Los niños aprenden a través de la interacción con sus pares. La educación preescolar debe fomentar experiencias que promuevan la interacción entre los niños, como el juego. El juego es natural en los niños y les permite desarrollar habilidades sociales y de autorregulación. La maestra debe propiciar el juego espontáneo pero también orientarlo para enfocarlo y organizarlo.