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CIUDADES INTELIGENTES
La expresión «ciudad inteligente» es la traducción y adaptación del término en idioma
inglés «Smart city». Es un concepto emergente, y por tanto sus acepciones en español y
en otros idiomas, e incluso en el propio idioma inglés,1
están sujetas a constante revisión.
Es también un término actual, que se está utilizando como un concepto
de marketing (mercadotecnia) en el ámbito empresarial, en relación a políticas de
desarrollo, y en lo concerniente a diversas especialidades y temáticas.
La «ciudad inteligente» a veces también llamada «ciudad eficiente» o «ciudad súper-
eficiente», se refiere a un tipo de desarrollo urbano basado en la sostenibilidad que es capaz
de responder adecuadamente a las necesidades básicas de instituciones, empresas, y de
los propios habitantes, tanto en el plano económico, como en los aspectos operativos,
sociales y ambientales.
Una ciudad o complejo urbano podrá ser calificado de inteligente en la medida que las
inversiones que se realicen en capital humano (educación permanente, enseñanza inicial,
enseñanza media y superior, educación de adultos…), en aspectos sociales,1
en
infraestructuras de energía (electricidad,4
gas),5 6
tecnologías de comunicación (electrónica,
Internet) e infraestructuras de transporte,4
contemplen y promuevan una calidad de vida
elevada, un desarrollo económico-ambiental durable y sostenible,
una gobernanza participativa,7
una gestión prudente y reflexiva de los recursos naturales, y
un buen aprovechamiento del tiempo de los ciudadanos.
Las ciudades modernas, basadas en infraestructuras eficientes y durables de agua,
electricidad, telecomunicaciones, gas, transportes, servicios de urgencia y seguridad,
equipamientos públicos, edificaciones inteligentes de oficinas y de residencias, etc., deben
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orientarse a mejorar el confort de los ciudadanos, siendo cada vez más eficaces y brindando
nuevos servicios de calidad, mientras que se respetan al máximo los aspectos ambientales
y el uso prudente de los recursos naturales no renovables.
Actualmente, el concepto de ciudad (más) inteligente, o de espacio (más) inteligente, es
muy utilizado en marketing por parte de expertos en sociedades comerciales y en
aglomeraciones urbanas. Sin embargo, en muchos casos, se pone énfasis en un solo
aspecto, lo que en buena medida traiciona el concepto que se intenta desarrollar, que tiene
un importante componente holístico e integral.10
En efecto, una ciudad o un territorio que se considere inteligente se manifiesta
fundamentalmente por su carácter multidimensional y multifacético, en términos de actores,
en cuanto a dominios clave (transportes, energía, educación, salud, residuos,4
vigilancia,
economía…), y en desarrollo y utilización de tecnologías.11
Naturalmente, los principales
actores del sector privado implicados en un proyecto como el analizado
de ciudad, territorio, barrio o edificio inteligente, son los industriales y empresarios de
sectores clave, tales como energía, agua, transportes, y servicios… así como dirigentes de
empresas públicas de telecomunicaciones e infraestructuras, editores, proveedores de
logiciales de apoyo a la gestión, así como a la administración y a la consultoría.
CONCEPTO ANGLOSAJÓN DE SMART CITIES
Las bondades de una urbe no dependen solo de la dotación de la misma en cuanto a
infraestructuras físicas, servicios y apoyos institucionales, sino que en ello incide cada vez
más la disponibilidad y calidad de las comunicaciones, así como de la transmisión del saber,
y la dotación en infraestructuras sociales. Entonces podríamos referirnos a ellas
como capital administrativa, financiera, comercial, social o intelectual, según sea el
elemento más predominante. Estas dos últimas formas son decisivas respecto a la
competitividad urbana y sus posibilidades de proporcionar una buena calidad de vida a sus
ciudadanos. Sobre estas bases se ha construido el concepto de « ciudad
inteligente» o « smart city», introducido como una herramienta para manejar y englobar
factores característicos de una zona urbana moderna, y para así poner en valor la
importancia creciente de las tecnologías de la información y de la comunicación (NTIC)12
así
como el capital social y medioambiental.13
La importancia y relevancia creciente de estos
dos agregados (el capital social y la calidad ambiental), son suficientes por ellos mismos
para diferenciar una ciudad, espacio o territorio inteligente, de aquella o aquél que no lo es,
y que en muchos casos agobia a sus residentes con excesivos tiempos dedicados a los
desplazamientos, con marcada polución ambiental (aire, agua, suelo y/o acústica). También
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se distingue a estas ciudades de aquellas que cuentan con cierta especialización pero que
no brindan un conjunto diversificado de servicios (véase: Red de ciudades creativas de
UNESCO).
DEFINICIÓN
En líneas generales, una ciudad se puede
definir como "inteligente" o
como "inteligentemente eficiente", cuando
la inversión social, el capital humano, las
comunicaciones, y las infraestructuras,
conviven de forma armónica con el
desarrollo económico sostenible,
apoyándose en el uso y la modernización
de nuevas tecnologías (TIC), y dando
como resultado una mejor calidad de vida y una gestión prudente de los recursos naturales,
a través de la acción participativa y el compromiso de todos los ciudadanos.
Desde el punto de vista tecnológico, una "ciudad inteligente" viene a ser un sistema
ecosostenible de gran complejidad (sistema que contiene muchos subsistemas), o sea, un
ecosistema global en el que coexisten múltiples procesos íntimamente ligados y que resulta
difícil abordar o valorar de forma individualizada.
La IATE (base de datos de referencia de la Unión Europea) enfatiza en relación a este
concepto -vinculado con la logística y el conjunto de tecnologías y de procedimientos- que
se podría colaborar en la administración y ordenamiento de algunas ciudades, de forma
que para el año 2020 se reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero en más
del 20 % (en comparación con el año 2010), se aumente un 20 % el uso de energías
renovables para la producción de electricidad, calefacción, y climatización, se incremente
en un 20 %, la eficacia en el consumo energético por parte de los consumidores finales y
se reduzca hasta un 20% el consumo de energías primarias.17
En definitiva, se apunta a
lograr un desarrollo urbano o territorial que mejore activamente la calidad de vida del
ciudadano, conciliando y satisfaciendo las necesidades tanto de las empresas e
instituciones como de las personas, gracias al uso extendido de las TICs, en comunicación,
movilidad, eficiencia energética, y uso sostenible del medio ambiente y recursos
naturales.18 19
En la práctica, y a nivel popular, se concibe una ‘Smart City’ como una ciudad comprometida
con su entorno, con elementos arquitectónicos de vanguardia y donde las infraestructuras
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están dotadas de las soluciones tecnológicas más avanzadas. Una ciudad que facilita la
interacción del ciudadano con los diversos elementos institucionales, urbanos, y
tecnológicos, haciendo que su vida cotidiana sea más fácil, y permitiendo el acceso a una
cultura y una educación que hacen referencia tanto a los aspectos ambientales, como a los
elementos culturales e históricos.
El concepto de "smart city" se articula sobre la base de cuatro ideas esenciales:20
Las cuestiones ambientales y las restricciones energéticas;
La comunicación fluida de los actores entre sí: colectividades, ciudadanos, empresas,
instituciones;
El uso compartido de bienes y servicios, con una activa participación de los usuarios en
la concepción de productos, servicios, y modalidades operativas, y renunciando en
algunos casos a la propiedad y uso individual;
La integración de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, la
robótica y los sistemas inteligentes de transporte, que potencian el funcionamiento en
red; la modificación de la matriz energética a favor de las energías renovables, y el
cambio de comportamiento y usos por parte de los ciudadanos.
Para Rudolf Giffinger, las "ciudades inteligentes" pueden ser identificadas y clasificadas,
según seis criterios principales o dimensiones principales,21 22
y dichos criterios son:
economía movilidad
medio
ambiente
habitantes forma de vida administracón
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Estos seis criterios o aspectos se conectan con las tradicionales teorías regionales y
neoclásicas del crecimiento y desarrollo urbano, y respectivamente están basados en la
teoría de la competitividad regional, en la economía de los transportes y de las tecnologías
de la información y de la comunicación, en los recursos naturales, en el capital humano y
social, en la calidad de vida, y en la participación de los ciudadanos en la vida democrática
de la ciudad.Para Jean Bouinot, «la ville intelligente est celle qui sait à la fois attirer et retenir
des entreprises employant de la main-d'œuvre hautement qualifiée» (en español:
« la ciudad inteligente es la que atrae la instalación de empresas, que en líneas generales
emplean mano de obra calificada y altamente cualificada»).23 24
Y para Fadela Amara, una "ciudad inteligente" lo es fundamentalmente a través dela
digitalización, utilizando todo el abanico de tecnologías disponibles al servicio de los
ciudadanos. Igualmente, una "ciudad inteligente" debe ser capaz de crear empleos, además
de tener un sistema de transportes de alta calidad al servicio de los residentes, para así
garantizar una buena y cómoda movilidad. A esta lista también se agregan, hogares
saludables y funcionales, un buen sistema sanitario y educativo, y facilidades en materia de
ocio y diversión.25
Las definiciones planteadas varían según el autor consultado, lo que no debe sorprender
pues como ya se dijo, el concepto es emergente y dinámico. Por otra parte, se observa que
se llama ciudad inteligente a algo que no tiene todas las características enunciadas, que no
manifiesta una preocupación notable por el medioambiente, o está lejos de esa componente
holística e integral a la que antes se hacía referencia, entonces nos acercaríamos más al
concepto de 'ciudad planificada', o 'ciudad digital'. Se entiende este escaso apego a la
terminología o una cierta tergiversación debido a intereses comerciales o de tipo político.
En muchos casos, las campañas de promoción y propaganda toman al ideal de la ciudad
inteligente como atractivo lema publicitario.
CONTEXTO POLÍTICO
El concepto de ciudad inteligente en este
aspecto ha sido muy usado en el
proceso de urbanización y ha estado
muy de moda en el campo de la política
en los últimos años, con el objetivo entre
otras cosas de establecer y marcar una
clara distinción entre ciudad
digital y ciudad inteligente.27
Su principal
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objetivo se centra todavía en el papel (rol) y modernización de la infraestructura de las TICs,
pero mucha investigación también se ha llevado a cabo sobre el papel cumplido por el
capital humano, la educación, el capital social y relacional, y el capital de interés ambiental,
así como sobre el papel o rol cumplido por los impulsores del crecimiento y del
mejoramiento urbano.
CARACTERÍSTICAS
La ciudad “inteligente” es todavía un concepto difuso, ya que esta etiqueta se utiliza de
diveras formas que no siempre son compatibles entre sí. En esta sección se resumen las
características de ciudad inteligente que con mayor frecuencia se repiten en las discusiones
sobre el tema.
La etapa que se alcanza en el desarrollo de la infraestructura de las TIC (telefonía móvil y
fija, TV por satélite, redes informáticas, comercio electrónico, servicios de Internet), pone
en primer plano la idea de una ciudad cableada (con fibra óptica y con la nueva telefonía
móvil 4G) como el principal modelo de desarrollo, y de una conectividad cada vez más
mejorada en calidad y rapidez como fuente de crecimiento.28
El papel fundamental se centra en las industrias creativas y de alta tecnología aplicadas al
crecimiento urbano a largo plazo. Este factor, junto con la infraestructura de servicios, es
especialmente importante.
El enfoque implica el desarrollo urbano integrado basado en multi-actores, multi-sectores,
y variadas perspectivas en varios niveles.29 30
Esto conduce a un "énfasis subyacente en
empresas dirigidas por el desarrollo urbano",27
y la creación de ciudades favorables a los
negocios con el objetivo de atraer nuevos negocios. Los datos muestran que las ciudades
orientadas a los negocios están, en efecto, entre las que tienen un rendimiento socio-
económico más satisfactorio. Con este fin, las ciudades pueden diseñar parques
empresariales con las características de espacios inteligentes: Kochi, Malta, Dubai, son
ejemplos.
La capacidad de inteligencia local está intrínsecamente ligada a la de la economía basada
en el conocimiento, donde la innovación y la tecnología son los principales motores del
crecimiento31 32
y de la inteligencia colectiva de la comunidad, que subraya la capacidad y
las redes como los principales factores de éxito de una comunidad.33
Para ello es necesario
un paradigma de planificación pertinente para el desarrollo urbano-regional, y una gestión
de la innovación, similar al propio concepto de ciudad inteligente.
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Mediante el desarrollo de estrategias conjuntas, la ciudad deberá estar basada en la
agrupación o accesibilidad a la información y facilidad de movimiento de los mecanismos
de innovación de carácter mundial, y mejorando sustancialmente y de forma continua sus
sistemas de información interna.
ORIENTACIÓN ESTRATEGICA
La Unión Europea en particular, ha dedicado esfuerzos importantes a la elaboración de una
estrategia para lograr un crecimiento urbano con un sentido “inteligente” para sus ciudades
metropolitanas.
'The Intelligent Community Forum', por ejemplo, ha investigado y continúa investigando
sobre los efectos locales de la revolución de las TICs en todo el mundo.
La OCDE y Eurostat junto con el Manual de Oslo35 36
destacan como el motor de cambio a
la innovación en los sectores de las TICs, y proporcionan un conjunto de herramientas para
identificar indicadores coherentes, dando forma así a un marco sólido de análisis para los
investigadores sobre innovación urbana. Y a nivel regional, se observa el papel de la
infraestructura de comunicaciones como puente para futuros resultados económicos
positivos.37
La disponibilidad y la calidad de la infraestructura de las TICs no es el único rasgo
importante de una ciudad inteligente ni la única característica que ayuda a definir este
concepto. Varias definiciones hacen hincapié en el papel del capital humano, la educación,
y la capacidad económica para adquirir dispositivos electrónicos. Se ha demostrado, por
ejemplo,38 39 40
que las tasas de crecimiento urbano más rápidos se han logrado en las
ciudades que disponen de una fuerza laboral con mayor nivel educativo.
La innovación en las ciudades es impulsada también por los empresarios innovadores en
cuanto a industrias y productos que requieren una mano de obra cada vez más cualificada,
para así generar más comodidad y seguridad a los usuarios, con un menor consumo
energético. Y no todas las ciudades tienen el mismo éxito en la inversión y en el capital
humano, pero una fuerza laboral más educada y calificada es una base sólida.
La tendencia de algunas ciudades a dejarse estar y restar esfuerzos y preocupación
respecto del capital humano, ha atraído la atención de investigadores y responsables
políticos. Resulta que algunas ciudades, que en el pasado estaban mejor dotadas de una
fuerza de trabajo cualificada, han logrado atraer más mano de obra cualificada. Los
responsables políticos, y en particular los europeos, atribuyen esta situación a cierta
tendencia de los trabajadores más preparados, a sentirse atraídos por contextos urbanos
donde se percibe más dinamismo y nivel de competencia y excelencia, tal vez porque allí
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se sientan más a gusto, y/o porque piensen que allí habrán más posibilidades para ellos en
cuanto a sus ingresos y en cuanto a sus respectivas satisfacciones personales y
profesionales
REDES SENSORES
Una red de captores sin hilos o red de sensores,
refiere a una tecnología específica que ayuda a
la creación de ciudades inteligentes. Su objetivo
es el de crear una red de nodos con captores
inteligentes, con los que se puedan medir
parámetros diversos que ayuden a una mejor
gestión del territorio.44
Todos los datos
recogidos son transmitidos en tiempo real, e
inmediatamente disponibles tanto para
autoridades como para ciudadanos de a pie.
Es así por ejemplo, que los ciudadanos podrán supervisar el nivel de polución del aire
presente en una determinada calle o en un determinado lugar, o incluso recibir un alerta
cuando por ejemplo el nivel de radiaciones sobrepase un determinado límite. Este tipo de
sistemas también ofrecerán a las autoridades la posibilidad de optimizar la irrigación de
plazas y parques, o la iluminación de ciertas zonas de la ciudad. Además, con este tipo de
tecnología, las fugas de agua potable o filtraciones de aguas servidas podrán ser más
fácilmente detectadas, así como también se podrán elaborar planos con el estado de la
polución sonora sobre el territorio. Igualmente, los contenedores de basura también podrán
ser más inteligentes, al tener captores que desencadenen una alarma cuando se
encuentren cercanos al límite de su capacidad.
Asimismo, el tráfico en las calles y en las autorutas también podrá ser monitoriado, a efectos
por ejemplo de modificar en forma dinámica, la iluminación de las zonas
concernidas.45
Además, tráfico local en búsqueda de estacionamiento podrá ser reducido,
gracias a sistemas que detecten los lugares libres más próximos, y gracias también a la
aplicación dinámica de peaje de estacionamiento que se ajustaría por demanda;46
de esta
forma, los automovilistas serían informados en tiempo real, y rápidamente podrían
estacionar, economizando así tiempo, carburante, y ocupación de vías de circulación. Las
consecuencias del uso de sistemas como los que acaban de señalarse, además de los
aspectos económicos, tendrán la ventaja de reducir la polución y los embotellamientos, lo
que traerá aparejado un mejoramiento de la calidad de vida.