ACERTIJO DE LA BANDERA OLÍMPICA CON ECUACIONES DE LA CIRCUNFERENCIA. Por JAVI...
La tierra de cobatierra
1. LA NIÑA DE LA COBATIERRA
Compositor LIC. CARLOS VALENCIA HARO
Ex docente Graudino ahora en la Técnica en Paramonga
Alumna Ayllin Bernardo Espinoza
3ero C
2. Cuenta la historia que hace muchos años cuando el mar
supo alejarse de la costa, quedo una franja húmeda y
fangosa. rodeada de cerros tan altos, que cuando te
pones sobre ellos, observas en el horizonte la
inmensidad del mar y al pie de los cerros una alfombra
verde de totorales acompañado del triste silbido del
viento y el cantar doloroso de las aves. Así que la
madre naturaleza, empezó a filtrar agua del cerro,
pura y cristalina, que empezó a cavar las entrañas de la
tierra, formando una pequeña cocha de profundidad
cercana a las piedras que había dejado el mar, con el
agua pura que hacía verse como el espejo del alma, a
quien se iba a mirar en ella.
3. Bajaba de las alturas del cerro
un chacarero, hombre curtido
por la brisa del mar y el trabajo
forzoso de la chacra, junto a su
pequeña niña de cabellos
dorados por los rayos del sol,
que había conseguido ponerse
así por ser fiel acompañante
de su padre; bajaban
doblegados y agobiados por el
cansancio de la faena en un
atardecer lleno de nostalgia a
beber agua de la cocha.
4. Sentados en la orilla bebieron el
agua para saciar su sed mirando el
agua cristalina y mágica aquellos
hacía ver en el reflejo. El padre
contagiado por el silencio del
ambiente cae rendido de cansancio
y duerme bajo el atardecer.
Despierta pasmado por un llamado
de su conciencia que le dijo: ¡Mi
niña!, volteo la mirada para llamar
a su niña, sintió un frio en su
cuerpo al no verla y al volver a ver
el espejo de agua grito: ¡No!
Horrorizado, triste enloquecido
había visto la cara de su niña en el
espejo de agua cual señal del
llamado de un ángel del cielo.
5. El hombre se lanzó, buscó en la
profundidad, salió a la orilla que
da al campo de fango gritando ¡Mi
niñaaa! una y otra vez cavando la
tierra incansablemente por todos
lados, con las manos sangrantes
pensando encontrar a su niña de
cabellos dorados, se alejó en el
horizonte cavando y cavando,
hasta que el fango lo envolvió en
sus entrañas para no volver más.
6. La cocha se quedó con el nombre de
COVATIERRA, donde muchas familias
supieron pasar momentos alegres, llenos de
anécdotas propias de la inmensidad del
campo, pero al atardecer con la bajada del
sol en el horizonte bajo el manto lúgubre
del atardecer se tenía que partir, ya que
quienes se quedaban embelesados por
este, partían raudos y temerosos, al
escuchar entre los totorales y el silencio
sepulcral que los acompañaba el lamento
del Chacarero, buscando a su niña y
observaban en el agua el brillo de los ojos
de la niña de covatierra, buscando la mano
de su padre con penitente pedido de
ayuda.