Los Nueve Principios del Desempeño de la Sostenibilidad
Sensatez necesaria y urgente Gianfranco Castagnola
1. SÁBADO 29 DE AGOSTO DEL 2015 | 06:00
Sensatez necesaria y urgente, por
Gianfranco Castagnola
De nada sirve tener una buena política macroeconómica cuando proliferan
normas que encarecen, traban o detienen todo.
http://elcomercio.pe/opinion/columnistas/sensatez-necesaria-y-urgente-
gianfranco-castagnola-noticia-1836298
(Ilustración: Giovanni Tazza)
Gianfranco Castagnola
Presidente ejecutivo de Apoyo Consultoría
Preocupados, no angustiados. Es la actitud que el
economista chileno Sebastián Edwards nos recomienda para
encarar las perspectivas de nuestra economía. Y tiene toda la
razón. En un entorno internacional desfavorable,
angustiados deben sentirse aquellos países cuyos
fundamentos macroeconómicos son débiles. Preocupados,
aquellos como el nuestro, que no están al borde del abismo,
pero que parecen haber perdido la brújula y que requieren
recuperar la sensatez.
2. El mundo no es el mismo que el de la anterior década.
La economía china, que del 2004 al 2011 crecía entre 9 y
12%, lo hará, en los próximos años, a solo alrededor del 6%.
Los precios de las materias primas no volverán a los niveles
que tuvieron en ese período. Por ejemplo, el cobre se cotiza
a US$2,30/lb, cuando en el 2011 lo hacía a US$4,00/lb.
El Banco Central de Estados Unidos, por su parte, pronto
aumentará la tasa de interés, lo que contribuirá a una mayor
depreciación de nuestra moneda y elevará el costo de
financiamiento de empresas y familias.
Países como Venezuela, Brasil, Argentina y Ecuador tienen
buenas razones para sentirse angustiados. Sus economías
están en recesión (-6% Venezuela, -2% Brasil) o cerca de
estarlo (1% Ecuador, 0% Argentina). Sus fiscos necesitarán
elevadísimos financiamientos que difícilmente obtendrán en
los mercados internacionales. Requerirán de severos ajustes
fiscales en momentos en que también enfrentarán la
necesidad de ajustes cambiarios (salvo Ecuador, país
dolarizado). Dramático panorama para sus negocios y
ciudadanos.
El Perú, felizmente, ha manejado mucho mejor su
economía, pero enfrenta un panorama preocupante. En el
trienio 2014-2016, creceremos solo 2,7% en promedio cada
año, a diferencia de los diez años anteriores, en los que lo
hicimos a 6,5%. La inversión privada se está contrayendo,
afectando la generación de empleo formal. Hace cuatro años
este crecía 5%; hoy lo hace al 0,5%. Esto significa que la
economía formal podrá acomodar solo a 15 mil personas de
las 200 mil que se incorporan a la población
económicamente activa cada año. Los demás tendrán que
arreglárselas en el mundo informal. Sin inversión privada, no
hay generación de empleo, punto. El Perú tiene enormes
3. retos en el terreno institucional y en la competitividad que
pueden hipotecar el largo plazo del país si no son bien
resueltos. Mientras los enfrenta, debe y puede seguir
creciendo.
A pesar del contexto internacional anteriormente descrito, sí
es posible lograr un crecimiento de algo más de 4% en los
próximos años. Es cuestión de poner nuevamente en
práctica la sensatez en el manejo de las políticas públicas.
Primero, para mantener lo avanzado en las últimas décadas
con políticas fiscales prudentes, apertura económica y
mantenimiento del rol subsidiario del Estado.
Segundo, para valorar la importancia del crecimiento
económico como condición necesaria para el desarrollo. El
ninguneo del crecimiento nos ha desenfocado. Hay que,
por ejemplo, reconocer que sí somos un país minero y
que no nos debe avergonzar decirlo. Deberíamos
sentirnos afortunados por los recursos naturales existentes
en nuestro territorio. Aprovecharlos para el bien de los
ciudadanos no significa, en lo absoluto, dejar de lado otras
actividades productivas. La minería responsable no es
incompatible con ninguna de ellas, como algunas mentes
ideologizadas pretenden hacernos creer. Tener paralizados
Conga y Tía María es un error que no podemos permitirnos.
La dicotomía minería-diversificación productiva es
falsa.
Esta sensatez también se debe traducir en un liderazgo
valiente de parte de autoridades y funcionarios públicos para
desarmar el tinglado de sobrerregulaciones, sobrecostos,
permisos y trámites que ahogan la actividad productiva. De
nada sirve tener una buena política macroeconómica
cuando proliferan normas que encarecen, traban o
4. detienen todo, desde grandes proyectos de
infraestructura hasta miles de pequeños negocios.
El 2016 nos trae mayores obstáculos aún: además del
entorno internacional desfavorable, tendremos las elecciones
presidenciales, que suelen afectar las decisiones de inversión
y generan aun más volatilidad cambiaria; y un fenómeno de
El Niño que, si se confirma que es muy fuerte o
extraordinario, puede borrar todo el crecimiento económico
previsto. Por eso, más que nunca, necesitamos sensatez en
las políticas públicas si no queremos pasar de preocupados a
angustiados.