Material de apoyo, modulo psicologia de la personalidad
Diabetes 2010
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Notas del editor
Se calcula que, en 2006, 230 millones de personas en todo el mundo estaban afectadas por la diabetes. En 20 años esta cifra se habrá disparado hasta alcanzar los 350 millones. Gran parte de este aumento tendrá lugar en los subcontinentes indio y asiático, debido a una compleja interacción de factores genéticos, medioambientales y sociales, como la migración del campo a la ciudad y la industrialización.
Alrededor del 5% de las personas con diabetes tipo 1 tiene diabetes tipo 1 de origen no autoinmune. Este tipo de diabetes es más común en personas africanas y asiáticas. Tienen tendencia a sufrir cetoacidosis. Sin embargo, ninguno de los indicadores autoinmunes habituales mencionados anteriormente está presente.
Los picos en torno a la edad preescolar y la pubertad (11 a 12 años) podrían estar relacionados con infecciones y cambios hormonales que producen un aumento de las necesidades insulínicas.
Los picos en torno a la edad preescolar y la pubertad (11 a 12 años) podrían estar relacionados con infecciones y cambios hormonales que producen un aumento de las necesidades insulínicas.
Se cree que la incidencia de diabetes tipo 1 está en aumento. La prevalencia de diabetes tipo 1 presenta leves variaciones geográficas. En Finlandia se ha registrado la mayor incidencia (en casos anuales por cada 100.000 personas) de diabetes tipo 1 (45,0) y Singapur una de las más bajas (2,0). La diabetes tipo 1 se da en todas las poblaciones y a lo largo de todo el espectro socioeconómico. Sin embargo, hay pruebas que demuestran una asociación con los grupos de más nivel socioeconómico. Esto podría ser reflejo de la incapacidad de las personas procedentes de clases socioeconómicas más bajas de acceder a una atención médica apropiada. En los países y comunidades en donde no hay insulina disponible o resulta inaccesible debido a su precio, muchas personas con diabetes tipo 1 mueren sin haber sido diagnosticadas.
La diabetes tipo 2 es la forma más común de diabetes; representa entre el 90% y el 95% de los casos de dicha afección. A diferencia de quienes tienen diabetes tipo 1, las personas con diabetes tipo 2 siguen produciendo algo de insulina. De hecho, podrían tener unos niveles más altos de insulina en sangre que sus semejantes sin diabetes, aunque como respuesta a sus concentraciones de glucosa en sangre, más altas de lo habitual. Sin embargo, hoy día se sabe que la diabetes tipo 2 no está libre de la destrucción de células beta. Se cree que el exceso de grasa corporal (especialmente la adiposidad abdominal o visceral) contribuye a que se produzca la insensibilidad a la insulina característica de este tipo de diabetes. Se ha demostrado que las personas que tienen exceso de peso concentrado en su abdomen corren un mayor riesgo de diabetes. La diabetes tipo 2 tiende a desarrollarse lentamente, así como los síntomas de dicha afección y, por lo tanto, con frecuencia no llega a diagnosticarse. Una hiperglucemia de larga duración no detectada, que con frecuencia suele preceder al diagnóstico de diabetes tipo 2, podría generar el desarrollo de complicaciones diabéticas a largo plazo. Por lo tanto, suele haber complicaciones presentes en el momento del diagnóstico.
El número de personas afectadas por la diabetes está aumentando espectacularmente. Se cree que esto se debe a una compleja interacción de factores genéticos, medioambientales y sociales. La prevalencia de diabetes tipo 2 aumenta con la edad. El exceso de peso (especialmente de grasa abdominal) aumenta la cantidad de insulina necesaria y potencia el problema de la insensibilidad a la insulina. Por lo tanto, el preocupante aumento de prevalencia de diabetes tipo 2 refleja la creciente prevalencia de obesidad. Hay tendencias especialmente preocupantes entre los adolescentes, que se cree vienen exacerbadas por la disminución del ejercicio y el aumento de ingestión de calorías y grasas. Las investigaciones han demostrado que algunos grupos étnicos corren un mayor riesgo que otros. Las comunidades de indios asiáticos y las personas de origen africano, por ejemplo, muestran índices más altos de diabetes tipo 2 y parecen sufrir más complicaciones diabéticas (como insuficiencia renal) en comparación con las poblaciones caucasianas. En los años 90, los niños con diabetes tipo 2 representaban tan sólo entre el 1% y el 4% de los pacientes atendidos en las unidades pediátricas. A finales de los 90, en algunas unidades representaban casi el 50% de los niños y adolescentes con diabetes.
Dé tiempo a los participantes para que reflexionen sobre la pregunta individualmente y/o en parejas antes de dar paso al debate con la totalidad del grupo. La siguiente diapositiva muestra una lista de factores de riesgo.
Hay muchos factores de riesgo de diabetes tipo 2. Algunos se pueden prevenir y se ha trabajado mucho para intentar desarrollar programas de prevención diabética. Hablaremos de esta labor más adelante en este mismo módulo.
Los síntomas y signos suelen pasar desapercibidos ante las personas y los profesionales sanitarios que las atienden. Muchos también son síntomas de envejecimiento, como la fatiga, la pérdida de peso, la nocturia, etc.
La prueba oral de tolerancia a la glucosa (POTG), tal y como la describe la Organización Mundial de la Salud, consiste en una carga de glucosa de 75g tomada en la mañana tras un ayuno no calórico de 8 horas. Se puede beber agua, pero no té o café. Se miden los niveles de glucosa en sangre venosa en ayunas y tras 1 y 2 horas de beber la glucosa. Si es necesaria una POTG, debería realizarse bajo condiciones óptimas y supervisadas. Varios factores podrían afectar la fiabilidad de la prueba: Evitar los carbohidratos durante varios días reduce la respuesta insulínica de la primera fase ante la glucosa. También tiene como resultado un retraso de la respuesta de la segunda fase, aumentando el riesgo de falso positivo de la POTG. Por lo tanto, se debería pedir a las personas que consuman su carga habitual de carbohidratos durante los días que precedan a la prueba. La tolerancia a la glucosa cambia durante un período de 24 horas. La tolerancia a la glucosa también se ve afectada por la enfermedad. Por lo tanto, la POTG debería realizarse por la mañana, tan sólo a personas que se encuentren bien. Las personas deberían descansar durante la prueba en posición semi-reclinada y no dar de mamar; tanto el ejercicio como el amamantamiento aumentarán la eliminación de glucosa.
Varias pruebas pueden servir para realizar un diagnóstico diferencial de diabetes tipo 1 y diabetes tipo 2. La presencia de cetonas en la orina indica una deficiencia insulínica y apunta hacia el diagnóstico de diabetes tipo 1. Del mismo modo, se puede utilizar la presencia de anticuerpos asociados con la destrucción de células beta (anticuerpos contra las células de islote o anticuerpos GAD) para el diagnóstico diferencial. Las pruebas de insulina no distinguen la insulina endógena de la inyectada. La proinsulina, precursora de la insulina endógena, está formada por dos cadenas circulares de péptidos. Al ser liberada, la proinsulina se divide en proteína insulina y cadena de péptidos C. La disminución de péptidos C se utiliza como indicador de una reducción de la producción de insulina endógena y apunta a un diagnóstico de diabetes tipo 1.