Sólo podemos elegir por comparables. Estamos genéticamente programados para ahorrar energía así como para priorizar inconscientemente en qué gastarla. En línea con ese ahorro de energía, nuestro cerebro suele reemplazar preguntas difíciles por preguntas fáciles (el "efecto ancla" es una de las tantas formas en que ahorramos energía reemplazando preguntas difíciles por preguntas fáciles).