La exposición prenatal al alcohol o drogas puede causar abortos, síndrome de abstinencia en recién nacidos, y alteraciones físicas y comportamentales. Las madres consumidoras interactúan poco con sus bebés, quienes suelen estar irritables e hiperactivos. Esto puede llevar al abandono o maltrato del bebé, causando problemas de salud física y mental. Los hijos de padres alcohólicos o drogodependientes también sufren problemas psicológicos como baja autoestima y conducta antisocial.