ACERTIJO LA RUTA DEL MARATÓN OLÍMPICO DEL NÚMERO PI EN PARÍS. Por JAVIER SOL...
El barroco
1. EL BARROCO (SIGLO XVII)
Esta época coincide con un período de crisis económica, política y social, que se
reflejó en una cultura de contrastes. Marcada por el pesimismo y el desengaño, se
vuelve a la religiosidad profunda. El hombre del XVII oscila entre la resignación y la
rebeldía (vitalismo desengañado); de ahí el gusto por lo elaborado, por los
retorcimientos.
LÍRICA
El Barroco persigue la originalidad hiperbólica, lo exagerado y desmedido, el
enfrentamiento de contrarios… Estos rasgos se concretan en dos tendencias que se
basan en la complicación de la expresión, a expensas del contenido (conceptismo) o
de la forma (culteranismo).
El conceptismo se basa en la asociación ingeniosa y sorprendente de ideas y
palabras. Usa un léxico racionalista (busca el significado, no la emoción), crea
palabras y emplea recursos retóricos (especialmente los de contradicción). Su máximo
representante fue Quevedo: delicado y cruel a la vez, expresa su amarga visión
cerebral de la realidad con angustia, desgarro o burlas. Su poesía presenta una amplia
variedad temática (poemas metafísicos, morales, religiosos, amorosos y satíricos) y su
estilo se caracteriza por el empleo de metáforas, juegos de palabras (sustantivaciones
insólitas, traslados de significado, creación de palabras nuevas) y numerosas figuras
literarias así como combinaciones métricas.
Quevedo escribió, en prosa, su única novela: El Buscón, que introduce algunos
cambios en la concepción de la picaresca, como la deshumanización del narrador
protagonista.
El culteranismo tiene como rasgo más característico el uso de cultismos, sobre todo
los esdrújulos, de gran valor musical. Emplea abundantes recursos retóricos, léxico
colorista y sintaxis latinizante, de gran complicación. Luis de Góngora es el poeta de
los sentidos. Las notas características de su poesía son el sentido pictórico, la
naturaleza, la variedad temática (destaca su poema culto Soledades, compuesto en
silvas), los cultismos, los hipérbatos, las alusiones mitológicas y las metáforas. Todo
ello confiere a su obra musicalidad así como gran dificultad.
PROSA
La figura cumbre de la prosa de esta época es Miguel de Cervantes. Su vida está
marcada por los sinsabores y podemos apreciar un Cervantes del Renacimiento (antes
de su cautiverio) y otro del Barroco. Admirador de todos los escritores que le
precedieron, su huella literaria se puede rastrear en todas las épocas posteriores, en
escritores de todo el mundo.
Escribió novela pastoril (La Galatea), novelas cortas (Novelas ejemplares) y novela
bizantina (Los trabajos de Persiles y Sigismunda), pero su obra mejor y más famosa
es El Quijote.
Estructurada en dos partes (la primera con narraciones breves intercaladas, que no
tienen relación con la trama principal y la segunda con los diálogos entre los
2. personajes como centro de atención), narra las aventuras de Don Quijote, hidalgo que
pierde la razón tras leer múltiples libros de caballerías, y su escudero, Sancho Panza.
La locura de Don Quijote se limita al mundo caballeresco pues fuera de él muestra una
gran sensatez, tolerancia y generosidad: don Quijote cree en la justicia y el amor y
desea defender esos principios. Sancho representa la tradición oral y es el símbolo de
lo popular.
Algunos de los temas fundamentales de la novela son la crítica literaria y, sobre todo,
la crítica social: a través de la galería de personajes que aparecen, obtenemos una
visión de la compleja realidad política, social y económica de la época; todos los
estamentos son satirizados excepto la Iglesia y la Monarquía, que representan los
valores absolutos en los que cree Cervantes.
La paradoja barroca aparece en la locura y la cordura (Cervantes se sirve del recurso
de la locura para enjuiciar atinadamente la realidad de su tiempo) y en lo real y lo ideal
(cómo los sueños se van deshaciendo por la realidad de la vida y por el paso del
tiempo).
El Quijote supone el nacimiento de la novela moderna por la profundidad de sus
personajes y por la armonía entre ficción y realidad. Existen al menos tres narradores
y el estilo se caracteriza por la llaneza, los diálogos (en los que cada personaje se
expresa según su condición), la ironía y la combinación de rasgos de los distintos
géneros narrativos de la época (caballeresco, pastoril, novelas cortas y picaresca,
entre otros).
TEATRO
Los rasgos que definen la nueva manera de hacer teatro fueron expuestos en el Arte
nuevo de hacer comedias de Lope de Vega:
• Mezcla de lo trágico y lo cómico (importante el personaje de el gracioso).
• Tres actos (con intriga hasta el final).
• Unidad de acción y ruptura de las unidades de tiempo y de lugar.
• Verso.
• Lenguaje adecuado al estado de cada personaje.
• Final feliz.
Los personajes reflejan las ideas de la sociedad del momento:
• El rey, que premia o castiga; tiene un destello de divinidad.
• El poderoso, culpable ante el rey, por lo que debe ser castigado.
• El caballero, que debe salvaguardar el honor de la dama y vengarse si el honor
ha sido manchado.
• El galán y la dama, separados y acercados por los celos, el honor y el amor.
3. • El gracioso, que sirve de puente entre el escenario y el público; es el
contrapunto cómico del galán.
• El villano, símbolo del pueblo que defiende sus derechos y su honra.
Los pilares básicos de su ideología (la de la época) son el amor como ocupación y
justificación universal, el honor como razón de ser y la defensa de la monarquía y de la
fe católica.
Todas las obras teatrales recibían el nombre de comedias, pero podemos distinguir
entre piezas cómicas (amables, festivas y humorísticas, con enredos que resultaban
en un final favorable a los protagonistas) y tragicomedias y dramas trágicos (que
suelen tratar un conflicto de honor y la presión social o temas filosóficos).
La obra de Lope de Vega se divide en dramas (del poder injusto, como
Fuenteovejuna, de honor o de amor y muerte) y comedias de amor (La dama boba).
Tirso de Molina, seguidor de la escuela de Lope, escribió El burlador de Sevilla, claro
antecedente de Don Juan Tenorio.
Calderón de la Barca culmina el teatro del Barroco. Sus temas son más profundos y
filosóficos, siempre marcados por el pesimismo y siempre incluye un contenido
ideológico y doctrinal. Los personajes de sus obras, que siguen un orden lógico, se
agrupan en torno a un protagonista que expresa su conflicto interior (dudas,
sentimientos, angustias…) a través del monólogo. Calderón compuso comedias, autos
sacramentales y dramas y, dentro de estos últimos, encontramos su obra más
importante: el drama de libertad y destino La vida es sueño, obra de profundo
contenido ideológico que responde a la idea del desengaño barroco (la inconsistencia
de la vida, la transitoriedad de lo terreno, la fuerza de voluntad frente al destino…).