En los capítulos resumidos, se cuenta cómo el cautivo descubre que el oidor que se alojó en la venta es su hermano, y cómo Clara, la hija del oidor, está enamorada de don Luis. Mientras tanto, don Quijote sigue creyendo que todo es obra de encantamientos. También se narra cómo intentan llevarse a don Quijote de regreso a su aldea engañándolo y metiéndolo en una jaula, y cómo durante el viaje se encuentran con un canónigo que critica los libros de caballería
1. Resumen por capítulos XL al LII de Quijote de la Mancha
Capítulos XL y XLI:
Aquí añadí en estos dos capítulos la continuación sobre la historia del cautivo,
recuerdo que aquí el padre el cautivo había repartido su hacienda entre los tres hijos
que tenía, los cuales se habían dedicado al comercio, a las letras y a las armas (a lo
que se dedicó el preso). Tuvo varios viajes hasta que lo mete preso el rey de Argel.
En la cárcel de esta ciudad le dieron por la reja de la ventana dinero y una carta que
decía que había una chica que quería fugarse y casarse con él. Con este dinero
consiguió escaparse y junto con unos amigos fue a buscar a dicha joven. Allí consiguió
el tesoro que contenía escudos de oro. Después de vivir varias aventuras, como haber
perdido la mayoría del dinero, viajo a España para ver si junto a su esposa, si todavía
le quedaba algún familiar vivo.
Capítulo XLII:
Cuando acababa de finalizar, llegó a la venta un coche, del que se bajaron varios
señores, y pidieron posada, la ventera les dijo que no había sitio pero ellos
insistieron y entraron, había un hombre que era un oidor. El oidor traía una hija
joven que se llamaba Clara. El cautivo se dio cuenta de que un hermano de él se
había ido por letras, y que como el nombre coincidía, lo reconoció, se dio cuenta de
que era su hermano. Entonces salió el cura y le dijo que si se acordaba de su
hermano mayor que había ido al ejército. El se acordó, y se puso a llorar. Entonces
salió el cautivo y se abrazaron. Se fueron a dormir, y Clara, la hija del oidor, se fue
a la cama, con Dorotea, Lucinda, y Zoraida. Todos excepto don Quijote, que se
quedó guardando la venta por la parte delantera. Estaba a punto de amanecer
cuando se empezó a oír el canto de un chico.
Capítulo XLIII:
Dorotea se despertó con el canto. Ésta a su vez despertó a Clara, que reconoció al
chico que cantaba. Se llamaba don Luis y era hijo de un caballero aragonés. Clara
estaba enamorada de él, y él de ella. Al enterarse el chico de la partida de Clara
prometió seguirla y cantarle poemas escritos por él. Clara tenía miedo de que su
padre se enterara de los sentimientos de ambos. Don Quijote seguía montando
guardia en el que según él era un castillo pero era la venta y luego Maritornes y la
hija del ventero decidieron gastarle una broma: ellas le llamaron por el agujero del
pajar y don Quijote pensaba que era la hija del señor del castillo que quería
declararle su amor. Ella le pidió que le diera la mano y don Quijote se la tendió.
Entonces Maritornes y la hija del ventero le amarraron el brazo a una estaca que
estaba en la pared a dos metros de altura, con lo cual don Quijote se quedó
colgando. En mitad de la noche un mozo se puso a cantar, y cantaba tan bien que
despertó a todas y a todos. Era el “novio” de Clara, que iba vestido de mozo de
mulas, aunque era rico. Más de mañana llegaron los criados de su padre, y vieron a
don Quijote colgado, se rieron, y pasaron de él. Intentaron llevarse a Luis, que era el
mozo de mulas que estaba cantando, pero él le declaró su amor al padre de Clara,
que era el ojeador. Este vio que allí había negocio, ya que el padre era rico, y más o
menos aceptó. Con esto tres de los criados, de don Luis, se fueron a dar las nuevas a
su padre y uno se quedó para servirlo, en su viaje a Andalucía con el padre de Clara.
Después llegó el barbero al que don Quijote le había robado la bacía, y Sancho había
truncado las alforjas. Se puso todo furioso, y se enfrentó a don Quijote, para que se
la devolviera, y don Quijote decía que esto no era una bacía sino el yelmo de
Mambrino, todos se pusieron de acuerdo, para atacar al barbero, y dejarlo mal y de
paso reírse un poco, y dijeron que era un yelmo.
2. Al poco entraron unos cuatro cuadrilleros, que acabaron de armarla. El caso es que
en vez de hablar acabaron a palos, y al final, todos pensaron que era por el
encantamiento, del que hablaba don Quijote tanto hablaba.
Capítulo XLIV:
Don Quijote al darse cuenta de que estaba atado comenzó a gritar. Delante de él
estaba el ventero y cuatro jinetes. Éstos venían a buscar a don Luis, el chico, porque
su padre quería hablar con él. Poco después el padre de Clara, el oidor habló con el
joven y le preguntó que quien era. Éste le dijo que era un vecino suyo que les había
seguido durante todo el viaje porque estaba enamorado de Clara y quería casarse con
ella...El oidor acepto su casamiento si el padre de don Luis estaba conforme. En ese
momento apareció el barbero al que don Quijote había robado el yelmo de
Mambrino. Según vio a Sancho arremetió contra él. Don Quijote prometió a Sancho
que le nombraría caballero. Tras esto iniciaron una discusión acerca de si el yelmo
era verdadero o solo era una bacía.
Capítulo XLV:
La riña acabó en pelea. Para resolver de una vez la disputa compró el cura al barbero
la bacía. .Entraron tres cuadrilleros que traía una orden de arresto contra don
Quijote de la Santa Hermandad, por haber liberado a los presos, y a Ginés de
Pasamonte. Cuando confirmaron que había sido don Quijote el que les había soltado
le querían apresar, pero éste no se dejó detener y arremetió contra uno de los
cuadrilleros. Don Fernando les separó y don Quijote manifestó su profunda
indignación por ser culpado de salteador de caminos. Al final el oidor lo arregló, y no
se lo llevaron preso.
Capítulo XLVI:
El cura aclaró todo al contar a los cuadrilleros que don Quijote estaba loco. Tras esto
don Quijote preguntó a la reina Micomicona (Dorotea) por las aventuras acordadas
antes de llegar a la venta. Ella le dijo que podían partir cuando él quisiera. Sancho
dijo a don Quijote que había visto a Dorotea y a don Fernando juntos, lo cual era
cierto, y ella lo atribuyó a un encantamiento. Después de todo este jaleo, deciden
que han de trasladar a don Quijote a su aldea para que mejore de su loquería. Lo
ataron, mientras estaba durmiendo, y ellos iban enmascarados, lo metieron en una
jaula y se lo llevaron, cuando ya iban a más de dos leguas de la venta, se pararon a
descansar y a dar de comer a los bueyes (los habían alquilado para la ocasión, con un
carro). Llegaron unos señores a caballo, y preguntaron la causa de llevar a este señor
allí metido, y ellos no les respondieron, pero don Quijote les dio una charla
inolvidable. Después vieron a una cabra salir de los matorrales, y detrás de ella a un
cabrero, este mantuvo una charla en la que contó su vida, y poco a poco se fue
calentando el tema hasta el punto en el que el Quijote se puso en cólera, y le atacó,
este se defendió, y Sancho le atacó, al cabrero, le llenaron la cara de sangre.
Capítulo XLVII:
Una vez don Quijote estuvo enjaulado partieron de la venta el cura, el barbero,
Sancho, los cuadrilleros y el caballero. De camino hacia su casa se encontraron con
un canónigo de Toledo que se interesó por el estado en el que se encontraba don
Quijote. Él contestó que estaba encantado, mientras que Sancho no negó. Al darse
cuenta el cura le explicó que don Quijote estaba loco. El canónigo empezó a criticar
a los libros de caballerías, aunque menciono ciertos aspectos que eran interesantes.
Capítulo XLVIII:
La plática del cura y el canónigo acerca de los libros de caballeros continuó. El
canónigo confesó que incluso estuvo a punto de acabar un libro de este tipo, pero lo
dejó. Mientras la conversación entre ambos proseguía Sancho reveló a don Quijote
3. que en realidad él no estaba encantado, sino que todo era una farsa del cura y el
barbero para enviarle de vuelta a casa.
Capítulo XLIX:
Don Quijote y Sancho prosiguen su discusión acerca del encantamiento del caballero.
Éste afirma que si no estuviera encantado no hubiera entrado en la jaula. Hicieron
una pausa en la que el cura dejó salir a don Quijote para que hiciera sus necesidades.
Mientras éste estaba fuera, el canónigo aprovechó para charlar con él y tratar de
convencerle de que los libros de caballerías no eran ciertos. Al final se dio cuenta de
que no podía hacerle entrar en razón. Ya que Don Quijote estaba empecinado y ya no
estaba cuerdo de su cabeza.
Capítulo L:
Aquí en este capítulo el canónigo y don Quijote siguen hablando de los libros de
caballerías. Don Quijote recita el discurso del caballero del Lago. Tras la
conversación con el canónigo don Quijote inicia otra con Sancho acera de la
recompensa de la ínsula y su gobierno. Por el camino encontraron a un pastor que iba
tras una oveja. Éste comenzó a hablar con el cura de que no todos los cabreros y
pastores eran ignorantes y necios. Entonces el cabrero quiso contar una historia.
Capítulo LI:
Como iban varios empezó el cabrero a contar que había una chica llamada Leandra
de la cual él había estado enamorado hacía ya un tiempo. Quiso casarse con ella pero
además de él había otro pretendiente, así que el padre le dejó escoger a ella.
Leandra decidió coger todas sus joyas y fugarse con un soldado llamado Vicente de la
Rosa. Éste se las robó y la abandonó. Después de pasar toda esta desgracia el papá
de Leandra, muy molesto como castigo, la metió en un convento.
Capítulo LII:
Como siempre Don Quijote ayudando le dijo al cabrero que por él iría a buscar a
Leandra. El pastor al oír esto dijo que don Quijote estaba loco. Muy ofendido por el
insulto el hidalgo comenzó una pequeña pelea de la que como era muy normal, salió
perdiendo. Poco después don Quijote observo que se acercaba una procesión de
disciplinados, con una imagen de la virgen, pero don Quijote pensó que era una
cautiva. Don Quijote al verlos arremetió contra ellos, rompiendo la espada. El
hombre que llevó el golpe embistió contra el hidalgo, que quedó tendido en el suelo.
Y salió muy mal parado. Después de este percance continuaron su camino don
Quijote, el barbero, el cura y Sancho. Cuando llegaron a casa don Quijote descansó y
por solicitud del curo este quedo bajo los cuidados de su sobrina y del ama. Sancho
se reencontró con su mujer Juana Panza y esta lo primero que le pregunto fue por el
burro, y él le dijo que estaba mejor que el amo, y ella dio gracias a Dios, Ya aquí se
termina la primera parte de esta majestuosa y divertida obra.