La otra cara de la violencia: Hijos que agreden a sus padres
1. La Otra cara de la Juventud
Una de las caras más ingratas de la violencia doméstica
Parece que no fuera cierto, pero hay hijos que golpean e
insultan a sus padres, de una forma atroz. Es la cara
inconcebible de la violencia doméstica.
Una cara de la violencia doméstica de la cual no suele
hablarse mucho es la de hijos que golpean o maltratan
psicológicamente a sus padres.
En muchos casos, muestra un hecho poco concebible en la
mente de quienes postulan la utopía de los "vínculos
naturales", y que supuestamente nunca generaría estos
casos.
La realidad suele ser mucho más dramática que la ficción
y los hechos así lo demuestran.
El que un hijo golpee o maltrate a sus padres, incluso
siendo estos ancianos, supone una falta de consideración y
respeto que raya en la locura, pero, lamentablemente es
un hecho que no se puede esconder.
Algunos casos de ejemplo
• En la ciudad de Calama, en el norte de Chile, un
hombre de 27 años, golpeó con las manos y pies y
también con un objeto contundente a su padre de 54
años hasta dejarlo inconciente. El progenitor tuvo
temor de denunciarlo. Los siguientes días se
mantuvo recluido en su habitación. Sin embargo, por
temor a las amenazas de su hijo terminó por solicitar
ayuda a la policía.
2. • Otro hecho ocurrido en la misma ciudad ocurrió
cuando un hombre de 36 años, encontró a su padre de
76 años en la calle, y sin mediar provocación lo atacó
con puños y pies. Debido a las lesiones el anciano fue
derivado a un hospital donde las autoridades
competentes tomaron el caso en sus manos y
detuvieron al agresor.
• En Perú, un hombre golpeó a su padre de 88 años de
edad, porque el progenitor vendió una propiedad que
el hijo pensaba heredar. El anciano hizo la denuncia
del hecho, acompañado de su hija y nieta en el
hospital donde fue atendido.
Razones que dan los agresores
Algunas de las razones que dan los agresores para actuar
de la manera en que lo hacen es:
"Reacción al maltrato paterno cuando eran niños o
adolescentes".
• En este caso se lo toma como una venganza.
• Sin embargo, aunque aparentemente la reacción
pueda parecer justificable, es simplemente una
excusa. Nada justifica la violencia.
• La agresión es un delito, no importa con qué
atenuante se lo quiera pintar.
"Efectos del alcohol y las drogas".
Informacion
• El síndrome del emperador
• Derecho a una vida sin violencia
3. • La violencia machista
• Si bien el consumo de alcohol y drogas puede
provocar que muchas personas pierdan el
discernimiento suficiente para actuar, sigue siendo
una explicación poco viable.
• Muchos hijos consumen alcohol y drogas, y no por eso
son violentos.
• La persona que intenta excusar su acción por su
adicción simplemente intenta justificar lo
injustificable.
• El alcohol y el consumo de drogas puede crear
condiciones que propicien la violencia, pero en
ningún caso son su causa.
Causas que explican
1. Falta de responsabilidad legal.
• Lamentablemente muchos hijos crecen considerando
que tienen algunos derechos absolutos.
• Como si sus padres tuvieran el deber de alimentarlos
y cuidarlos, por el resto de la vida.
• Esta falta de conciencia a veces es generada por los
mismos padres que no han sabido establecer límites
adecuados.
• En otras ocasiones, no entienden sus
responsabilidades ético-legales en relación a sus
propias vidas.
• En este caso como en muchos la falta de educación
cívica y la conciencia de derechos y deberes genera
4. conductas delictivas.
2. Falta de inteligencia emocional.
• Muchas personas no aprenden a controlar sus
emociones.
• Especialmente cuando están enojados dan rienda
suelta a su ira sin medir las consecuencias.
• Las emociones pueden ser educadas y esa es tarea de
toda la vida, que tiene mejores efectos cuando se
inicia en la niñez y la adolescencia.
3. Conductas agresivas aprendidas.
• La violencia se aprende, no se hereda.
• Quienes desarrollan conductas agresivas, resultarán
tener mal control de emociones, poca tolerancia a la
frustración y descontrol.
• A menos que dichas personas se sometan a algún
proceso terapeútico que incluya responsabilidad legal
de sus acciones, son candidatos a convertirse en
violentos.
4. Situaciones generadas por la ambición y la codicia.
• En algunos de los casos que se han registrado, hijos
usan la violencia como medio de coersión para
obtener dividendos económicos.
• Se han observado casos de violencia de hijos a
padres, en casos de disputas de herencia o
repartición de ganancias empresariales.
• No deja de ser un hecho punible la actitud de dichos
hijos.
5. 5. Subproducto de una cultura hedonista.
• Muchos padres dan "todo" a sus hijos, como una
manera de compensar lo que ellos mismos no
recibieron cuando niños.
• Lamentablemente algunos olvidan poner límites a la
conducta de sus hijos que terminan creyendo que
tienen derecho a todo lo que quieren.
• La actitud de búsqueda de placer, al costo que sea,
genera hijos consentidos y con intolerancia a los
límites.
• Una educación permisiva genera hijos que creen
tener derecho a todo, sin cumplir deberes de ningún
tipo. De allí a la violencia hay sólo un paso.
• Esto es especialmente cierto en hijos donde se da el
llamado Síndrome del Emperador, cada vez más
estudiado y es el caso de niños y adolescentes
agresivos con sus padres.
¿Qué hacer frente a este hecho?
La solución no es una situación fácil de resolver, más aún
cuando hay pocos estudios que permitan entender el
problema a cabalidad.
Algunos hechos que deben tenerse en cuenta es que hijos
mayores de 18 años son adultos que tienen que aprender
que sus acciones conllevan responsabilidades.
Lo anterior implica que los padres deberían entender que
las conductas delictuales de sus hijos deben ser
sancionadas, de otro modo, el hijo no sólo se convertirá en
un problema para ellos mismos, sino para todo su núcleo
6. familiar y social.
Es preciso además pedir ayuda enseguida para evitar que
las situaciones adquieran ribetes trágicos. Un error
común es apelar a "cambios milagrosos" o reacciones
espontáneas, lo que nunca sirve en el caso de la violencia.
Conclusión
Hace falta tomar más conciencia del problema y advertir a
la sociedad que en ningún caso es permisible que se
puedan admitir conductas de este estilo. Vivir sin
violencia es un derecho.
La violencia siempre es un delito, por mucho que el
agresor sea un hijo que agrede a su padre o madre. La
conducta delictual es la misma y no debe ser tolerada.
Aceptar este tipo de violencia es permitir una espiral de
situaciones con alcances insospechados. Es preciso decir
¡basta!