El documento describe el problema de los universales debatido por los escolásticos. Existían dos posturas principales: el realismo, que sostenía que los universales existen en las cosas o en la mente divina, y el nominalismo, que los veía solo como palabras. Santo Tomás defendió una posición intermedia al afirmar que los universales existen solo en el alma humana como producto de la abstracción.