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Todo empezó en las vacaciones de diciembre
en el año 2012 cuando decidimos con mi grupo
de amigos hacer un paseo donde pudiéramos
desconectarnos de la rutina de la civilización,
muchos querían ir al mar ya que la mayoría no
lo conocíamos, otros en los que me incluyo no
teníamos el suficiente tiempo y plata para
hacer el viaje para la costa así que lo pensamos
bien por unos días y tomamos una decisión
más acorde a la situación. No queríamos ir a
un sitio donde hubiera aparatos tecnológicos,
queríamos apartarnos de todo absolutamente
de todo.
Éramos ocho hombres en total no invitamos mujeres pues no
nos queríamos complicar, todos nos conocíamos a perfección
ya que fuimos amigos desde muy chicos así que sería un
paseo como en familia y eso precisamente era lo que
queríamos que no hubiera gente desconocida que pudiera
dañar el paseo. Decidimos ir muy cerca de Bogotá para que el
paseo saliera económico y en vez de gastar bastante tiempo
en el trayecto hacia nuestro destino lo pudiéramos
aprovechar mejor, cerca hablaba del destino más perfecto
para nosotros, cualquier pueblo de nuestra amada
Cundinamarca. Primero habíamos pensado en Girardot o
melgar pero no queríamos instalarnos en un hotel prestigioso
para hacer lo mismo de siempre: piscina todo el día, de la
piscina a la habitación y de la habitación a la piscina, Sergio
un amigo de los que íbamos a viajar nos dio la idea de ir a
acampar y la idea nos gustó a todos y ya que él ya había hecho
ese plan decidimos dejar que nos dirigiera.
Empezamos a arreglar todo
para viajar, calculamos los
víveres, las carpas que
utilizaríamos y todo lo que
necesitaríamos para
acampar, saldríamos un viernes
y regresaríamos el miércoles de
la semana que seguía no sería
mucho tiempo pero si el
suficiente para darle un aire
diferente a nuestras sedentarias
vidas. Después de pedir
permiso en las empresas de
aquellos que trabajamos y que
todos organizáramos nuestros
tiempos decidimos partir sin
más preámbulo.
Salimos en la madrugada del viernes queríamos
aprovechar el tiempo así que decidimos madrugar lo
más que se pudiera, nos encontramos en el conjunto
donde vivimos, llamamos dos taxis y nos dirigimos
donde cogeríamos las f lota ¡eso si el linche era
inevitable¡ trataríamos de economizar lo más que se
pudiera para poder aprovechar el poco dinero que
llevábamos.
En la flota fue una fiesta completa
estábamos tan solo nosotros
tripulando aquella diminuta
buseta, íbamos escuchando música
en un bable de aquellos que usan
los cantantes urbanos para
interpretar su música en los
buses, mecateando y tomando
chicha casera con un toque
especial de cacao sabanero que nos
pondría en un ambiente
inmejorable. Nuestro primer
destino seria la mesa, cuando
llegamos estaba haciendo un clima
perfecto no había mucha gente ya
que todavía no estábamos en los
días de temporada alta, nos
tomamos unas cervezas que nunca
caen mal en ese clima, todos
teníamos la mejor actitud no había
“raye” de ninguno todo estaba
yendo de acuerdo al plan.
A eso de las 11 de la mañana y ya con más de una cervecita y más de
dos litros de chicha e la cabeza emprendimos nuestro camino
hacia la vereda de san Joaquín, sería un camino de más de tres
horas a pie y con bastante equipaje pero era perfecto para los planes
de hacer cosas diferentes. Caminamos y caminamos solo hacíamos
pausa para comer algunos enlatados que habíamos llevado y
aprovechar para descansar y fumarnos un cigarrillo, el camino fue
largo y complicado pera las ganas de llegar al lugar donde
acamparíamos nos hacía olvidar el cansancio. No fueron tres horas
fueron cinco me imagino por que íbamos a un paso de tortuga,
llegamos a la vereda de san Joaquín a eso de las cuatro de la tarde
nos estaba esperando el primo de un amigo quien era que conocía
perfectamente el terrero donde nos dirigíamos, descansamos un
rato y salimos si más prólogo. El lugar era a una hora de la vereda
adentrándonos entre la maleza seria desconectarnos
completamente de la civilización hecho que nos encantaba.
Nuestro destino…
Llegamos cuando el sol tomaba un
tono naranja y se apresuraba a
ocultarse, estamos en un lugar
hermoso, había mucha naturaleza,
frutas las cuales seria de mucho
provecho, teníamos un espacio
perfecto para armar nuestras carpas
y hacer la fogata y teníamos el rio a
menos de 100 metros todo era
perfecto. En el momento que la
noche tomo el protagonismo ya
habíamos hecho lo que teníamos
que hacer solo nos esperaba disfrutar
de nuestra primera noche.
La fogata estuvo perfecta para
quemar algunos másmelos y seguir
tomando chicha y así pasamos toda
la noche hasta que el cansancio nos
ganó, la última toma un cielo
estrellado y un calor acogedor.
Al otro día lo primero que hicimos fue ir al
rio y darnos un delicioso chapuzón, todo el
día no la pasamos en el rio, relajados sin
ninguna preocupación el ambiente estaba
perfecto, hacia un bochorno que nos
obligaba quedarnos en el rio sin querer
hacer nada más. Así paso el sábado y el
domingo.
El lunes nuevamente con la compañía del
primo de mi amigo decidimos ir a un rio
cercano llamado peña negra, sería un
camino complicado entre la maleza pero
teníamos un guía que lo conocía
perfectamente, empacamos unas cuantas
cajas de vino y arrancamos. Fue muy
emocionante recorrer un camino
desconocido, en el camino íbamos
comiendo de los frutos que nos regalaba
dios sin algún precio como tendría que ser
siempre, pasamos por lugares hermosos

donde los paisajes nos alumbraban los
ojos, el sonido de los animales aumentaba
nuestra emoción.
Cuando llegamos al peña negra fue lo
más hermoso del paseo, jamás había
visto algo tan bonito y majestuoso, la
creación de dios era perfecta, había una
cascada enorme y de agua
completamente cristalina, sus piedras
eran de un color negro de allí su
nombre, era lo más hermoso que había
visto en mi vida y aquello que no olvidaría.
Seguimos caminando y nos dirigíamos a
una cascada que por lo que nos contaba
el primo era lo más bonito que veríamos
en el paseo, cuando llegamos era aún
mas de lo nos habían contado, era una
cascada imponente y majestuosa no
había visto nada parecido.
Armamos las carpas y nos
instalamos no en un hotel si no un
rio de cinco estrellas donde nos
acogería dos días que era lo
pensado.
A pesar del miedo que te tengo al
agua las ganas de disfrutar esa
cascada me ganaron y me lanzaba
una y otra vez y me adentraba en
aguas cristalinas, no parábamos de
jugar como niños
chapuceando, empujándonos y
haciendo muchas bromas, solo nos
desconectábamos de la cascada
cuando teníamos que comer
porque ni hambre nos daba.
La noche llego y con ella un
ambiente de paz y de tranquilidad,
sentía algo inexplicable quería
quedarme y no volver a la ciudad
donde solo hay trancones, malos
tratos y estrés nada comparado a lo
que estamos viviendo .
hicimos fogata y cantamos toda la
noche tomando vino y celebrando
esta oportunidad de volver a
encontrarnos con la amada pacha
mama. Nos acostamos muy tarde
los dos días y siempre con el
agradable sonido del rio
susurrando fuertemente nuestros
oídos lo cual era la mejor música
que podíamos escuchar.
En la mañana del miércoles
después de disfrutas y de seguir
aprovechando de aquel espacio tan
hermoso empacamos nuestras
cosas y volvimos al lugar donde
estábamos acampando no sin antes
visualizar nuevamente aquel lugar
inolvidable.
Cuando llegamos decidimos
quedarnos otro día ya que aún nos
quedaban víveres y no teníamos
ganas de irnos, todo había
transcurrido tan perfecto que todos
parecíamos hermanos de
sangre, no habíamos peleado ni
tan siquiera una diminuta
discusión todo se basaba en una
armonía concentrada lo cual
diferencio este paseo de todos los
que había tenido.

En la mañana de irnos empacamos
nuestras cosas e hicimos una corta
oración de agradecimiento a dios y a la
naturaleza por permitirnos estar en
este lugar tan hermoso. Emprendimos
nuestro camino no sin antes hacer
reflexión de la tan hermosa tierra que
dios nos dio para vivir la cual
desprestigiamos y no aprovechamos en
todas sus magnitudes.
Fue el momento más significativo de
mi vi mida y el cual recuerdo con
gratitud ya que pude entender el error
tan grande que tuvimos en alejarnos de
la vida natural y adentrarnos en una
vida de vanidad y materialismo la cual
nos llevara a la eminente destrucción.
Llegamos sanos y salvos y con mil
historia que contar .
Mil historias que contar

Felipe loaiza

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Un viaje inolvidable

  • 1. Todo empezó en las vacaciones de diciembre en el año 2012 cuando decidimos con mi grupo de amigos hacer un paseo donde pudiéramos desconectarnos de la rutina de la civilización, muchos querían ir al mar ya que la mayoría no lo conocíamos, otros en los que me incluyo no teníamos el suficiente tiempo y plata para hacer el viaje para la costa así que lo pensamos bien por unos días y tomamos una decisión más acorde a la situación. No queríamos ir a un sitio donde hubiera aparatos tecnológicos, queríamos apartarnos de todo absolutamente de todo.
  • 2.
  • 3. Éramos ocho hombres en total no invitamos mujeres pues no nos queríamos complicar, todos nos conocíamos a perfección ya que fuimos amigos desde muy chicos así que sería un paseo como en familia y eso precisamente era lo que queríamos que no hubiera gente desconocida que pudiera dañar el paseo. Decidimos ir muy cerca de Bogotá para que el paseo saliera económico y en vez de gastar bastante tiempo en el trayecto hacia nuestro destino lo pudiéramos aprovechar mejor, cerca hablaba del destino más perfecto para nosotros, cualquier pueblo de nuestra amada Cundinamarca. Primero habíamos pensado en Girardot o melgar pero no queríamos instalarnos en un hotel prestigioso para hacer lo mismo de siempre: piscina todo el día, de la piscina a la habitación y de la habitación a la piscina, Sergio un amigo de los que íbamos a viajar nos dio la idea de ir a acampar y la idea nos gustó a todos y ya que él ya había hecho ese plan decidimos dejar que nos dirigiera.
  • 4.
  • 5. Empezamos a arreglar todo para viajar, calculamos los víveres, las carpas que utilizaríamos y todo lo que necesitaríamos para acampar, saldríamos un viernes y regresaríamos el miércoles de la semana que seguía no sería mucho tiempo pero si el suficiente para darle un aire diferente a nuestras sedentarias vidas. Después de pedir permiso en las empresas de aquellos que trabajamos y que todos organizáramos nuestros tiempos decidimos partir sin más preámbulo.
  • 6. Salimos en la madrugada del viernes queríamos aprovechar el tiempo así que decidimos madrugar lo más que se pudiera, nos encontramos en el conjunto donde vivimos, llamamos dos taxis y nos dirigimos donde cogeríamos las f lota ¡eso si el linche era inevitable¡ trataríamos de economizar lo más que se pudiera para poder aprovechar el poco dinero que llevábamos.
  • 7. En la flota fue una fiesta completa estábamos tan solo nosotros tripulando aquella diminuta buseta, íbamos escuchando música en un bable de aquellos que usan los cantantes urbanos para interpretar su música en los buses, mecateando y tomando chicha casera con un toque especial de cacao sabanero que nos pondría en un ambiente inmejorable. Nuestro primer destino seria la mesa, cuando llegamos estaba haciendo un clima perfecto no había mucha gente ya que todavía no estábamos en los días de temporada alta, nos tomamos unas cervezas que nunca caen mal en ese clima, todos teníamos la mejor actitud no había “raye” de ninguno todo estaba yendo de acuerdo al plan.
  • 8. A eso de las 11 de la mañana y ya con más de una cervecita y más de dos litros de chicha e la cabeza emprendimos nuestro camino hacia la vereda de san Joaquín, sería un camino de más de tres horas a pie y con bastante equipaje pero era perfecto para los planes de hacer cosas diferentes. Caminamos y caminamos solo hacíamos pausa para comer algunos enlatados que habíamos llevado y aprovechar para descansar y fumarnos un cigarrillo, el camino fue largo y complicado pera las ganas de llegar al lugar donde acamparíamos nos hacía olvidar el cansancio. No fueron tres horas fueron cinco me imagino por que íbamos a un paso de tortuga, llegamos a la vereda de san Joaquín a eso de las cuatro de la tarde nos estaba esperando el primo de un amigo quien era que conocía perfectamente el terrero donde nos dirigíamos, descansamos un rato y salimos si más prólogo. El lugar era a una hora de la vereda adentrándonos entre la maleza seria desconectarnos completamente de la civilización hecho que nos encantaba.
  • 9. Nuestro destino… Llegamos cuando el sol tomaba un tono naranja y se apresuraba a ocultarse, estamos en un lugar hermoso, había mucha naturaleza, frutas las cuales seria de mucho provecho, teníamos un espacio perfecto para armar nuestras carpas y hacer la fogata y teníamos el rio a menos de 100 metros todo era perfecto. En el momento que la noche tomo el protagonismo ya habíamos hecho lo que teníamos que hacer solo nos esperaba disfrutar de nuestra primera noche. La fogata estuvo perfecta para quemar algunos másmelos y seguir tomando chicha y así pasamos toda la noche hasta que el cansancio nos ganó, la última toma un cielo estrellado y un calor acogedor.
  • 10. Al otro día lo primero que hicimos fue ir al rio y darnos un delicioso chapuzón, todo el día no la pasamos en el rio, relajados sin ninguna preocupación el ambiente estaba perfecto, hacia un bochorno que nos obligaba quedarnos en el rio sin querer hacer nada más. Así paso el sábado y el domingo. El lunes nuevamente con la compañía del primo de mi amigo decidimos ir a un rio cercano llamado peña negra, sería un camino complicado entre la maleza pero teníamos un guía que lo conocía perfectamente, empacamos unas cuantas cajas de vino y arrancamos. Fue muy emocionante recorrer un camino desconocido, en el camino íbamos comiendo de los frutos que nos regalaba dios sin algún precio como tendría que ser siempre, pasamos por lugares hermosos donde los paisajes nos alumbraban los ojos, el sonido de los animales aumentaba nuestra emoción. Cuando llegamos al peña negra fue lo más hermoso del paseo, jamás había visto algo tan bonito y majestuoso, la creación de dios era perfecta, había una cascada enorme y de agua completamente cristalina, sus piedras eran de un color negro de allí su nombre, era lo más hermoso que había visto en mi vida y aquello que no olvidaría. Seguimos caminando y nos dirigíamos a una cascada que por lo que nos contaba el primo era lo más bonito que veríamos en el paseo, cuando llegamos era aún mas de lo nos habían contado, era una cascada imponente y majestuosa no había visto nada parecido.
  • 11.
  • 12. Armamos las carpas y nos instalamos no en un hotel si no un rio de cinco estrellas donde nos acogería dos días que era lo pensado. A pesar del miedo que te tengo al agua las ganas de disfrutar esa cascada me ganaron y me lanzaba una y otra vez y me adentraba en aguas cristalinas, no parábamos de jugar como niños chapuceando, empujándonos y haciendo muchas bromas, solo nos desconectábamos de la cascada cuando teníamos que comer porque ni hambre nos daba.
  • 13. La noche llego y con ella un ambiente de paz y de tranquilidad, sentía algo inexplicable quería quedarme y no volver a la ciudad donde solo hay trancones, malos tratos y estrés nada comparado a lo que estamos viviendo . hicimos fogata y cantamos toda la noche tomando vino y celebrando esta oportunidad de volver a encontrarnos con la amada pacha mama. Nos acostamos muy tarde los dos días y siempre con el agradable sonido del rio susurrando fuertemente nuestros oídos lo cual era la mejor música que podíamos escuchar.
  • 14. En la mañana del miércoles después de disfrutas y de seguir aprovechando de aquel espacio tan hermoso empacamos nuestras cosas y volvimos al lugar donde estábamos acampando no sin antes visualizar nuevamente aquel lugar inolvidable. Cuando llegamos decidimos quedarnos otro día ya que aún nos quedaban víveres y no teníamos ganas de irnos, todo había transcurrido tan perfecto que todos parecíamos hermanos de sangre, no habíamos peleado ni tan siquiera una diminuta discusión todo se basaba en una armonía concentrada lo cual diferencio este paseo de todos los que había tenido. En la mañana de irnos empacamos nuestras cosas e hicimos una corta oración de agradecimiento a dios y a la naturaleza por permitirnos estar en este lugar tan hermoso. Emprendimos nuestro camino no sin antes hacer reflexión de la tan hermosa tierra que dios nos dio para vivir la cual desprestigiamos y no aprovechamos en todas sus magnitudes. Fue el momento más significativo de mi vi mida y el cual recuerdo con gratitud ya que pude entender el error tan grande que tuvimos en alejarnos de la vida natural y adentrarnos en una vida de vanidad y materialismo la cual nos llevara a la eminente destrucción. Llegamos sanos y salvos y con mil historia que contar .
  • 15. Mil historias que contar Felipe loaiza