1. Ejercicio para controlar el estrés
El ser humano ha entrado en un ritmo de actividades que muchas veces lo supera. Este
factor se ha incrementado desde el siglo XX y sigue creciendo cada vez más rápido.
Muchas veces olvidamos quienes somos y tomamos el rol de máquinas en continuo
movimiento. Otras simplemente actuamos de manera automática sin darnos cuenta y
hacemos solamente a lo que se espera que hagamos. Por eso es frecuente escuchar en
pláticas una competencia a ver quién se estresa más.
Se llama estrés a un estado de alteración nerviosa que surge de la impaciencia,
angustia o incluso de la impotencia por cumplir o no cumplir con lo que consideramos
necesario o urgente en nuestra vida cotidiana o en eventos extraordinarios.
Nos estresamos cuando hay que llegar a tiempo al trabajo, tener la comida lista a cierta
hora, recoger a los niños de la escuela después de ir al mercado, llegar a tiempo a la cita
del dentista, cuando hay mucho tráfico, cuando el jefe nos exige demasiado, etc. El estrés
es estar en competencia con el reloj y el mundo exterior que nos impiden lograr nuestras
metas a tiempo.
Yo sé que tengo que levantarme temprano, desayunar en 10 minutos, salir a tomar un
autobús, entrar al tráfico esperando no llegar tarde a checar la tarjeta de entrada para que
no me llame la atención el jefe de personal, trabajar toda la mañana, comer en una hora y
regresar a tiempo al trabajo hasta la hora de salida. Apurarme para llegar a tiempo al
dentista y haciendo milagros, llegar a casa antes de que se duerman los niños para
decirles que tienen un papá que existe y que los quiere mucho y eso sí, con ganas
solamente de acostarme a dormir y que nadie me moleste. Y al día siguiente es lo mismo
y así pueden pasar los años. Esto es más o menos la vida cotidiana de muchas personas.
La pregunta sería ¿cuál es la razón por la que se hace todo esto? ¿Hay alguna razón
válida y que sea buena para él y para su entorno (ecológica)?
El grado de estrés que esta persona esté sufriendo depende de su respuesta. Su respuesta
podría ser: “No sé hacer nada mejor. No tengo opción. Tengo que comer y dar de comer a
mi familia”. Estas respuestas permiten que la persona continúe estresándose ya que no
tiene un sentido válido que la aliente a seguir adelante. Se ha convertido en una máquina.
Si por el contrario la respuesta es: “tengo ganas de salir adelante para dar a mi familia lo
mejor y que mis hijos puedan tener una educación superior a la mía. Este trabajo es
pasajero ya que estoy buscando uno que me dé mejor calidad de vida”. Esta persona va a
sufrir de menos estrés ya que cuenta con un objetivo que es bueno y válido para ella.
Todos sufrimos un grado de estrés y eso es ineludible y hay que recordar que nuestra
salud depende del grado de estrés que padezcamos. Por una parte hay estrés que está bajo
control, es decir, que tenemos recursos para poder manejarlo. Con recursos me refiero a
la paciencia, la flexibilidad, la decisión, la seguridad o algún otro. Por otra parte, hay
estrés que está fuera de nuestro control y por lo tanto no contamos con recursos
adecuados para el adecuado manejo. Aquí es donde entra Programación Neurolingüística
2. ya que para aprender a salir de esta clase de estrés cuenta con herramientas que pueden
ayudar a manejarlo y reducirlo ya que de lo contrario el estrés puede terminar con nuestra
salud.
El estrés provoca reacciones neuroquímicas y musculares, hay un desgaste extra de
energía y por lo tanto el sistema inmunológico baja sus defensas. Sin embargo debemos
saber que la respuesta al estrés se encuentra en nuestros pensamientos y emociones. ¿Qué
te dices al levantarte todas las mañanas? ¿Cuáles son tus pensamientos durante el día y
ante lo que tienes que hacer?
El proceso mental hacia el estrés es causado por las siguientes razones:
• Perder de vista el objetivo ecológico (bueno para mí y para los demás) de lo que
hago
• La obligación en vez del placer. Ignorar la parte buena que siempre existe
• Adicción a la adrenalina
• Olvido de la vida interior (espiritual)
• Ser un esclavo del mundo exterior (material)
• Caer en la actividad automática. No escuchar al cuerpo. Incapacidad de relajarse
• El ser negativo y la inflexibilidad como estilo de vida. Siempre hay un “pero”
• Sufrir la vida en lugar de vivirla
Aquí te ofrecemos un ejercicio para manejar una situación que te provoca estrés:
1. Piensa en la situación que te provoca estrés y obsérvala como si fuera una
película, mírate a ti mismo en ella, escucha lo que te dices o lo que oyes, respira y
siente en tu cuerpo lo que esta situación te provoca
2. Viéndote en esta película, ¿cómo te gustaría desenvolverte en esta situación que te
estresa?
o ¿Qué harías diferente?
o ¿Qué recurso (paciencia, disciplina, decisión, seguridad, tolerancia,
flexibilidad o algún otro) necesitas para esto?
o ¿Qué opciones tendrías con este recurso en ti?
3. Cierra tus ojos, respira profundamente y siente lo que es tener este recurso en ti.
o ¿En qué parte de tu cuerpo lo sientes principalmente? Toca esta parte de tu
cuerpo
o Simboliza este sentimiento pensando, este sentimiento es como…
4. Ahora manteniendo tu mano en esta parte de tu cuerpo y respirando
profundamente, vuelve a pasar la película de tu situación estresante pero con la
diferencia de que ahora tú tienes en ti tu recurso simbolizado. Vuelve a respirar
profundamente y observa qué pasa, cómo se modifica la escena y cuáles son tus
sensaciones.
5. Elabora una frase en positivo, tiempo presente simple y afirmativo para ilustrar tu
objetivo y poder manejar esta situación asertivamente. Por ejemplo: “yo soy
paciente cada vez que…”
3. Este ejercicio tendrás que repetirlo en varias ocasiones hasta que tu mente aprenda que
hay otra manera de responder en esta clase de situaciones.
Recuerda que siempre que estés dispuesto, tu mente te ayudará a poder manejar
situaciones que te estresan.