1. DIOS, AQUÍ MISMO…
PALABRA DE DIOS
Volviéndose Jesús y viendo que lo seguían, dijo: “¿Qué buscáis?” Ellos le dijeron: “Rabí (que
significa maestro), ¿dónde vives?” Él les contestó: “Venid y lo veréis”.
VENGO AQUÍ, MI SEÑOR (Adaptación del salmo 41)
Vengo aquí, mi Señor,
a olvidar las prisas de mi vida.
Ahora sólo importas Tú.
Dale la paz a mi alma.
Vengo aquí, mi Señor,
a que en mí lo transformes todo nuevo...
...a adentrarme en tu paz que me serena...
...a pedir que me enseñes tu proyecto...
Mi corazón busca sentido para mi vida;
mi corazón te busca a Ti, Dios mío,
y tiene sed y tiene hambre
y tiene ganas de ti,
como la cierva que busca el agua,
o el niño hambriento, el pan.
¡Cómo lo siento, Señor!:
mi corazón tiene sed de ti;
mi corazón busca en ti
a Alguien que llene su existencia.
Te busca con pasión y con fuerza,
oh Dios vivo, Dios de la vida,
y me pregunto a cada paso:
¿Cuándo veré tu rostro, oh Dios?
En mi camino muchas veces
no te he buscado y me he perdido.
Mi pecado, mi desorden, mi egoísmo
y mi orgullo cegaron la búsqueda.
Mis limitaciones se convirtieron
en lágrimas que mojaron mi pan,
y al comerlo me preguntaba de nuevo:
¿Dónde está tu Dios?
Hoy vengo a orar, consciente de que tú estás cerca.
Y a menudo se me pasan los días buscándote lejos.
En las grandes palabras, en las grandes celebraciones,
en los sentimientos sublimes, o en lo más espiritual,
sin darme cuenta de que tú estás alrededor,
casi disfrazado,
saliéndome al encuentro cuando menos te espero…
CANTO: VAMOS A PREPARAR
Vamos a preparar el camino del Señor,
vamos a construir la ciudad de nuestro Dios.
Vendrá el Señor con la aurora,
El brillará en la mañana,
pregonará la verdad.
Vendrá el Señor con su fuerza,
El romperá las cadenas,
El nos dará la libertad.
El estará a nuestro lado,
Él guiará nuestros pasos,
El nos dará la salvación.
Nos limpiará del pecado,
ya no seremos esclavos,
El nos dará la libertad.
2. LA FE, TAN CERCA
El Señor dijo: “Si tuvierais fe como una semilla de mostaza, diríais a esta morera: 'Arráncate de
raíz y plántate en el mar', y os obedecería” (Lc 17,6).
Parece que la fe fuera eso tan abstracto, tan profundo, tan inalcanzable y reservado para unos
pocos convencidos… Pero en realidad es esto tan cotidiano. Es preguntar, en el silencio de cada día,
dónde estás. Es confiar en que hay un sentido profundo en la realidad. Y apostar por ti, Señor, como el
que da ese sentido. Es seguir los pasos de Jesús, Dios con un rostro tan humano, hombre que refleja el
rostro de Dios. Estás en la celebración compartida, en los libros, en las canciones, en muchos recodos
del camino.
Vamos a preparar el camino del Señor,
vamos a construir la ciudad de nuestro Dios.
Vendrá el Señor con la aurora,
El brillará en la mañana,
pregonará la verdad.
Vendrá el Señor con su fuerza,
El romperá las cadenas,
El nos dará la libertad.
TU PALABRA, TAN CERCA.
Tu palabra es lámpara para mis pasos, luz en mi senda (Sal 119).
No hablas con voz misteriosa, como si estuvieras en una galaxia distante. Tu palabra está cerca.
Está escrita, en la voz de los profetas y de los sabios. Es evangelio, escuela de vida. Es bienaventuranza,
y parábola que habla de las cosas cotidianas, el campo, el trabajo, los banquetes compartidos, los
talentos. Es palabra que, en ocasiones, envuelve con su ternura, hablando de los sencillos, prometiendo
refugio, consuelo, alivio, y otras veces exige con su urgencia, pidiendo respuestas, compromiso y
entrega.
Vamos a preparar el camino del Señor,
vamos a construir la ciudad de nuestro Dios.
Vendrá el Señor con la aurora,
El brillará en la mañana,
pregonará la verdad.
Vendrá el Señor con su fuerza,
El romperá las cadenas,
El nos dará la libertad.
LA JUSTICIA, TAN CERCA.
Entonces brillará tu luz como la aurora, tus heridas sanarán rápidamente; tu justicia te abrirá
camino, detrás irá la gloria del Señor (Is 58,8).
Tu justicia tampoco es lejana, ni necesita altos estrados para dictar sentencia. No se ejerce con
mano dura y palabra implacable. Tiene tan solo una ley: el bien del ser humano. Por encima de toda
consideración, con fuerza, hacer del mundo un lugar en el que cada persona tenga casa, tenga mesa,
tenga un horizonte de paz. Y tiendes la mano, constantemente, para que cada uno de nosotros nos
sumemos a tu causa. Tu justicia es misericordia, y es confianza en el ser humano, y es la convicción
profunda de que en mis manos hay poder para hacer el bien, poder para la compasión, para la verdad,
para la humanidad más profunda.
Vamos a preparar el camino del Señor,
vamos a construir la ciudad de nuestro Dios.
Vendrá el Señor con la aurora,
El brillará en la mañana,
pregonará la verdad.
Vendrá el Señor con su fuerza,
El romperá las cadenas,
El nos dará la libertad.
EL AMOR TAN CERCA
El amor es paciente, es amable, el amor no es envidioso ni fanfarrón, no es orgulloso ni
destemplado, no busca su interés, no se irrita, no apunta las ofensas, no se alegra de la injusticia, se
alegra de la verdad. Todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca
acabará (1 Cor 13).
Y, sobre todo, Señor, eres amor. Un amor concreto y cercano. No quiero ser como esos hombres
que, por estar buscando un amor deslumbrante, dejan de ver que el amor pasaba cada día por su
camino, sin demasiados brillos, sin estridencia, sin alboroto. No quiero perder el tren que, cada jornada,
me invitas a tomar, por estar esperando algo imposible e inalcanzable. Que Tú no eres así. Tú eres
amor, sí, pero amor concreto y aterrizado, hecho de risas, paciencia, buena voluntad. Amor que libera,
sin exigir, que se ofrece, sin negociar. Que se promete, sin doblez.