1. RECOMENDACIONES PARA PADRES
Las relaciones entre padres e hijos son únicas e intensas.
Por lo general, las familias son felices cuando padres e hijos saben relacionarse y
comunicarse de manera afectuosa y positiva, cuando los padres se sienten capaces de
ayudar a que sus hijos se comporten bien, y cuando los hijos pueden expresar sus
emociones y tener una conducta adecuada. Pero, cuando los padres no saben cómo manejar
la conducta de sus hijos de manera eficaz surgen grandes dificultades.
La conducta oposicionista y desafiante es frecuente entre los niños de cualquier edad,
incluso en la adolescencia. Sin embargo, este tipo de comportamiento solo constituye un
problema cuando interfiere en el funcionamiento general diario en la casa y en la escuela,
con los compañeros o con otros adultos. En estos casos, los niños y jóvenes son
considerados “Problemas de Conducta” y por tanto remitidos a especialistas de salud
mental.
La mala conducta en niños suele estar relacionada con ambientes familiares de mucha
tensión o conflictos de vida. Al mismo tiempo, los niños con problemas de comportamiento
también pueden afectar negativamente la salud emocional de sus padres.
La existencia de estos problemas en la niñez tiene una marcada relación con futuras
dificultades psicológicas, sociales y ocupacionales, así como con la delincuencia. Tomando
en cuenta estos efectos a largo plazo, la intervención temprana es muy importante.
¿QUÉ PODEMOS HACER COMO PADRES?
Es fundamental y necesario que los padres tengan una buena relación con sus hijos, eso les
permitirá sentirse seguros e incrementar su habilidad para manejar su conducta y ayudarlos
a aprender a controlar sus emociones. A continuación, encontrarás algunos consejos que te
2. ayudarán a mejorar la relación con tu hijo.
Pasa tiempo con tu hijo a diario compartiendo actividades divertidas, por ejemplo:
jugando con los juguetes y/o leyendo.
Presta atención a las conductas positivas de tu hijo describiendo lo
que está haciendo y elogiando sus actos cada vez que sea posible.
En caso de niños mayores, comparte una actividad que ellos hayan
elegido y habla con ellos.
Escucha lo que dice tu hijo con atención, sin corregir ni criticar.
Elogia a tu hijo a menudo cada vez que muestre conductas
adecuadas. Se concreto. Puedes elogiar a tu hijo diciendo cosas
como:
El avance en las neurociencias nos ha abierto un mundo de posibilidades. Ampliar el
conocimiento acerca de la estructura, el funcionamiento y la plasticidad cerebral nos ha
permitido estimular su desarrollo y actuar, de algún modo, sobre sus potencialidades
haciendo posible su máximo despliegue.
3. Se ha demostrado que más del 70% del desarrollo cerebral se produce durante los 3
primeros años de vida. La estimulación en esta etapa, siempre que sea adecuada, nos da una
gran ventaja: “actuamos sobre la estructura cuando es más moldeable”.
Estimular nuestro cerebro es más que hacer algunos ejercicios ocasionales. Requiere tener
conocimientos acerca de la estructura o función cognitiva sobre la que queremos incidir,
objetivos claros (que queremos lograr), constancia, disciplina y persistencia (mantener el
entrenamiento en el tiempo). Es muy importante tomar en cuenta el componente lúdico de
estas actividades. Cuando disfrutamos una tarea mantenemos el interés en ella y
aprendemos más fácilmente y mayor cantidad de cosas (asociación aprendizaje- emoción).
Otro elemento clave para una estimulación adecuada es el soporte afectivo, la relación de
apego que el niño establece con el adulto. Un peque que se siente seguro y confiado
responderá con interés y motivación frente a la estimulación.
Cuando la estimulación se orienta a los más pequeños (etapa de 0 a 3 años), las actividades
deben centrarse en la sensorialidad y el lenguaje. Los peques en esta etapa de la vida
exploran, descubren y conocen el mundo a través de sus sentidos; nombrándolo y
significándolo en la medida en que su lenguaje se va desarrollando. El mundo que los rodea
y las acciones que en él desarrollan: alimentarse, asearse, vestirse, deambular, etc.
(actividades de la vida diaria) se convierten en un laboratorio de experimentación y
estimulación inagotable e inmejorable.
Estimular adecuadamente es sencillo, no requiere materiales especiales ni procedimientos
complejos. La vida diaria; en casa, en el parque, al montar en coche está llena de
posibilidades de estimulación para los niños. Aquí os propongo algunas actividades
superestimulantes para los más pequeños (0 a 3 años):