Vicente de Paúl recibió su primer cargo eclesiástico como párroco de Tilh poco después de su ordenación, pero se enfrentó a obstáculos para tomar posesión del puesto. Viajó entonces a Roma en 1601 para estudiar el asunto. Más tarde, sus ambiciones crecieron y aspiró a un obispado, aunque reconoció que era un proyecto demasiado atrevido. Las pocas referencias sobre este periodo provienen de dos cartas suyas escritas en 1607 y 1608.
1. JOSÉ María Román, San Vicente de Paúl (I Biografía), BAC,
Madrid, 1981, pp. 61-66.
2. EL PRIMER PROYECTO
Apenas había recibido el sacerdocio, cuando Vicente de
Paúl parecía conseguir también lo que tanto había
deseado: un oficio eclesiástico remunerado. Era el
primer proyecto concreto de los varios que elaboraría
entre 1600 y 1617. Era joven y debía planear su vida.
Todavía no se le había ocurrido contar con Dios para
saber a qué había sido llamado. Muy poco después de su
ordenación, tal vez aún dentro del mismo año 1600, el
vicario general de Dax le nombraba párroco de Tilh, una
buena parroquia de la diócesis.
Apenas había recibido el sacerdocio, cuando Vicente de
Paúl parecía conseguir también lo que tanto había
deseado: un oficio eclesiástico remunerado. Era el
primer proyecto concreto de los varios que elaboraría
entre 1600 y 1617. Era joven y debía planear su vida.
Todavía no se le había ocurrido contar con Dios para
saber a qué había sido llamado. Muy poco después de su
ordenación, tal vez aún dentro del mismo año 1600, el
vicario general de Dax le nombraba párroco de Tilh, una
buena parroquia de la diócesis.
3. En contra de su instalación en Tilh se alzaron dos
obstáculos: de una parte, el hecho de que el flamante
párroco, que continuaba estudiando en Toulouse, no podía
observar la residencia, recientemente urgida a todos los
párrocos por el obispo en el sínodo diocesano; de otra, el
que le surgiera un competidor, un tal Sr. Saint-Soubé, que
había obtenido la misma parroquia de la curia romana.
4. EN ROMA
Es posible que Vicente decidiera estudiar sobre el terreno las
posibilidades de conseguir la parroquia. El terreno era Roma.
Allá se trasladóVicente en el curso del año 1601.
En la Roma de 1601 se despertó, pues, su devoción al romano
pontífice, personificado entonces en Clemente VIII, papa a
quien Vicente tuvo siempre por santo, de quien supo que
lloraba al subir la Scala Sancta -¿sería entonces cuando estalló
también el llanto deVicente?-
Aunque piadoso, aunque conmovido hasta las lágrimas, Vicente
no era todavía un santo. Era un joven que se había propuesto
hacer carrera. Nadie podría ver en ello una actitud reprobable.
Eran aspiraciones legítimas, muy puestas en razón, para su
época... y para la nuestra. Sólo que no eran las aspiraciones de
un santo.
5. UN PROYECTO "CUYA TEMERIDAD NO
ME PERMITE NOMBRAR"
De regreso en Toulouse,
Vicente reanuda su vida
anterior al viaje a Roma y a
su ordenación sacerdotal:
enseña y estudia. De
momento, el pensionado le
proporciona los recursos
que necesita; para el futuro,
el estudio le abrirá puertas
ahora cerradas.Vicente no
sintió nunca una vocación de
intelectual puro.Vio en el
estudio un medio, no un fin.
6. Sus sueños son cada vez
más ambiciosos. No se
trata ahora de una
parroquia rural, por muy
importante que fuese.
Vicente aspira a un
obispado. Ese parece
haber sido el asunto "cuya
temeridad no le permite
nombrar" en una carta
7. "ESA MISERABLE CARTA"
Aquí es forzoso abrir un paréntesis.Todo lo que sabemos
de la vida deVicente en los tres años que siguen: 1605,
1606 y 1607, lo debemos a dos cartas suyas escritas el 24
de julio de 1607 y el 28 de febrero de 1608, una desde
Aviñón y otra desde Roma.
El encuentro con esos primeros textos claramente
autobiográficos debería hacernos pisar tierra firme en
una vida reconstruida en sus primeros tramos gracias a
tantos cálculos y a tantas conjeturas. Ocurre exactamente
lo contrario: desde hace aproximadamente medio siglo,
en torno a esas cartas se libra una violenta batalla a la
que no podemos sustraernos.