Reflexiones para el éxito y la prosperidad. Por José Augusto Silverio
Incertidumbre
1. INCERTIDUMBRE
Mi labor como artista plástico se ha concentrado la más de las veces
en el quehacer humano. Me refiero a que cuando se le pregunta a
alguien qué hace, responde: yo soy médico, yo soy arquitecto, yo soy
mecánico; eso que dicen ser es lo que hacen y determina en gran
medida cómo es su vida. Ser consciente de que estamos vivos y sólo
por un tiempo indeterminado, debería ser motivo suficiente para ser
felices. Pero no, tenemos la necesidad de hacer algo y ese algo es
siempre una decisión determinada por el entorno y las capacidades
del individuo. Esa conciencia de estar vivo, o mejor, que vamos a
morir, es la que nos hace reflexionar sobre qué es vivir y qué actitud
tomar frente a ese estado.
En “El mito de Sísifo” Albert Camus hace la pregunta fundamental:
¿juzgar si la vida vale o no la pena vivirla? Teniendo presente que se
trata de evidencias perceptibles para el corazón, el cuerpo retrocede
ante el aniquilamiento, pero que se deben profundizar a fin de
hacerlas claras para el espíritu nos disponemos a seguir vivos y a
hacer algo con nuestra vida. La decisión de ese algo no es fácil, pero
se tiene que hacer, porque es lo que le da sentido a nuestro existir.
El terreno en que me muevo es casi infinito, no sólo por la cantidad de
labores sino por las variables, porque las personas además de tener
una profesión tienen otra labor o practican un deporte o tienen un
hobby; son abogados y en su tiempo libre son poetas o son
diseñadores y juegan futbol los domingos, cantidad de variables que
al igual amplían y enriquecen el sentido que le damos a la vida y al
quehacer humano.
La palabra incertidumbre significa falta de conocimiento seguro y
claro de algo, en otras palabras ¿qué va a ser de mí? Nadie tiene por
cierto qué va a pasarle en la vida (si fuese así sería bastante
aburrida), esa pregunta se formula y se responde continua y
diariamente, pero siempre con unos presupuestos ideales: no
sabemos qué nos va a pasar hoy pero sabemos qué quisiéramos que
nos pasara. Aquí radica la riqueza del tema y el fundamento de mi
obra.
Como artista plástico me sumerjo en las decisiones que las personas
toman y me encuentro con absurdos infranqueables, pero que desde
la subjetividad de cada ser son irrefutables. Me encuentro con
personas que dicen “me toco ser contador pero en mi tiempo libre
soy artista plástico”, entonces la subjetividad de las personas permite
2. algo macondiano: la coexistencia en un mismo ser de José Aureliano
Buendía y Úrsula Iguarán.
Esa subjetividad es la que responde constantemente como
afrontarnos a la existencia. Nos levantamos, y en la mayoría de casos,
desde hace tiempo tenemos por sentado qué vamos a hacer hoy. Se
tiene un plan para sacarle el cuerpo a la incertidumbre, uno y más
planes, hilos que tendemos hacía el futuro que viéndolos desde otra
perspectiva no son sino escudos contra la incertidumbre. Para
hacerlo más grafico como el burro que camina con la zanahoria en
frente.
Me veo y veo a las personas caminar por la calle a toda prisa -como
huyendo- pasar absolutamente seguros de cómo debe ser su
existencia sin darle tregua a la incertidumbre. De todas maneras ésta
se nos aparece de sorpresa sólo para recordarnos que existe. Pero
son tan sofisticados y estructurados esos maravillosos planes que
inmediatamente se asoma es rebasada con la creatividad del sujeto y
sobre todo con actitud positiva.
Y cuando nos encontramos con otros de nuestra misma calaña nos
preguntamos mutuamente ¿Cómo estás? ¿Cómo te va? ¿Qué has
hecho? ¿Qué es de tu vida? A lo que respondemos ¡Bien, bien! O
como dicen los paisas ¡Bien y mejorando! Sólo a los buenos amigos y
de vez en cuando le contamos que estamos pasando un mal
momento, que no sabemos qué hacer; todo para que nos aconsejen
volver a la tranquilidad que ofrecen los planes, las metas, los objetivos
o cualquier otro nombre que bien podamos colocarles.
Esa zanahoria que nos ponemos en frente está fuertemente atada
con el lazo de la esperanza. Utilizamos el artificio de la esperanza
para amalgamar todos esos escudos anti incertidumbre. La
esperanza es la plataforma donde nos paramos con nuestros
proyectos de vida. Como en las películas de piratas que ponen a
caminar al enemigo sobre una tabla que inevitablemente termina y da
al mar infestado de tiburones y por ende a la muerte. Esa tabla es
exactamente donde estamos parados todos, pero gracias a lo
absurdo de la esperanza podemos alargarla a nuestro antojo, porque
así tengamos un cáncer terminal decimos “sí me curo…”.
Todos estos planes, proyectos, planeación, diseño, estadísticas,
probabilidades, estados, visualización, etc., me parecen maravillosas
formas de evitar la incertidumbre. Mis dibujos pretenden hacer visible
el quite que le hacemos a la incertidumbre.