1. ¡Abracadabra!
¡Venid, venid, niños!
¡No nos tengáis miedo
que aquí regalamos
¡Ay! Las pobres brujas,
ricos caramelos!
tan desprestigiadas
por todos los cuentos
que escriben las hadas…
Todos se escondían,
nadie se acercaba,
miraban al cielo,
al verse tan abandonadas,
por ver si volaban
como si estuvieran
sobre sus escobas
todas embrujadas,
las brujas malvadas.
suspiran y dicen,
de muy mala gana:
“¡Niños, convertíos
Y las pobres brujas,
que no tienen alas,
que no tienen gato,
ni están desdentadas…
en sapos y ranas!”