Los tecnofóbicos: rechazo a la tecnología por ansiedad o ideología
1.
2. Los tecnofóbicos tienen unas
vidas que están siempre al límite
del pánico: sudan, se tornan
ansiosos, tratan de evitar el
contacto con los dispositivos a
toda costa y pierden la paciencia.
Encontrar un tecnofóbico en
estado puro es todo un desafío.
Sin embargo, para hallarlo es
posible reunir el rompecabezas de
las actitudes que los delatan y
caracterizan.
El tecnofóbico se caracteriza por
su rechazo a todo aquello que
significa tecnología y avances
electrónicos. Esta fobia abarca a
los ordenadores, los móviles, las
cámaras digitales y todos los
demás elementos tecnológicos del
mundo actual.
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3. Según expertos existen dos clases de "tecnofóbicos"
totalmente distintos. Unos rechazan la adopción de la
tecnología basándose en concepciones sociales o
políticas, otros, en cambio, por la ansiedad que les
produce el enfrentarse a algo nuevo que desconocen.
En el primero de los casos, los tecnofóbicos están
convencidos de que los avances tecnológicos producen
tensiones sociales y psicológicas, y que son
responsables de los desastres que se viven en el campo
social, económico y cultural.
Uno de los exponentes de esta tendencia de rechazo es
el escritor Elkin Obregón, creen que los diferentes
dispositivos tienen la “capacidad de esclavizarnos”. Sin
embargo, admite las facilidades que las nuevas
tecnologías le dan al hombre.
Esta tendencia esta muy extendida dentro de ciertos
movimientos antiglobalización y ecologistas.
Consideran que la tecnología es una arma de la
multinacionales y que "dessocializa" al ser humano
convirtiéndolo en un esclavo dentro de un proceso
productivo, alienándole con lo políticamente correcto.
4. Expertos también insisten que muchos de los que expresan
este rechazo mantienen una "pose" a la moda y que utilizan
habitualmente estos dispositivos
aunque, argumentan, "liberándolos" de su función
"represora" y "alienadora".
La tecnofóbia también puede alcanzar grados de patología.
Este tipo de situaciones se da en algunos sectores de la
sociedad que se ven obligados a enfrentarse a la tecnología
en su vida profesional, por ejemplo, o debido a su
pertenencia a grupos sociales determinados.
Presentan cuadros típicos de ansiedad, incluidos los sudores
fríos, al tener que lidiar con los nuevos desarrollos y
dispositivos plagados de chips, botones y menús.
En algunas ocasiones se produce cuando a un profesional o
empleado se le plantea un "reciclaje" de su puesto de trabajo
que conlleva la obligación de aprender el uso de estos
dispositivos y funcionamiento. La ansiedad y depresión ante
su supuesta incapacidad para enfrentarse a esta situación
puede producir casos patológicos que en nada tienen en
común con los "radicales tecnofóbicos" y que son, según, los
expertos los casos más extendidos en la sociedad.
5. La tecnofilia puede manifestarse de diferentes
maneras que van desde un impulso irracional
por adquirir todo aquello que está en la punta
del avance tecnológico, hasta aquellos que han
encontrado en las tecnologías una forma de
resignificar un entorno vacío y carente de
experiencias valiosas.
En el primer grupo podemos encontrar a
muchas personas que llegan a obsesionarse
con acceder a "lo último" en conexiones a
Internet, móviles, videojuegos o
electrodomésticos, por nombrar sólo algunos.
Para ellos, estos "juguetes" son demasiado
atractivos como para dejarlos pasar y son
capaces de postergar otras necesidades, en
teoría más básicas, para adquirir tales objetos.
Sin duda en dichos casos no es sólo la
tecnofilia la que actúa, sino también una buena
cuota de consumismo