Este documento describe diferentes figuras literarias y recursos estilísticos que los escritores pueden utilizar para dar expresividad a sus textos literarios. Explica recursos fónicos como la aliteración y la onomatopeya, recursos morfosintácticos como el hipérbaton y la anáfora, y recursos léxico-semánticos como la metáfora, la ironía y el eufemismo. También cubre figuras de pensamiento como la antítesis, la paradoja y la prosopopeya. El objetivo es proporcionar
Figuras literarias y recursos estilísticos en la literatura
1. 1016080010Curso: EspañolProfesor: Wagner Del Castillo Grado: Siete y Ocho - 2011<br />FIGURAS LITERARIAS - RECURSOS ESTILÍSTICOS - RECURSOS EXPRESIVOS <br />-146685741045(Figuras literarias, retóricas o estilísticas)<br />Cuando una persona quiere escribir un texto literario, no sólo procura expresarse con corrección, sino que además selecciona las palabras que le parecen más bonitas, más expresivas o más sugerentes. Existen varios procedimientos para dar expresividad o forma artística a un mensaje. Estos procedimientos son los recursos estilísticos, que pueden ser de carácter fónico, gramatical y semántico.<br />La lengua literaria se sirve de la lengua común, pero hay en el que la utiliza, el escritor, una voluntad de estilo. Según Dámaso Alonso, “estilo es todo lo que individualiza a un ente literario”. A la vista de este concepto de estilo se evidencia que hay mucho más que los recursos retóricos para determinar el estilo de un texto. Aquí pretendemos recoger alguno de los recursos más usuales; sin olvidar que en los texto en verso es necesario tener presente, además, la medida, el valor de los acentos, las rimas, las pausas y la configuración estrófica.<br />RECURSOS FÓNICOS.<br />Aliteración.<br />Consiste en la repetición de la misma consonante, vocal o sílaba dentro de una misma unidad sintáctica o métrica. Esta repetición puede dar lugar a:<br />Eufonía. Sonidos agradables al oído:<br />“Con el ala aleve del leve abanico” R. Darío.<br />Cacofonía. Sonidos desagradables:<br />“Méjico pájaro regio” R. Darío.<br />Onomatopeya o armonía imitativa. Imitación de sonidos reales:<br />“En el silencio solo se escuchaba<br />un susurro de abejas que sonaba.” Garcilaso de la Vega.<br />Paranomasia.<br />Consiste en poner cerca dos palabras de sonido parecido, pero de significación distinta. Con ello, se obliga al lector a hacer un esfuerzo intelectual y se subraya el contraste entre conceptos:<br />“Creemos los nombres<br />derivarán los hombres.” Juan Ramón Jiménez.<br />RECURSOS MORFOSINTÁCTICOS O GRAMATICALES<br />A. Figuras de posición.<br />El criterio distintivo de estos recursos es su posición dentro del contexto sintáctico o métrico, ya sea por una ruptura de la disposición habitual o por la insistencia en esa disposición habitual.<br />Hipérbaton. (Pl, hipérbatos)<br />Consiste en separar dos palabras estrechamente unidas desde el punto de vista sintáctico, intercalando entre ellas otro miembro de la oración (que puede constar de una o más palabras) que no pertenece a ese lugar:<br />“Vinieron de diablos por ella gran gentío.” G. de Berceo.<br />Mixtura verborum.<br />Es otra variante del hipérbaton. El escritor crea un caos sintáctico que exige un gran esfuerzo intelectual del receptor:<br />“De este, pues, formidable de la tierra<br />bostezo, el melancólico vacío<br />a Polifemo, horror de aquella sierra,<br />bárbara choza es, albergue umbrío” L. de Góngora.<br />B. Figuras de repetición.<br />Concatenación.<br />Está constituida por la continuación de una palabra utilizada al final o antes del final de un verso:<br />“No hay criatura sin amor<br />ni amor sin celos perfecto<br />ni celos libres de engaño<br />ni engaños sin fundamento.” Tirso de Molina.<br />Epanadiplosis.<br />Una frase o verso empieza y acaba con la misma palabra:<br />“Verde que te quiero verde” Lorca.<br />Anáfora.<br />Consiste en la repetición de elementos al principio de dos o más versos o frases:<br />“Temprano levantó la muerte el vuelo,<br />temprano madrugó la madrugada,<br />temprano estás rodando por el suelo” M. Hernández.<br />C. Figuras de omisión.<br />Elipsis.<br />Consiste en la omisión de uno o varios elementos de la oración que se sobrentienden gracias al contexto:<br />“Lo bueno, si breve, dos veces bueno” B. Gracián.<br />Asíndeton.<br />Agrupación sin conjunciones de elementos coordinados. Al omitir las conjunciones, se da mayor vigor a la frase y se consigue la ilusión de movimiento:<br />“Alegre, fértil, vario, fresco prado.” Herrera.<br />Para terminar el apartado morfosintáctico, también hemos de tener presente que en el lenguaje literario adquieren especial relevancia:<br />La frecuencia de aparición de las distintas categorías gramaticales.<br />La abundancia de sustantivos y adjetivos produce el llamado “estilo nominal” que es el propio de la descripción y da un ritmo lento al escrito. En el uso del adjetivo hay que poner especial atención a los epítetos.<br />Por otro lado, la presencia de verbos de acción produce dinamismo y rapidez; su ausencia, reposo y lentitud.<br />El valor expresivo de los afijos. <br />Siempre es interesante hacer notar los matices aportados por los morfemas facultativos, en especial por los diminutivos, despectivos y aumentativos.<br />El tipo de construcción oracional.<br />Cuando abundan las oraciones simples, el estilo es más sencillo y directo que si nos encontramos con largos periodos oracionales que dan solemnidad al discurso.<br />RECURSOS LÉXICO-SEMÁNTICOS<br />Gradación.<br />Se trata de la aparición de elementos cuya intensidad semántica va en aumento o disminución (gradación ascendente o descendente):<br />“En tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada” Góngora.<br />Diáfora, dialogía o equívoco.<br />Se trata de repetir una palabra polisémica de manera que en cada ocasión adquiera un significado distinto. También puede tratarse de palabras homónimas.<br />“Los estafadores [...] hurtaban el rostro ante los recién llegados, quizás por hurtar algo” R. J. Sender.<br />“Algún día los hierros<br />de tus balcones<br />presenciaron a solas <br />yerros mayores.” Anónimo.<br />Epíteto.<br />Con este término se designa el adjetivo explicativo que expresa una cualidad del sustantivo. Según G. Sobejano, es epíteto cualquier adjetivo que acompaña a un sustantivo, delante o detrás de este, “para expresar una cualidad propia o accidental del mismo sin necesidad lógica de expresarla”. El rasgo esencial del epíteto es que se trata de un adjetivo no necesario; sin embargo, la manera de utilizarlo indica la capacidad de observación y expresión del hablante, su visión imaginativa o afectiva de la realidad y ciertas peculiaridades de su personalidad.<br />Hay diferentes clases. Se habla de epíteto típico cuando el adjetivo de nota una cualidad propia o esencial al sustantivo: “helada nieve”, “noche oscura”. A veces se confunde este adjetivo con el llamado epíteto constante, que se asocia de manera fija a un sustantivo (“manso cordero”); su empleo puede ser un signo de pobreza expresiva y de carencia de originalidad. En la literatura grecolatina y en la medieval se designa como epíteto épico a ciertos adjetivos con los que, de forma ritualizada, se exalta una cualidad del héroe o se fustiga un vicio de sus enemigos: “buen Campeador”, “burgalés complido”. Se habla también de epíteto metafórico, cuando el adjetivo implica una metáfora: “nevadas plumas” por blancos cisnes.<br />Arcaísmo y neologismo.<br />Consiste, respectivamente, en la utilización de un término en desuso o de reciente acuñación, en vez del correspondiente en el lenguaje usual. Es difícil determinar si una palabra es arcaica o neológica, pues su antigüedad o novedad se deben medir a partir de los hábitos contemporáneos a la fecha de creación de la obra.<br />LOS TROPOS<br />Constituyen un grupo especial dentro de los recursos del ámbito léxico-semántico. La característica común que comparten es que en ellos el signo lingüístico ha sufrido un giro en su significado. La discrepancia entre la significación habitual de una voz y la que resulta de su empleo trópico produce una tensión en el emisor, que se ve obligado a reconstruir para sí la significación contextual del tropo. Si el tropo se hace habitual (se lexicaliza), ya no produce tensión; pero también puede darse el caso contrario, que la relación entre el signo sustituido y el que lo sustituye permanezca irreconocible y el receptor no comprenda (obscuritas).<br />El empleo de los tropos representa, por su propia naturaleza, una interpretación de la realidad y contribuye poderosamente a la esteticidad de los textos.<br />Perífrasis.<br />Consiste en expresar un concepto mediante un rodeo en vez de hacerlo con la palabra que lo designa directamente. Da a conocer rasgos relacionados con el concepto que trata de comunicar que con la designación directa pasarían desapercibidos, al tiempo que embellece el estilo:<br />“Doméstico es del sol nuncio canoro” (‘gallo’) Góngora.<br />Hipérbole.<br />Uso de un término que valora o describe las cosas fuera de sus proporciones normales. Engrandece o empequeñece las cualidades o las acciones exageradamente:<br />“Con mi llorar las piedras se enternecen” Garcilaso de la Vega.<br />Se usa con frecuencia para producir efectos irónicos y grotescos:<br />“Érase un hombre a una nariz pegado” Quevedo.<br />Metáfora.<br />Consiste en nombrar un elemento con otro término con cuya significación presenta una relación de analogía. Tiene como base la comparación.<br />La división tradicional distingue entre metáforas impuras, en las que se conserva el término real (A) y metáforas puras, donde éste ha desaparecido.<br />Podemos establecer varias fórmulas:<br />A es B (metáfora impura): “Mi corazón es una almohada negra”<br />B es A ( idem): “Donde el vacío es luna”. Consigue más intensidad.<br />A de B (idem): “Los suspiros se escapan de su boca de fresa”<br />B de A (idem): “Tocando el tambor del llano.”<br />A, B (metáfora impura aposicional): “El otoño: isla de perfil estricto”.<br />A, B, B’, B’’ (met. imp. descriptiva o impresionista): “Por el olivar venía, bronce y sueño, los gitanos.” El plano real da lugar a más de una evocación.<br />Metáfora superpuesta. Una evocación va provocando otras: <br />“Nuestras vidas son los ríos<br />que van a dar a la mar<br />que es el morir.”Manrique.<br />B en lugar de A (metáfora pura). Desaparece el término real:<br />“Enhiesto surtidor de sombra y sueño” (‘un ciprés’). G. Diego.<br />Sinestesia.<br />Consiste en atribuir la sensación propia de un sentido corporal a una realidad que no se percibe a través de éste. Es una figura relacionada con la metáfora y frecuentemente vinculada a ella: “sonido azul”, “sabor aterciopelado”.<br />Ironía.<br />Es un procedimiento por el que se afirma o se sugiere lo contrario de lo que se dice con las palabras, de forma que pueda quedar claro el verdadero sentido de lo que se piensa.. Es un recurso fundamental en la literatura humorística y satírica. Cuando contiene una burla despiadada recibe el nombre de sarcasmo. En general, la expresión irónica va acompañada de una determinada entonación para que sea percibida como tal. En la lengua escrita, el lector debe descubrirla a través del contexto.<br />Alegoría.<br />Es la metáfora continuada. Se designa también con el nombre de metáfora textológica. Un ejemplo tradicional es la introducción de Los Milagros de Nuestra Señora de Berceo.<br />Eufemismo.<br />Se trata de la sustitución de un término tabú (expresión que se considera hiriente, inoportuna o “peligrosa”) por una expresión menos comprometedora:<br />“El enemigo malo” (‘demonio’) Berceo.<br />“Pasar a mejor vida” (‘morir’)<br />LAS FIGURAS DE PENSAMIENTO<br />Figura de pensamiento es un concepto de la retórica clásica que engloba un número grande y discutido de recursos. Estos son difícilmente clasificables según el criterio de los niveles lingüísticos porque, aunque queden plasmados a través de determinados mecanismos fónicos, gramaticales o léxico-semánticos; la base de cada figura no está en esos procedimientos, sino en el modo de pensamiento o en la intención de afectar al receptor del mensaje que reflejan. A pesar de lo dicho y dado que afectan a la significación, pueden estudiarse en el nivel semántico.<br />Antítesis.<br />Es la contraposición de dos ideas o pensamientos, que adquieren así mayor expresividad y viveza. Este contraste se da a veces, oponiendo dos palabras antónimas (Garcilaso: “Conozco lo mejor; apruebo lo peor”) o frases enteras (Bécquer: “La brilladora lumbre es la alegría / la temerosa sombra es el pesar”).<br />Paradoja.<br />Es una antítesis que hermana dos ideas contrarias en un mismo pensamiento, dando lugar a una contradicción que es solo aparente, pues encierra una realidad más profunda o un modo nuevo de ver la verdad. Es un recurso frecuentemente utilizado en la literatura mística y barroca. En la época contemporánea se considera un recurso propio del estilo unamuniano.<br />“Vivo sin vivir en mí,<br />y tan alta vida espero, <br />que muero porque no muero.” Santa Teresa.<br />Prosopopeya o personificación.<br />Consiste en atribuir cualidades de seres animados y corpóreos a otros inanimados o abstractos; o cualidades humanas a seres que no lo son.<br />“La tarde loca de higueras<br />cae desmayada en los muslos <br />heridos de los jinetes.” Lorca.<br />Símil o comparación.<br />Presenta la relación de semejanza entre dos elementos entre dos elementos mediante la fórmula “A es como B” u otras similares:<br />“La noche suspendida<br />como un racimo de uvas negras”. L. Marechal.<br />