2. Jerusalén era un villorrio en lo alto de una cima. El rey David que acababa de
ser elevado por Dios a rey de Israel decidió que podría ser la nueva capital de
su reino.
Así que
conquistó
Jerusalén,
nombre
que
significa
"casa de
la paz".
3. Allí se construyó el Templo de Israel, el lugar donde habitaba la gloria de
Dios, por lo que durante siglos los hijos de Israel debían acudir allí para
ofrecer
sacrificios y
para las
ceremonias
religiosas
como
la de la
Presentación
en el
Templo.
4. José y María subieron con Jesús para presentarlo en el Templo y cada año
acudían a Jerusalén para celebrar la Pascua. Cuando Jesús cumplió 12 años
se perdió
en la
ciudad,
asustando
a sus
padres.
Pero él
estaba en
las “cosas
de su
Padre”.
5. Cuando comenzó su vida pública, Jesús siguió subiendo a Jerusalén con los
apóstoles cuando llegaba la Pascua, y se le ve cerca del Templo, enseñando y
haciendo milagros como el del ciego de nacimiento.
6. Pero fue en el Domingo de Ramos, ante la imagen de aquella hermosa ciudad y
antes de entrar en medio de aclamaciones, cuando Jesús se dirigió a ella como
si le hablara a una persona, y dice el Evangelio que “lloró sobre ella”.
7. Era la segunda vez que lloraba Jesús. La primera fue con la muerte de su
amigo Lázaro, al que resucitaría. Pero es que Jesús sabía que de aquella
ciudad no
quedaría
piedra
sobre
piedra.
Sería
arrasada,
con gran
dolor de
sus
habitantes.
8. Así fue. En el año 70 los judíos se rebelaron contra los romanos, y el
general romano Tito la arrasó hasta sus cimientos. Como había dicho
Jesús, la
rodearon
de
trincheras,
la sitiaron
y la
arrasaron
con sus
hijos
dentro.
Como para
no llorar.
9. Y es que, mientras los judíos seguían esperando a un Mesías de guerra y de
poder humano, precisamente en la “casa de la paz” moría y resucitaba por
todos nosotros el Salvador del mundo.
10. Texto e imágenes
Revista Gesto, Nº 166
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