distribución de
bienes y servicios.
Esta “Era de la Información” fue vista por muchos como una suerte de panacea para la
resolución de todos los problemas sociales, en el supuesto de que las tecnologías de la
información podrían volver realidad a la democracia, a la descentralización, la participación y la
emancipación, salvando la brecha, o por lo menos achicando, la brecha entre incluidos y
excluidos.
Sin embargo, el autor realiza un análisis desde el que plantea las siguientes cuestiones: ¿son
las nuevas tecnologías realmente tan nuevas? ¿ desde que punto de vista se puede hablar de
revolución? ¿representa la informatización un cambio histórico radical? Aún cuando los
instrumentos de trabajo han cambiado, sigue siendo cierto que hay un grupo que controla las
tecnologías y otro que las consume.
Hamelink señala que una revolución se da cuando cambian las estructuras de propiedad o las
relaciones de fuerza de la sociedad, sin embargo estas “tecnologías” refuerzan las formas
existentes de control y desigualdad. Desde este lugar plantea nuevos problemas, que los
enuncia con la forma de “falacias”.
Falacia de la Era de la Información:
La característica determinante de la Era de la información es que supone que la sociedad
predominantemente industrial (que anteriormente fue agricultora) pasa a ser una sociedad
basada primordialmente en la información. Esto es porque el factor información toma creciente
importancia en todas las funciones de la sociedad, porque es el recurso básico. Se tiende a
considerar la Era de la Información como una reorientación fundamental de las anteriores
disposiciones sociales y, por tanto, a suponer el fin de las desigualdades en la sociedad donde
no hay vencedores, ni vencidos, sin embargo, conceptualiza esta “computopía” desde el
siguiente análisis.
Si pensamos en la revolución industrial podemos ver que la primera etapa se caracterizó por la
mecanización, luego fue perfeccionada y entramos en la racionalización, a partir de 1950, cobra
mayor desarrollo la informatización. Esto es la aplicación de técnicas de la información a la
producción de bienes y servicios industriales. Cabe entonces la pregunta acerca de la
revolución industrial en cuanto a las consecuencias sociales, entonces podemos decir que
cambió las herramientas, la forma de vida de las personas, el panorama de la sociedad
(fábricas), la vida individual (trabajadores en las fábricas); pero no afectó las estructuras de
propiedad o las relaciones de fuerza en la sociedad. Podría aplicarse este mismo razonamiento
a la era de la información. Seguramente cambiarán las herramientas (PC, celulares) el
panorama (fabrica robotizada) y el estilo de vida (desempleo, ocio), pero esto no muestra
indicación de cambio s básicos. De hecho el mercado productor de tecnologías y el que tiene
cierto conocimiento acerca de ellas, está manejado por unos pocos. En este engranaje las
élites sociales son las que definen, tipo, especificación, precio y aplicación de las técnicas de la
información, el resto de la sociedad, sólo puede “adaptarse”. Esto puede basarse en la idea
2. determinista de Bacon (XVII) que sostiene que el progreso tecnológico es de por sí positivo y
que la sociedad debe adoptarlo como históricamente inevitable. El autor sostiene que debido a
que la innovación tecnológica proviene de los sectores poderosos de la sociedad es probable
que refuerce las formas existentes de control y desigualdad. Las técnicas de la información
están desarrolladas para utilizarse en servicios de fines competitivos, entonces es fácil pensar
que se refuerce el sistema combativo a que se cambia a uno cooperativo.
La Falacia de las Nuevas Tecnologías.
Las técnicas que se aplican para la comunicación no son nuevas en absoluto. La única
innovación importante es la integración de técnicas que antes estaban aisladas.
El autor también analiza algunos problemas que devienen del proceso de informatización, que
surgen del fortalecimiento de tendencias ya existentes.
El problema Político:
El desarrollo de tecnologías de la comunicación tiende a asociarse con la expectativa de que
pueda alcanzarse una genuina democracia. Las “nuevas” tecnologías ofrecerían a grandes
grupos de ciudadanos la oportunidad de tomar parte en procesos descentralizados de toma de
decisiones políticas. Esto se sustentaría si estuviéramos pensando en una sociedad apolítica,
donde no existan relaciones desiguales, no marginados, ni subprivilegiados. En una sociedad
ideal, la tecnología de la información parece una herramienta neutral, sin embargo olvidamos
que las relaciones de fuerza en la sociedad son las que determinan las tecnologías, y no al
revés. Existe una estructura de distribución de poder, por tanto existe un proceso centralizado
en la toma de decisiones, por tanto la introducción de cualquier tecnología, no va a realizar ese
viraje soñado hacia la participación, la democracia y la igualdad, sino todo lo contrario, las
fuerzas poderosas van a afianzarse más en ese poder.
Todo sugiere un acceso sin precedentes a la información y al conocimiento, pero esto es falaz
pues no todos tienen la misma capacidad para comprender, procesar y utilizar ese caudal de
información y conocimiento; y esta distribución desigual será la que determine la participación
en los beneficios políticos. El acceso altamente personalizado a la información se tomo como
algo positivo, se ajusta al individualismo, a la sociedad occidental, para quien cada quien elija el
consumo que desee sólo con lo que le resulte interesante o entretenido, sin embargo, este
enfoque no hace más que un debilitamiento efectivo de un gobierno democrático.
El problema económico:
La expectativa económica que más se sustenta en cuanto a la producción en la era de la
información es la expansión de la productividad económica y las consiguientes oportunidades
de empleo. La informatización se presenta como un prometedor modelo de desarrollo capaz de
curar la actual crisis económica en los países ricos y en los pobres como impulsor hacia la
modernidad de sus economías. Evidentemente con la aplicación de técnicas de informatización
es posible fabricar muchos más productos en formas más efectivas y más rápidas, sin embargo
el problema parece consistir en que tales productos deben comprarse y venderse en mercados
donde la ventaja competitiva depende del adelanto tecnológico. Sólo los actores que tienen
acceso a la tecnología más avanzada pueden sobrevivir en tales mercados, para los rezagados
las probabilidades de emparejarse con los que llevan la delantera parecen nulas., por tanto aún
cuando sea posible que aumente la productividad, lo será a favor de aquellos que están a la
cabeza en la carrera tecnológica.
En cuanto a las expectativas acerca de los efectos de la tecnología de la información en lo
referente al empleo están basadas en que supuestamente los procesos de sofisticación
aumentan la creación de empleo. Sin embargo, muchas de las maquinarias que se utilizan
desde el crecimiento de la informatización, tienen un nivel de inteligencia que ha aumentado y
por tanto cubren más áreas de aplicación, por tanto puede delegarse en ellas procesos de
3. producción y de administración. Por tanto es difícil pensar en el no reemplazo de la mano de
obra humana por las computadoras que tengan algún grado de inteligencia.
El problema cultural:
Para el autor este es el problema más acuciante, el impacto que la era de la información pueda
tener en la cultura de la sociedad. En las discusiones entre cultura y tecnología es difícil evitar
la identificación de la cultura sólo en su dimensión de la producción artística. Sin embargo, la
discusión debería ser mucho más amplia, porque las sociedades están caracterizadas por la
necesidad de lidiar contra su medio específico, los seres humanos desarrollan una serie de
relaciones directas e indirectas con su medio. Las relaciones indirectas constituyen el sistema
cultural de una sociedad y se pueden dividir en tres tipos:
Instrumentales: las técnicas que desarrollan y aplican los seres humanos; Simbólicas: los
símbolos a través de los cuales se comunican entre sí; y Sociales: los patrones de interacción
sociales que crea la gente.
Los miembros de la sociedad que enfrentan directamente los problemas de la sobrevivencia son
los que mejor determinan la eficiencia de un sistema cultural, ya que están en la posición más
favorable para modificar el equilibrio entre el medio, los recursos y las necesidades de una
sociedad. La autonomía cultural es fundamental para el desarrollo independiente y pleno de las
sociedades. Este concepto de cultura coloca en la agenda cultura y tecnología el complejo
interrogante sobre si las instituciones y los procesos tecnológicos contribuyen, y en qué forma,
a un enfrentamiento adecuado de la sociedad con su medio.
La relación, por tanto, entre cultura y tecnología es compleja y delicada. Los resultados del
proceso tecnológico (herramientas) son el corolario del esfuerzo de adaptación con el medio.
Sin embargo al mismo tiempo tienen una influencia decisiva en la forma como una sociedad se
enfrenta a esta. La computadora es una muestra de esta relación dialéctica.
De la señal analógica a la señal digital:
Un importante desarrollo en la tecnología de la información consiste en el cambio de señal
analógica como transmisora de mensajes a la señal digital. En función de este cambio es que
se puede transmitir volúmenes ilimitados de mensajes con una confiabilidad sin precedentes y a
una velocidad elevada tanto que el concepto de distancia pierde su significación. La
digitalización vuelve indistinguibles los flujos de información.
Por otra parte mostrará una serie de problemas propios: aumentará la cantidad de mensajes
que recibirá el público, que no podrán ser procesados, esto demuestra la deficiencia de los
sistemas informatizados en producir inferencia de significado, pues, por suerte esto está aún
reservado a la capacidad humana. Sin embargo, una inundación de información obstruye la
capacidad en la toma de decisiones, por tanto, según el autor, se agravarán las desigualdades
sociales entre los ricos en información y aquellos analfabetos funcionales que no están en
posibilidad de atender las demandas de nuevas capacidades de procesamiento e inferencia de
significado.
Computadoras y producción cultural:
La computadora se está aplicando cada vez más a la producción de mensajes simbólicos y su
capacidad de procesamiento ha invadido a casi todos los seres de la industria de la
comunicación.
En general la comunicación y las computadoras se encuentran en el punto donde las segundas
proporcionan a las primeras un gran número de servicios. También proporcionan prestaciones
a otras industrias culturales como el cine, la música, la fotografía.
Cultura binaria:
4. Absolutismo electrónico: actualmente se están computarizando un creciente número de
actividades, que se extienden desde la producción económica masiva hasta sistemas
educacionales, diagnósticos médicos, transferencias de fondos, cocina doméstica o trabajos
secretariales. Esta extensa aplicación recibe más adhesiones que protestas, lo cual a su vez
tiene importantes implicaciones culturales y además proporciona nuevas formas de ganarle
terreno al medio. Entonces ofrece una técnica, un nuevo lenguaje simbólico y nuevos formatos
sociales, estos constituyen la cultura binaria, el absolutismo electrónico. Pues con la capacidad
de los procesadores electrónicos de información para la solución de todo tipo de problemas se
eliminan dudas e inseguridades humanas “en esta era: sabemos todo, recordamos todo e
incluso podemos prever todo”.
Conciencia empírica racional:
La cultura binaria no es dialéctica. Opera con unidades mutuamente excluyentes, depende de
la autoridad competente, aumenta la tendencia a confiar más en la observación de la máquina
que en la humana y, por tanto, obstruye el potencial humano para enfrentar al medio. La
cultura binaria es la culminación lógica de la conciencia empírica racional que ha predominado
en el pensamiento occidental durante los últimos siglos, que se expresa a sí misma en el
ordenamiento racional y analítico del medio y pretende abarcar la realidad en conjunto en su
ordenamiento. La computadora, en este sentido, proporciona el apoyo perfecto a esta
pretensión.
Conclusión:
La comunicación digitalizada es una expresión de la conciencia empírica racional y un firme
apoyo para el desarrollo de la cultura binaria. Esta propone relaciones instrumentales,
simbólicas y sociales con el medio, mismas que obstaculizan el diseño de formas directas,
intuitivas, no racionales y creativas de “enfrentamiento”, coloca a las máquinas digitales entre
los seres humanos y su medio. Las sociedades tendrán que elegir una conciencia diferente,
formas distintas de pensamiento y conocimiento y una cultura más receptiva, intuitiva y
autónoma. El desafío es ver si la sociedad tiene el valor para explotar esta alternativa.