1. UNIVERSIDAD YACAMBÚ
VICERRECTORADO DEI NVESTIGACIÓN Y POSTGRADO
INSTITUTO DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO
Mérida, Septiembre 2015
Autora: María Juárez
Ética profesional
2. Responsabilidad profesional en el desempeño laboral
En el trabajo hay algo más importante que la eficiencia. La palabra profesar
significa “declarar o enseñar en público’’, y deriva del latín culto profiteri (cuyo
participio es profesus), que quiere decir “declarar abiertamente’’, ‘‘hacer
profesión’’, ‘‘confesar’’
Un profesional es aquel que sin importar las circunstancias personales que
le rodean, es capaz de renunciar a sus intereses personales, y se pone al servicio
de los intereses de su profesión.
Un profesional observa los fundamentos éticos, asentados en la dignidad humana
que le impide tomar al hombre como un medio.
“Al ser humano jamás se le debe tomar como un medio sino como un fin”
Kant
Nunca deberemos perder de vista el sentido original de “profesar” y de “ser
profesional”, pues, estamos hablando del fundamento ético de nuestro quehacer
que, es públicamente declarado, públicamente reconocido y podría ser
públicamente retirado en caso de incurrir en faltas graves a la profesión.
Sin embargo es bueno resaltar que nuestra ética profesional no depende
directamente de ciertas normas o códigos de ética de distintos gremios
profesionales, Sino que se trata de una decisión que nos pertenece y que nos
condena a decidir, porque “somos libres, y somos libres por la insuficiencia de
nuestro ser”, como lo mencionada por primera vez Platón en El banquete.
El comportamiento moral, y por tanto el de ética profesional, es por esencia
libre, consciente y responsable.
3. Función de los códigos morales
Los códigos morales solo cumplen con la función de orientar de la mejor
manera nuestras decisiones que luego. Decisiones que luego serán juzgadas por
nosotros mismos y los demás. A pesar de todo, atender a estos códigos de ética
muchas veces no resulta suficiente para estar con la conciencia tranquila, Ya que,
la conciencia moral nunca está tranquila frente a los conflictos morales que nos
ofrece siempre el repertorio de nuestras posibilidades vitales (de nuestras posibles
opciones o elecciones).
Ética profesional: íntimamente ligada con nosotros.
La ética profesional es un compromiso. Cuando cometemos una falta en
nuestra ética profesional, esto se considera algo muy grave, debido a que, quien
comete la falta no es un profesional en falta, sino que ya no lo es más.
Un científico que miente, no es un hombre mentiroso, sino alguien que ya
no es un científico; un médico que se pone al servicio de la muerte, deja de ser un
médico, aunque siga teniendo su título en una de las paredes de su consultorio.
La ética en la vida cotidiana
Algunos ejemplos de la vida cotidiana que nos pueden servir para
entendernos mejor. Un carpintero puede pasar una vida entera dedicada a
producir un mueble perfecto. Lo mismo hace un escritor, un pensador. Cualquiera.
Toda su vida la puede “gastar” haciendo bien lo que hace. La ética del trabajo le
obliga a desear sólo que quede bien hecho lo que hace.
Con ética del trabajo en todos los campos, independientemente del estado
de ánimo, de lo que nos sucede internamente, de nuestra situación económica, de
lo que está sucediendo en el mundo en ese momento (que inclusive puede ser
algo muy grave), la responsabilidad profesional nos obliga a hacer nuestro trabajo
4. como siempre, de una manera tan bien hecha como la tenemos que hacer en
cualquier ocasión, pase lo que pase.
La ética del trabajo cualquiera que sea la práctica o quehacer es un
compromiso ineludible con nosotros mismos de hacer bien las cosas, un
compromiso que no se puede violar, una lealtad que no se puede abandonar, que
no se puede defraudar.
Cuando yo actúo con la ética del trabajo, es que he logrado integrar ya mi
quehacer con mi propia vida, y por tanto, con la de los demás, en un profundo y
natural sentido comunitario, de tal manera que, ya no son cosas distintas.
Ética profesional en todo lugar y tiempo de nuestra vida
La ética profesional tiene que ver con todo mi ser, en todo lugar y todo el
tiempo. Por ejemplo, yo no soy docente dentro de la institución y fuera de la
institución, ahorita y para siempre.
Hablamos de un compromiso con nuestro trabajo que nace como una
lealtad con nuestro propio llamado vocacional. La ética profesional se llama
precisamente así porque es el fundamento ético de lo que profesionalmente hago
y de lo que soy, en el desarrollo de una determinada forma de vida. Su nombre
viene de lo profesado y de lo ético, que en griego alude a nuestra segunda
naturaleza (no a la primera, la física, la natural, que es physis) sino a la que tiene
que ver con nuestra libertad de ser como queremos ser, o como tenemos
vocacionalmente necesidad de ser para que nuestra vida valga la pena de ser
vivida.
El trabajo sin la ética profesional
Nuestro trabajo sin ética queda reducido a un modo de obtener dinero,
pero no tenemos propiamente trabajo. Y entonces dejamos de ser obreros, seres
5. de la praxis, de la acción, de la creación, de la póiesis laboral, que es la
construcción de nuestro propio ser por medio de nuestro trabajo. No se trabaja en
verdad.
El trabajo no busca primariamente la remuneración, sino la necesidad de
cumplir con ese compromiso con nosotros mismos para hacer algo que nos
permita ser. Nuestros actos morales, nos hacen honorables. Y nadie, con salud
mental suficiente, puede soportar dejar de ser lo que es.
Ética profesional, una cuestión vocacional
Aunque parece un peso difícil de cargar, la ética profesional nos garantiza
la serenidad y la tranquilidad de ánimo por haber hecho lo que creímos
sinceramente que teníamos que hacer; y eso aumenta lo que somos, incrementa
nuestra alma, como diría Heráclito. En la falla, hay disminución y empobrecimiento
de lo que somos.
Dénse cuenta de que hay millones de seres humanos que viven así,
haciendo sólo lo que pueden hacer, y no lo que quiere hacer y ser, muy víctimas
de la necesidad, muy disminuidos en su libertad. Y esto es deshumanización, que
deja como resultado un malestar existencial, espiritual, psíquico.
La ética del trabajo y la ética profesional son lo único que tiene que ver
cabalmente con la calidad del producto de nuestro quehacer. Cuando alguien nos
entrega algo que está bien hecho, experimenta la extraordinaria vivencia de haber
cumplido. Ya sabemos que si lo hicimos mal, vamos contra nosotros mismos. En
nuestros cabales, no hay posibilidad de engañarnos a nosotros mismos. La ética
profesional nos permite vivir la experiencia del desinterés. Cumplimos por el
interés de estar bien con nosotros mismos.
El ethos de nuestra profesión nos exige actuar sin esperar nada a cambio,
más que la satisfacción de haber cumplido. Siempre se convertirá en una
permanente fuerza interior, propia, para vivir y tolerar las dificultades de la vida;
6. por otro lado, nos proporciona la sensibilidad, paz y tranquilidad para disfrutar de
lo que somos y hacemos, de lo bueno de la vida.
Ella está presente siempre y nos sostiene en lo que somos. Puede uno
perder todo, pero hay una base que nos sostiene con una firmeza peculiar: lo que
somos y lo que hacemos, y con esto tiene que ver nuestro trabajo.
La ética profesional y la educación moral
Necesario es que el profesional comprenda que es necesario aprender que
lo que se debe y lo que no se debe hacer. Saber que, no todo se vale. Una cosa
es poseer un título profesional y otra muy distinta es ser un profesional.
Al tener una profesión podemos mantener un compromiso con un
determinado saber teórico y práctico y con los demás. Compromiso que es de
carácter social, y se puede cumplir con el servicio social que ofrece la profesión.
Ser profesional es algo que no sólo tiene que ver con habilidades o
conocimientos y estudios realizados, sino también con una peculiar forma de
responsabilidad: ser profesional en la realización de un trabajo significa que uno
es capaz de mantener un compromiso más fuerte y firme con lo que hace, con la
manera en que lo hace, que con cualquier otra cosa (relacionada con nuestra
propia subjetividad o la de alguien más).
El científico renuncia por siempre a la falsedad y a la mentira; mientras que
al médico le repugna todo lo que está relacionado con la muerte o la destrucción
de lo humano. Estas formas de compromiso ético, no las consigue y las sostiene
un título o unos grados académicos, sino una forma de ser, una decisión de ética
profesional.
7. Código de ética del psicólogo
El código de ética del psicólogo representa para nosotros el ente que nos
guía en el desempeño de nuestra profesión. Como psicólogos debemos
permanecer en constante prepararación e investigación profesional, de tal modo,
que nos permita enfrentarnos con profesionalismo a los distintos casos que se
nos puedan presentar. También debemos ser respetuosos de nuestros
consultantes en todo sentido y respecto al secreto profesional. Respetar los
acuerdos o posibles sanciones emanadas del colegio de psicólogos. Mantener la
comunicación profesional con nuestros colegas en un debate de altura.
En el diagnóstico y terapias aplicadas a de nuestros pacientes debemos
hacer uso de las técnicas y conocimientos adecuados, sin pasarnos nunca las
fronteras científicas relativas a la psicología como ciencia. Así como, trabajar con
el paciente sin hacer discriminación de ninguna clase. Para concluir, debemos
estar conscientes de la enorme responsabilidad que pesa sobre nuestros
hombros, al estar al servicio de la búsqueda de la salud mental de nuestros
consultantes. Ello merece respeto y seriedad por lo que hacemos y somos.
Norma, norma moral y jurídica
La norma es la regla que se debe seguir o a que se deben ajustar las
conductas, tareas, actividades, etc. Mientras que una norma jurídica es un
precepto jurídico, entendiéndose como precepto el mandato u orden que se atañe
al derecho.
Para comprobar si una norma no es ética, cada persona debe someterla a
un procedimiento formal, indagando si tiene la forma de la razón; es decir, si es
universal e incondicionada, si se refiere a personas considerándolas como fines y
si tienen en cuenta no sólo a cada individuo, sino al conjunto de todos ellos. Las
normas ético-morales son normas individuales que ayudan a personas, que
8. ayudan a ser personas, son internas y autónomas, no están codificadas por lo que
son imprecisas y difusas. Son imperativas, pero no punitivas ni coercitivas.
Tanto las normas legales como las morales son de carácter imperativo, ya
que ambas llevan la exigencia del cumplimiento mediante una determinada forma
de comportamiento.