1. Sobre la dependencrb. Ana María González MahÍa.
Yo voy a hablar desde mi experiencia. En el pueblo en el que vivo y poco antes de
que hubiera la ley de la dependencia, he conocido algunos ancianos en una
situación con varias carencias y problemas:
. En primer lugar carencias económicas, pues las pensiones mínimas o las
asistenciales son pequeñas. Y si en un matrimonio uno de sus miembros
cobraba una pensión asistencial, el otro ya no podía, por lo que a veces tenían
que solicitar ayuda alimentaria.
. Tenían problemas de movilidad para realizar varias actividades, como la compra
semanal, acudir a los médicos, solicitar la subvención para pagar el alquiler,
realizar operaciones bancarias, o cualquier gestlón. Para todo ello dependían de
alguien que les trasladara en coche. Y que les ayudara con los trámites
necesarios para hacer esas gestiones: rellenar impresos, buscar y reunir
documentos, entregarlos en las fechas previstas, etc.
r Tenían también muchas limitaciones para realizar las tareas diarias, como
cocinar, limpiar la casa, el aseo personal, etc.
. Por último, estaban mucho tiempo solos, pues los familiares no podían
atenderles o acompañarles con la frecuencia necesaria.
o La escasísima asistencia social poco podía solucionar, con lo que las
condiciones de vida eran, en algún caso, bastante penosas.
Con este conocimiento sobre la situación de personas mayores con muy pocos
recursos económicos, la creación de una ley de la dependencia me pareció algo
muy positivo y necesario.
Así se podrían empezar a resolver situaciones como la que he descrito. Además
se favorecía la creación de puestos de trabajo, lo que aumentaba la esperanza y
el interés que tenía en la aprobación de la ley.
Una vez se puso en marcha, mis ideas sobre ella se basaban en las opiniones y
noticias que aparecían en los medios de comunicación: dos ideas sobre todo, que
la ley se aplicaba con diferente velocidad según las comunidades, y que faltaban
recursos económicos para aplicarla.
Pero la duda más importante que tenía era sobre el modo en que la ley podía
ayudar a solucionar una situación que tiene varios problemas que atender. La
manera que se trataría en la práctica un tema que, como ya he dicho, tiene varias
caras.
Con la realización de las encuestas para la asociación AMFAR he podido conocer
algo mejor o por lo menos con un poco más de amplitud el tema de la
dependencia en algunos pueblos de la provincia.
Por lo que he podido apreciar trataré de hacer un resumen que dé una idea de la
situación actual, cuando la ley de la dependencia lleva ya más de cuatro años de
aplicación.
2. . He conocido bastantes ancianos viviendo en unas condiciones como las que he
contado al principio, es decir, con pensiones insuficientes para el nivel de vida,
con más o menos limitaciones físicas debidas a la edad y a las enfermedades,
no bien atendidos, viviendo solos en bastantes casos por fallecimiento de su
pareja.
. Unas condiciones que no se corresponden con lo que podemos entender por un
mínimo nivel de bienestar social, sino que indican falta de cuidados y
atenciones, que revelan cierio abandono.
. Una situación así no es fácil de corregir, y mucho menos arreglar, con las
prestaciones que mayoritariamente reciben, es decir, con la ayuda de una
persona durante dos horas semanales. Todas las personas dependientes
entrevistadas señalaron que era muy poco ese tiempo que sus cuidadoras
podían dedicarles.
. Otra queja general es la dificultad para acceder a las prestaciones. Sobre todo
por la gran cantidad de documentos que se exige y el tiempo que se necesita
para obtenerlos. Y, una vez hecha la solicitud, el largo tiempo que hay que
esperar para que se resuelva y para recibir una respuesta.
. lncluso alguna persona, teniendo aprobada la prestaciÓn desde hace más de un
año, todavía no la estaba disfrutando. Al preguntar al asistente social de zona,
este le decía que desconocía las razones de la tardanza.
o Hay que entender que por la edad avanzada, los problemas de salud y las
necesidades de las personas dependientes, un proceso tan largo se hace
interminable. Y muchas me planteaban que tantas dificultades parecían
pensadas para no concederles la prestación solicitada.
. Que la ley de la dependencia era muy necesaria se refleja en que las ayudas
que ha puesto en marcha, por pequeñas que sean, son muy apreciadas y muy
bien valoradas por sus beneficiarios. Una buena muestra de ello es el temor que
todas las personas que ya las disfrutan dicen tener a perderlas por causa de la
crisis.
. He detectado también que de esas ayudas se valora tanto el servicio recibido
como el trato y la atención personal que supone. Tan impor-tante como
satisfacer las necesidades prácticas cotidianas es combatir la soledad, la
incomunicación y la sensación de abandono que los dependientes suelen tener.
. Tengo que decir algo que muchas personas dependientes me han pedido que
diga allí donde pueda. Y es que están muy satisfechas y agradecidas con la
ayuda que reciben de la Cruz Roja. Queda dicho.
. Recordar por último a los familiares que tienen a su cargo personas
dependientes severas. Su labor no termina nunca y su desgaste personal y
emocional es muy grande, por lo que también deberÍan recibir una atención
adecuada.
3. o A lo mejor muchas esperanzas y expectativas que se habían creado con la ley
de la dependencia no se han cumplido, pero por mi experiencia creo que era
una iey muy necesaria y que hay que mantener y mejorar.
Y voy a terminar ya señalando tres necesidades sobre la dependencia.
. La primera sería acortar el tiempo y el papeleo que hay que hacer para obtener
las ayudas. Esto es obligado dadas las especiales características de las
personas que las necesitan.
o En segundo lugar, habría que aumentar el tiempo y el tipo de prestaciones
ofrecidas a las personas dependientes. Tanto la primera como esta segunda
necesidad requieren destinar más medios económicos y
humanos para
satisfacerlas.
. En tercer lugar, sería bueno garantizar el cumplimiento de la ley en las mismas
condiciones y en los mismos plazos en todas las autonomías,
independientemente del partido que gobierne en cada una.