1. 110 AÑOS DE LA
“ABADÍA DEL NIÑO DIOS”
1899 - 30 de agosto – 2009
Victoria – Entre Ríos – Argentina
BREVE RESEÑA DE UNA LARGA HISTORIA
Los comienzos. La Abadía del Niño Dios fue fundada el 30 de agosto de 1899 por la
Abadía de Belloc, Francia, y es el primer monasterio benedictino de Hispanoamérica.
Pertenece a la Orden de S. Benito de Nursia, quien vivió en Italia en el siglo VI y
escribió una Regla para monjes, dando sabias y equilibradas normas de vida espiritual
y organización.
A fines del siglo XIX el entonces obispo de Paraná, Mons. Rosendo de La Lastra y
Gordillo, anhelaba una sólida y numerosa comunidad de religiosos para su vasta
diócesis que abarcaba las actuales provincias de Entre Ríos, Corrientes y Misiones.
Se dirigió entonces al santuario de Ntra. Sra. de Luján para encomendarle todo a la
Virgen. Allí él se encuentra con un sacerdote francés, a quien le cuenta lo que
acababa de pedirle a María, siendo ese religioso el que pone al Obispo en el camino
hacia la Abadía de Belloc. Es por esto que en su primera visita a la Comunidad
naciente, un mes después de su radicación, Mons. De La Lastra les dice a los
fundadores: "Sois los monjes de María Santísima".
Los 27 monjes fundadores llegaron a la Argentina tras un mes de travesía del
Atlántico. Todo el pueblo de Victoria se había dado cita para recibirlos en la estación
del ferrocarril, desde donde la multitud los acompañó, todos caminando, hasta la
2. Iglesia Na. Sa. de Aránzazu: allí tuvo lugar la recepción solemne y religiosa, tras la
cual los recién llegados fueron conducidos a su nuevo hogar.
Las autoridades civiles de entonces difícilmente habrían permitido la radicación en el
país de una orden o congregación religiosa que no se dedicara a actividades
educativas o sociales, de modo que los monjes recién llegados se sintieron urgidos a
abrir muy rápidamente un Colegio Agrícola-Industrial.
A todo esto se sumaban las expectativas y tratativas con la comunidad victoriense,
que desde hacía tiempo deseaba una institución que ofreciera nuevos caminos al
progreso a través de la educación cristiana de la juventud. En ese sentido, fueron
decisivas las gestiones de la Sociedad Protectora de Enseñanza Cristiana,
destacándose particularmente su presidente, don Abrahán Bartoloni. El mencionado
Colegio Agrícola-Industrial, transformado luego en Comercial, llamado Colegio “Niño
Dios” de Comercio, funcionó desde 1901 hasta 1953.
En 1903 el Monasterio es elevado a Priorato Conventual, alcanzando así la
autonomía, y en 1929 es erigido en Abadía; el primer Abad fue el Rmo. P. Salvador
Laborde.
La oración y el trabajo.
Es bien conocido el lema benedictino: reza y trabaja (ora et labora).
Ambos aspectos, inseparables, constituyen la razón de ser y el sentido profundo de la
vocación y misión de los monjes.
La Comunidad orante y laboriosa de la Abadía viene realizando desde hace 110 años
diversas obras y actividades de carácter espiritual, cultural y social. Cabe destacarse
la atención pastoral de la ciudad y de todo el departamento de Victoria, desde 1899
hasta 1988, año en que se entregó al Obispo de la diócesis de Gualeguaychú.
En esas décadas muchísimos monjes sacerdotes de la Abadía fueron pasando por la
Parroquia Nuestra Señora de Aránzazu, desde donde atendían toda la Ciudad más
una amplia zona rural e islas, con numerosas capillas y centros religiosos.
La labor sacerdotal y misionera de los benedictinos no se limitó al departamento de
Victoria ni a la provincia de Entre Ríos, sino que llevaron a cabo una gran tarea
evangelizadora en diversos lugares del país.
En algunos de ellos permanecieron varios años: en Corrientes atendieron el Santuario
de Nuestra Señora de Itatí (1904-1921); en Azul, provincia de Buenos Aires, tuvieron a
su cargo un asilo, una capilla y un colegio (1921-1934); y en Larramendy, de la misma
provincia bonaerense, se ocuparon de una escuela y una capilla de campo (1917-
1924). Otras de las iniciativas que dejaron una profunda impronta cristiana y
“benedictina” fue la revista El Mensajero de las Ánimas, fundada y dirigida por los
monjes (1921-1984).
La Comunidad contó desde 1909 con el “Oblatado” (aspirantado), donde se formaban
los niños y adolescentes que luego serían monjes. El primer “oblatito” (niño aspirante)
fue José Germaniez, quien llegará a ser el primer monje argentino y el tercer Abad
(1958), sucediendo al Abad Lorenzo Balerdi.
La Abadía del Niño Dios hizo las siguientes fundaciones: la Abadía de Cristo Rey en El
Siambón, Tucumán (Argentina), en 1956; el Monasterio de La Pascua en Canelones
3. (Uruguay), en 1976. Y en 1982 asume el Monasterio de San Benito de Llíu-Llíu, de
Limache (Chile).
La centenaria Abadía tiene dos instituciones educativas para la formación cristiana e
integral de niños y jóvenes: el Instituto Privado John F. Kennedy, que creado en 1965
funciona en Victoria y abarca los niveles inicial, primario y secundario; y en el sector
externo del Monasterio está desde 1983 el Instituto del Profesorado San Benito,
terciario, con varias carreras docentes, tecnicaturas, posgrados y una licenciatura.
Igualmente, la Comunidad monástica ha promovido la construcción de un barrio de
viviendas, cuyo primer grupo fue inaugurado en 1971, y es atendido con mucha
dedicación por las Hermanas Dominicas Misioneras.
También nació por iniciativa de los monjes el club social y deportivo San Benito, centro
de diversos eventos culturales, cuyos antecedentes más remotos se remontan al año
1959.
Además, es de señalar que la vieja Abadía es una importante fuente de trabajo digno y
estable. Parte del personal está afectado a la elaboración de los productos Monacal.
Paz.
La Abadía cuenta con una amplia hospedería para hacer retiros espirituales en un
remanso de paz y silencio, lo que favorece el descanso en contacto directo con la
naturaleza, como así también el encuentro consigo mismo y con Dios.
En los últimos años se ha incrementado considerablemente la afluencia de visitantes
que llegan a la Abadía desde todo el país e incluso desde el exterior.
En 1997, y luego de 27 años de gobierno, dejó su cargo de Abad el P. Eduardo
Ghiotto. Lo sucedió el P. Carlos Martín Oberti.
El 29 de agosto de 1998 se consagró la nueva Iglesia abacial, de estilo neorrománico
y un año después, el 30 de agosto de 1999, la Abadía celebró el centenario de su
fundación. Desde aquella fecha memorable ahora se suma una década más.
La efeméride es por demás propicia para “recordar con gratitud el pasado,
vivir con pasión el presente y abrirse con confianza y esperanza
al futuro” (Juan Pablo II).