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La posada del silencio
El texto de hoy
El que confía en el Señor es
como una montaña
La montaña es el símbolo de la estabilidad, del aplomo,
de lo perdurable, de la trascendencia.
Ya puede haber huracán, terremoto... la montaña
permanece, nos da garantía de estabilidad.
El alma permanece asegurada en esa Presencia de Dios.
Deja que en el silencio tu corazón se vuelva estable como
una montaña.

Fr. Rafael Colomé OP agradece las condolencias
por deceso de Fr. Gabriel Nápole OP

Queridas hermanas y hermanos:
Les quería agradecer en nombre de mis hermanos del Vicariato de Aragón y en el mío propio, por los
correos que nos han hecho llegar en estos dias de dolor por el fallecimiento de nuestro hermano fray
Gabriel Nápole. Sus oraciones y cercanía fraterna nos están ayudando enormemente en estos momentos
difíciles y de desconcierto para poderlos vivir con paz y confianza en el Señor. Sinceramente no es fácil.
Como estoy seguro que no lo es tampoco para ustedes, por el enorme cariño y aprecio que le tenía a fray
Gabriel. Sin duda el tiempo, la contención afectiva de todas/os y el abandono en las manos de Dios nos
ayudarán. Contamos con sus oraciones, como todas/os ustedes cuenten con las nuestras. El Señor no nos
abandona. Renovemos nuestra esperanza en Él. Con todo mi afecto:
Fr. Rafael Colomé Angelats OP
Prior regional
prior-regional@dominicosvicariatoaragon.org

CONVERSACIONES DE SAN
ESTEBAN.
DEL 5 DE NOVIEMBRE AL 11 DE FEBRERO
Bernardo Cuesta fue una de esas
personas en las que palabras y hechos,
pensamiento y acción, estuvieron
indisolublemente unidos. No sólo fue un
guía intelectual, sino también un maestro
de vida, alguien que abrió caminos,
señaló a través de su pensamiento y su
acción, rutas por las que vale la pena
seguir caminando.

20 de septiembre de 2013
20 de septiembre de 2013
Éste es el hilo conductor de la publicación: descubrir las sendas de pensamiento y de acción que
él siguió de manera lúcida y coherente. Mostrar que su modo de entender la Iglesia -que siempre
consideró su hogar-, el mundo en el que vivió, la Orden a la que amó y mostrar también que su
modo de implicarse en ellas y de responder a los problemas y desafíos que dentro de ellas se plantean,
siguen siendo válidos y marcan rutas a seguir.
A partir de estos objetivos está estructurado el libro, que tiene tres partes: La primera parte, Semblanza,
recoge la excelente síntesis biográfica que Juan Huarte, amigo y compañero, publicó en la revista Ciencia
Tomista. Es muy completa y resume perfectamente la trayectoria vital de Bernardo.
La segunda parte, Pensamiento de Bernardo, es la más amplia y recoge algunos textos de Bernardo que
expresan su visión de la vida y de algunos problemas que le preocuparon mucho y a los que dedicó
estudio y reflexión. Tiene cinco capítulos o apartados: Rutas para entender, vivir y ser Iglesia; Rutas de
análisis y propuestas al mundo de hoy; Rutas para ser cristiano en un mundo globalizado y enfermo;
Rutas hacia la paz y en favor de la vida; Rutas que recogen y hacen vida la tradición dominicana.
La tercera parte, Testimonios, muestran que las sendas que el abrió y siguió dejaron huellas en quienes le
conocieron y animan a continuar por ellas o en la misma dirección. Estas voces o testimonios de quienes
vivieron con él en la Comunidad de Babilafuente, de las gentes de los pueblos donde ejerció durante más
de treinta años su actividad pastoral, de sus compañeros de fatigas en Acción Verapaz, de otros
profesores… son el mejor respaldo de su trayectoria vital.
- Más información y materiales en la web de Acción Verapaz

Historia de la
legislación de las
Monjas
Dominicas
Autor: Liliana AYASTA
BURGA
Colección: BIBLIOTECA
DOMINICANA
En esta obra se presentan una
colección de trabajos, de
diferentes investigadores de
primera
línea,
sobre
los
orígenes y evolución de las
Constituciones de las Monjas
Dominicas. En ese proceso
queda reflejado el esfuerzo
por
adaptar
las
líneas
fundamentales de la Orden de
Predicadores
a
un
modo
concreto de vida, como es el
de las Monjas contemplativas.
Más allá del tema concreto de
la legislación de las Monjas,
los estudios aquí recogidos
ofrecen una reflexión sobre el
espiritu originario de la Orden
de Predicadores.
Damos Gracias a Dios por nuestra hermana Ana
Cristina Soto quien por estos últimos cuatro años
sirvió en nuestra Provincia Santa Catalina de
Siena como Superiora Provincial.
Su lema... "más fraternas más hermanas" fue realmente una característica de ella quien siempre nos llevo
a la comunión y a la caridad fraterna entre nosotras..su ejemplo de sencillez, humildad y alegría son un
tesoro que ha dejado huella en nuestra Provincia. Muchas Gracias Dios por darnos a sor Ana Cristina
como regalo para la Congregación y gracias por su servicio a cada una de nosotras. Dios bendiga su vida
y vocación.
Foto: Damos Gracias a Dios por nuestra hermana Ana Cristina Soto quien por estos últimos cuatro años
sirvió en nuestra Provincia Santa Catalina de Siena como Superiora Provincial. Su lema... "más fraternas
más hermanas" fue realmente una característica de ella quien siempre nos llevo a la comunión y a la
caridad fraterna entre nosotras..su ejemplo de sencillez, humildad y alegría son un tesoro que ha dejado
huella en nuestra Provincia. Muchas Gracias Dios por darnos a sor Ana Cristina como regalo para la
Congregación y gracias por su servicio a cada una de nosotras. Dios bendiga su vida y vocación.

‘A 20 años, una enorme deuda’; Vera
López

[Raúl Vera]
Por Leticia Espinoza
01/01/2014 - 04:00 AM
Saltillo.- A 20 años del surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el movimiento deja
como la herencia la grande dignidad que poseen los pueblos indígenas, deja ver la deshumanización del
equipo político y una enorme deuda, porque hasta ahora las leyes que existen en la Constitución no hacen
sujetos de derechos a los indígenas.
Así lo afirma fray Raúl Vera López, quien señala que los milicianos que entraron en el levantamiento de
tipo armado eran el 3% de la población indígena de Chiapas (donde casi el 80% de la población era
indígena), en cálculos someros del millón 200 mil indígenas, sólo 15 mil personas participaron, el 40%
eran mujeres, y cuando decomisaron las armas eran poquísimas armas de asalto, pues en realidad a los 12
días ellos habían aceptado un proceso de diálogo y de paz.
Fray Raúl Vera piensa que la simpatía por los sublevados surgió en el mundo y en el resto de la
República, porque ellos no querían derrocar un gobierno, ellos luchaban por la justicia y la dignidad para
sus pueblos, no fue el clásico discurso de un grupo armado, ellos hablaron de igualdad para todos, de
libertad para administrar los recursos de sus territorios.
“Fue una expresión de nobleza de los hermanos indígenas, de la riqueza humanística que encierran las
culturas y el hecho de que ellos aceptaran un diálogo para alcanzar la paz, junto con los tres obispos como
mediación donde estaba don Samuel Ruiz”, menciona Vera.
En este contexto surge la figura del Subcomandante Marcos, quien puso la estrategia militar, pero que
incluso él cambió su pensamiento político, se convenció de que no sólo quien tiene los medios de
producción es capaz de hacer un cambio de vida social: “Los indígenas lo demostraron y Marcos lo creyó,
creyó que el cambio lo hace una cultura valiente”.
Mientras que el otro acento que posee esta rebelión fue la enorme desigualdad que existe entre pobres y
ricos, las condiciones en las que hasta hoy están sumidos los pueblos indígenas, lo que despertó
conciencia entre la sociedad.
‘QUÍTALE EL AGUA LA PEZ’
“Los indígenas lograron sentar al Gobierno en mesas de diálogo, aparece la verdadera faceta del Gobierno
que tenemos, cuando ellos aceptaban paz, inició una guerra de baja intensidad a través de militares
creados por el Ejército Mexicano, pagados por el Gobierno federal, que empezaron desplazar la gente.
“La ideología era ‘quítale el agua al pez para que se muera’, el agua era la estructura social de los
indígenas, desde cooperativas avícolas y cafetales que fueron destruidas, los insurrectos eran los peces”,
relata monseñor Vera, quien fue parte de los procesos de paz.
El colmo de esta vergüenza que hasta hoy carga el Gobierno federal es la masacre de Acteal, donde de la
mayoría fueron mujeres y niños, pues con esto el partido político de entonces, el PRI, demostró que no
estaba dispuesto a dar una solución de justicia a los pueblos indígenas, con todo y que se habían creado
mesas de diálogo donde participó la Cocopa.
“En las mesas de diálogo se hicieron proyectos de ley, dictámenes que nunca se hicieron. El señor
presidente tasajeó los Acuerdos de San Andrés, porque no sólo tenía que arreglar Chiapas, se acordó que
los territorios serían distribuidos para los pueblos indígenas donde ellos tendrían un grado de autonomía,
de acuerdo con su cultura para administrase y hacer elecciones, para administrar los recursos de su
territorio; aparecía un cuarto nivel de Gobierno, y ellos no aceptaron porque en esos territorios están los
yacimientos de petróleo minerales, el bosque, el agua, de ninguna manera iba dar ese paso”, afirma.
A 20 años de esta sublevación sigue presente la impunidad de los paramilitares que se mancharon las
manos de sangre en la masacre de Acteal, un crimen de lesa humanidad donde el autor intelectual fue el
Gobierno.
“El alto grado de impunidad y crímenes de lesa humanidad y luego la Suprema Corte de Justicia completó
el cuadrito que puso fuera a los militares asesinos, pese a que estaban plenamente identificados en sus
comunidades, porque salieron de las mismas comunidades”, puntualiza Vera.

Con Acento
Los buenos deseos
Todos los tenemos. Vamos a ser optimistas cuando empezamos el año. Sin olvidar que la naturaleza
humana está dañada. Sea como sea, hombre o mujer, somos criaturas de Dios, regalo de Dios. Toda vida
es un regalo. Vamos a pensar en positivo, que la bondad de Dios nos acompaña en el año que empieza. Y
comenzar con gratitud.
El Papa Francisco no deja de insistir en la "dinámica del encuentro": en la familia, en el trabajo, con los
vecinos, en la comunidad. Tenemos necesidad de encontrarnos. Nadie duda que la mayor crisis que
padece hoy el ser humano es el "vivir juntos".
Es posible hacer que el vivir sea más agradable, encontrarnos.
El recordado Mandela decía: "una de las cosas más difíciles no es cambiar la sociedad, sino cambiarse a
uno mismo". Esta es la tarea que tenemos delante. Una tarea que nos implica a todos y cada uno de
nosotros. El reto hoy es convencernos de que es mejor darse la mano que andar enfrentados.
Estamos llamados a construir humanidad, convivencia, máxime en tiempo de dificultad. Si en el Calvario
ayudaron a Jesús a seguir el "camino", ¿por qué no ayudarnos unos a otros, si estamos en el mismo
camino?
Remar juntos, ¡¡qué necesidad tenemos de remar juntos!!, en todos los ámbitos de la sociedad, también
nosotros hermanos. La Orden, la Provincia, llamados por Dios a servir a los hermanos, remando juntos.
Fr. Guillermo Santomé O.P.

TOLERANCIA

Isaura Díaz Figueiredo.

Recién comienza el año y ya estamos con intolerancias, con falta de respeto y
aceptación a los demás, temas sociales, étnicos, culturales, religiosos, políticos. Son
motivos de polémicas en corrales tertulianos.
Para un mundo globalizado, donde la mente debe ostentar una actitud abierta a la libre
expresión plural, es ésta una forma poco civilizada de entenderse. Solo merece ser
llamado “liberal” aquel que comprende que lo único que no se puede tolerar es “la
intolerancia”
“La peor intolerancia es de eso que llaman razón (Miguel de Unamuno (1.864-1936)
Tomando el pensamiento de D.Miguel, comprendemos que tolerar no es dejar que nos
humillen, ni ser permisivos con las injusticias. Todo ser humano debe y puede expresar
lo que siente en la percepción de un tema o varios, ya que la ciencia hoy es y mañana…
pasa a ser equivocación. Nadie debería imponer una ley, ya que el derecho a como
hemos de actuar, solo lo tiene el propio ser.”Si echamos los prejuicios por la puerta:
volverán a entrar por la ventana”. Así surge la intolerancia, o la falta de habilidad para
ver diferentes puntos de vista.
Puede ser la propia opinión, que persevere por encima del clamor de la sociedad, con
postura rigida,dura e intentando que su pensamiento esté por encima de quien piense
diferente, elevando casi a cisma, la propia, ya sea en el plano sexual,
ideológico…careciendo de tolerancia, fácilmente se cae en el “fanatismo”, pasión
exacerbada, desmedida, tenaz, en defensa de una teoría o incluso un estilo de vida,
desde mi punto de vista psicológico, hago hincapié en la persona fanática, apasionada e
incondicional a una causa, una monomanía persistente hacia un tema, superando
muchas veces la irracionalidad en actitudes y comportamientos.

Fanático, es una palabra proveniente del ingles “fan”, en su parte positiva es seguidor,
admirador de lo antes mencionado, pero el fanático fan, es violento, agresivo, comete
actos delictivos, pareciéndose al “relativista” ya que entre ambos no media el dialogo,
es maniqueo y enemigo de la libertad, por lo cual el conocimiento está anulado:
dogmatismos,intransigencia,maniqueísmo,reduccionismo,discriminación,autoritarismo,
y obsesión “una opinión equivocada puede ser tolerada donde la razón es libre de
combatirla”(Thomas Jefferson)
Dentro de una familia había un muchacho que tenía muy mal carácter, los padres no
sabían que debían hacer para mejorar su comportamiento...¡pensaron! y ¡pensaron!
hasta que…¡ se hizo la luz!
-Hijo te entrego ésta madera y te ordeno que cada vez que pierdas la calma, claves un
clavo en la parte trasera.
El adolescente estaba feliz, le parecía casi un juego lo propuesto por sus padres.
Comenzó la tarea, el primer día clavó 37 clavos, se asombró y dijo:
-Algo tendré que hacer para disminuir el clavar tanto.
Fueron pasando los meses y llegó el día en que descubrió que perder la calma había
sido incluso contra producente para la salud y haciendo un gran esfuerzo comprobó que
ya no tenía que clavar clavos.
Con gran alboroto se lo comunica a sus padres, que con mucha calma le dicen
-Nos parece estupendo el cambio, pero ahora vas a hacer algo diferente
-¿Qué será? Se preguntó el chico
-Cada vez que no pierdas la calma, saca un clavo
La tarea era arduo difícil, pero al cabo de un tiempo, vio con alegría que ya no quedaba
ningún clavo en la madera.
-Bien hijo, muy bien por el gran esfuerzo que has hecho, pero observa cómo está la
madera, ¿ves? nunca va a volver a ser aquella madera sin macula que te entregamos
hace tiempo. Cuando dices frases, haces gestos, dejas una herida como ésta –señaló el
agujero de la tablaNo va importar la de veces que digas –lo siento- la herida permanece, y te aseguro que
una herida verbal, es tan importante como la herida física.
“Concede a tu espíritu el hábito de la duda, y a tu corazón el de la tolerancia” (Geor
Christopher Lichtemberg)
Comenzamos un año, comencemos también a practicar la tolerancia con un
pensamiento abierto

Santa María, Madre de Dios
Editado por

Sor Gemma Morató

Apareció en la historia un
hombre que pudo decir a Dios “padre” como ningún hombre jamás pudo decirlo, porque aquel
hombre era el mismo Hijo de Dios. Pero del mismo modo, el Hijo de Dios quiso ser igual a los otros
hombres se escogió una mujer para que fuera su madre y pudiese llamarla como todos los hombres
“madre”.
Cada vez que María oía llamarse madre por Jesús, debía sentirse turbada pues ella sabía que su hijo
era “Hijo del Altísimo, el Hijo de Dios” (Lc 1, 32 y 35). “Madre de mi Señor”, le había dicho su prima
Elizabet (1,45). Ella que se nombraba la esclava del Señor, título excelso de madre de su Señor, del
propio creador y salvador, debió de exigirle un profundizar en el misterio debió sentir al mismo tiempo un
enorme compromiso y una gran responsabilidad (Entresacado de un comentario de Alexandre Olivar).
Esta solemnidad de Santa María Madre de Dios, es la fiesta más grande de todas las fiestas de la
Santísima Virgen pues de ser madre de Dios le vienen todos los privilegios.
El concilio de Éfeso celebrado en el año 431 condenó a Nestorio que negaba la maternidad divina de
María, la Teotokos y desde aquella época todos los cristianos invocamos a María Madre de Dios.
Ya en vida de Jesús, María había sido alabada por el pueblo: “Dichosas las entrañas que te llevaron y
los pechos que te amamantaron” (Lc 11,27). A este piropo a Jesús él respondió: “más felices los que
escuchan la palabra de Dios y la guardan” (Lc 11,28). Jesús no minimiza el papel de su madre, ella
como nadie escuchó y guardó la Palabra, pero ensancha el círculo a todos los que como ella saben
escuchar y guardar su Palabra.
Celebremos con gozo esta solemnidad de Santa María y considerémonos dichosos de tenerla por madre y
señora. Santa María madre de Dios ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra
muerte. Texto: Hna. María Nuria Gaza.
VÍDEO DE HOY:

Marcha Solidaria por la Justicia en
Madrid 2013, intervención de Manuel
Araus
Navidad de sueños y colchones en la
RCA
Jueves, 2 enero, 2014
Nos escribe monseñor Aguirre desde Bangassou para contarnos que este año van a poder soñar con un
futuro mejor en los colchones que llegaron en un contenedor antes de la Navidad. Ochenta colchones
que son la excusa para un relato que el religioso español ha teñido de ese humor al que nos tiene
acostumbrados, con el que parecen querer quitar tensión a la situacuión de violencia y terror que se vive
en la República Centroafricana.
La carta de Juan José Aguirre está cargada de optimismo para enfrentarse a un futuro que se presenta libre
ya de la opresión de la Seleka: "Hemos cambiado los machetes por colchones. Cada uno con funda nueva
como si fuera su papel de regalo. Pero lo importante es que, por fin, después de mucho tiempo,
dormiremos en paz, en colchón mullido y profundamente, no como las gallinas durmiendo y cacareando
a la vez. Sueños alfa y beta continuos, sin pesadillas, porque los ataques nocturnos y las fugas de
alta tensión se han terminado".
¡Ojalá!
Reproducimos la carta completa, que podéis descargaros también en el documento adjunto.
"Ochenta colchones. Ese ha sido el regalo de Navidad más abundante que la diócesis de Bangassou ha
recibido este diciembre de 2013. El Niño Jesús nos regaló también hace poco la liberación de
Bangassou de entre las garras de aquel que nos ha pisoteado, violado, maltratado, robado y mancillado
sin recato: el famoso comandante Abdallah, al que vimos salir de nuestra villa maniatado para ser
juzgado en la capital. Pero 80 colchones son la tira de colchones en su cajita de regalo, un container de
24 metros, todos alineados, encorsetados desde España; sin envolver en papel de regalo, simplemente
colchones de Navidad. Han sido recogidos por tantos amigos de la Fundación Bangassou, de la
Delegación de misiones de Córdoba, de una residencia de estudiantes de Sevilla y de los colegios
mayores de la Universidad de Córdoba, para enviarlos a Bangassou, donde los rebeldes Seleka, que
atacaron la diócesis el 11 de marzo, se habían encariñado con ellos, con todos y cada uno de los
colchones que encontraban a su paso en cada misión, en el seminario, en las casas de monjas y frailes.
Todos se los llevaron. No entendemos la fijación que tenían esos comandos rebeldes, armados hasta los
dientes, por llevarse de cada sitio y antes que nada, los colchones de la casa. O por estar ellos cómodos
o por dejar incómodos a su prójimo. Lo cierto es que, ese objeto tan cotidiano en donde pasamos una
tercera parte de nuestra vida, era presa codiciada por los Seleka.
Hace dos meses, se formó en Bangassou un pandemonio. Una algarabía de gritos, amenazas,
machetazos y dientes largos porque la población estaba harta de la acumulación de humillaciones que
los Seleka nos habían ya infringido y el grito de “¡basta ya!, estamos hasta las narices" se tradujo en
árboles cortados cerrando entradas y salidas de Bangassou, busca y captura hasta el garrotazo final de
todo rebelde Seleka, banderola ninja en la frente y machetes amenazantes en las manos. Aquello pudo
terminar en una masacre pero Dios no lo quiso así. Llamamos al gobierno, a las radios, al sagrario de
mi capilla... porque empezaba una caza indiscriminada contra musulmanes, que como todos sabemos, los
hay buenos y malos, y algunos estupendos amigos, y corrían el riesgo de entrar en el saco común. Esa
noche del 4 de octubre, tres Selekas disfrazados quisieron entrar en Bangassou, en moto, cuando una
barrera "ninja" de auto-defensa los descubrió, los desnudó y los maniató con cables de la luz. Una
concentración de histéricos vociferantes tardó poco en liarse a bastonazos contra ellos. Tan caldeado
estaba el ambiente, que la cosa degeneró en muerte violenta. Nadie quiso entender que Dios nos dijo:
"no matarás" y se liaron a palos y machetazos con esos tres cuerpos inertes (que a su vez ellos mismos,
dejadme adivinar con picardía el pasado, habían hecho lo mismo en meses anteriores, con otros tantos
cuerpos inertes...). Dos de aquellos infortunados suspiraron por última vez a los pocos minutos pero el
tercero, un tal Zacarías, musulmán del norte, logró escapar y vino a la misión católica, a la hora en que
rezábamos vísperas. Cantando el Magníficat, vimos acercarse por la ventana ese muchacho
ensangrentado, en calzoncillos, abierta la frente de un machetazo y el costado de un corte profundo de
20 centímetros... Lo lavamos, le cosimos las heridas (la hermana Pascualina, enfermera, dormía
justamente en la catedral con su comunidad por cuestiones de seguridad...), estaba sediento y
hambriento, lo vestimos con una camiseta de "sale el sol por Antequera" y una zamarra del Atlético de
Madrid y se acostó en una habitación un poco apartada, pero con colchón y sábanas; un mullido
colchón que para Zacarías fue un lecho en el paraíso cuando podría, unas horas antes, haber estado
durmiendo una muerte eterna en no me imagino qué tipo de colchones que habrá en el infierno.
Nadie en la misión abrió el pico. Si lo llegan a saber los ninjas vienen a por él. Ni cocineros, ni
centinelas, ni sacerdotes ni el carpintero, también refugiado en la catedral, dijeron esta boca es mía
hasta el al día siguiente que, muy discretamente, lo logramos evacuar en un avión que llegaba con
militares de Bangui para doblegar la rebelión.
Hemos cambiado los machetes por colchones. Cada uno con funda nueva como si fuera su papel de
regalo. Pero lo importante es que, por fin, después de mucho tiempo, dormiremos en paz, en colchón
mullido y profundamente, no como las gallinas durmiendo y cacareando a la vez. Sueños alfa y beta
continuos, sin pesadillas, porque los ataques nocturnos y las fugas de alta tensión se han terminado. Sólo
nos queda por arreglar el tema de la rebelión de Joseph Kony, que todavía campa por sus anchas, él ya
viejo y achacoso, reemplazado por un hijo de 21 años, hirviendo de violencia acumulada.
Pero eso ya es otro capítulo. Por el momento tengamos una Navidad feliz; Navidad de colchones
nuevos y sueños de un futuro mejor para este pueblo".
Mons. Juan José Aguirre
Obispo de Bangassou

Archivos adjuntos:
Navidad en la RCA
Enlaces:
RCA: cuando la amenza se hace realidad
RCA: Noticias desde el foco del terror
RCA: ¿Por qué otra vez a nosotros?
Hambre en la RCA

México en armas
El 1 de enero de 1994, cuando México anunciaba su entrada en la
‘modernidad’, un ejército indígena, el EZLN, declaraba la guerra al
Estado y recordaba los males ancestrales del país: injusticias, pobreza,
autoritarismo.
Dos décadas después, el hartazgo se ha multiplicado entre los mexicanos y
miles se han alzado en armas, aunque menos organizados, ante la mirada
de un gobierno que no sabe qué hacer.
Dispuestos todos a garantizar una seguridad que el Estado no les da, grupos de
todo tipo se mezclan en territorios donde impera el crimen organizado. ¿Se avecina
una verdadera revolución social o el caos?
31.12.2013 · María Verza · (México)

Autodefensas de Tecalpatepec (Michoacán, oeste de México).
“Nos llevó 12 años reunir el valor, pero cuando después de pagar todo lo que nos pedían, después de
tantas extorsiones e impunidad, empezaron a llevarse a nuestras mujeres y a violar a las niñas y
devolvérnoslas embarazadas, dimos el paso. Solo el pueblo podía defender al pueblo”. El doctor José
Manuel Mireles, del municipio de Tecalpatepec (Michoacán, oeste de México) explica con serenidad el
detonante del alzamiento en armas de su pueblo, el 24 de febrero de 2013, contra el cártel de los
Caballeros Templarios. “Nunca pensamos que esto fuera a salir pero salió, nos dieron 24 horas y ya
llevamos 10 meses”.
Hay sido meses duros pero ahora, dicen, tienen por lo que morir. Mireles recuerda, por ejemplo, la
masacre de Los Reyes, el pasado mes de julio. Dos centenares de personas se manifestaban contra la
inacción del ayuntamiento ante la violencia y a favor de los grupos de autodefensa. “Era una
manifestación de paz, no íbamos armados, llegaron unos hombres y empezaron a acribillar a todos a
sangre fría”, contó un testigo.
“Las balas salieron desde dentro de la presidencia municipal”, asegura tajante Mireles. “Tengo dos
sobrinos con balazos. Fueron a atenderse al hospital y no los quisieron recibir por miedo. Una enfermera
fue a atenderlos a la casa. Una semana después la mataron junto a sus dos hijos”.
Su región, una zona agrícola y ganadera muy próspera conocida como Tierra Caliente, nada tiene que ver
con las empobrecidas mesetas purépechas también de Michoacán donde en abril de 2011 otro pueblo,
Cherán, se alzó también en armas contra el crimen, en aquella ocasión, hartos de los talamontes que
destruían sus bosques, secaban sus ríos y desaparecían o asesinaban a quienes se opusieran a ellos. “Ellos
son indígenas y su organización es de antes de la llegada de los españoles –distingue Mireles-; nosotros
somos un pueblo más joven creado con la estructura política nacional. Pero ellos han sido nuestro
ejemplo”.
Hay otras diferencias: las comunidades indígenas suelen organizarse para otros temas, no solo en
seguridad, y no se expanden como sí ha hecho el movimiento de autodefensas de Tierra Caliente. Surgió
en 3 de los 113 municipios de Michoacán, ahora controla 28. “Nosotros vamos a donde nos piden
ayuda”, justifica el doctor Mireles mostrando una carta en la que uno de los pueblos vecinos les solicita
apoyo. “Todos los estados de la República que estén en la misma situación que nosotros, deben
defenderse”.
Un mes antes de los alzamientos en Michoacán, el vecino estado de Guerrero vivía una situación similar.
En las localidades de Ayutla y Tecoanapa el detonante fue el secuestro de un comisario, un líder
comunitario respetado por la ciudadanía. Los civiles no aguantaron más. Agarraron cualquier arma a su
alcance, desde fusiles a machetes y pistolas, y fueron casa por casa hasta que lograron rescatarlo. Pronto
otros les imitaron, mujeres incluidas.
“En Xaltianguis vivíamos una especie de parálisis emocional”, explica Miguel Angel Jiménez, el
comandante de esta localidad a media hora de Acapulco. “Hay ejército y policías locales y estatales pero
no me pregunte qué hacen. Son los otros los que campaban a sus anchas. Un día los mañosos [criminales]
fueron a buscar a un joven y como no lo encontraron sacaron a su padre a plena calle y ahí le cortaron la
cabeza. Por eso propuse unirnos a la Unión de Pueblos Organizados del Estado de Guerrero (UPOEG)“,
explica Jiménez.
Corría el mes de agosto y Xaltianguis saltaba a las portadas de México por ser el primer pueblo en el que
las mujeres también se armaron. En cuatro días hubo 102 voluntarias. “No sabíamos nada de seguridad ni
de disparar, pero aprendimos”, dice Rosa Elena Flores, un ama de casa de 33 años.
Autodefensas (María Verza)
En casi todos los lugares donde hubo alzamientos, la primera intención de los grupos fue poner a
disposición de las autoridades a los criminales que detenían pero al ver cómo esos delincuentes quedaban
libres poco después les hizo desconfiar de todos. En algunos lugares incluso se llegó a detener
temporalmente a militares para presionar a las autoridades. No hubo éxito. “En México dejan impunes el
93% de delitos”, sentenciaba a fin de año el diario Reforma en su portada.
Así, durante todo 2013 se fueron multiplicando en Guerrero, Michoacán, Estado de México, Tabasco,
Oaxaca, Veracruz… distintos grupos (Frente Campesino Franciso Villa, Pueblo Unido contra la
Delincuencia, las Fuerzas Armadas Revolucionarias-Liberación del Pueblo) dispuestos a tomarse la
justicia por su mano, una situación explosiva de la que ya ha alertado la ONU y que está dejando, al
menos en Guerrero y Michoacán, cientos de desplazados internos.
Además, ocurre en un país con enormes desigualdades, donde con el cambio de siglo el crimen
organizado se apoderó de los vacíos de poder que surgieron tras el desmoronamiento del sistema priísta
(según explican investigadores como Edgardo Buscaglia) y donde proliferan las armas en poder de
fuerzas no gubernamentales (desde narcotraficantes a ex guerrilleros, pasando por cazadores y
campesinos).
Según un informe del mes de mayo del International Crisis Group (ICG) hay milicias de algún tipo en al
menos 9 estados de los 32 del país (otras fuentes dicen que en 13) pero la situación es especialmente
preocupante en Michoacán y Guerrero donde se combinan grupos muy estructurados y con siglos de
tradición (los conocidos realmente como policías comunitarias), con otros más espontáneos
(autodefensas) centrados solo en dar seguridad.
Además, según el ICG, también hay que distinguir entre “los grupos de autodefensa que son respaldados
por sus comunidades y aquellos que son meras fachadas de los cárteles criminales” y aspiran a imponerse
frente a sus contrarios. El problema es que distinguir a unos de otros es tan complicado como garantizar
que la delincuencia no se infiltre entre ciudadanos que reclaman su legítimo derecho a la seguridad. En
Guerrero, según la revista Proceso, la Procuraduría General de la República investiga presuntos vínculos
con el narcotráfico de, al menos, 15 alcaldes de pueblos donde han surgido movimientos armados. “Ojalá
no estén inmiscuidas algunas malas personas en el movimiento, que ha crecido tanto”, decía por su parte
un líder de las autodefensas michoacanas, Hipólito Mora, al diario Reforma.

Zapatistas. (AP/Ivan Castaneira)
GUERRA, JUSTICIA, DESARROLLO
Cada uno de estos grupos armados viven fases diferentes. El Ejército Zapatista de Liberación Nacional,
que puso en jaque a México en 1994 durante 12 días de guerra, sigue en armas (aunque estén calladas) y
“en rebeldía”, como muestran sus últimos comunicados, pero optó desde hace una década por
autogobernarse al margen del Estado, una estrategia que ahora intentan compartir con otros colectivos
mexicanos a través de su “escuelita de la libertad” por la que en menos de 6 meses habrán pasado más de
5.000 activistas.
En Michoacán, sin embargo, la tensión es máxima. Se encuentran en una situación “de guerra civil”,
según el diagnóstico del académico sobre violencia social del Instituto de Investigaciones Sociales de la
UNAM, René Jiménez. Y no hay más que pasar un día con el Dr. Mireles y sus hombres para
confirmarlo. Los autodefensas salen a diario, armados hasta los dientes (llevan desde escopetas viejas a
rifles de asalto), a patrullar o ganar terreno con un único objetivo: “hacer lo que el gobierno no hace,
limpiar Michoacán de Caballeros Templarios”, en palabras de Mireles.
“Donde vamos hay puras emboscadas pero vamos ganando porque a nosotros nos apoya el pueblo y ellos
cada vez tienen más difícil reclutar sicarios”, asegura uno de sus hombres. “Además, ellos disparan al aire
todo asustados mientras que nosotros somos buenos cazadores y, después de tantos años de horror, se nos
acabó el miedo”.
En Guerrero, organizaciones como la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), con
18 años de historia, además de proteger a sus pueblos con grupos de comisarios que patrullan la
comunidad, imparten justicia y se encargan de la reeducación. “Hay hambre, hay miseria, no hay trabajo
y por eso hay tanto delincuente, pero ahora muchos otros pueblos, no solo indígenas, también están
diciendo ‘¡Basta ya!’”, dice Felícitas Martínez, una de las líderes de este colectivo en San Luis Acatlán.
“Los que quieren y aceptan nuestras normas, que siempre las toma la asamblea, se integran a la CRAC, y
los otros o se unen a otros colectivos o se organizan por su cuenta”.

Mural zapatista en Caracol Oventic. (M.C.)
SIN ESTRATEGIA GUBERNAMENTAL
La reacción del Estado al surgimiento de todos estos grupos, avivados en muchos casos por el malestar
social generado por las reformas puestas en marcha por Enrique Peña Nieto, ha sido dispar. Las policías
comunitarias están avaladas por las leyes mexicanas pero, como señala el ICG, no está clara la cuestión
de los permisos de armas y las autoridades han hecho detenciones, por ejemplo, de miembros de la
CRAC, por este motivo.
En Guerrero, la Comisión Nacional de Derechos Humanos criticó que el gobernador Angel Aguirre
primero apoyara económicamente a alguno de estos grupos y luego detuviera a sus integrantes “sin que se
adviertan acciones a fin de atender las causas de fondo que originaron el surgimiento” de estas milicias.
“Es inaceptable –continua esta institución- que las comunidades tengan que asumir de manera permanente
cargas públicas que no les corresponden, que pueden llegar a traducirse en reductos de poder en los que se
ejerzan prácticas injustificables e ilegales”.
En Michoacán, el presidente Peña Nieto puso en marcha en mayo su ‘nueva’ estrategia de seguridad
consistente en desplegar –como hizo el presidente Felipe Calderón- miles de soldados y policías. Y en
noviembre el ejército tomó el control del puerto de Lázaro Cárdenas, principal punto de entrada y salida
de todo tipo de mercancías, legales e ilegales.
Teóricamente las fuerzas federales tenían como objetivo luchar contra el crimen organizado y desarmar a
las milicias irregulares que “ponen en riesgo a todo México”, según palabras de uno de los hombres
fuertes del presidente, Luis Videgaray. En la práctica, los militares y policías federales dejan hacer a las
autodefensas, por ejemplo, mirando para otro lado –literalmente- cuando pasan con sus armas en ristre
convoys de más de 20 camionetas.
El resultado, como alerta el ICG, es que el Estado ha dejado de tener el monopolio del uso de la fuerza y
de la impartición de justicia, algo que “erosiona el Estado de Derecho” especialmente en zonas como
Michoacán o Guerrero donde la violencia es cada vez “más preocupante”. El think tank critica también
que el gobierno de Enrique Peña Nieto ni siquiera ofrezca un diagnóstico sobre los tipos de milicias que
hay y cómo actuar ante cada una de ellas. “Parece carecer de estrategia”, indica su informe.
“No saben qué hacer”, coincide el académico de la UNAM René Jiménez. “No se enfrentan al problema
real”. “Su proyecto más concreto, la creación de una gendarmería, se desinfla cada vez más. Lo único
claro que es el Estado ha fracaso a la hora de satisfacer sus obligaciones básicas: dar seguridad a la
población, seguridad física y también alimenticia, sanitaria y educativa”.
La situación a partir de ahora no es halagüeña porque la pauta parecen marcarla las armas, cientos de
miles, millones de ellas. “Vienen cosas complicadas y graves para todo el país”, augura Felícitas
Martínez desde Guerrero tras lamentar la desunión entre las distintas organizaciones que, según dice, solo
beneficia al gobierno.
Desde el establisment se alerta del peligro de que México se pueda “paramilitarizar” y convertir en otra
Colombia (no hay que olvidar que a los grupos sociales se unen todos esos pequeños grupos de seguridad
privados). Y en otros sectores, se apunta la posibilidad de que el auge de todos estos movimientos pueda
provocar a medio plazo un verdadero cambio.

Zapatistas. 2013
“Por esto es relevante hablar de nuevo de los zapatistas –señala René Jiménez- que siguen alzados pero, a
la vez, han desarrollado estrategias de autogobierno que les han permitido mejorar la vida de sus
pueblos”. “Lo que no pasa en 20 años pasa en dos días y hoy se ven pequeñas luces: pueblos que han
optado por organizarse aunque vayan a distintas velocidades”, añade el investigador.
La clave es cómo reaccione el Gobierno, estancado, a su juicio, en las mismas políticas infructuosas de
siempre, dictadas por los poderes económicos dominantes. “La única salida es que se escuche a los
ciudadanos y que estos participen en las soluciones”.
En el fondo, es la misma receta que, de forma más diplomática, ofrece el ICG cuando recomienda trabajar
con los proyectos más auténticos de policías comunitarias, contener la expansión de los grupos irregulares
y mejorar la seguridad de todos los mexicanos. “A largo plazo, el desarme sólo puede funcionar si el
gobierno protege a sus ciudadanos en todo el país”. Una asignatura todavía pendiente.
África: Nuevas guerras, viejos demonios
El Sahel y su zona de influencia han sido durante 2013
escenario de nuevos conflictos en el continente
africano, con la penetración terrorista como factor
clave y Francia jugando el papel de bombero
josé naranjo 30.12.2013 | 13:17
África: Nuevas guerras, viejos demonios
2013 pasará a la historia de África como el
año en que murió Nelson Mandela. Sin
embargo, en materia de paz y seguridad, este
año que ahora acaba supone la confirmación
de que el Sahel, esa enorme zona situada al
sur del desierto del Sahara que atraviesa el
continente de este a oeste, así como su zona
de influencia, son el escenario de nuevos
conflictos que protagonizan nuevos actores
bélicos. De las viejas guerras africanas de los
años noventa, como las de Angola, Liberia,
Sierra Leona y el Congo, guerras mortíferas y atroces de machetes, amputaciones, niños soldado y
diamantes de sangre en los que se peleaba por el poder y por los recursos, se ha pasado a los conflictos de
Malí, República Centroafricana y Sudán del Sur, guerras asimétricas que surgen en la periferia de estados
débiles que se alimentan de diferencias étnicas y religiosas. El Sahel y sus zonas próximas están en plena
ebullición.
En los años noventa, un puñado de guerras sacudían al continente africano. Los medios de comunicación
de todo el mundo daban buena cuenta de la mortal guerra del coltán en el Congo (RDC), del largo
conflicto angoleño o de las atrocidades de Liberia y Sierra Leona. La imagen que esos medios exportaban
de África era la del machete y el kalashnikov. Sin embargo, a comienzos de la década pasada, esas
guerras vieron su final, una paz frágil y luego violada en el caso de RDC, pero la estabilidad parecía
tomar el relevo. Y así fue. África ya no es ese continente de violencia interminable que algunos parecen
seguir vendiendo. Sin embargo, la relativa calma de los últimos años se ha visto truncada en este 2013
con el estallido de nuevos conflictos, la mayoría de ellos en el Sahel. No toda África está en guerra, pero
este año no ha sido precisamente un remanso de paz.
A comienzos de enero, los grupos narcoterroristas y yihadistas que controlaban desde hacía nueve meses
todo el norte de Malí comenzaron a avanzar hacia el sur del país. La incapacidad del Ejército para
frenarles ponía en peligro a una inmensa nación que incluso podía convertirse en un estado terrorista, una
suerte de Afganistán de los talibanes en pleno corazón de África. Francia decidió reaccionar y movilizó
hasta 4.500 soldados en la llamada Operación Serval. Con el decidido apoyo de su aliado chadiano, el
impresionante despliegue bélico galo lograba frenar este avance y recuperar las ciudades del norte en
menos de un mes para luego dar caza a los radicales en fuga hasta sus bases en el desierto. Entre los
cientos de fallecidos estaba Abu Zeid, uno de los más peligrosos, aunque el terrorista más buscado,
Moctar Belmoctar, conocido como Mr. Malboro, pudo escapar.
Malí recupera ahora, lenta y dificultosamente, la normalidad. Porque nadie podía imaginar aquel mes de
enero de 2013 que en el verano siguiente se iban a celebrar unas elecciones presidenciales, que dieron la
victoria a un antiguo primer ministro conocido por su inflexibilidad, Ibrahim Boubacar Keita, y que el
capitán golpista que contribuyó a hundir al país en el abismo, Amadou Haya Sanogo, estaría en la cárcel a
la espera de juicio meses después. Mientras tanto, adeptos del grupo terrorista Muyao siguen
protagonizando algún que otro ataque en el norte del país, con coches bomba o lanzamiento de obuses,
ante los ojos de los soldados africanos de la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Malí
(Minusma) o con ellos como objetivo, como ocurrió recientemente en Kidal.
Opacado por la mediatización del problema terrorista, el principal problema al que debe hacer frente Malí
durante este año que ahora empieza es la cuestión tuareg. El proceso de paz con los rebeldes del
Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA), que contribuyeron como pocos a lo que
ocurrió en el norte del país desde que se alzaron en armas en enero de 2012, avanza a trompicones.
Siguen armados en su feudo de Kidal, donde el Ejército francés les ha permitido quedarse, y en difícil y
conflictiva convivencia con los soldados malienses.
Otro país que ha atravesado un auténtico vía crucis en materia de seguridad y terrorismo ha sido Nigeria.
El gigante africano, unos 120 millones de habitantes y principal productor de petróleo del continente,
tiene un serio problema en el norte con dos grupos armados muy activos y sanguinarios, Boko Haram
(que significa la educa-ción occidental es pecado) y Ansaru, una escisión de este. Más de 1.200 muertos
en 2013, algunos de ellos fruto de la violenta represión del Ejército nigeriano que no ha dudado en
responder con dureza, decenas de atentados y la declaración del estado de emergencia en tres regiones
atestiguan que estamos ante una auténtica guerra no declarada, en la que, al igual que en el caso de Malí,
el enemigo no es un ejército propiamente dicho ni tiene un proyecto político.
Pero si las guerras de Malí y Nigeria, así como la entrega de armas del M23 en la República Democrática
del Congo tras la entrada en escena de la Brigada de Intervención de la ONU, dominaron la escena
informativa durante buena parte de 2013, otros dos conflictos emergentes justo al sur del Sahel han
venido a ocupar las noticias internacionales africanas. El primero de ellos se está desarrollando en la
República Centroafricana. La rebelión Seleka, surgida en el norte del país, logró desalojar en marzo al
presidente Bozizé y hacerse con el poder. Sin embargo, su unidad de acción, si alguna vez la tuvo, ha
saltado por los aires y ha sumido al país en un caos de pillajes, violencia y muerte. La situación ha
empeorado desde septiembre tras la aparición de las milicias cristianas anti-Balaka en respuesta a los
abusos cometidos por los miembros de Seleka, mayoritariamente musulmanes. Y de nuevo ha sido
Francia quien ha dado un paso al frente e intervenir enviando tropas a Bangui.
Y, para finalizar, la disputa por el poder en Sudán del Sur entre el presidente Salva Kiir, de la etnia dinka,
y su ex vicepresidente Riek Machar, de la etnia nuer, degeneró el pasado 15 de diciembre en un conflicto
en el seno del Ejército entre soldados de ambas etnias que ha provocado ya miles de muertos, muchos de
ellos civiles asesinados por el mero hecho de pertenecer a una u otra comunidad. Viejas rencillas entre los
dos grupos de población más importantes del país salieron a la luz y han provocado una grave crisis
humanitaria en la nación más joven del mundo que vio la luz en 2011 tras desgajarse de Sudán en un
proceso de independencia largo y complicado que también se gestó con un conflicto armado.

En la Jornada Mundial de la Paz, el Papa
Francisco encomienda a María Madre de
Dios las necesidades del mundo entero
2014-01-01 Radio Vaticana
(RV).- (Con audio y video) El Pontífice presidió esta mañana la
Eucaristía del primero del año en la Basílica de San Pedro en la
Solemnidad de María Santísima Madre de Dios y en la 47ª Jornada
Mundial de la Paz.
En Roma, con motivo de la Jornada Mundial por la Paz, la
Comunidad de San Egidio, organizó la tradicional Marcha por la
Paz. El evento comenzó a las 10 de la mañana, en la vía de la
Conciliazione y prosiguió hasta la Plaza de San Pedro, para
participar en el Ángelus, junto al Santo Padre. Los participantes
exhibieron ocho grandes pancartas y banderas de la paz. (MFB –
RV).
Texto completo de la homilía del Santo Padre Francisco
La primera lectura que hemos escuchado nos propone
una vez más las antiguas palabras de bendición que Dios sugirió a Moisés para que las enseñara a Aarón y
a sus hijos: «Que el Señor te bendiga y te proteja. Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te muestre
su gracia. Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz» (Nm 6,24-26). Es muy significativo
escuchar de nuevo esta bendición precisamente al comienzo del nuevo año: ella acompañará nuestro
camino durante el tiempo que ahora nos espera.
Son palabras de fuerza, de valor, de esperanza. No de una esperanza ilusoria, basada en frágiles promesas
humanas; ni tampoco una esperanza ingenua, que imagina un futuro mejor sólo porque es futuro. Esta
esperanza tiene su razón de ser precisamente en la bendición de Dios, una bendición que contiene el
mejor de los deseos, el deseo de la Iglesia para todos nosotros, impregnado de la protección amorosa del
Señor, de su ayuda providente.
El deseo contenido en esta bendición se ha realizado plenamente en una mujer, María, por haber sido
destinada a ser la Madre de Dios, y se ha cumplido en ella antes que en ninguna otra criatura.
Madre de Dios. Este es el título principal y esencial de la Virgen María. Es una cualidad, un papel, que la
fe del pueblo cristiano siempre ha experimentado, en su tierna y genuina devoción por nuestra madre
celestial.
Recordemos aquel gran momento de la historia de la Iglesia antigua, el Concilio de Éfeso, en el que fue
definida con autoridad la divina maternidad de la Virgen. La verdad sobre la divina maternidad de María
encontró eco en Roma, donde poco después se construyó la Basílica de Santa María «la Mayor», primer
santuario mariano de Roma y de todo occidente, y en el cual se venera la imagen de la Madre de Dios —
la Theotokos— con el título de Salus populi romani. Se dice que, durante el Concilio, los habitantes de
Éfeso se congregaban a ambos lados de la puerta de la basílica donde se reunían los Obispos, gritando:
«¡Madre de Dios!». Los fieles, al pedir que se definiera oficialmente este título mariano, demostraban
reconocer ya la divina maternidad. Es la actitud espontánea y sincera de los hijos, que conocen bien a su
madre, porque la aman con inmensa ternura.
Pero es más, es el sensus fidei del santo pueblo de Dios que jamás, en su unidad, jamás se equivoca, el
santo Pueblo de Dios.
María está desde siempre presente en el corazón, en la devoción y, sobre todo, en el camino de fe del
pueblo cristiano. «La Iglesia… camina en el tiempo… Pero en este camino - deseo destacarlo - procede
recorriendo de nuevo el itinerario realizado por la Virgen María» (Juan Pablo II, Enc. Redentoris Mater,
2), y por eso la sentimos particularmente cercana a nosotros. Por lo que respecta a la fe, que es el quicio
de la vida cristiana, la Madre de Dios ha compartido nuestra condición, ha debido caminar por los mismos
caminos que recorremos nosotros, a veces difíciles y oscuros, ha debido avanzar en «la peregrinación de
la fe» (Conc. Ecum. Vat. II, Const. Lumen gentium, 58).
Nuestro camino de fe está unido de manera indisoluble a María desde el momento en que Jesús, muriendo
en la cruz, nos la ha dado como Madre diciendo: «He ahí a tu madre» (Jn 19,27). Estas palabras tienen un
valor de testamento y dan al mundo una Madre. Desde ese momento, la Madre de Dios se ha convertido
también en nuestra Madre. En aquella hora en la que la fe de los discípulos se agrietaba por tantas
dificultades e incertidumbres, Jesús les confió a aquella que fue la primera en creer, y cuya fe no decaería
jamás. Y la «mujer» se convierte en nuestra Madre en el momento en el que pierde al Hijo divino. Y su
corazón herido se ensancha para acoger a todos los hombres, buenos y malos, todos, y los ama como los
ama Jesús. La mujer que en las bodas de Caná de Galilea había cooperado con su fe a la manifestación de
las maravillas de Dios en el mundo, en el Calvario mantiene encendida la llama de la fe en la resurrección
de su Hijo, y la comunica con afecto materno a los demás. María se convierte así en fuente de esperanza y
de verdadera alegría.
La Madre del Redentor nos precede y continuamente nos confirma en la fe, en la vocación y en la misión.
Con su ejemplo de humildad y de disponibilidad a la voluntad de Dios nos ayuda a traducir nuestra fe en
un anuncio del Evangelio alegre y sin fronteras. De este modo nuestra misión será fecunda, porque está
modelada sobre la maternidad de María.
A ella confiamos nuestro itinerario de fe, los deseos de nuestro corazón, nuestras necesidades, las del
mundo entero, especialmente el hambre y la sed de justicia, de paz y de Dios; y la invocamos todos
juntos, imitando a nuestros hermanos de Éfeso. Digamos juntos por tres veces: ¡Santa Madre de Dios!
¡Santa Madre de Dios! ¡Santa Madre de Dios! Amén.

Papa Francisco en oración ante la Madre
de Dios, en Santa María la Mayor
2014-01-02 Radio Vaticana
(RV).- El primer día del 2014, Solemnidad de la Madre de Dios, Francisco fue
de forma privada, por la tarde, a la Basílica papal de Santa María la Mayor,
donde se detuvo en silencio orante, durante unos veinte minutos ante la imagen
de la Madre de Dios, venerada con el título de la ‘Salus populi romani’. A ella se
había referido pocas horas antes, el Papa Bergoglio en su homilía de la Santa
Misa, alentando a encomendar «nuestro itinerario de fe, los deseos de nuestro
corazón, nuestras necesidades, las del mundo entero, especialmente el hambre y la sed de justicia y de paz
y de Dios». E invitando a María todos juntos tres veces: «¡Madre de Dios! ¡Madre de Dios! ¡Madre de
Dios! ¡Madre de Dios!». La nueva visita del Obispo de Roma a la Basílica de Santa María la Mayor
reitera su profunda devoción y fue recibida con mucha alegría y sorpresa por numerosos fieles, entre ellos
muchos jóvenes, contentos de poder ver al Papa, respetando sin enmbargo su recogimiento en la oración.
(CdM - RV)

Más de seis millones seiscientos mil fieles,
con el Papa Francisco

Ciudad del Vaticano, 2 enero 2014 (VIS).-La Prefectura de la Casa Pontificia ha hecho público
un comunicado en el que señala que en el año 2013, a partir de su elección el 13 de marzo,
más de 6.600.000 fieles han participado en los diversos encuentros con el Papa Francisco:
audiencias generales (1.548.500) y especiales (87.400), celebraciones litúrgicas en la Basílica
Vaticana y en la plaza de San Pedro (2.282.000), Ángelus y Regina Coeli (2.706.000). Estos
datos se refieren solamente a los encuentros que han tenido lugar en el Vaticano, y no incluyen
otros actos con gran participación de fieles, como el viaje apostólico a Brasil en el mes de julio
con motivo de la JMJ de Rio de Janeiro, y también varios viajes en Italia, a Lampedusa,
Cagliari y Asís, y también las visitas en la diócesis de Roma. El total de los fieles se estima en
6.623.900.
La Prefectura de la Casa Pontificia recuerda que se trata de datos aproximados, calculados
sobre la base de las peticiones de participación en los encuentros con el Papa y de las
invitaciones distribuidas por la Prefectura. Asimismo, se ha realizado una estima del número de
presencias en momentos como el Ángelus y las grandes celebraciones en la Plaza de San
Pedro.

Hace 50 años: el viaje del Papa Montini a
Tierra Santa
2014-01-02 Radio Vaticana
(RV).- (audio)
Con motivo del 50 aniversario de la peregrinación de Pablo
VI a Tierra Santa, el Instituto Pablo VI, en colaboración con la Oficina para el
Ecumenismo de la diócesis de Brescia y con la Custodia de Tierra Santa, invita a un
encuentro que se celebrará en el Centro de Estudios del Instituto Pablo VI en Concesio, el 10 de enero
próximo y que tiene la intención de destacar en particular la importancia ecuménica de la visita del Papa
Montini en la tierra de Jesús.
Participará en el encuentro el obispo de Brescia, Mons. Luciano Monari. Después de una introducción del
presidente del Instituto Pablo VI, Don Angelo Maffeis, intervendrá el Custodio de Tierra Santa, el padre
Pizzaballa, sobre el tema de la unidad de la Iglesia y la búsqueda de la paz en Tierra Santa.Seguirá la
proyección de la película “Volver a las fuentes: Pablo VI en Tierra Santa”, producida en 1964 por la
Custodia Franciscana de los lugares santos, en ocasión de la peregrinación de Pablo VI. Del documental,
que circuló en varias partes de Italia inmediatamente después de la peregrinación del Papa, se había
perdido por completo su memoria. En los archivos de Milán, sin embargo, se han recuperado algunas
rollos del film, que han sido restaurados. La película es un documento histórico de gran importancia: se
muestra una Tierra Santa que ahora ha desaparecido, antes de la Guerra de los Seis Días. Entre las
imágenes memorables de la película, sobresalen aquellas que se refieren al conmovedor encuentro
ecuménico que tuvo lugar en Jerusalén entre el Papa Pablo VI y el Patriarca Atenágoras de
Constantinopla.
ER RV

SCHLEICHERT, Hubert - ROETZ, Heiner

Filosofía china clásica
La filosofía china clásica se desarrolló dentro del marco temporal que, por su relevancia en la historia de
la humanidad, Karl Jaspers denominó era axial; una época comprendida entre los siglos VIII y II a. C., en
la que también se dieron cita Buda, los profetas judíos, Zaratustra y los filósofos griegos.
A pesar de la diversidad de Estados y sistemas políticos surgidos desde entonces, seguimos conviviendo
con regímenes autoritarios y preguntándonos cómo se podría crear y asegurar una convivencia humana
digna. Esta es precisamente la pregunta central de la filosofía china clásica: cómo llevar una vida
consciente, correcta y con éxito, ya sea en familia, en sociedad y dentro de un Estado o bien retirándose
de todas estas instituciones que imponen sus normas y obligaciones sobre el individuo. Se trata, por lo
tanto,
de
una
filosofía
eminentemente
práctica.
Schleichert y Roetz ofrecen una presentación sucinta y clara, un texto accesible al lector no especializado
en la materia. Repasan este periodo histórico conocido como el de las “cien escuelas”, prestando especial
atención al confucianismo, a las alternativas al mismo planteadas por Mo Di y Yang Zhu, al daoísmo, al
legalismo, al punto álgido que representa Xunzi y a la Escuela de los nombres, así como al desarrollo
posterior de la filosofía en China. El lector tiene en sus manos una obra que, desde su primera publicación
en alemán, se ha convertido en un texto de referencia.

HAN, Byung-Chul

La sociedad de la transparencia
«Una

joya

«Sus

teorías

de

la
nos

crítica
ayudan

social
a

de

corte

entender

filosófico.»
el

siglo

Süddeutsche
XXI.»

Zeitung

affektblog.de

Ningún otro lema domina hoy el discurso público tanto como la transparencia. Según Han, quien la
refiere solamente a la corrupción y a la libertad de información, desconoce su envergadura. Esta se
manifiesta cuando ha desaparecido la confianza y la sociedad apuesta por la vigilancia y el control. Se
trata de una coacción sistémica, de un imperativo económico, no moral o biopolítico. Las cosas se hacen
transparentes cuando se expresan en la dimensión del precio y se despojan de su singularidad. La
sociedad
de
la
transparencia
es
un
infierno
de
lo
igual.
Google y las redes sociales, que se presentan como espacios de libertad, se han convertido en un gran
panóptico, el centro penitenciario imaginado por Bentham en el siglo XVIII, donde el vigilante puede
observar ocultamente a todos los prisioneros. El cliente transparente es el nuevo morador de este
panóptico digital, donde no existe ninguna comunidad sino acumulaciones de Egos incapaces de una
acción común, política, de un nosotros. Los consumidores ya no constituyen ningún fuera que cuestionara
el interior sistémico. La vigilancia no se realiza como ataque a la libertad. Más bien, cada uno se entrega
voluntariamente, desnudándose y exponiéndose, a la mirada panóptica. El morador del panóptico digital
es
víctima
y
actor
a
la
vez.
«Sería necesario ejercitarse en la actitud de la distancia. La distancia y la vergüenza no pueden integrarse
en el ciclo acelerado del capital, de la información y de la comunicación.»

El alma de los pobres
El País | Fernando Esteve Mora
Una de las características definitorias del gran escritor catalán Josep Pla es su agudísima sensibilidad para
captar la realidad de las relaciones humanas que suele esconderse tras múltiples velos culturales o
ideológicos. Sus cuadernos de notas aparecen así trufados de observaciones acerca de lo que, en principio,
podría pensarse que no son sino pequeños detalles, mínimos aspectos del mundo de los hombres, pero
que, cuando alguien como Pla nos hace caer en la cuenta, resultan ser de importancia para entenderlo y
orientarse en él. Un ejemplo de “pequeña” observación, que aparece en sus Notas dispersas, es la
siguiente:
“Una de las cosas más curiosas de este país es la enorme cantidad de pobres que tiene la misma alma que
los ricos —que desprecian a los demás pobres como los desprecian los ricos—”.
Y antes de seguir hay que advertir que no hay que llamarse a engaño con la referencia a “este país”
porque si bien Pla gusta de referirse de modo explícito al microcosmos que conforman los pueblos de la
Cataluña rural, sus observaciones aspiran las más de las veces a tener un alcance universal. Que es lo que
pasaría, en mi opinión, en este caso. El desprecio de muchos de los pobres por los de su condición no
sería una anomalía, algo exclusivo de los payeses del Ampurdán, de los catalanes o de los españoles, sino
que, para los que pensamos que Pla anda en lo cierto, estaría siempre presente en mayor o menor grado en
el modo de proceder de los pobres entre sí en toda sociedad estructurada posicionalmente siguiendo un
criterio económico: el de tanto tienes, tanto vales. Y el asunto no es baladí, pues frente a la supuesta
“solidaridad de clase” que tantos políticos y analistas suponen que la mayoría de los pobres se guardan
siempre entre sí y que debería regir su comportamiento político en las urnas, lo que se sigue de una
apreciación como la de Pla apuntaría a que tal cosa, cuando se da, no sería ni habitual ni mayoritaria, sino
en todo caso fruto de un “trabajo” educativo o político que buscase crearla modificando esa propensión al
desprecio entre los de abajo.
Pues bien, puede que sea “normal” o “explicable” que los individuos de estatus económicamente inferior
tengan una deferencia con los de clase superior. De igual manera, también puede parecer “normal” que
los de estatus superior “minusvaloren” a los de estatus inferior. Son comportamientos que es incluso
posible que estén insertos en nuestro código genético, como parecería seguirse de la observación de que
son formas de actuar que compartimos con nuestros “primos” biológicos, tal y como aparecen
repetidamente en ese ejemplo de ciencia social que es la Política de los chimpancés de Frans de Waal.
Pero lo que parecería ser exclusivamente humano, demasiado humano, sería ese desaprecio que muchos
de los de abajo se guardan entre sí, y del que no es infrecuente encontrar manifestaciones por doquier.
Una posible explicación a ese desprecio podría venir de la mano de una reflexión de Rafael Sánchez
Ferlosio, quien hace algunos años señalaba cómo el comportamiento en el consumo de bienes conspicuos
por parte de los pobres estaba dirigido por la imperiosa necesidad que cada uno de ellos sentía por
mantener una distancia posicional con el resto, ya que, en los estratos sociales más bajos el “no ser
menos” equivale a “no ser menos que los últimos”, pues por debajo no queda, socialmente, más que el
suelo: “no ser nadie”, “ser un muerto de hambre” (La mano visible, EL PAÍS, 26-10-1992). Anhelo este
de distinción de los pobres entre sí que, condenado inevitablemente al fracaso para la mayoría y más en
una situación de crisis económica, llevaría a muchos de ellos, como modo de compensar
psicológicamente ese fracaso, al desprecio de los de que están en igual o parecida situación.
Uno de los ejemplos que validan la tesis de Pla es el experimento ya clásico de la Psicología Social
llevado a cabo por A. N. Doob y A. E. Gross en 1968 en el que analizaban la reacción de unos
conductores ante un anodino hecho cotidiano: la tardanza en arrancar del vehículo que se encontraba
delante de ellos en un semáforo en rojo. Lo que constataron fue que la habitual respuesta de algunos de
los conductores que se encontraban retenidos —tocar el claxon, comportamiento que se usó como
indicador de agresividad—, sucedía de modo distinto si el coche que se demoraba en arrancar era de alta
o de baja gama. Si era de baja gama, viejo o destartalado, los bocinazos empezaban al poco de cambiar a
verde el semáforo, en tanto que si el coche era de alta gama, los demás conductores demostraban su
deferencia ante el estatus superior de su propietario no haciendo sonar sus cláxones o dejando pasar
mucho más tiempo antes de ponerse a hacerlo. El experimento se ha repetido alterando las condiciones
del mismo, estudiando por ejemplo cuán diferente era el comportamiento agresivo de los conductores
retenidos en función de su propio estatus socioeconómico. Por lo general, los vehículos de estatus más
bajo siempre suelen estimular reacciones más rápidas (y, por tanto, más agresivas) que los vehículos de
estatus más alto, si bien suele observarse que los conductores de vehículos de más estatus reaccionan más
agresivamente cuando se ven frustrados que los de más baja gama.
En una línea similar puede citarse otro experimento más reciente de Nathan Pettit y Robert Lount en el
que se muestra que la gente suele esforzarse más en derrotar a los rivales más débiles que en desbancar a
los más fuertes. Se trataba en este caso de un equipo de estudiantes de la universidad de Cornell al que se
le dijo —falsamente— que estaban compitiendo haciendo distintas tareas contra otro equipo de otra
universidad que ocupaba un ranking más alto (o más bajo) que Cornell. Pues bien, se observó que cuando
los estudiantes pensaban que se estaban enfrentando a una universidad de menor rango, lo hicieron mucho
mejor que cuando pensaban que se enfrentaban a una universidad de más alto rango.
No es difícil poner este tipo de comportamientos con otros de relevancia social y política. Los juicios
mucho más duros que los de abajo suelen hacer de las modestas triquiñuelas de sobrevivencia que hacen
sus semejantes en estos tiempos de crisis en comparación con las evaluaciones más leves de las enormes
corruptelas, patrimonio de los de arriba o la infundada creencia de que la actual plutocracia es una
meritocracia merecedora de respeto, no serían sino muestras de esa transformación del otrora orgulloso
proletariado en el actual y melindroso “precariado” al que solo le alcanzan las fuerzas para menospreciar
a los que aún están más abajo, los “poligoneros”, como tan bien ha descrito Owen Jones para el caso
británico en su obra Chavs.
Y si ello es así, si la observación de Pla es ahora quizás más real que nunca, fácil es comprender las
dificultades que hoy afrontan en las urnas quienes propugnan políticas económicas de corte igualitario o
redistributivo. Porque bien lo tienen los pocos ricos en su sempiterno enfrentamiento con los muchos
pobres cuando pueden contar a su favor con que en los cuerpos de muchos de estos anidan reflejos de su
propia alma, de alma de rico.
Fernando Esteve Mora es profesor titular de Teoría Económica de la Universidad Autónoma de Madrid.

Sobre Thomas Mann
Ismael Carvallo Robledo

Comentario general sobre la figura y obra de una de las cimas de la
literatura en lengua alemana, particularmente en función de La Montaña
Mágica y el Doctor Faustus.
Thomas Mann: 1875–1955
«Yo también soy un ‘burgués’. Pero el simple hecho de saber cuál es hoy la situación histórica de la
burguesía significa ya que se escapa a esta forma de vida y que se lanza una mirada de lado a una forma
nueva…Desde el momento en que uno se reconoce, no se es ya el hombre que se era.»
Informe parisiense.
Thomas Mann
Maestro indiscutible del estilo elevado, grave y sinfónico. Resumen en clave germánica del fin dramático
de toda una época: la del optimismo liberal burgués europeo del siglo XIX que frenaba la posibilidad de
comprender los problemas y contradicciones desencadenados por el sistema capital–imperialista en cuya
cima se situaba él mismo como cobertura de legitimación ideológica. Ese liberalismo abstracto con el que
se ha intentado –y se intenta– matizar o anular la ideología política más poderosa sobre la faz de la tierra
desde Napoleón: el nacionalismo, y que no pudo entender las razones que hicieron que Hitler pensara que
él y solo él, con el pueblo alemán a su pies, era el único verdaderamente capaz de detener a Lenin, del
mismo modo en que tampoco ha sido capaz de aceptar o comprender las razones por las que solamente
pudo ser Stalin, con el pueblo ruso desplegado en estratégica guerra patria, el que haya parado a su vez a
Hitler en Stalingrado y en Berlín. Se trató de la colisión histórica de dos grandes nacionalismos: el alemán
y el ruso. Otra cosa es que, estratégicamente hablando, Hitler haya cometido los dos mismos errores que
Napoleón: no invadir Gran Bretaña y haber intentado invadir Rusia.
Y es que la realidad de las cosas es que la primera gran víctima ideológica del proceso de concentración y
expansión monopolista que se abría paso a escala imperial en el tránsito del siglo XIX al XX fue el
liberalismo en su versión democrática, habiéndose hecho estallar por los aires a su núcleo duro doctrinal:
la idea, prefigurada de alguna manera ya desde Vico, de que el hombre es una entidad que se singulariza
de forma tal que se afirma en su capacidad para «hacer su historia», y que, al menos en teoría, al hacerla
se convierte también, y de manera preponderante, en su protagonista.
El último gran realista burgués, diría Lukács de Thomas Mann, entendiendo a ese realismo burgués como
continuación de la rebelión humanista contra, precisamente, el capitalismo en fase imperialista. Era la
opción más digna en el campo burgués, a juicio de Lukács. La otra era la salida o –quizá más bien–
escapatoria vanguardista–decadente, anti–realista: ante la imposibilidad de hacer inteligible el caos de la
realidad en el mundo capitalista burgués, se busca la salida en el absurdo, en la nada o en el mareo de la
carencia de sentido de la vida humana.
La otra gran plataforma que como alternativa histórica veía Lukács era obviamente que la socialista, el
realismo socialista. De un lado, entonces, o realismo crítico burgués o vanguardismo decadente negador
de la realidad; del otro, el realismo socialista (Gorki, Shólojov) más afín al realismo clásico del siglo XIX
–como, por ejemplo, el de un Balzac–, caracterizado por la unidad y consistencia objetiva en las
conexiones que estructuran el drama, frente a la dispersión y el dislocamiento de la unidad objetiva de la
literatura vanguardista.
No es entonces, nos dice Lukács en Significación actual del realismo crítico (Era, México, 1963; original
en alemán de 1958), una antítesis entre el realismo socialista y la decadencia burguesa,
«sino, por el contrario, entre el realismo crítico burgués y el vanguardismo decadente. En consecuencia,
no se trata de que el escritor, para encontrar una salida a la actual crisis social e ideológica cuyo reflejo es
el problema central de la literatura de nuestra época, tenga que situarse en el terreno del socialismo, tenga
que afirmar el socialismo; se trata simplemente de que él –en su propio interés humano y artístico– no
rechace el socialismo a limine, no tome incondicionalmente una posición en contra del socialismo. Pues
con ello –y esto es lo esencial de estas consideraciones– llegaría a obstruir su propia visión del porvenir,
se confundirían sus facultades para ver el presente tal como es, y se privaría de la posibilidad de crear
obras dramáticas, obras con una perspectiva artísticamente fructífera.» Pag. 77.
No se trata –o se trataba, para la época de Mann y Lukács–, entonces, de tomar partido necesariamente
por el socialismo, sino tan solo de contemplarlo dialécticamente como alternativa histórica en el proceso
de plasmación estético–literaria de la realidad en el momento de ponderación y crítica de la opción
realista en literatura. Acaso podamos encontrar, nos parece, una exposición metodológico–sistemática
similar –no podría ser de otra manera tratándose de otro gran dialéctico– en el prólogo que el profesor
Gustavo Bueno hace a su monumental Primer ensayo sobre las categorías de las «ciencias políticas»,
escrito ni más ni menos –y precisamente– que en 1991, luego del fracaso, por su colapso, de la alternativa
socialista realmente existente, la soviética; una caída ante la cual, no obstante, lejos de darle la espalda,
nos sitúa en la obligación dialéctica de encarar su estructura, fundamento y funcionamiento a fin de
bascular las razones objetivas y concretas de su desmoronamiento histórico, y el grado de racionalidad
inmanente a esta o cualquier otra alternativa política:
«Consideremos, por vía de ejemplo, las dos familias de opciones generalísimas que nos abre la vida social
en sus relaciones con la acción política, a saber, las opciones aristocráticas y las opciones socialistas –las
opciones orientadas al beneficio de un grupo (incluso de una nación, considerada privilegiada) a costa de
los demás hombres, y las opciones orientadas al beneficio de todos los hombres. No se trata de apelar,
como hemos dicho, para inclinarnos por una u otra opción por motivos morales, edificantes, o al deber ser
del que alguien pudiera sentirse mediador o guardián, pues no podemos arrogarnos este título más que
cualquier otro hombre. Sólo podemos apelar, no ya a lo que debe ser moralmente, sino a lo que es
racional. La pregunta se planteará así: ¿puede demostrarse que es irracional toda opción aristocrática, o
bien que lo es toda orientación socialista? Aun cuando por hipótesis la defensa de la opción aristocrática
pueda utilizar argumentos tan filosóficos (tan verdaderamente filosóficos) como la defensa de la opción
socialista, ¿no cabría concluir que esta opción es sin embargo la opción filosófica verdadera? Aun cuando
la inclinación por estas opciones no pueda tomarse aisladamente sino sólo tras haber debilitado la
contraria, ¿no sería suficiente resultado el poder proponer la propia opción como siendo una opción tan
filosófica, por lo menos, como la opción opuesta, aun concediendo que sólo por el enfrentamiento con
ella la propia opción se configura y cobra sus propias proporciones?» (Gustavo Bueno, Primer ensayo
sobre las categorías de las “ciencias políticas”, Logroño, 1991, p. 24)
El acometido de Mann fue entonces el de encarar y retratar acuciosamente la decadencia, la caída abrupta
y el colapso que, ante su advenimiento, no podía dejar de anunciar y describir. ‘La época de que hablo,
para la cual yo había profetizado mi muerte, nos dice en Los orígenes del Doctor Faustus, fue un período
de verdadera decadencia, lenta y progresiva’.
Testigo, pues, de la caída de un mundo al que no necesariamente despreciara pero que, habiéndolo visto
pactar con el diablo, no le quedaba otra más que describirlo vivamente con severidad atenazada por el
nervio y la inminencia trágica.
«Se acabó ya –nos dice en el Epílogo de su Faustus–. Un hombre viejo, encorvado, deshecho casi por los
horrores de la época en que escribió y por aquellos que son objeto de su narración, contempla con
vacilante complacencia el alto montón de las cuartillas que su esfuerzo animó, que son obra de mi
industria, producto de estos años, tan llenos de sucesos presentes como de pasados recuerdos. He dado
cima a una tarea que, dada mi naturaleza, no era yo el más apto para llevar a cabo, pero a la que me
llamaron el cariño, la lealtad y el deseo de ofrecer un testimonio fiel.»
Era un alemán hasta la médula incapaz de contener su temor por el destino de su pueblo: ‘a mí me
asustaba el título. Se trataba, claro está, de la palabra “alemán”’, afirmará también en Los orígenes. Esto
explica las siguientes palabras de Serenus Zeitblom, el atormentado doctor en filosofía y narrador de la
vida llena de frialdad de su amigo Adrián Leverkühn en Doctor Faustus:
«Me horrorizo de mí mismo y me horroriza la situación violenta en que, por la fuerza del destino, se
encuentra el alma alemana. Porque claro está que sólo pienso en uno de los dos “modos”. Sólo con ese
modo cuento y en él confío, a despecho de los dictados de mi conciencia ciudadana. Una propaganda que
no se da punto de reposo ha conseguido evocar en todos nosotros las consecuencias ruinosas, terribles y
definitivas de una derrota alemana hasta el punto de hacernos temer esta derrota más que cualquier otra
cosa en el mundo. Y no obstante, hay algo que algunos de nosotros, en ciertos momentos como
avergonzándonos, en otros con franca resolución, tememos más aún que la derrota alemana, y ello es la
victoria alemana. No sé cuál de estos sentimientos domina en mí. Quizás un tercero, que consiste en
desear la derrota sin vacilaciones, pero con constantes remordimientos de consciencia. Mis deseos y mis
desesperanzas me obligan a oponerme a la victoria de las armas alemanas porque bajo su loza quedaría
enterrada la obra de mi amigo, prohibida y olvidada quizá durante un siglo, condenada al destierro en su
propia época y a no recibir más honores que los históricos de la posteridad. Este es el motivo especial de
mi crimen…»
Thomas Mann fue un pintor de almas y de épocas que concibió la vida literaria como un gran campo de
batalla, y que sabía que el problema central de toda gran literatura realista era no ya tanto dar respuesta
sino la formulación más adecuada a la pregunta sobre lo que es el hombre y el significado de su existencia
histórica, que es, por necesidad, una existencia nacional. Ya se trate de Aquiles o de Werther, de Edipo o
de Tom Jones, de Antígona o de Ana Karenina, de Don Quijote o de Vautrin, nos dice nuevamente
Lukács en Significación actual del realismo crítico, «el elemento histórico–social, con todas las
categorías que implica, es inseparable de lo que Hegel llamaba su realidad efectiva, de su ser en sí, de su
modo ontológico esencial, para usar un término de moda. La singularidad puramente humana,
profundamente individual y típica de estas figuras, su manifestación artística, está inseparablemente unida
a las circunstancias concretas, históricas, humanas y sociales de su existencia.»
Las grandes ideas, o quizá más bien los grandes planteamientos problemáticos, constituyen la acción
unificante de la totalidad elegida en cada obra de Thomas Mann, nos dice ahora José Revueltas en
peculiar y penetrante texto prácticamente desconocido o poco referido, titulado A cien años del
nacimiento de Thomas Mann: la vida vista desde La Montaña Mágica, de 1975. En esta novela–tratado,
como le llama Revueltas,
«Todos esos componentes, sin excluir ninguno, situaciones, trama, acción, paisaje, atmósfera, hacen de
La montaña mágica una estructura rítmica de ideas, que obedece al dibujo geométrico de una sinfonía
grandiosa donde todos los instrumentos están sabiamente concertados: el sentido múltiple del tiempo, la
libertad y la sumisión, el Estado y la persona, la tortura y la confesión, el amor, la belleza y la fealdad, la
vida y la muerte.» (En Visión del Paricutín (y otras crónicas y reseñas), Era, México, 1983, p. 290).
Como si lo verdaderamente significativo de la vida histórica del hombre estuviera cifrado en la
decadencia mortal; como si solamente en el momento de la caída definitiva, o, también, en el singular
estado de enfermedad, es donde aparecen con luminosidad cristalina las claves de la vida como drama
político, como drama de la historia. Habla Thomas Mann en La Montaña Mágica:
«La enfermedad es perfectamente humana –replicó de inmediato Naphta–, pues ser hombre es estar
enfermo. En efecto, el hombre es esencialmente un enfermo, y el hecho de que esté enfermo es
precisamente lo que hace de él un hombre, y quien desee curarle, llevarle a hacer la paz con la naturaleza,
“volver a la naturaleza” (en realidad no ha sido nunca natural), todo lo que hoy se exhibe en materia de
profetas regeneradores, vegetarianos, naturistas y otros, todo ese estilo Rousseau, por consiguiente, no
busca otra cosa que deshumanizarle y aproximarle al animal.»
En carta a Juan García Ponce, ese proverbial, fino y extrañamente olvidado ensayista católico mexicano
que fue José Villaseñor (1928–1968), centra sus reflexiones sobre el Faustus y La Montaña de Mann en
torno de la idea del desarraigo (¿o desgarradura quizá?). Sus consideraciones son del siguiente tenor:
«Entiendo por qué después de la Montaña mágica, Thomas Mann hizo el Doctor Faustus. Es su
continuación obligada. Adrián es hijo de Hans Castorp, un hijo nacido ya en el círculo mágico del
sanatorio Berghóf, un enfermo constitucional.»
En La Montaña Mágica, Hans Castorp atestigua la enfermedad; en Doctor Faustus Adrián Leverkühn es
él mismo la enfermedad de su época, es un muerto en vida. Tiene lugar un desplazamiento, una traslación
del centro de gravedad en la configuración de la obra. Y entonces continúa Villaseñor:
«En la Montaña Mágica se nos muestran las causas y el proceso del desarraigo. Vemos por qué Hans
Castorp se evade del mundo de abajo –la realidad, la vida, la comunión activa– y cómo se adapta
progresivamente al de arriba. Vemos cómo la enfermedad –orgánica y psíquica–, latente y adormecida en
la llanura, despierta ante el estímulo de una ascensión vertiginosa, sobrecargada de las más variadas
impresiones: congestión por exceso de riqueza cualitativa y por falta de tiempo orgánico para asimilarla.
Resultado: el nacimiento de un nuevo Hans Castorp, proteico, ebrio de cualidades, sin ningún dominio
sobre su riqueza interior, sino a la entera merced de ella.
Pero Adrián Leverkühn no tiene por qué experimentar esos mareos. Él es un nativo de la Montaña, y
como tal, en posesión del orden inmanente que gobierna ese caleidoscopio siempre variante de
espejismos. El mundo desarraigado de la cultura fáustica tiene para él una estructura matemática, y eso le
basta. Adrián es entonces un verdadero muerto para la vida. Por eso he hablado de autopsia: porque a la
luz fáustica el mal de desarraigo se convierte en una realidad ontológica.
Ahí tienes mi versión provisional del Doctor Faustus. Me quedo pues con la Montaña Mágica, porque
prefiero ser un ebrio de cultura y no un muerto por ella y para ella, porque prefiero pensar que el
desarraigo es un trastorno fenomenológico y no una estructura metafísica.»
(José Villaseñor, Ensayos y reflexiones, UAM, México DF, 1990)
Alemania como la gran plataforma de la existencia histórica del hombre, del hombre burgués retratado
críticamente, y la vida quizás entonces, también, como el lamento donde se configura una pasión. Como
si Mann no dejara de repetirnos que ser hombre es estar enfermo, y que todo en realidad es cuestión de
tiempo. Este es, podríamos decir entonces, el gran bastidor histórico donde se despliega el sorprendente
empeño creativo de esta figura gigantesca de las letras universales que fue Thomas Mann.
Estas son las letras finales de su Epílogo a ese grave e inigualable Faustus, donde nos habla distanciado
como hombre solitario que, en gesto de plegaria, cruza con calma sus manos:
«Alemania entonces, enrojecidas las mejillas por la orgía de sus deleznables triunfos, iba camino de
conquistar el mundo, en virtud del tratado que firmara con su sangre y que trataba de cumplir. Hoy se
derrumba, acorralada por mil demonios, un ojo tapado con la mano, el otro fijo en la implacable sucesión
de catástrofes. ¿Cuándo alcanzará el fondo del abismo? ¿Cuándo, de la extrema desesperación, surgirá el
milagro, más fuerte que la fe, que le devuelva la luz de la esperanza? Un hombre solitario cruza sus
manos y dice: “¡Amigo mío, patria mía, que Dios se apiade de vuestras pobres almas!”»
¿Qué hubiera dicho Thomas Mann de haber vivido lo suficiente como para constatar con nosotros el
hecho indiscutible e inquietante, enormemente inquietante de que, a la vuelta del siglo XX, y luego de
recuperarse de la derrota en dos guerras mundiales, una de las grandes triunfadoras ha sido ni más ni
menos que Alemania?

La guerra que cambió el destino de
Europa
El País | Julián Casanova
“La primavera y el verano de 1914 estuvieron marcados en Europa por una tranquilidad excepcional”,
recordaba años después Winston Churchill, alimentando esa idea nostálgica de la estabilidad europea en
tiempos de la Alemania imperial de Guillermo II o la Inglaterra de Eduardo VII, de contraste entre los
“good times” y el período de grandes convulsiones políticas y sociales inaugurado por el estallido de la
Primera Guerra Mundial en agosto de 1914.
Cuando comenzó esa guerra, Europa estaba dominada por vastos imperios, gobernados —excepto
Francia, donde había surgido una república de la derrota en la guerra con Prusia en 1870— por
monarquías hereditarias. La nobleza ejercía todavía un notable poder económico y político. En Gran
Bretaña, Francia o Alemania, por citar a las naciones más poderosas, una oligarquía de ricos y poderosos,
de buenas familias, de nobles y burgueses conectados a través de matrimonios y consejos de
administración de empresas y bancos, mantenía su poder social a través del acceso a la educación y a las
instituciones culturales.
Muchos ciudadanos europeos tenían restringida la libertad para hablar su idioma o practicar su religión y
sufrían notables discriminaciones por el género, la raza o la clase a la que pertenecían. Las mujeres no
votaban, con excepciones como la de Finlandia que les había concedido el voto en 1906, y en raras
ocasiones se les permitía poseer propiedades o llevar sus propios negocios. Antes de 1914, la democracia
y la presencia de una cultura popular cívica, de respeto por la ley y de defensa de los derechos civiles,
eran bienes escasos, presentes en algunos países como Francia y Gran Bretaña y ausentes en la mayor
parte del resto de Europa.
Fue ese orden el que comenzó a desmoronarse cuando Austria declaró la guerra a Serbia el 28 de julio de
1914, un mes después del asesinato en Sarajevo del heredero al trono austriaco, el archiduque Francisco
Fernando. A partir de ahí, las tensiones y rivalidades entre los diferentes Estados la convirtieron en una
guerra general, primero europea y, tras la entrada de Estados Unidos el 6 de octubre de 1917, mundial. Y
aunque los gobiernos de los principales poderes, desde Rusia a Gran Bretaña, pasando por Alemania y
Austria-Hungría, contribuyeron a poner en riesgo la paz con sus movilizaciones militares, ninguno de
ellos había hecho planes militares o económicos para un prolongado combate.
Esperaban que la guerra fuera corta porque sabían que si entraban en guerra todos la vez, algo que
posibilitaba el sistema de alianzas pactado unos años antes, el dinero y las energías gastadas podrían
conducir a la bancarrota de la industria y del crédito en Europa. Al declarar la guerra en agosto de 1914,
argumenta la historiadora Ruth Henig, “los poderes europeos contemplaban una serie de encuentros
militares cortos e incisivos, seguidos presumiblemente de un congreso general de los beligerantes en el
que confirmarían los resultados militares mediante un arreglo político y diplomático”. Guillermo, el
príncipe heredero de la corona alemana, ansiaba que la guerra fuera “radiante y gozosa”. El ministro ruso
de la Guerra, el general V.A. Sukhomlinov, se preparaba para una batalla de dos a seis meses y las
expectativas británicas eran que sus fuerzas expedicionarias estuvieran en casa para Navidad.
La guerra, sin embargo, duró cuatro años y tres meses y el entusiasmo que exhibieron a favor de ella la
mayor parte de las poblaciones de los países beligerantes, incluidas las clases trabajadoras, se evaporó
relativamente pronto, especialmente en Europa central y del este. La escasez de comida y de materias
primas y los numerosos conflictos que se derivaron de las duras condiciones en que se desarrolló la guerra
formaron el telón de fondo de las revoluciones de 1917 en Rusia que sucesivamente derribaron al régimen
zarista y llevaron a los bolcheviques al poder, el cambio revolucionario más súbito y amenazante que
conoció la historia del siglo XX. En 1919, solo quedaban los imperios británico y francés. Todos los
demás habían desaparecido y con ellos, un amplio ejército de oficiales, soldados, burócratas y
terratenientes que los habían sostenido.
En el siglo que transcurrió entre el Congreso de Viena en 1815, que puso fin a la era de Napoleón, y el
estallido de la Primera Guerra Mundial, Europa fue el escenario de dos grandes guerras que destacaron
sobre otros conflictos más localizados: la guerra de Crimea, de 1854-56, dejó unos 400.000 muertos; la
que enfrentó a Francia y a Prusia, en 1870-71, causó 184.000 víctimas. Más de ocho millones de personas
murieron en la Gran Guerra de 1914-1918, una cifra a la que habría que añadir las víctimas de la
pandemia de gripe de 1918-19, que golpeó con severidad a una población debilitada por los efectos de la
contienda.
Antes de 1914, los civiles muertos en las guerras eran pocos comparados con quienes las combatían. En la
Primera Guerra Mundial, las víctimas civiles mortales ya representaron un tercio del total; en la Segunda,
superaron los dos tercios. El “embrutecimiento” causado por la primera de esas guerras, con terribles
consecuencias, dio paso a que las poblaciones civiles se convirtieran en objeto de acoso y destrucción.
Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, el destino de Europa comenzó a decidirse por la fuerza de
las armas. Fue un conflicto de una escala sin precedentes, con dos frentes principales, uno occidental y
otro oriental, con la aparición, por primera vez en la historia, de los bombardeos aéreos, después de que
las batallas por tierra y por mar hubieran sido durante mucho tiempo las principales manifestaciones de la
guerra. Ya a comienzos de 1915 hubo ataques con bombas desde el aire, ejecutados por británicos y
alemanes. Y las atrocidades cometidas sobre la población civil demuestran que esa guerra inauguró una
nueva época en la violencia entre Estados, que alcanzó su cénit en la Segunda Guerra Mundial.
Según la investigación de John Horme y Alan Kramer, 6.427 civiles belgas y franceses fueron asesinados
por las tropas alemanas invasoras en agosto de 1914, apenas comenzada la guerra, y la persecución y
muerte de civiles fue también habitual en el frente este, protagonizada por soldados alemanes, austriacos
y rusos. Cientos de miles de lituanos, letones, polacos y judíos fueron deportados al interior de Rusia.
Aunque el ejemplo más claro de ese “embrutecimiento” alimentado por la Gran Guerra, un claro
precedente del genocidio nazi, fue el asesinato a sangre fría de al menos 800.000 armenios, entre 1915 y
1916, por las fuerzas armadas otomanas, una acción deliberadamente planeada y llevada a cabo por las
elites del Estado otomano.
La Primera Guerra Mundial, que decidió el destino de Europa por la fuerza, tras décadas de primacía de la
política y de la diplomacia, ha sido considerada por muchos autores la auténtica línea divisoria de la
historia europea del siglo XX, la ruptura traumática con las políticas entonces dominantes. Marcó el
comienzo de la escalada de la violencia en esa era que se extendió hasta 1945, porque borró la línea entre
el enemigo interno y externo, la frontera entre población civil y militar, fue el escenario de los primeros
ejemplos de exterminio masivo de la historia y de ella salieron el comunismo y el fascismo, los
movimientos paramilitares y la militarización de la política.
La mayoría de los dirigentes de los grandes poderes en el momento del estallido de la Primera Guerra
Mundial pertenecían a ese mundo exclusivo y elitista, estrechamente vinculado a la cultura aristocrática
del Antiguo Régimen, con escasos conocimientos sobre la sociedad industrial y los cambios sociales que
estaba provocando. Tras ella, ya nada fue igual. A los intelectuales y artistas les resultó casi imposible
quedarse al margen de los grandes debates públicos. El comunismo y el fascismo se convirtieron en
alternativas a la democracia liberal, vehículos para la política de masas, viveros de nuevos líderes que,
subiendo de la nada, arrancando desde fuera del establishment y del viejo orden monárquico e imperial,
propusieron rupturas radicales con el pasado. Como declaró Sir Edward Grey, ministro de Asuntos
Exteriores de Gran Bretaña, las luces se estaban apagando en Europa.
Julián Casanova es autor de Europa contra Europa, 1914-1945 (Editorial Crítica).

Mis diez libros favoritos de 2013
Ron Rolheiser (Trad. Benjamín Elcano) - Martes 31 de Diciembre del 2013
“De gustibus non est disputandum” -que tiene su
doble español en “De gustos no hay nada escrito”- es
una famosa frase de san Agustín en la que sugiere
que el gusto es algo subjetivo y lo que le atrae a una
persona puede ser que no le guste a otra. Bajo ese
dosel, me gustaría recomendaros los siguientes
libros. De entre los que leí en 2013, estos diez se me
quedaron en mí de un modo que los otros no lo
hicieron. Así que, sin prometeros que vuestros gustos
y los míos coincidan, aquí va esto.
a.- Entre las diferentes novelas que leí,
recomiendo:
“Mi vida querida. Cuentos”, de Alice Munroe:
Estos cuentos no os proporcionarán una fácil satisfacción moral, pero os abrirán horizontes. Son morales
en el sentido de que llaman a las cosas como son. Munro podría haber titulado estos cuentos “¡Es lo que
es!”. Después de publicar esta novela, ha ganado el Premio Nobel de literatura, sin que nadie se
sorprendiera en Canadá.
“Comportamiento de vuelo”, de Barbara Kingsolver: Esta es una novela sobre el calentamiento
global, que no será para todos lo más apetecible, aunque todos aprenderán de ella. Más importante que su
mensaje moral es la luz que brilla en nuestra vida ordinaria. Dicho desde el punto de vista de una mujer
joven, atrapada en la pobreza y frustrada por su falta de educación y de oportunidades, Kingsolver
desnuda brillantemente el corazón humano, con sus tentaciones y sus virtudes.
“El hogar”, de Toni Morrison: Morrison no es fácil de leer, y su línea de cuentos no es siempre la más
fácil de seguir; pero su estilo es arte, lo mejor, y su lenguaje lleva consigo un color y sentimiento que
tiene pocos iguales entre los novelistas. No ganó el Premio Nobel, a pesar de merecérselo.
b.- En el género de biografía e historia, estos libros sobresalen:
“Hammarskjold, una vida”, de Roger Lipsey: Lipsey, usando montañas de material de los diarios y
cartas de Hammarskjold, revela que este fue todo lo que se aludió en “Markings”, y más. Hammarskjold,
como figura pública y en su vida privada, trató de reflejar la grandeza de la vida. Con cerca de 800
páginas -vale la pena un esfuerzo- cuenta la historia de una gran alma.
“Dread sagrado, Raissa Maritain, el Encanto del sufrimiento y el Renacimiento Católico Francés
(1905-1944)”, de Brenna Moore: Lectura no fácil, pero a cualquiera con interés en el mundo de Maritain,
Leon Bloy, Charles Peguy y el Renacimiento Católico Francés en el comienzo del pasado siglo, se le dará
una visión más profunda.
“Cruz en el desierto”, de Kay Cronin: Un viejo libro, publicado en 1960, y ahora disponible sólo en
librerías. Cronin traza la historia de los Misioneros Oblatos que vienen a Oregón y Columbia Británica, y
abren iglesias allí. Yo fui verdaderamente movido por la abnegación y coraje de estos hombres y lo que
realizaron. Intelectuales franceses muchos de ellos, fueron enviados al desierto con poca preparación, y
sobrevivieron allí con ideales y fe, y con una tenacidad nada común. Con frecuencia no se podía disponer
de comida, techo y médicos. La lectura de su historia me hizo estar, más que nunca, orgulloso de ser
miembro de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada.
“El hombre sombra. Una hija a la búsqueda de su padre”, de Mary Gordon: Nosotros sólo nos
entendemos a nosotros mismos cuando entendemos a nuestros padres y el modo como sus virtudes y
debilidades nos ayudaron a modelar nuestras almas. Mary Gordon, mejor que la mayoría de la gente, ha
sido capaz de hacer esto. A muchos de nosotros nos resulta familiar su brillante libro sobre su madre “En
torno a mi madre”. Aquí hace lo mismo con su padre. La manera como ella entiende a su padre nos
ayudará a entender al nuestro.
c.- En el área de espiritualidad, recomiendo vivamente:
“El consuelo de paisajes feroces. Espiritualidad de desierto y montaña”, de Belden C. Lane. Muy al
estilo de la obra “Soulcraft”, de Bill Plotkings, Lane nos adentra en una visión sobre el papel que la
geografía puede jugar en modelar nuestras almas e indica cómo nosotros podríamos exponernos más
deliberadamente a eso. Para Lane, la espiritualidad no es algo que debiera darse sólo en centros de
oración privilegiados. Más bien, la naturaleza, el desierto, el viento y el sol también necesitan lavar por
completo nuestras almas y cuerpos.
“El redescubrimiento de valores. Guía para la recuperación económica y moral”, de Jim Wallis:
Este libro debería venir con un aviso: te contrariará si eres un fiscal conservador; y en este caso, podría
ser que quisieras proponerte este desafío. Wallis es tan cercano a “Dorothy Day” como es nuestra
generación.
“Ciudadano del mundo. Sufrimiento y solidaridad en el siglo XXI”, de Donald H. Dunson y James
A. Dunson: Una vez, Sócrates dijo que primero era ciudadano del mundo, y sólo después, ciudadano de
Atenas. ¿Cómo ensanchamos nuestros corazones y nuestras actitudes hasta el punto de vivir una
ciudadanía que sea más amplia que nuestra propia etnia, nacionalidad, historia, geografía, auto-interés y
afinidad natural? Donald y James Dunson tratan de responder a eso, y lo hacen con notable carácter. Este
libro es una auténtica guía moral, lo que la profecía debería ser. Los buenos profetas no te rocían con
acusación de culpa; más bien te hacen desear que seas mejor persona.
Lo dicho: de gustos no hay nada escrito.

2014, el año de la revolución tranquila de
Francisco
01 22:36:59 de enero de 2014
El año en que se van a poner en marcha los mecanismos con los que Francisco quiere llevar a
cabo su revolución tranquila...(José Manuel Vidal).

Siempre tuvo claro su programa reformista, que pasa esencialmente
por descongelar el Concilio Vaticano II. Por eso, 2014 será, a mi
juicio, el año en el que el Papa Francisco concrete su hoja de ruta.
Con cambios profundos y radicales, con aperturas inusitadas, con
decisiones llamativas, con pasos firmes y seguros. Un año de la
verdad. El año en que se van a poner en marcha los mecanismos con
los que Francisco quiere llevar a cabo su revolución tranquila.
El Papa "del fin del mundo" se ha ganado el corazón de la opinión
pública y publicada desde su primera aparición en la logia pontificia.
Apoyado en el escudo protector de la gente, que acude en
masa a escucharlo todos los miércoles y domingos del año, se
protege del "fuego amigo" de los sectores más conservadores de la
Curia y del catolicismo mundial.
Sin provocarlos innecesariamente, pero tampoco sin dejarse paralizar
por sus críticas (implícitas o explícitas, pero siempre a la contra), el
Papa está activando un tsunami interno y externo, una nueva
primavera de la Iglesia. Una primavera llamada a florecer en todas
las estructuras y a todos los niveles eclesiales. Desde la cúpula a las
bases.
Amén de sus gestos llamativos y de sus palabras que calan y llegan al
alma de la gente, Francisco comenzará a aplicar a la Iglesia, sin que
le tiemble el pulso, una hoja de ruta reformista, cuyo plan
detallado anunció el pasado 26 de noviembre, con la exhortación
apostólica "Evangelii Gaudium" (La alegría del Evangelio).
Aquel documento es el programa del "repara mi Iglesia en ruinas" del
santo de Asís retomado y concretado por el Papa Francisco. Una
revolución tranquila, pero revolución. Una clara ruptura. Un cambio
de ciclo expresado en aquella célebre máxima bergogliana; "Primero
el Evangelio y, después, la doctrina". Es el paso de la tristeza a la
sonrisa, de las normas a la libertad, del rigorismo a la familiaridad, de
La posada del silencio nº 61, curso v
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  • 1. La posada del silencio El texto de hoy El que confía en el Señor es como una montaña La montaña es el símbolo de la estabilidad, del aplomo, de lo perdurable, de la trascendencia. Ya puede haber huracán, terremoto... la montaña permanece, nos da garantía de estabilidad. El alma permanece asegurada en esa Presencia de Dios. Deja que en el silencio tu corazón se vuelva estable como una montaña. Fr. Rafael Colomé OP agradece las condolencias por deceso de Fr. Gabriel Nápole OP Queridas hermanas y hermanos: Les quería agradecer en nombre de mis hermanos del Vicariato de Aragón y en el mío propio, por los correos que nos han hecho llegar en estos dias de dolor por el fallecimiento de nuestro hermano fray Gabriel Nápole. Sus oraciones y cercanía fraterna nos están ayudando enormemente en estos momentos difíciles y de desconcierto para poderlos vivir con paz y confianza en el Señor. Sinceramente no es fácil. Como estoy seguro que no lo es tampoco para ustedes, por el enorme cariño y aprecio que le tenía a fray Gabriel. Sin duda el tiempo, la contención afectiva de todas/os y el abandono en las manos de Dios nos ayudarán. Contamos con sus oraciones, como todas/os ustedes cuenten con las nuestras. El Señor no nos abandona. Renovemos nuestra esperanza en Él. Con todo mi afecto:
  • 2. Fr. Rafael Colomé Angelats OP Prior regional prior-regional@dominicosvicariatoaragon.org CONVERSACIONES DE SAN ESTEBAN.
  • 3. DEL 5 DE NOVIEMBRE AL 11 DE FEBRERO
  • 4.
  • 5. Bernardo Cuesta fue una de esas personas en las que palabras y hechos, pensamiento y acción, estuvieron indisolublemente unidos. No sólo fue un guía intelectual, sino también un maestro de vida, alguien que abrió caminos, señaló a través de su pensamiento y su acción, rutas por las que vale la pena seguir caminando. 20 de septiembre de 2013 20 de septiembre de 2013 Éste es el hilo conductor de la publicación: descubrir las sendas de pensamiento y de acción que él siguió de manera lúcida y coherente. Mostrar que su modo de entender la Iglesia -que siempre consideró su hogar-, el mundo en el que vivió, la Orden a la que amó y mostrar también que su modo de implicarse en ellas y de responder a los problemas y desafíos que dentro de ellas se plantean, siguen siendo válidos y marcan rutas a seguir. A partir de estos objetivos está estructurado el libro, que tiene tres partes: La primera parte, Semblanza,
  • 6. recoge la excelente síntesis biográfica que Juan Huarte, amigo y compañero, publicó en la revista Ciencia Tomista. Es muy completa y resume perfectamente la trayectoria vital de Bernardo. La segunda parte, Pensamiento de Bernardo, es la más amplia y recoge algunos textos de Bernardo que expresan su visión de la vida y de algunos problemas que le preocuparon mucho y a los que dedicó estudio y reflexión. Tiene cinco capítulos o apartados: Rutas para entender, vivir y ser Iglesia; Rutas de análisis y propuestas al mundo de hoy; Rutas para ser cristiano en un mundo globalizado y enfermo; Rutas hacia la paz y en favor de la vida; Rutas que recogen y hacen vida la tradición dominicana. La tercera parte, Testimonios, muestran que las sendas que el abrió y siguió dejaron huellas en quienes le conocieron y animan a continuar por ellas o en la misma dirección. Estas voces o testimonios de quienes vivieron con él en la Comunidad de Babilafuente, de las gentes de los pueblos donde ejerció durante más de treinta años su actividad pastoral, de sus compañeros de fatigas en Acción Verapaz, de otros profesores… son el mejor respaldo de su trayectoria vital. - Más información y materiales en la web de Acción Verapaz Historia de la legislación de las Monjas Dominicas Autor: Liliana AYASTA BURGA Colección: BIBLIOTECA DOMINICANA En esta obra se presentan una colección de trabajos, de diferentes investigadores de primera línea, sobre los orígenes y evolución de las Constituciones de las Monjas Dominicas. En ese proceso queda reflejado el esfuerzo por adaptar las líneas fundamentales de la Orden de Predicadores a un modo concreto de vida, como es el de las Monjas contemplativas. Más allá del tema concreto de la legislación de las Monjas, los estudios aquí recogidos ofrecen una reflexión sobre el espiritu originario de la Orden de Predicadores.
  • 7. Damos Gracias a Dios por nuestra hermana Ana Cristina Soto quien por estos últimos cuatro años sirvió en nuestra Provincia Santa Catalina de Siena como Superiora Provincial. Su lema... "más fraternas más hermanas" fue realmente una característica de ella quien siempre nos llevo a la comunión y a la caridad fraterna entre nosotras..su ejemplo de sencillez, humildad y alegría son un tesoro que ha dejado huella en nuestra Provincia. Muchas Gracias Dios por darnos a sor Ana Cristina como regalo para la Congregación y gracias por su servicio a cada una de nosotras. Dios bendiga su vida y vocación. Foto: Damos Gracias a Dios por nuestra hermana Ana Cristina Soto quien por estos últimos cuatro años sirvió en nuestra Provincia Santa Catalina de Siena como Superiora Provincial. Su lema... "más fraternas más hermanas" fue realmente una característica de ella quien siempre nos llevo a la comunión y a la caridad fraterna entre nosotras..su ejemplo de sencillez, humildad y alegría son un tesoro que ha dejado huella en nuestra Provincia. Muchas Gracias Dios por darnos a sor Ana Cristina como regalo para la Congregación y gracias por su servicio a cada una de nosotras. Dios bendiga su vida y vocación. ‘A 20 años, una enorme deuda’; Vera López [Raúl Vera] Por Leticia Espinoza 01/01/2014 - 04:00 AM Saltillo.- A 20 años del surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el movimiento deja como la herencia la grande dignidad que poseen los pueblos indígenas, deja ver la deshumanización del equipo político y una enorme deuda, porque hasta ahora las leyes que existen en la Constitución no hacen sujetos de derechos a los indígenas. Así lo afirma fray Raúl Vera López, quien señala que los milicianos que entraron en el levantamiento de
  • 8. tipo armado eran el 3% de la población indígena de Chiapas (donde casi el 80% de la población era indígena), en cálculos someros del millón 200 mil indígenas, sólo 15 mil personas participaron, el 40% eran mujeres, y cuando decomisaron las armas eran poquísimas armas de asalto, pues en realidad a los 12 días ellos habían aceptado un proceso de diálogo y de paz. Fray Raúl Vera piensa que la simpatía por los sublevados surgió en el mundo y en el resto de la República, porque ellos no querían derrocar un gobierno, ellos luchaban por la justicia y la dignidad para sus pueblos, no fue el clásico discurso de un grupo armado, ellos hablaron de igualdad para todos, de libertad para administrar los recursos de sus territorios. “Fue una expresión de nobleza de los hermanos indígenas, de la riqueza humanística que encierran las culturas y el hecho de que ellos aceptaran un diálogo para alcanzar la paz, junto con los tres obispos como mediación donde estaba don Samuel Ruiz”, menciona Vera. En este contexto surge la figura del Subcomandante Marcos, quien puso la estrategia militar, pero que incluso él cambió su pensamiento político, se convenció de que no sólo quien tiene los medios de producción es capaz de hacer un cambio de vida social: “Los indígenas lo demostraron y Marcos lo creyó, creyó que el cambio lo hace una cultura valiente”. Mientras que el otro acento que posee esta rebelión fue la enorme desigualdad que existe entre pobres y ricos, las condiciones en las que hasta hoy están sumidos los pueblos indígenas, lo que despertó conciencia entre la sociedad. ‘QUÍTALE EL AGUA LA PEZ’ “Los indígenas lograron sentar al Gobierno en mesas de diálogo, aparece la verdadera faceta del Gobierno que tenemos, cuando ellos aceptaban paz, inició una guerra de baja intensidad a través de militares creados por el Ejército Mexicano, pagados por el Gobierno federal, que empezaron desplazar la gente. “La ideología era ‘quítale el agua al pez para que se muera’, el agua era la estructura social de los indígenas, desde cooperativas avícolas y cafetales que fueron destruidas, los insurrectos eran los peces”, relata monseñor Vera, quien fue parte de los procesos de paz. El colmo de esta vergüenza que hasta hoy carga el Gobierno federal es la masacre de Acteal, donde de la mayoría fueron mujeres y niños, pues con esto el partido político de entonces, el PRI, demostró que no estaba dispuesto a dar una solución de justicia a los pueblos indígenas, con todo y que se habían creado mesas de diálogo donde participó la Cocopa. “En las mesas de diálogo se hicieron proyectos de ley, dictámenes que nunca se hicieron. El señor presidente tasajeó los Acuerdos de San Andrés, porque no sólo tenía que arreglar Chiapas, se acordó que los territorios serían distribuidos para los pueblos indígenas donde ellos tendrían un grado de autonomía, de acuerdo con su cultura para administrase y hacer elecciones, para administrar los recursos de su territorio; aparecía un cuarto nivel de Gobierno, y ellos no aceptaron porque en esos territorios están los yacimientos de petróleo minerales, el bosque, el agua, de ninguna manera iba dar ese paso”, afirma. A 20 años de esta sublevación sigue presente la impunidad de los paramilitares que se mancharon las manos de sangre en la masacre de Acteal, un crimen de lesa humanidad donde el autor intelectual fue el Gobierno. “El alto grado de impunidad y crímenes de lesa humanidad y luego la Suprema Corte de Justicia completó el cuadrito que puso fuera a los militares asesinos, pese a que estaban plenamente identificados en sus comunidades, porque salieron de las mismas comunidades”, puntualiza Vera. Con Acento Los buenos deseos
  • 9. Todos los tenemos. Vamos a ser optimistas cuando empezamos el año. Sin olvidar que la naturaleza humana está dañada. Sea como sea, hombre o mujer, somos criaturas de Dios, regalo de Dios. Toda vida es un regalo. Vamos a pensar en positivo, que la bondad de Dios nos acompaña en el año que empieza. Y comenzar con gratitud. El Papa Francisco no deja de insistir en la "dinámica del encuentro": en la familia, en el trabajo, con los vecinos, en la comunidad. Tenemos necesidad de encontrarnos. Nadie duda que la mayor crisis que padece hoy el ser humano es el "vivir juntos". Es posible hacer que el vivir sea más agradable, encontrarnos. El recordado Mandela decía: "una de las cosas más difíciles no es cambiar la sociedad, sino cambiarse a uno mismo". Esta es la tarea que tenemos delante. Una tarea que nos implica a todos y cada uno de nosotros. El reto hoy es convencernos de que es mejor darse la mano que andar enfrentados. Estamos llamados a construir humanidad, convivencia, máxime en tiempo de dificultad. Si en el Calvario ayudaron a Jesús a seguir el "camino", ¿por qué no ayudarnos unos a otros, si estamos en el mismo camino? Remar juntos, ¡¡qué necesidad tenemos de remar juntos!!, en todos los ámbitos de la sociedad, también nosotros hermanos. La Orden, la Provincia, llamados por Dios a servir a los hermanos, remando juntos. Fr. Guillermo Santomé O.P. TOLERANCIA Isaura Díaz Figueiredo. Recién comienza el año y ya estamos con intolerancias, con falta de respeto y aceptación a los demás, temas sociales, étnicos, culturales, religiosos, políticos. Son motivos de polémicas en corrales tertulianos.
  • 10. Para un mundo globalizado, donde la mente debe ostentar una actitud abierta a la libre expresión plural, es ésta una forma poco civilizada de entenderse. Solo merece ser llamado “liberal” aquel que comprende que lo único que no se puede tolerar es “la intolerancia” “La peor intolerancia es de eso que llaman razón (Miguel de Unamuno (1.864-1936) Tomando el pensamiento de D.Miguel, comprendemos que tolerar no es dejar que nos humillen, ni ser permisivos con las injusticias. Todo ser humano debe y puede expresar lo que siente en la percepción de un tema o varios, ya que la ciencia hoy es y mañana… pasa a ser equivocación. Nadie debería imponer una ley, ya que el derecho a como hemos de actuar, solo lo tiene el propio ser.”Si echamos los prejuicios por la puerta: volverán a entrar por la ventana”. Así surge la intolerancia, o la falta de habilidad para ver diferentes puntos de vista. Puede ser la propia opinión, que persevere por encima del clamor de la sociedad, con postura rigida,dura e intentando que su pensamiento esté por encima de quien piense diferente, elevando casi a cisma, la propia, ya sea en el plano sexual, ideológico…careciendo de tolerancia, fácilmente se cae en el “fanatismo”, pasión exacerbada, desmedida, tenaz, en defensa de una teoría o incluso un estilo de vida, desde mi punto de vista psicológico, hago hincapié en la persona fanática, apasionada e incondicional a una causa, una monomanía persistente hacia un tema, superando muchas veces la irracionalidad en actitudes y comportamientos. Fanático, es una palabra proveniente del ingles “fan”, en su parte positiva es seguidor, admirador de lo antes mencionado, pero el fanático fan, es violento, agresivo, comete actos delictivos, pareciéndose al “relativista” ya que entre ambos no media el dialogo, es maniqueo y enemigo de la libertad, por lo cual el conocimiento está anulado:
  • 11. dogmatismos,intransigencia,maniqueísmo,reduccionismo,discriminación,autoritarismo, y obsesión “una opinión equivocada puede ser tolerada donde la razón es libre de combatirla”(Thomas Jefferson) Dentro de una familia había un muchacho que tenía muy mal carácter, los padres no sabían que debían hacer para mejorar su comportamiento...¡pensaron! y ¡pensaron! hasta que…¡ se hizo la luz! -Hijo te entrego ésta madera y te ordeno que cada vez que pierdas la calma, claves un clavo en la parte trasera. El adolescente estaba feliz, le parecía casi un juego lo propuesto por sus padres. Comenzó la tarea, el primer día clavó 37 clavos, se asombró y dijo: -Algo tendré que hacer para disminuir el clavar tanto. Fueron pasando los meses y llegó el día en que descubrió que perder la calma había sido incluso contra producente para la salud y haciendo un gran esfuerzo comprobó que ya no tenía que clavar clavos. Con gran alboroto se lo comunica a sus padres, que con mucha calma le dicen -Nos parece estupendo el cambio, pero ahora vas a hacer algo diferente -¿Qué será? Se preguntó el chico -Cada vez que no pierdas la calma, saca un clavo La tarea era arduo difícil, pero al cabo de un tiempo, vio con alegría que ya no quedaba ningún clavo en la madera. -Bien hijo, muy bien por el gran esfuerzo que has hecho, pero observa cómo está la madera, ¿ves? nunca va a volver a ser aquella madera sin macula que te entregamos hace tiempo. Cuando dices frases, haces gestos, dejas una herida como ésta –señaló el agujero de la tablaNo va importar la de veces que digas –lo siento- la herida permanece, y te aseguro que una herida verbal, es tan importante como la herida física. “Concede a tu espíritu el hábito de la duda, y a tu corazón el de la tolerancia” (Geor Christopher Lichtemberg) Comenzamos un año, comencemos también a practicar la tolerancia con un pensamiento abierto Santa María, Madre de Dios
  • 12. Editado por Sor Gemma Morató Apareció en la historia un hombre que pudo decir a Dios “padre” como ningún hombre jamás pudo decirlo, porque aquel hombre era el mismo Hijo de Dios. Pero del mismo modo, el Hijo de Dios quiso ser igual a los otros hombres se escogió una mujer para que fuera su madre y pudiese llamarla como todos los hombres “madre”. Cada vez que María oía llamarse madre por Jesús, debía sentirse turbada pues ella sabía que su hijo era “Hijo del Altísimo, el Hijo de Dios” (Lc 1, 32 y 35). “Madre de mi Señor”, le había dicho su prima Elizabet (1,45). Ella que se nombraba la esclava del Señor, título excelso de madre de su Señor, del propio creador y salvador, debió de exigirle un profundizar en el misterio debió sentir al mismo tiempo un enorme compromiso y una gran responsabilidad (Entresacado de un comentario de Alexandre Olivar). Esta solemnidad de Santa María Madre de Dios, es la fiesta más grande de todas las fiestas de la Santísima Virgen pues de ser madre de Dios le vienen todos los privilegios. El concilio de Éfeso celebrado en el año 431 condenó a Nestorio que negaba la maternidad divina de María, la Teotokos y desde aquella época todos los cristianos invocamos a María Madre de Dios. Ya en vida de Jesús, María había sido alabada por el pueblo: “Dichosas las entrañas que te llevaron y los pechos que te amamantaron” (Lc 11,27). A este piropo a Jesús él respondió: “más felices los que escuchan la palabra de Dios y la guardan” (Lc 11,28). Jesús no minimiza el papel de su madre, ella como nadie escuchó y guardó la Palabra, pero ensancha el círculo a todos los que como ella saben escuchar y guardar su Palabra. Celebremos con gozo esta solemnidad de Santa María y considerémonos dichosos de tenerla por madre y señora. Santa María madre de Dios ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Texto: Hna. María Nuria Gaza.
  • 13.
  • 14. VÍDEO DE HOY: Marcha Solidaria por la Justicia en Madrid 2013, intervención de Manuel Araus
  • 15. Navidad de sueños y colchones en la RCA Jueves, 2 enero, 2014 Nos escribe monseñor Aguirre desde Bangassou para contarnos que este año van a poder soñar con un futuro mejor en los colchones que llegaron en un contenedor antes de la Navidad. Ochenta colchones que son la excusa para un relato que el religioso español ha teñido de ese humor al que nos tiene acostumbrados, con el que parecen querer quitar tensión a la situacuión de violencia y terror que se vive en la República Centroafricana. La carta de Juan José Aguirre está cargada de optimismo para enfrentarse a un futuro que se presenta libre ya de la opresión de la Seleka: "Hemos cambiado los machetes por colchones. Cada uno con funda nueva como si fuera su papel de regalo. Pero lo importante es que, por fin, después de mucho tiempo, dormiremos en paz, en colchón mullido y profundamente, no como las gallinas durmiendo y cacareando a la vez. Sueños alfa y beta continuos, sin pesadillas, porque los ataques nocturnos y las fugas de alta tensión se han terminado". ¡Ojalá! Reproducimos la carta completa, que podéis descargaros también en el documento adjunto. "Ochenta colchones. Ese ha sido el regalo de Navidad más abundante que la diócesis de Bangassou ha recibido este diciembre de 2013. El Niño Jesús nos regaló también hace poco la liberación de Bangassou de entre las garras de aquel que nos ha pisoteado, violado, maltratado, robado y mancillado sin recato: el famoso comandante Abdallah, al que vimos salir de nuestra villa maniatado para ser juzgado en la capital. Pero 80 colchones son la tira de colchones en su cajita de regalo, un container de 24 metros, todos alineados, encorsetados desde España; sin envolver en papel de regalo, simplemente colchones de Navidad. Han sido recogidos por tantos amigos de la Fundación Bangassou, de la Delegación de misiones de Córdoba, de una residencia de estudiantes de Sevilla y de los colegios mayores de la Universidad de Córdoba, para enviarlos a Bangassou, donde los rebeldes Seleka, que atacaron la diócesis el 11 de marzo, se habían encariñado con ellos, con todos y cada uno de los colchones que encontraban a su paso en cada misión, en el seminario, en las casas de monjas y frailes. Todos se los llevaron. No entendemos la fijación que tenían esos comandos rebeldes, armados hasta los dientes, por llevarse de cada sitio y antes que nada, los colchones de la casa. O por estar ellos cómodos o por dejar incómodos a su prójimo. Lo cierto es que, ese objeto tan cotidiano en donde pasamos una tercera parte de nuestra vida, era presa codiciada por los Seleka. Hace dos meses, se formó en Bangassou un pandemonio. Una algarabía de gritos, amenazas,
  • 16. machetazos y dientes largos porque la población estaba harta de la acumulación de humillaciones que los Seleka nos habían ya infringido y el grito de “¡basta ya!, estamos hasta las narices" se tradujo en árboles cortados cerrando entradas y salidas de Bangassou, busca y captura hasta el garrotazo final de todo rebelde Seleka, banderola ninja en la frente y machetes amenazantes en las manos. Aquello pudo terminar en una masacre pero Dios no lo quiso así. Llamamos al gobierno, a las radios, al sagrario de mi capilla... porque empezaba una caza indiscriminada contra musulmanes, que como todos sabemos, los hay buenos y malos, y algunos estupendos amigos, y corrían el riesgo de entrar en el saco común. Esa noche del 4 de octubre, tres Selekas disfrazados quisieron entrar en Bangassou, en moto, cuando una barrera "ninja" de auto-defensa los descubrió, los desnudó y los maniató con cables de la luz. Una concentración de histéricos vociferantes tardó poco en liarse a bastonazos contra ellos. Tan caldeado estaba el ambiente, que la cosa degeneró en muerte violenta. Nadie quiso entender que Dios nos dijo: "no matarás" y se liaron a palos y machetazos con esos tres cuerpos inertes (que a su vez ellos mismos, dejadme adivinar con picardía el pasado, habían hecho lo mismo en meses anteriores, con otros tantos cuerpos inertes...). Dos de aquellos infortunados suspiraron por última vez a los pocos minutos pero el tercero, un tal Zacarías, musulmán del norte, logró escapar y vino a la misión católica, a la hora en que rezábamos vísperas. Cantando el Magníficat, vimos acercarse por la ventana ese muchacho ensangrentado, en calzoncillos, abierta la frente de un machetazo y el costado de un corte profundo de 20 centímetros... Lo lavamos, le cosimos las heridas (la hermana Pascualina, enfermera, dormía justamente en la catedral con su comunidad por cuestiones de seguridad...), estaba sediento y hambriento, lo vestimos con una camiseta de "sale el sol por Antequera" y una zamarra del Atlético de Madrid y se acostó en una habitación un poco apartada, pero con colchón y sábanas; un mullido colchón que para Zacarías fue un lecho en el paraíso cuando podría, unas horas antes, haber estado durmiendo una muerte eterna en no me imagino qué tipo de colchones que habrá en el infierno. Nadie en la misión abrió el pico. Si lo llegan a saber los ninjas vienen a por él. Ni cocineros, ni centinelas, ni sacerdotes ni el carpintero, también refugiado en la catedral, dijeron esta boca es mía hasta el al día siguiente que, muy discretamente, lo logramos evacuar en un avión que llegaba con militares de Bangui para doblegar la rebelión. Hemos cambiado los machetes por colchones. Cada uno con funda nueva como si fuera su papel de regalo. Pero lo importante es que, por fin, después de mucho tiempo, dormiremos en paz, en colchón mullido y profundamente, no como las gallinas durmiendo y cacareando a la vez. Sueños alfa y beta continuos, sin pesadillas, porque los ataques nocturnos y las fugas de alta tensión se han terminado. Sólo nos queda por arreglar el tema de la rebelión de Joseph Kony, que todavía campa por sus anchas, él ya viejo y achacoso, reemplazado por un hijo de 21 años, hirviendo de violencia acumulada. Pero eso ya es otro capítulo. Por el momento tengamos una Navidad feliz; Navidad de colchones nuevos y sueños de un futuro mejor para este pueblo". Mons. Juan José Aguirre Obispo de Bangassou Archivos adjuntos: Navidad en la RCA Enlaces: RCA: cuando la amenza se hace realidad RCA: Noticias desde el foco del terror RCA: ¿Por qué otra vez a nosotros? Hambre en la RCA México en armas El 1 de enero de 1994, cuando México anunciaba su entrada en la ‘modernidad’, un ejército indígena, el EZLN, declaraba la guerra al Estado y recordaba los males ancestrales del país: injusticias, pobreza, autoritarismo.
  • 17. Dos décadas después, el hartazgo se ha multiplicado entre los mexicanos y miles se han alzado en armas, aunque menos organizados, ante la mirada de un gobierno que no sabe qué hacer. Dispuestos todos a garantizar una seguridad que el Estado no les da, grupos de todo tipo se mezclan en territorios donde impera el crimen organizado. ¿Se avecina una verdadera revolución social o el caos? 31.12.2013 · María Verza · (México) Autodefensas de Tecalpatepec (Michoacán, oeste de México). “Nos llevó 12 años reunir el valor, pero cuando después de pagar todo lo que nos pedían, después de tantas extorsiones e impunidad, empezaron a llevarse a nuestras mujeres y a violar a las niñas y devolvérnoslas embarazadas, dimos el paso. Solo el pueblo podía defender al pueblo”. El doctor José Manuel Mireles, del municipio de Tecalpatepec (Michoacán, oeste de México) explica con serenidad el detonante del alzamiento en armas de su pueblo, el 24 de febrero de 2013, contra el cártel de los Caballeros Templarios. “Nunca pensamos que esto fuera a salir pero salió, nos dieron 24 horas y ya llevamos 10 meses”. Hay sido meses duros pero ahora, dicen, tienen por lo que morir. Mireles recuerda, por ejemplo, la masacre de Los Reyes, el pasado mes de julio. Dos centenares de personas se manifestaban contra la
  • 18. inacción del ayuntamiento ante la violencia y a favor de los grupos de autodefensa. “Era una manifestación de paz, no íbamos armados, llegaron unos hombres y empezaron a acribillar a todos a sangre fría”, contó un testigo. “Las balas salieron desde dentro de la presidencia municipal”, asegura tajante Mireles. “Tengo dos sobrinos con balazos. Fueron a atenderse al hospital y no los quisieron recibir por miedo. Una enfermera fue a atenderlos a la casa. Una semana después la mataron junto a sus dos hijos”. Su región, una zona agrícola y ganadera muy próspera conocida como Tierra Caliente, nada tiene que ver con las empobrecidas mesetas purépechas también de Michoacán donde en abril de 2011 otro pueblo, Cherán, se alzó también en armas contra el crimen, en aquella ocasión, hartos de los talamontes que destruían sus bosques, secaban sus ríos y desaparecían o asesinaban a quienes se opusieran a ellos. “Ellos son indígenas y su organización es de antes de la llegada de los españoles –distingue Mireles-; nosotros somos un pueblo más joven creado con la estructura política nacional. Pero ellos han sido nuestro ejemplo”. Hay otras diferencias: las comunidades indígenas suelen organizarse para otros temas, no solo en seguridad, y no se expanden como sí ha hecho el movimiento de autodefensas de Tierra Caliente. Surgió en 3 de los 113 municipios de Michoacán, ahora controla 28. “Nosotros vamos a donde nos piden ayuda”, justifica el doctor Mireles mostrando una carta en la que uno de los pueblos vecinos les solicita apoyo. “Todos los estados de la República que estén en la misma situación que nosotros, deben defenderse”. Un mes antes de los alzamientos en Michoacán, el vecino estado de Guerrero vivía una situación similar. En las localidades de Ayutla y Tecoanapa el detonante fue el secuestro de un comisario, un líder comunitario respetado por la ciudadanía. Los civiles no aguantaron más. Agarraron cualquier arma a su alcance, desde fusiles a machetes y pistolas, y fueron casa por casa hasta que lograron rescatarlo. Pronto otros les imitaron, mujeres incluidas. “En Xaltianguis vivíamos una especie de parálisis emocional”, explica Miguel Angel Jiménez, el comandante de esta localidad a media hora de Acapulco. “Hay ejército y policías locales y estatales pero no me pregunte qué hacen. Son los otros los que campaban a sus anchas. Un día los mañosos [criminales] fueron a buscar a un joven y como no lo encontraron sacaron a su padre a plena calle y ahí le cortaron la cabeza. Por eso propuse unirnos a la Unión de Pueblos Organizados del Estado de Guerrero (UPOEG)“, explica Jiménez. Corría el mes de agosto y Xaltianguis saltaba a las portadas de México por ser el primer pueblo en el que las mujeres también se armaron. En cuatro días hubo 102 voluntarias. “No sabíamos nada de seguridad ni de disparar, pero aprendimos”, dice Rosa Elena Flores, un ama de casa de 33 años.
  • 19. Autodefensas (María Verza) En casi todos los lugares donde hubo alzamientos, la primera intención de los grupos fue poner a disposición de las autoridades a los criminales que detenían pero al ver cómo esos delincuentes quedaban libres poco después les hizo desconfiar de todos. En algunos lugares incluso se llegó a detener temporalmente a militares para presionar a las autoridades. No hubo éxito. “En México dejan impunes el 93% de delitos”, sentenciaba a fin de año el diario Reforma en su portada. Así, durante todo 2013 se fueron multiplicando en Guerrero, Michoacán, Estado de México, Tabasco, Oaxaca, Veracruz… distintos grupos (Frente Campesino Franciso Villa, Pueblo Unido contra la Delincuencia, las Fuerzas Armadas Revolucionarias-Liberación del Pueblo) dispuestos a tomarse la justicia por su mano, una situación explosiva de la que ya ha alertado la ONU y que está dejando, al menos en Guerrero y Michoacán, cientos de desplazados internos.
  • 20. Además, ocurre en un país con enormes desigualdades, donde con el cambio de siglo el crimen organizado se apoderó de los vacíos de poder que surgieron tras el desmoronamiento del sistema priísta (según explican investigadores como Edgardo Buscaglia) y donde proliferan las armas en poder de fuerzas no gubernamentales (desde narcotraficantes a ex guerrilleros, pasando por cazadores y campesinos). Según un informe del mes de mayo del International Crisis Group (ICG) hay milicias de algún tipo en al menos 9 estados de los 32 del país (otras fuentes dicen que en 13) pero la situación es especialmente preocupante en Michoacán y Guerrero donde se combinan grupos muy estructurados y con siglos de tradición (los conocidos realmente como policías comunitarias), con otros más espontáneos (autodefensas) centrados solo en dar seguridad. Además, según el ICG, también hay que distinguir entre “los grupos de autodefensa que son respaldados por sus comunidades y aquellos que son meras fachadas de los cárteles criminales” y aspiran a imponerse frente a sus contrarios. El problema es que distinguir a unos de otros es tan complicado como garantizar que la delincuencia no se infiltre entre ciudadanos que reclaman su legítimo derecho a la seguridad. En Guerrero, según la revista Proceso, la Procuraduría General de la República investiga presuntos vínculos con el narcotráfico de, al menos, 15 alcaldes de pueblos donde han surgido movimientos armados. “Ojalá no estén inmiscuidas algunas malas personas en el movimiento, que ha crecido tanto”, decía por su parte un líder de las autodefensas michoacanas, Hipólito Mora, al diario Reforma. Zapatistas. (AP/Ivan Castaneira) GUERRA, JUSTICIA, DESARROLLO Cada uno de estos grupos armados viven fases diferentes. El Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que puso en jaque a México en 1994 durante 12 días de guerra, sigue en armas (aunque estén calladas) y “en rebeldía”, como muestran sus últimos comunicados, pero optó desde hace una década por autogobernarse al margen del Estado, una estrategia que ahora intentan compartir con otros colectivos mexicanos a través de su “escuelita de la libertad” por la que en menos de 6 meses habrán pasado más de 5.000 activistas. En Michoacán, sin embargo, la tensión es máxima. Se encuentran en una situación “de guerra civil”, según el diagnóstico del académico sobre violencia social del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, René Jiménez. Y no hay más que pasar un día con el Dr. Mireles y sus hombres para confirmarlo. Los autodefensas salen a diario, armados hasta los dientes (llevan desde escopetas viejas a rifles de asalto), a patrullar o ganar terreno con un único objetivo: “hacer lo que el gobierno no hace, limpiar Michoacán de Caballeros Templarios”, en palabras de Mireles. “Donde vamos hay puras emboscadas pero vamos ganando porque a nosotros nos apoya el pueblo y ellos cada vez tienen más difícil reclutar sicarios”, asegura uno de sus hombres. “Además, ellos disparan al aire todo asustados mientras que nosotros somos buenos cazadores y, después de tantos años de horror, se nos
  • 21. acabó el miedo”. En Guerrero, organizaciones como la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), con 18 años de historia, además de proteger a sus pueblos con grupos de comisarios que patrullan la comunidad, imparten justicia y se encargan de la reeducación. “Hay hambre, hay miseria, no hay trabajo y por eso hay tanto delincuente, pero ahora muchos otros pueblos, no solo indígenas, también están diciendo ‘¡Basta ya!’”, dice Felícitas Martínez, una de las líderes de este colectivo en San Luis Acatlán. “Los que quieren y aceptan nuestras normas, que siempre las toma la asamblea, se integran a la CRAC, y los otros o se unen a otros colectivos o se organizan por su cuenta”. Mural zapatista en Caracol Oventic. (M.C.) SIN ESTRATEGIA GUBERNAMENTAL La reacción del Estado al surgimiento de todos estos grupos, avivados en muchos casos por el malestar social generado por las reformas puestas en marcha por Enrique Peña Nieto, ha sido dispar. Las policías comunitarias están avaladas por las leyes mexicanas pero, como señala el ICG, no está clara la cuestión de los permisos de armas y las autoridades han hecho detenciones, por ejemplo, de miembros de la CRAC, por este motivo. En Guerrero, la Comisión Nacional de Derechos Humanos criticó que el gobernador Angel Aguirre primero apoyara económicamente a alguno de estos grupos y luego detuviera a sus integrantes “sin que se adviertan acciones a fin de atender las causas de fondo que originaron el surgimiento” de estas milicias. “Es inaceptable –continua esta institución- que las comunidades tengan que asumir de manera permanente cargas públicas que no les corresponden, que pueden llegar a traducirse en reductos de poder en los que se ejerzan prácticas injustificables e ilegales”. En Michoacán, el presidente Peña Nieto puso en marcha en mayo su ‘nueva’ estrategia de seguridad consistente en desplegar –como hizo el presidente Felipe Calderón- miles de soldados y policías. Y en noviembre el ejército tomó el control del puerto de Lázaro Cárdenas, principal punto de entrada y salida de todo tipo de mercancías, legales e ilegales. Teóricamente las fuerzas federales tenían como objetivo luchar contra el crimen organizado y desarmar a las milicias irregulares que “ponen en riesgo a todo México”, según palabras de uno de los hombres fuertes del presidente, Luis Videgaray. En la práctica, los militares y policías federales dejan hacer a las autodefensas, por ejemplo, mirando para otro lado –literalmente- cuando pasan con sus armas en ristre
  • 22. convoys de más de 20 camionetas. El resultado, como alerta el ICG, es que el Estado ha dejado de tener el monopolio del uso de la fuerza y de la impartición de justicia, algo que “erosiona el Estado de Derecho” especialmente en zonas como Michoacán o Guerrero donde la violencia es cada vez “más preocupante”. El think tank critica también que el gobierno de Enrique Peña Nieto ni siquiera ofrezca un diagnóstico sobre los tipos de milicias que hay y cómo actuar ante cada una de ellas. “Parece carecer de estrategia”, indica su informe. “No saben qué hacer”, coincide el académico de la UNAM René Jiménez. “No se enfrentan al problema real”. “Su proyecto más concreto, la creación de una gendarmería, se desinfla cada vez más. Lo único claro que es el Estado ha fracaso a la hora de satisfacer sus obligaciones básicas: dar seguridad a la población, seguridad física y también alimenticia, sanitaria y educativa”. La situación a partir de ahora no es halagüeña porque la pauta parecen marcarla las armas, cientos de miles, millones de ellas. “Vienen cosas complicadas y graves para todo el país”, augura Felícitas Martínez desde Guerrero tras lamentar la desunión entre las distintas organizaciones que, según dice, solo beneficia al gobierno. Desde el establisment se alerta del peligro de que México se pueda “paramilitarizar” y convertir en otra Colombia (no hay que olvidar que a los grupos sociales se unen todos esos pequeños grupos de seguridad privados). Y en otros sectores, se apunta la posibilidad de que el auge de todos estos movimientos pueda provocar a medio plazo un verdadero cambio. Zapatistas. 2013 “Por esto es relevante hablar de nuevo de los zapatistas –señala René Jiménez- que siguen alzados pero, a la vez, han desarrollado estrategias de autogobierno que les han permitido mejorar la vida de sus pueblos”. “Lo que no pasa en 20 años pasa en dos días y hoy se ven pequeñas luces: pueblos que han optado por organizarse aunque vayan a distintas velocidades”, añade el investigador. La clave es cómo reaccione el Gobierno, estancado, a su juicio, en las mismas políticas infructuosas de siempre, dictadas por los poderes económicos dominantes. “La única salida es que se escuche a los ciudadanos y que estos participen en las soluciones”. En el fondo, es la misma receta que, de forma más diplomática, ofrece el ICG cuando recomienda trabajar con los proyectos más auténticos de policías comunitarias, contener la expansión de los grupos irregulares y mejorar la seguridad de todos los mexicanos. “A largo plazo, el desarme sólo puede funcionar si el gobierno protege a sus ciudadanos en todo el país”. Una asignatura todavía pendiente.
  • 23. África: Nuevas guerras, viejos demonios El Sahel y su zona de influencia han sido durante 2013 escenario de nuevos conflictos en el continente africano, con la penetración terrorista como factor clave y Francia jugando el papel de bombero josé naranjo 30.12.2013 | 13:17 África: Nuevas guerras, viejos demonios 2013 pasará a la historia de África como el año en que murió Nelson Mandela. Sin embargo, en materia de paz y seguridad, este año que ahora acaba supone la confirmación de que el Sahel, esa enorme zona situada al sur del desierto del Sahara que atraviesa el continente de este a oeste, así como su zona de influencia, son el escenario de nuevos conflictos que protagonizan nuevos actores bélicos. De las viejas guerras africanas de los años noventa, como las de Angola, Liberia, Sierra Leona y el Congo, guerras mortíferas y atroces de machetes, amputaciones, niños soldado y diamantes de sangre en los que se peleaba por el poder y por los recursos, se ha pasado a los conflictos de Malí, República Centroafricana y Sudán del Sur, guerras asimétricas que surgen en la periferia de estados débiles que se alimentan de diferencias étnicas y religiosas. El Sahel y sus zonas próximas están en plena ebullición. En los años noventa, un puñado de guerras sacudían al continente africano. Los medios de comunicación de todo el mundo daban buena cuenta de la mortal guerra del coltán en el Congo (RDC), del largo conflicto angoleño o de las atrocidades de Liberia y Sierra Leona. La imagen que esos medios exportaban de África era la del machete y el kalashnikov. Sin embargo, a comienzos de la década pasada, esas guerras vieron su final, una paz frágil y luego violada en el caso de RDC, pero la estabilidad parecía tomar el relevo. Y así fue. África ya no es ese continente de violencia interminable que algunos parecen seguir vendiendo. Sin embargo, la relativa calma de los últimos años se ha visto truncada en este 2013 con el estallido de nuevos conflictos, la mayoría de ellos en el Sahel. No toda África está en guerra, pero este año no ha sido precisamente un remanso de paz. A comienzos de enero, los grupos narcoterroristas y yihadistas que controlaban desde hacía nueve meses todo el norte de Malí comenzaron a avanzar hacia el sur del país. La incapacidad del Ejército para frenarles ponía en peligro a una inmensa nación que incluso podía convertirse en un estado terrorista, una suerte de Afganistán de los talibanes en pleno corazón de África. Francia decidió reaccionar y movilizó hasta 4.500 soldados en la llamada Operación Serval. Con el decidido apoyo de su aliado chadiano, el impresionante despliegue bélico galo lograba frenar este avance y recuperar las ciudades del norte en menos de un mes para luego dar caza a los radicales en fuga hasta sus bases en el desierto. Entre los cientos de fallecidos estaba Abu Zeid, uno de los más peligrosos, aunque el terrorista más buscado, Moctar Belmoctar, conocido como Mr. Malboro, pudo escapar. Malí recupera ahora, lenta y dificultosamente, la normalidad. Porque nadie podía imaginar aquel mes de enero de 2013 que en el verano siguiente se iban a celebrar unas elecciones presidenciales, que dieron la victoria a un antiguo primer ministro conocido por su inflexibilidad, Ibrahim Boubacar Keita, y que el capitán golpista que contribuyó a hundir al país en el abismo, Amadou Haya Sanogo, estaría en la cárcel a la espera de juicio meses después. Mientras tanto, adeptos del grupo terrorista Muyao siguen protagonizando algún que otro ataque en el norte del país, con coches bomba o lanzamiento de obuses, ante los ojos de los soldados africanos de la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Malí (Minusma) o con ellos como objetivo, como ocurrió recientemente en Kidal. Opacado por la mediatización del problema terrorista, el principal problema al que debe hacer frente Malí durante este año que ahora empieza es la cuestión tuareg. El proceso de paz con los rebeldes del Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA), que contribuyeron como pocos a lo que
  • 24. ocurrió en el norte del país desde que se alzaron en armas en enero de 2012, avanza a trompicones. Siguen armados en su feudo de Kidal, donde el Ejército francés les ha permitido quedarse, y en difícil y conflictiva convivencia con los soldados malienses. Otro país que ha atravesado un auténtico vía crucis en materia de seguridad y terrorismo ha sido Nigeria. El gigante africano, unos 120 millones de habitantes y principal productor de petróleo del continente, tiene un serio problema en el norte con dos grupos armados muy activos y sanguinarios, Boko Haram (que significa la educa-ción occidental es pecado) y Ansaru, una escisión de este. Más de 1.200 muertos en 2013, algunos de ellos fruto de la violenta represión del Ejército nigeriano que no ha dudado en responder con dureza, decenas de atentados y la declaración del estado de emergencia en tres regiones atestiguan que estamos ante una auténtica guerra no declarada, en la que, al igual que en el caso de Malí, el enemigo no es un ejército propiamente dicho ni tiene un proyecto político. Pero si las guerras de Malí y Nigeria, así como la entrega de armas del M23 en la República Democrática del Congo tras la entrada en escena de la Brigada de Intervención de la ONU, dominaron la escena informativa durante buena parte de 2013, otros dos conflictos emergentes justo al sur del Sahel han venido a ocupar las noticias internacionales africanas. El primero de ellos se está desarrollando en la República Centroafricana. La rebelión Seleka, surgida en el norte del país, logró desalojar en marzo al presidente Bozizé y hacerse con el poder. Sin embargo, su unidad de acción, si alguna vez la tuvo, ha saltado por los aires y ha sumido al país en un caos de pillajes, violencia y muerte. La situación ha empeorado desde septiembre tras la aparición de las milicias cristianas anti-Balaka en respuesta a los abusos cometidos por los miembros de Seleka, mayoritariamente musulmanes. Y de nuevo ha sido Francia quien ha dado un paso al frente e intervenir enviando tropas a Bangui. Y, para finalizar, la disputa por el poder en Sudán del Sur entre el presidente Salva Kiir, de la etnia dinka, y su ex vicepresidente Riek Machar, de la etnia nuer, degeneró el pasado 15 de diciembre en un conflicto en el seno del Ejército entre soldados de ambas etnias que ha provocado ya miles de muertos, muchos de ellos civiles asesinados por el mero hecho de pertenecer a una u otra comunidad. Viejas rencillas entre los dos grupos de población más importantes del país salieron a la luz y han provocado una grave crisis humanitaria en la nación más joven del mundo que vio la luz en 2011 tras desgajarse de Sudán en un proceso de independencia largo y complicado que también se gestó con un conflicto armado. En la Jornada Mundial de la Paz, el Papa Francisco encomienda a María Madre de Dios las necesidades del mundo entero 2014-01-01 Radio Vaticana (RV).- (Con audio y video) El Pontífice presidió esta mañana la Eucaristía del primero del año en la Basílica de San Pedro en la Solemnidad de María Santísima Madre de Dios y en la 47ª Jornada Mundial de la Paz. En Roma, con motivo de la Jornada Mundial por la Paz, la Comunidad de San Egidio, organizó la tradicional Marcha por la Paz. El evento comenzó a las 10 de la mañana, en la vía de la Conciliazione y prosiguió hasta la Plaza de San Pedro, para participar en el Ángelus, junto al Santo Padre. Los participantes exhibieron ocho grandes pancartas y banderas de la paz. (MFB – RV). Texto completo de la homilía del Santo Padre Francisco La primera lectura que hemos escuchado nos propone una vez más las antiguas palabras de bendición que Dios sugirió a Moisés para que las enseñara a Aarón y a sus hijos: «Que el Señor te bendiga y te proteja. Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te muestre su gracia. Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz» (Nm 6,24-26). Es muy significativo escuchar de nuevo esta bendición precisamente al comienzo del nuevo año: ella acompañará nuestro camino durante el tiempo que ahora nos espera. Son palabras de fuerza, de valor, de esperanza. No de una esperanza ilusoria, basada en frágiles promesas humanas; ni tampoco una esperanza ingenua, que imagina un futuro mejor sólo porque es futuro. Esta
  • 25. esperanza tiene su razón de ser precisamente en la bendición de Dios, una bendición que contiene el mejor de los deseos, el deseo de la Iglesia para todos nosotros, impregnado de la protección amorosa del Señor, de su ayuda providente. El deseo contenido en esta bendición se ha realizado plenamente en una mujer, María, por haber sido destinada a ser la Madre de Dios, y se ha cumplido en ella antes que en ninguna otra criatura. Madre de Dios. Este es el título principal y esencial de la Virgen María. Es una cualidad, un papel, que la fe del pueblo cristiano siempre ha experimentado, en su tierna y genuina devoción por nuestra madre celestial. Recordemos aquel gran momento de la historia de la Iglesia antigua, el Concilio de Éfeso, en el que fue definida con autoridad la divina maternidad de la Virgen. La verdad sobre la divina maternidad de María encontró eco en Roma, donde poco después se construyó la Basílica de Santa María «la Mayor», primer santuario mariano de Roma y de todo occidente, y en el cual se venera la imagen de la Madre de Dios — la Theotokos— con el título de Salus populi romani. Se dice que, durante el Concilio, los habitantes de Éfeso se congregaban a ambos lados de la puerta de la basílica donde se reunían los Obispos, gritando: «¡Madre de Dios!». Los fieles, al pedir que se definiera oficialmente este título mariano, demostraban reconocer ya la divina maternidad. Es la actitud espontánea y sincera de los hijos, que conocen bien a su madre, porque la aman con inmensa ternura. Pero es más, es el sensus fidei del santo pueblo de Dios que jamás, en su unidad, jamás se equivoca, el santo Pueblo de Dios. María está desde siempre presente en el corazón, en la devoción y, sobre todo, en el camino de fe del pueblo cristiano. «La Iglesia… camina en el tiempo… Pero en este camino - deseo destacarlo - procede recorriendo de nuevo el itinerario realizado por la Virgen María» (Juan Pablo II, Enc. Redentoris Mater, 2), y por eso la sentimos particularmente cercana a nosotros. Por lo que respecta a la fe, que es el quicio de la vida cristiana, la Madre de Dios ha compartido nuestra condición, ha debido caminar por los mismos caminos que recorremos nosotros, a veces difíciles y oscuros, ha debido avanzar en «la peregrinación de la fe» (Conc. Ecum. Vat. II, Const. Lumen gentium, 58). Nuestro camino de fe está unido de manera indisoluble a María desde el momento en que Jesús, muriendo en la cruz, nos la ha dado como Madre diciendo: «He ahí a tu madre» (Jn 19,27). Estas palabras tienen un valor de testamento y dan al mundo una Madre. Desde ese momento, la Madre de Dios se ha convertido también en nuestra Madre. En aquella hora en la que la fe de los discípulos se agrietaba por tantas dificultades e incertidumbres, Jesús les confió a aquella que fue la primera en creer, y cuya fe no decaería jamás. Y la «mujer» se convierte en nuestra Madre en el momento en el que pierde al Hijo divino. Y su corazón herido se ensancha para acoger a todos los hombres, buenos y malos, todos, y los ama como los ama Jesús. La mujer que en las bodas de Caná de Galilea había cooperado con su fe a la manifestación de las maravillas de Dios en el mundo, en el Calvario mantiene encendida la llama de la fe en la resurrección de su Hijo, y la comunica con afecto materno a los demás. María se convierte así en fuente de esperanza y de verdadera alegría. La Madre del Redentor nos precede y continuamente nos confirma en la fe, en la vocación y en la misión. Con su ejemplo de humildad y de disponibilidad a la voluntad de Dios nos ayuda a traducir nuestra fe en un anuncio del Evangelio alegre y sin fronteras. De este modo nuestra misión será fecunda, porque está modelada sobre la maternidad de María. A ella confiamos nuestro itinerario de fe, los deseos de nuestro corazón, nuestras necesidades, las del mundo entero, especialmente el hambre y la sed de justicia, de paz y de Dios; y la invocamos todos juntos, imitando a nuestros hermanos de Éfeso. Digamos juntos por tres veces: ¡Santa Madre de Dios! ¡Santa Madre de Dios! ¡Santa Madre de Dios! Amén. Papa Francisco en oración ante la Madre de Dios, en Santa María la Mayor 2014-01-02 Radio Vaticana (RV).- El primer día del 2014, Solemnidad de la Madre de Dios, Francisco fue de forma privada, por la tarde, a la Basílica papal de Santa María la Mayor, donde se detuvo en silencio orante, durante unos veinte minutos ante la imagen de la Madre de Dios, venerada con el título de la ‘Salus populi romani’. A ella se había referido pocas horas antes, el Papa Bergoglio en su homilía de la Santa Misa, alentando a encomendar «nuestro itinerario de fe, los deseos de nuestro
  • 26. corazón, nuestras necesidades, las del mundo entero, especialmente el hambre y la sed de justicia y de paz y de Dios». E invitando a María todos juntos tres veces: «¡Madre de Dios! ¡Madre de Dios! ¡Madre de Dios! ¡Madre de Dios!». La nueva visita del Obispo de Roma a la Basílica de Santa María la Mayor reitera su profunda devoción y fue recibida con mucha alegría y sorpresa por numerosos fieles, entre ellos muchos jóvenes, contentos de poder ver al Papa, respetando sin enmbargo su recogimiento en la oración. (CdM - RV) Más de seis millones seiscientos mil fieles, con el Papa Francisco Ciudad del Vaticano, 2 enero 2014 (VIS).-La Prefectura de la Casa Pontificia ha hecho público un comunicado en el que señala que en el año 2013, a partir de su elección el 13 de marzo, más de 6.600.000 fieles han participado en los diversos encuentros con el Papa Francisco: audiencias generales (1.548.500) y especiales (87.400), celebraciones litúrgicas en la Basílica Vaticana y en la plaza de San Pedro (2.282.000), Ángelus y Regina Coeli (2.706.000). Estos datos se refieren solamente a los encuentros que han tenido lugar en el Vaticano, y no incluyen otros actos con gran participación de fieles, como el viaje apostólico a Brasil en el mes de julio con motivo de la JMJ de Rio de Janeiro, y también varios viajes en Italia, a Lampedusa, Cagliari y Asís, y también las visitas en la diócesis de Roma. El total de los fieles se estima en 6.623.900. La Prefectura de la Casa Pontificia recuerda que se trata de datos aproximados, calculados sobre la base de las peticiones de participación en los encuentros con el Papa y de las invitaciones distribuidas por la Prefectura. Asimismo, se ha realizado una estima del número de presencias en momentos como el Ángelus y las grandes celebraciones en la Plaza de San Pedro. Hace 50 años: el viaje del Papa Montini a Tierra Santa 2014-01-02 Radio Vaticana (RV).- (audio) Con motivo del 50 aniversario de la peregrinación de Pablo VI a Tierra Santa, el Instituto Pablo VI, en colaboración con la Oficina para el Ecumenismo de la diócesis de Brescia y con la Custodia de Tierra Santa, invita a un encuentro que se celebrará en el Centro de Estudios del Instituto Pablo VI en Concesio, el 10 de enero próximo y que tiene la intención de destacar en particular la importancia ecuménica de la visita del Papa Montini en la tierra de Jesús.
  • 27. Participará en el encuentro el obispo de Brescia, Mons. Luciano Monari. Después de una introducción del presidente del Instituto Pablo VI, Don Angelo Maffeis, intervendrá el Custodio de Tierra Santa, el padre Pizzaballa, sobre el tema de la unidad de la Iglesia y la búsqueda de la paz en Tierra Santa.Seguirá la proyección de la película “Volver a las fuentes: Pablo VI en Tierra Santa”, producida en 1964 por la Custodia Franciscana de los lugares santos, en ocasión de la peregrinación de Pablo VI. Del documental, que circuló en varias partes de Italia inmediatamente después de la peregrinación del Papa, se había perdido por completo su memoria. En los archivos de Milán, sin embargo, se han recuperado algunas rollos del film, que han sido restaurados. La película es un documento histórico de gran importancia: se muestra una Tierra Santa que ahora ha desaparecido, antes de la Guerra de los Seis Días. Entre las imágenes memorables de la película, sobresalen aquellas que se refieren al conmovedor encuentro ecuménico que tuvo lugar en Jerusalén entre el Papa Pablo VI y el Patriarca Atenágoras de Constantinopla. ER RV SCHLEICHERT, Hubert - ROETZ, Heiner Filosofía china clásica La filosofía china clásica se desarrolló dentro del marco temporal que, por su relevancia en la historia de la humanidad, Karl Jaspers denominó era axial; una época comprendida entre los siglos VIII y II a. C., en la que también se dieron cita Buda, los profetas judíos, Zaratustra y los filósofos griegos. A pesar de la diversidad de Estados y sistemas políticos surgidos desde entonces, seguimos conviviendo con regímenes autoritarios y preguntándonos cómo se podría crear y asegurar una convivencia humana digna. Esta es precisamente la pregunta central de la filosofía china clásica: cómo llevar una vida consciente, correcta y con éxito, ya sea en familia, en sociedad y dentro de un Estado o bien retirándose de todas estas instituciones que imponen sus normas y obligaciones sobre el individuo. Se trata, por lo tanto, de una filosofía eminentemente práctica. Schleichert y Roetz ofrecen una presentación sucinta y clara, un texto accesible al lector no especializado en la materia. Repasan este periodo histórico conocido como el de las “cien escuelas”, prestando especial atención al confucianismo, a las alternativas al mismo planteadas por Mo Di y Yang Zhu, al daoísmo, al legalismo, al punto álgido que representa Xunzi y a la Escuela de los nombres, así como al desarrollo posterior de la filosofía en China. El lector tiene en sus manos una obra que, desde su primera publicación en alemán, se ha convertido en un texto de referencia. HAN, Byung-Chul La sociedad de la transparencia «Una joya «Sus teorías de la nos crítica ayudan social a de corte entender filosófico.» el siglo Süddeutsche XXI.» Zeitung affektblog.de Ningún otro lema domina hoy el discurso público tanto como la transparencia. Según Han, quien la refiere solamente a la corrupción y a la libertad de información, desconoce su envergadura. Esta se manifiesta cuando ha desaparecido la confianza y la sociedad apuesta por la vigilancia y el control. Se
  • 28. trata de una coacción sistémica, de un imperativo económico, no moral o biopolítico. Las cosas se hacen transparentes cuando se expresan en la dimensión del precio y se despojan de su singularidad. La sociedad de la transparencia es un infierno de lo igual. Google y las redes sociales, que se presentan como espacios de libertad, se han convertido en un gran panóptico, el centro penitenciario imaginado por Bentham en el siglo XVIII, donde el vigilante puede observar ocultamente a todos los prisioneros. El cliente transparente es el nuevo morador de este panóptico digital, donde no existe ninguna comunidad sino acumulaciones de Egos incapaces de una acción común, política, de un nosotros. Los consumidores ya no constituyen ningún fuera que cuestionara el interior sistémico. La vigilancia no se realiza como ataque a la libertad. Más bien, cada uno se entrega voluntariamente, desnudándose y exponiéndose, a la mirada panóptica. El morador del panóptico digital es víctima y actor a la vez. «Sería necesario ejercitarse en la actitud de la distancia. La distancia y la vergüenza no pueden integrarse en el ciclo acelerado del capital, de la información y de la comunicación.» El alma de los pobres El País | Fernando Esteve Mora Una de las características definitorias del gran escritor catalán Josep Pla es su agudísima sensibilidad para captar la realidad de las relaciones humanas que suele esconderse tras múltiples velos culturales o ideológicos. Sus cuadernos de notas aparecen así trufados de observaciones acerca de lo que, en principio, podría pensarse que no son sino pequeños detalles, mínimos aspectos del mundo de los hombres, pero que, cuando alguien como Pla nos hace caer en la cuenta, resultan ser de importancia para entenderlo y orientarse en él. Un ejemplo de “pequeña” observación, que aparece en sus Notas dispersas, es la siguiente: “Una de las cosas más curiosas de este país es la enorme cantidad de pobres que tiene la misma alma que los ricos —que desprecian a los demás pobres como los desprecian los ricos—”. Y antes de seguir hay que advertir que no hay que llamarse a engaño con la referencia a “este país” porque si bien Pla gusta de referirse de modo explícito al microcosmos que conforman los pueblos de la Cataluña rural, sus observaciones aspiran las más de las veces a tener un alcance universal. Que es lo que pasaría, en mi opinión, en este caso. El desprecio de muchos de los pobres por los de su condición no sería una anomalía, algo exclusivo de los payeses del Ampurdán, de los catalanes o de los españoles, sino que, para los que pensamos que Pla anda en lo cierto, estaría siempre presente en mayor o menor grado en el modo de proceder de los pobres entre sí en toda sociedad estructurada posicionalmente siguiendo un criterio económico: el de tanto tienes, tanto vales. Y el asunto no es baladí, pues frente a la supuesta “solidaridad de clase” que tantos políticos y analistas suponen que la mayoría de los pobres se guardan siempre entre sí y que debería regir su comportamiento político en las urnas, lo que se sigue de una apreciación como la de Pla apuntaría a que tal cosa, cuando se da, no sería ni habitual ni mayoritaria, sino en todo caso fruto de un “trabajo” educativo o político que buscase crearla modificando esa propensión al desprecio entre los de abajo. Pues bien, puede que sea “normal” o “explicable” que los individuos de estatus económicamente inferior tengan una deferencia con los de clase superior. De igual manera, también puede parecer “normal” que los de estatus superior “minusvaloren” a los de estatus inferior. Son comportamientos que es incluso posible que estén insertos en nuestro código genético, como parecería seguirse de la observación de que son formas de actuar que compartimos con nuestros “primos” biológicos, tal y como aparecen repetidamente en ese ejemplo de ciencia social que es la Política de los chimpancés de Frans de Waal. Pero lo que parecería ser exclusivamente humano, demasiado humano, sería ese desaprecio que muchos de los de abajo se guardan entre sí, y del que no es infrecuente encontrar manifestaciones por doquier. Una posible explicación a ese desprecio podría venir de la mano de una reflexión de Rafael Sánchez Ferlosio, quien hace algunos años señalaba cómo el comportamiento en el consumo de bienes conspicuos por parte de los pobres estaba dirigido por la imperiosa necesidad que cada uno de ellos sentía por mantener una distancia posicional con el resto, ya que, en los estratos sociales más bajos el “no ser
  • 29. menos” equivale a “no ser menos que los últimos”, pues por debajo no queda, socialmente, más que el suelo: “no ser nadie”, “ser un muerto de hambre” (La mano visible, EL PAÍS, 26-10-1992). Anhelo este de distinción de los pobres entre sí que, condenado inevitablemente al fracaso para la mayoría y más en una situación de crisis económica, llevaría a muchos de ellos, como modo de compensar psicológicamente ese fracaso, al desprecio de los de que están en igual o parecida situación. Uno de los ejemplos que validan la tesis de Pla es el experimento ya clásico de la Psicología Social llevado a cabo por A. N. Doob y A. E. Gross en 1968 en el que analizaban la reacción de unos conductores ante un anodino hecho cotidiano: la tardanza en arrancar del vehículo que se encontraba delante de ellos en un semáforo en rojo. Lo que constataron fue que la habitual respuesta de algunos de los conductores que se encontraban retenidos —tocar el claxon, comportamiento que se usó como indicador de agresividad—, sucedía de modo distinto si el coche que se demoraba en arrancar era de alta o de baja gama. Si era de baja gama, viejo o destartalado, los bocinazos empezaban al poco de cambiar a verde el semáforo, en tanto que si el coche era de alta gama, los demás conductores demostraban su deferencia ante el estatus superior de su propietario no haciendo sonar sus cláxones o dejando pasar mucho más tiempo antes de ponerse a hacerlo. El experimento se ha repetido alterando las condiciones del mismo, estudiando por ejemplo cuán diferente era el comportamiento agresivo de los conductores retenidos en función de su propio estatus socioeconómico. Por lo general, los vehículos de estatus más bajo siempre suelen estimular reacciones más rápidas (y, por tanto, más agresivas) que los vehículos de estatus más alto, si bien suele observarse que los conductores de vehículos de más estatus reaccionan más agresivamente cuando se ven frustrados que los de más baja gama. En una línea similar puede citarse otro experimento más reciente de Nathan Pettit y Robert Lount en el que se muestra que la gente suele esforzarse más en derrotar a los rivales más débiles que en desbancar a los más fuertes. Se trataba en este caso de un equipo de estudiantes de la universidad de Cornell al que se le dijo —falsamente— que estaban compitiendo haciendo distintas tareas contra otro equipo de otra universidad que ocupaba un ranking más alto (o más bajo) que Cornell. Pues bien, se observó que cuando los estudiantes pensaban que se estaban enfrentando a una universidad de menor rango, lo hicieron mucho mejor que cuando pensaban que se enfrentaban a una universidad de más alto rango. No es difícil poner este tipo de comportamientos con otros de relevancia social y política. Los juicios mucho más duros que los de abajo suelen hacer de las modestas triquiñuelas de sobrevivencia que hacen sus semejantes en estos tiempos de crisis en comparación con las evaluaciones más leves de las enormes corruptelas, patrimonio de los de arriba o la infundada creencia de que la actual plutocracia es una meritocracia merecedora de respeto, no serían sino muestras de esa transformación del otrora orgulloso proletariado en el actual y melindroso “precariado” al que solo le alcanzan las fuerzas para menospreciar a los que aún están más abajo, los “poligoneros”, como tan bien ha descrito Owen Jones para el caso británico en su obra Chavs. Y si ello es así, si la observación de Pla es ahora quizás más real que nunca, fácil es comprender las dificultades que hoy afrontan en las urnas quienes propugnan políticas económicas de corte igualitario o redistributivo. Porque bien lo tienen los pocos ricos en su sempiterno enfrentamiento con los muchos pobres cuando pueden contar a su favor con que en los cuerpos de muchos de estos anidan reflejos de su propia alma, de alma de rico. Fernando Esteve Mora es profesor titular de Teoría Económica de la Universidad Autónoma de Madrid. Sobre Thomas Mann Ismael Carvallo Robledo Comentario general sobre la figura y obra de una de las cimas de la literatura en lengua alemana, particularmente en función de La Montaña Mágica y el Doctor Faustus.
  • 30. Thomas Mann: 1875–1955 «Yo también soy un ‘burgués’. Pero el simple hecho de saber cuál es hoy la situación histórica de la burguesía significa ya que se escapa a esta forma de vida y que se lanza una mirada de lado a una forma nueva…Desde el momento en que uno se reconoce, no se es ya el hombre que se era.» Informe parisiense. Thomas Mann Maestro indiscutible del estilo elevado, grave y sinfónico. Resumen en clave germánica del fin dramático de toda una época: la del optimismo liberal burgués europeo del siglo XIX que frenaba la posibilidad de comprender los problemas y contradicciones desencadenados por el sistema capital–imperialista en cuya cima se situaba él mismo como cobertura de legitimación ideológica. Ese liberalismo abstracto con el que se ha intentado –y se intenta– matizar o anular la ideología política más poderosa sobre la faz de la tierra desde Napoleón: el nacionalismo, y que no pudo entender las razones que hicieron que Hitler pensara que él y solo él, con el pueblo alemán a su pies, era el único verdaderamente capaz de detener a Lenin, del mismo modo en que tampoco ha sido capaz de aceptar o comprender las razones por las que solamente pudo ser Stalin, con el pueblo ruso desplegado en estratégica guerra patria, el que haya parado a su vez a Hitler en Stalingrado y en Berlín. Se trató de la colisión histórica de dos grandes nacionalismos: el alemán y el ruso. Otra cosa es que, estratégicamente hablando, Hitler haya cometido los dos mismos errores que Napoleón: no invadir Gran Bretaña y haber intentado invadir Rusia. Y es que la realidad de las cosas es que la primera gran víctima ideológica del proceso de concentración y expansión monopolista que se abría paso a escala imperial en el tránsito del siglo XIX al XX fue el liberalismo en su versión democrática, habiéndose hecho estallar por los aires a su núcleo duro doctrinal: la idea, prefigurada de alguna manera ya desde Vico, de que el hombre es una entidad que se singulariza de forma tal que se afirma en su capacidad para «hacer su historia», y que, al menos en teoría, al hacerla se convierte también, y de manera preponderante, en su protagonista. El último gran realista burgués, diría Lukács de Thomas Mann, entendiendo a ese realismo burgués como continuación de la rebelión humanista contra, precisamente, el capitalismo en fase imperialista. Era la opción más digna en el campo burgués, a juicio de Lukács. La otra era la salida o –quizá más bien– escapatoria vanguardista–decadente, anti–realista: ante la imposibilidad de hacer inteligible el caos de la realidad en el mundo capitalista burgués, se busca la salida en el absurdo, en la nada o en el mareo de la carencia de sentido de la vida humana. La otra gran plataforma que como alternativa histórica veía Lukács era obviamente que la socialista, el realismo socialista. De un lado, entonces, o realismo crítico burgués o vanguardismo decadente negador de la realidad; del otro, el realismo socialista (Gorki, Shólojov) más afín al realismo clásico del siglo XIX –como, por ejemplo, el de un Balzac–, caracterizado por la unidad y consistencia objetiva en las conexiones que estructuran el drama, frente a la dispersión y el dislocamiento de la unidad objetiva de la literatura vanguardista. No es entonces, nos dice Lukács en Significación actual del realismo crítico (Era, México, 1963; original en alemán de 1958), una antítesis entre el realismo socialista y la decadencia burguesa, «sino, por el contrario, entre el realismo crítico burgués y el vanguardismo decadente. En consecuencia, no se trata de que el escritor, para encontrar una salida a la actual crisis social e ideológica cuyo reflejo es
  • 31. el problema central de la literatura de nuestra época, tenga que situarse en el terreno del socialismo, tenga que afirmar el socialismo; se trata simplemente de que él –en su propio interés humano y artístico– no rechace el socialismo a limine, no tome incondicionalmente una posición en contra del socialismo. Pues con ello –y esto es lo esencial de estas consideraciones– llegaría a obstruir su propia visión del porvenir, se confundirían sus facultades para ver el presente tal como es, y se privaría de la posibilidad de crear obras dramáticas, obras con una perspectiva artísticamente fructífera.» Pag. 77. No se trata –o se trataba, para la época de Mann y Lukács–, entonces, de tomar partido necesariamente por el socialismo, sino tan solo de contemplarlo dialécticamente como alternativa histórica en el proceso de plasmación estético–literaria de la realidad en el momento de ponderación y crítica de la opción realista en literatura. Acaso podamos encontrar, nos parece, una exposición metodológico–sistemática similar –no podría ser de otra manera tratándose de otro gran dialéctico– en el prólogo que el profesor Gustavo Bueno hace a su monumental Primer ensayo sobre las categorías de las «ciencias políticas», escrito ni más ni menos –y precisamente– que en 1991, luego del fracaso, por su colapso, de la alternativa socialista realmente existente, la soviética; una caída ante la cual, no obstante, lejos de darle la espalda, nos sitúa en la obligación dialéctica de encarar su estructura, fundamento y funcionamiento a fin de bascular las razones objetivas y concretas de su desmoronamiento histórico, y el grado de racionalidad inmanente a esta o cualquier otra alternativa política: «Consideremos, por vía de ejemplo, las dos familias de opciones generalísimas que nos abre la vida social en sus relaciones con la acción política, a saber, las opciones aristocráticas y las opciones socialistas –las opciones orientadas al beneficio de un grupo (incluso de una nación, considerada privilegiada) a costa de los demás hombres, y las opciones orientadas al beneficio de todos los hombres. No se trata de apelar, como hemos dicho, para inclinarnos por una u otra opción por motivos morales, edificantes, o al deber ser del que alguien pudiera sentirse mediador o guardián, pues no podemos arrogarnos este título más que cualquier otro hombre. Sólo podemos apelar, no ya a lo que debe ser moralmente, sino a lo que es racional. La pregunta se planteará así: ¿puede demostrarse que es irracional toda opción aristocrática, o bien que lo es toda orientación socialista? Aun cuando por hipótesis la defensa de la opción aristocrática pueda utilizar argumentos tan filosóficos (tan verdaderamente filosóficos) como la defensa de la opción socialista, ¿no cabría concluir que esta opción es sin embargo la opción filosófica verdadera? Aun cuando la inclinación por estas opciones no pueda tomarse aisladamente sino sólo tras haber debilitado la contraria, ¿no sería suficiente resultado el poder proponer la propia opción como siendo una opción tan filosófica, por lo menos, como la opción opuesta, aun concediendo que sólo por el enfrentamiento con ella la propia opción se configura y cobra sus propias proporciones?» (Gustavo Bueno, Primer ensayo sobre las categorías de las “ciencias políticas”, Logroño, 1991, p. 24) El acometido de Mann fue entonces el de encarar y retratar acuciosamente la decadencia, la caída abrupta y el colapso que, ante su advenimiento, no podía dejar de anunciar y describir. ‘La época de que hablo, para la cual yo había profetizado mi muerte, nos dice en Los orígenes del Doctor Faustus, fue un período de verdadera decadencia, lenta y progresiva’. Testigo, pues, de la caída de un mundo al que no necesariamente despreciara pero que, habiéndolo visto pactar con el diablo, no le quedaba otra más que describirlo vivamente con severidad atenazada por el nervio y la inminencia trágica. «Se acabó ya –nos dice en el Epílogo de su Faustus–. Un hombre viejo, encorvado, deshecho casi por los horrores de la época en que escribió y por aquellos que son objeto de su narración, contempla con vacilante complacencia el alto montón de las cuartillas que su esfuerzo animó, que son obra de mi industria, producto de estos años, tan llenos de sucesos presentes como de pasados recuerdos. He dado cima a una tarea que, dada mi naturaleza, no era yo el más apto para llevar a cabo, pero a la que me llamaron el cariño, la lealtad y el deseo de ofrecer un testimonio fiel.» Era un alemán hasta la médula incapaz de contener su temor por el destino de su pueblo: ‘a mí me asustaba el título. Se trataba, claro está, de la palabra “alemán”’, afirmará también en Los orígenes. Esto explica las siguientes palabras de Serenus Zeitblom, el atormentado doctor en filosofía y narrador de la vida llena de frialdad de su amigo Adrián Leverkühn en Doctor Faustus: «Me horrorizo de mí mismo y me horroriza la situación violenta en que, por la fuerza del destino, se encuentra el alma alemana. Porque claro está que sólo pienso en uno de los dos “modos”. Sólo con ese modo cuento y en él confío, a despecho de los dictados de mi conciencia ciudadana. Una propaganda que
  • 32. no se da punto de reposo ha conseguido evocar en todos nosotros las consecuencias ruinosas, terribles y definitivas de una derrota alemana hasta el punto de hacernos temer esta derrota más que cualquier otra cosa en el mundo. Y no obstante, hay algo que algunos de nosotros, en ciertos momentos como avergonzándonos, en otros con franca resolución, tememos más aún que la derrota alemana, y ello es la victoria alemana. No sé cuál de estos sentimientos domina en mí. Quizás un tercero, que consiste en desear la derrota sin vacilaciones, pero con constantes remordimientos de consciencia. Mis deseos y mis desesperanzas me obligan a oponerme a la victoria de las armas alemanas porque bajo su loza quedaría enterrada la obra de mi amigo, prohibida y olvidada quizá durante un siglo, condenada al destierro en su propia época y a no recibir más honores que los históricos de la posteridad. Este es el motivo especial de mi crimen…» Thomas Mann fue un pintor de almas y de épocas que concibió la vida literaria como un gran campo de batalla, y que sabía que el problema central de toda gran literatura realista era no ya tanto dar respuesta sino la formulación más adecuada a la pregunta sobre lo que es el hombre y el significado de su existencia histórica, que es, por necesidad, una existencia nacional. Ya se trate de Aquiles o de Werther, de Edipo o de Tom Jones, de Antígona o de Ana Karenina, de Don Quijote o de Vautrin, nos dice nuevamente Lukács en Significación actual del realismo crítico, «el elemento histórico–social, con todas las categorías que implica, es inseparable de lo que Hegel llamaba su realidad efectiva, de su ser en sí, de su modo ontológico esencial, para usar un término de moda. La singularidad puramente humana, profundamente individual y típica de estas figuras, su manifestación artística, está inseparablemente unida a las circunstancias concretas, históricas, humanas y sociales de su existencia.» Las grandes ideas, o quizá más bien los grandes planteamientos problemáticos, constituyen la acción unificante de la totalidad elegida en cada obra de Thomas Mann, nos dice ahora José Revueltas en peculiar y penetrante texto prácticamente desconocido o poco referido, titulado A cien años del nacimiento de Thomas Mann: la vida vista desde La Montaña Mágica, de 1975. En esta novela–tratado, como le llama Revueltas, «Todos esos componentes, sin excluir ninguno, situaciones, trama, acción, paisaje, atmósfera, hacen de La montaña mágica una estructura rítmica de ideas, que obedece al dibujo geométrico de una sinfonía grandiosa donde todos los instrumentos están sabiamente concertados: el sentido múltiple del tiempo, la libertad y la sumisión, el Estado y la persona, la tortura y la confesión, el amor, la belleza y la fealdad, la vida y la muerte.» (En Visión del Paricutín (y otras crónicas y reseñas), Era, México, 1983, p. 290). Como si lo verdaderamente significativo de la vida histórica del hombre estuviera cifrado en la decadencia mortal; como si solamente en el momento de la caída definitiva, o, también, en el singular estado de enfermedad, es donde aparecen con luminosidad cristalina las claves de la vida como drama político, como drama de la historia. Habla Thomas Mann en La Montaña Mágica: «La enfermedad es perfectamente humana –replicó de inmediato Naphta–, pues ser hombre es estar enfermo. En efecto, el hombre es esencialmente un enfermo, y el hecho de que esté enfermo es precisamente lo que hace de él un hombre, y quien desee curarle, llevarle a hacer la paz con la naturaleza, “volver a la naturaleza” (en realidad no ha sido nunca natural), todo lo que hoy se exhibe en materia de profetas regeneradores, vegetarianos, naturistas y otros, todo ese estilo Rousseau, por consiguiente, no busca otra cosa que deshumanizarle y aproximarle al animal.» En carta a Juan García Ponce, ese proverbial, fino y extrañamente olvidado ensayista católico mexicano que fue José Villaseñor (1928–1968), centra sus reflexiones sobre el Faustus y La Montaña de Mann en torno de la idea del desarraigo (¿o desgarradura quizá?). Sus consideraciones son del siguiente tenor: «Entiendo por qué después de la Montaña mágica, Thomas Mann hizo el Doctor Faustus. Es su continuación obligada. Adrián es hijo de Hans Castorp, un hijo nacido ya en el círculo mágico del sanatorio Berghóf, un enfermo constitucional.» En La Montaña Mágica, Hans Castorp atestigua la enfermedad; en Doctor Faustus Adrián Leverkühn es él mismo la enfermedad de su época, es un muerto en vida. Tiene lugar un desplazamiento, una traslación del centro de gravedad en la configuración de la obra. Y entonces continúa Villaseñor: «En la Montaña Mágica se nos muestran las causas y el proceso del desarraigo. Vemos por qué Hans Castorp se evade del mundo de abajo –la realidad, la vida, la comunión activa– y cómo se adapta
  • 33. progresivamente al de arriba. Vemos cómo la enfermedad –orgánica y psíquica–, latente y adormecida en la llanura, despierta ante el estímulo de una ascensión vertiginosa, sobrecargada de las más variadas impresiones: congestión por exceso de riqueza cualitativa y por falta de tiempo orgánico para asimilarla. Resultado: el nacimiento de un nuevo Hans Castorp, proteico, ebrio de cualidades, sin ningún dominio sobre su riqueza interior, sino a la entera merced de ella. Pero Adrián Leverkühn no tiene por qué experimentar esos mareos. Él es un nativo de la Montaña, y como tal, en posesión del orden inmanente que gobierna ese caleidoscopio siempre variante de espejismos. El mundo desarraigado de la cultura fáustica tiene para él una estructura matemática, y eso le basta. Adrián es entonces un verdadero muerto para la vida. Por eso he hablado de autopsia: porque a la luz fáustica el mal de desarraigo se convierte en una realidad ontológica. Ahí tienes mi versión provisional del Doctor Faustus. Me quedo pues con la Montaña Mágica, porque prefiero ser un ebrio de cultura y no un muerto por ella y para ella, porque prefiero pensar que el desarraigo es un trastorno fenomenológico y no una estructura metafísica.» (José Villaseñor, Ensayos y reflexiones, UAM, México DF, 1990) Alemania como la gran plataforma de la existencia histórica del hombre, del hombre burgués retratado críticamente, y la vida quizás entonces, también, como el lamento donde se configura una pasión. Como si Mann no dejara de repetirnos que ser hombre es estar enfermo, y que todo en realidad es cuestión de tiempo. Este es, podríamos decir entonces, el gran bastidor histórico donde se despliega el sorprendente empeño creativo de esta figura gigantesca de las letras universales que fue Thomas Mann. Estas son las letras finales de su Epílogo a ese grave e inigualable Faustus, donde nos habla distanciado como hombre solitario que, en gesto de plegaria, cruza con calma sus manos: «Alemania entonces, enrojecidas las mejillas por la orgía de sus deleznables triunfos, iba camino de conquistar el mundo, en virtud del tratado que firmara con su sangre y que trataba de cumplir. Hoy se derrumba, acorralada por mil demonios, un ojo tapado con la mano, el otro fijo en la implacable sucesión de catástrofes. ¿Cuándo alcanzará el fondo del abismo? ¿Cuándo, de la extrema desesperación, surgirá el milagro, más fuerte que la fe, que le devuelva la luz de la esperanza? Un hombre solitario cruza sus manos y dice: “¡Amigo mío, patria mía, que Dios se apiade de vuestras pobres almas!”» ¿Qué hubiera dicho Thomas Mann de haber vivido lo suficiente como para constatar con nosotros el hecho indiscutible e inquietante, enormemente inquietante de que, a la vuelta del siglo XX, y luego de recuperarse de la derrota en dos guerras mundiales, una de las grandes triunfadoras ha sido ni más ni menos que Alemania? La guerra que cambió el destino de Europa
  • 34. El País | Julián Casanova “La primavera y el verano de 1914 estuvieron marcados en Europa por una tranquilidad excepcional”, recordaba años después Winston Churchill, alimentando esa idea nostálgica de la estabilidad europea en tiempos de la Alemania imperial de Guillermo II o la Inglaterra de Eduardo VII, de contraste entre los “good times” y el período de grandes convulsiones políticas y sociales inaugurado por el estallido de la Primera Guerra Mundial en agosto de 1914. Cuando comenzó esa guerra, Europa estaba dominada por vastos imperios, gobernados —excepto Francia, donde había surgido una república de la derrota en la guerra con Prusia en 1870— por monarquías hereditarias. La nobleza ejercía todavía un notable poder económico y político. En Gran Bretaña, Francia o Alemania, por citar a las naciones más poderosas, una oligarquía de ricos y poderosos, de buenas familias, de nobles y burgueses conectados a través de matrimonios y consejos de administración de empresas y bancos, mantenía su poder social a través del acceso a la educación y a las instituciones culturales. Muchos ciudadanos europeos tenían restringida la libertad para hablar su idioma o practicar su religión y sufrían notables discriminaciones por el género, la raza o la clase a la que pertenecían. Las mujeres no votaban, con excepciones como la de Finlandia que les había concedido el voto en 1906, y en raras ocasiones se les permitía poseer propiedades o llevar sus propios negocios. Antes de 1914, la democracia y la presencia de una cultura popular cívica, de respeto por la ley y de defensa de los derechos civiles, eran bienes escasos, presentes en algunos países como Francia y Gran Bretaña y ausentes en la mayor parte del resto de Europa. Fue ese orden el que comenzó a desmoronarse cuando Austria declaró la guerra a Serbia el 28 de julio de 1914, un mes después del asesinato en Sarajevo del heredero al trono austriaco, el archiduque Francisco Fernando. A partir de ahí, las tensiones y rivalidades entre los diferentes Estados la convirtieron en una guerra general, primero europea y, tras la entrada de Estados Unidos el 6 de octubre de 1917, mundial. Y aunque los gobiernos de los principales poderes, desde Rusia a Gran Bretaña, pasando por Alemania y Austria-Hungría, contribuyeron a poner en riesgo la paz con sus movilizaciones militares, ninguno de ellos había hecho planes militares o económicos para un prolongado combate. Esperaban que la guerra fuera corta porque sabían que si entraban en guerra todos la vez, algo que posibilitaba el sistema de alianzas pactado unos años antes, el dinero y las energías gastadas podrían conducir a la bancarrota de la industria y del crédito en Europa. Al declarar la guerra en agosto de 1914, argumenta la historiadora Ruth Henig, “los poderes europeos contemplaban una serie de encuentros militares cortos e incisivos, seguidos presumiblemente de un congreso general de los beligerantes en el que confirmarían los resultados militares mediante un arreglo político y diplomático”. Guillermo, el príncipe heredero de la corona alemana, ansiaba que la guerra fuera “radiante y gozosa”. El ministro ruso de la Guerra, el general V.A. Sukhomlinov, se preparaba para una batalla de dos a seis meses y las
  • 35. expectativas británicas eran que sus fuerzas expedicionarias estuvieran en casa para Navidad. La guerra, sin embargo, duró cuatro años y tres meses y el entusiasmo que exhibieron a favor de ella la mayor parte de las poblaciones de los países beligerantes, incluidas las clases trabajadoras, se evaporó relativamente pronto, especialmente en Europa central y del este. La escasez de comida y de materias primas y los numerosos conflictos que se derivaron de las duras condiciones en que se desarrolló la guerra formaron el telón de fondo de las revoluciones de 1917 en Rusia que sucesivamente derribaron al régimen zarista y llevaron a los bolcheviques al poder, el cambio revolucionario más súbito y amenazante que conoció la historia del siglo XX. En 1919, solo quedaban los imperios británico y francés. Todos los demás habían desaparecido y con ellos, un amplio ejército de oficiales, soldados, burócratas y terratenientes que los habían sostenido. En el siglo que transcurrió entre el Congreso de Viena en 1815, que puso fin a la era de Napoleón, y el estallido de la Primera Guerra Mundial, Europa fue el escenario de dos grandes guerras que destacaron sobre otros conflictos más localizados: la guerra de Crimea, de 1854-56, dejó unos 400.000 muertos; la que enfrentó a Francia y a Prusia, en 1870-71, causó 184.000 víctimas. Más de ocho millones de personas murieron en la Gran Guerra de 1914-1918, una cifra a la que habría que añadir las víctimas de la pandemia de gripe de 1918-19, que golpeó con severidad a una población debilitada por los efectos de la contienda. Antes de 1914, los civiles muertos en las guerras eran pocos comparados con quienes las combatían. En la Primera Guerra Mundial, las víctimas civiles mortales ya representaron un tercio del total; en la Segunda, superaron los dos tercios. El “embrutecimiento” causado por la primera de esas guerras, con terribles consecuencias, dio paso a que las poblaciones civiles se convirtieran en objeto de acoso y destrucción. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, el destino de Europa comenzó a decidirse por la fuerza de las armas. Fue un conflicto de una escala sin precedentes, con dos frentes principales, uno occidental y otro oriental, con la aparición, por primera vez en la historia, de los bombardeos aéreos, después de que las batallas por tierra y por mar hubieran sido durante mucho tiempo las principales manifestaciones de la guerra. Ya a comienzos de 1915 hubo ataques con bombas desde el aire, ejecutados por británicos y alemanes. Y las atrocidades cometidas sobre la población civil demuestran que esa guerra inauguró una nueva época en la violencia entre Estados, que alcanzó su cénit en la Segunda Guerra Mundial. Según la investigación de John Horme y Alan Kramer, 6.427 civiles belgas y franceses fueron asesinados por las tropas alemanas invasoras en agosto de 1914, apenas comenzada la guerra, y la persecución y muerte de civiles fue también habitual en el frente este, protagonizada por soldados alemanes, austriacos y rusos. Cientos de miles de lituanos, letones, polacos y judíos fueron deportados al interior de Rusia. Aunque el ejemplo más claro de ese “embrutecimiento” alimentado por la Gran Guerra, un claro precedente del genocidio nazi, fue el asesinato a sangre fría de al menos 800.000 armenios, entre 1915 y 1916, por las fuerzas armadas otomanas, una acción deliberadamente planeada y llevada a cabo por las elites del Estado otomano. La Primera Guerra Mundial, que decidió el destino de Europa por la fuerza, tras décadas de primacía de la política y de la diplomacia, ha sido considerada por muchos autores la auténtica línea divisoria de la historia europea del siglo XX, la ruptura traumática con las políticas entonces dominantes. Marcó el comienzo de la escalada de la violencia en esa era que se extendió hasta 1945, porque borró la línea entre el enemigo interno y externo, la frontera entre población civil y militar, fue el escenario de los primeros ejemplos de exterminio masivo de la historia y de ella salieron el comunismo y el fascismo, los movimientos paramilitares y la militarización de la política. La mayoría de los dirigentes de los grandes poderes en el momento del estallido de la Primera Guerra Mundial pertenecían a ese mundo exclusivo y elitista, estrechamente vinculado a la cultura aristocrática del Antiguo Régimen, con escasos conocimientos sobre la sociedad industrial y los cambios sociales que estaba provocando. Tras ella, ya nada fue igual. A los intelectuales y artistas les resultó casi imposible quedarse al margen de los grandes debates públicos. El comunismo y el fascismo se convirtieron en alternativas a la democracia liberal, vehículos para la política de masas, viveros de nuevos líderes que, subiendo de la nada, arrancando desde fuera del establishment y del viejo orden monárquico e imperial, propusieron rupturas radicales con el pasado. Como declaró Sir Edward Grey, ministro de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña, las luces se estaban apagando en Europa. Julián Casanova es autor de Europa contra Europa, 1914-1945 (Editorial Crítica). Mis diez libros favoritos de 2013 Ron Rolheiser (Trad. Benjamín Elcano) - Martes 31 de Diciembre del 2013
  • 36. “De gustibus non est disputandum” -que tiene su doble español en “De gustos no hay nada escrito”- es una famosa frase de san Agustín en la que sugiere que el gusto es algo subjetivo y lo que le atrae a una persona puede ser que no le guste a otra. Bajo ese dosel, me gustaría recomendaros los siguientes libros. De entre los que leí en 2013, estos diez se me quedaron en mí de un modo que los otros no lo hicieron. Así que, sin prometeros que vuestros gustos y los míos coincidan, aquí va esto. a.- Entre las diferentes novelas que leí, recomiendo: “Mi vida querida. Cuentos”, de Alice Munroe: Estos cuentos no os proporcionarán una fácil satisfacción moral, pero os abrirán horizontes. Son morales en el sentido de que llaman a las cosas como son. Munro podría haber titulado estos cuentos “¡Es lo que es!”. Después de publicar esta novela, ha ganado el Premio Nobel de literatura, sin que nadie se sorprendiera en Canadá. “Comportamiento de vuelo”, de Barbara Kingsolver: Esta es una novela sobre el calentamiento global, que no será para todos lo más apetecible, aunque todos aprenderán de ella. Más importante que su mensaje moral es la luz que brilla en nuestra vida ordinaria. Dicho desde el punto de vista de una mujer joven, atrapada en la pobreza y frustrada por su falta de educación y de oportunidades, Kingsolver desnuda brillantemente el corazón humano, con sus tentaciones y sus virtudes. “El hogar”, de Toni Morrison: Morrison no es fácil de leer, y su línea de cuentos no es siempre la más fácil de seguir; pero su estilo es arte, lo mejor, y su lenguaje lleva consigo un color y sentimiento que tiene pocos iguales entre los novelistas. No ganó el Premio Nobel, a pesar de merecérselo. b.- En el género de biografía e historia, estos libros sobresalen: “Hammarskjold, una vida”, de Roger Lipsey: Lipsey, usando montañas de material de los diarios y cartas de Hammarskjold, revela que este fue todo lo que se aludió en “Markings”, y más. Hammarskjold, como figura pública y en su vida privada, trató de reflejar la grandeza de la vida. Con cerca de 800 páginas -vale la pena un esfuerzo- cuenta la historia de una gran alma. “Dread sagrado, Raissa Maritain, el Encanto del sufrimiento y el Renacimiento Católico Francés (1905-1944)”, de Brenna Moore: Lectura no fácil, pero a cualquiera con interés en el mundo de Maritain, Leon Bloy, Charles Peguy y el Renacimiento Católico Francés en el comienzo del pasado siglo, se le dará una visión más profunda. “Cruz en el desierto”, de Kay Cronin: Un viejo libro, publicado en 1960, y ahora disponible sólo en librerías. Cronin traza la historia de los Misioneros Oblatos que vienen a Oregón y Columbia Británica, y abren iglesias allí. Yo fui verdaderamente movido por la abnegación y coraje de estos hombres y lo que realizaron. Intelectuales franceses muchos de ellos, fueron enviados al desierto con poca preparación, y sobrevivieron allí con ideales y fe, y con una tenacidad nada común. Con frecuencia no se podía disponer de comida, techo y médicos. La lectura de su historia me hizo estar, más que nunca, orgulloso de ser miembro de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada. “El hombre sombra. Una hija a la búsqueda de su padre”, de Mary Gordon: Nosotros sólo nos entendemos a nosotros mismos cuando entendemos a nuestros padres y el modo como sus virtudes y debilidades nos ayudaron a modelar nuestras almas. Mary Gordon, mejor que la mayoría de la gente, ha sido capaz de hacer esto. A muchos de nosotros nos resulta familiar su brillante libro sobre su madre “En torno a mi madre”. Aquí hace lo mismo con su padre. La manera como ella entiende a su padre nos ayudará a entender al nuestro. c.- En el área de espiritualidad, recomiendo vivamente: “El consuelo de paisajes feroces. Espiritualidad de desierto y montaña”, de Belden C. Lane. Muy al estilo de la obra “Soulcraft”, de Bill Plotkings, Lane nos adentra en una visión sobre el papel que la geografía puede jugar en modelar nuestras almas e indica cómo nosotros podríamos exponernos más deliberadamente a eso. Para Lane, la espiritualidad no es algo que debiera darse sólo en centros de oración privilegiados. Más bien, la naturaleza, el desierto, el viento y el sol también necesitan lavar por completo nuestras almas y cuerpos. “El redescubrimiento de valores. Guía para la recuperación económica y moral”, de Jim Wallis: Este libro debería venir con un aviso: te contrariará si eres un fiscal conservador; y en este caso, podría ser que quisieras proponerte este desafío. Wallis es tan cercano a “Dorothy Day” como es nuestra generación. “Ciudadano del mundo. Sufrimiento y solidaridad en el siglo XXI”, de Donald H. Dunson y James A. Dunson: Una vez, Sócrates dijo que primero era ciudadano del mundo, y sólo después, ciudadano de
  • 37. Atenas. ¿Cómo ensanchamos nuestros corazones y nuestras actitudes hasta el punto de vivir una ciudadanía que sea más amplia que nuestra propia etnia, nacionalidad, historia, geografía, auto-interés y afinidad natural? Donald y James Dunson tratan de responder a eso, y lo hacen con notable carácter. Este libro es una auténtica guía moral, lo que la profecía debería ser. Los buenos profetas no te rocían con acusación de culpa; más bien te hacen desear que seas mejor persona. Lo dicho: de gustos no hay nada escrito. 2014, el año de la revolución tranquila de Francisco 01 22:36:59 de enero de 2014 El año en que se van a poner en marcha los mecanismos con los que Francisco quiere llevar a cabo su revolución tranquila...(José Manuel Vidal). Siempre tuvo claro su programa reformista, que pasa esencialmente por descongelar el Concilio Vaticano II. Por eso, 2014 será, a mi juicio, el año en el que el Papa Francisco concrete su hoja de ruta. Con cambios profundos y radicales, con aperturas inusitadas, con decisiones llamativas, con pasos firmes y seguros. Un año de la verdad. El año en que se van a poner en marcha los mecanismos con los que Francisco quiere llevar a cabo su revolución tranquila. El Papa "del fin del mundo" se ha ganado el corazón de la opinión pública y publicada desde su primera aparición en la logia pontificia. Apoyado en el escudo protector de la gente, que acude en masa a escucharlo todos los miércoles y domingos del año, se protege del "fuego amigo" de los sectores más conservadores de la Curia y del catolicismo mundial. Sin provocarlos innecesariamente, pero tampoco sin dejarse paralizar por sus críticas (implícitas o explícitas, pero siempre a la contra), el Papa está activando un tsunami interno y externo, una nueva primavera de la Iglesia. Una primavera llamada a florecer en todas las estructuras y a todos los niveles eclesiales. Desde la cúpula a las bases. Amén de sus gestos llamativos y de sus palabras que calan y llegan al alma de la gente, Francisco comenzará a aplicar a la Iglesia, sin que le tiemble el pulso, una hoja de ruta reformista, cuyo plan detallado anunció el pasado 26 de noviembre, con la exhortación apostólica "Evangelii Gaudium" (La alegría del Evangelio). Aquel documento es el programa del "repara mi Iglesia en ruinas" del santo de Asís retomado y concretado por el Papa Francisco. Una revolución tranquila, pero revolución. Una clara ruptura. Un cambio de ciclo expresado en aquella célebre máxima bergogliana; "Primero el Evangelio y, después, la doctrina". Es el paso de la tristeza a la sonrisa, de las normas a la libertad, del rigorismo a la familiaridad, de