1. Como ciudad derribada y sin muro
Es el hombre cuyo espíritu no tiene
rienda.
2. 13 Cuando venga el Espíritu de verdad, él
los guiará a toda la verdad. Él no
hablará por su propia cuenta, sino que
les dirá lo que ha oído y les contará lo
que sucederá en el futuro.
3. Pues así es Dios.
Él es nuestro Dios por siempre y para
siempre,
y nos guiará hasta el día de nuestra
muerte.
4. La fe es la confianza de que en verdad
sucederá lo que esperamos; es lo que
nos da la certeza de las cosas que no
podemos ver.
De hecho, sin fe es imposible agradar a
Dios. Todo el que desee acercarse a
Dios debe creer que él existe y que él
recompensa a los que lo buscan con
sinceridad.
5. No hay un amor más grande que el dar
la vida por los amigos.
6. 13 Y Dios nos ha dado su Espíritu como prueba
de que vivimos en él y él en nosotros.
14 Además, hemos visto con nuestros propios
ojos y ahora damos testimonio de que el Padre
envió a su Hijo para que fuera el Salvador del
mundo.
15 Todos los que confiesan que Jesús es el Hijo
de Dios, Dios vive en ellos y ellos en Dios.
16 Nosotros sabemos cuánto nos ama Dios y
hemos puesto nuestra confianza en su amor.
Dios es amor, y todos los que viven en amor
viven en Dios y Dios vive en ellos;
7. 17 y al vivir en Dios, nuestro amor crece hasta
hacerse perfecto. Por lo tanto, no tendremos
temor en el día del juicio, sino que podremos
estar ante Dios con confianza, porque vivimos
como vivió Jesús en este mundo.
18 En esa clase de amor no hay temor, porque
el amor perfecto expulsa todo temor. Si
tenemos miedo es por temor al castigo, y esto
muestra que no hemos experimentado
plenamente el perfecto amor de Dios. 19 Nos
amamos unos a otros,[b] porque él nos amó
primero.