La teoría funcionalista de la comunicación surgió a principios del siglo XX. Según esta teoría, los medios de comunicación tienen la intención de persuadir a los receptores para satisfacer sus necesidades y mantener el equilibrio social. Los receptores eligen activamente los mensajes que satisfacen sus necesidades de integración social, evasión, conocimiento y placer estético. La teoría funcionalista ve a la sociedad como un sistema autoregulado que usa los medios para transmitir la cultura y controlar desviaciones.