1. LABOREM EXERCENS, JUAN PABLO II, 1981<br />Lo primero que se debe reseñar es que esta encíclica se escribe en conmemoración del 90 aniversario de la Rerum Novarum, en ella se realiza una análisis de los cambios tecnológicos, económicos y políticos que han acaecido desde la Rerum Novarum, en perspectiva de la enseñanza y acción de la Iglesia. En esta encíclica se toman como centro la cuestión social del trabajo, los que se realiza es un examen de las estructuras injustas de la tierra y su transformación en una dimensión más universal.<br />De este modo en esta encíclica se aborda tema del trabajo, donde el hombre es el factor determinante de la realidad económico-social, de este modo se realiza una aproximación al trabajo en tres dimensiones fundamentales del trabajo humano: bíblico-antropológica, ético-jurídica y espiritual.<br />Al realizar una mirada dese la dimensión bíblico-antropológico, el trabajo visto a la luz de la revelación donde el hombre al ser creado como imagen de Dios y llamado a crecer, multiplicarse y señorear la tierra, se da una doble dinámica: una objetiva, es decir su dimensión técnica, productiva, eficaz y otra subjetiva donde se resalta la dimensión personal, donde segunda tiene una primacía sobre la primera ya que es precisamente que el hombre al ser imagen de es persona y al ser persona es sujeto del trabajo. <br />Dentro de este enfoque la civilización materialista invierten este orden y se da un menosprecio por la persona. Con esta encíclica se propone volver a la trilogía de persona-familia-sociedad que en algún momento planteo la Rerum Novarum. Se le quiere dar prioridad al trabajo integral (sujetivo, objetivo) tiene respecto al capital y la propiedad.<br />De este modo se puede afirmar que la tragedia de nuestra época es que ha privilegiado unos modos de pensar y actuar ha invertido más en señorío del capital sobre el trabajo al punto de relegar el trabajo a colocarlo como propiedad de los medios de producción.<br />Frente a esta se debe decir que la verdad reclama y la justicia exige que el único título legítimo de propiedad de los medios de producción sirva al trabajo y posibiliten, de esta manera, el destino universal de los bienes y, por consiguiente, su uso personal, habida cuenta de la constitutiva dimensión común que les caracteriza.<br />Ahora desde el punto de vista ético-jurídico, los empresarios deben abrirse respectivamente a los derechos de los trabajadores, respetándolos, para que ellos tengan trabajo y condiciones dignas de trabajo, con una justa remuneración, que posibilite una digna vida familiar.<br />Y finalmente la dimensión la de la espiritualidad del trabajo, debe ser vista como algo que nos sitúa en lo íntimo del ser de la Iglesia, esta es la razón por la cual Laborem Exercens pone ante nuestros ojos, tanto la dimensión proctológica (bajo Dios y para su gloria) la cristológica (asocia a Jesús quien, por un lado, predica con el ejemplo quot;
el evangelio del trabajo), así se realiza una invitación a ver el trabajo no como una carga, sino como un medio de realización y de santificación para alcanzar la redención.<br />