Este documento discute la importancia de la participación del sector estudiantil en la gobernanza de la Universidad de Puerto Rico (UPR). Argumenta que la comunidad universitaria debe ejercer presión para asegurar que el nuevo presidente de la UPR cumpla con ceder poder a los sectores universitarios. También señala que los senados académicos deben escoger un solo candidato para cada puesto de alto nivel para maximizar su influencia sobre la Junta de Gobierno de la UPR. Finalmente, propone que el sector estudiantil debe organizarse mejor para fiscal
La Presidencia de la UPR y el rol del sector estudiantil como ente fiscalizador
1. La Presidencia de la UPR y el rol del sector estudiantil como ente fiscalizador
Por: Marcus J. Ramos Cintrón
Entretenga la idea de una Universidad de Puerto Rico gobernada por la participación activa y
relevante de todos los sectores de la comunidad universitaria. Si estamos conscientes de las connotaciones
políticas que tuvo la abolición de la Junta de Síndicos para instalar la Junta de Gobierno podríamos
encontrar oportunidad para incidir sobre la realidad universitaria. Al dejar el cinismo que inspira la
administración universitaria podríamos identificar los beneficios de los acontecimientos que se
desarrollan ante nosotros con el nombramiento de un nuevo presidente. La coyuntura en que la
proyección de reforma, democratización y renovación del Sistema UPR es imprescindible para verter
positivamente la opinión pública del país sobre la Universidad y fijar a la actual administración de
gobierno con al menos un logro parcial servirá para empoderar a la comunidad universitaria. La
proyección pública de reforma en la Universidad encausará el fortalecimiento de la influencia del sector
estudiantil y el resto de la comunidad universitaria en la gobernanza de la misma.
Le corresponde a la comunidad universitaria reclamar activamente poder decisional sobre el
rumbo que debe tomar la Universidad. El candidato a la presidencia de la UPR el Dr. Uroyoán Walker en
su plan de trabajo expone:
“La UPR tiene que estar a la altura de estos tiempos y tiempos futuros. Tiene que ser una
universidad donde impere la participación, que fomente y permita muy especialmente las
colaboraciones de carácter interdisciplinario entre sus profesores y estudiantes. Esto se logra
ampliando los espacios participativos y teniendo una comunicación efectiva con todos los
componentes de la comunidad universitaria.”
Todos los candidatos han tomado un discurso similar en el que hacen hincapié en la participación de la
comunidad universitaria en la gobernanza de la UPR. De haber incumplimiento por parte del que asiente
la Presidencia, la comunidad debe ejercer presión y no pasarse por desatendida a una oportunidad de
incidir sobre el futuro de la Universidad del Pueblo de Puerto Rico. Es tiempo de abandonar el cinismo
2. que nos ha enajenado de los asuntos universitarios porque hemos perdido confianza en los procesos
administrativos de nuestra universidad.
El cinismo en la comunidad universitaria con relación a la relevancia de su participación en la
gobernanza de la UPR es producto de la norma institucional de centralizar el poder decisional en las altas
esferas administrativas. El candidato a la Presidencia de la UPR el Dr. Ricardo Gonzalez está consciente
de esto y lo plasma en su plan de trabajo, “los procesos de consulta han sido mayormente proforma y la
comunidad universitaria perdió la fe en ellos, y ha optado por no participar ya que los perciben como
procesos viciados”. Luego de entender el problema que ha erosionado la cultura de participación y
comunidad en la Universidad, nos corresponde crear una nueva. El nombramiento de un presidente que
públicamente se haya comprometido con ceder terreno para que los sectores universitarios participen
activamente, sirve de base para dar con esa nueva cultura de participación que desemboque en una
influencia transcendental en nuestra Universidad.
La nueva enmienda a la Ley Universitaria provee un mecanismo para canalizar la voluntad de la
comunidad universitaria. La Ley 13 del 2013 que enmendó la Ley Universitaria para abolir la Junta de
Síndicos e instalar la Junta de Gobierno dispone el artículo 3.H.7 lo siguiente sobre los deberes de la
Junta de Gobierno:
“Nombrar, en consulta con los senados académicos u organismos equivalentes de las respectivas
unidades, al Presidente de la Universidad, a los rectores de los recintos universitarios y de
cualquiera otra unidad autónoma que se cree dentro del sistema universitario y que por su
condición la Junta de Gobierno determine que debe ser dirigida por un Rector.”
Esto les otorga influencia a los senados académicos en los nombramientos de alta jerarquía a la
Universidad, ya que de haber nombramientos que no sean avalados por los Senados Académicos lucirá
negativamente sobre la Junta de Gobierno. Ahora, debemos tener algo muy claro, si los senados
académicos avalan, recomiendan y/o favorecen a varios candidatos a la presidencia o rectorías entonces
están perdiendo influencia porque a última instancia se le está delegando la última palabra completamente
a la Junta de Gobierno. Si los senados académicos quieren influenciar los nombramientos y tener
3. apalancamiento sobre la Junta de Gobierno, a la hora de recomendar tienen que escoger a un solo
candidato. Luego de recomendar al candidato, este se deberá a los senados académicos que lo
recomendaron. Si la comunidad universitaria pretende retar las estructuras que han dominado el “modus
operandi” de la Universidad por tanto tiempo deben tener malicia y todos sus sectores tienen que
organizarse y colaborar entre sí para garantizar la relevancia de su participación en la gobernanza de la
UPR.
Sería ingenuo creer que no habrá resistencia a la mayor participación y fiscalización a la que
aspiramos por parte de las estructuras de poder y privilegio ya establecidas en la Universidad. Esos
individuos y grupos que desean mantener su privilegio y estancia indefinida no meritoria en la
Universidad se les tiene que identificar y colocar bajo evaluación. A mayor democratización, menos útiles
son las palas que asientan en posiciones a personas que no tienen los mejores intereses para la
Universidad en mente o que simplemente ven su empleo como un ingreso y no una vocación. Hay que
contrarrestar el nepotismo político que ha caracterizado no tan solo a la Universidad sino también a
muchas otras dependencias gubernamentales. El sector estudiantil debe ser el baluarte fiscalizador que
llame a la atención toda irregularidad que perciba en la administración de la UPR ya que este es el que
menos responde a presiones políticas y laborales.
En la última huelga de la UPR el sector estudiantil demostró que podía influenciar el rumbo de la
Universidad y que tenía la capacidad de presentar posibles soluciones a los problemas que aquejan
nuestra institución. El también candidato a la Presidencia de la UPR el Dr. Daniel R. Altschuler Stern así
lo afirma en su plan de trabajo cuando dice que “el sector estudiantil ha demostrado con sus acciones y
propuestas un alto grado de compromiso y madurez ejemplar, y se han ganado el respeto de muchos.
Representan el futuro de Puerto Rico y es importante mantener y estimular su participación en los
procesos.” La importancia del sector estudiantil en la Universidad es incuestionable. Los estudiantes son
la razón de existir de la institución y por eso tenemos que empoderarlos.
Para fortalecer el sector estudiantil sus representantes tienen que empezar a encuestar el sentir del
estudiantado, involucrarlos en la toma de decisiones y posturas, o sea organizar al estudiantado
4. coherentemente para maximizar su interés por los asuntos de la Universidad. Las experiencias en la
Universidad han probado que las asambleas no son la mejor forma de convocar al estudiantado, ya que
para muchos estudiantes es un ejercicio fútil y poco relevante en el quehacer universitario. Si esa es la
percepción dominante sobre las asambleas, pues entonces hay que buscar otros métodos para empezar a
involucrar a los estudiantes. Sea informes recurrentes sobre la gestión de los representantes estudiantiles,
encuestas cibernéticas y reuniones frecuentes de los representantes con estudiantes de sus respectivas
facultades para informar y recopilar insumo. Luego de haber reestablecido un lazo fuerte con el
estudiantado, debe ser más fácil convocar asambleas y hacer valer la voz del estudiantado. Así el sector
estudiantil retomará un rol protagónico y transcendental en la gobernanza de la Universidad.
Esta coyuntura histórica en la cual los ojos del país están sobre la Universidad, le ofrece al sector
estudiantil la oportunidad de empoderarse y ser una fuerza relevante en la gobernanza de la UPR. Lo
expuesto en este ensayo no pretende ser solución universal y absoluta para los problemas que enfrenta la
comunidad universitaria pero sí un punto de partida para reflexionar y concretar un plan de acción. Sin
perder la visión ni actuar a base de la ilusión empuñemos un proyecto universitario verdaderamente
reformador desde las bases de todos los sectores universitarios. Aspiremos a construir una Universidad de
primer orden, que le sirva a nuestro país que tanto lo necesita.