3. Tenía que inventar algo que no existía. Un sonido que no se pareciera a nada. Para ello, debía impedir que el medio le condicionara. Su misión era empezar de nuevo, una y diez veces.
4. La gran mayoría de sus colegas músicos intentó desvalorizarlo apelando a eslóganes efectistas: “lo que hace no es tango”, juraban. Hoy, nadie se acuerda de ellos. La historia puso a cada uno en su lugar. ¿importaba tanto ponerle una etiqueta a sus obras?
5. Su música es la banda sonora de Buenos Aires. Pero no son precisamente postales ni imágenes idealizadas: allí aparecen la nostalgia y la agresividad, la tristeza y el desgarramiento. Por eso es universal.
6.
7. Instaló el concepto de” música para pensar” en el campo de lo popular. Le valió el odio eterno de los mediocres. Y la admiración perpetua de quienes creen que la música es, más que un entretenimiento, un medio de superación espiritual.
8. Es imposible separar sus tres talentos básicos: compositor, ejecutante, arreglador. Por más que su obra tenga centenares de versiones ajenas, escuchadas por Piazzolla suenan inmejorables.
9. Tenía avidez de información: en él se condensan De Caro y Bartok, U2 y Miles Davis, Stavinsky y Coltrane. Escribía para el siglo veintiuno. Y se sospecha que él lo sabía.Norberto Chab