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CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 121
La sexta década 1958 - 1967
Rugby
A principios de la década se empezó a manifestar
mejoras en el juego, muchas de ellas aportadas por
las camadas de jóvenes que se acercaron al club
desde distintos lugares: Ciudad Jardín, en El Palo-
mar (de donde llegaron los hermanos Plesky, «Rudi»
Hein, «Billi» Frisch, los hermanos Rolón y Victor
Kohner, entre otros), Palermo (con un grupo enca-
bezado por Andrés Rodríguez) y Devoto (un tradi-
cional proveedor, por la cercanía con el Club, que
había llevado al club decenas de jugadores,
liderados en gran medida por Carlos Alberto Tozzi).
Alberto Rolón, quien llegó con ellos, nos cuen-
ta como arribaron los de Palomar:
Canzani, Billy Frisch, Rudi Hein y otros más. Tan-
to querían jugar los incipientes rugbiers que «in-
ventaron» un precario equipo, para el que consi-
guieron algunas camisetas rojas con el cuello blan-
co. Pero rivales por allí no había. Parecían desti-
nados a jugar contra los árboles. Finalmente fue
Arturo Jones, un excelente ex jugador de Old
Georgians y vecino de Ciudad Jardín, el que, al
ver el interés del grupo, los acercó a Pacific, en el
que formaron casi íntegramente la primera Quinta
División con que contó el club. Algún tiempo des-
pués, acompañé a mi hermano mayor, y tuve el or-
gullo de jugar en ¡la primera Sexta División!
Todos los jóvenes que empezaron así la prácti-
ca del rugby fueron excelentes jugadores y consti-
tuyeron parte del magnífico equipo que logró tan-
tas satisfacciones para nuestro club».
A comienzos de la década Pacific tenía un fuer-
te equipo de veteranos, muchos de ellos había de-
jado de jugar en la división superior pocos años
atrás, y ese grupo emprendió dos giras inusuales.
Primero a Perú, donde actuaron en Lima y luego al
Brasil, donde visitaron a un equipo de rugby de
San Pablo, esta vez reforzados por algunos jugado-
res en actividad. Entre los que fueron podemos
mencionar a Enrique Poratelli, Gert Plesky, Mario
Trangoni, Alfredo Miquelarena, Carlos A. Tozzi,
etc.
Ambas giras fueron un gran éxito y un estímulo
para aquellas que emprendería el club en años pos-
teriores.
Esto se debió a una progresiva trasformación
del club. Ya no había una mayoría de apellidos bri-
tánicos en sus formaciones, y aunque se seguía es-
cuchando hablar en inglés, éste estaba reservado al
bar, y ya no se oía como antes dentro de la cancha,
reemplazado por voces muy porteñas.
La sexta década:
el gran crecimiento
«Mi hermano César y otros muchachos de ca-
torce o quince años solían juntarse a jugar en un
terreno baldío cercano a nuestra casa. Por lo ge-
neral el fútbol dominaba las tardes, hasta que con
«Miki» Miquelarena, que había estudiado y juga-
do al rugby en el Colegio San Albano, se «coló»
una pelota ovalada. Yo era más chico, y a veces me
permitían jugar un rato con ellos, entre los que es-
taban Victor Kohner, Gertie (que vivía en el mismo
edificio que «Miki»), Lilo Mondolfo, que si bien no
vivía en Palomar pasaba los fines de semana de
visita en casa de unos amigos de la familia, Jorge
Alberto Rolón, muy joven.
122 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN
La sexta década 1958 - 1967
El cambio se debió en gran medida a que mu-
chas familias británicas perdieron contacto con el
ferrocarril desde que éste pasó al estado, alejándo-
se lentamente del club, y a que algunos jóvenes de
origen británico no volvieron del servicio prestado
en la guerra y otros emigraron a Inglaterra o Esco-
cia, aprovechando el crecimiento económico de la
Europa de posguerra. Pese a todo, las tradiciones
inglesas persistieron, ahora algo aporteñadas, pero
profundamente enraizadas en nuestro club.
Por eso muchas costumbres siguieron conser-
vándose por muchos años más, como los infaltables
gajos de limón que ofrecía Mr. Brown en todos los
entretiempos. Este antiguo y respetado colabora-
dor del club, alto y delgado, cubierto con una gorra
alternativamente gris o azul, entraba a la cancha al
finalizar el primer tiempo, con gran dignidad y ofre-
cía la fruta a los jugadores y al referee en platitos,
para mitigar la sed. Por supuesto siempre primero a
los visitantes, como debe ser…
Mr. Brown fue un verdadero símbolo de lo que
entendía el club como deporte: juego limpio, res-
peto por el ocasional adversario y caballerosidad
por sobre todas las cosas. Muchos años después,
en ocasión de su retiro, el rugby le rindió un home-
naje antes del partido de primera, como agradeci-
miento a tantos años de conducta ejemplar.
El equipo volvió a fortalecerse y obtuvo buenos
resultados. Sin embargo 1958 fue otro año pasado
en segunda, donde a fin de la temporada ascendió
YPF a primera y descendió Los Matreros. En 1959,
ascendió Los Matreros y descendió La Plata.
En 1960 debutó en la división superior un jo-
vencito que llegaría a ser uno de los mejores juga-
dores del club de todos los tiempos. Según cuenta
Carlos Tozzi, que era capitán del primer equipo del
club, de común acuerdo con el entrenador decidie-
ron contar con Jorge Dartiguelongue en el partido
que debían jugar con Old Philomatians por el cam-
peonato de segunda, y que se jugaría como preli-
Gira a San Pablo, 1960.
CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 123
La sexta década 1958 - 1967
minar del encuentro entre el Seleccionado argenti-
no y su similar de Francia, por entonces de gira en
nuestro país.
Tozzi habló con la gente de hockey (porque
Jorge representaba al club en los dos deportes, con
gran calidad y eficacia, ya que es un deportista com-
pleto) y finalmente se produjo el debut. Dejemos
que sea el mismo Jorge quien cuente que pasó esa
tarde:
«Un jueves a la noche me estaba entrenando
con la cuarta y «Tilín» Rodríguez me pide que en-
trene una rato con la primera porque le faltaba un
apertura, cuando termina el entrenamiento, me
dice: Jorgito, el sábado jugás en primera. No lo
podía creer. Un sueño no esperado.
Era de preliminar de los franceses, que juga-
ban en Jorge Newbery en Gimnasia y Esgrima.
Corría el año 1960.
Tenía 17 años, y estaba muy nervioso. Ese sá-
bado me desperté muy temprano, y como no sabía
bien que hacer, a las nueve de la mañana me fui
para la cancha. Estaba ansioso por llegar y que el
tipo de la puerta me pidiera la entrada y decir algo
que nunca había dicho: jugadorrrr…
No había nadie, no me preguntaron nada, por
lo que entre y me ubiqué en varios lugares de las
tribunas, tratando de imaginarme como me vería
adentro. Me quedé esperando como mi bolso hasta
que empezaron a llegar (¡el partido comenzaba a
las 14 hs!).
Finalmente todo estuvo listo, nos cambiamos en
silencio y recibí algunos consejos y palabras de
apoyo de los mayores que intentaban
tranquilizarme.
Cuando entré a la cancha, vi a toda mi división
completa que estaba en la «popu» alentándome.
Empezó el partido, salió la pelota afuera, gana-
mos el primer line, y «Miky» Miquelarena me hizo
un largo pase que tomé en velocidad y como en
Parados: Marassi, Polak, E.Yoffe, D. Kuaternik, Carelli, A. Cavagnola, R. Ieno, N. Gálvez, «Bicho» Martin
Agachados: Buzzola, M. Moltedo, Giudice, A. Rolón, Mujica.
Cuarta División 1960
124 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN
La sexta década 1958 - 1967
aquél tiempo no existía la regla del largo del line,
los wings forwards marcaban directamente a los
centros, y cuando quise darle la pelota a mi «insai»,
ya estaba tomado. Imaginense, era un juego de-
masiado rápido para mí. Entonces no tuve más re-
medio que guardármela y me corté en profundi-
dad, hasta que me tacklearon bien entradas en las
25 yardas de ellos. Hubo un scrum, me la dieron
por el «ciego», me escapé e hice el try.
No había trascurrido ni un minuto cuando ya
me había marcado un try en mi debut. Allí mismo
se acabaron los nervios y ese fue el comienzo 22
años en primera con la tricolor de mi club».
Como dijimos, el equipo cada vez jugaba me-
jor, y con el transcurso de los partidos se iba afian-
zando el grupo, que matizaba el deporte con las
fiestas e inolvidables terceros tiempos.
La segunda división estaba formada en esos
años por equipos fuertes, como Los Tilos (del que
Pacific había sido «padrino» en su ingreso a la
UAR), Alumni, Olivos, Los Matreros, Curupaytí, Old
Philomatians, etc.
Fue así que el entrenador del seleccionado Na-
cional, Alberto Camardón, invitó al club a jugar un
partido de práctica con el equipo que unos años
después se llamaría «Los Pumas». El encuentro se
llevó a cabo en la cancha del CASI, un sábado a la
tarde, y Pacific presentó a su Reserva reforzada con
algunos jugadores del plantel superior. El equipo
que entró a la cancha estaba integrado, entre otros,
por Paulino Santader, J. J. Martínez y Jorge Canzani;
H. Favetto y A. Sanz; A. Bigliardi, G. Plesky y L.
Testoni; A. Miquelarena y B. Frisch; C. Rolón, J.
Ursa, R. Hein; L. Mondolfo. (En el segundo tiempo
entraron Dasso, Dalaglio y otros).
En la primera jugada del partido, la selección
anotó un try por intermedio de Neri, y luego de la
salida consiguiente, volvió a marcar, augurando un
fácil triunfo, pero a partir de allí fue todo para Pacific,
y los rivales no volvieron a marcar. Los jóvenes
jugadores mostraron que estaban para cosas mayo-
res, y muy pronto lo confirmarían.
San Martín se distinguía por su juego de manos,
rápido y alegre, en el que los forwards participaban
casi como los tres cuartos, por lo que los partidos
resultaban entretenidos, aunque a veces la vehe-
mencia creaba algunas turbulencias.
Andrés Rodríguez, que comenzara como wing
¾ y finalmente se convirtiera en el «octavo» del
equipo superior, recuerda una anécdota que mues-
tra claramente el espíritu de entonces:
«En 1961, en un partido con Los Tilos, uno de
los nuestros se excedió en vehemencia y mandó a
un forward platense al Hospital Zubizarreta. La
revancha, en la segunda rueda era en La Plata, y
todos imaginamos que sería brava. Ellos estaban
«con la sangre en el ojo», y algunos de nosotros
no pudieron formar parte del equipo, por diversas
razones.
Lo cierto es que los ocho de adelante la estába-
mos pasando bastante mal, y ante la situación ad-
versa también empezamos a repartir, callados pero
parejo. De repente, nos encaminábamos a un line
cuando uno de nuestro primeras líneas, de cuyo
nombre no quiero acordarme, me mira fijo y dice
en voz bien alta: «muchachos, no hay que pegar,
juguemos al rugby».
Inmediatamente sentí que había sido «marca-
do», y al dirigirme bastante preocupado a la cola
de la hilera, por que me la iban a dar. Al pasar,
Rodríguez Cometa, primera línea de Los Tilos y
quien era uno de los que más había cobrado, me
miró como diciéndome: «Tranquilo Gallego, él te
marcó pero yo me ocupo». Y le pegó una flor de
piña al batidor, después pasó al lado mío con una
semi-sonrisa.
Ya tenía su merecido, y siguió el partido».
En 1960 no hubo descensos, ascendió a Prime-
ra Old Philomatians y el joven equipo de Alumni
subió a segunda. En 1961 bajaron Old Philomatians,
Los Matreros y Curupayti, y subió solo La Plata, ya
que la Unión quería limitar progresivamente a doce
los equipos de primera división.
El equipo tuvo un buen campeonato, y terminó
tercero. Estaba compuesto casi siempre por los mis-
mos jugadores, y en los siguientes partidos formó
con:
Vs. Hindú: John Moffatt, H. Ruarte, A. Bigliardi,
G. Plesky y M. Trangoni; G. Frisch y J.
Dartiguelongue; L. Testoni, A. Rodríguez y C.
Chiessa; O.Dellatorre y A. Sanz; P.Santander, M.
Laplace y E. Merli.
Vs. Atalaya: J. Moffatt, R. Hein, A. Bigliardi, G.
Plesky y H. Ruarte; G. Frisch y J. Datiguelongue;
CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 125
La sexta década 1958 - 1967
G. Frischnedt, O. Dellatorre y L. Testoni ; A. Sanz
y P. McCormick; A. Rodríguez, M. Laplace y P.
Santander.
Como vemos, los jugadores rotaban frecuente-
mente de puesto, pasando de los forwards a los tres
cuartos y viceversa.
Y llegó el gran año. En 1962 el equipo empezó
bien, ganándole 24 a 0 a Champagnat, que fue lo-
cal en su cancha de Villa Maipú.
Formó con L. Mondolfo, H. Ruarte, G. Frisch,
A. Bigliardi y C. Chiessa; J. Dartiguelongue y A.
Miquelarena; L. Testoni, A. Rodríguez y G. Plesky;
A. Sanz y P. McCormick; M.S. Castellari, M. Laplace
y C. Bertoncelli.
El primer try del año lo marcó Rudi Hein, con
una espectacular palomita a los 16 minutos.
Luego Lilo Mondolfo convirtió un penal y
hubo otro try de Aldo Bigliardi, pero el plato fuer-
te fue el try final de Andrés Rodríguez, sobre el
cual dice la crónica «la pelota pasó por casi la
totalidad de los hombres del ganador, en un im-
pecable despliegue». Esto prefiguraba el estilo de
juego que impuso durante todo el año, en un equi-
po que mejoraba domingo a domingo sus actua-
ciones, dirigido por Héctor M. «Tilín» Rodríguez
(ex jugador de Beromama y un apasionado del
rugby), que le había dado a San Martín una fiso-
nomía particular y una gran confianza en sus po-
sibilidades.
En la segunda fecha San Martín le ganó a
Curupaytí por 5 a 0. Jugaron: Dieter Plesky; H.
Ruarte, G. Frisch, A. Bigliardi y C. Chiessa; J.
Dartiguelongue y A. Miquelarena ; L. Testoni, A.
Rodríguez y G. Plesky; A. Sanz y P. McCormick;
C. Bertoncelli, M. Laplace y P. Santander.
Y así siguió, triunfo tras triunfo, hasta que Alumni
interrumpió la racha y nos ganó inapelablemente.
Cuarta División 1961
Gira Rosario (Duendes Rugby Club)
Parados: A. Cavagnola (2° Línea); Enrique «Quique» Frick (2° Línea); Néstor «Galvúa» Gálvez (Pilar); G. Galanternik (Pilar); R.
Ieno (Full Back)
Arrodillados: Q. Pollak (Ala); Eddie Yoffe (Medio Scrum); P. Buzzola (Apertura); L. Mujica (Wing); Alberto Rolon (Centro)
Sentados: E. «Bocha» Pedrero (Ala); César Crescente (Wing); N. Giudici (Hooker); M. Moltedo (Ocho); B. Martin (Centro)
126 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN
La sexta década 1958 - 1967
Pero el equipo se rehizo y la primera rueda terminó
con una victoria sobre San José por 23 a 0, con un
equipo que constaba con: J.Moffatt; H. Ruarte, A.
Bigliardi, G. Plesky y R. Hein; G. Frisch y J.
Dartiguelongue; L. Testoni, A. Sanz y A. Rodríguez;
C.A. Tozzi y P. McCormick; P.Santander , M.
Laplace y H. Favetto.
Todos los jugadores tenían fuertes caracteres, y
la exigencia del campeonato generó algunos
desencuentros que conspiraban con el éxito del
equipo. Fue así que Carlos Tozzi imaginó una solu-
ción. Al acercarse el fin de la primera rueda, se so-
licitó adelantar el partido que debía jugarse con Los
Tilos, y de esta manera se contó con dos semanas
para viajar al norte del país. Lo hicieron en varios
automóviles y jugaron con Linces en San Miguel
de Tucumán y luego con Gimnasia y Tiro, de Salta.
Ganaron los dos encuentros y sobre todo ganaron
en cohesión, conociéndose mejor y fortaleciendo
el grupo.
A la vuelta, en el largo viaje en auto, volvió un
equipo sólido y motivado, sin rispideces ni malos
entendidos.
Tiempo después, contaban sus protagonistas a
los periodistas de la época: «Alumni nos venció 11
a 5 y se colocó a 6 puntos por delante. A pesar de
esa derrota habíamos jugado bien y fuimos a feste-
jarlo con una cena. Allí nos hicimos una promesa:
No podíamos perder más para tener alguna posi-
bilidad de alcanzar el título. Y no perdimos».
«En la primera rueda empatamos cuatro encuen-
tros seguidos: contra Hindú, Los Matreros, Old
Philomatians y Newman. Y en la segunda rueda
Alumni perdió los cuatro seguidos contra los mis-
Parados; C. «Negro» Chiesa, Horacio Faveto, Carlos «El Tigre» Tozzi, Oscar Mario Polenta, Dieter Plesky y Gertie Plesky.
En el medio: Antonio «Tony» Sanz, J. Novarini, Luis «Lucho» Testoni, Héctor «Tilín» Rodríguez (Entrenador), Leonardo «Lilo»
Mondolfo, Mario «Bolita» Trangoni y Osvaldo Della Torre.
Sentados: V. «El Chileno» Martínez, Rodolfo «Rudi» Hein, Marcelo «El Conejo» Laplace, Jorge Dartiguelongue (Capitán), Guillermo
«Billie» Frisch, Aldo «Tati» Bigliardi y Jorge «Zurdo» Ursa.
También formaron parte del plantel Campeón de Segunda:
Andrés «Gallego» Rodríguez, Enrri Merli, Alfredo «Micky» Miquelarena, C. Bertoncelli, Osmán Dalverme, Patricio McCormick, J.
«Quique» Ruarte y John Moffatt.
CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 127
La sexta década 1958 - 1967
mos rivales». «Si a alguien tenemos que agrade-
cerle la velocidad es al Profesor Juan Carlos
Cutrera» (Este era un magnífico entrenador físico,
que preparaba a la primera de Boca Juniors, y ha-
bía jugado al rugby en el club años atrás. Escribió
varios manuales de enseñanza de rugby que son
verdaderas joyas didácticas, muy adelantadas a su
tiempo).
Lo cierto es que al ganarle a San José 24 a 5,
San Martín se aseguró el Campeonato de Segunda,
y finalmente empató con Alumni 8 a 8 en la última
fecha. Jugó 20 partidos, ganó 13, Empató 6 y Per-
dió 1. Tuvo 260 puntos a favor y sólo 71 en contra,
sumando 32 puntos.
La Subcomisión de rugby que acompañó todo
el campeonato, era presidida por A. Miquelarena y
la componían J. Gutiérrez, C.Tozzi y R. Sharpe.
Para contar las vivencias de un campeonato in-
olvidable que llevó finalmente al club de vuelta a
primera división nada mejor que el relato que es-
cribiera Jorge Dartiguelongue sobre Rolo Ferreira,
que «ayudó» a alcanzar el campeonato desde un
inocente «maleficio»:
Rolo Ferreira
«Rolo fue un grande de nuestro club. Un perso-
naje infaltable en la época del 60.
Vino al club de la mano de Carlos Tozzi. Vivía
en el mismo edificio que él. También era amigo de
Gustavo Frischnedt. Era ingeniero y tiempo des-
pués, fue el diseñador y responsable de la cons-
trucción de la actual tribuna del club.
Se hizo amigo de todos. Era como un tío nues-
tro, tenía algo así como diez años más que noso-
tros. Se ocupaba de todo lo que pudiéramos nece-
sitar, desde una aspirina, o una venda hasta un
buen consejo. Estaba pendiente de todo lo que nos
pudiere hacer falta. Tenía un jeep IKA que estaba
prácticamente a nuestro servicio. Nos acompaña-
ba a todas las giras. Inclusive una vez nos llevó a
jugar a Mar del Plata a un seven de hockey sobre
césped, de todos jugadores de rugby de la prime-
ra, cuyo nombre era «Los Perros».
Narigón, petiso y flaco. Muy inteligente, fanáti-
co de nuestro equipo. Tendría un metro 65 de esta-
tura y pesaba menos de 60 kilos. Con dos patitas
de tero. Como se imaginarán, no tenía el físico ideal
para un jugador de rugby.
Sin embargo jugaba cuando faltaba alguien en
la tercera de Sabadíe. Sobre esta tercera, solo diré,
para los que no la conocen que era la tercera ofi-
cial del club, que vendría a ser una pre-pre inter-
media actual. Si bien era nuestra tercera oficial,
era «propiedad» de Sabadíe, un gran tipo. El se
ocupaba de todo. Lo difícil era juntar a los 15 para
el partido. Allí jugaba el que iba. Inclusive podías
traer a algún amigo que nunca había jugado al
rugby y como siempre faltaba alguien, jugaba
igual, para completar el equipo.
Por eso Rolo, alguna vez jugaba allí.
Un sábado, cuando yo tenía 15 años, andaba
por el campo del club pateando una pelota y a
Sabadíe le faltaba un medio scrum para armar el
equipo, entonces me llamó y me pusieron. Rolo tam-
bién estaba en el equipo jugando de tercera línea.
Entonces pensó que me tenía que proteger.
Pero…con el físico que tenía no se podía proteger
ni a él mismo. Cada vez que yo tenía la pelota, se
volvía loco para interferir con el que me iba a
tacklear, cosa que nunca lograba, por su condi-
ción de «papel» y porque le erraba a todo. Cuan-
do había una pelota boyando, él se tiraba para
que yo no me involucrara en una pelota difícil, pero
caía en otro lado. Por supuesto termino todo gol-
peado y sin poder cumplir con su objetivo.
Igualmente a mí me conmovió que se jugara con
lo poco que tenía, en su meritorio intento de evitar
que me golpearan.
Era un amante apasionado del rugby. Sabía todo
lo que pensaba cada uno sobre el juego. Hablaba
mucho con Tilín y con Tozzi. Se mantenía al día
sobre cada uno de nosotros, sobre nuestros defec-
tos y virtudes, también sobre nuestras lesiones. Nos
llevaba al kinesiólogo, se interesaba por cada re-
cuperación. Hasta se ocupaba de buscarnos tra-
bajo. En fin, estaba en todo. Fanático de la prime-
ra, iba a cualquier lado y a cualquier costo.
128 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN
La sexta década 1958 - 1967
En aquellos años había dos grupos en el club.
Los de Palomar y los de Devoto, que un poco se
repartían la manija de la primera. Si bien yo vivía
en Devoto, no pertenecía a ninguno de los dos por
ser más chico. En el año 62, el equipo estaba ya
maduro para el ascenso. Hubo que elegir capitán
y yo que tenía en ese entonces 19 años. Como for-
ma de «mediación» entre las dos «fuerzas», me eli-
gieron a mí y pienso que el que más manijeó para
eso fue Rolo. La verdad que yo no estaba prepara-
do para asumir ese liderazgo, pero todo salió bien
por obra de la casualidad, aunque en realidad te-
níamos un gran equipo con grandes tipos y como
entrenador a un hombre fuerte y decidido, si bien
cada dos por tres se venía con cambios que solo él
entendía.
Pero bien, ahora paso a relatar lo que fue el
campeonato de ascenso a primera de 1962, en el
que Rolo tuvo un importante protagonismo, que no
fuimos capaces de aceptar en su momento.
En ese año había muy buenos equipos, como
Los Tilos, La Plata, Hindú, Alumni, Champagnat…,
pero los innegables candidatos éramos nosotros,
que gracias a Tilín habíamos armado un estilo abier-
to, veloz, siendo uno de los primeros que lograban
conectar la tercera línea a los wines y hacer un
rugby total. El otro equipo era Alumni, que lo en-
trenaba y jugaba Luís Bavio, antes ocho del CASI,
que le dio toda la técnica de ese equipo, que por
entonces era una verdadera Academia. La pelota y
el equipo en velocidad y unos excelentes fordwards.
Comenzamos el campeonato y los dos nos des-
prendimos del resto. Pero nosotros tuvimos algunos
tropiezos y en la última fecha de la primera rueda
perdimos con ellos y quedamos 5 puntos atrás.
Distancia que hipotéticamente no podíamos
acortar porque ellos seguían invictos, y cada vez
más con un imagen de invencibles. Faltando 6 par-
tidos para que se terminara el campeonato, Rolo
en su afán de cooperar, decidió ir a verlos para
espiarlos y comentar sus defectos o cualidades para
tratar de vencerlos. Creo que fue contra Los Tilos,
pero lo cierto es que llovía, entonces se puso un
impermeable, unas galochas y un paraguas, que
siempre estuvo cerrado, porque cuando empezó el
partido, dejó de llover. Se ubicó en el medio de la
cancha y (según él), gracias a su influjo perdieron
el invicto.
El equipo que punteaba en segunda:
Parados:Carlos Tozzi (con anteojos negros), L.Testoni, A. Sanz, H. Favetto,P.Santander, P. McCormick, G. Plesky y L.Mondolfo.
Sentados: A. Bigliardi, R. Hein, M. Laplace, J. Dartiguelongue, A. Miquelarena, G. Frisch, A. Rodríguez y E. Ruarte.
CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 129
La sexta década 1958 - 1967
A la semana siguiente, a pesar de ser un día
soleado, repitió el rito y se fue con el impermeable
puesto, las galochas y el paraguas. Se paró en la
mitad de la cancha y volvieron a perder y así si-
guieron perdiendo…
La verdad que poco a poco, en el ambiente del
rugby se empezó a hablar de él, comenzó a hacer-
se conocido y cada vez que jugaba Alumni, su apa-
rición era esperada por los rivales. Desde el lado
de Alumni lo miraban con bronca y desde el otro
lado se mataban de risa. Como él era muy buen
tipo se acercaban para dialogar y disfrutar un rato.
Todos lo trataban muy bien, pero los de Alumni no
lo querían ver… En realidad, ellos se empezaron a
desarmar, jugaban con varios suplentes y no en-
contraban el rumbo, pero Rolo seguía convencido
que era mérito suyo.
En lo deportivo nosotros estábamos mejor que
nunca y ganábamos por carro. Hasta el punto que
faltando dos fechas le llevábamos 3 puntos con un
partido más jugado. Ellos jugaban con Matreros y
nosotros teníamos fecha libre. Es decir que si ga-
naban, se ponían a un punto y la última fecha se
decidía quién ascendía en el último partido que ju-
gábamos contra ellos. Si perdían contra Matreros,
nosotros ya éramos campeones. Para ese partido
contaban con todos los titulares y estaban con una
manija increíble.
Rolo preparó esto como un gran estratega de la
segunda guerra mundial. El jueves fue al entrena-
miento de Los Matreros, que no tenía nada que per-
der ni que ganar. Se juntó con el entrenador y sus
jugadores y les dijo cosas tan originales como: En
el scrum hay que empujar… En el line se la tiran al
más alto…, o hay que tacklear, muchachos. Hasta
ahí me parece que lejos de ayudarlos, los confun-
dió. Pero era tan simpático que se ganó el afecto
de todos, que aceptaron sus consejos como buenos
y honestos.
El partido se jugó en la cancha del SIC, donde
Alumni hacía de local. Rolo decidió llevarse una
silla de umpire de tenis. La fue a buscar al club con
un camioncito y la ubicó en la mitad de la cancha,
con su consabido impermeable, las galochas y el
paraguas cerrado, rodeado por algunos de nues-
tro club que lo acompañaron a ver el partido.
Yo, como varios, no quise ir, por nervios y por
cábala, nos quedamos en el club esperando.
Los tres cuartos del ascenso: C. Chiessa, A. Bigliardi, J. Dartiguelongue, G. Frisch, G. Plesky y R. Hein.
130 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN
La sexta década 1958 - 1967
Era una época en que no había celulares. No
obstante, en la mitad del partido, llegó la fatídica
noticia. El maleficio parecía que se rompía... En el
primer tiempo Alumni lo arrolló a Matreros, con
contundencia y con un juego de ataque. Terminó
21 a 0. Los de Matreros no daban pie con bola.
Rolo, el segundo tiempo me lo contó mil veces y
le presté el oído tantas veces como pude porque
daba gusto verlo disfrutar con su reiterado y apa-
sionado relato.
Alumni atacaba de todos lados y en un scrum
dentro de sus 25 yardas, se levantó Luis Bavio (que
jugaba de ocho) y pateó al medio de la cancha, no
afuera. Como para demostrar, una vez más, que
ellos solo atacaban, que no mataban el juego. En
el medio de la cancha, la embolsó Valerga, el full
back de Matreros, que tenía una patada de bestia y
le zampó desde allá un drop.
Y entonces se cayó Alumni, que entró en un des-
orden tremendo y Matreros a fuerza de garra y co-
razón dio vuelta el partido, con Valerga que hizo
dos drops más y embocó 5 penales. El último fal-
tando pocos minutos para terminar, ganando 24 a
21.
Lo que sigue, se lo imaginarán. Rolo entró en
andas al club al grito de «Dale Campeón» - «Dale
Campeón»… Estoy convencido que ese ha sido el
día más feliz de su vida. Pensando esta vez, sí, en
su protagonismo, aunque solo él le dio importan-
cia al maleficio... Nosotros seguimos pensando que
el nuestro fue el mejor equipo y que sólo por eso
ganamos.
Cosa que probamos al año siguiente en el cam-
peonato de primera, salimos quintos, luego de pun-
tear varias fechas. Por todo eso, nunca le dimos
importancia a su nariz, al impermeable, a las
galochas y al paraguas.
Me consta que esos años de primera los disfru-
tó muchísimo. Después, nadie supo bien porqué,
se fue alejando, poco a poco, hasta que un día lo
dejamos de ver.
Frágil, se enfermó y se murió sin que nos diése-
mos cuenta. Se fue con pena y sin gloria. Yo no sé
en que galaxia estaba, pero no me enteré y creo
que muchos otros tampoco. En mi caso, nunca me
lo perdonaré.
Y ahora pretendo en esta nota subsanar el olvi-
do y si puedo la pena.
Para ello voy a contar, Rolo me perdone, un se-
creto que me confió una noche. Pero creo que va a
ser para que, aunque tardíamente aprendamos a
quererlo un poco más, los que lo conocimos y los
que no, que lo respeten para siempre.
Los jueves, después del entrenamiento, los que
vivíamos por Devoto, nos íbamos al «Toscano» o a
la «Pizzería de José», que quedaban cerca de la
Avenida San Martín y Mosconi. Siempre venía con
nosotros. Después con su Jeep nos llevaba a nues-
tras casas.
Una noche, estando solos en el Jeep, en la puerta
de mi departamento, ya despidiéndonos, me dijo
en voz muy baja, que a él le hubiera gustado ser
más grande y fuerte, y sobretodo tener piernas
musculosas. También me dijo que algunas noches,
soñaba que jugaba con nosotros y en el último mi-
nuto de un partido definitorio, haciendo «amagues»
y «esquives» enfilaba al ingoal y hacía el try de la
victoria.
Hoy, al escribir esto no puedo dejar de emocio-
narme…
Y por eso de la pena y el olvido, les pido que se
piensen en la tribuna que él construyó y que segui-
mos disfrutado. Que entrecierren los ojos y se ima-
ginen esta escena con tanta fuerza como para ha-
cerla real:
Tarde lluviosa. San Martín juega el partido del
campeonato. La cancha repleta. Un griterío infer-
nal. Tiempo de descuento. En el campo de ellos,
nos están llevando en el scrum. Se levanta el ocho
adversario, con potencia. Aparece un tercera línea,
flaco y narigón (ustedes saben bien de quien se
trata), que lo tacklea con violencia y le hace per-
der la pelota. Él mismo se levanta, la toma, hace
un par de «handoffs», se desprende, se lleva pues-
to a varios rivales y se zambulle en el ingol hacien-
do el try de la victoria…
Mucho me gustaría que quede esta última esce-
na como cierre de todos los buenos recuerdos que
tenemos de él. Como fue, pujante, animoso, fuerte,
en el verdadero sentido de la palabra y como a un
grande del rugby de nuestro querido club.
Jorge Dartiguelongue 1º de Agosto de 2006.
CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 131
La sexta década 1958 - 1967
Festejo del ascenso a primera en el Club, com Miguel
McCormick presidiendo la mesa.
Fue así que en 1962 bajaron Olivos, La Plata e
YPF y, por fin, subió San Martín a primera, el viejo
«Pacific».
En el libro de su Cincuentenario, « La Buena
Lucha», los amigos de Newman escriben:
«El campeonato estaba muy peleado… La dife-
rencia entre los dos punteros se hizo más notoria
cuando Alumni volvió a caer y San Martín nos
doblegó en nuestro campo por 13 a 0. Sin embargo
palucha continuaba. Pacífico tenía fecha libre y
Alumni sería nuestro próximo rival.
Recirdemos que los «ferroviarios», en su mo-
mento y en forma totalmente desinteresada, habían
cedido sus instalaciones de Sáenz Peña al Colegio
durante algunos años, estableciéndose así una co-
rriente de amistad muy profunda, a punto tal de
haberse disputado durante varios años entre am-
bas instituciones la Copa McCormick, que en 1968
ganamos en forma definitiva, según veremos. Pero
volvamos al torne. ¿Sería un triunfo frente a Alumni
una forma de devolver a San Martín al menos en
parte los favores recibidos?…Con un penal de Joa-
quín Vedoya cerca del final del primer tiempo, los
equipos se fueron al descanso empatados en tres
puntos.Joaquín volvió a acertar al final del com-
plemento otro penal, dándole el triunfo a Newman
y el campeonato a San Martín».
Muchos años después, allá por la década del 80,
la revista «Todo es Historia» que dirige el Dr. Félix
Luna, publicó una nota titulada «La Historia del
Rugby», que fue redactada por un ex jugador de
San Martín, «Pancho» Spinetto (papá del más con-
temporáneo «Checho» Juan Bautista y abuelo de
Bautista). Fue dedicada a Osmán Dalverme, quien
fuera su entrenador en Cuarta División, y en la mis-
ma se incluye una nota titulada «El espíritu del rug-
by. Conversación con Rodolfo Hein».
En la nota Rudi recuerda especialmente al equi-
po que ganó el campeonato de 1962, y del que él
formara parte. Y lo hace de una manera inequívo-
ca. Dice Spinetto: «Al solicitarle a Hein una foto
suya como jugador, para ilustrar sus reflexiones,
me entregó una del equipo de San Martín del `62,
esta actitud resultó un símbolo. En ella estaba con-
tenido el espíritu del rugby». No dudamos que Rudi,
una excelente persona y un extraordinario jugador,
entiende como pocos el verdadero sentido del de-
porte, que ha transmitido a muchas generaciones
de rugbiers.
Por esos años se hicieron algunas giras a Puerto
Belgrano, desde donde abundaban las invitaciones
del «Loco» Suárez, oficial de la Marina de Guerra
(Infante) y un fanático del rugby, que había practi-
cado en Old Philomatians antes de entrar a la Ar-
mada. Las recepciones en la Base y los partidos
contra los equipos que Suárez entrenaba como si
fueran verdaderos «comandos», dejaron recuerdos
imperecederos en todos los que fueron a Bahía
Blanca.
En uno de esos seven a side, San Martín llegó a
la final, justamente contra Puerto Belgrano, y for-
mó con Martin, Bigliardi, Frisch, Moltedo,
Cavagnola, Otero y Gálvez. El partido lo perdió San
Martín por 15 a 5, pero el ganador, demostrando
caballerosidad deportiva, le regaló el trofeo que se
había puesto en juego y el mismo partió para Sáenz
Peña.
En otra oportunidad, San Martín viajó con un
fuerte equipo, formado por R. Hein; R. Carelli, A.
Bigliardi, L. Testoni, O. Dellatorre, P. Santander, A.
132 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN
La sexta década 1958 - 1967
Festejo del Campeonato de segunda, en las instalaciones del club.
Gira a Puerto Belgrano: Miguel
Marinelli, Lucho Testoni, Rudi
Hein, Eduardo Gómez, Osvaldo
Dellatorre, César Rolón y
Carlos Pasquale.
CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 133
La sexta década 1958 - 1967
Sanz, M. Marinelli, C. Pasquale, E. Gómez, C.A.
Vázquez, O. Dalverme, López, Echevarría y
Federice.
Ganó primero contra el equipo de la base y lue-
go también triunfó en un partido contra el seleccio-
nado de Bahía Blanca (Unión del Sur), bajo el
referato de Carlos María Seminario.
La vuelta a primera
En 1963 Belgrano salió campeón (con un equipo
que contaba con Guillermo McCormick, «Chulo»
Verardo, Pearson, Caillet Bois, Churchill Browne,
Rosatti, Gradín, etc.), seguido por Pueyrredón,
CUBA, CASI, Pucará y San Martín. Bajaron GEBA,
Deportiva Francesa y Obras Sanitarias y subió Oli-
vos. Ese mismo año se selecciono a Jorge
Dartiguelongue para integrar el equipo de Buenos
Aires, que salió campeón argentino.
La campaña de San Martín fue excelente, y los
primeros tres partidos fueron victorias,
posicionándolo, durante varias semanas como lí-
der del torneo. Perdió su invicto contra Pucará, por
3 a 0, en un extraordinario y terriblemente disputa-
do partido jugado en Burzaco:
H. «Bertie» Cenoz; H. Ruarte, G. Plesky, A.
Bigliardi y R. Hein; G. Frisch y J. Dartiguelongue;
L. Testoni, A. Rodríguez y M. Trangoni; J. Benito,
llegado ese año desde San José, y O. Dellatorre; P.
Santander, M. Laplace y Horacio García.
Pero la fecha siguiente se rehabilitó, ganándole
a Obras Sanitarias por 14 a 8, debutando R. Moras
como fullback. El partido se televisó en directo, y
un pelotazo casi destruye una cámara de TV, en esa
época de gran valor.
Y dejemos otra vez que Jorge cuente sobre un
llamado de alguien muy especial, cuando el equi-
po estaba en la cima de la tabla:
«Miguel McCormick fue una institución en el
club. Solo puedo contar lo que recuerdo, pero en
mi época ya fue el final de su actuación en el club.
Cuando empecé a jugar al rugby el todavía entre-
naba. Pero me dijeron que en una época era entre-
nador de todas las divisiones y por muchos años
fue el que manejó el rugby de San Martín. Cuando
estalló la segunda guerra mundial, siendo nuestro
equipo de aquella época integrado por muchos in-
gleses, todos ellos se fueron a luchar por su país y
él fue el que mantuvo el fuego sagrado solo, entre-
nando, haciendo de capitán, haciendo de todo. Di-
cen que el rugby no desapareció en esos años por
él.
134 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN
La sexta década 1958 - 1967
Padecía de un cáncer muy duro, por el cual le
amputaron un brazo. Y en el 61, apenas podía ir a
ver los partidos a la cancha. En el 62 fui nombra-
do capitán, año que ascendimos y él casi no fue.
Sin embargo me mandó algunas cartas que des-
graciadamente no guardé.
En el año 63, el viejo «Mac», estaba ya muy
mal, pero él no quería que nadie lo supiera y a su
familia los obligaba a decir que estaba muy bien.
Era nuestro primer año de primera, yo seguía sien-
do el capitán y tuvimos un inicio muy auspicioso.
En la tercera fecha jugamos contra GEBA y le ga-
namos en nuestra cancha. Pasamos a estar prime-
ros solos en la tabla. Al término del partido, cuan-
do iba para los vestuarios, se me acercó una per-
sona, que creo que era un sobrino de él y me dijo:
Mac te quiere ver, mañana a las diez en su casa.
Yo me bañé, y bien arreglado fui a su casa en
Devoto. Toqué el timbre y a la mujer que salió le
dije: Soy Jorgito, vengo porqué «Mac» me quiere
ver. La señora me dijo: Un momento por favor.
Mientras esperaba en la puerta, vi como cerra-
ban todas las ventanas del living. Tardaron bas-
tante. De pronto abrieron la puerta y completamente
a oscuras me hicieron sentar en una silla. No veía
nada. De pronto se oyó la voz del viejo, que no
quería que lo viera en el estado que se encontra-
ba.
No recuerdo con exactitud qué me dijo por la
emoción que sentía, pero fue algo así: «Jorgito,
ustedes creen que están jugando bien porque van
primeros, pero hace rato que no juegan a nada.
Aparte no se porqué ustedes son un equipo que
entra a la cancha sin sus mejores jugadores, por-
que tendrían que estar jugando, fulano, menga-
no…»
Me citó para retarme, para decirme que no nos
engrupiéramos, que no nos sobraba nada, que no
teníamos derecho de jugar con nuestra camiseta y
que se yo cuantas cosas más. Y en el fondo para
que yo lo recordara en su característica más im-
portante: Su Fortaleza.
Dos días después falleció y en El Gráfico siguien-
te salió una crónica de Hugo Mackern muy emotiva,
destacando su espíritu indomable y diciendo que
murió con la felicidad de ver a su equipo tan ama-
do primero en la tabla».
CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 135
La sexta década 1958 - 1967
A continuación transcribimos la crónica de Hugo
Mackern, «Free Lance», que, como escribe Jorge,
se publicó en la revista El Gráfico:
«En largos años de periodismo, me ha tocado
despedir a muchos amigos que «nos ha precedido
con la señal de la fe y duermen el sueño de la paz»,
como dice el ordinario de la misa al recordarlo,
pero tal vez nunca lo he hecho con un sentimiento
tan hondo de dolor personal como hoy ante la
muerte de Miguel MCCormick. «Mac» para la le-
gión de sus amigos en el rugby.
Nos ha dejado un gran jugador y propulsor del
rugby, un gran amigo y un ejemplar humano de
una calidad pocas veces hallada en el tránsito por
la vida. Todo lo que hizo por Pacific y por el rugby
en general no cabe en los límites estrechos de esta
recordatoria. Aprendió a jugar en Irlanda, en el
Blackrock College y fue seleccionado allá siendo
colegial. Luego, al volver a su tierra natal se incor-
poró a Pacifico, club que recién se iniciaba en el
rugby y al que dedicó durante cuarenta años el
inagotable caudal de sus conocimientos y su entu-
siasmo por este deporte que fue la pasión de su
vida. Fue capitán vitalicio mientras jugó en prime-
ra, seleccionado repetidas veces, inclusive en el se-
leccionado nacional contra los británicos en 1927
y capitán de Clubs Extranjeros contra los
sudafricanos en 1932. Luego capitán del equipo
de veteranos, seleccionador, referee, organizador
de giras y últimamente, hasta hace pocos meses,
presidente de su club. En fin, en
el rugby lo fue todo y al rugby le
dio todo lo que tenía. Por ello tuvo
su recompensa en el extraordina-
rio afecto que le guardaron los
que fueron sus compañeros de
equipo y luego sus discípulos, en
el sentido evangélico de esta pa-
labra, que lo rodearon con su ca-
riño hasta su hora postrera, en la
que los triunfos de San Martín al
iniciar la actual temporada («he-
mos vuelto a nuestro lugar», ha-
bía dicho «Mac» hablando en el
festejo del ascenso el año pasa-
do) le proporcionaron una de sus
últimas alegrías.
No he conocido un hombre que supiera tanto
de rugby como él, ni nadie que se le acercara si-
quiera en el análisis de cuanto había sucedido en
un partido. Le debo mucho de lo que yo pueda sa-
ber, pues en largas charlas en las noches de los
domingos volcó sobre mí con la generosidad inna-
ta en su gran corazón irlandés todo el fruto de su
certera visión y me hizo ver lo que mis ojos inex-
pertos no habían podido captar. Por todo esto le
rindo aquí el tributo de gratitud que él en vida ha-
bría rechazado con alguna brusca interjección».
Desgraciadamente los resultados siguientes no
nos favorecieron, pero igual se lograron algunas
victorias resonantes, que hicieron de San Martín una
de las sensaciones del torneo: se le ganó 3 a 0 a San
Fernando, 11 a 5 a Buenos Aires, a SIC 6 a 5 (con
H. Cenoz; H. Ruarte, M. Battaglia, A. Bigliardi y G.
Frisch; J. Dartiguelongue y E. Yoffe, L. Testoni, A.
Rodríguez y M. Trangoni; J. Benito y O. Dellatorre;
A. Sanz, M. Laplace y P. Santander).
El equipo se clasificó entre los 6 mejores, y jugó
por el campeonato, perdiendo sin embargo con
Belgrano por 19 a 0. (G. Plesky; C. Chiessa, O.
Ciampicini, M. Battaglia y G. Frisch ; J.
Dartiguelongue y E. Yoffe; L. Testoni, O. Dellatorre
yA. Bigliardi; P. McCormick y J. Benito; M. Truscott,
M. Laplace y A. Rodríguez). Su rugby era una sen-
sación, y se discutía que lo caracterizaba. Fue así
que un periodista escribió: «Ese algo de San Mar-
tín no es otra cosa que un rugby suelto, ágil, veloz,
136 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN
La sexta década 1958 - 1967
cambiante, de apoyo y de un constante ataque,
basado en un perfecto estado físico y un afán inde-
clinable de hacer las cosas bien, disimulando la
ventaja, (y mucha) que da por el escaso físico y
peso de sus forwards».
La Sub comisión de rugby estaba formada por
A.Miquelarena, J. Gutiérrez C.Tozzi y R. Sharpe.
Con la vuelta a primera, varios jugadores de gran
calidad se acercaron a nuestro club, incorporándo-
se C. Chedresse y J. Benito desde San José, Julio
«Sapo» Laborde desde DAOM, etc. Y las divisio-
nes inferiores crecieron en número de jugadores, y
por primera vez el club tuvo dos Reservas (de 19 a
21 años), una anotada en el campeonatos de los
sábados por la tarde (la «A») y otra en el de los
domingos por la mañana (la «B»).
En 1964 descendió Olivos y Jorge
Dartiguelongue fue elegido para el seleccionado
argentino que jugó el campeonato sudamericano
en Brasil, actuando como fullback.
Al comienzo del torneo el periodismo escribía
en la revista «Tercer Tiempo»: «En su segundo año
en Primera, el equipo de Sáenz Peña se presentará
casi sin cambios. Posiblemente el único jugador
nuevo sea el hooker J.C. Laborde, que viene de la
tercera de ascenso de DAOM y ha impresionado
bien en los amistosos. Además habrá un cambio
posicional al pasar Plesky de ocho siendo reem-
plazado por M. Battaglia como tres cuartos».
Realmente el primer equipo tenía muy buenos
jugadores, y entre los que no podemos dejar de
nombrar están Aldo «Tati» Bigliardi, un jugador
ingenioso, muy fuerte y de excepcional habilidad
(para muchos uno de los más hábiles que jugaron
con la tricolor), que actuaba como centro o como
octavo, sin alterar su rendimiento; Gertie Plesky,
que también alternaba la tercera línea y los tres cuar-
tos, todo potencia y elegancia al jugar; Paulino
Santander, que era una seguridad en la primera lí-
nea (el scrum siempre iba para adelante con él);
Mario «Bolita» Trangoni, de enorme fortaleza, y
cuyos tackles eran demoledores; Luis «Lucho»
Testoni, puro coraje en la marca y decisión en el
ataque, Osvaldo Dellatorre, que había jugado mu-
chos años al basket y era el «dueño» del line, más
allá de su estatura; Tony Sanz, que jugaba en casi
cualquier posición en los forwards, Guillermo
Frisch, muy rápido y con un excelente pase, los ya
mencionados Jorge Dartiguelongue, Rodolfo Hein
y Andrés Rodríguez, etc.
CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 137
La sexta década 1958 - 1967
Se comenzó con un excelente triunfo contra
Newman, el 13 de Abril, jugándose el trofeo «Mi-
guel McCormick», que habían instituido los ami-
gos de «bordó». Refereó el partido Tomás Blades y
triunfó San Martín por 8 a 0.
En la quinta fecha, San Martín estaba segundo
de Old Georgians, pero una vez más en la segunda
rueda el equipo perdió algo de impulso y se recu-
peró tarde para pelear la punta. En septiembre le
ganó a Belgrano, en un partido memorable, forman-
do con: Jorge Ursa; C. Chiessa, G. Frisch, M.
Battaglia y R. Hein; J. Dartiguelonge y H. «Bertie»
Cenoz; L. Testoni, E. Sanz y Eduardo Gómez, ala
de la reserva que ese día que debutó en primera, J.
Benito y O. Dellatorre; P. Santander, J. Laborde y
A. Sanz.
Jorge «la rompió» ese día, y en Clarín, en la
sección «Compota de guindas», se publicó: «Los
hichas de San Martín, dado el buen accionar de
Jorge Dartiguelongue, decidieron declarar el día
sábado último como el de «San Dartiguelongue».
Se coronó un buen campeonato empatando con
CUBA 3 a 3 y 11 a 11 con el SIC.
En 1965 subió Deportiva Francesa a primera,
Los Sauces a segunda y Gimnasia y Esgrima de
Ituzaingó a tercera de ascenso.
La Subcomisión de Rugby la integraban A.
Miquelarena M.Boutell, O.Polenta y G. Frisch.
Ese año, invitados por la Unión de Rugby de
Sudáfrica, un equipo argentino viajó a ese país por
primera vez. Dirigidos por Alberto Camardón y un
entrenador «afrikaander», Itzaak Van Herden, en-
tre los elegidos estaba Jorge Dartiguelongue. To-
dos sabemos que luego de su debut con Rhodesia,
en la ciudad de Salisbury, un periodista los bautizó
«Los Pumas», confundiendo el yaguareté del escu-
El seven a side lo formaron L. Testoni, G. Plesky y G. Frisch; J. Datiguelongue,
O.Dellatorre, A. Sanz y M. Laplace, llegando a las semifinales y mostrando un
juego brillante.
138 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN
La sexta década 1958 - 1967
do de UAR con el otro felino sudamericano, y así
se denominaron para siempre. San Martín tuvo el
honor que uno de sus jugadores fuera
merecidamente parte de esos jóvenes que pusieron
muy alto el prestigio del rugby argentino.
Muchos años después, en un programa Jorge
contaba así su debut en el equipo. «Habíamos per-
dido los dos primeros partidos y varios jugadores
estaban lesionados. Por eso para el tercer partido
se abrió el hueco para que algunos de los más jó-
venes debutáramos en la gira. Asi entré yo. Los
minutos corrían y teníamos el partido bastante con-
trolado tanto en el juego como en el resultado y
cuando promediaba el segundo tiempo empecé a
escuchar unos gritos que venían de afuera de la
cancha...Ar-gen-ti-na!! Ar-gen-ti-na!!...Eran los
suplentes y algunos argentinos que había por ahí.
No sumaban más de 20. Pero yo los escuchaba
como si fuera un estadio lleno de gente...Pasaron
los años y ese grito lo sigo escuchando. Y
desde aquel día de hace mas de 40 años cada vez
que me toca jugar los Test Matches de la vida el
grito de Ar-gen-ti-na me sigue acompañando».
En ese año no le fue tan bien al equipo. Tanto es
así que el diario «El Mundo» comenta: «El año
pasado habíamos oído llamar a San Martín «La
Banda de Alejandro», y suponemos que Alejandro
es Dartiguelongue. El domingo pasado San Mar-
tín fue exactamente eso, pero con el agravante que
«Alejandro» no está (estaba en Sudáfrica). Aun-
que sí tenemos una cosa para destacar: el error de
haber elegido este partido para probar a Aldo
Bigliardi como pilar. A. Dumas lo ablandó en 10
minutos y por supuesto Tati terminó jugando de
centro».
Como ya dijimos, los cambios de posición eran
muy frecuentes, y a veces no se entendían del
todo…
Sin embargo las divisiones inferiores crecían, y
la quinta tenían a un muy buen tres cuartos «que
prometía mucho», Luis Gutiérrez, y entre los
forwards se destacaba netamente el pilar C. «Chufi»
Furlanetto.
La cuarta división, entrenada por Aldo Bigliardi
y Paulino Santander logró excelentes resultados, con
jugadores entre los que podemos mencionar a En-
rique Gatti, Dell Vecchio, Ariza, Virasoro, Alejan-
dro Stero, Eduardo Jaime, Marcelo Carlino, etc.
La reserva tenía dos equipos, cada uno con más
de 25 jugadores. Uno, el «A», participaba en el
campeonato de los sábados (entre los que forma-
ban Marcelo Ytuarte, Daniel Hermida, Eduardo
Gómez Gil, Rachid, Sanz, Echevarría, Jorge
Bullosa, etc.) y otro, el «B», en el de los domingos
(con Caporaletti, Salcido, Pancho Lococo, Jorge
Micó, Julio Spinetto, Miguel Stero, Juan J. Deverill,
Carlos Díaz, Guillermo Crescente, Ernesto Lantaño,
Johnny Dimario, Turrado, Roger Blades y Julio
García Maiztegui, entre otros), este último entrena-
do por John Moffatt.
CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 139
La sexta década 1958 - 1967
Seven a side de Reserva «A»: «Conejo» Echeverría, Eduardo Gómez, Néstor Gálvez,
Bonazzi, Daniel Hermida, «Tonito» Sánz, Carlos «Pato» Pasquale.
Parados: Pasquale, «Rulo» Ciampicini, Cichero, Pilín, «Eddie»Yoffe, Miguel Marinelli, Battaglia, Carril,
Néstor Gálvez,Yoffe, «Bocha» Pedrero, Parnies.
Agachados: Alberto Rolón, Martin, González, Félix «Tito» Ereñú, Moltedo, Eduardo Gómez Gil.
Reserva 1963
140 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN
La sexta década 1958 - 1967
En 1966 bajaron Buenos Aires y Deportiva
Francesa, Los Tilos ascendió a primera, Los
Matreros volvió a segunda y Hurling logró llegar a
tercera de ascenso.
Ese no fue un buen año para nuestro rugby. Al-
gunos jugadores que fueron referentes del primer
equipo estaban retirándose y los resultados no se
dieron. Por eso, al llegar las últimas instancias del
campeonato, San Martín estaba a punto de perder
la categoría. Todo dependía del partido que se ju-
garía con Belgrano Athletic en Virrey del Pino, y
ellos iban primeros y estaban apunto de salir cam-
peones.
Fue un verdadero encuentro no apto para car-
díacos, y los jugadores de San Martín lucharon
como leones para lograr que, cuando se llevaban
jugados 6 minutos adicionales sin que hubiera de-
tenciones que lo justifiquen, estuvieran adelante por
11 a 8. Sin embargo, a causa de un penal en nues-
tra veinticinco yardas, Belgrano tuvo en sus manos
la oportunidad de dar vuelta la historia. «Lucho»
Gradín tomó la pelota y cuando todo el mundo ima-
ginaba que pediría palos, ya que era un penal fácil,
el excelente medio scrum extrañamente decidió
jugarla, fue tackleado por Jorge Dartiguelongue y,
forzado, abrió un largo pase a «Paco» Cornille, que
resultó para adelante. El wing arrancó con veloci-
dad y decisión, recibiendo un oportuno tackle de
«Quique» Ruarte, aunque la jugada estaba
invalidada por pass forward antes de que apoyara.
Dice la crónica en La Prensa: «Esta jugada me-
reció la censura tanto del público adicto como del
que no lo era, porque de acuerdo con el score y la
seguridad de la clasificación con sólo empatar, todo
aconsejaba un puntapié a convertir».
Segundos después el referí dio por terminado el
partido y un silencio terrible se abatió sobre la tri-
buna de los locales. Habían perdido la oportunidad
de ser campeones. Mientras tanto, los de San Mar-
tín festejábamos de lo lindo junto a nuestros «hé-
roes», Willie McCormick deambulaba frente al los
vestuarios sin saber que decir y «Patita» de las Ca-
Reserva «B» Campeonato. Parados: F.»Pancho» Lococo, Ernesto Lantaño, Miguel Stero, Salcido, J.J. Deverill, Julio García Maiztegui,
y Miguel Marinelli.
Sentados: Guillermo Crescente, Johnny Dimario, Félix Fernández Duran, Caporaletti, Carlos Crescente, Carlos Díaz y John Moffatt
(Entrenador).
CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 141
La sexta década 1958 - 1967
rreras parecía no entender muy bien que había pa-
sado. Una verdadera atmósfera «de velorio» en esos
tiempos sin teléfonos celulares ni nternet.
Dijo Clarín: «Clima de fiesta inicial en
Belgrano, con bolsas de papelitos, cánticos, ban-
deras de dimensiones considerables, un clarín
anunciando silencio a la entrada del campeón y al
fina…silencio de muerte.» «La tercera línea de Pa-
cífico se pasó: estuvo siempre ahí. Con los ojos
bien abiertos. Gerty Plesky, Lucho Testoni y Bolita
Trangoni. Siempre encima. No dejando hacer. Con
un pack de forwards que trajinó muy unido. El Ne-
gro Ortiz, Sanz, Rodríguez, Laborde y el Turco
Chedresse sin desmayos. Todos de la mano de Jor-
ge Dartiguelongue, que tuvo la manija del partido
a lo largo de los 80 minutos de juego. Como en sus
mejores tiempos».
Sin embargo, unos minutos después, todo cam-
bió. Una caravana de autos llegó con jugadores e
hinchas de Pueyrredón, que venían gritando ale-
gremente. Le habían ganado al CASI y se suma-
ron, ahora sí, a un interminable festejo donde se
abrieron muchos barriles de cerveza y algunos lo
terminaron más tarde aún, uniéndose a la fiesta que
Hurling preparó para celebrar que había subido a
Tercera de Ascenso.
En la nota que mencionáramos anteriormente,
Rudi Hein cuenta: «El partido que más recuerdo
como jugador fue frente a Belgrano, en la cancha
de éstos, en la última fecha de 1966. Los locales,
que se aprestaban a festejar el campeonato victo-
ria mediante, cayeron derrotados 11 a 8 ante la
sorpresa del numeroso público asistente. No obs-
tante, pese al traspié sufrido frente a nuestro equi-
po, que había realizado una floja campaña, logra-
ron el título gracias a que su escolta, CASI, tam-
bién perdió. Al conocerse la noticia el festejo fue
entonces general».
Nuestro equipo, ese día formó con: R. Hein; C.
Chiessa, Alejandro «Colorado» Stero, M. Battaglia
Claro avance de Bigliardi, levantándose en un scrum. «Tati» fue un jugador de habilidad excepcional.
142 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN
La sexta década 1958 - 1967
y H. Ruarte; G. Frisch y J. Dartiguelongue; M.
Trangoni, G. Plesky (capitán) y L. Testoni; D. Ortiz
y A. Sanz; Andrés Rodríguez, J. Laborde y C.
Chedresse. Como siempre, el coach fue H. M.
Rodríguez.
Belgrano lo hizo con: F. Badía, C. Cornille, L.
Esteras, A. Gómez Aparicio y E. De las Carreras; C.
Martínez y L. Gradín; H. Valenzuela, E. Elowson y
R. Loyola; M. Cole y C. Iribarren; G. Luchetti, F.
Gradín y G. McCormick.
Como fin de temporada, Gertie Plesky fue el
octavo del seleccionado de Buenos Aires, campeón
de argentino, y la Subcomisión de rugby ese año
estuvo compuesta por E. Rondineau, Carlos Servera,
César Rolón y H. Rodríguez.
1967 fue algo mejor en cuanto a resultados y
juego. Varios jóvenes que integraban una excelen-
te cuarta División, entrenados por Paulino
Santander y Aldo Bigliardi, fueron incorporados al
plantel superior junto con aquellos que ya habían
subido los años anteriores (Eduardo Jaime, un ex-
traordinario jugador, que era forward o tres cuartos
con parecida eficacia, Alejandro «Colorado» Stero,
un centro excelente y muy veloz; la pareja de se-
Parados: C. Chedresse, D. Ortiz, J. Virasoro, A. Bigliardi, C.A. Vázquez, O.Dalverme, D. Hermida y J. Ursa.
Sentados: L. Sáenz,J. Dartiguelongue, J. Laborde, J. H. Ruarte, M. Battaglia, R. Moreno y E. Jaime.
Alberto Rolón, Néstor Gálvez, Osvaldo Ciampicini, Muchenik,
Kedzierski.
Juan C. Evangelista, Milguel Moltedo, José Moltedo.
gunda líneas Jorge «Cacho» Virasoro y Alejandro
Ariza se sumaron a Carlos «Gogo» Sáenz, G. «Chi-
che» Lodeiro, Daniel Ortiz, Carlos Vázquez, segun-
da o primera línea de gran fortaleza y buen juego,
Rodolfo Moreno, D. «Perita» Hermida, Jorge
Bullosa, muy seguro en el tackle, F. «Coco» Bertoni,
Mario Battaglia, un jugador fantástico cuya presen-
cia motivaba a cualquier equipo, O.»Rulo»
CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 143
La sexta década 1958 - 1967
Apertura de Jorge Dartiguelongue a la salida de un volante. Testoni y Dalverme se preparan.
La subcomisión de rugby cambió a sus integrantes, pues Carlos Servera pasó a presidir el club: Carlos Tozzi, Luis Gutiérrez, Osmán
Dalverme y John Moffat.
144 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN
La sexta década 1958 - 1967
Ciampicini, muy seguro y rápido atrás, Néstor
«Galvúa» Gálvez, todo fortaleza y valentía, el «Pato»
Pasquale, etc) y comenzaron el recambio
generacional con aquellos que habían logrado tan-
tos halagos en el comienzo de la década.
El 25 de junio, Belgrano devolvió «gentilezas»
del año pasado, y ganó 13 a 8 en Sáenz Peña. San
Martín formó con R. Hein, D. Hermida, A. Stein,
G. Lodeiro y Rodolfo Moreno; J. Dartiguelongue y
F. Bertoni; L. Testoni, G. Plesky y M. Trangoni; O.
Dellatorre y D. Ortiz; A. Sanz, P. Santander y J.
Benito.
Ese año, el club había decidido aplicar la polé-
mica «Bajadita», impuesta por el San Isidro Club
en esos años, y en la revista Tercer Tiempo, Diego
Bonadeo tituló, en ocasión de un partido contra
CUBA:
«El pack de San Martín superó a su ya tradicio-
nal vocación de «rugbito».
Y seguía diciendo:
«…Pacífico hace la Catamarca Ocampo, con
ocho forwards increíblemente parejos. Sin hooker.
César Rolón (Entrenador), Lecardi, Muller, Vendrell, J.C,Rojas, N. Galvez (Entrenador)
F. Arias, H. Rondineau, R. Rojas, Scaparone F. Fiore.
Jorge Donn, que jugara en sexta para San Martín bajo su
nombre real, Jorge Itovich.
CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 145
La sexta década 1958 - 1967
Formaron a una altura tal del suelo que Juan Dumas
terminó por no entrar en las formaciones…».
Ese partido, jugado el 10 de Septiembre, el equi-
po ganó 19 a 14, y estuvo compuesto por L.Sáenz;
D. Hermida, A. Stero, R. Moreno y C. Chiessa;
Daniel Cantero y J. Dartiguelongue, L. Testoni,
Eduardo Jaime y J. Bullosa; J. Virasoro y O.
Dalverme; N. Gálvez, Patricio Ochoa y A. Sánz.
Finalmente, San Martín quedó antepenúltimo,
pese a haber empatado con Pueyrredón 6 a 6, con
una muy buena actuación de Carlos Amadeo
Vázquez y con SIC 3 a 3, actuando ese día con O.
Ciampicini; G. Frisch, G. Lodeiro, M. Battaglia y
D. Hermida; D. Stein y J. Dartiguelongue; L.
Testoni, A. Bigliardi y M. Trangoni; O. Dellatorre y
G. Plesky; P. Santander, J. Laborde y A. Sanz.
El último partido fue un triunfo, 22 a 3 contra
GEBA, que descendió. Ese día se jugó muy bien, y
con el arbitraje de C. Benítez Cruz, San Martín for-
mó con: R. Hein, B. Popingiuc, A. Stero, R. More-
no y D. Hermida; J. Dartiguelongue y F. Bertoni,
G. Plesky, O. Dellatorre y L. Testoni; O. Dalverme
y J. Benito; C. Chedresee, P. Santander y A. Sanz.
La década, imborrable para todos los que de una
manera u otra pudimos vivir el rugby en Pacífico,
terminó con el orgullo por la nueva preselección
de Jorge Dartiguelongue y Gert Plesky para inte-
grar el equipo de Argentina.
Los equipos de las divisiones inferiores cada vez
tenían más jugadores (muchos de ellos alumnos del
Colegio San Cirano, que hacía deporte en nuestras
instalaciones, y el que había querido hacer «Socios
de Campo» a más de 200 alumnos, lo que no fue
autorizado por la Comisión directiva), lo que signi-
ficaba un auspicioso futuro para el rugby en el club.
La base se ampliaba cada día más.
Son muchos los jóvenes que jugaron para San
Martín en aquellos años. Venían de Devoto, Palo-
mar (que se había convertido en una fuente inago-
table), Caballito y Villa del Parque, pues «Pacifico»
era un club especialmente bien ubicado, con varias
líneas de colectivos que pasaban cerca (el 135, el
124…). Sobre el final de la década había dos reser-
vas, para jugadores de 19, 20 y 21 años (una de los
«Sábados» y otra de los «Domingos»), dos Cuar-
tas, para aquellos de 17 y 18 años, una Quinta, de
15 y 16 años y una Sexta.
Intermedia de 1967. Parados: «Johnny» Dimario, Sagasta, «Galvúa» Galvez, Osman Dalverme, Cavagnola, «Sapo» Laborde, P.
McCormick.
Sentados: Daniel Cantero, «Pato» Pasquale, César Crescente, Mario Battaglia, Carlos Diaz, «Rulo» Ciampicini, James «Colorado»
Moffatt.
146 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN
La sexta década 1958 - 1967
Como curiosidad anotemos que corría 1960 o
61, y según cuenta César Rolón (que se multiplica-
ba entrenando a las divisiones juveniles), uno de
los jugadores de cuarta, de Palomar, trajo a jugar a
su hermanito. Era un chico muy pequeño, de unos
12 o 13 años. Por imperativo de las circunstancias,
se lo hizo jugar en sexta, que era la división más
chica del club, y muy pronto César se dio cuenta
que «…cada vez que recibía la pelota daba gran-
des saltos, elevándose en el aire. Le dije que se
podía lastimar, que no se le ocurriera saltar si lo
iban a tacklear. Se llamaba Jorge Itovich, y luego
fue mundialmente conocido como «Jorge Donn»,
que integró el ballet de Maurice Bejart y bailó el
«Bolero» de Ravel en la exitosa película de Claude
Lelouch «Los unos y los otros». Muchos años des-
pués, estando en Francia mientras acompañaba a
los Pumas, lo cité, nos encontramos y recordó con
emoción esos pocos partidos de rugby, tan lejanos
y extraños para un bailarín».
Algunos esforzados ex jugadores seguían uni-
dos al deporte a través del referato, llevando muy
alto el prestigio de la actividad, como Carlos Alber-
to Tozzi, que arbitró infinidad de partidos de pri-
mera división e internacionales, convirtiéndose en
una figura importante entre los mejores.
Pero no todos tenían las mismas condiciones,
más allá de su indudable voluntad. Uno de ellos,
que intentaba empeñosamente referear en la divi-
sión superior, tuvo que hacerse cargo de arbitrar un
partido de intermedia en Regatas de Bella Vista, y
al volver al club en el automóvil de Tomás Blades
junto con otros socios, le preguntó al ex hooker
internacional y brillante referee, su opinión sobre
su desempeño como árbitro. «Tommy» Blades le
contestó pidiéndole el silbato, y cuando lo recibió,
paró en la banquina y parsimoniosamente se bajó
del coche y lo tiró al río Reconquista.
No le dijo ni una palabra más. Su gesto había
dicho todo, y en silencio siguieron viaje al club.
Vaya también un párrafo para todos los que die-
ron su tiempo y sus ganas entrenando a las distin-
tas divisiones del Club, como Mario «Bolita»
Trangoni, Carlos Alberto Tozzi, que además era un
brillante referee y dirigente, los ya mencionados
Tati Bigliardi, uno más de nosotros, siempre alegre
y divertido, y Paulino Santander (que además de
su trato siempre agradable y comprensivo, ayuda-
ba desde la caja de la confitería El Ciervo, en la
esquina de Corrientes y Callao, que administraba
su familia, a muchos jóvenes jugadores a comer
un sandwich y tomar una cerveza cuando los tiem-
pos era adversos…), César Rolón, siempre dispues-
to, positivo e interesado en el rugby y su mundo, el
infatigable y analítico Osmán Dalverme, un estu-
dioso del rugby que desde muy joven desafiaba de
impecable sobretodo el frío de la cancha dos para
enseñarnos a formar en el scrum, «Chochi» Muller,
que enseñó el verdadero espíritu del deporte con
su ejemplo, Enrique Windus, que cargaba monto-
nes de chicos en su automóvil para llevarlos a ju-
gar a donde fuera…
Y especialmente al querido y nunca olvidado
John Moffatt, tan británico y tan criollo a la vez,
que no sólo nos enseñó a jugar sino que nos tras-
mitió todos los buenos valores de respeto, toleran-
cia y coraje ante la adversidad que son necesarios
para este deporte. Su cabeza, canosa desde muy
joven, cuando la divisábamos desde dentro de la
cancha, era la seguridad de una palabra mesurada,
de una crítica ajustada y de una sonrisa comprensi-
va, aún en los peores momentos.
Tratarlo fue siempre un gusto, ser su amigo un
privilegio, y ser entrenados por él un recuerdo im-
borrable. Nadie de los que lo conocimos lo olvida.
El Club
En 1962, la Comisión Directiva estaba compuesta
por Miguel Mc Cormick como Presidente, era Vi-
cepresidente Primero Alfredo A. Grater (Alfie) y
H.Lager Vicepresidente Segundo, integrándola tam-
bién César «Charo» Villamayor, G. Perkins, J.
Downes, H. «Palito» Sherrard, V. García y O.
Melchiori como Secretario Honorario.
El Club pasaba por un buen momento económi-
co-financiero, y los valores de las cuotas, como re-
ferencia, eran las siguientes: Anual Socio No Fe-
rroviario $ 2.600, Cuota de Ingreso Socio No Fe-
rroviario: $ 7.000 y para los Socios Seccionales, un
pago anual de $ 800. Con esto alcanzaba para man-
tener espléndidamente las instalaciones y hasta para
que quedara un remanente, que como veremos, se
utilizó en importantes mejoras.
CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 147
La sexta década 1958 - 1967
Los bailes y las fiestas eran frecuentes y como
siempre, abundaron los noviazgos en el club, pero
en 1963, por decisión unánime de la Comisión Di-
rectiva, se prohibieron los bailes de carnaval (que
eran famosos entre los jóvenes de la época), por el
uso «desmesurado» del agua, según figura en ac-
tas (Se tiraban baldazos de lo lindo…)
El 23 de Mayo, después de la larga y dolorosa
enfermedad, murió Miguel Mc Cormick, y el vice
presidente Alfredo A. Grater se hizo cargo de la
presidencia. Una de las primeras disposiciones de
la Comisión Directiva fue designar socio honorario
a Mc Cormick, anotando como razón «en mérito a
su actuación deportiva y a los importantes servi-
cios prestados a la Institución a través de los dis-
tintos cargos que siempre desempeñó con tesonero
afán y desinterés». Asimismo el Club hizo una im-
portante donación a Emaús en su nombre.
La Comisión quedo entonces constituida con:
Presidente: A. A. Grater, Vice 1: H. Lager, Vice 2: J.
H. Downes, Secretario Melchiori, Pro Secretario: V.
García, Tesorero: C. Pinheiro.
Unos meses atrás se había empezado a construir
la tribuna sobre la cancha de rugby, un viejo anhe-
lo que permitiría reemplazar la de madera por una
de material, instituyéndose una Comisión de Tribu-
na, que era presidida por el Ing. Rolo Ferreira y el
Sr. O.C. «Chochi» Muller, encargándose de las fi-
nanzas George Downes, F. Marchese, R. Sharpe,
R. Gorra Zabala, E. Poratelli, M. Prada y H.
Rondineau.
Como casi todas las cosas que se hacían enton-
ces, la tribuna se terminó en tiempo record, y mu-
chos recordamos a Chochi, a Rolo y a muchos otros
veteranos y socios del club, como Juan Miguel
«Lito» Aranda, cargando «fierros» y preparando el
encofrado a la par de los obreros, para asegurar la
finalización de la obra, junto con muchos de los
jóvenes y no tan jóvenes jugadores de rugby.
Con gran alegría, la tribuna se inauguró el 11
de Julio a las 11 hs. Y se le dió el nombre de Mi-
guel Mc Cormick, en una placa que lo nombra eter-
namente como «Maestro y Amigo».
Un grupo que frecuentaba la pileta en esos años, entre los que
está James Moffatt.
148 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN
La sexta década 1958 - 1967
Las obras continuaron, y muy pronto, el 26 de
Febrero de 1964 se inauguraron las torres de ilumi-
nación de la cancha dos, convirtiéndose San Mar-
tín en uno de los primeros clubes que contaba con
dichas facilidades y la intensidad del trabajo relati-
vo a la administración del club lleva a que se nom-
bre al Sr. Patricio Gramática «intendente honora-
rio» del club para ayudar al Sr. Wenceslao K. Ro-
mero, que como dijimos, desde hacía dos décadas
se ocupaba en soledad de un labor titánica.
Ese año se elije nueva Comisión Directiva, la
que es encabezada por Jorge H. Downes como Pre-
sidente, Carlos Servera como Vicepresidente prime-
ro, Mario Grater como Vicepresidente segundo,
Oscar Melchiori como el eterno Secretario y Rubén
Gorra Zabala como Tesorero.
Es con la ayuda del Dr. Coquet que se escriben
los Estatutos del Club, y se nombra Socios honora-
rios al Presidente de la República (en ese entonces el
Dr. Arturo Umberto Illia), al Ministro de Transportes
y al Administrador General de los Ferrocarriles.
En 1966 se inauguró otro importante conjunto
de obras, incluyendo la iluminación de las canchas
de tenis y la construcción del frontón, largamente
anhelado por los socios y que siempre era pospuesto
por otras urgencias. En la Comisión Directiva sólo
hubo un cambio, Clarismundo Pinheiro pasó a ser
Tesorero y Rubén Gorra Zabala fue designado
Prosecretario.
Al año siguiente, 1967, J. Downes pasó a presi-
dir la Asociación Argentina de Hockey y Carlos
Servera fue elegido Presidente, quedando Mario
Grater como Vicepresidente Primero. Inesperada-
mente se produjo el fallecimiento del Sr. W.K. Ro-
mero, una figura importante del club, que imponía
respeto con su sola presencia y que cuidaba todos
los detalles con meticulosidad. Su diario paseo por
las instalaciones, generalmente de saco y corbata,
Informe de la Comisión que organizó la construcción de la
tribuna, conservado por el Sr. George Downes.
Una de las tantas fiestas que se hacían en el club. Entre los que están parados podemos reconocer a Eduardo Gómez, el Pato
Pasquale, Dodo y Rino Benvenuti. Entre los sentados a la Sra. de Mascheroni, N. Dalton, la Sra. de López y Lola y Fernando
Marchese.
CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 149
La sexta década 1958 - 1967
aseguraba que todos los trabajos se llevaran a cabo
con la mayor eficacia y rapidez.
Su palabra era siempre medida y seria su acti-
tud, y los jóvenes se preocupaban mucho cuando
eran llamados a su presencia por alguna travesura.
Una vez al año jugaba bowls, representando a Ir-
landa, el país natal de su madre, en el torneo de las
Naciones, y lo hacía con absoluta naturalidad y
corrección. Romero fue un grande de nuestro club,
al que dedicó gran parte de su vida, y al que quiso
como pocos.
Los sobrenombres
Como en todo club argentino, y casi diría en cual-
quier club del mundo, abundaron siempre los so-
brenombres. Generalmente acompañan a una per-
sona toda su vida, y a veces son tan ajustados o
bien tan «recordables» que reemplazan totalmente
al nombre, que se pierde tan completamente que
solo es utilizado por sus íntimos o familiares. El
verdadero nombre público, como en la antigua
Roma, pasa a ser el sobrenombre, aunque difícil-
mente se herede. El sobrenombre es únicamente de
quien lo posee, más allá que excepcionalmente un
hermano menor o hijo reciba el sobrenombre en
diminutivo.
En el club hubo y hay todo tipo de sobrenom-
bres, tanto en el rugby como en el hockey y las
bochas, por lo que nos permitimos mencionar al-
gunos:
Hubo y hay sobrenombres de animal, como
«Hormiga», «Tero», «Sapo», «Chancha»,
«Rata», «Comadreja», «Pato», «Pájaro», «Co-
nejo», «Bambi», «Batracio», «Gato», «Bicho»,
«Garza», «Tigre», «Gallina», «Lobo»,
«Carancho», «Mariposa», «Cuervo», «Equino»,
«Carpa», «Cachorro», «Pulpo», «Lince», «Po-
llo», «Oso», «Gavilán», «Iguana», «Ave», «Lau-
cha», «Pingüino», «Bisonte», «Pantera», «Pul-
ga», «Escuerzo», «Tortuga», «Potro», «Mosca»,
«Morsa», «Yeti», «Puma», «Ameba», «Mono»,
«Foca», «Rino», «Isoca», «Toro», «Almeja», etc.
Sobrenombres que tienen que ver con lo étnico o
de alguna localidad del interior, como «Polaco» o
«Polaquito», «Suizo», «Gallego», «Holandés»,
«Francés», «Ruso», «Tano», «Alemán», «Vasco»,
«Japonés», «Turco», «Indio», «Cordobés»,
«Mendocino», «Tucumano», «Chino», «Rosarino»,
«Chileno», etc.
Otros que son de uso general y tradicional en
nuestro país, generalmente vinculados a un nom-
bre propio, como «Cacho», «Tito», «Cholo»,
«Paco», «Pancho», «Coco», «Pucho», «Pepe»,
«Lalo», «Lucho», «Lito», «Charo», «Chicho»,
«Quique», «Beto», «Manu», «Pepo», «Chulo»,
«Quito», «Toni» y su diminutivo «Tonito», etc.
Aquellos que son de gran eufonía y muy argen-
tinos, pero sin significado, como «Popo», «Chito»,
«Totó», «Chiche», «Tuni», «Tati», «Chulo»,
«Fafa», «Teté», «Kabubi», «Memo», «Cupito»,
«Cucu», «Lele», «Chochi», «Lilo», «Tatu»,
«Mochi», «Pilín», «Cuqui», «Pototo», «Chelo»,
«Kitty», «Nono», «Bocha», «Checho», «Tilo»,
«Napo», «Moncho», «Titi», «Gogo», «Pipi»,
«Quichi», «Chufi» y «Chufito», «Burún», etc.
Los que se originaron en características físicas,
en condiciones o en actitudes, como «Pelado»,
«Pistola», «Cabezón», «Colorado», «Caña»,
«Loco», «Patón», «Colito», «Payaso», «Negro»,
«Manguera», «Zurdo», «Gordo», «Tenso», «Fla-
co», «Tanke», «Bidón», «Petiso», «Langa», «Mu-
ñeco», «Perita», «Manzana», «Carilindo», «Ena-
no», «Jumbo» (por el gigantesco elefante del siglo
XIX, el avión del mismo nombre aún no existía…),
«Dandy», «Palito», «Cacique», «Truco» y
«Truquito», «Shaka», «Matón», «Candy», etc.
Otros son de origen extraño y críptico muchas
veces vinculado a su forma de jugar o a algún ras-
go de personalidad que lo distinguía, habitualmen-
te olvidado, como «Pila», «Hueso», «Cuco», «Co-
razón», «Cariño», «Papelito», «Gonte», «Jesus»,
«Coca», «Mago», «Meco», «Pechuga», «Sopi-
ta», «Momo», «Tuima», «Papeleta», «Tabique»,
«Huevo», «Buras», «Chevy», «el Ladrón», «Fil-
tro», «Cerveza», «Tríbolo», «Cuicui», «Pacoti-
lla», «Profe», «Rosita», «Bolita», «Batata»,
«Ceca», «Radio», «Dedos», «Canasta»,
«Petras», «Vieja», «Chaucha», «Pajue», «Anti-
guo», etc.
Los más antiguos tenían que ver con el inglés o
el alemán, como «Cod», «Lin», «Alfie», «Billy»,
«Rudi», «Kim», «Mac», «Dickie», «Jack»,
«Tommy», «Freddie», «Douggie», «Eddie»,
«Charlie», «Johnnie», «Bertie», «Búster»,
150 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN
La sexta década 1958 - 1967
«Willy», «Gertie», «Richie», «Frankie»,
«Ronnie», «Ricky», «Geri», etc.
Finalmente están los que aluden a figuras de los
dibujos animados o la literatura, por su gran pare-
cido o por todo lo contrario, como «Tweety»,
«Popeye», «Moe», «el Gato Félix», «Patora»,
«Lando», «Dumbo», «Titán», «Dartagnan»,
«Gunga Din», «Cocoliso», «Tino» (por el integran-
te de Los Parchís), «Mickey», «Bruce»,
«Pavadita», «Alfonsito», «Bart», «Cacamut»,
«Orco», «Kirwan», «Benito», «Tribilín»,
«Frankie» (por Frankestein), «Rambo» (y
«Rambito»), «Chuky», «Peucelle», etc.
Obviamente, hace unos años nadie era llamado
«Inglés» o «Irlandés», pues había demasiados
como para que significara algo distinto. Por otra
parte, los apócopes del apellido o del nombre, como
«Poda», «Rolito», «Galvúa» o «Serafo» o las sim-
ples traducciones como «Peter» por Pedro o
«John» por Juan, no pueden ser considerados ver-
daderos sobrenombres, ya que no han exigido gran
cantidad de imaginación al ser creados. Ex profeso
hemos omitido algunos, que por su carácter no co-
rresponde incluirlos en este libro. Por supuesto, tam-
bién las damas tienen y han tenido sobrenombres,
pero por razones de discreción los dejamos para
otra edición.
El Hockey de Caballeros
En esos años el hockey de caballeros tuvo excelen-
tes equipos. En primera división, mostraba un jue-
go claro y habilidoso, pese al fuerte recambio que
hubo.
Los que parecían «eternos» jugadores de primera
dieron un «paso al costado» a fines de 1958, y per-
mitieron el crecimiento de muchos jóvenes que ya
mostraban sus capacidades en las divisiones juve-
niles.
Solo continuaron en el primer equipo Roberto y
A. Anderson, de tal manera que algunos tuvieron
que pasar a jugar en primera muy jóvenes aún, como
Leonard Moffatt, Ronald Bremer Jorge
Dartiguelongue (que como ya mencionamos jugaba
al rugby y al hockey con la misma calidad) u Osvaldo
«Francés» Roulet, que debutó con 14 años como
número cuatro, debiendo autorizarlo su padre.
Tapa de la revista Tercer Tiempo, con Jorge Dartiguelongue en
primer plano.
Debemos recordar que en hockey solo había una
división de «menores», hasta 17 años, y luego se
pasaba a integrar (según las capacidades) la prime-
ra, la intermedia o la segunda.
Pocos años después se agregan al grupo algu-
nos jugadores que fueron memorables; Miguel
Prada, Kadner, «Cuqui» Evangelista, Gramática,
King Prime, Héctor Cohen, Westerdale y Héctor
Marinoni.
Otra vez se había forjado un gran equipo, que
practica un hockey divertido y de ataque, y que se
completó con Gerardo Lorenzo, Eric Bremer, Julio
Español (un arquero de excepción) y la llegada de
Carlos Cocina desde el Club Harrod’s & Gath y
Chavez.
En 1963 San Martín salió sexto, con 15 puntos;
y en 1964 salió cuarto, con 18 puntos en primera
división. También en ese año se produjo un singu-
lar acontecimiento: la Tercera División de San Mar-
tín empató la primera colocación en el campeonato
junto a Quilmes y Banco Provincia, y los tres equi-
pos fueron declarados campeones.
En esos años era frecuente que se realizaran los
seven-a-side de hockey en el club, generalmente
en el mes de octubre, cuando finalizaban los cam-
peonatos oficiales.
A partir de 1962 se crearon dos divisiones juve-
niles, una hasta los 13 años y otra hasta los 16.
CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 151
La sexta década 1958 - 1967
Era un grupo notable de buenos jugadores que
creaban un clima positivo y alegre capitaneados por
Osvaldo Roulet, lo que llevó a que muchos quisie-
ran integrar el equipo de San Martín, como el vete-
rano Jacko Devereux en 1968, ex San Fernando, o
se acercaran al club, como Jorge Wilson, que se
había destacado en el seleccionado argentino, olím-
pico en 1948. No ganaron el campeonato, pero por
casi quince años fueron candidatos y lograron bue-
nas posiciones, ganando varios seven a side.
El sábado 22 de Mayo de 1965 el equipo de San
Martín jugó con Manquehue, equipo chileno que
estaba de gira por nuestro país, inaugurando una
serie de amistosos, por tener nuestro club una ex-
celente y larga relación con los trasandinos. Si bien
los jugadores visitantes mostraron estar algo can-
sados, permitiendo que San Martín dominara casi
todo el pertido, el resultado final fue un empate en
un gol por bando. El primero lo consiguió
Manquehue a los 33 minutos del primer tiempo, y
tan sólo un minuto después el local empató por
medio de Osvaldo Roulet.
El equipo de San Martín formó ese día con: Julio
Español, R. Anderson y J. Piccioli; O. Roulet, W.
Westerdale y M. Prada; E. Gramática, H. Marinoni,
R. Vázquez, G. Lorenzo y H. Harnan.
Manquehue lo hizo con W. Lein, J. Koester y A.
Zirpel; A. Wenz, J. Ebensperger, y H. Buttinghauser;
G. Wagner, G. Gulderberg, R. Westendarp, M. Jungk
y W. Von Appen.
La intermedia tenía también muy buen equipo,
con jugadores como Demetrio «Dima» De
Natchokine, Ovidio Sodor, Alfie Colombo, Ronnie
Bremer, Ricardo Sánchez Romairone, etc.
Tan bueno fue el equipo que en 1967 once de
sus jugadores fueron preseleccionados para parti-
cipar en los Juegos Olímpicos de México, la casi
totalidad de la primera a la que se sumaba Ovidio
Sodor, arquero de la Intermedia.
Los cambios, abruptos, trajeron algunos
desencuentros pasajeros en este deporte del club,
pero esto a su vez permitió la formación de una
extraordinaria segunda división, que ganó el cam-
Equipo de Segunda, quíntuple campeón.
152 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN
La sexta década 1958 - 1967
peonato de su categoría por cinco años seguidos:
1960, 61, 62, 63 y 64. Este último año lo corona-
ron ganando el partido con Universitario de La Pla-
ta, que había salido primero en la otra zona, por
nada menos que por 5 a 1.
La formaban W. Middleton, Pablo Bremer, Mario
Grater, Carlos Llabrés, Horacio «Palito» Sherrard,
César «Charo» Villamayor, Rino Benvenutti, W.
Downing, J. Wilson, R. Fox, George Downes, Oscar
«Coco» Arata, E. «Canasta» Tort, A. Kelly, A. Ham,
J. Birnie, U. Colombo, D. Carroll y N. Mezzieres.
Esta división hizo una gira memorable a Chile,
donde jugó una serie de encuentros en Santiago que
han sido recordados por décadas. Asimismo forta-
leció los lazos ya existentes con los clubes
trasandinos, especialmente el Club Manquehue y
el Club Prince of Wales.
Sobre el fin de la década, los históricos de la
segunda también dejaron paso a algunos jóvenes,
como Peter Stacey, Dennis Thomas, Escudero,
Rubén Finocchiaro, Ojeda, Eddie Colombo, etc, que
continuaron con las muy buenas performances.
Dentro de las giras que el la próxima década lle-
varon al hockey de Pacific muy lejos, la primera
división viajó al Uruguay, donde jugó varios parti-
dos en Montevideo.
Quienes dirigían el hockey fueron también artí-
fices del éxito de la década, y podemos mencionar
que en 1963 la Subcomisión de Hockey de Caba-
lleros estaba formada por Mario Grater, D. Pujó y
Jorge Piccioli.
En 1965 la constituían J. Wilson, Miguel Prada
y Horacio Sherrard y en 1967, sobre el final de la
década, también a ella llegaron los jóvenes, con
Héctor Marinoni, Osvaldo Roulet y Jorge Piccioli.
Gira a Chile.de la segunda división.
Parados: C. Llabrés, Sonny Kelly, Leonard Moffatt, Colombo, Roberto Anderson, Perkins, George Downes, Mario Grater, Coquet y
Kadner. Agachados: P. Bremer, «Canasta» Tort y Wilson.
CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 153
La sexta década 1958 - 1967
El hockey de Damas
Como consecuencia de haberse retirado muchas de
las jugadoras que integraron por años el primer
equipo del club, este tuvo que redefinirse con el
ingreso de jóvenes valores que hasta entonces ju-
gaban en Juveniles.
Fue así que en 1962 el equipo bajó a la división
«Promoción» (luego denominada «Ascenso»), ju-
gando contra equipos como Ogaraití, SIC, Arrows,
Asociación Alemana de Quilmes, Municipalidad,
Banco Nación, Olivos, Sociedad Alemana de Gim-
nasia, etc.
Había dos segundas, adonde habían ido a jugar
muchas de quienes pocos años antes formaba el
primer equipo, y lograron excelentes resultados en
la década.
Sin embargo las Infantiles y juveniles consti-
tuían un magnífico reservorio para el club, que lo-
gró muchos éxitos con ellas. Ganaron varios cam-
peonatos en su categoría y ayudaron a que se con-
formara un equipo distinto, que sin embargo con-
servaba la línea de juego que el club mantenía des-
de muchas décadas atrás: habilidad en el manejo
del stick, juego asociado y garra para defender el
resultado cuando era necesario.
En ese año hubo un solo equipo de segunda, un
equipo de tercera (con muy buen juego y resulta-
dos, que en Mayo le ganara a Comunicaciones por
5 a 1) y dos equipos de cuarta: San Martín «A» y
San Martín «B», que juntaban mucho público cuan-
do jugaban entre sí.
Ya consolidado un nuevo grupo de jugadoras,
en 1965 Pacific subió nuevamente a Primera Divi-
sión, logrando buenas performances en los cam-
peonatos de la Asociación.
Todo el plantel estaba casi íntegramente consti-
tuido por juveniles, que jugaban con permiso de
sus padres en las divisiones de mayores.
Los campeonatos de Ascenso eran sumamente
disputados, y en esa ocasión nuestras jugadoras
debieron jugar y ganarle a Hurling, Ogaraití, Arrows,
Esso, Municipalidad, Lomas, Banco Nación, etc.
Patricia López y Viviana Saccone pasaron a ju-
gar en Primera a los 14 años, y muchas de las acom-
Equipo de Hockey de Segunda División a fines de la década del ’50.
Paradas: G. Stacey, M. Sherrard, Clotilde Lorenzo, Lily López, Lulú López, S. Nally, Y. Bremer, L. Wilson.
Sentadas: S. Callejas, S. Bertram, y R. Muollo.
154 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN
La sexta década 1958 - 1967
pañaron jugando largos años para el club no sobre-
pasaban en mucho esa edad: Nelly Goldberg, Yuli
Alonso, Vivian Burgess, Silvia Gutiérrez, Stella
Bremer, Annette Zurini, Silvia Martínez, etc.
Allí se unieron a excelentes jugadoras como
Gracie y Elizabeth Martin, que contaban con algo
más de experiencia, y lograron una afinidad en el
juego que aseguró triunfos para Pacific.
En 1966 la primera división salió quinta y en
1967 repitió su performance, mostrando, más allá
de los resultados un hockey de calidad, y revivien-
do los méritos de Pacific en todas sus divisiones.
Equipo Juvenil de Pacific, 1965.
Irene Lager, Silvia Gutiérrez, Viviana Saccone, Mónica Moya,
Patricia López, Silvia Battaglia y Silvia Calvete.
Equipo Juvenil de Pacific en 1964.
Entre ellas Silvia Gutiéreez, V. Pérez Grant, Irene Lager, S.
Arrigoni, Patricia López y Silvia Martínez.
Equipo de Infantiles de Pacific en 1959 / 60.
Entre ellas Metka Seljak, Maya Seljak, Irene Lager, Patricia
Bagnaro, Patricia López, Silvia Gutiérrez y Xenia.
Equipo de Segunda División.
Paradas: G. Stacey, Sussie Nally, Lulu López, Líly López, Bella
Downes.
Arrodilladas: Martha Sherrard, Inés Gorra Zabala, L. Wilson,
D. Carroll y S. Bertram.
Sentadas: Dorothy «Dodo» Benvenuti, T. Anderson, Clotilde
Lorenzo y Laura Grater.
CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 155
La sexta década 1958 - 1967
Tenis
En 1964 se presentó por primera vez un equipo de
veteranos, que jugó los campeonatos hasta 1966,
formado por Francisco Ramos (Capitán), Rosenfeld,
H. Correa, W. Tetmayer, D. Lowe P. Illa, E. Emerson,
T. Mitchell y Lorenzo Romayach Pons.
Allá por 1967 se organizó un Torneo Abierto,
que contó con la participación de primeras figuras
de ranking nacional. Fue todo un éxito, como lo
siguió siendo todos los años el Torneo Interno (en
sus tres categorías, Estímulo, Selección y Campeo-
nato), que tiene en su historial una larga lista de
ganadores, entre los que se pueden destacar los re-
petidos éxitos de Flor Díaz y los de «La Pareja»,
constituida por E. Iliev y A. Coquet (h).
Cricket
El cricket tenía cada vez menos cultores. La parti-
cipación en el campeonato implicaba un gran es-
fuerzo para juntar los once jugadores que, al llegar
Entre estas jugadoras se cuentan la Sra. de Poratelli, Magdalena Villa, N. Dalton, Rita Citro, Dorita Lazares y Cerdeiro.
la primavera estuvieran dispuestos a formar el equi-
po y sólo el gran espíritu de hombres como John
Moffatt y otros mantenían el deporte a flote en el
club. Sin embargo, en 1963 nos desafiliamos de la
Asociación Argentina de Cricket, suspendiéndose
la práctica casi totalmente, y recién decidimos re-
afiliarnos en 1971, para intentar la vuelta al cam-
peonato de los sábados.
Bowls
Fue quizás la década más difícil para este deporte.
Menguó la cantidad de jugadores y era dificultoso
formar los equipos para representar al club. El Ca-
pitán General era un antiguo jugador, Ernest A.
Wolstenholme, y entre los intervinientes se encon-
traban John McLennan, Max Cohen, John Foster,
Cuco Sáenz, Ronald Sharpe, Carlos Servera, Arturo
Makin, Alberto Mario Rohan, Frankie Moser, etc.
Pero por 1968 se empezaron a acercar algunos
veteranos de otros deportes, que buscaban conti-
nuar la práctica deportiva con otro grado de exi-
gencia física.
156 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN
La sexta década 1958 - 1967
Las damas contaban con muy buenas jugado-
ras, pero no eran muchas las que practicaban asi-
duamente bowls. Ente ellas podemos mencionar a
Perla Rohan, Dorita Iahn, I.Wolstenholme, Ethel
Moser, etc.
Un solo equipo intervenía en los campeonatos
de la Asociación.
Pero la tradicional Copa Sommerville se siguió
jugando con fervor. Los ganadores fueron: 1958/
1959 H.J. Jackson, 1959/1960 P Clark, 1960/1961
H. J. Jackson, 1961/1962 E.A. Wolstenholme, 1962/
1963 H.J. Jackson, 1963/1964 R. Benvenuti, 1964/
1965 R.L. Makin, 1965/1966 H. J. Jackson, 1966/
1967 J. Mc Lennan, 1967/1968 R.L. Makin.

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  • 1. CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 121 La sexta década 1958 - 1967 Rugby A principios de la década se empezó a manifestar mejoras en el juego, muchas de ellas aportadas por las camadas de jóvenes que se acercaron al club desde distintos lugares: Ciudad Jardín, en El Palo- mar (de donde llegaron los hermanos Plesky, «Rudi» Hein, «Billi» Frisch, los hermanos Rolón y Victor Kohner, entre otros), Palermo (con un grupo enca- bezado por Andrés Rodríguez) y Devoto (un tradi- cional proveedor, por la cercanía con el Club, que había llevado al club decenas de jugadores, liderados en gran medida por Carlos Alberto Tozzi). Alberto Rolón, quien llegó con ellos, nos cuen- ta como arribaron los de Palomar: Canzani, Billy Frisch, Rudi Hein y otros más. Tan- to querían jugar los incipientes rugbiers que «in- ventaron» un precario equipo, para el que consi- guieron algunas camisetas rojas con el cuello blan- co. Pero rivales por allí no había. Parecían desti- nados a jugar contra los árboles. Finalmente fue Arturo Jones, un excelente ex jugador de Old Georgians y vecino de Ciudad Jardín, el que, al ver el interés del grupo, los acercó a Pacific, en el que formaron casi íntegramente la primera Quinta División con que contó el club. Algún tiempo des- pués, acompañé a mi hermano mayor, y tuve el or- gullo de jugar en ¡la primera Sexta División! Todos los jóvenes que empezaron así la prácti- ca del rugby fueron excelentes jugadores y consti- tuyeron parte del magnífico equipo que logró tan- tas satisfacciones para nuestro club». A comienzos de la década Pacific tenía un fuer- te equipo de veteranos, muchos de ellos había de- jado de jugar en la división superior pocos años atrás, y ese grupo emprendió dos giras inusuales. Primero a Perú, donde actuaron en Lima y luego al Brasil, donde visitaron a un equipo de rugby de San Pablo, esta vez reforzados por algunos jugado- res en actividad. Entre los que fueron podemos mencionar a Enrique Poratelli, Gert Plesky, Mario Trangoni, Alfredo Miquelarena, Carlos A. Tozzi, etc. Ambas giras fueron un gran éxito y un estímulo para aquellas que emprendería el club en años pos- teriores. Esto se debió a una progresiva trasformación del club. Ya no había una mayoría de apellidos bri- tánicos en sus formaciones, y aunque se seguía es- cuchando hablar en inglés, éste estaba reservado al bar, y ya no se oía como antes dentro de la cancha, reemplazado por voces muy porteñas. La sexta década: el gran crecimiento «Mi hermano César y otros muchachos de ca- torce o quince años solían juntarse a jugar en un terreno baldío cercano a nuestra casa. Por lo ge- neral el fútbol dominaba las tardes, hasta que con «Miki» Miquelarena, que había estudiado y juga- do al rugby en el Colegio San Albano, se «coló» una pelota ovalada. Yo era más chico, y a veces me permitían jugar un rato con ellos, entre los que es- taban Victor Kohner, Gertie (que vivía en el mismo edificio que «Miki»), Lilo Mondolfo, que si bien no vivía en Palomar pasaba los fines de semana de visita en casa de unos amigos de la familia, Jorge Alberto Rolón, muy joven.
  • 2. 122 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN La sexta década 1958 - 1967 El cambio se debió en gran medida a que mu- chas familias británicas perdieron contacto con el ferrocarril desde que éste pasó al estado, alejándo- se lentamente del club, y a que algunos jóvenes de origen británico no volvieron del servicio prestado en la guerra y otros emigraron a Inglaterra o Esco- cia, aprovechando el crecimiento económico de la Europa de posguerra. Pese a todo, las tradiciones inglesas persistieron, ahora algo aporteñadas, pero profundamente enraizadas en nuestro club. Por eso muchas costumbres siguieron conser- vándose por muchos años más, como los infaltables gajos de limón que ofrecía Mr. Brown en todos los entretiempos. Este antiguo y respetado colabora- dor del club, alto y delgado, cubierto con una gorra alternativamente gris o azul, entraba a la cancha al finalizar el primer tiempo, con gran dignidad y ofre- cía la fruta a los jugadores y al referee en platitos, para mitigar la sed. Por supuesto siempre primero a los visitantes, como debe ser… Mr. Brown fue un verdadero símbolo de lo que entendía el club como deporte: juego limpio, res- peto por el ocasional adversario y caballerosidad por sobre todas las cosas. Muchos años después, en ocasión de su retiro, el rugby le rindió un home- naje antes del partido de primera, como agradeci- miento a tantos años de conducta ejemplar. El equipo volvió a fortalecerse y obtuvo buenos resultados. Sin embargo 1958 fue otro año pasado en segunda, donde a fin de la temporada ascendió YPF a primera y descendió Los Matreros. En 1959, ascendió Los Matreros y descendió La Plata. En 1960 debutó en la división superior un jo- vencito que llegaría a ser uno de los mejores juga- dores del club de todos los tiempos. Según cuenta Carlos Tozzi, que era capitán del primer equipo del club, de común acuerdo con el entrenador decidie- ron contar con Jorge Dartiguelongue en el partido que debían jugar con Old Philomatians por el cam- peonato de segunda, y que se jugaría como preli- Gira a San Pablo, 1960.
  • 3. CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 123 La sexta década 1958 - 1967 minar del encuentro entre el Seleccionado argenti- no y su similar de Francia, por entonces de gira en nuestro país. Tozzi habló con la gente de hockey (porque Jorge representaba al club en los dos deportes, con gran calidad y eficacia, ya que es un deportista com- pleto) y finalmente se produjo el debut. Dejemos que sea el mismo Jorge quien cuente que pasó esa tarde: «Un jueves a la noche me estaba entrenando con la cuarta y «Tilín» Rodríguez me pide que en- trene una rato con la primera porque le faltaba un apertura, cuando termina el entrenamiento, me dice: Jorgito, el sábado jugás en primera. No lo podía creer. Un sueño no esperado. Era de preliminar de los franceses, que juga- ban en Jorge Newbery en Gimnasia y Esgrima. Corría el año 1960. Tenía 17 años, y estaba muy nervioso. Ese sá- bado me desperté muy temprano, y como no sabía bien que hacer, a las nueve de la mañana me fui para la cancha. Estaba ansioso por llegar y que el tipo de la puerta me pidiera la entrada y decir algo que nunca había dicho: jugadorrrr… No había nadie, no me preguntaron nada, por lo que entre y me ubiqué en varios lugares de las tribunas, tratando de imaginarme como me vería adentro. Me quedé esperando como mi bolso hasta que empezaron a llegar (¡el partido comenzaba a las 14 hs!). Finalmente todo estuvo listo, nos cambiamos en silencio y recibí algunos consejos y palabras de apoyo de los mayores que intentaban tranquilizarme. Cuando entré a la cancha, vi a toda mi división completa que estaba en la «popu» alentándome. Empezó el partido, salió la pelota afuera, gana- mos el primer line, y «Miky» Miquelarena me hizo un largo pase que tomé en velocidad y como en Parados: Marassi, Polak, E.Yoffe, D. Kuaternik, Carelli, A. Cavagnola, R. Ieno, N. Gálvez, «Bicho» Martin Agachados: Buzzola, M. Moltedo, Giudice, A. Rolón, Mujica. Cuarta División 1960
  • 4. 124 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN La sexta década 1958 - 1967 aquél tiempo no existía la regla del largo del line, los wings forwards marcaban directamente a los centros, y cuando quise darle la pelota a mi «insai», ya estaba tomado. Imaginense, era un juego de- masiado rápido para mí. Entonces no tuve más re- medio que guardármela y me corté en profundi- dad, hasta que me tacklearon bien entradas en las 25 yardas de ellos. Hubo un scrum, me la dieron por el «ciego», me escapé e hice el try. No había trascurrido ni un minuto cuando ya me había marcado un try en mi debut. Allí mismo se acabaron los nervios y ese fue el comienzo 22 años en primera con la tricolor de mi club». Como dijimos, el equipo cada vez jugaba me- jor, y con el transcurso de los partidos se iba afian- zando el grupo, que matizaba el deporte con las fiestas e inolvidables terceros tiempos. La segunda división estaba formada en esos años por equipos fuertes, como Los Tilos (del que Pacific había sido «padrino» en su ingreso a la UAR), Alumni, Olivos, Los Matreros, Curupaytí, Old Philomatians, etc. Fue así que el entrenador del seleccionado Na- cional, Alberto Camardón, invitó al club a jugar un partido de práctica con el equipo que unos años después se llamaría «Los Pumas». El encuentro se llevó a cabo en la cancha del CASI, un sábado a la tarde, y Pacific presentó a su Reserva reforzada con algunos jugadores del plantel superior. El equipo que entró a la cancha estaba integrado, entre otros, por Paulino Santader, J. J. Martínez y Jorge Canzani; H. Favetto y A. Sanz; A. Bigliardi, G. Plesky y L. Testoni; A. Miquelarena y B. Frisch; C. Rolón, J. Ursa, R. Hein; L. Mondolfo. (En el segundo tiempo entraron Dasso, Dalaglio y otros). En la primera jugada del partido, la selección anotó un try por intermedio de Neri, y luego de la salida consiguiente, volvió a marcar, augurando un fácil triunfo, pero a partir de allí fue todo para Pacific, y los rivales no volvieron a marcar. Los jóvenes jugadores mostraron que estaban para cosas mayo- res, y muy pronto lo confirmarían. San Martín se distinguía por su juego de manos, rápido y alegre, en el que los forwards participaban casi como los tres cuartos, por lo que los partidos resultaban entretenidos, aunque a veces la vehe- mencia creaba algunas turbulencias. Andrés Rodríguez, que comenzara como wing ¾ y finalmente se convirtiera en el «octavo» del equipo superior, recuerda una anécdota que mues- tra claramente el espíritu de entonces: «En 1961, en un partido con Los Tilos, uno de los nuestros se excedió en vehemencia y mandó a un forward platense al Hospital Zubizarreta. La revancha, en la segunda rueda era en La Plata, y todos imaginamos que sería brava. Ellos estaban «con la sangre en el ojo», y algunos de nosotros no pudieron formar parte del equipo, por diversas razones. Lo cierto es que los ocho de adelante la estába- mos pasando bastante mal, y ante la situación ad- versa también empezamos a repartir, callados pero parejo. De repente, nos encaminábamos a un line cuando uno de nuestro primeras líneas, de cuyo nombre no quiero acordarme, me mira fijo y dice en voz bien alta: «muchachos, no hay que pegar, juguemos al rugby». Inmediatamente sentí que había sido «marca- do», y al dirigirme bastante preocupado a la cola de la hilera, por que me la iban a dar. Al pasar, Rodríguez Cometa, primera línea de Los Tilos y quien era uno de los que más había cobrado, me miró como diciéndome: «Tranquilo Gallego, él te marcó pero yo me ocupo». Y le pegó una flor de piña al batidor, después pasó al lado mío con una semi-sonrisa. Ya tenía su merecido, y siguió el partido». En 1960 no hubo descensos, ascendió a Prime- ra Old Philomatians y el joven equipo de Alumni subió a segunda. En 1961 bajaron Old Philomatians, Los Matreros y Curupayti, y subió solo La Plata, ya que la Unión quería limitar progresivamente a doce los equipos de primera división. El equipo tuvo un buen campeonato, y terminó tercero. Estaba compuesto casi siempre por los mis- mos jugadores, y en los siguientes partidos formó con: Vs. Hindú: John Moffatt, H. Ruarte, A. Bigliardi, G. Plesky y M. Trangoni; G. Frisch y J. Dartiguelongue; L. Testoni, A. Rodríguez y C. Chiessa; O.Dellatorre y A. Sanz; P.Santander, M. Laplace y E. Merli. Vs. Atalaya: J. Moffatt, R. Hein, A. Bigliardi, G. Plesky y H. Ruarte; G. Frisch y J. Datiguelongue;
  • 5. CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 125 La sexta década 1958 - 1967 G. Frischnedt, O. Dellatorre y L. Testoni ; A. Sanz y P. McCormick; A. Rodríguez, M. Laplace y P. Santander. Como vemos, los jugadores rotaban frecuente- mente de puesto, pasando de los forwards a los tres cuartos y viceversa. Y llegó el gran año. En 1962 el equipo empezó bien, ganándole 24 a 0 a Champagnat, que fue lo- cal en su cancha de Villa Maipú. Formó con L. Mondolfo, H. Ruarte, G. Frisch, A. Bigliardi y C. Chiessa; J. Dartiguelongue y A. Miquelarena; L. Testoni, A. Rodríguez y G. Plesky; A. Sanz y P. McCormick; M.S. Castellari, M. Laplace y C. Bertoncelli. El primer try del año lo marcó Rudi Hein, con una espectacular palomita a los 16 minutos. Luego Lilo Mondolfo convirtió un penal y hubo otro try de Aldo Bigliardi, pero el plato fuer- te fue el try final de Andrés Rodríguez, sobre el cual dice la crónica «la pelota pasó por casi la totalidad de los hombres del ganador, en un im- pecable despliegue». Esto prefiguraba el estilo de juego que impuso durante todo el año, en un equi- po que mejoraba domingo a domingo sus actua- ciones, dirigido por Héctor M. «Tilín» Rodríguez (ex jugador de Beromama y un apasionado del rugby), que le había dado a San Martín una fiso- nomía particular y una gran confianza en sus po- sibilidades. En la segunda fecha San Martín le ganó a Curupaytí por 5 a 0. Jugaron: Dieter Plesky; H. Ruarte, G. Frisch, A. Bigliardi y C. Chiessa; J. Dartiguelongue y A. Miquelarena ; L. Testoni, A. Rodríguez y G. Plesky; A. Sanz y P. McCormick; C. Bertoncelli, M. Laplace y P. Santander. Y así siguió, triunfo tras triunfo, hasta que Alumni interrumpió la racha y nos ganó inapelablemente. Cuarta División 1961 Gira Rosario (Duendes Rugby Club) Parados: A. Cavagnola (2° Línea); Enrique «Quique» Frick (2° Línea); Néstor «Galvúa» Gálvez (Pilar); G. Galanternik (Pilar); R. Ieno (Full Back) Arrodillados: Q. Pollak (Ala); Eddie Yoffe (Medio Scrum); P. Buzzola (Apertura); L. Mujica (Wing); Alberto Rolon (Centro) Sentados: E. «Bocha» Pedrero (Ala); César Crescente (Wing); N. Giudici (Hooker); M. Moltedo (Ocho); B. Martin (Centro)
  • 6. 126 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN La sexta década 1958 - 1967 Pero el equipo se rehizo y la primera rueda terminó con una victoria sobre San José por 23 a 0, con un equipo que constaba con: J.Moffatt; H. Ruarte, A. Bigliardi, G. Plesky y R. Hein; G. Frisch y J. Dartiguelongue; L. Testoni, A. Sanz y A. Rodríguez; C.A. Tozzi y P. McCormick; P.Santander , M. Laplace y H. Favetto. Todos los jugadores tenían fuertes caracteres, y la exigencia del campeonato generó algunos desencuentros que conspiraban con el éxito del equipo. Fue así que Carlos Tozzi imaginó una solu- ción. Al acercarse el fin de la primera rueda, se so- licitó adelantar el partido que debía jugarse con Los Tilos, y de esta manera se contó con dos semanas para viajar al norte del país. Lo hicieron en varios automóviles y jugaron con Linces en San Miguel de Tucumán y luego con Gimnasia y Tiro, de Salta. Ganaron los dos encuentros y sobre todo ganaron en cohesión, conociéndose mejor y fortaleciendo el grupo. A la vuelta, en el largo viaje en auto, volvió un equipo sólido y motivado, sin rispideces ni malos entendidos. Tiempo después, contaban sus protagonistas a los periodistas de la época: «Alumni nos venció 11 a 5 y se colocó a 6 puntos por delante. A pesar de esa derrota habíamos jugado bien y fuimos a feste- jarlo con una cena. Allí nos hicimos una promesa: No podíamos perder más para tener alguna posi- bilidad de alcanzar el título. Y no perdimos». «En la primera rueda empatamos cuatro encuen- tros seguidos: contra Hindú, Los Matreros, Old Philomatians y Newman. Y en la segunda rueda Alumni perdió los cuatro seguidos contra los mis- Parados; C. «Negro» Chiesa, Horacio Faveto, Carlos «El Tigre» Tozzi, Oscar Mario Polenta, Dieter Plesky y Gertie Plesky. En el medio: Antonio «Tony» Sanz, J. Novarini, Luis «Lucho» Testoni, Héctor «Tilín» Rodríguez (Entrenador), Leonardo «Lilo» Mondolfo, Mario «Bolita» Trangoni y Osvaldo Della Torre. Sentados: V. «El Chileno» Martínez, Rodolfo «Rudi» Hein, Marcelo «El Conejo» Laplace, Jorge Dartiguelongue (Capitán), Guillermo «Billie» Frisch, Aldo «Tati» Bigliardi y Jorge «Zurdo» Ursa. También formaron parte del plantel Campeón de Segunda: Andrés «Gallego» Rodríguez, Enrri Merli, Alfredo «Micky» Miquelarena, C. Bertoncelli, Osmán Dalverme, Patricio McCormick, J. «Quique» Ruarte y John Moffatt.
  • 7. CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 127 La sexta década 1958 - 1967 mos rivales». «Si a alguien tenemos que agrade- cerle la velocidad es al Profesor Juan Carlos Cutrera» (Este era un magnífico entrenador físico, que preparaba a la primera de Boca Juniors, y ha- bía jugado al rugby en el club años atrás. Escribió varios manuales de enseñanza de rugby que son verdaderas joyas didácticas, muy adelantadas a su tiempo). Lo cierto es que al ganarle a San José 24 a 5, San Martín se aseguró el Campeonato de Segunda, y finalmente empató con Alumni 8 a 8 en la última fecha. Jugó 20 partidos, ganó 13, Empató 6 y Per- dió 1. Tuvo 260 puntos a favor y sólo 71 en contra, sumando 32 puntos. La Subcomisión de rugby que acompañó todo el campeonato, era presidida por A. Miquelarena y la componían J. Gutiérrez, C.Tozzi y R. Sharpe. Para contar las vivencias de un campeonato in- olvidable que llevó finalmente al club de vuelta a primera división nada mejor que el relato que es- cribiera Jorge Dartiguelongue sobre Rolo Ferreira, que «ayudó» a alcanzar el campeonato desde un inocente «maleficio»: Rolo Ferreira «Rolo fue un grande de nuestro club. Un perso- naje infaltable en la época del 60. Vino al club de la mano de Carlos Tozzi. Vivía en el mismo edificio que él. También era amigo de Gustavo Frischnedt. Era ingeniero y tiempo des- pués, fue el diseñador y responsable de la cons- trucción de la actual tribuna del club. Se hizo amigo de todos. Era como un tío nues- tro, tenía algo así como diez años más que noso- tros. Se ocupaba de todo lo que pudiéramos nece- sitar, desde una aspirina, o una venda hasta un buen consejo. Estaba pendiente de todo lo que nos pudiere hacer falta. Tenía un jeep IKA que estaba prácticamente a nuestro servicio. Nos acompaña- ba a todas las giras. Inclusive una vez nos llevó a jugar a Mar del Plata a un seven de hockey sobre césped, de todos jugadores de rugby de la prime- ra, cuyo nombre era «Los Perros». Narigón, petiso y flaco. Muy inteligente, fanáti- co de nuestro equipo. Tendría un metro 65 de esta- tura y pesaba menos de 60 kilos. Con dos patitas de tero. Como se imaginarán, no tenía el físico ideal para un jugador de rugby. Sin embargo jugaba cuando faltaba alguien en la tercera de Sabadíe. Sobre esta tercera, solo diré, para los que no la conocen que era la tercera ofi- cial del club, que vendría a ser una pre-pre inter- media actual. Si bien era nuestra tercera oficial, era «propiedad» de Sabadíe, un gran tipo. El se ocupaba de todo. Lo difícil era juntar a los 15 para el partido. Allí jugaba el que iba. Inclusive podías traer a algún amigo que nunca había jugado al rugby y como siempre faltaba alguien, jugaba igual, para completar el equipo. Por eso Rolo, alguna vez jugaba allí. Un sábado, cuando yo tenía 15 años, andaba por el campo del club pateando una pelota y a Sabadíe le faltaba un medio scrum para armar el equipo, entonces me llamó y me pusieron. Rolo tam- bién estaba en el equipo jugando de tercera línea. Entonces pensó que me tenía que proteger. Pero…con el físico que tenía no se podía proteger ni a él mismo. Cada vez que yo tenía la pelota, se volvía loco para interferir con el que me iba a tacklear, cosa que nunca lograba, por su condi- ción de «papel» y porque le erraba a todo. Cuan- do había una pelota boyando, él se tiraba para que yo no me involucrara en una pelota difícil, pero caía en otro lado. Por supuesto termino todo gol- peado y sin poder cumplir con su objetivo. Igualmente a mí me conmovió que se jugara con lo poco que tenía, en su meritorio intento de evitar que me golpearan. Era un amante apasionado del rugby. Sabía todo lo que pensaba cada uno sobre el juego. Hablaba mucho con Tilín y con Tozzi. Se mantenía al día sobre cada uno de nosotros, sobre nuestros defec- tos y virtudes, también sobre nuestras lesiones. Nos llevaba al kinesiólogo, se interesaba por cada re- cuperación. Hasta se ocupaba de buscarnos tra- bajo. En fin, estaba en todo. Fanático de la prime- ra, iba a cualquier lado y a cualquier costo.
  • 8. 128 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN La sexta década 1958 - 1967 En aquellos años había dos grupos en el club. Los de Palomar y los de Devoto, que un poco se repartían la manija de la primera. Si bien yo vivía en Devoto, no pertenecía a ninguno de los dos por ser más chico. En el año 62, el equipo estaba ya maduro para el ascenso. Hubo que elegir capitán y yo que tenía en ese entonces 19 años. Como for- ma de «mediación» entre las dos «fuerzas», me eli- gieron a mí y pienso que el que más manijeó para eso fue Rolo. La verdad que yo no estaba prepara- do para asumir ese liderazgo, pero todo salió bien por obra de la casualidad, aunque en realidad te- níamos un gran equipo con grandes tipos y como entrenador a un hombre fuerte y decidido, si bien cada dos por tres se venía con cambios que solo él entendía. Pero bien, ahora paso a relatar lo que fue el campeonato de ascenso a primera de 1962, en el que Rolo tuvo un importante protagonismo, que no fuimos capaces de aceptar en su momento. En ese año había muy buenos equipos, como Los Tilos, La Plata, Hindú, Alumni, Champagnat…, pero los innegables candidatos éramos nosotros, que gracias a Tilín habíamos armado un estilo abier- to, veloz, siendo uno de los primeros que lograban conectar la tercera línea a los wines y hacer un rugby total. El otro equipo era Alumni, que lo en- trenaba y jugaba Luís Bavio, antes ocho del CASI, que le dio toda la técnica de ese equipo, que por entonces era una verdadera Academia. La pelota y el equipo en velocidad y unos excelentes fordwards. Comenzamos el campeonato y los dos nos des- prendimos del resto. Pero nosotros tuvimos algunos tropiezos y en la última fecha de la primera rueda perdimos con ellos y quedamos 5 puntos atrás. Distancia que hipotéticamente no podíamos acortar porque ellos seguían invictos, y cada vez más con un imagen de invencibles. Faltando 6 par- tidos para que se terminara el campeonato, Rolo en su afán de cooperar, decidió ir a verlos para espiarlos y comentar sus defectos o cualidades para tratar de vencerlos. Creo que fue contra Los Tilos, pero lo cierto es que llovía, entonces se puso un impermeable, unas galochas y un paraguas, que siempre estuvo cerrado, porque cuando empezó el partido, dejó de llover. Se ubicó en el medio de la cancha y (según él), gracias a su influjo perdieron el invicto. El equipo que punteaba en segunda: Parados:Carlos Tozzi (con anteojos negros), L.Testoni, A. Sanz, H. Favetto,P.Santander, P. McCormick, G. Plesky y L.Mondolfo. Sentados: A. Bigliardi, R. Hein, M. Laplace, J. Dartiguelongue, A. Miquelarena, G. Frisch, A. Rodríguez y E. Ruarte.
  • 9. CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 129 La sexta década 1958 - 1967 A la semana siguiente, a pesar de ser un día soleado, repitió el rito y se fue con el impermeable puesto, las galochas y el paraguas. Se paró en la mitad de la cancha y volvieron a perder y así si- guieron perdiendo… La verdad que poco a poco, en el ambiente del rugby se empezó a hablar de él, comenzó a hacer- se conocido y cada vez que jugaba Alumni, su apa- rición era esperada por los rivales. Desde el lado de Alumni lo miraban con bronca y desde el otro lado se mataban de risa. Como él era muy buen tipo se acercaban para dialogar y disfrutar un rato. Todos lo trataban muy bien, pero los de Alumni no lo querían ver… En realidad, ellos se empezaron a desarmar, jugaban con varios suplentes y no en- contraban el rumbo, pero Rolo seguía convencido que era mérito suyo. En lo deportivo nosotros estábamos mejor que nunca y ganábamos por carro. Hasta el punto que faltando dos fechas le llevábamos 3 puntos con un partido más jugado. Ellos jugaban con Matreros y nosotros teníamos fecha libre. Es decir que si ga- naban, se ponían a un punto y la última fecha se decidía quién ascendía en el último partido que ju- gábamos contra ellos. Si perdían contra Matreros, nosotros ya éramos campeones. Para ese partido contaban con todos los titulares y estaban con una manija increíble. Rolo preparó esto como un gran estratega de la segunda guerra mundial. El jueves fue al entrena- miento de Los Matreros, que no tenía nada que per- der ni que ganar. Se juntó con el entrenador y sus jugadores y les dijo cosas tan originales como: En el scrum hay que empujar… En el line se la tiran al más alto…, o hay que tacklear, muchachos. Hasta ahí me parece que lejos de ayudarlos, los confun- dió. Pero era tan simpático que se ganó el afecto de todos, que aceptaron sus consejos como buenos y honestos. El partido se jugó en la cancha del SIC, donde Alumni hacía de local. Rolo decidió llevarse una silla de umpire de tenis. La fue a buscar al club con un camioncito y la ubicó en la mitad de la cancha, con su consabido impermeable, las galochas y el paraguas cerrado, rodeado por algunos de nues- tro club que lo acompañaron a ver el partido. Yo, como varios, no quise ir, por nervios y por cábala, nos quedamos en el club esperando. Los tres cuartos del ascenso: C. Chiessa, A. Bigliardi, J. Dartiguelongue, G. Frisch, G. Plesky y R. Hein.
  • 10. 130 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN La sexta década 1958 - 1967 Era una época en que no había celulares. No obstante, en la mitad del partido, llegó la fatídica noticia. El maleficio parecía que se rompía... En el primer tiempo Alumni lo arrolló a Matreros, con contundencia y con un juego de ataque. Terminó 21 a 0. Los de Matreros no daban pie con bola. Rolo, el segundo tiempo me lo contó mil veces y le presté el oído tantas veces como pude porque daba gusto verlo disfrutar con su reiterado y apa- sionado relato. Alumni atacaba de todos lados y en un scrum dentro de sus 25 yardas, se levantó Luis Bavio (que jugaba de ocho) y pateó al medio de la cancha, no afuera. Como para demostrar, una vez más, que ellos solo atacaban, que no mataban el juego. En el medio de la cancha, la embolsó Valerga, el full back de Matreros, que tenía una patada de bestia y le zampó desde allá un drop. Y entonces se cayó Alumni, que entró en un des- orden tremendo y Matreros a fuerza de garra y co- razón dio vuelta el partido, con Valerga que hizo dos drops más y embocó 5 penales. El último fal- tando pocos minutos para terminar, ganando 24 a 21. Lo que sigue, se lo imaginarán. Rolo entró en andas al club al grito de «Dale Campeón» - «Dale Campeón»… Estoy convencido que ese ha sido el día más feliz de su vida. Pensando esta vez, sí, en su protagonismo, aunque solo él le dio importan- cia al maleficio... Nosotros seguimos pensando que el nuestro fue el mejor equipo y que sólo por eso ganamos. Cosa que probamos al año siguiente en el cam- peonato de primera, salimos quintos, luego de pun- tear varias fechas. Por todo eso, nunca le dimos importancia a su nariz, al impermeable, a las galochas y al paraguas. Me consta que esos años de primera los disfru- tó muchísimo. Después, nadie supo bien porqué, se fue alejando, poco a poco, hasta que un día lo dejamos de ver. Frágil, se enfermó y se murió sin que nos diése- mos cuenta. Se fue con pena y sin gloria. Yo no sé en que galaxia estaba, pero no me enteré y creo que muchos otros tampoco. En mi caso, nunca me lo perdonaré. Y ahora pretendo en esta nota subsanar el olvi- do y si puedo la pena. Para ello voy a contar, Rolo me perdone, un se- creto que me confió una noche. Pero creo que va a ser para que, aunque tardíamente aprendamos a quererlo un poco más, los que lo conocimos y los que no, que lo respeten para siempre. Los jueves, después del entrenamiento, los que vivíamos por Devoto, nos íbamos al «Toscano» o a la «Pizzería de José», que quedaban cerca de la Avenida San Martín y Mosconi. Siempre venía con nosotros. Después con su Jeep nos llevaba a nues- tras casas. Una noche, estando solos en el Jeep, en la puerta de mi departamento, ya despidiéndonos, me dijo en voz muy baja, que a él le hubiera gustado ser más grande y fuerte, y sobretodo tener piernas musculosas. También me dijo que algunas noches, soñaba que jugaba con nosotros y en el último mi- nuto de un partido definitorio, haciendo «amagues» y «esquives» enfilaba al ingoal y hacía el try de la victoria. Hoy, al escribir esto no puedo dejar de emocio- narme… Y por eso de la pena y el olvido, les pido que se piensen en la tribuna que él construyó y que segui- mos disfrutado. Que entrecierren los ojos y se ima- ginen esta escena con tanta fuerza como para ha- cerla real: Tarde lluviosa. San Martín juega el partido del campeonato. La cancha repleta. Un griterío infer- nal. Tiempo de descuento. En el campo de ellos, nos están llevando en el scrum. Se levanta el ocho adversario, con potencia. Aparece un tercera línea, flaco y narigón (ustedes saben bien de quien se trata), que lo tacklea con violencia y le hace per- der la pelota. Él mismo se levanta, la toma, hace un par de «handoffs», se desprende, se lleva pues- to a varios rivales y se zambulle en el ingol hacien- do el try de la victoria… Mucho me gustaría que quede esta última esce- na como cierre de todos los buenos recuerdos que tenemos de él. Como fue, pujante, animoso, fuerte, en el verdadero sentido de la palabra y como a un grande del rugby de nuestro querido club. Jorge Dartiguelongue 1º de Agosto de 2006.
  • 11. CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 131 La sexta década 1958 - 1967 Festejo del ascenso a primera en el Club, com Miguel McCormick presidiendo la mesa. Fue así que en 1962 bajaron Olivos, La Plata e YPF y, por fin, subió San Martín a primera, el viejo «Pacific». En el libro de su Cincuentenario, « La Buena Lucha», los amigos de Newman escriben: «El campeonato estaba muy peleado… La dife- rencia entre los dos punteros se hizo más notoria cuando Alumni volvió a caer y San Martín nos doblegó en nuestro campo por 13 a 0. Sin embargo palucha continuaba. Pacífico tenía fecha libre y Alumni sería nuestro próximo rival. Recirdemos que los «ferroviarios», en su mo- mento y en forma totalmente desinteresada, habían cedido sus instalaciones de Sáenz Peña al Colegio durante algunos años, estableciéndose así una co- rriente de amistad muy profunda, a punto tal de haberse disputado durante varios años entre am- bas instituciones la Copa McCormick, que en 1968 ganamos en forma definitiva, según veremos. Pero volvamos al torne. ¿Sería un triunfo frente a Alumni una forma de devolver a San Martín al menos en parte los favores recibidos?…Con un penal de Joa- quín Vedoya cerca del final del primer tiempo, los equipos se fueron al descanso empatados en tres puntos.Joaquín volvió a acertar al final del com- plemento otro penal, dándole el triunfo a Newman y el campeonato a San Martín». Muchos años después, allá por la década del 80, la revista «Todo es Historia» que dirige el Dr. Félix Luna, publicó una nota titulada «La Historia del Rugby», que fue redactada por un ex jugador de San Martín, «Pancho» Spinetto (papá del más con- temporáneo «Checho» Juan Bautista y abuelo de Bautista). Fue dedicada a Osmán Dalverme, quien fuera su entrenador en Cuarta División, y en la mis- ma se incluye una nota titulada «El espíritu del rug- by. Conversación con Rodolfo Hein». En la nota Rudi recuerda especialmente al equi- po que ganó el campeonato de 1962, y del que él formara parte. Y lo hace de una manera inequívo- ca. Dice Spinetto: «Al solicitarle a Hein una foto suya como jugador, para ilustrar sus reflexiones, me entregó una del equipo de San Martín del `62, esta actitud resultó un símbolo. En ella estaba con- tenido el espíritu del rugby». No dudamos que Rudi, una excelente persona y un extraordinario jugador, entiende como pocos el verdadero sentido del de- porte, que ha transmitido a muchas generaciones de rugbiers. Por esos años se hicieron algunas giras a Puerto Belgrano, desde donde abundaban las invitaciones del «Loco» Suárez, oficial de la Marina de Guerra (Infante) y un fanático del rugby, que había practi- cado en Old Philomatians antes de entrar a la Ar- mada. Las recepciones en la Base y los partidos contra los equipos que Suárez entrenaba como si fueran verdaderos «comandos», dejaron recuerdos imperecederos en todos los que fueron a Bahía Blanca. En uno de esos seven a side, San Martín llegó a la final, justamente contra Puerto Belgrano, y for- mó con Martin, Bigliardi, Frisch, Moltedo, Cavagnola, Otero y Gálvez. El partido lo perdió San Martín por 15 a 5, pero el ganador, demostrando caballerosidad deportiva, le regaló el trofeo que se había puesto en juego y el mismo partió para Sáenz Peña. En otra oportunidad, San Martín viajó con un fuerte equipo, formado por R. Hein; R. Carelli, A. Bigliardi, L. Testoni, O. Dellatorre, P. Santander, A.
  • 12. 132 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN La sexta década 1958 - 1967 Festejo del Campeonato de segunda, en las instalaciones del club. Gira a Puerto Belgrano: Miguel Marinelli, Lucho Testoni, Rudi Hein, Eduardo Gómez, Osvaldo Dellatorre, César Rolón y Carlos Pasquale.
  • 13. CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 133 La sexta década 1958 - 1967 Sanz, M. Marinelli, C. Pasquale, E. Gómez, C.A. Vázquez, O. Dalverme, López, Echevarría y Federice. Ganó primero contra el equipo de la base y lue- go también triunfó en un partido contra el seleccio- nado de Bahía Blanca (Unión del Sur), bajo el referato de Carlos María Seminario. La vuelta a primera En 1963 Belgrano salió campeón (con un equipo que contaba con Guillermo McCormick, «Chulo» Verardo, Pearson, Caillet Bois, Churchill Browne, Rosatti, Gradín, etc.), seguido por Pueyrredón, CUBA, CASI, Pucará y San Martín. Bajaron GEBA, Deportiva Francesa y Obras Sanitarias y subió Oli- vos. Ese mismo año se selecciono a Jorge Dartiguelongue para integrar el equipo de Buenos Aires, que salió campeón argentino. La campaña de San Martín fue excelente, y los primeros tres partidos fueron victorias, posicionándolo, durante varias semanas como lí- der del torneo. Perdió su invicto contra Pucará, por 3 a 0, en un extraordinario y terriblemente disputa- do partido jugado en Burzaco: H. «Bertie» Cenoz; H. Ruarte, G. Plesky, A. Bigliardi y R. Hein; G. Frisch y J. Dartiguelongue; L. Testoni, A. Rodríguez y M. Trangoni; J. Benito, llegado ese año desde San José, y O. Dellatorre; P. Santander, M. Laplace y Horacio García. Pero la fecha siguiente se rehabilitó, ganándole a Obras Sanitarias por 14 a 8, debutando R. Moras como fullback. El partido se televisó en directo, y un pelotazo casi destruye una cámara de TV, en esa época de gran valor. Y dejemos otra vez que Jorge cuente sobre un llamado de alguien muy especial, cuando el equi- po estaba en la cima de la tabla: «Miguel McCormick fue una institución en el club. Solo puedo contar lo que recuerdo, pero en mi época ya fue el final de su actuación en el club. Cuando empecé a jugar al rugby el todavía entre- naba. Pero me dijeron que en una época era entre- nador de todas las divisiones y por muchos años fue el que manejó el rugby de San Martín. Cuando estalló la segunda guerra mundial, siendo nuestro equipo de aquella época integrado por muchos in- gleses, todos ellos se fueron a luchar por su país y él fue el que mantuvo el fuego sagrado solo, entre- nando, haciendo de capitán, haciendo de todo. Di- cen que el rugby no desapareció en esos años por él.
  • 14. 134 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN La sexta década 1958 - 1967 Padecía de un cáncer muy duro, por el cual le amputaron un brazo. Y en el 61, apenas podía ir a ver los partidos a la cancha. En el 62 fui nombra- do capitán, año que ascendimos y él casi no fue. Sin embargo me mandó algunas cartas que des- graciadamente no guardé. En el año 63, el viejo «Mac», estaba ya muy mal, pero él no quería que nadie lo supiera y a su familia los obligaba a decir que estaba muy bien. Era nuestro primer año de primera, yo seguía sien- do el capitán y tuvimos un inicio muy auspicioso. En la tercera fecha jugamos contra GEBA y le ga- namos en nuestra cancha. Pasamos a estar prime- ros solos en la tabla. Al término del partido, cuan- do iba para los vestuarios, se me acercó una per- sona, que creo que era un sobrino de él y me dijo: Mac te quiere ver, mañana a las diez en su casa. Yo me bañé, y bien arreglado fui a su casa en Devoto. Toqué el timbre y a la mujer que salió le dije: Soy Jorgito, vengo porqué «Mac» me quiere ver. La señora me dijo: Un momento por favor. Mientras esperaba en la puerta, vi como cerra- ban todas las ventanas del living. Tardaron bas- tante. De pronto abrieron la puerta y completamente a oscuras me hicieron sentar en una silla. No veía nada. De pronto se oyó la voz del viejo, que no quería que lo viera en el estado que se encontra- ba. No recuerdo con exactitud qué me dijo por la emoción que sentía, pero fue algo así: «Jorgito, ustedes creen que están jugando bien porque van primeros, pero hace rato que no juegan a nada. Aparte no se porqué ustedes son un equipo que entra a la cancha sin sus mejores jugadores, por- que tendrían que estar jugando, fulano, menga- no…» Me citó para retarme, para decirme que no nos engrupiéramos, que no nos sobraba nada, que no teníamos derecho de jugar con nuestra camiseta y que se yo cuantas cosas más. Y en el fondo para que yo lo recordara en su característica más im- portante: Su Fortaleza. Dos días después falleció y en El Gráfico siguien- te salió una crónica de Hugo Mackern muy emotiva, destacando su espíritu indomable y diciendo que murió con la felicidad de ver a su equipo tan ama- do primero en la tabla».
  • 15. CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 135 La sexta década 1958 - 1967 A continuación transcribimos la crónica de Hugo Mackern, «Free Lance», que, como escribe Jorge, se publicó en la revista El Gráfico: «En largos años de periodismo, me ha tocado despedir a muchos amigos que «nos ha precedido con la señal de la fe y duermen el sueño de la paz», como dice el ordinario de la misa al recordarlo, pero tal vez nunca lo he hecho con un sentimiento tan hondo de dolor personal como hoy ante la muerte de Miguel MCCormick. «Mac» para la le- gión de sus amigos en el rugby. Nos ha dejado un gran jugador y propulsor del rugby, un gran amigo y un ejemplar humano de una calidad pocas veces hallada en el tránsito por la vida. Todo lo que hizo por Pacific y por el rugby en general no cabe en los límites estrechos de esta recordatoria. Aprendió a jugar en Irlanda, en el Blackrock College y fue seleccionado allá siendo colegial. Luego, al volver a su tierra natal se incor- poró a Pacifico, club que recién se iniciaba en el rugby y al que dedicó durante cuarenta años el inagotable caudal de sus conocimientos y su entu- siasmo por este deporte que fue la pasión de su vida. Fue capitán vitalicio mientras jugó en prime- ra, seleccionado repetidas veces, inclusive en el se- leccionado nacional contra los británicos en 1927 y capitán de Clubs Extranjeros contra los sudafricanos en 1932. Luego capitán del equipo de veteranos, seleccionador, referee, organizador de giras y últimamente, hasta hace pocos meses, presidente de su club. En fin, en el rugby lo fue todo y al rugby le dio todo lo que tenía. Por ello tuvo su recompensa en el extraordina- rio afecto que le guardaron los que fueron sus compañeros de equipo y luego sus discípulos, en el sentido evangélico de esta pa- labra, que lo rodearon con su ca- riño hasta su hora postrera, en la que los triunfos de San Martín al iniciar la actual temporada («he- mos vuelto a nuestro lugar», ha- bía dicho «Mac» hablando en el festejo del ascenso el año pasa- do) le proporcionaron una de sus últimas alegrías. No he conocido un hombre que supiera tanto de rugby como él, ni nadie que se le acercara si- quiera en el análisis de cuanto había sucedido en un partido. Le debo mucho de lo que yo pueda sa- ber, pues en largas charlas en las noches de los domingos volcó sobre mí con la generosidad inna- ta en su gran corazón irlandés todo el fruto de su certera visión y me hizo ver lo que mis ojos inex- pertos no habían podido captar. Por todo esto le rindo aquí el tributo de gratitud que él en vida ha- bría rechazado con alguna brusca interjección». Desgraciadamente los resultados siguientes no nos favorecieron, pero igual se lograron algunas victorias resonantes, que hicieron de San Martín una de las sensaciones del torneo: se le ganó 3 a 0 a San Fernando, 11 a 5 a Buenos Aires, a SIC 6 a 5 (con H. Cenoz; H. Ruarte, M. Battaglia, A. Bigliardi y G. Frisch; J. Dartiguelongue y E. Yoffe, L. Testoni, A. Rodríguez y M. Trangoni; J. Benito y O. Dellatorre; A. Sanz, M. Laplace y P. Santander). El equipo se clasificó entre los 6 mejores, y jugó por el campeonato, perdiendo sin embargo con Belgrano por 19 a 0. (G. Plesky; C. Chiessa, O. Ciampicini, M. Battaglia y G. Frisch ; J. Dartiguelongue y E. Yoffe; L. Testoni, O. Dellatorre yA. Bigliardi; P. McCormick y J. Benito; M. Truscott, M. Laplace y A. Rodríguez). Su rugby era una sen- sación, y se discutía que lo caracterizaba. Fue así que un periodista escribió: «Ese algo de San Mar- tín no es otra cosa que un rugby suelto, ágil, veloz,
  • 16. 136 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN La sexta década 1958 - 1967 cambiante, de apoyo y de un constante ataque, basado en un perfecto estado físico y un afán inde- clinable de hacer las cosas bien, disimulando la ventaja, (y mucha) que da por el escaso físico y peso de sus forwards». La Sub comisión de rugby estaba formada por A.Miquelarena, J. Gutiérrez C.Tozzi y R. Sharpe. Con la vuelta a primera, varios jugadores de gran calidad se acercaron a nuestro club, incorporándo- se C. Chedresse y J. Benito desde San José, Julio «Sapo» Laborde desde DAOM, etc. Y las divisio- nes inferiores crecieron en número de jugadores, y por primera vez el club tuvo dos Reservas (de 19 a 21 años), una anotada en el campeonatos de los sábados por la tarde (la «A») y otra en el de los domingos por la mañana (la «B»). En 1964 descendió Olivos y Jorge Dartiguelongue fue elegido para el seleccionado argentino que jugó el campeonato sudamericano en Brasil, actuando como fullback. Al comienzo del torneo el periodismo escribía en la revista «Tercer Tiempo»: «En su segundo año en Primera, el equipo de Sáenz Peña se presentará casi sin cambios. Posiblemente el único jugador nuevo sea el hooker J.C. Laborde, que viene de la tercera de ascenso de DAOM y ha impresionado bien en los amistosos. Además habrá un cambio posicional al pasar Plesky de ocho siendo reem- plazado por M. Battaglia como tres cuartos». Realmente el primer equipo tenía muy buenos jugadores, y entre los que no podemos dejar de nombrar están Aldo «Tati» Bigliardi, un jugador ingenioso, muy fuerte y de excepcional habilidad (para muchos uno de los más hábiles que jugaron con la tricolor), que actuaba como centro o como octavo, sin alterar su rendimiento; Gertie Plesky, que también alternaba la tercera línea y los tres cuar- tos, todo potencia y elegancia al jugar; Paulino Santander, que era una seguridad en la primera lí- nea (el scrum siempre iba para adelante con él); Mario «Bolita» Trangoni, de enorme fortaleza, y cuyos tackles eran demoledores; Luis «Lucho» Testoni, puro coraje en la marca y decisión en el ataque, Osvaldo Dellatorre, que había jugado mu- chos años al basket y era el «dueño» del line, más allá de su estatura; Tony Sanz, que jugaba en casi cualquier posición en los forwards, Guillermo Frisch, muy rápido y con un excelente pase, los ya mencionados Jorge Dartiguelongue, Rodolfo Hein y Andrés Rodríguez, etc.
  • 17. CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 137 La sexta década 1958 - 1967 Se comenzó con un excelente triunfo contra Newman, el 13 de Abril, jugándose el trofeo «Mi- guel McCormick», que habían instituido los ami- gos de «bordó». Refereó el partido Tomás Blades y triunfó San Martín por 8 a 0. En la quinta fecha, San Martín estaba segundo de Old Georgians, pero una vez más en la segunda rueda el equipo perdió algo de impulso y se recu- peró tarde para pelear la punta. En septiembre le ganó a Belgrano, en un partido memorable, forman- do con: Jorge Ursa; C. Chiessa, G. Frisch, M. Battaglia y R. Hein; J. Dartiguelonge y H. «Bertie» Cenoz; L. Testoni, E. Sanz y Eduardo Gómez, ala de la reserva que ese día que debutó en primera, J. Benito y O. Dellatorre; P. Santander, J. Laborde y A. Sanz. Jorge «la rompió» ese día, y en Clarín, en la sección «Compota de guindas», se publicó: «Los hichas de San Martín, dado el buen accionar de Jorge Dartiguelongue, decidieron declarar el día sábado último como el de «San Dartiguelongue». Se coronó un buen campeonato empatando con CUBA 3 a 3 y 11 a 11 con el SIC. En 1965 subió Deportiva Francesa a primera, Los Sauces a segunda y Gimnasia y Esgrima de Ituzaingó a tercera de ascenso. La Subcomisión de Rugby la integraban A. Miquelarena M.Boutell, O.Polenta y G. Frisch. Ese año, invitados por la Unión de Rugby de Sudáfrica, un equipo argentino viajó a ese país por primera vez. Dirigidos por Alberto Camardón y un entrenador «afrikaander», Itzaak Van Herden, en- tre los elegidos estaba Jorge Dartiguelongue. To- dos sabemos que luego de su debut con Rhodesia, en la ciudad de Salisbury, un periodista los bautizó «Los Pumas», confundiendo el yaguareté del escu- El seven a side lo formaron L. Testoni, G. Plesky y G. Frisch; J. Datiguelongue, O.Dellatorre, A. Sanz y M. Laplace, llegando a las semifinales y mostrando un juego brillante.
  • 18. 138 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN La sexta década 1958 - 1967 do de UAR con el otro felino sudamericano, y así se denominaron para siempre. San Martín tuvo el honor que uno de sus jugadores fuera merecidamente parte de esos jóvenes que pusieron muy alto el prestigio del rugby argentino. Muchos años después, en un programa Jorge contaba así su debut en el equipo. «Habíamos per- dido los dos primeros partidos y varios jugadores estaban lesionados. Por eso para el tercer partido se abrió el hueco para que algunos de los más jó- venes debutáramos en la gira. Asi entré yo. Los minutos corrían y teníamos el partido bastante con- trolado tanto en el juego como en el resultado y cuando promediaba el segundo tiempo empecé a escuchar unos gritos que venían de afuera de la cancha...Ar-gen-ti-na!! Ar-gen-ti-na!!...Eran los suplentes y algunos argentinos que había por ahí. No sumaban más de 20. Pero yo los escuchaba como si fuera un estadio lleno de gente...Pasaron los años y ese grito lo sigo escuchando. Y desde aquel día de hace mas de 40 años cada vez que me toca jugar los Test Matches de la vida el grito de Ar-gen-ti-na me sigue acompañando». En ese año no le fue tan bien al equipo. Tanto es así que el diario «El Mundo» comenta: «El año pasado habíamos oído llamar a San Martín «La Banda de Alejandro», y suponemos que Alejandro es Dartiguelongue. El domingo pasado San Mar- tín fue exactamente eso, pero con el agravante que «Alejandro» no está (estaba en Sudáfrica). Aun- que sí tenemos una cosa para destacar: el error de haber elegido este partido para probar a Aldo Bigliardi como pilar. A. Dumas lo ablandó en 10 minutos y por supuesto Tati terminó jugando de centro». Como ya dijimos, los cambios de posición eran muy frecuentes, y a veces no se entendían del todo… Sin embargo las divisiones inferiores crecían, y la quinta tenían a un muy buen tres cuartos «que prometía mucho», Luis Gutiérrez, y entre los forwards se destacaba netamente el pilar C. «Chufi» Furlanetto. La cuarta división, entrenada por Aldo Bigliardi y Paulino Santander logró excelentes resultados, con jugadores entre los que podemos mencionar a En- rique Gatti, Dell Vecchio, Ariza, Virasoro, Alejan- dro Stero, Eduardo Jaime, Marcelo Carlino, etc. La reserva tenía dos equipos, cada uno con más de 25 jugadores. Uno, el «A», participaba en el campeonato de los sábados (entre los que forma- ban Marcelo Ytuarte, Daniel Hermida, Eduardo Gómez Gil, Rachid, Sanz, Echevarría, Jorge Bullosa, etc.) y otro, el «B», en el de los domingos (con Caporaletti, Salcido, Pancho Lococo, Jorge Micó, Julio Spinetto, Miguel Stero, Juan J. Deverill, Carlos Díaz, Guillermo Crescente, Ernesto Lantaño, Johnny Dimario, Turrado, Roger Blades y Julio García Maiztegui, entre otros), este último entrena- do por John Moffatt.
  • 19. CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 139 La sexta década 1958 - 1967 Seven a side de Reserva «A»: «Conejo» Echeverría, Eduardo Gómez, Néstor Gálvez, Bonazzi, Daniel Hermida, «Tonito» Sánz, Carlos «Pato» Pasquale. Parados: Pasquale, «Rulo» Ciampicini, Cichero, Pilín, «Eddie»Yoffe, Miguel Marinelli, Battaglia, Carril, Néstor Gálvez,Yoffe, «Bocha» Pedrero, Parnies. Agachados: Alberto Rolón, Martin, González, Félix «Tito» Ereñú, Moltedo, Eduardo Gómez Gil. Reserva 1963
  • 20. 140 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN La sexta década 1958 - 1967 En 1966 bajaron Buenos Aires y Deportiva Francesa, Los Tilos ascendió a primera, Los Matreros volvió a segunda y Hurling logró llegar a tercera de ascenso. Ese no fue un buen año para nuestro rugby. Al- gunos jugadores que fueron referentes del primer equipo estaban retirándose y los resultados no se dieron. Por eso, al llegar las últimas instancias del campeonato, San Martín estaba a punto de perder la categoría. Todo dependía del partido que se ju- garía con Belgrano Athletic en Virrey del Pino, y ellos iban primeros y estaban apunto de salir cam- peones. Fue un verdadero encuentro no apto para car- díacos, y los jugadores de San Martín lucharon como leones para lograr que, cuando se llevaban jugados 6 minutos adicionales sin que hubiera de- tenciones que lo justifiquen, estuvieran adelante por 11 a 8. Sin embargo, a causa de un penal en nues- tra veinticinco yardas, Belgrano tuvo en sus manos la oportunidad de dar vuelta la historia. «Lucho» Gradín tomó la pelota y cuando todo el mundo ima- ginaba que pediría palos, ya que era un penal fácil, el excelente medio scrum extrañamente decidió jugarla, fue tackleado por Jorge Dartiguelongue y, forzado, abrió un largo pase a «Paco» Cornille, que resultó para adelante. El wing arrancó con veloci- dad y decisión, recibiendo un oportuno tackle de «Quique» Ruarte, aunque la jugada estaba invalidada por pass forward antes de que apoyara. Dice la crónica en La Prensa: «Esta jugada me- reció la censura tanto del público adicto como del que no lo era, porque de acuerdo con el score y la seguridad de la clasificación con sólo empatar, todo aconsejaba un puntapié a convertir». Segundos después el referí dio por terminado el partido y un silencio terrible se abatió sobre la tri- buna de los locales. Habían perdido la oportunidad de ser campeones. Mientras tanto, los de San Mar- tín festejábamos de lo lindo junto a nuestros «hé- roes», Willie McCormick deambulaba frente al los vestuarios sin saber que decir y «Patita» de las Ca- Reserva «B» Campeonato. Parados: F.»Pancho» Lococo, Ernesto Lantaño, Miguel Stero, Salcido, J.J. Deverill, Julio García Maiztegui, y Miguel Marinelli. Sentados: Guillermo Crescente, Johnny Dimario, Félix Fernández Duran, Caporaletti, Carlos Crescente, Carlos Díaz y John Moffatt (Entrenador).
  • 21. CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 141 La sexta década 1958 - 1967 rreras parecía no entender muy bien que había pa- sado. Una verdadera atmósfera «de velorio» en esos tiempos sin teléfonos celulares ni nternet. Dijo Clarín: «Clima de fiesta inicial en Belgrano, con bolsas de papelitos, cánticos, ban- deras de dimensiones considerables, un clarín anunciando silencio a la entrada del campeón y al fina…silencio de muerte.» «La tercera línea de Pa- cífico se pasó: estuvo siempre ahí. Con los ojos bien abiertos. Gerty Plesky, Lucho Testoni y Bolita Trangoni. Siempre encima. No dejando hacer. Con un pack de forwards que trajinó muy unido. El Ne- gro Ortiz, Sanz, Rodríguez, Laborde y el Turco Chedresse sin desmayos. Todos de la mano de Jor- ge Dartiguelongue, que tuvo la manija del partido a lo largo de los 80 minutos de juego. Como en sus mejores tiempos». Sin embargo, unos minutos después, todo cam- bió. Una caravana de autos llegó con jugadores e hinchas de Pueyrredón, que venían gritando ale- gremente. Le habían ganado al CASI y se suma- ron, ahora sí, a un interminable festejo donde se abrieron muchos barriles de cerveza y algunos lo terminaron más tarde aún, uniéndose a la fiesta que Hurling preparó para celebrar que había subido a Tercera de Ascenso. En la nota que mencionáramos anteriormente, Rudi Hein cuenta: «El partido que más recuerdo como jugador fue frente a Belgrano, en la cancha de éstos, en la última fecha de 1966. Los locales, que se aprestaban a festejar el campeonato victo- ria mediante, cayeron derrotados 11 a 8 ante la sorpresa del numeroso público asistente. No obs- tante, pese al traspié sufrido frente a nuestro equi- po, que había realizado una floja campaña, logra- ron el título gracias a que su escolta, CASI, tam- bién perdió. Al conocerse la noticia el festejo fue entonces general». Nuestro equipo, ese día formó con: R. Hein; C. Chiessa, Alejandro «Colorado» Stero, M. Battaglia Claro avance de Bigliardi, levantándose en un scrum. «Tati» fue un jugador de habilidad excepcional.
  • 22. 142 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN La sexta década 1958 - 1967 y H. Ruarte; G. Frisch y J. Dartiguelongue; M. Trangoni, G. Plesky (capitán) y L. Testoni; D. Ortiz y A. Sanz; Andrés Rodríguez, J. Laborde y C. Chedresse. Como siempre, el coach fue H. M. Rodríguez. Belgrano lo hizo con: F. Badía, C. Cornille, L. Esteras, A. Gómez Aparicio y E. De las Carreras; C. Martínez y L. Gradín; H. Valenzuela, E. Elowson y R. Loyola; M. Cole y C. Iribarren; G. Luchetti, F. Gradín y G. McCormick. Como fin de temporada, Gertie Plesky fue el octavo del seleccionado de Buenos Aires, campeón de argentino, y la Subcomisión de rugby ese año estuvo compuesta por E. Rondineau, Carlos Servera, César Rolón y H. Rodríguez. 1967 fue algo mejor en cuanto a resultados y juego. Varios jóvenes que integraban una excelen- te cuarta División, entrenados por Paulino Santander y Aldo Bigliardi, fueron incorporados al plantel superior junto con aquellos que ya habían subido los años anteriores (Eduardo Jaime, un ex- traordinario jugador, que era forward o tres cuartos con parecida eficacia, Alejandro «Colorado» Stero, un centro excelente y muy veloz; la pareja de se- Parados: C. Chedresse, D. Ortiz, J. Virasoro, A. Bigliardi, C.A. Vázquez, O.Dalverme, D. Hermida y J. Ursa. Sentados: L. Sáenz,J. Dartiguelongue, J. Laborde, J. H. Ruarte, M. Battaglia, R. Moreno y E. Jaime. Alberto Rolón, Néstor Gálvez, Osvaldo Ciampicini, Muchenik, Kedzierski. Juan C. Evangelista, Milguel Moltedo, José Moltedo. gunda líneas Jorge «Cacho» Virasoro y Alejandro Ariza se sumaron a Carlos «Gogo» Sáenz, G. «Chi- che» Lodeiro, Daniel Ortiz, Carlos Vázquez, segun- da o primera línea de gran fortaleza y buen juego, Rodolfo Moreno, D. «Perita» Hermida, Jorge Bullosa, muy seguro en el tackle, F. «Coco» Bertoni, Mario Battaglia, un jugador fantástico cuya presen- cia motivaba a cualquier equipo, O.»Rulo»
  • 23. CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 143 La sexta década 1958 - 1967 Apertura de Jorge Dartiguelongue a la salida de un volante. Testoni y Dalverme se preparan. La subcomisión de rugby cambió a sus integrantes, pues Carlos Servera pasó a presidir el club: Carlos Tozzi, Luis Gutiérrez, Osmán Dalverme y John Moffat.
  • 24. 144 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN La sexta década 1958 - 1967 Ciampicini, muy seguro y rápido atrás, Néstor «Galvúa» Gálvez, todo fortaleza y valentía, el «Pato» Pasquale, etc) y comenzaron el recambio generacional con aquellos que habían logrado tan- tos halagos en el comienzo de la década. El 25 de junio, Belgrano devolvió «gentilezas» del año pasado, y ganó 13 a 8 en Sáenz Peña. San Martín formó con R. Hein, D. Hermida, A. Stein, G. Lodeiro y Rodolfo Moreno; J. Dartiguelongue y F. Bertoni; L. Testoni, G. Plesky y M. Trangoni; O. Dellatorre y D. Ortiz; A. Sanz, P. Santander y J. Benito. Ese año, el club había decidido aplicar la polé- mica «Bajadita», impuesta por el San Isidro Club en esos años, y en la revista Tercer Tiempo, Diego Bonadeo tituló, en ocasión de un partido contra CUBA: «El pack de San Martín superó a su ya tradicio- nal vocación de «rugbito». Y seguía diciendo: «…Pacífico hace la Catamarca Ocampo, con ocho forwards increíblemente parejos. Sin hooker. César Rolón (Entrenador), Lecardi, Muller, Vendrell, J.C,Rojas, N. Galvez (Entrenador) F. Arias, H. Rondineau, R. Rojas, Scaparone F. Fiore. Jorge Donn, que jugara en sexta para San Martín bajo su nombre real, Jorge Itovich.
  • 25. CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 145 La sexta década 1958 - 1967 Formaron a una altura tal del suelo que Juan Dumas terminó por no entrar en las formaciones…». Ese partido, jugado el 10 de Septiembre, el equi- po ganó 19 a 14, y estuvo compuesto por L.Sáenz; D. Hermida, A. Stero, R. Moreno y C. Chiessa; Daniel Cantero y J. Dartiguelongue, L. Testoni, Eduardo Jaime y J. Bullosa; J. Virasoro y O. Dalverme; N. Gálvez, Patricio Ochoa y A. Sánz. Finalmente, San Martín quedó antepenúltimo, pese a haber empatado con Pueyrredón 6 a 6, con una muy buena actuación de Carlos Amadeo Vázquez y con SIC 3 a 3, actuando ese día con O. Ciampicini; G. Frisch, G. Lodeiro, M. Battaglia y D. Hermida; D. Stein y J. Dartiguelongue; L. Testoni, A. Bigliardi y M. Trangoni; O. Dellatorre y G. Plesky; P. Santander, J. Laborde y A. Sanz. El último partido fue un triunfo, 22 a 3 contra GEBA, que descendió. Ese día se jugó muy bien, y con el arbitraje de C. Benítez Cruz, San Martín for- mó con: R. Hein, B. Popingiuc, A. Stero, R. More- no y D. Hermida; J. Dartiguelongue y F. Bertoni, G. Plesky, O. Dellatorre y L. Testoni; O. Dalverme y J. Benito; C. Chedresee, P. Santander y A. Sanz. La década, imborrable para todos los que de una manera u otra pudimos vivir el rugby en Pacífico, terminó con el orgullo por la nueva preselección de Jorge Dartiguelongue y Gert Plesky para inte- grar el equipo de Argentina. Los equipos de las divisiones inferiores cada vez tenían más jugadores (muchos de ellos alumnos del Colegio San Cirano, que hacía deporte en nuestras instalaciones, y el que había querido hacer «Socios de Campo» a más de 200 alumnos, lo que no fue autorizado por la Comisión directiva), lo que signi- ficaba un auspicioso futuro para el rugby en el club. La base se ampliaba cada día más. Son muchos los jóvenes que jugaron para San Martín en aquellos años. Venían de Devoto, Palo- mar (que se había convertido en una fuente inago- table), Caballito y Villa del Parque, pues «Pacifico» era un club especialmente bien ubicado, con varias líneas de colectivos que pasaban cerca (el 135, el 124…). Sobre el final de la década había dos reser- vas, para jugadores de 19, 20 y 21 años (una de los «Sábados» y otra de los «Domingos»), dos Cuar- tas, para aquellos de 17 y 18 años, una Quinta, de 15 y 16 años y una Sexta. Intermedia de 1967. Parados: «Johnny» Dimario, Sagasta, «Galvúa» Galvez, Osman Dalverme, Cavagnola, «Sapo» Laborde, P. McCormick. Sentados: Daniel Cantero, «Pato» Pasquale, César Crescente, Mario Battaglia, Carlos Diaz, «Rulo» Ciampicini, James «Colorado» Moffatt.
  • 26. 146 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN La sexta década 1958 - 1967 Como curiosidad anotemos que corría 1960 o 61, y según cuenta César Rolón (que se multiplica- ba entrenando a las divisiones juveniles), uno de los jugadores de cuarta, de Palomar, trajo a jugar a su hermanito. Era un chico muy pequeño, de unos 12 o 13 años. Por imperativo de las circunstancias, se lo hizo jugar en sexta, que era la división más chica del club, y muy pronto César se dio cuenta que «…cada vez que recibía la pelota daba gran- des saltos, elevándose en el aire. Le dije que se podía lastimar, que no se le ocurriera saltar si lo iban a tacklear. Se llamaba Jorge Itovich, y luego fue mundialmente conocido como «Jorge Donn», que integró el ballet de Maurice Bejart y bailó el «Bolero» de Ravel en la exitosa película de Claude Lelouch «Los unos y los otros». Muchos años des- pués, estando en Francia mientras acompañaba a los Pumas, lo cité, nos encontramos y recordó con emoción esos pocos partidos de rugby, tan lejanos y extraños para un bailarín». Algunos esforzados ex jugadores seguían uni- dos al deporte a través del referato, llevando muy alto el prestigio de la actividad, como Carlos Alber- to Tozzi, que arbitró infinidad de partidos de pri- mera división e internacionales, convirtiéndose en una figura importante entre los mejores. Pero no todos tenían las mismas condiciones, más allá de su indudable voluntad. Uno de ellos, que intentaba empeñosamente referear en la divi- sión superior, tuvo que hacerse cargo de arbitrar un partido de intermedia en Regatas de Bella Vista, y al volver al club en el automóvil de Tomás Blades junto con otros socios, le preguntó al ex hooker internacional y brillante referee, su opinión sobre su desempeño como árbitro. «Tommy» Blades le contestó pidiéndole el silbato, y cuando lo recibió, paró en la banquina y parsimoniosamente se bajó del coche y lo tiró al río Reconquista. No le dijo ni una palabra más. Su gesto había dicho todo, y en silencio siguieron viaje al club. Vaya también un párrafo para todos los que die- ron su tiempo y sus ganas entrenando a las distin- tas divisiones del Club, como Mario «Bolita» Trangoni, Carlos Alberto Tozzi, que además era un brillante referee y dirigente, los ya mencionados Tati Bigliardi, uno más de nosotros, siempre alegre y divertido, y Paulino Santander (que además de su trato siempre agradable y comprensivo, ayuda- ba desde la caja de la confitería El Ciervo, en la esquina de Corrientes y Callao, que administraba su familia, a muchos jóvenes jugadores a comer un sandwich y tomar una cerveza cuando los tiem- pos era adversos…), César Rolón, siempre dispues- to, positivo e interesado en el rugby y su mundo, el infatigable y analítico Osmán Dalverme, un estu- dioso del rugby que desde muy joven desafiaba de impecable sobretodo el frío de la cancha dos para enseñarnos a formar en el scrum, «Chochi» Muller, que enseñó el verdadero espíritu del deporte con su ejemplo, Enrique Windus, que cargaba monto- nes de chicos en su automóvil para llevarlos a ju- gar a donde fuera… Y especialmente al querido y nunca olvidado John Moffatt, tan británico y tan criollo a la vez, que no sólo nos enseñó a jugar sino que nos tras- mitió todos los buenos valores de respeto, toleran- cia y coraje ante la adversidad que son necesarios para este deporte. Su cabeza, canosa desde muy joven, cuando la divisábamos desde dentro de la cancha, era la seguridad de una palabra mesurada, de una crítica ajustada y de una sonrisa comprensi- va, aún en los peores momentos. Tratarlo fue siempre un gusto, ser su amigo un privilegio, y ser entrenados por él un recuerdo im- borrable. Nadie de los que lo conocimos lo olvida. El Club En 1962, la Comisión Directiva estaba compuesta por Miguel Mc Cormick como Presidente, era Vi- cepresidente Primero Alfredo A. Grater (Alfie) y H.Lager Vicepresidente Segundo, integrándola tam- bién César «Charo» Villamayor, G. Perkins, J. Downes, H. «Palito» Sherrard, V. García y O. Melchiori como Secretario Honorario. El Club pasaba por un buen momento económi- co-financiero, y los valores de las cuotas, como re- ferencia, eran las siguientes: Anual Socio No Fe- rroviario $ 2.600, Cuota de Ingreso Socio No Fe- rroviario: $ 7.000 y para los Socios Seccionales, un pago anual de $ 800. Con esto alcanzaba para man- tener espléndidamente las instalaciones y hasta para que quedara un remanente, que como veremos, se utilizó en importantes mejoras.
  • 27. CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 147 La sexta década 1958 - 1967 Los bailes y las fiestas eran frecuentes y como siempre, abundaron los noviazgos en el club, pero en 1963, por decisión unánime de la Comisión Di- rectiva, se prohibieron los bailes de carnaval (que eran famosos entre los jóvenes de la época), por el uso «desmesurado» del agua, según figura en ac- tas (Se tiraban baldazos de lo lindo…) El 23 de Mayo, después de la larga y dolorosa enfermedad, murió Miguel Mc Cormick, y el vice presidente Alfredo A. Grater se hizo cargo de la presidencia. Una de las primeras disposiciones de la Comisión Directiva fue designar socio honorario a Mc Cormick, anotando como razón «en mérito a su actuación deportiva y a los importantes servi- cios prestados a la Institución a través de los dis- tintos cargos que siempre desempeñó con tesonero afán y desinterés». Asimismo el Club hizo una im- portante donación a Emaús en su nombre. La Comisión quedo entonces constituida con: Presidente: A. A. Grater, Vice 1: H. Lager, Vice 2: J. H. Downes, Secretario Melchiori, Pro Secretario: V. García, Tesorero: C. Pinheiro. Unos meses atrás se había empezado a construir la tribuna sobre la cancha de rugby, un viejo anhe- lo que permitiría reemplazar la de madera por una de material, instituyéndose una Comisión de Tribu- na, que era presidida por el Ing. Rolo Ferreira y el Sr. O.C. «Chochi» Muller, encargándose de las fi- nanzas George Downes, F. Marchese, R. Sharpe, R. Gorra Zabala, E. Poratelli, M. Prada y H. Rondineau. Como casi todas las cosas que se hacían enton- ces, la tribuna se terminó en tiempo record, y mu- chos recordamos a Chochi, a Rolo y a muchos otros veteranos y socios del club, como Juan Miguel «Lito» Aranda, cargando «fierros» y preparando el encofrado a la par de los obreros, para asegurar la finalización de la obra, junto con muchos de los jóvenes y no tan jóvenes jugadores de rugby. Con gran alegría, la tribuna se inauguró el 11 de Julio a las 11 hs. Y se le dió el nombre de Mi- guel Mc Cormick, en una placa que lo nombra eter- namente como «Maestro y Amigo». Un grupo que frecuentaba la pileta en esos años, entre los que está James Moffatt.
  • 28. 148 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN La sexta década 1958 - 1967 Las obras continuaron, y muy pronto, el 26 de Febrero de 1964 se inauguraron las torres de ilumi- nación de la cancha dos, convirtiéndose San Mar- tín en uno de los primeros clubes que contaba con dichas facilidades y la intensidad del trabajo relati- vo a la administración del club lleva a que se nom- bre al Sr. Patricio Gramática «intendente honora- rio» del club para ayudar al Sr. Wenceslao K. Ro- mero, que como dijimos, desde hacía dos décadas se ocupaba en soledad de un labor titánica. Ese año se elije nueva Comisión Directiva, la que es encabezada por Jorge H. Downes como Pre- sidente, Carlos Servera como Vicepresidente prime- ro, Mario Grater como Vicepresidente segundo, Oscar Melchiori como el eterno Secretario y Rubén Gorra Zabala como Tesorero. Es con la ayuda del Dr. Coquet que se escriben los Estatutos del Club, y se nombra Socios honora- rios al Presidente de la República (en ese entonces el Dr. Arturo Umberto Illia), al Ministro de Transportes y al Administrador General de los Ferrocarriles. En 1966 se inauguró otro importante conjunto de obras, incluyendo la iluminación de las canchas de tenis y la construcción del frontón, largamente anhelado por los socios y que siempre era pospuesto por otras urgencias. En la Comisión Directiva sólo hubo un cambio, Clarismundo Pinheiro pasó a ser Tesorero y Rubén Gorra Zabala fue designado Prosecretario. Al año siguiente, 1967, J. Downes pasó a presi- dir la Asociación Argentina de Hockey y Carlos Servera fue elegido Presidente, quedando Mario Grater como Vicepresidente Primero. Inesperada- mente se produjo el fallecimiento del Sr. W.K. Ro- mero, una figura importante del club, que imponía respeto con su sola presencia y que cuidaba todos los detalles con meticulosidad. Su diario paseo por las instalaciones, generalmente de saco y corbata, Informe de la Comisión que organizó la construcción de la tribuna, conservado por el Sr. George Downes. Una de las tantas fiestas que se hacían en el club. Entre los que están parados podemos reconocer a Eduardo Gómez, el Pato Pasquale, Dodo y Rino Benvenuti. Entre los sentados a la Sra. de Mascheroni, N. Dalton, la Sra. de López y Lola y Fernando Marchese.
  • 29. CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 149 La sexta década 1958 - 1967 aseguraba que todos los trabajos se llevaran a cabo con la mayor eficacia y rapidez. Su palabra era siempre medida y seria su acti- tud, y los jóvenes se preocupaban mucho cuando eran llamados a su presencia por alguna travesura. Una vez al año jugaba bowls, representando a Ir- landa, el país natal de su madre, en el torneo de las Naciones, y lo hacía con absoluta naturalidad y corrección. Romero fue un grande de nuestro club, al que dedicó gran parte de su vida, y al que quiso como pocos. Los sobrenombres Como en todo club argentino, y casi diría en cual- quier club del mundo, abundaron siempre los so- brenombres. Generalmente acompañan a una per- sona toda su vida, y a veces son tan ajustados o bien tan «recordables» que reemplazan totalmente al nombre, que se pierde tan completamente que solo es utilizado por sus íntimos o familiares. El verdadero nombre público, como en la antigua Roma, pasa a ser el sobrenombre, aunque difícil- mente se herede. El sobrenombre es únicamente de quien lo posee, más allá que excepcionalmente un hermano menor o hijo reciba el sobrenombre en diminutivo. En el club hubo y hay todo tipo de sobrenom- bres, tanto en el rugby como en el hockey y las bochas, por lo que nos permitimos mencionar al- gunos: Hubo y hay sobrenombres de animal, como «Hormiga», «Tero», «Sapo», «Chancha», «Rata», «Comadreja», «Pato», «Pájaro», «Co- nejo», «Bambi», «Batracio», «Gato», «Bicho», «Garza», «Tigre», «Gallina», «Lobo», «Carancho», «Mariposa», «Cuervo», «Equino», «Carpa», «Cachorro», «Pulpo», «Lince», «Po- llo», «Oso», «Gavilán», «Iguana», «Ave», «Lau- cha», «Pingüino», «Bisonte», «Pantera», «Pul- ga», «Escuerzo», «Tortuga», «Potro», «Mosca», «Morsa», «Yeti», «Puma», «Ameba», «Mono», «Foca», «Rino», «Isoca», «Toro», «Almeja», etc. Sobrenombres que tienen que ver con lo étnico o de alguna localidad del interior, como «Polaco» o «Polaquito», «Suizo», «Gallego», «Holandés», «Francés», «Ruso», «Tano», «Alemán», «Vasco», «Japonés», «Turco», «Indio», «Cordobés», «Mendocino», «Tucumano», «Chino», «Rosarino», «Chileno», etc. Otros que son de uso general y tradicional en nuestro país, generalmente vinculados a un nom- bre propio, como «Cacho», «Tito», «Cholo», «Paco», «Pancho», «Coco», «Pucho», «Pepe», «Lalo», «Lucho», «Lito», «Charo», «Chicho», «Quique», «Beto», «Manu», «Pepo», «Chulo», «Quito», «Toni» y su diminutivo «Tonito», etc. Aquellos que son de gran eufonía y muy argen- tinos, pero sin significado, como «Popo», «Chito», «Totó», «Chiche», «Tuni», «Tati», «Chulo», «Fafa», «Teté», «Kabubi», «Memo», «Cupito», «Cucu», «Lele», «Chochi», «Lilo», «Tatu», «Mochi», «Pilín», «Cuqui», «Pototo», «Chelo», «Kitty», «Nono», «Bocha», «Checho», «Tilo», «Napo», «Moncho», «Titi», «Gogo», «Pipi», «Quichi», «Chufi» y «Chufito», «Burún», etc. Los que se originaron en características físicas, en condiciones o en actitudes, como «Pelado», «Pistola», «Cabezón», «Colorado», «Caña», «Loco», «Patón», «Colito», «Payaso», «Negro», «Manguera», «Zurdo», «Gordo», «Tenso», «Fla- co», «Tanke», «Bidón», «Petiso», «Langa», «Mu- ñeco», «Perita», «Manzana», «Carilindo», «Ena- no», «Jumbo» (por el gigantesco elefante del siglo XIX, el avión del mismo nombre aún no existía…), «Dandy», «Palito», «Cacique», «Truco» y «Truquito», «Shaka», «Matón», «Candy», etc. Otros son de origen extraño y críptico muchas veces vinculado a su forma de jugar o a algún ras- go de personalidad que lo distinguía, habitualmen- te olvidado, como «Pila», «Hueso», «Cuco», «Co- razón», «Cariño», «Papelito», «Gonte», «Jesus», «Coca», «Mago», «Meco», «Pechuga», «Sopi- ta», «Momo», «Tuima», «Papeleta», «Tabique», «Huevo», «Buras», «Chevy», «el Ladrón», «Fil- tro», «Cerveza», «Tríbolo», «Cuicui», «Pacoti- lla», «Profe», «Rosita», «Bolita», «Batata», «Ceca», «Radio», «Dedos», «Canasta», «Petras», «Vieja», «Chaucha», «Pajue», «Anti- guo», etc. Los más antiguos tenían que ver con el inglés o el alemán, como «Cod», «Lin», «Alfie», «Billy», «Rudi», «Kim», «Mac», «Dickie», «Jack», «Tommy», «Freddie», «Douggie», «Eddie», «Charlie», «Johnnie», «Bertie», «Búster»,
  • 30. 150 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN La sexta década 1958 - 1967 «Willy», «Gertie», «Richie», «Frankie», «Ronnie», «Ricky», «Geri», etc. Finalmente están los que aluden a figuras de los dibujos animados o la literatura, por su gran pare- cido o por todo lo contrario, como «Tweety», «Popeye», «Moe», «el Gato Félix», «Patora», «Lando», «Dumbo», «Titán», «Dartagnan», «Gunga Din», «Cocoliso», «Tino» (por el integran- te de Los Parchís), «Mickey», «Bruce», «Pavadita», «Alfonsito», «Bart», «Cacamut», «Orco», «Kirwan», «Benito», «Tribilín», «Frankie» (por Frankestein), «Rambo» (y «Rambito»), «Chuky», «Peucelle», etc. Obviamente, hace unos años nadie era llamado «Inglés» o «Irlandés», pues había demasiados como para que significara algo distinto. Por otra parte, los apócopes del apellido o del nombre, como «Poda», «Rolito», «Galvúa» o «Serafo» o las sim- ples traducciones como «Peter» por Pedro o «John» por Juan, no pueden ser considerados ver- daderos sobrenombres, ya que no han exigido gran cantidad de imaginación al ser creados. Ex profeso hemos omitido algunos, que por su carácter no co- rresponde incluirlos en este libro. Por supuesto, tam- bién las damas tienen y han tenido sobrenombres, pero por razones de discreción los dejamos para otra edición. El Hockey de Caballeros En esos años el hockey de caballeros tuvo excelen- tes equipos. En primera división, mostraba un jue- go claro y habilidoso, pese al fuerte recambio que hubo. Los que parecían «eternos» jugadores de primera dieron un «paso al costado» a fines de 1958, y per- mitieron el crecimiento de muchos jóvenes que ya mostraban sus capacidades en las divisiones juve- niles. Solo continuaron en el primer equipo Roberto y A. Anderson, de tal manera que algunos tuvieron que pasar a jugar en primera muy jóvenes aún, como Leonard Moffatt, Ronald Bremer Jorge Dartiguelongue (que como ya mencionamos jugaba al rugby y al hockey con la misma calidad) u Osvaldo «Francés» Roulet, que debutó con 14 años como número cuatro, debiendo autorizarlo su padre. Tapa de la revista Tercer Tiempo, con Jorge Dartiguelongue en primer plano. Debemos recordar que en hockey solo había una división de «menores», hasta 17 años, y luego se pasaba a integrar (según las capacidades) la prime- ra, la intermedia o la segunda. Pocos años después se agregan al grupo algu- nos jugadores que fueron memorables; Miguel Prada, Kadner, «Cuqui» Evangelista, Gramática, King Prime, Héctor Cohen, Westerdale y Héctor Marinoni. Otra vez se había forjado un gran equipo, que practica un hockey divertido y de ataque, y que se completó con Gerardo Lorenzo, Eric Bremer, Julio Español (un arquero de excepción) y la llegada de Carlos Cocina desde el Club Harrod’s & Gath y Chavez. En 1963 San Martín salió sexto, con 15 puntos; y en 1964 salió cuarto, con 18 puntos en primera división. También en ese año se produjo un singu- lar acontecimiento: la Tercera División de San Mar- tín empató la primera colocación en el campeonato junto a Quilmes y Banco Provincia, y los tres equi- pos fueron declarados campeones. En esos años era frecuente que se realizaran los seven-a-side de hockey en el club, generalmente en el mes de octubre, cuando finalizaban los cam- peonatos oficiales. A partir de 1962 se crearon dos divisiones juve- niles, una hasta los 13 años y otra hasta los 16.
  • 31. CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 151 La sexta década 1958 - 1967 Era un grupo notable de buenos jugadores que creaban un clima positivo y alegre capitaneados por Osvaldo Roulet, lo que llevó a que muchos quisie- ran integrar el equipo de San Martín, como el vete- rano Jacko Devereux en 1968, ex San Fernando, o se acercaran al club, como Jorge Wilson, que se había destacado en el seleccionado argentino, olím- pico en 1948. No ganaron el campeonato, pero por casi quince años fueron candidatos y lograron bue- nas posiciones, ganando varios seven a side. El sábado 22 de Mayo de 1965 el equipo de San Martín jugó con Manquehue, equipo chileno que estaba de gira por nuestro país, inaugurando una serie de amistosos, por tener nuestro club una ex- celente y larga relación con los trasandinos. Si bien los jugadores visitantes mostraron estar algo can- sados, permitiendo que San Martín dominara casi todo el pertido, el resultado final fue un empate en un gol por bando. El primero lo consiguió Manquehue a los 33 minutos del primer tiempo, y tan sólo un minuto después el local empató por medio de Osvaldo Roulet. El equipo de San Martín formó ese día con: Julio Español, R. Anderson y J. Piccioli; O. Roulet, W. Westerdale y M. Prada; E. Gramática, H. Marinoni, R. Vázquez, G. Lorenzo y H. Harnan. Manquehue lo hizo con W. Lein, J. Koester y A. Zirpel; A. Wenz, J. Ebensperger, y H. Buttinghauser; G. Wagner, G. Gulderberg, R. Westendarp, M. Jungk y W. Von Appen. La intermedia tenía también muy buen equipo, con jugadores como Demetrio «Dima» De Natchokine, Ovidio Sodor, Alfie Colombo, Ronnie Bremer, Ricardo Sánchez Romairone, etc. Tan bueno fue el equipo que en 1967 once de sus jugadores fueron preseleccionados para parti- cipar en los Juegos Olímpicos de México, la casi totalidad de la primera a la que se sumaba Ovidio Sodor, arquero de la Intermedia. Los cambios, abruptos, trajeron algunos desencuentros pasajeros en este deporte del club, pero esto a su vez permitió la formación de una extraordinaria segunda división, que ganó el cam- Equipo de Segunda, quíntuple campeón.
  • 32. 152 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN La sexta década 1958 - 1967 peonato de su categoría por cinco años seguidos: 1960, 61, 62, 63 y 64. Este último año lo corona- ron ganando el partido con Universitario de La Pla- ta, que había salido primero en la otra zona, por nada menos que por 5 a 1. La formaban W. Middleton, Pablo Bremer, Mario Grater, Carlos Llabrés, Horacio «Palito» Sherrard, César «Charo» Villamayor, Rino Benvenutti, W. Downing, J. Wilson, R. Fox, George Downes, Oscar «Coco» Arata, E. «Canasta» Tort, A. Kelly, A. Ham, J. Birnie, U. Colombo, D. Carroll y N. Mezzieres. Esta división hizo una gira memorable a Chile, donde jugó una serie de encuentros en Santiago que han sido recordados por décadas. Asimismo forta- leció los lazos ya existentes con los clubes trasandinos, especialmente el Club Manquehue y el Club Prince of Wales. Sobre el fin de la década, los históricos de la segunda también dejaron paso a algunos jóvenes, como Peter Stacey, Dennis Thomas, Escudero, Rubén Finocchiaro, Ojeda, Eddie Colombo, etc, que continuaron con las muy buenas performances. Dentro de las giras que el la próxima década lle- varon al hockey de Pacific muy lejos, la primera división viajó al Uruguay, donde jugó varios parti- dos en Montevideo. Quienes dirigían el hockey fueron también artí- fices del éxito de la década, y podemos mencionar que en 1963 la Subcomisión de Hockey de Caba- lleros estaba formada por Mario Grater, D. Pujó y Jorge Piccioli. En 1965 la constituían J. Wilson, Miguel Prada y Horacio Sherrard y en 1967, sobre el final de la década, también a ella llegaron los jóvenes, con Héctor Marinoni, Osvaldo Roulet y Jorge Piccioli. Gira a Chile.de la segunda división. Parados: C. Llabrés, Sonny Kelly, Leonard Moffatt, Colombo, Roberto Anderson, Perkins, George Downes, Mario Grater, Coquet y Kadner. Agachados: P. Bremer, «Canasta» Tort y Wilson.
  • 33. CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 153 La sexta década 1958 - 1967 El hockey de Damas Como consecuencia de haberse retirado muchas de las jugadoras que integraron por años el primer equipo del club, este tuvo que redefinirse con el ingreso de jóvenes valores que hasta entonces ju- gaban en Juveniles. Fue así que en 1962 el equipo bajó a la división «Promoción» (luego denominada «Ascenso»), ju- gando contra equipos como Ogaraití, SIC, Arrows, Asociación Alemana de Quilmes, Municipalidad, Banco Nación, Olivos, Sociedad Alemana de Gim- nasia, etc. Había dos segundas, adonde habían ido a jugar muchas de quienes pocos años antes formaba el primer equipo, y lograron excelentes resultados en la década. Sin embargo las Infantiles y juveniles consti- tuían un magnífico reservorio para el club, que lo- gró muchos éxitos con ellas. Ganaron varios cam- peonatos en su categoría y ayudaron a que se con- formara un equipo distinto, que sin embargo con- servaba la línea de juego que el club mantenía des- de muchas décadas atrás: habilidad en el manejo del stick, juego asociado y garra para defender el resultado cuando era necesario. En ese año hubo un solo equipo de segunda, un equipo de tercera (con muy buen juego y resulta- dos, que en Mayo le ganara a Comunicaciones por 5 a 1) y dos equipos de cuarta: San Martín «A» y San Martín «B», que juntaban mucho público cuan- do jugaban entre sí. Ya consolidado un nuevo grupo de jugadoras, en 1965 Pacific subió nuevamente a Primera Divi- sión, logrando buenas performances en los cam- peonatos de la Asociación. Todo el plantel estaba casi íntegramente consti- tuido por juveniles, que jugaban con permiso de sus padres en las divisiones de mayores. Los campeonatos de Ascenso eran sumamente disputados, y en esa ocasión nuestras jugadoras debieron jugar y ganarle a Hurling, Ogaraití, Arrows, Esso, Municipalidad, Lomas, Banco Nación, etc. Patricia López y Viviana Saccone pasaron a ju- gar en Primera a los 14 años, y muchas de las acom- Equipo de Hockey de Segunda División a fines de la década del ’50. Paradas: G. Stacey, M. Sherrard, Clotilde Lorenzo, Lily López, Lulú López, S. Nally, Y. Bremer, L. Wilson. Sentadas: S. Callejas, S. Bertram, y R. Muollo.
  • 34. 154 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN La sexta década 1958 - 1967 pañaron jugando largos años para el club no sobre- pasaban en mucho esa edad: Nelly Goldberg, Yuli Alonso, Vivian Burgess, Silvia Gutiérrez, Stella Bremer, Annette Zurini, Silvia Martínez, etc. Allí se unieron a excelentes jugadoras como Gracie y Elizabeth Martin, que contaban con algo más de experiencia, y lograron una afinidad en el juego que aseguró triunfos para Pacific. En 1966 la primera división salió quinta y en 1967 repitió su performance, mostrando, más allá de los resultados un hockey de calidad, y revivien- do los méritos de Pacific en todas sus divisiones. Equipo Juvenil de Pacific, 1965. Irene Lager, Silvia Gutiérrez, Viviana Saccone, Mónica Moya, Patricia López, Silvia Battaglia y Silvia Calvete. Equipo Juvenil de Pacific en 1964. Entre ellas Silvia Gutiéreez, V. Pérez Grant, Irene Lager, S. Arrigoni, Patricia López y Silvia Martínez. Equipo de Infantiles de Pacific en 1959 / 60. Entre ellas Metka Seljak, Maya Seljak, Irene Lager, Patricia Bagnaro, Patricia López, Silvia Gutiérrez y Xenia. Equipo de Segunda División. Paradas: G. Stacey, Sussie Nally, Lulu López, Líly López, Bella Downes. Arrodilladas: Martha Sherrard, Inés Gorra Zabala, L. Wilson, D. Carroll y S. Bertram. Sentadas: Dorothy «Dodo» Benvenuti, T. Anderson, Clotilde Lorenzo y Laura Grater.
  • 35. CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN 155 La sexta década 1958 - 1967 Tenis En 1964 se presentó por primera vez un equipo de veteranos, que jugó los campeonatos hasta 1966, formado por Francisco Ramos (Capitán), Rosenfeld, H. Correa, W. Tetmayer, D. Lowe P. Illa, E. Emerson, T. Mitchell y Lorenzo Romayach Pons. Allá por 1967 se organizó un Torneo Abierto, que contó con la participación de primeras figuras de ranking nacional. Fue todo un éxito, como lo siguió siendo todos los años el Torneo Interno (en sus tres categorías, Estímulo, Selección y Campeo- nato), que tiene en su historial una larga lista de ganadores, entre los que se pueden destacar los re- petidos éxitos de Flor Díaz y los de «La Pareja», constituida por E. Iliev y A. Coquet (h). Cricket El cricket tenía cada vez menos cultores. La parti- cipación en el campeonato implicaba un gran es- fuerzo para juntar los once jugadores que, al llegar Entre estas jugadoras se cuentan la Sra. de Poratelli, Magdalena Villa, N. Dalton, Rita Citro, Dorita Lazares y Cerdeiro. la primavera estuvieran dispuestos a formar el equi- po y sólo el gran espíritu de hombres como John Moffatt y otros mantenían el deporte a flote en el club. Sin embargo, en 1963 nos desafiliamos de la Asociación Argentina de Cricket, suspendiéndose la práctica casi totalmente, y recién decidimos re- afiliarnos en 1971, para intentar la vuelta al cam- peonato de los sábados. Bowls Fue quizás la década más difícil para este deporte. Menguó la cantidad de jugadores y era dificultoso formar los equipos para representar al club. El Ca- pitán General era un antiguo jugador, Ernest A. Wolstenholme, y entre los intervinientes se encon- traban John McLennan, Max Cohen, John Foster, Cuco Sáenz, Ronald Sharpe, Carlos Servera, Arturo Makin, Alberto Mario Rohan, Frankie Moser, etc. Pero por 1968 se empezaron a acercar algunos veteranos de otros deportes, que buscaban conti- nuar la práctica deportiva con otro grado de exi- gencia física.
  • 36. 156 CLUB A. F. C. G. SAN MARTÍN La sexta década 1958 - 1967 Las damas contaban con muy buenas jugado- ras, pero no eran muchas las que practicaban asi- duamente bowls. Ente ellas podemos mencionar a Perla Rohan, Dorita Iahn, I.Wolstenholme, Ethel Moser, etc. Un solo equipo intervenía en los campeonatos de la Asociación. Pero la tradicional Copa Sommerville se siguió jugando con fervor. Los ganadores fueron: 1958/ 1959 H.J. Jackson, 1959/1960 P Clark, 1960/1961 H. J. Jackson, 1961/1962 E.A. Wolstenholme, 1962/ 1963 H.J. Jackson, 1963/1964 R. Benvenuti, 1964/ 1965 R.L. Makin, 1965/1966 H. J. Jackson, 1966/ 1967 J. Mc Lennan, 1967/1968 R.L. Makin.