Edificando castillos en el aire: la necedad del orgullo
1. Capítulo 6
Edificando
castillos en el aire
E
l sabio imagina dos clases de constructores (14:1): uno edifica,
el otro destruye. No obstante, ambos tienen la misma intención,
que es construir. La diferencia entre los dos constructores es que
el primero tiene las habilidades y sabe cómo y dónde poner
sus manos; por el contrario, el segundo es tan torpe que cada uno de sus
movimientos es devastador. En lugar de colocar el ladrillo sobre la pared,
la derriba con sus propias manos. La ironía es que el primero realmente
ha edificado la casa aun sin darse cuenta de su contribución; en cuanto
al segundo, no solo no edificó nada, sino que también destruyó lo que ya
estaba allí. La ironía es que el último sigue edificando con convicción y
sin todas las pretensiones del constructor profesional que trabaja en un
proyecto de construcción muy importante; tiene todo el vocabulario
técnico, todas las herramientas sofisticadas, y todos los buenos gestos. No
obstante, el resultado es la nada. Construyó un castillo en el aire.
Salomón habló acerca de este tema en su otro libro: “Realicé grandes
obras: me construí casas, planté [...]. Consideré luego todas mis obras y
el trabajo que me había costado realizarlas; y vi que todo era absurdo, un
corrertras el viento”(Ecl.2:4,11,NVI).E1 sabio explica que la razón principal
para esta necedad es que el necio construye solo; no necesita de nadie sino
de sí mismo; él lo sabe todo. El sabio ofrece la alternativa y echa el cimiento
de una arquitectura correcta y segura. Frente al orgullo y la autosuficiencia
55
2. 56 LIBRO DE PROVERBIOS
del necio, el sabio presenta los valores de la humildad y de la dependencia.
Frente a los cielos vacíos del necio angustiado,el sabio proclama la realidad
de la presencia de Dios y la seguridad de que él tendrá la última palabra.
EL NECIO NO NECESITA DE NADA
Los dos primeros verbos sitúan el contraste entre el necio y el sabio.
Mientras el sabio “teme”, el necio “menosprecia”(14:2). Este proverbio no
significa que el sabio sea un cobarde y el necio, valiente. El temor implica
do aquí se refiere a la percepción de los demás, fuera de sí mismo. Significa
que él ve el valor de la otra persona. El sabio reconoce la verdad del otro
y siente la necesidad de ella. El necio menosprecia a todos, menos a sí
mismo; piensa que es rico y que no tiene necesidad de nada (Apoc.3:17a).
El resultado de esta actitud orgullosa es que el necio es como una vara
para sí mismo (14:3), pero llega a ser“desventurado, miserable, pobre, ciego
y desnudo”(Apoc. 3:17b).
El siguiente proverbio juega con esta imagen de riquezas alucinatorias.
El granero está vacío porque no hay bueyes para hacer el trabajo (14:4). La
vacuidad del granero revela la vanidad del trabajo del necio, que es “como
quien golpea el aire”(1 Cor. 9:26). La ironía es que el necio parece estar
interesado en la sabiduría;“busca la sabiduría”(14:6); participa en todos los
coloquios, donde brinda su iluminada opinión. No obstante, su agitación
alrededor de la sabiduría no lo lleva a ninguna parte. Habla acerca de la
sabiduría, pero no tiene idea de qué está hablando. Sus palabras suenan
sabias, pero eso es falsa sabiduría; es solo “engaño”(14:8). La tragedia es
que el necio no se da cuenta de su necedad, y esto empeora su condición
(14:9). El necio piensa en forma tan ambiciosa que construye un castillo;
no obstante.su obra se desmorona (14:11a). El sabio conoce en forma
modesta que recién ha levantado una carpa, pero esta todavía permanece
en pie (14:11b).
La conclusión es que lo que a un hombre le parece bueno y recto puede
revelarse como “camino de muerte”(14:12). No es lo que vemos, el brillante
proyecto que constituye el verdadero valor de algo: es lo que no vemos. La
risa puede esconder tristeza (14:13a),y lo que parece ser algo prometedor
3. EDIFICANDO CASTILLOS EN EL AIRE 57
se convierte en un lugar para lamentos (14:13b). La humilde carpa durará
más tiempo que un edificio impresionante. Esa parábola que contrasta el
edificio con una tienda bien puede contener una sutil alusión al Santuario
del desierto, construido bajo el control divino, versus el templo edificado
por Salomón (ver 2 Sam. 7:2-6). El punto es que un trabajo modesto con
Dios sobrevivirá a la gloriosa obra de los hombres.
El mecanismo psicológico de este proceso se descubre en el proverbio
siguiente. La persona que pierde su mente se alimenta a sí misma con “sus
caminos”;en contraste,el“hombre de bien”confía en lo que está porencima de
él (14:14).El carácter del sabio contrasta agudamente,entonces,con el carácter
del necio en muchos aspectos. Mientras que el necio “todo lo cree”(14:15a) y
consulta los horóscopos y los psíquicos, y confía en las virtudes de gemas y
cristales,el sabio teme a Dios yvigila cuidadosamente sus pasos (14:15b).
Paradójicamente, el necio que se burla del sabio por su fe ingenua y
sus temores infantiles es el que tiembla en un viernes trece y ante la vista
de un gato negro. Mientras que el necio “fácilmente se enoja”y “se muestra
insolente”(14:16,17) porque confía solo en sí mismo y en que tiene todas
las respuestas, el sabio se gloría del conocimiento que él no tiene de forma
natural y que adquiere penosamente. El necio tiende a menospreciar y a
oprimir a los que son pobres ante sus ojos (14:21,31) porque ignora a su
Hacedor (14:31). El necio no puede, entonces, ver el valor del que no es
como él. El sabio, por otro lado, ve el rostro de Dios en la cara de su herma
no, aun de su enemigo (Gén. 33:10). La razón por la que el sabio es capaz
de visualizar el valor de su hermano, aunque sea “pobre”,es que conoce a
su Hacedor y “lo honra”(14:31b), así como Jacob fue capaz de inclinarse
ante su hermano y abrazarlo porque recién había salido de su abrazo con
Dios (Gén. 32:22-32).
No sorprende, entonces, que el sabio tenga la capacidad de quitar la ira
(15:1) y transformar al enemigo en un amigo. La tradición rabínica define al
héroe de este modo:“¿Quién es un héroe? El que transforma un enemigo en
un amigo”(Avot de Rabí Nathan,23). Esto es lo que Jesús quiso decir cuan
do rogó a sus discípulos que amaran a sus enemigos (Luc.6:27).No les pidió
que los amaran como enemigos; esto habría sido puramente hipócrita, falto
4. 58 LIBRO DE PROVERBIOS
de ética e imposible de lograr. En cambio,Jesús quiso decir que entráramos
en una relación nueva con nuestros enemigos: que podamos amarlos y ser
amados por ellos. Pero, esto no puede hacerse sin la gracia de Dios (ver
Dan. 1:9).
LA PRESENCIA DE DIOS
En los capítulos 15 y 16, la referencia a YHWH (Jehová) alcanza su
máxima concentración (he contado veinte veces). Este énfasis en el centro
del libro de Proverbios debería alertarnos en cuanto al punto de vista
esencial del autor de Proverbios.La Presencia de Jehová es la que determina
sus conceptos del bien y del mal y por ello, su programa ético.“Los ojos de
Jehová están en todo lugar, mirando a los malos y a los buenos”(15:3). En
su otro libro, Salomón concluye su ensayo con la misma percepción, que él
sitúa en la perspectiva del juicio escatológico.“Dios traerá toda obra a juicio,
juntamente con toda cosa encubierta,sea buena o sea mala”(Ecl. 12:14).
Esta conexión estrecha entre los dominios religiosos y éticos inspira cada
aspecto de la vida. Afecta la manera en que hablamos. Nuestro hablar es
comparable con un “árbol de vida”, poniéndonos en el contexto del Jardín
del Edén; de otro modo,“la lengua insidiosa deprime el espíritu”(15:4, NVI).
La palabra hebrea rúaj, “espíritu”, se refiere tanto a una entidad espiritual,
la mente (Jos. 2:11; Sal. 32:2), como al “aliento”en concepto de principio de
vida (Sal. 104:29). El punto es que la vida espiritual tiene un efecto biológico.
También afecta la calidad de nuestros cultos de adoración y nuestras
oraciones. Nuestra mala conducta, nuestras mentiras y nuestros malos actos
anulan nuestra religión al eliminar su misma razón de ser, es decir, a Dios
mismo (15:8,9; cf. 15:29).Incide sobre la privacidad de nuestro pensamiento.
Este principio se afirma teológicamente: si Dios es capaz de penetrar
la oscuridad y la vacuidad de la muerte, él puede tanto más penetrar las
ondas de nuestros corazones sombríos (15:11). Por esto, la forma en que
pensamos y sentimos tiene un efecto poderoso sobre nuestra salud física:
“El corazón alegre”ilumina nuestro rostro, pero “el dolor del corazón”nos
impide respirar (15:13; cf. 15:30).Entonces,lo importante no es tanto lo que
tenemos sino cómo somos. No es lo que tenemos en el exterior lo que nos
5. EDIFICANDO CASTILLOS EN EL AIRE 59
hace gozosos, sino lo que tenemos adentro. Esta verdad se repite en este
pasaje de Proverbios con diversas variaciones: es mejor poco con Dios que
un tesoro con “turbación”(15:16); es mejor una comida sencilla con amor
que un banquete con odio (15:17; cf. 17:1); mejor es una viuda pobre que
una persona rica y orgullosa (15:25; cf. 16:19); es mejor un poco de dinero
con integridad que una cuenta bancada con soberbia (15:27; cf. 16:8);y es
mejor el dominio propio y la bondad que la fuerza y el poder (16:32).
LA SOBERANÍA DE JEHOVÁ
El argumento más decisivo para esta filosofía de la vida es que Dios es
quien conduce las operaciones y las conduce hacia el fin que él desea. La
omnipresencia de Dios garantiza el resultado correcto. Por activos y astutos
que hayamos sido en preparar las metas de nuestra vida, Dios es quien
asegurará su éxito o fracaso (16:1). El sabio explora todas las facetas de su
verdad e infiere de ellas las lecciones correspondientes. Debemos aprender
a ajustar nuestros planes y nuestros deseos a la voluntad de Dios. Que una
idea nos parezca grande no es suficiente para que sea correcta. Bien puede
ser que esa idea esconda intenciones malas y equivocadas, una ambición
personal o un deseo de venganza. Por lo tanto, debemos probar esta idea
a la luz de la perspectiva de Dios. Se nos advierte, de todos modos, que
“Jehová pesa los espíritus”(16:2). Él sabe lo que realmente hay detrás de
nuestras propuestas y planes.
El sabio aconseja que debemos dedicar nuestros planes y nuestros
trabajos a Dios (16:3a). Si lo hacemos, él nos promete que Dios los
cumplirá (16:3b). Qué extraordinario es que nuestros planes continúen
siendo planes nuestros; Dios no nos obliga a tener sus planes. Él respeta
nuestro pensamiento creativo. No obstante, estos planes deben concebirse
y modelarse a tono con la cosmovisión divina. Para asegurarnos de que
podrán realizarse, tenemos que asegurarnos de que participen de las
fuerzas de la vida,y no de la muerte.
El sabio sugiere la clave para esta forma de vivir. Sencillamente,
necesitamos recordar que “todas las cosas ha hecho Jehová para sí
mismo”(16:4). La idea no es que Dios creó el mundo y los seres humanos
6. 60 LIBRO DE PROVERBIOS
para sus propios intereses, como enseñan los mitos del antiguo Cercano
Oriente. Dios no creó a los seres humanos para que lo sirvieran a él sino,
por lo contrario, para servirlos a ellos y hacerlos participar de su gloria. El
propósito de Dios en la Creación es la belleza y la majestad de los cielos
y la tierra perfectas, y de los seres humanos, que cuentan la gloria de Dios
(Sal. 19:2; Gén. 1:26; cf. 1 Cor. 11:7). El propósito de Dios para la creación,
después de la caída,es volver toda la creación a su condición original, que
era la gloria de Dios. Nuestro propósito en la vida debe ser unir fuerzas con
Dios y participar en esta restauración de la gloria de Dios. Pablo implora:
“Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria
de Dios" (1 Cor. 10:31).
En respuesta, Dios nos asegura que él producirá el shalom aun para con
nuestros enemigos (16:7). Él es quien producirá el milagro de convertir a
nuestros enemigos en amigos,y hacerlo de manera tal que su Reine pueda
ser advertido aun aquí,sobre la Tierra,y que su voluntad sea cumplida (idat.
6:10). El sabio promete que para cualquier sueño que tuviere una persona,
Dios guiará y fortalecerá sus pasos de modo tal que sus sueños puedan
realizarse (16:9). Sin embargo, el sabio denuncia el abuso de poder que a
menudo tienta a los líderes. La sintaxis de los verbos (forma yusiva) sugiere
que el autor de Proverbios no describe aquí al rey presente sino al rey ideal,
cómo debe ser o no ser. El futuro rey no debe pensar que Dios bendecirá
todos sus planes, aunque sean perversos,sencillamente porque él es el rey.El
poder no nos da el derecho de engañar (16:11) y“hacer impiedad”(16:12). El
hecho de que podamos hacer algo no significa que se nos permita hacerlo.
El propósito del poder no es hacer lo que queramos sino lo que sea justo:
“Con justicia será afirmado el trono” (16:12). El poder del rey, por lo tanto,
está sometido a las normas de la justicia. El valor de esta verdad no está solo
afirmado dogmáticamente; el rey no debería hacer justicia simplemente
porque sea justicia,sino porque él ama la justicia (16:13) Nuestra dedicación
a la justicia no debe derivarse de un punto de vista legalista, sino que debe
florecer por el amor. De este modo, nuestro mensaje acerca de la justicia
debería irradiar la promesa positiva de la vitalidad, el gozo y la belleza de la
vida,en lugar de acarrear amenazas negativas de tristeza y de muerte (16:15).
7. EDIFICANDO CASTILLOS EN EL AIRE 61
En esa tarea, la búsqueda de la sabiduría es vital. En vez de buscar la
recompensa inmediata yvisible de la riqueza,el rey debe escoger la sabiduría
y evitar el mal (16:16,17). No es suficiente con estar en lo correcto y pretender
orgullosamente tener la verdad; debemos comunicar nuestra verdad con
humildad (16:18,19) y con la percepción de que todavía necesitamos de la
sabiduría de Dios (16:20).Además, la justicia de laVerdad que proclamamos
no es suficiente para hacernos justos ante los ojos de aquellos a quienes
enseñamos; tenemos que sopesar cuidadosamente nuestras palabras y hacer
que nuestro hablar sea agradable (16:21,24) y no arrogante, de modo que
nuestra verdad pueda ser bien recibida, que estimule el aprendizaje (16:21)
y genere una respuesta positiva (16:22a). De otro modo, la enseñanza será
contraproducente y promoverá la necedad (16:22b).
Fbr lo tanto, el sabio debe ser enseñable, lo que “aumenta el saber de
sus labios” (16:23, BJ). La justicia y la belleza de nuestras palabras no son
suficientes para hacer que seamos buenos maestros; debemos continuar
siendo buenos alumnos. Fbrque la honrosa posición de la enseñanza puede
darnos la ilusión de que ya no tenemos nada que aprender, por cuanto la
dolorosa tarea del aprendizaje nos obliga todo el tiempo a darnos cuenta de
que necesitamos aprender: cuanto más aprendamos, tanto más descubrire
mos que necesitamos aprender.En realidad,el sabio asegura que no debemos
confiar en nuestro juicio porque,a veces,podríamos tener la impresión,o aun
la profunda convicción, de que nuestro camino es recto, aunque finalmente
estábamos equivocados (16:25). Hemos estado tan convencidos de la
justicia de nuestra posición que no hemos escuchado antes a nadie. Fbr lo
tanto,somos culpables; y no lo es Dios.Aunque Dios controla el curso de los
eventos, permanecemos en libertad y somos plenamente responsables por
sus resultados.Nuestras malas acciones generarán el mal (16:26-30).
El sabio también anima a sus estudiantes a ser respetuosos del anciano
maestro. Su gran edad, más que constituir una limitación, realmente es la
razón de su“gloria”(16:3 la), especialmente si la persona anciana está“en el
camino de justicia”(16:31b). En otras palabras,el hecho de que el hombre
sea añoso no justifica nuestro desprecio; por el contrario, debe animarnos
a respetarlo. No obstante, la edad avanzada no es una garantía de sabiduría
8. 62 LIBRO DE PROVERBIOS
o una barrera segura contra la necedad.Aun el anciano necesita sabiduría.
Podemos ser ancianos y necios.
La lección máxima es que la sabiduría no nos llega de forma natural
con la adición de años o aun por la fuerza (16:32); el beneficio de la
sabiduría no depende de nuestros esfuerzos o de nuestro estatus. Es un acto
soberano de “suerte”. Extrañamente, aquí se sugiere la idea de la suerte.
El sabio se refiere a la costumbre de echar suertes (16:33). Los antiguos
israelitas, como sus vecinos,jugaban juegos de azar. Probablemente, usaban
piedrecitas marcadas con el fin de determinar una elección correcta por
hacer. Sin embargo, en la civilización bíblica, el echar suertes a menudo era
una manera de averiguar la voluntad de Dios en un dilema específico, tal
como la elección de un rey (1 Sam. 10:19ss.), la detección de un culpable
(Jos. 7:10-18; Jon. 1:7) o la distribución de las tierras (Isa. 34:17; Eze. 45:1;
47:22). El punto del proverbio es que, cualesquiera que sean nuestras
elecciones, los resultados pertenecen completamente a Dios. Salomón se
refiere a la misma “suerte”en su otro libro, cuando declara: “Ni es de los
ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni
de los prudentes las riquezas ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo
y ocasión acontecen a todos”(Ecl. 9:11).
Esta lección puede sonar extraña en el contexto de las Escrituras. No
obstante,es una declaración poderosa acerca de la soberanía de Dios. Desde
el punto de vista de Proverbios y de Eclesiastés,la sabiduría -como cualquier
forma de éxito- no es producto de nuestros propios esfuerzos humanos,sino
que esencialmente es un soberano acto de gracia de parte de Dios.