Guía de aprendizaje los últimos siglos de la edad media
2. origen de las ciudades españolas
1. Geografía de España. Urbanismo. Origen de las ciudades españolas
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2. EL ORIGEN DE LAS CIUDADES ESPAÑOLAS
Antes hemos señalado que nuestras ciudades tienen un largo pasado, que en
muchos casos llega hasta la época romana, que es cuando se generalizan en la
Península Ibérica los asentamientos urbanos. Desde ese momento, las diferentes
etapas, culturas, religiones, funciones, etc... han ido dejando su huella en los planos
de nuestras ciudades. Ahora bien, esta evolución histórica no se ha producido
mediante un proceso de sucesivos añadidos o yuxtaposiciones de un legado sobre
el otro, sino, como también hemos señalado mediante un proceso de
palimpepstación, en el cual cada etapa a reutilizado a su manera, alterandolo
cuando lo ha estimado conveniente, el legado de las etapas anteriores, por lo cual lo
que denominamos herencia del pasado en nuestras ciudades lo constituyen un
conjunto de huellas de lo que fue la ciudad en los diferentes momentos.
El origen de las ciudades se puede analizar a través de dos conceptos
básicos: posición y emplazamiento.
La posición hace referencia a la ubicación de la ciudad con respecto a
hechos naturales susceptibles, en el pasado y en el presente, de influir en su
desarrollo, siendo un concepto que explica la localización de la ciudad con respecto
a su región. Antes de proceso de industrialización1, estos factores naturales
determinaban las funciones de la ciudad, que por lo general tenían que ver con la
administración, la defensa y el control militar, y el comercio. Las principales
posiciones de nuestras ciudades son:
- De encrucijada:
-En regiones homogéneas o distintas.
-De caminos, generalmente fluviales.
- De ribera de río:
-De defensa y cuidado de puentes.
-Como punto de ruptura de carga.
- Marítima:
-Salidas de cuencas fluviales.
-De contacto océano-continente.
-De difícil acceso desde el interior.
- Vinculadas a la explotación de yacimientos minerales.
El concepto de emplazamiento nos explica el marco topográfico en el que la
ciudad ha enraizado, el terreno elegido para levantar las edificaciones. Los
diferentes emplazamientos de nuestras ciudades tienen que ver con la salubridad y
1
La industrialización trajo la introducción de nuevos medios de transporte, comunicación y
producción que alteraron la situación.
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2. Geografía de España. Urbanismo. Origen de las ciudades españolas
consistencia del terreno, así como la facilidad del desarrollo de la vida urbana,
aunque otras veces se prefirió emplazamientos que permitiesen una fácil defensa o
el control visual de amplias áreas.
A continuación daremos un breve repaso a la morfología de las ciudades de
las diferentes etapas de nuestra historia.
2.1. La ciudad romana
El imperio romano se articuló en base a una red de calzadas y de ciudades,
desde las que se administraba el territorio y se irradiaba el proceso de
romanización. Esta estructura, junto a otros factores, favoreció el desarrollo del
comercio y permitió lo que podemos considerar una intensa vida urbana. Casi todas
las ciudades que hoy son grandes centros urbanos derivan de núcleos romanos,
siendo muy escasas las excepciones. Su tamaño variaba desde las grandes
ciudades, capitales de provincia (Tarraco, Corduba), que ocuparían un área de 70 u
80 Ha, hasta las pequeñas ciudades que no superarían las 15 Ha. Zaragoza
(Caesaraugusta) vino a ocupar en torno a las 20 Ha.
La estructura de estas ciudades era regular, de planta en damero (serie de
calles que se cruzan en ángulo recto), destacando dos calles principales
perpendiculares, el cardo y el decúmano, en cuyo cruce se encontraba el foro, plaza
donde se ubicaban los edificios públicos más importantes (templos, palacios...) y la
zona comercial más valorada. Muchas de estas ciudades estuvieron rodeadas por
murallas, que las defendían (no conviene olvidar que Roma había conquistado y
explotaba Hispania) y demarcaban sus límites. El espacio intramuros no estaba
dedicado en exclusiva a edificios, sino que huertas y espacio libre ocupaban parte
de el.
De este pasado algunas de nuestras ciudades aún conservan la huella del
antiguo trazado, en cascos antiguos con una trama más o menos regular, y
especialmente la huella de cardo y
Córdoba, Mezquita
decúmano, que suelen
corresponder al trazado de las dos
calles principales del centro
histórico. Se conserva también la
idea de prestigio asociada al lugar
en el que estaba el foro, que luego
se convertiría en muchos casos en
plaza de la mezquita, la catedral y
el lugar principal de la ciudad.
2.2. La ciudad musulmana
Al-Andalus fue otra etapa
de florecimiento de la vida urbana
y nuestras ciudades se tuvieron
que adaptar a nuevas gentes,
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3. Geografía de España. Urbanismo. Origen de las ciudades españolas
nuevas creencias, nuevas formas de vida, etc... aunque también los musulmanes
que vinieron se adaptaron a las formas de vida e idiosincrasia de la Península.
Las ciudades se componían de dos partes esenciales:
- La medina, un núcleo Plano de Toledo
central, generalmente
amurallado o rodeado
de tapial, en el que se
ubicaban las
actividades de mayor
rango: la mezquita
mayor, la alcaicería2 y
el palacio del
gobernador y su corte.
El proceso de
palimsepstación hizo
que en muchas
ocasiones la mezquita
estuviese en el lugar
donde estaba el templo
principal romano
(frecuentemente
reutilizaron los
materiales constructivos del templo para la construcción de la mezquita), la
alcaicería en donde antes estaba la zona comercial de alto rango, etc...
- Rodeando a la medina se disponían en forma radial los barrios (arrabales),
donde habitaba la población. Estos barrios tenían una relativa autonomía y se
organizaban por criterios religiosos (barrio cristiano, judío) o étnicos (barrio
árabe, bereber, franco), y a veces económicos. Cada uno tenía su templo
propio, su pequeño mercado y su autoridad propia. En el trazado de las calles
dominaba la irregularidad, con viarios laberínticos en los que sólo destacaba
la calle principal que conducía a la medina.
La conquista cristiana de los territorios de al-Andalus, al realizarse con el
pretexto de una cruzada, acabó con mezquitas y edificaciones principales islámicas,
de las que nos quedan pocos restos. Las ciudades actuales, especialmente las
andaluzas, donde más cuajó y perduró la dominación islámica, aún conservan la
huella de esos trazados tortuosos (Granada, barrios de Axares y Cucaracha;
Córdoba, barrio de la mezquita, por ej.)
2.3. Las ciudades españolas en la Edad Media cristiana.
El período supuso, en general, un languidecimiento de la vida urbana,
2
Recinto cerrado donde se vendían las mercancías de lujo y de alto precio.
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4. Geografía de España. Urbanismo. Origen de las ciudades españolas
excepto en el Camino de Santiago, donde las actividades de acogida y comerciales
produjeron todo lo contrario. Pero el resto del territorio vio como hasta el siglo XIII
las ciudades perdían funciones (por ende, población) y se convertían en núcleos
administrativos y militares. Este carácter militar y la epopeya de la “Reconquista”
amurallaron las ciudades españolas3, así como la necesidad de delimitar
jurisdiccional y fiscalmente el ámbito urbano en una sociedad en proceso de
señorialización.
Al igual que las ciudades musulmanas, las ciudades cristianas se dividían en
barrios o parroquias (se articulaban en torno a una iglesia, que era su parroquia),
siguiendo criterios religiosos4, morales (mancebías), sanitarios5, étnicos y
económicos (barrio de artesanos). La red de calles es también irregular, pero ahora
forman un espacio unitario, en el que siempre es posible orientarse o llegar a tener
una idea general del barrio o de la ciudad. Las calles no son iguales, sino que existe
una gradación continua de arterias principales y secundarias.
Plano de Briviesca La Baja Edad Media trajo un rebrote
comercial que, junto al desarrollo de las
universidades y de la economía en general,
supuso una cierta recuperación de la vida
urbana, especialmente las portuarias
vinculadas al comercio mediterráneo
(especialmente Barcelona y Valencia), al
comercio de la lana castellana (Laredo,
Santander, Bilbao) o a localizaciones
especiales, como Sevilla. En el interior
peninsular el pulso de la vida urbana fue
menor, aunque más acusado en aquellas
ciudades que estaban situadas en alguna de
las rutas comerciales.
Sin duda alguna, las ciudades
españolas deben mucho a la Edad Media cristiana, que es la etapa que más ha
marcado la herencia de la que disponemos: catedrales, palacios, murallas, castillos,
configuración definitiva de la primacía de los lugares centrales del casco antiguo,
trazado de barrios, etc... son huellas que nos quedan y componen el patrimonio de
nuestras ciudades.
3
También se observa un reforzamiento de los emplazamientos defensivos.
4
Los musulmanes que optaban por quedarse tras la conquista de la ciudad eran expulsados a un
barrio propio (la morería), con un responsable político y administrativo propio, en los que se les
permitió continuar con sus costumbres y tradiciones. Los judíos fueron alojados en juderías.
5
Las actividades molestas se alejaron de las zonas habitadas. Por ejemplo, los tintes y los curtidos
se solían situar en las afueras cerca de cauces fluviales.
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5. Geografía de España. Urbanismo. Origen de las ciudades españolas
2.4. Las ciudades durante el Renacimiento y el Barroco
Sin cambios transcendentales, el período fue de desarrollo de la vida urbana,
especialmente de los núcleos situados en las rutas comerciales vinculadas con el
comercio internacional. El fuerte Plaza Mayor –Madrid-
crecimiento poblacional condujo al
establecimiento extramuros,
incorporándose los arrabales a la
ciudad.
El desarrollo del estado de los
Austrias produjo el crecimiento de la
burocracia (que habitaba en los
núcleos urbanos) y el desarrollo de las
funciones administrativas de las
ciudades. En este mismo sentido, se
obligó a los concejos a disponer de
“casa adecuada” a su rango, fue el
origen de los Ayuntamientos, y de un
nuevo edificio que aporta centralidad.
El crecimiento de las ciudades condujo a muchas de ellas (por ej. Zaragoza)
a derribar las antiguas murallas romanas que constreñían la expansión urbana. El
lugar que ocupaban se convertirá en una importante calle circundante (en muchos
lugares se denominará “coso”, de cursun (lat.).
El desarrollo del estado y la
Plaza de San Pedro –Roma- conversión de la antigua nobleza “feudal”
en cortesana, conducirán a esta a
abandonar el campo y establecerse en las
ciudades, para lo que edificarán nuevos
palacios al estilo de la época que
enriquecerán y adornarán el patrimonio
urbano. Esta inmigración de clases
pudientes producirá el desarrollo de
actividades de servicio (servicio doméstico,
cultural, etc...) y dará mayor vida a las
ciudades.
Paralelamente, nuestras ciudades
observarán tres novedades urbanas:
- La aparición en el interior de las ciudades de una serie de edificios religiosos
(conventos, hospitales, refugios, beaterios, etc...), que romperán el tejido
urbano preexistente y crearán una importante proporción del suelo urbano
que luego se venderá en la Desamortización.
- La construcción de las Plazas Mayores que, (especialmente en el reino de
Castilla), primero fueron lugares de mercado y posteriormente lugares
centrales de la ciudad, posición que se verá reforzada con la edificación de
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6. Geografía de España. Urbanismo. Origen de las ciudades españolas
los ayuntamientos.
- La edificación de las primeras plazas de toros.
2.5. La ciudad del siglo XVIII
El Despotismo Ilustrado aplicó La Granja –Segovia-
una política urbanística que, al igual
que en otros campos, pretendía
embellecer y reformar la ciudad,
aunque sin alterar de forma
transcendente la trama urbana. Se
llevaron a cabo obras de saneamiento
e infraestructuras en el interior de las
ciudades, se trazaron en las afueras
paseos y alamedas6 adornadas con
fuentes, plazuelas, esculturas y
bancos7, lugares de paseo y reunión
social, como los salones y ramblas.
El estado borbónico quiso
representar su magnificencia y la del
nuevo orden defendido por la
Ilustración en los grandes edificios
públicos, construidos en barroco final
y en Neoclásico.
Por último, la política de
protección y promoción de las
manufacturas encontró su cauce en la creación de numerosas Reales Fábricas, que
se situaron en las afueras de las grandes ciudades, en muchos casos, rodeadas de
las viviendas de los asalariados que trabajaban en ellas.
6
La idea ilustrada de un acercamiento del hombre a la Naturaleza.
7
Por ejemplo, el espolón en Burgos, o el paseo de la Bomba en Granada.
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