1. UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE TLAXCALA
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
LICENCIATURA EN COMUNICACIÓN E INNOVACIÓN EDUCATIVA
Estudiante: Verónica Fernández Montiel
9° Reporte de lectura
LA COLONIZACIÓN IDEOLÓGICA
El neoliberalismo penetra y moldea el imaginario social, la vida cotidiana, los
valores que orientan nuestros comportamientos en la sociedad, por ello la
globalización neoliberal no es sólo un sistema económico, sino y ante todo, un
sistema ideológico que penetra hasta el corazón del sentido común de la gente de
manera tal que acaba viendo el mundo existente como el único mundo posible. Los
modelos neoliberales apuntan a la construcción de un sentido común como modelo
de la normalidad, es decir, un sentido común que acepte este tipo de sociedad
como algo natural e inmodificable, quedando sólo lugar para la adaptación a la
misma. Se conforma un círculo virtuoso en el que se logra convencer a las propias
víctimas de las múltiples bondades de la globalización. Y son esas mismas víctimas,
muchas veces, las que participando de esta construcción ideológica, acaban
defendiendo sus actuaciones, justificando su primacía, impulsando sus estrategias
y difundiendo al tiempo sus supuestas virtudes. Se trata entonces de un problema
que toca la parte más sencible y manipulable de las personas, sus ideas, su mente,
su conciencia, haciéndoles creer que necesitan ésta “globalización”, que es buena,
que es el futuro, y viendo mal a quién opine distinto, no cabe duda que ésta
colonización es la más poderosa y peligrosa de todos los tiempos.
La batalla del sentido común
Qué es el sentido común , si no, los conocimientos y las creencias compartidas por
una comunidad y considerados como prudentes, lógicos o válidos, es decir, y
aplicado a éste modelo, qué mejor forma de imponerse a una multitud tan grande
como lo es el mundo, que haciendo creer a las personas que imponerse es lo
correcto, un solo pensamiento, solo una monocultura, solo una forma imperial de
gobierno y de división.
Las viejas ideologías del progreso y de la ilustración en el mundo, incluyendo el
socialismo y el comunismo, se han debilitado y ahora sólo queda una gran
ideología: la utopía del libre mercado regida por el consumo. En esta utopía
neoliberal el individualismo, la competitividad, el darwinismo social, el éxito, el
2. dinero, el consumismo son los valores dominantes, cumpliendo todos ellos un
papel en la modelación de las conciencias y en la subordinación a los designios del
sistema. Un sentido común que ha girado radicalmente provocando una inversión
de valores: acerca de lo que es democracia, de lo que es participación y libertad.
Ya no son los trabajadores los que producen la riqueza del mundo, sino las
corporaciones empresariales. Es el capitalismo quien crea riqueza en cantidades
enormes, y no el que extrae cantidades enormes de riqueza de la mayoría, en
forma de energía humana, pensamiento y acción distribuyendo la mayor parte de
ella entre una minoría en forma de beneficios. La democracia ya no es un concepto
político, sino un concepto económico y de libre mercado, y ahora ya no es un
concepto económico, sino un principio moral que todos creen razonable, lo
aceptan y lo asumen.
El capitalismo es la expresión del mercado libre y no un sistema de asistencia
social para las multinacionales, a través de las grandes ayudas que los gobiernos
les dan del dinero de los impuestos de los trabajadores- El capitalismo redistribuye
la riqueza lentamente de arriba hacia abajo y no al revés: el sudor y la
productividad de las personas pobres y trabajadores a una minoría cuya riqueza no
guarda ninguna relación con sus capacidades o necesidades. Estas creencias y
valores que nos infiltran y nos seducen. Reinventan la realidad, dándole otro
nombre, vistiéndola de terciopelo, interpretándola según los intereses que
persiguen, repitiéndola constantemente y en todos los espacios posibles. Pero la
mayor amenaza proveniente de este utopismo neoliberal reside en su ataque para
despolitizar y privatizar la esfera pública y reducir la ética y la justicia a las reglas
del mercado, antes que a los imperativos democráticos de la vida pública. Los
antiguos valores de la comunidad, la cooperación, las necesidades de las personas
y la igualdad de todos, se están sustituyendo por unos valores que aplauden el
individualismo, la competición, el máximo rendimiento y la diferenciación,
principios esenciales de la ideología neoliberal.
El pensamiento único
En las democracias actuales, cada vez son más las personas que se sienten
atrapadas en una especie de doctrina difusa que inhibe cualquier razonamiento
rebelde, lo paraliza y acaba por ahogarlo. Esta doctrina, es el pensamiento único,
el único autorizado por la invisible y omnipresente policía de la opinión. La
arrogancia, la altanería y la insolencia de este nuevo evangelio se extienden con
tal intensidad que se está convirtiendo en una especie de dogmatismo fanático
moderno. Esta ideología prácticamente ha dejado de necesitar justificación. Se ha
convertido en el sentido común de un naciente consenso mundial. El sistema
neoliberal ha adquirido una especie aura sagrada, acabando por reinar en las
conciencias de la mayoría de las grandes fortunas y dejar de lado las normas
ambientales hasta desmantelar la enseñanza pública y los programas de
3. prestaciones sociales. Se manifiesta sin complejos y con una rotundidad rayana en
el fundamentalismo religioso. Desde los centros de poder político y económico de
difunde la idea de que ya no hay más que una realidad, una forma viable de
organizar la vida económica, social y política; se impone la idea de la ausencia de
alternativas racionales y viables.
Este dogmatismo paraliza el entendimiento y la ausencia de alternativas, paraliza
la acción. En la conciencia colectiva se instala la tesis de la futilidad e impotencia
del empeño humano individual o colectivo, pues nada se puede cambiar, pero yo
quisiera saber, ¿Qué podemos hacer?, y ¿Si todos conocemos la verdad?, ¿aremos
algo?, y ¿si hacemos algo cambiran las cosas?
¿Cuánto tiempo soportaremos ésta situación?, llevamos más de un siglo cautivos,
sin guerras, sin reveliones, sin hacer nada, no me sorprendería que se llegara el
momento de levantarse y defender lo nuestro, considero que esta pasando y yo
quiero ser parte de esto, porque una vida sin libertad no es vida, estoy segura que
estamos aquí por algo y no es para sufrir o para dejar que otros pasen sobre
nosotros, ¿cómo derrotar al más poderoso? Cómo nos hace falta el buen pancho
villa, un defensor como benito juárez, un equipo como el de la independencia y un
ejército como de 2 mundos, pero yo creo que el carácter y el deseo de libertad es
capaz de intimidar hasta al más malo.
Y aunque todo puede pasar en el transcurso de éstos años, tomemos en cuenta
que somos parte de todo esto de ésta historia, de éste mal o buen momento, y
que como tal nos toca participar conociendo y decidiendo qué lado tomar, pero ya
no más sin hacer nada. El pueblo para el pueblo.