1. Esta versión de “Madrid”, que vas a disfrutar, se
grabó hace muchos años. Las voces son de Nati
Mistral, María Dolores Pradera, Concha Velasco, la
orquesta de Pulso y Púa (uno de ellos es esa bonita
voz masculina tenor que canta) y Olga Ramos. Las
voces femeninas que surgen son: en primer lugar
Olga Ramos, que canta sin ninguna dificultad como
notarás; la segunda voz es de Concha Velasco, que
no llega a las notas altas; Nati Mistral, que es más
lista, opta por decir (más que cantar) “Madrid,
Madrid, Madrid, Madrid...” y sale del paso. La última
voz es de María Dolores Pradera que sólo puede
cantar la ¡octava baja!, que creo que es 8 tonos más
bajo.
Conclusión: que la voz de Olga supera y en mucho,
creo yo, a la de sus compañeras.
La voz masculina, fantástica.
39. Cuando llegues a Madrid, chulona mía,
voy a hacerte emperatriz de Lavapiés;
y alfombrarte con claveles la Gran Vía,
y a bañarte con vinillo de Jerez.
En Chicote, un agasajo postinero
con la crema de la intelectualidad
y la gracia de un piropo retrechero
más castizo que la calle de Alcalá.
Madrid, Madrid, Madrid,
pedazo de la España en que nací
por algo te hizo Dios
la cuna del requiebro y del chotis.
Madrid, Madrid, Madrid,
en Méjico se piensa mucho en tí
por el sabor que tienen tus verbenas
por tantas cosas buenas
que soñamos desde aquí;
y vas a ver lo que es canela fina
y armar la tremolina
cuando llegues a Madrid. Usa ahora el ratón
41. Yo estaba en el medio:
giraban las otras en corro,
y yo era el centro.
Ya el corro se rompe,
ya se hacen Estado los pueblos,
Y aquí de vacío girando
sola me quedo.
Cada cual quiere ser cada una:
no voy a ser menos:
Madrid, uno, libre, redondo,
autónomo, entero!
Mire el sujeto
las vueltas que da el mundo
para estarse quieto.
Yo tengo mi cuerpo:
un triángulo roto en el mapa
por ley o decreto
entre Ávila y Guadalajara,
Segovia y Toledo:
provincia de toda provincia,
flor del desierto.
Somosierra me guarda del Norte y
Guadarrama con Gredos;
Jarama y Henares al Tajo
se llevan el resto.
Y a costa de esto,
yo soy el Ente Autónomo último,
el puro y sincero.
¡Viva mi dueño!,
que, sólo por ser algo,
¡soy madrileño!
Y en medio del medio,
Capital de la esencia y potencia,
garajes, museos,
estadios, semáforos, bancos,
y vivan los muertos:
¡Madrid, Metrópoli, ideal
del Dios del Progreso!
Lo que pasa por ahí, todo pasa
en mí, y por eso
funcionarios en mí y proletarios
y números, almas y masas
caen por su peso;
y yo soy todos y nadie,
político ensueño.
Y ése es mi anhelo,
que por algo se dice:
De Madrid, al cielo
Himno oficial de Madrid
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